Y al fin la última parte :D Muchas Gracias por todos los comentarios que me han dejado! No he podido responderlos, pero quiero que sepan que los leo todos y los aprecio :)


7. – La Aceptación.

Draco nunca estuvo muy seguro de cómo llegaron a dónde llegaron tan rápido. Tal vez fue la magia de Harry o algo parecido, o tal vez una explosión fue lo que lo causó, porque tanta energía sexual y pasión que desenfrenó ese beso, no podría haber salido jamás de algo tan simple como estar enamorado. Bien, de acuerdo, Draco jamás se había enamorado y no podía estar seguro.

Pero si eso era lo que causaba un beso por la persona que querías y anhelabas, entonces ahora entendía por qué la gente estaba tan desesperada en enamorarse, porque sí eso pasaba con sólo un toque de labios—una pequeña explosión en todo el mundo—, cuando llegasen realmente a tener sexo, sería un Big Bang de nuevo que acabaría con el universo.

Que era lo que estaba demostrando en ese momento.

Habían aparecido en el cuarto de Draco—nunca entendería porqué no en el de Harry—, porque Harry los había llevado allí con su súper magia de Héroe Mágico. Y Draco se preguntaba de qué le servía esa magia cuando no podía hacer desaparecer la ropa rápidamente.

Harry batallaba con su bufanda—¿y adivinen? El rojo no le molestaba ni una minúscula en esa circunstancia—, mientras que Draco botaba la suya lejos de él. Lanzó un grito ahogado cuando la boca de Harry se hundió en su cuello y chupó con insistencia y se dejó caer en la cama sin siquiera haberse quitado la camisa.

—Harry —gimió intentando alejar la bufanda de él.

Harry pareció despertar, porque se sentó sobre él y lanzó el pedazo de tela lejos, antes de agacharse de nuevo y comenzar a lamer y succionar su piel. Draco tenía bastante dificultad de concentrarse si Harry seguía haciendo eso, pero con todas sus fuerzas mentales se centró y comenzó a desabrocharle la camisa.

—¿No puedes hacer desaparecer la molesta ropa sin, oh Merlín, sin varita? —preguntó Draco entre un gemido cuando Harry pellizco fuertemente una de sus tetillas.

—No puedo concentrarme —jadeó Harry rompiendo su camisa y Draco ni siquiera tenía fuerzas para molestarse por eso, después de todo esa camisa había valido una fortuna.

Pero se olvidó rápidamente de eso cuando la boca de Harry encontró sus costillas y comenzó a chupar, lamer y mordisquear la suave piel de su abdomen. Se meneó un poco en la cama, quitándose por completo la destrozada tela y agarró la cabeza de Harry con fuera para besarlo profundamente.

La lengua de Harry era muy habilidosa y no sólo con los espaguetis. Se movía dentro de su boca con firmeza. No era un beso tierno, pero tampoco era salvaje, era un buen beso. El mejor beso. Un beso de Harry. Hacía que sus dedos se doblaran por la excitación, y que su respiración se hiciese trabajosa, que su mente se mareara y que quisiera decir cosas estúpidas si tuviera las palabras.

Abrió la boca para respirar cuando la camiseta de Potter salió de su cuerpo y se tuvieron que separar. Draco lo empujó por el pecho y se sentó sobre él—ahora era su turno de estar arriba—y lo contempló. Harry tenía el mejor abdomen que alguna vez hubiese visto, y sus bíceps eran tan apetitosos que se le hacía la boca agua sólo con verlos. Suspiró suavemente y decidió inclinarse. Sus labios encontraron con destreza la tetilla derecha, la cual comenzó a morder como había hecho con aquel pedacito de limón en el pub muggle. El gemido que soltó Harry sólo lo calentó más y decidió jugar con la otra tetilla con su mano.

Bajó lentamente luego de que estuvieran lo suficiente erectas para su gusto, y comenzó a lamer y diseñar patrones con su lengua en la piel de Harry, quién lo veía como en un sueño. Le sonrió ladinamente cuando llegó a sus vaqueros y comenzó a desabrocharle el cinturón velozmente. Harry lo ayudó alejándolo con fuerza y las manos de Draco pudieron bajar el cierre.

El bulto que formaba su ropa interior era de un muy buen tamaño y Draco suspiró bajándoselos hasta poder sacar su polla. Era increíble que hasta su polla fuese hermosa, con el grueso perfecto y el tamaño indicado. Se lamió los labios y bajó la cabeza, lamiendo suavemente la punta con delicadeza. Las caderas de Harry se levantaron como reflejo y soltó un gemido que Draco escuchó con gusto. Agarrando con una mano la base, la atrajo de nuevo hacia su boca y se la metió completa, comenzando a chupar, lamer y succionar casi de inmediato.

Harry le respondía con los sonidos más deliciosos que hubiese escuchado, y, aunque agarraba su cabeza, no lo dirigía ni se follaba su boca con fuerza. Sintió cómo lo jalaba lejos de ella y lamió por última vez antes de levantarse y desparramarse sobre su cuerpo.

—Pensé que querías que te mostrara cómo le hacía una mamada a un hombre —le dijo con una sonrisa, pero Harry sólo negó con la cabeza divertido antes de dejarlo caer con suavidad.

—Fuera pantalones —dijo roncamente y Draco sintió un delicioso estremecimiento que no tenía nada que ver con las manos que en ese momento le bajaban los pantalones.

Harry lo volvió a besar y sus manos comenzaron a recorrer su cuerpo, tocando sus tetillas y retorciéndolas con suavidad, acariciando sus costados, lamiendo su mejilla, su oreja, sus labios y su cuello. Draco abrió los ojos cuando sintió que le abría las piernas y parpadeó un momento. No recordaba haberlos cerrados, y no recordaba que Harry tuviera tanta practica en el sexo con un hombre.

—¿Has hecho esto antes? —le preguntó en un murmullo. No parecía posible levantar mucho la voz en esos momentos.

Harry se detuvo arrodillado frente a sus piernas y lo miró con curiosidad.

—Por supuesto —respondió y le acarició la espalda. Draco rodó los ojos.

—¿Con un hombre? —especificó.

Al fin la reacción que esperaba, meditó Draco cuando las mejillas de Harry se volvieron más rojas y pareció quedarse sin palabras. Aún así hizo girar a Draco sobre su estómago, y comenzó a besar su cuello con suaves toques. Draco se sintió estremecer.

—No exactamente —susurró en su oreja antes de mordisquearla—. Pero me sé toda la teoría.

Con eso Draco soltó una risa, que se convirtió en un gemido cuando los labios de Harry besaron la piel de su baja espalda.

—Eso no es lo mismo…, que la práctica —respondió entrecortadamente, sintiendo la lengua de Harry bajar más hasta el comienzo de sus nalgas.

Una de las manos de Harry agarró una con fuerza, mientras que su lengua bajaba más y más. Draco aspiró de golpe una gran bocanada de aire cuando sintió a Harry arrodillándolo y giró la cabeza, sorprendido.

—¿Qué haces? —preguntó en algo entre un gemido y un susurro.

—¿Qué parece que esté haciendo?

—¡Pero los vírgenes no hacen ese tipo de cosas! —exclamó Draco ultrajado. Él no había hecho eso su primera vez con un hombre, había estado demasiado extasiado con las sensaciones.

Sólo recibió una risita de respuesta, antes de que la lengua de Harry comenzara a hacer cosas muy grandiosas en su entrada. Gimió con más fuerza y dejó caer la cabeza sobre la almohada. Oh Merlín, cuando Harry se movía, lo hacía por completo. Esa misma mañana aún tenía dudas sobre su bisexualidad, pero luego de esto…

—Las mujeres también tienen culos —dijo Harry un momento, antes de hacer de nuevo ese movimiento con su lengua que no le permitió responder a Draco que a él no le interesaba saber nada de mujeres en ese momento, y que por su salud más le valía a Harry tampoco.

Cuando al fin Harry se separó—y con él su increíble lengua. A esa lengua deberían de hacerle un altar—Draco suspiró con fuerza. Estaba tan duro que si se tocaba iba a correrse, así que como pudo mantuvo lejos su polla de las sábanas, porque no sabría si podría soportar eso tampoco.

Escuchó unos susurros detrás de él y de repente unos dedos con un gel frío comenzaron a adentrarse en su interior. Draco gimió con fuerza por el cambio de temperatura, y se agarró de la cabecera de la cama, ladeándose un poco para ver a Harry abstraído en la vista de sus dedos entrando por el culo de Draco.

—Recuérdame enseñarte un encantamiento que... Oh Dios —maldito Harry siempre interrumpiéndolo—… Que conjure un lubricante cálido.

—¿Existe? —preguntó Harry asombrado y Draco al fin sintió que ese día podía enseñarle algo.

Lamentablemente no pudo responder, porque las manos de Harry dejaron su trasero y Draco escuchó cómo se deshacía del pantalón, antes de acercarse a él y lamerle la espalda. Un escalofrío lo recorrió cuando la punta de la polla de Harry comenzó a penetrarlo. Intentó relajarse—algo no tan difícil porque ayudaba mucho que Harry ya hubiese tenido practica con el sexo anal—y bajó de nuevo la cabeza, empujándose hacia él para ayudarlo.

—Oh… Merlín… Tan… Tibio y apretado —a Harry parecía serle muy difícil hablar y Draco sonrió con suficiencia. Se penetró un poco más y fue recompensado con un gemido casi alarido. Suspiró con deleite cuando Harry estuvo por completo en su interior y cerró los ojos.

Era maravilloso ser penetrado por Harry. Tenía la polla perfecta para eso, y cuando comenzó a moverse, todo se volvió miles de veces mejor. Agarró con fuerza, de nuevo, la cabecera con una mano, mientras que con la otra aferró una de las nalgas de Harry para empujarlo más dentro de él. Los gemidos que ambos soltaban eran tan fuertes que no le hubiese sorprendido que todo el Campamento los hubiese escuchado, y le importaba tan poco que, aunque en ese momento comenzaran a pasar frente a su ventana a ver, los hubiese saludado con una mano.

Sólo quería seguir sintiendo la polla de Harry en su interior. Jadeando y gimiendo encontró cada empujé de Harry con uno de sus caderas, haciendo que esa estupenda polla se sintiera más dentro de él, penetrándolo, tocando su próstata con cada movimiento y logrando que fuegos artificiales del tamaño de Hogwarts se dispararan en su cabeza.

Cuando uno de eso balanceos lo empujó contra el colchón con fuerza, aumentando la fricción en su polla con la sábana, gimió con abandono y comenzó a masturbarse al mismo pase que las embestidas de Harry.

—Oh, Merlín —la voz de Harry era difícil de diferenciar cuando su mente estaba en ese éxtasis—. No voy… A durar. Mierda, Draco.

Aumentó la velocidad de sus caderas y Draco sintió como comenzaba a caer y a caer y el orgasmo le estalló en todo el cuerpo, llevándolo y llevándolo a un nirvana.

Joder, era el mejor orgasmo que había tenido en su vida.

Harry se corrió con unas pocas embestidas más, antes de caer sobre Draco con un golpe que lo dejó sin aire. O más bien, sin el poco aire que sus pulmones no conseguían respirar. Suspirando contento, Draco sintió cómo Harry se echaba a un lado y caía a su lado. Jadeó un poquito por el dolor en su trasero, pero la mano de Harry tomó una de sus nalgas y lo empujó a él para besarlo.

Se sintió ronronear de satisfacción.

—¿Qué fue eso? —le preguntó Draco cuando ya había pasado suficiente tiempo y ninguno de los dos había hablado. Harry bajó la mirada para verlo y Draco se la devolvió con la misma intensidad.

—Supongo que fui yo aceptando tu acuerdo —dijo con una sonrisa y Draco rodó los ojos—. ¿Acaso creíste que lo había olvidado? Sabía lo que querías desde que me invitaste a "tomar unas copas".

—¿Qué? —preguntó Draco alarmado y levantándose de golpe, frunció el ceño cuando vio que la mano de Harry no se alejaba, así que le dio un golpe—. ¿Qué quieres decir con eso?

Harry suspiró y se sonrojó—¡Al fin!—antes de verlo con algo parecido a la vergüenza. Draco debía admitir que le daba igual que fuera el Harry inseguro o seguro, porque los dos estaban para comérselo.

—El día que le dijiste a Lucy que eras gay —comenzó rascándose la barbilla con gesto ausente—. Ese día supe que te gustaban los hombres. Estaba buscándote y tú estabas terminando la frase… Y, bueno verás —Draco esperó con paciencia y al final Harry suspiró—. He fantaseado contigo desde hace algún tiempo, ¿de acuerdo? —le comentó a la defensiva—. Pero tú estabas más raro de lo normal, que es decir mucho, primero como en shock, luego no aguantaba tus rabietas… Ese día en el árbol intenté decírtelo, aunque aún no estaba seguro de que te gustasen los hombres. O siquiera que te gustase yo.

Suspiró de nuevo.

—Pero te molestaste por nada, y luego te traje los chocolates —lo miró y Draco se sintió derretir como un estúpido Hufflepuff por el brillo en su mirada—. Enterándome de que eras homosexual en el proceso. Luego tu caída y tu extraño acuerdo. ¿Por qué crees que estaba intentando sacar información mientras estaba drogado? Quería saber si te atraía.

››Y luego me saliste con toda esa proposición extraña. No sabía qué pensar, y fui a visitarte, pero al parecer no tuve suficiente alcohol en la sangre para decirte lo que quería. Mucho para mí coraje Gryffindor.

Se levantó un poco, apoyándose en un codo y acarició la mejilla de Draco. El gesto era tan tierno y tan lleno de cariño, que Draco acarició su rostro con la mano de Harry, cerrando los ojos y esperando a que continuara.

—Luego me invitaste al pub e intentaste emborracharme para luego tener tu pervertido movimiento conmigo —le dijo con una sonrisa, apartándole el cabello de la frente—. No podía decirte que no, pero tampoco quería que dejaras tus artimañas Slytherin, así que fingí un poco.

—Que Slytherin de tu parte, Potter —arrastró Draco sonriendo y acostándose sobre Harry, dejándolo caer en la cama—. Creo que te he contagiado mi lado maligno.

—Sí —respondió Harry con una sonrisa—. Pero debo admitir que ser malo tiene sus compensaciones —luego siguió con su historia—. Luego con ese juego, no sabes cuánta vergüenza pasé, Draco. Puedo saber la teoría para estar con un hombre, pero no tenía ni idea de saber si lo que estaba haciendo estaba bien o no.

—Lo hiciste bien —le respondió con una sonrisa—. ¿Pero cómo es que sabes tanta teoría?

Harry se sonrojó de nuevo y apartó la mirada.

—Púes verás, está este libro que me prestó Hermione y que —pero Draco no pudo seguir escuchando, porque se echo a reír sobre él. No lo podía creer… Un libro. Oh, Por Morgana.

—¿Me estás diciendo que aprendiste a follar a un hombre por un libro? —le preguntó aún riéndose.

—Sí, ¿por qué crees que aún no intenté las mamadas? No me lo he aprendido de memoria aún —le respondió Harry con una sonrisa, y Draco se inclinó para besarlo.

Fue un beso algo muy tierno para lo que Draco estaba acostumbrado, pero no le importó. No le importaba cómo lo besara Harry, siempre y cuando lo hiciera.

—¿Y ahora? —preguntó al separarse. Los ojos de Harry estaban claros y brillantes.

—Ahora me gustaría salir contigo, por supuesto. Con citas y lo demás —admitió Harry pasando un brazo por su espalda y apretándolo hacia sí—. El sexo es increíble, como el libro decía. Tú eres increíble, y me gustas lo suficiente como para querer tener una relación duradera contigo. ¿Qué dices?

Draco lo miró sospechosamente. Cicatriz en su mejilla: Estaba. Cicatriz en su muñeca: Estaba. Ojos verdes: Estaban. Cabello como si nunca hubiese sido peinado: Estaba. Todo parecía indicar que sí se trataba de Harry Potter, ¿pero desde cuándo Harry fingía estar borracho? ¿O desde cuando podía hablar de esa forma? ¿Sería que cambiaba así con sus amantes?

—¿Eres Harry Potter? —le preguntó con seriedad, y Harry rodó los ojos.

—No deberías estar tan sorprendido, ¿sabes? —comentó con un murmulló, acostándolo a su lado y abrazándolo—. Tomaré eso como un sí, de todas maneras. Últimamente he estado con un Slytherin que me ha enseñado a conseguir lo que quiero. ¿Quién iba a pensar que sus tretas iban a funcionar tan bien?

Justo antes de quedarse dormido, Draco se preguntó si todo eso—el nuevo cerebro lleno de vocabulario de Potter, su forma nueva de hablar, él gustando de Draco por algún tiempo—, no era todo un efecto secundario del Big Bang que destruyó el universo.

Luego se encogió de hombros y abrazó a Harry, porque podía pensarlo la mañana siguiente. En ese momento tenía un mundo de sueños que alcanzar y alguien con quien dormir.

*

Luego, cuando Draco se despertó a la mañana siguiente, y se encontró envuelto y apretujado en los brazos de un Harry Potter completamente dormido, suspiró mientras comenzaba a pensar en todo lo que había pasado en tan poquito tiempo, cuánto había cambiado su vida y cómo se modificaría aún más al pasar las horas.

Desde que todo eso había empezado, desde que el "Pensamiento H" invadió su mente aquel funesto día, lo único que se había imaginado era que todo se trataba de un castigo, del karma siendo maligno con él—como había pasado a lo largo de toda su existencia—, de lo malo que debió haber actuado en esa vida y la anterior para tener que sufrir tanto… Draco siempre estaba dispuesto a pensar negativamente, a negar y a molestarse antes de aceptar algo como el importuno sentimiento de atracción que sentía hacia Potter…

Pero ahora, cálido y apretado contra Harry, meditó que, tal vez, sólo se trataba de una terrible confusión. Nunca estuvo de cabeza en la Rueda de la Fortuna de la Diosa caprichosa, siempre había estado derecho, al lado de Harry y tomándolo de la mano. Todos esos acontecimientos lo habían llevado a donde estaba en ese momento, después de todo. Bien follado y abrazado a la persona de la que se sentía enamorado.

Se lamió los labios ligeramente, sintiendo algunos rayos de sol sobre su piel y se pegó más a Harry. Era jodidamente cómodo estar allí, no del todo digno, debía admitir… ¿Pero a quién le podía importar cuando Harry Potter era la persona con la que estabas acurrucado? Y se notaba que Harry era de la clase de personas que abrazaba luego del sexo.

Reflexionándolo así, ahora con parcialidad y desde un más feliz punto de vista, debía admitir que era bastante compresible que se hubiese asustado e intentado olvidarlo todo, porque ¿desde cuándo Harry Potter se sentía atraído hacia Mortífagos Junior que lo habían intentado cruciar en la infancia?

Sin embargo—tonto de él—, tendría que haber pensado que, obviamente, Harry iba a ver algo en él que valiera jodidamente la pena. ¿Quién no lo haría? Era encantador, refinado, listo, astuto, sexy, hermoso… Y toda una lista de cualidades que llegarían al infinito. Era el modelo perfecto de hombre, y era sangrientamente bueno en el sexo. Su piel desprendía Sex Appeal como para inundar el planeta.

Nunca debió haber dudado de no poder atraer a Harry, y sí, aunque él no era la persona más brillante de todas, ni el más guapo y definitivamente no el más astuto, era Harry… Y así lo quería.

Y esos pensamientos que tenía ahora le daban ganas de vomitar. Si seguía, así dentro de algunos años se iba a convertir en un empalagoso Hufflepuff y eso no podía permitirlo, tenía que conservar la dignidad sobre todas las cosas, aún cuando su pareja era… Bueno, era Harry… Quien no era muy elegante, él se lo permitía. No podían ser los dos elegantes, después de todo… No brillaría si fuera así.

Así que, no podían culparlo por haber pensado lo que había pensado, porque nadie estuvo en sus zapatos en ese momento, y nadie comprendió todo el sistema de: el shock, la negación, la ira, la negociación, la experimentación y la aceptación que tuvo que pasar para que al final pudiera decirse que estaba enamorado de un Gryffindor, con una "G" mayúscula gigante, de Harry, con una "H" que cubría toda las demás letras, y el cual su color favorito era el Rojo. No necesitaba decir nada sobre las "R", ¿cierto?

Y eso que no comenzaba a hablar de los amigos que tenía.

¿Y lo peor de todo?

Lo peor de todo es que en ese minuto, en ese segundo, y en ese momento—y cuando decía ese "momento" lo que realmente quería decir era que iba a durar para toda una vida—, no le importaba nada de eso. Ni su nombre, ni sus afiliaciones, porque si eso lo habían convertido en la persona que era ahora… Entonces no tenía nada de quejarse.

Excepto de la Comadreja, por él siempre encontraría algo para quejarse.

Harry siempre había sido muy bueno interrumpiendo sus pensamientos, así que cuando lo besó luego de esa idea, se dijo que mientras siguiera haciéndolo con un beso como en el que ese momento le estaba dando—lleno de lengua, saliva, mordiscos y muchas lamidas—, lo podía interrumpir cuanto quisiera.

Después de todo, Draco también tenía el derecho de interrumpirlo, y lo iba a aprovechar.

—Benditas haches, Harry.

Harry sólo lo miró confundido.

Fin.


Me encantaría saber qué piensan :)

Extrañaré este universo XD