Disclaimer: todo lo reconocible pertenece a Rowling.


HERE WE ARE

I


Lo que antes no estaba en el baúl

[Junio de 1971, King's Cross]

El salto de mayo a junio se da en menos de un santiamén. El calendario se adelanta y los días se van a la carrera, huyen y se le escapan de las manos. Cuando quiere darse cuenta es la primera semana de junio y está frente a su baúl abierto doblando cuidadosamente las túnicas e intentando hacer que todo quepa.

Es una sensación agradable la que tiene y, sí, porque no, también un poco desagradable pero no importa porque es esperanzador saber que se lleva en ese baúl mucho, mucho más de lo que trajo.

Las semanas antes de pisar Hogwarts se las pasó soñando despierto, qué pasara, cómo será, cómo me ira, qué haré. La semana antes dejo de dormir y cuando piso la plataforma 9¾ tuvo ganas de echar a correr y no volver. Ahora, a la mañana siguiente, arrastra los pies fuera del castillo, como si llevara algo dentro que le pesara y no le dejara abandonar las murallas encantadas de Hogwarts. De alguna manera, piensa Remus, debe tener algo que ver con los tres memos que caminan a su lado hablando de quién sabe qué.

—Te digo que sí, Sirius, que el año que viene...

Y dale piensa Remus con una sonrisa.

Le gustaría poner en una balanza ese año escolar porque Remus es ese tipo de persona, pero no puede, en su mente solo existe lo bueno y lo todavía mejor. Ha visto, ha conocido y ha practicado la magia, es un mago, está en Gryffindor, sabe que cuando cierre los ojos en su habitación va a ver las verdes extensiones del terreno y va oler las murallas de piedra húmeda del castillo. Y sí, porque no, va a extrañar a los tres escandalosos con los que comparte habitación. Por Merlín, a lo mejor hasta extraña al amargado de Sirius.

No, se corrige, Sirius se merece un poquitín más de crédito. Es sorprendente ver los pequeños cambios que ha hecho ese año. A lo mejor él no es el único que se lleva mucho más de lo que trajo y mucho más de lo que se atrevía a soñar.

—Bueno —cuando llegan a la estación James se ve solemne y Remus sonríe—, prométanme que se van a portar mal en mi ausencia, niños. Háganme sentir orgulloso.

Sirius ese año aprendió un poco de Pociones y Transformaciones, algo de Encantamientos y un poquito de Historia de la Magia, pero lo que más hace bulto en su baúl es una pequeña lección sobre sí mismo, y sobre lo que esperan que sea y lo que él quiere ser. Peter se va con los primeros amigos de su vida, con algo caliente y blando en el estómago y algo que le llena el pecho y con algo enteramente suyo. Que no tiene que compartir con nadie. James simplemente cree haber encontrado todo lo que no sabía que estaba buscando -y no sabe cómo ha podido vivir sin ello hasta ahora- en ese castillo de piedra; simplemente no existen límites.

Peter dice lo prometo. James mira a Remus alzando una ceja y este rueda los ojos pero sonríe suave.

—Supongo que podría.

Aburrido —murmura Sirius, pero todos ahí saben que ya no lo dice con mala baba.

Sirius mira a James, James mira a Sirius.

—¿Lo prometes?

—Lo juro.


TRAVESURA REALIZADA