Author has written 13 stories for Card Captor Sakura, Harry Potter, and Twilight. Adiós. No sé bien cómo decir esto, así que el siguiente párrafo probablemente sea confuso, pero no podía irme sin despedirme de ustedes, que han estado ahí siempre, incluso cuando no había más nada y todo estaba mal. Me he quedado sin historias que contar, o, más acertadamente, conté todo lo que quería contar -casi-. Supongo que de alguna forma he ido contando la historia de los merodeadores sin darme cuenta todo este tiempo, de forma desordenada. Pero todo está ahí, si volteas un poco el cuadro, si giras un poco la cabeza eres capaz de verlo. Supongo que podría decir que escribí mi propio cannon. Porque mi Sirius se enamoró primero, mi Sirius es valiente, terco, extravagante, lo estremece una risa perruna, es salvaje y algo arrogante; pero ama con fiereza y defiende a su manada con garras y dientes. El abuelo Pólux le puso el nombre de la estrella más brillante porque estaba destinado a ser grande. Los merodeadores se pasean por los pasillos de piedra como sombras, Sirius y James tienen un record imbatible de detenciones. Remus Lupin es la mente maestra tras las bromas, ama los grandes clásicos de la poesía y le gusta cuando Sirius se tumba a su lado y le pide que le lea. Años después, sonríe cuando Sirius es capaz de recordar sus citas favoritas. Cuando hace frío usa capa tras capa de ropa y se le pone roja la nariz. Sirius es su escalera al cielo. Sirius berrea los Rolling Stones sobre su cama deshecha, como una superestrella explosiva y masiva “I can’t get no satisfaction”. Y Lily fue la primera que se dio cuenta de lo que significaban las miradas y los gestos de Sirius; y poco a poco a lo largo de los años fue armando de a pedazos el rompecabezas que son esos cuatro chicos. El primer beso de SiriusRemus fue junto a las gardenias del invernadero, cuando no pasaban de trece años. Las transformaciones de Remus lo partían a pedazos y Sirius lo sostenía hasta que era peligroso. Y una vez Sirius contó las pecas de Remus. Sirius se fue de casa con lo que tenía encima, dejo la Noble y Ancestral Casa de los Black y le dio la espalda a las flores del mal; pasó la noche siguiente en el ático de los Potter, escuchando clásicos del blues con Remus mientras afuera se caía Londres. Mis chicos pasaron su última Navidad atrincherados en el castillo, hubo una que otra guerra de bolas de nieve. Sirius le puso a su moto Sexy Sadie. Pasaron sus primeras vacaciones fuera de Hogwarts en la costa de torquay, Sirius se hizo adicto a los Doritos y vencieron a la noche. Después de la graduación mis chicos se fueron a vivir juntos a un apartamento en el Soho muggle, una guerra de pintura dejo las paredes de todos colores y Sirius nunca se molestó en arreglarlo. Cuando tuvo que pasar doce años en una celda en el infierno le aullaba a la luna, tuvo que enfrentarse al enemigo más terrible: él mismo; el carcelero de la celda 1842 podría contar muchas historias. Cuando Remus volvió a Hogwarts años después, para dar clases, los fantasmas de los otros tres merodeadores acechaban en cada esquina. Mi Sirius y mi Remus se reencontraron después de esos casi trece años y les costó volver a encontrar el camino de regreso, pero lo hicieron, volvieron a ser Lunático y Canuto. Sirius se sabe las cicatrices de Remus, se las aprendió con la lengua en la habitación del castillo y las repasó años después, se aprendió las nuevas y se reconcilió con las viejas. Cuando Sirius se fue, de forma definitiva, Remus intentó remplazarlo con otra persona de sangre Black, pero ella nunca fue Sirius; y él siempre estuvo demasiado roto, demasiado jodido y demasiado enamorado. Y, al final, al atardecer de su vida, Sirius pudo responder que sí, que había amado con vehemencia y fiereza y todo había valido la pena, y se sentó en su paraíso, en sus eternos diecisiete, a escuchar a Dylan y a fumarse un porro con James a esperar que llegara Remus. Mis merodeadores son los príncipes del universo. Y ese es mi cannon. Tiene algunos huecos, hay cosas que tengo escrito y nunca he publicado, como la historia del mapa, o de donde salió el nombre de “merodeadores”. Están esas otras historias que empecé y nunca terminé. Y están esas otras historias en mi cabeza, parte de mi cannon, como esa vez en la primera guerra cuando estaban en una misión y James, siendo el idiota que es, se distrajo y Sirius tuvo que recibir una maldición por él. Hay otra buena decena de pedacitos de mi cannon que no están en esta página, algunas otras cosas que se me escaparon y que algún día a lo mejor escriba. Por ahora paso más tiempo en mi otra vida, la no-virtual. No la “vida real”, porque Siirio es tan real como Gabriela, es la mitad nocturna. Por ahora siento que terminé, que dije lo que tenía que decir. Me hace infinitamente feliz haberlo compartido con ustedes, y por todo, por estar ahí siempre: ¡GRACIAS TOTALES! Travesura realizada (por ahora). |