La Venganza de Ozai

EPÍLOGO

Fandomme

Summary: Once años después de la batalla contra Funshutsu…

Disclaimer: ALLDA es propiedad de VIACOM y Nickelodeon. No sacó beneficios de esta historia.

Notas: De nuevo, quiero agradecer a todo el que ha leído, comentado, dibujado fan-art, o de alguna otra forma animado. Esténse atentos por un AU llamado Maestros Tormentas (indirecta, indirecta, ya está traducido ;P) próximamente en su suscripción de Author Alert más cercana.


ONCE AÑOS DESPUÉS

Katara abrió los ojos lentamente. Otro chirrido. Realmente tenemos que arreglar la galería este verano. Rápidamente los cerró con fuerza de nuevo, fingiendo dormir. Él avanzó lentamente, cuidadoso, silencioso, con su viejo sigilo aún en sus pasos. Ella hizo su respiración lenta y regular. Una mano descendió en su cabello, trazando el contorno de su oreja expuesta, su mandíbula, se movió hacia su boca.

Ella lo mordió suavemente.

-Farsante –exclamó Zuko.

-Pervertido –se defendió ella-. Honestamente, Zuko, ¿tomándote libertades con una dama mientras está durmiendo?

La piel alrededor de su ojo sano se arrugó.

-Ha sido una semana solitaria.

-Eso –convino ella-, es algo en lo que podemos coincidir.

Se acomodó junto a ella en el diván. Lentamente, empezó a desatarse las botas mientras miraba atentamente hacia la granja. Había grandes huertas en la meseta, ahora protegidos por delgados abedules. Sokka había aclarado los cuatro acres cercanos a la escuela y había hecho un espacio de entrenamiento: una cantera miniatura para que Toph y Saya enseñaran, un lago artificial para Katara y sus ayudantes, un círculo de arena para Iroh y Tom-Tom. En el rincón más lejano del terreno de entrenamiento, en su propio pedazo de césped, estaba el taller siempre en expansión de Sokka. Si Katara forzaba la vista, podía ver a Theo martillando algo sobre un yunque mientras un estudiante de fuego control cuidado sobre el metal para mantenerlo maleable. Pliable.

Zuko dejó las botas y medias a un lado, flexionando los pies. Le pasó un brazo alrededor de los hombros, suspiró y cerró los ojos.

-Entonces –empezó ella-, ¿cómo te fue?

Con los ojos todavía cerrados, se inclinó hacia ella y empezó a besarle el cuello.

-No quiero hablar de eso.

-Tan mal, ¿eh?

-Mjm.

Él se apartó, se apretó la nariz. Se inclinó hacia delante y apoyó los codos en sus rodillas.

-Quieren que le entregue la corona a Suzaku.

-Ni siquiera sabemos si puede hacer control, todavía. Es demasiado pequeña.

-Eso es lo que les dije. Pero lo de Kurzu... –sus manos brevemente se volvieron puños-. "No es el verdadero hijo del Señor del Fuego"

Katara hizo un sonido indignado en la garganta.

-¡Esas viejas cabras no pueden hacer fuego control ni la mitad de bien que Kurzu! ¡La próxima vez, voy contigo, y les diré a todos esos viejos fósiles puristas donde meterse!

Zuko rió.

-Por favor hazlo.

-Podría hacer que firmen un decreto de confianza para Kurzu. Podría controlar sus brazos…

-Dulzura –la calmó Zuko-. Kurzu tiene doce. Tenemos tiempo.

Katara se abrazó los brazos.

-Cada vez que pienso en esto, juro que me sale un sarpullido.

-Quizás necesitas un baño –sugirió Zuko, trazando su columna con los dedos.

Ella se giró hacia él.

-¡No te atrevas a tratar de distraerme! ¡Es el bienestar de nuestro hijo de lo que estamos hablando!

-Nuestro hijo está perfectamente bien. Está pasándola de maravillas. Mira –señaló Zuko. Tenía un ojo infalible para destacar la presencia de Kurzu en una multitud, y con frecuencia podía distinguirlo de entre otros maestros fuego de pelo negro en una escuadra de entrenamiento. En el momento, Kurzu estaba junto al lago, con los pantalones doblados hasta la rodilla, sin camisa, lanzándole diminutas bolas de fuego a una maestra agua llamada Pakak. Pakak las bateaba con una dominante interpretación de un penta-pus. Katara sintió la atención de Zuko animarse.

-Sabe como elegirlas, ¿no?

Katara lo codeó.

-¡Tiene doce!

-Aang tenía doce.

-Esto es diferente –entornó los ojos. Kurzu trató de nuevo, parecía que fallaba a propósito. Pakak se rió e hizo un gesto que decía ¿Qué, de nuevo? y retomaron la práctica-. ¿No?

-Eres tan ciega como Toph –se recostó contra el diván-. ¿Es buena estudiante?

-Una de las mejores.

-¿La familia?

-Zuko. Tú mismo lo dijiste. Él es chico. No vayamos a pedirle al calígrafo invitaciones todavía.

-Mis instintos…

La palma de Katara dio con su cara.

-Instintos. ¿Por qué siempre tiene que ser sobre instintos? –se paró-. ¿Quieres conocer a Pakak? Vamos a conocerla.

-No quiero conocer a Pakak. Quiero ir arriba y recuperar el tiempo perdido.

Katara sonrió.

-Voy a volver a casa contigo. Tendremos tiempo de sobra entonces –miró otra vez a su hijo-. Es solo que Kurzu parecía un poquito apagado; pensé que debía quedarme un poquito más…

-¡Por supuesto que está un poquito apagado! ¡Está encaprichado!

Su sonrisa fue de oreja a oreja ahora. Sin saberlo, su esposo sonaba cada día más como Iroh. La metamorfosis era bastante agradable de ver.

-¿Así que quieres conocer a tu futura nuera o qué?

Zuko se levantó solo del diván. Cuadró los hombros.

-Me gustaría ver a mis hijos.


Zuko hundió los dedos de los pies en el pasto antes de tomar su mano y dejar que lo condujera hasta el agua. Con cada paso que él daba, ella sentía que la tensión lo abandonaba. La pelea con sus ministros había existido casi desde cuando ella había adoptado formalmente a Kurzu y se había casado con Zuko. Zuko mantenía que el tenía el derecho de nombrar a su propio heredero; sus ministros clamaban que el Señor del Fuego necesitaba la estabilidad que solo un genuino linaje de sangre real podía dar. La mitad de ellos todavía creían en privado que Kurzu era hijo de Katara; simplemente querían que ella y Zuko expusieran un escándalo que no existía. Ahora Zuko hacía retiros regulares a la Academia de Todas las Naciones cada mes con Katara. Él necesitaba ver el mar, necesitaba ver algo verde, de otra forma acabaría tan apático como estaba cuando ella lo conoció.

Ver a sus hijos también ayudaba.

-¡Papá! –Kurzu se enderezó y le sonrió a su padre. Distraído, no vio el látigo de agua que Pakak dirigió directamente a sus tobillos. Un momento después, estuvo en el suelo.

Sonriendo de satisfacción, Pakak levantó la vista para ver a Zuko y a Katara mirándola. Sus ojos azules se pusieron como platos y repentinamente hizo una reverencia.

-¡Mi Señor! ¡Miladi! ¡Lo siento!

Zuko ayudó a su hijo a levantarse.

-Tendrás que estar atento de esta, Kurzu.

-Gracias, Papá –Kurzu prolijamente se hizo a un lado de los intentos de su padre de aplastar el agitado techo de pelo negro saltando de su cabeza. Ya estaba desarrollando la quijada cuadrada común en los hombres de la Tribu Agua del Sur – a Katara le recordaba extrañamente a su propio padre – y seguía siendo más pequeño que la mayoría de los niños de su edad. Pero cuando terminará de crecer sería compacto y sólido.

-Lo siento –repitió Pakak, todavía mirando el suelo.

-Considéralo un entrenamiento para la política de la Nación del Fuego –repuso Zuko-. Eres bastante habilidosa.

Las orejas de Pakak ardieron.

-Gracias, mi Señor. Lady Katara es una maestra muy buena.

-No tienes idea –Zuko se giró hacia ellas-. ¿Cuántas veces me pusiste de cabeza?

-Todavía puedo ponerte de cabeza.

-¿Me estás desafiando?

-Nunca –negó ella. Le hizo un guiño a Pakak-. No serviría herir tu orgullo delante de todos nuestros estudiantes –ambos niños rieron.

Zuko suspiró.

-Pakak, mi esposa me dice que es una costumbre de la Tribu Agua que la mujer siempre tiene razón. ¿Es verdad?

Pakak mostró los dientes al sonreír.

-No sabría, mi Señor. Soy del Pantano Nebuloso.

-Pakak dice que debería tratar de esquiar en el pantano –contó Kurzu.

-¿Tío Sokka no te ha contado su historia de esquí en el pantano? –inquirió Katara.

-No…

-Bueno, hay una razón de ello –Katara notó que los ojos de Pakak habían deambulado hasta su garganta. Se tocó el collar-. ¿Te gustaría verlo?

Pakak se ruborizó otra vez.

-No, está bien, yo…

-Le gusta exhibirlo –le cortó Zuko, al tiempo que Katara se quitaba el collar. Lo extendió para que Pakak lo tomara. La niña lo tomó con cuidado de los dedos de Katara. Examinó la sarta de lisas amatistas primero, pasándolas entre sus dedos, antes de quedarse mirando el pendiente. Era una lágrima gorda de violeta veteado contorneado con oro filigrana. Katara vio a la niña sostenerlo ante la luz del sol vespertino; la luz mostró los intrincados diseños de color dentro del pendiente – azul, rojo, incluso dorado.

-Nunca había visto una piedra como esta –reconoció Pakak.

-Papá la hizo –confesó Kurzu-. Bueno, Papá y Mamá. Con tormenta-control.

-Cuando el relámpago toca la tierra, puede hacer mucho calor –explicó Zuko con su voz de profesor-. A veces, alea la tierra en esta sustancia. Los óxidos en el suelo pueden hacer colores especiales.

-¿Óxidos?

-Minerales. Tipos especiales de roca. Se labra cuando un maestro tierra hace una gran grieta en la tierra, como el que ayudó a empezar este lago.

Pakak sonrió.

-¿Hicieron esto aquí?

-Correcto –respondió Zuko.

-Fue durante una gran pelea –añadió Kurzu-. Papá y Mamá estaban todo… -hizo una figura de agua control, enviando una lengua de fuego en espiral hacia el cielo-. Solo que con agua, y todo este relámpago bajó, y entonces… -separó el fuego en un shuriken (1), y lo mantuvo girando-. Y después tocó el suelo, y…

-Todo el mundo ha oído la historia, Kurzu –le interrumpió Zuko, apoyando una mano sobre el hombre de su hijo. El fuego de Kurzu se disolvió-. La buena noticia es que esa gente ya no puede lastimarnos.

-Sí, porque el Loto Bla…

-Kurzu –el chico de inmediato cerró la boca.

Pakak miró con los ojos entornados de nuevo el pendiente, luego miró fijamente a Zuko.

-Eh, no sé si sabe, pero se supone que estos sean tallados.

Zuko arrojó las manos al aire.

-¡No se puede contentar a los maestros agua! Son…

Un grito finito y agudo sonó desde los árboles. Kurzu arrugó los ojos.

-Suzaku.

El agua pareció impulsarlos a él y a Pakak. Salieron de ella y corrieron antes que Katara y Zuko pudiera moverse. Sus pequeños brazos cortaban el aire como cuchillos mientras se arremetían hacia los árboles. Luego Zuko empezó a correr, también, sus pies desnudos machacando el césped chato. Katara echó a correr después que él. Dieron la vuelta a la colina y encontraron a Tom-Tom y a Saya mirando hacia la copa de un crujiente abedul. Ahí sobre el árbol estaba Suzaku, sus oscuros rizos torcidos, sus ojos ámbar como platos. Se aferraba a la áspera corteza azafrán del árbol. Sopló viento y el árbol gimió. Katara descubrió un sitio podrido donde el árbol había empezado a quebrarse.

Zuko se giró hacia Tom-Tom.

-¿Cómo se subió?

El instructor de fuego control miró a Saya con aires de culpabilidad.

-Nosotros…

Zuko gruñó.

-Arreglaré con ustedes más tarde.

El viento hizo traquetear de nuevo al árbol; cayeron hojas doras y Suzaku chilló:

Papi!

Zuko quiso ir a escalar el árbol más cercano.

-¡Suzaku! ¡Quédate ahí! ¡No te muevas! –el viento silbó. Katara escuchó splintering. Suzaku gritó-. ¡Sujétate, cariño, estoy yendo!

Pero Pakak zigzagueaba entre la multitud que se acercaba. Su pie delgado y lleno de barro conecto con la corteza encima de la cabeza de Zuko y la pateó, arqueándose hacia arriba y a través. Con la ligereza de los toques, rebotó de árbol en árbol. Se quedaron mirándola. Zuko retrocedió lentamente. Katara se adelantó para encontrarlo. El viento se levantó. El árbol se meció y su hija lloró. Ciegamente, Zuko tanteó detrás de él; sus manos se encontraron y se enlazaron con fuerza. Pakak todavía estaba saltando; se empujó del árbol como si pateara agua, su cuerpo contorsionándose en el aire al tiempo que golpeaba el árbol y su hija caía en los brazos de la maestra agua y la mano de Zuko se volvía de hierro alrededor de la de Katara. El árbol cayó con un estremecimiento y un susurro de hojas; un rápido reflejo de Saya envió dos columnas cruzadas de tierra para recibir su caída. Pero los ojos de Katara estaban sobre Pakak mientras flotaba – flotaba – hasta posarse en tierra.

Su corazón martilló. La mano de Zuko tembló. Los dedos húmedos de Pakak tocaron el pasto y dejó a Suzaku – su carita de seis años embadurnada de tierra y lágrimas, sus rizos desordenados llenos de hojas doradas – deslizarse de entre sus brazos. Luego Kurzu se adelantó y agarró a Suzaku de los hombros y la sacudió. En el silencio de los niños estupefactos, gritó:

-¡No vuelvas a hacer eso nunca, Suzaku! ¡Pudiste haberte lastimado! ¿Cómo siquiera…?

-Kurzu –llamó Zuko con voz áspera. Katara la reconoció; estaba conteniendo las lágrimas-. Suelta a tu hermana.

-Pero Papá…

-Hijo –hablaba con su voz de padre, suave y amorosa, pero con el toque justo de acero debajo. Suspirando, Kurzu soltó los temblorosos brazos de Suzaku. Pakak parpadeó mirándolos; Katara recordaba vagamente que la maestra agua era hija única. Su hija de inmediato embistió contra su hermano.

-¡Perdón! ¡Prometo que no lo haré de nuevo! ¡Pensé que podía treparlo! ¡Por favor no te enojes!

-Ven, eso es simplemente tierno –Katara escuchó decir a Senzo, y se preguntó que tan rápido el hijo de Sokka había corrido hasta allí.

-Que vergüenza que seas tan inocente –se mofó Tom-Tom. Hubo ruido a sus dos ganchos gemelos moviéndose antes de que dirigiera su voz a los otros niños-. Muy bien, la distracción pasó; ¡casi es hora de más lecciones!

Un gemido colectivo se levantó.

-Pero Sifu Tom-Tom, Sifu Senzo…

Saya se unió:

-¡Muévanse!

Los tres adultos acarrearon a sus responsabilidades lejos del árbol. Pero al hacerlo, Senzo se giró y dedicó una larga mirada a sus primos. Después solo quedaron Katara, Zuko y Pakak y sus hijos. Suzaku seguía sollozando. Con las mejillas rosa, Kurzu le palmeó la cabeza.

-No quise hacerte llorar, Suzaku, perdona…

Suzaku arriesgó una mirada a su padre desde sus ojos muy hinchados.

-¿Estoy en problemas?

-Sí –respondió Zuko-. Pero también estás a salvo, y eso es lo más importante –abrió sus brazos. Tiró del aire con los dedos. Suzaku corrió hasta él y saltó. Zuko gimió al levantarla, cerrando brevemente los ojos al acurrucar su cabeza contra su cuello.

-Te quiero, Papi.

-Yo también te quiero, mi amor –ladeó su barbilla para que lo encarara-. Pero todavía estás en problemas. Y eres demasiado grande para que te tenga alzada –la bajó. Suzaku hizo un puchero y se cruzó de brazos.

-No seas así, Suzaku –reprochó Katara con un tono de advertencia-. Deberías agradecerle a Pakak, y luego deberíamos pensar en algo lindo que hacer por ella.

Pakak balanceó su peso.

-Oh, está bien, es solo que soy buena trepando…

-Buena trepando –repitió Zuko-. Claro –su rara sonrisa jugaba en su rostro. Apretó la mano de Katara-. Lo que tú digas, Pies Ligeros.

Kurzu se volvió hacia él.

-Oye, ¿cómo supiste eso? ¡Tía Toph dijo que era el nombre secreto de Pakak!

Katara estaba parpadeando con fuerza.

-¿Nombre secreto?

-Para las re-con de la cocina de medianoche –explayó Suzaku.

-¿Qué es re-con? –preguntó Suzaku.

-Significa bocadillos de medianoche –contó Pakak. De nuevo, se sonrojó-. Digo, no es que yo hubiera… Sifu Toph dijo…

-Sifu Toph maneja las reglas como si fueran barro –aseveró Zuko-. También ama sus bocadillos de medianoche –rompió el agarre de Katara, se inclinó ante Pakak, y la saludó-. Es un sobrenombre perfecto. Y estoy en deuda contigo.

-¡Ah! Mmm… -Pakak trató de devolver el saludo-. Cierto. Claro.

Zuko se levantó. Katara lo vio estirar vacilante a por Pakak. Quería abrazarla, Katara podía apostarlo, pero no quería asustarla. En vez de eso cogió una ramita de entre su cabello.

-Me alegra que estés aquí –prosiguió-. Eres… eres una chica talentosa.

-Papá, la estás avergonzando –se quejó Kurzu por lo bajo.

La campana sonó en su torre, anunciando un cambio entre las lecciones y las tareas.

-Eso es tarea de cocina para nosotros -indicó Pakak, claramente aliviada de su posibilidad de escapar-. Vamos, Kurzu.

-Caray, odio la tarea de cocina… -el chico corrió con dificultad tras ella.

-¡Solo tienes suerte de que no te haga comer un bicho gigante!

Él se iluminó.

-¿Bichos gigantes? ¿Hay bichos gigantes en el Pantano Nebuloso?

-Los niños son asquerosos –sentenció Suzaku, viendo a su hermano perseguir a Pakak.

-¿No deberías estar con el Maestro Sho, practicando tu caligrafía? –inquirió Katara.

Suzaku hizo una mueca.

-¿Tengo que?

-Eso depende. ¿Quieres aprender a leer, o prefieres que otra gente lo haga por ti por el resto de tu vida?

Suzaku sonrió.

-Que lo hagan por mí.

-Suzaku…

La niñita suspiró.

-El Maestro Sho es aburrido…

-También son aburridos los que no saben escribir –retrucó Katara-. ¡Fuera!

Suzaku gimió en una manera muy poco real, y arrastró los pies mientras se alejaba. Zuko deslizó un brazo alrededor de los hombros de Katara al verla irse. Katara se apoyó contra él y su mano encontró uno de sus bolsillos. Suspiraron al mismo tiempo.

-Entonces –comenzó Zuko-. Pies Ligeros.

-Podría ser una coincidencia –sugirió Katara.

-O podría ser destino –rebatió Zuko.

-Tú y tu destino… -ella meneó la cabeza.

-No se reirá de mí una mujer que visitó a la Tía Wu sobre una base repetida –replicó Zuko.

-¡Ella dijo que me casaría con un poderoso maestro! ¡Y tuvo razón! ¡Las dos veces!

Él le dio un beso en la cabeza.

-Gracias a los dioses por eso –dejó su cabeza contra la de ella-. Un Avatar sería una nuera maravillosa.

-¡Oye!

-Solo estoy diciendo que el Avatar y el Señor del Fuego siempre han compartido su destino –aseguró Zuko. Sus ojos se oscurecieron-. Y a veces más que eso.

Katara frunció los labios.

-Más razón para esperar que nuestro hijo no quede con el corazón roto cuando se de cuenta que ella le pertenece al mundo entero, no solo a él.

-Ah, ¿entonces admites que podría ser ella?

Sus manos encontraron sus caderas.

-Eres imposible –ladeó la cabeza-. Ahora me dirás que toda esta escuela fue parte de un elaborado plan para encontrar al próximo Avatar, y así todos podamos ser sus maestros de nuevo.

Zuko sonrió.

-¿Quién, yo? –Miró de nuevo hacia la escuela-. Sabes porque construimos este lugar. Es un lugar para que los niños del mundo aprendan juntos, para alentar cooperación internacional y paz. Es un lugar para que nuestra familia pueda estar junta –suspiró-. Es la única clase de imperio por la que vale pelear.

Katara deslizó un brazo alrededor de su cintura.

-Muy noble.

-Gracias.

-También es una buena forma de tener a las otras naciones a raya, manteniendo algunos de sus hijos en tierra de la Nación del Fuego.

-Bueno, también está eso.

-Y nuestros estudiantes ciertamente son más amigables a los intereses de la Nación del Fuego que las generaciones anteriores.

-Los mantenemos bien alimentados.

-Y si querías encontrar al próximo Avatar…

-¡Dulzura! –la oreja sana de Zuko se había sonrojado-. Lo haces sonar como que diseñé esta escuela como una tabla de Pai Sho, planeado todos mis movimientos, y ejecutado un plan maestro –le tomó la mano-. Ambos sabemos que no soy tan inteligente.

-Mjm…

-Aunque, Iroh… -Zuko se hamacó sobre sus dedos-. Es un hombre muy inteligente.

Katara le apretó la mano.

-Bueno, es un lugar hermoso –concedió-. Nada de conflictos en ocho años, niños felices, lindos atardeceres sobre el océano… una chica puede acostumbrarse a eso.

Él sonrió.

-Eres tan linda cuando amas al mundo.

FIN


Comentario:

Bienvenidos a la porción de Rasgos Especiales de La venganza de Ozai. Las expresiones expresadas aquí son únicamente de Fandomme, y no han sido aprobadas por VIACOM, Nickelodeon, ni Paramount, porque ella no trabaja para ellos y no saca beneficios de esta historia. Por favor siéntanse libre de hacer caso omiso, ya que seguramente son el equipo de una paja fan épica.

La Venganza de Ozai (VO) es una historia muy especial para mí. Probablemente es la historia de la que estoy más orgullosa, porque es la más difícil en la que he trabajado alguna vez. La escribí después de tomar stock de mis historias anteriores y preguntándome como arreglar los problemas que veía ahí. También la escribí después de leer mi cuota de Zutara e identificar un par de cosas en común: la tendencia de Katara a dejar que los otros tomen control de su vida vía captura o matrimonio arreglado o incluso esclavitud, y flagrantes demostraciones de la riqueza de la Nación del Fuego en una era post-guerra. Mucho de VO es para tratar de invertir todas esas características: Katara insiste en ser incluida y tiene su propio mundo de influencia y habilidad que se extiende más allá de su capacidad como esposa o madre, y la Nación del Fuego tiene problemas reales que provienen de su pasado. (Al menos, eso es a lo que yo apuntaba. Ustedes pueden decidir si lo conseguí)

También disfruté al tener la oportunidad de re-mezclar los elementos del canon en esta historia. Hay numerosos puntos en los que Zuko y los demás hacen referencias a eventos pasados en el canon de una forma u otra. A veces son sutiles, otras veces no tanto. Por ejemplo, el capítulo de la batalla final muestra a Zuko con una mano sobre el hombro de su sobrino contemplando el mar, como Zuko mismo aparece durante las secuencias de flashback en "La Playa".

Esta historia es toda gracias a Mike y Bryan y a los guionistas del show, con quienes estoy profundamente en deuda. Sin su mundo y sus personajes, nada de eso hubiera sido posible. Así que, chicos, si están leyendo, gracias. (Y gracias por no demandarme. Espero.)

También es gracias a mi esposo. Si se enamoraron de Zuko, se enamoraron de él. (Pero él es mío, todo mííííííííío, y no pueden tenerlo. Eso. So there)

Pueden esperar encontrar la mayoría sino todos estos elementos que personalmente inventé a lo largo de estas series – ópalos cielo, pasadizos secretos, cerraduras neumáticas, la bóveda de la Nación del Fuego, la casa de Ursa, tormenta-control – en un próximo AU de la Temporada 3 llamado Maestros Tormenta, siempre y cuando la comience.

Cosas que no hice:

Hubo varios lugares a donde pude haber llevado esta historia y no lo hice. Entre ellos:

-Terminar la historia en Tetsushi.

-Kurzu como el Avatar. (Busquen las pistas. Están ahí)

-Derribar la monarquía de la Nación del Fuego.

-Explicar en mayor detalle que pasó con Mai, Ty Lee, y los otros. Alguien me pidió una vez que explicara que había pasado con Ty Lee: hasta donde sé, hasta que el canon me diga lo contrario, ella y sus hermanas han formado su propia compañía de espectáculo ambulante, y es bastante popular en las tres naciones.

Cosas que puede que todavía se estén preguntando:

-Suzaku es probablemente una maestra agua. Al menos, es lo que Katara cree que será.

-Tom-Tom y Saya tiene química. Tom-Tom apunta a convertirse en la figura-Iroh de Kurzu, un consejero alegremente sarcástico.

-Kurzu quizá se enamore de alguien más o no una vez que Pakak se de cuenta de los sacrificios inherentes al ser el Avatar, especialmente cuando Katara tenga una linda y larga conversación con él sobre lo que Avatarismo de Aang le hizo a su matrimonio.

-El nombre de Pakak es la palabra Inuit para "el que está en todo"

-Sokka y Suki adoptaron a Sa Ming, y Sokka la malcría.

-Iroh todavía es un viejo zorro, y probablemente se está divirtiendo muchísimo con Xiao Zhi.

Ah, y sobre Funshutsu:

Más que empezar una larga e inganable (la inventé a la palabra) atolladero de guerra con insurgentes originalmente del Reino Tierra, Zuko elige dejar que las ramas del Loto Blanco del Reino Tierra sepan de él. Todos los rastros de Funshutsu mueren en tres años.

Yo no quiero hacer esto más largo de lo que ya es, además, no tengo mucho que decir, excepto. GRACIAS, de todo corazón y lo más sinceras que se pueden imaginar. Porque, me animaron el día, me ayudaron muchísimo, aunque no lo crean, y aprendí muuucho ^^ En serio, Gracias. 97+ guau, graciaas!

Lolipop91, Orion no Saga, Rashel Shiru,Pinky-chan2, S. Lily Potter, youweon, BlueEyesPrincess, patousky, Rena Spicer, Laydi Shaden¸ Nadiakiara, VaneCullen, Ossalia, mire-can¸Mizuhi-Chan¸Aralys, mavi, Azrasel, y PilikaLuna: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS. Con solo saber que estaban del otro lado, esperando, jaja, me hacían trabajar más rápido, y en vacaciones! Todavía no puedo creer que lo terminé en dos meses ^^. GRACIAAS!

Oh, mención especial para la gente que colgó la historia en favoritos y alertas! Erk92, y lokhita ^^ thanks, guys, aunque me gustaría saber que es lo que piensan ;).

Nos vemos ^^

MTBlack