Nota de la autora: Vuelvo tras muchos meses, y espero no desaparecer tanto de nuevo. Quiero escribir más vicios, porque estos chicos se me meten bajo la piel y los extraño terriblemente cuando no están. Así que esperemos que la RL me deje tiempo para éste, nuestro rincón del mundo.

Por cierto, me gustaría cambiarle el nombre a la serie... porque "merodeadores en 30 viñetas" queda un poco raro cuando ya no son 30 viñetas. ¿Alguna sugerencia?

---

Para los que recién se encuentran con estos vicios: Sé que después de la última viñeta, ésta puede parecer extraña. Los vicios no son cronológicos (excepto por un par de secuencias), como habrán notado. Son caóticos. Como si de pronto, en un solo vistazo, viéramos toda la vida de alguien. Como un Aleph cronológico ^^. Algunos grupos dicen que el tiempo funciona así, en realidad, que todo es un contínuo, todo ha pasado, nada ha pasado, todo está pasando (y luego entra el rollo del multiverso, y hace falta salir por otra cajetilla). Así que... digamos que es un rollo filosófico, y que no tiene nada que ver con el hecho de que sea muchísimo más fácil escribir según se me van ocurriendo las cosas. Sólo porque suena más bonito ^^.

---

Black y Potter (Potter y Black)

Vicio: atracción

Si se lo preguntaran (si alguien lo supiera), no sabría explicar cómo empezó. A lo mejor fue en una de esas noches escabulléndose por los pasillos, moviéndose como uno bajo la capa invisible, demasiado cerca, demasiada adrenalina atrapada en sus cuerpos. A lo mejor fue en alguna borrachera, los ojos desenfocados mientras se apoyan uno en el otro, las manos torpes y el subconsciente descontrolado. A lo mejor fue antes. Mucho antes. Hace tanto que no puede recordarlo. Tanto, que cuando empezó era incapaz de comprenderlo.

Y a veces… a veces parece que…

Pero aunque Sirius siempre ha tenido problemas con lo establecido, hay una regla en su vida que no se atrevería a romper. Black y Potter. Potter y Black. Creadores de caos. Reyes de la escuela. Merodeadores. Hermanos.

*

James lo sabe. Tiene que saberlo. Es dolorosamente obvio, y parte el alma un poquito darse cuenta.

Sirius es una fuerza demoledora de la naturaleza. Rayos rasgando el cielo y vientos huracanados. Energía incontenible. Una supernova en expansión. Y James es el sol. Por eso, para el observador externo (a años luz de distancia), Sirius y James son lo mismo. Estrellas en la noche. Luz y energía.

Solo los merodeadores saben la verdad. Que cuando se transforman, cuando bajan las barreras, cuando su verdadera naturaleza aflora, James es un venado orgulloso que avanza erguido por el bosque y Sirius es un perro grande y juguetón, fiel hasta la muerte, con grandes ojos grises sedientos de cariño.

A Remus le gusta ese Sirius. Y también el otro. El perro agresivo, territorial, protector. Le gusta Sirius cuando avanza como un pavo real por los pasillos. Le gusta Sirius cuando la rabia se le sale por los ojos, y es grande y terrible y quema mirarlo. Le gusta Sirius cuando ríe como ladrando, y de pronto vuelve a ser un niño, sin más preocupaciones que la próxima gran broma y cómo escapar de sus consecuencias. Le gusta Sirius cuando complota, y sus ojos brillan con esa luz maniaca, entre la lógica y la euforia. Le gusta Sirius.

Sirius no lo sabe, claro. ¿Cómo podría? Incluso si Remus sospecha (no sin vergüenza) que es bastante obvio, Sirius no está prestando atención. En el mundo de Sirius, allá arriba, sólo existe otra gran estrella. Incluso si esa estrella no quiere darse por enterada.

A veces… A veces Remus sospecha que, de no ser por Lily, la historia sería diferente. Hay algo electrizante en "Black y Potter (Potter y Black)", en esa dinámica luminosa que opaca el entorno, en las conversaciones que sostienen sin decir una palabra, en la barrera invisible que tantas veces los separa del resto, en esos espacios en los que ni a él ni a Peter les está permitido ingresar. Es lógico, en realidad. Merodeadores o no, en el fondo sólo James está a la altura de Sirius, sólo Sirius a la altura de James. Es una de esas verdades que no queda sino aceptar. Sólo que no lo es. Sólo que existe Lily Evans, con el cabello de un rojo intenso y los ojos brillantes, desafiantes, imbatibles. (Y a veces Remus la odia un poquito, porque de no ser por ella, Sirius tendría lo que quiere. Y veces Remus la ama, precisamente por eso.)

James mira a Lily como Remus supone que él mismo mira a Sirius. Que no es exactamente como Sirius mira a James, y eso da un poco de esperanza. ¿Esperanza en qué? No está muy seguro. En que Sirius levante la vista un día, tal vez. Y se encuentre con un par de ojos de color miel. Y lo sepa. Y no lo horrorice la idea.

Pero es una esperanza secreta. Escondida en el fondo de todo, como el Lobo en las noches sin luna (debajo de todos los miedos, y toda la lógica, y todas las ganas de no ser visto).

*

Black y Potter. Potter y Black.

En las noches de luna llena, son Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta. Es curioso cómo cuatro seres de la misma especie tienen que convertirse en cuatro seres de especies distintas para empezar a tratarse como iguales.

En las noches de luna llena, son cuatro. El resto del tiempo, son "Black y Potter", y Peter, y Remus. Amigos, claro. Hermanos. Merodeadores. Pero no "iguales".

A Sirius le gusta James. Peter se dio cuenta en cuarto, probablemente antes que Sirius (y bastante antes que James, que sigue un poco perdido). Pero no antes que Remus. Porque a Remus le gusta Sirius desde el principio de los tiempos (Peter se dio cuenta en tercero).

A veces Peter se pregunta qué tanto le ven a Sirius. Es guapo, sí. Y rico, claro. Pero también es un poco patán (y demasiado inseguro, cuando lo conoces bien). Tiene muy malas pulgas, poca tolerancia con el resto y cero respeto por la privacidad ajena. No se parece nada a James, diga lo que diga la gente. Porque James, debajo de la imagen de estrella de Quidditch, es un tipo increíble. Siempre tiene la respuesta perfecta en la punta de la lengua, y las mejores ideas, y la habilidad para que sean un éxito. Siempre está allí para salvar a sus amigos de una detención, o hacer que los Slytherin paguen por sus burlas, o simplemente para hacer de una noche cualquiera la nueva mejor noche de sus vidas. James es lo mejor. Peter nunca se pregunta qué tanto le ven a James. Y cuándo empieza a hacerse muy obvia la razón por la que no se lo pregunta, piensa en otra cosa. Cómo lo bonita que le queda a Violeta esa pañoleta celeste que se pone a veces. O qué habrá para la cena. O qué tanto le ven a Sirius. O a Lily Evans.

No es para tanto, Lily Evans. Es bonita, claro. E inteligente, ni cómo negarlo. Pero esa obsesión que tiene James con ella… Cómo si no hubiera más chicas bonitas e inteligentes en el mundo. Violeta es bonita. Y Marcia Pinewater. Y la chica de aritmancia, ésa que siempre le pide los apuntes a Remus. Marlene McKinnon, sin más, le saca millas a Lily Evans. Y juega Quidditch que da gusto.

Y sin embargo… a Peter también le gusta Lily Evans. No como a James, claro. Sería estúpido competir con James. Le gusta Lily como le gusta a todos, porque es bonita, e inteligente, y valiente, y buena persona (y sexy, por qué negarlo). Lo único que no le gusta de Lily Evans, es que sabe cómo termina esta historia. Es absurdamente obvio. Un día, Lily Evans va a levantar esos ojos verdes y va a mirar a James realmente por primera vez. Y cuando eso suceda (cuando vea eso que Peter ve, que Sirius ve, que Remus ve, aunque la luz de Sirius lo vuelva inmune a sus efectos), será el fin de los Merodeadores. Habrán perdido a James (y sin James, no son más que tres estudiantes con un gran secreto).

Sirius y Remus van a estar bien. Ellos aún no lo saben, pero es bastante claro. Un día, cuando haya comprendido que James no va a volver, cuando se canse de vivir solo en el centro del universo, Sirius también va a levantar la vista. Y puede que tome años, pero allí estará Remus. Peter lo sabe. Como si pudiera verlo. Allí estará Remus, con su sonrisa cansada y sus cicatrices, y Sirius lo verá por primera vez. Y esa cosa inevitable que ya empieza a crecer entre ellos, incluso sin mirarse, explotará al fin.

James y Lily. Sirius y Remus.

Sólo él. Sólo Peter termina solo al final.

Es absurdo que nadie más pueda verlo.

O a lo mejor, es que a nadie más le importa.