John: === hora de curar heridas

«Yo espero que pienses uen mi, cuando no puedas dormir y las estrellas brillen igual como tus ojos lo hacen. Que pienses en mi cuando el viento bese tú cara, espero poder ver tus mejillas cuando se sonrojen por los pétalos de las flores que rosen tú piel.
Yo espero que pienses en mi, cuando no puedas dormir y las estrellas brillen igual como tus ojos lo hacen.
Cuando te duela el corazón, aunque sea un poco, sólo para sentir que aún estés vivo.»

No podías dejar de llorar, fuiste un idiota. Siempre trataste mal a Dave, le dijiste de todo, en su momento, lo comparaste con Jake sin pensar en sus sentimientos. Eres y fuiste egoísta John, ¿quién lo diría? Y ahora estas sólo.
Cierras los ojos. Llamarias a alguien, el problema es que no tienes a quién. ¿Jane? la que después de todo estuvo contigo, pero ella tiene su vida, es cierto que no tenia hijos ni nada por el estilo, pero no podías ir y contarle que tenias mal de amores, como lo hiciste las primeras semanas en tu nueva escuela, no eras nadie para arruinarle esa bella noche de verano. ¿Dave? le rompiste el corazón, lo mas triste… Han pasado mas de tres años de eso y jamás encontraste las respuestas que buscabas, al menos no todas y te sentías como un imbecil recordando lo mala persona que fuiste con él.

Te levantaste con la libreta en manos...

«Cuando el día este nublado, sonríe e iluminalo. Piensa en mi cuando reíamos y con el azul de tus ojos cambiabas la tonalidad de los mios. Cuando te sientas sólo, recuerda en todas las veces que reímos, cuando nuestras risas eran la mejor melodía jamás compuesta»

Pasaste la página, ya habías dejado de sollozar.

«Y se que quizá el pensar no sea suficiente, pero te prometo que pase lo que pase, tú serás la única excepción. Él único por el que daré mi vida, mi sueños y mi alma. Aunque me quedé en la ruina, aunque el mundo nos odie, aunque uno de los dos muera; haré todo para volverte a ver sonreír»

-¡DAVE!- Gritaste a la nada desde tu balcón. Te tiraste de rodillas y comenzaste a llorar. Lo perdiste, quizá a la única persona que realmente querías y todo por tu egoísmo y tu obsecion por respuestar que no iban a cambiar en nada tu vida.

«No sabes cuanto he viajado y cada vez que te encuentro algo nos separa. Pero no me rindo, porque soy tú caballero, y nunca podría hacerle nada al heredero que el mismo rey me encomendó cuidar. Hasta luego mi querido amor, recuerda nuestros buenos tiempos para que cuando nos veamos en la otra vida, no nos sumamos en la tristeza y vivamos juntos lo que nos aguarde»

Cerraste el cuaderno, no sabias nada de él y ahora te sentías tonto. Jamás imaginaste que él te quisiera de esa forma.

Te acomodaste en el sofá de tu sala y cerraste los ojos.

—Espero que donde sea que estes, seas feliz con alguien que te valore como yo no lo hice— le susurraste a la nada quedándote dormido.

Malditos y mendigos aparatos que se inventaron para que flojos como tú se despierten.

Si no fuera porque es uno de los dias mas importantes de tu vida, de seguro ni le harías caso, pero era el día de tu graduación.

Habías preparado un gran discurso (si se le puede decir así), tenias tu ropa bien planchada y por supuesto el estomago vacío para el desayuno que la escuela les había preparado para festejar.

Nada podría ser mejor.

Y como logro extra, no te habías caído del sillón en toda la noche.

Fuiste a tomar una ducha rápida, hacer tus necesidades y arreglarte un poco, hoy iba a ser el día.

Cerraste tu apartamento y corriste emocionado calle abajo, tanto que ni usaste los elevadores, esos probablemente le habrían quitado la emoción al momento.

Te sentastes en la parada, no había mucha gente, igual porque no era muy común que un recién graduado a sus 21 años no pueda ir en auto por miedo a chocar.

Subiste al auto bus, pagaste y tomaste asiento lo más al frente que había, si de por si ya era ridícula la toga, pasar en frente de todos (los pocos) que estaban en en camión lo iba a ser más.

Le sonreíste a la ventana, estabas demasiado emocionado.

Depronto una mano toco tu hombro.

—Puede sentarse si gusta, no hay problema con eso— respondiste sin siquiera voltear a ver.

—John— aquella voz, no podía ser cierta, abriste los ojos como platos.

Pero al voltear lo comprobaste, ¿Como podías olvidarte de él? Su cabello rubio claro y para cosas claras su piel.

—¡¿Dave?!— lo tomaste del brazo para que se sentará, apenas lo hizo lo abrazaste en una extraña posición.

—¿Que haces en Londres?— viste que tenía su funda de guitarra en mano, pero no creias que este aquí como mendigo.

—Vine a grabar un disco, pero sigo sin entender la vialidad inglesa — ambos rieron. —¿y tu? ¿A donde vas?.

—No te diré pero tienes que acompañarme.

—¿Acaso tengo otra opción?—ambos rieron.

Te sentías raro, recordabas lo de ayer y tenías una punzada en el estómago.

Muchos sentimiento encontrados en tan poco tiempo, los dos se habían quedado callados, en un silencio bastante incomodo.

Poco a poco tu sonrisa se iba apagando.

De reojo veías a Dave, su cabello despeinado debajo de un gorrito tejido rojo quemado, ya no llevaba sus antiguas ray ban, ahora usaba gafas de aviador, y tenía un barbita saliendole en el mentón, no sabías si el karma te traicionaba pero tenías al hombre más guapo que habías conocido en tu vida a milímetros de ti y no le hablabas.

Apoyaste tu cabeza en el cristal, confundido.

—Te vez triste John— comentó el albino.

—No es nada— finjiste sonreír y regresaste tu vista al trayecto. Poco a poco veías el edificio de tu universidad, pediste parada y bajaste con el rubio.

—John— te gritó Jane corriendo hacia ti y abrazandote como si no te hubiese visto en siglos, vestia un adorable vestido negro y azul cián, su cabello habia crecido, si no bien 3 kilometros, pero estaba mas largo que cuando la viste por primera vez

—Wow, ya no eres la chica que recuerdo— comentó

—¿Dave? te ves diferente— lo saludo de beso y te tomo del brazo.

—Te lo voy a robar un momento, el director esta histérico, uno de sus mejores alumnos no ha llegado aún.

Ella sonrió y comenzaron a correr, volteaste a tu espalda y Dave comenzó a seguirlos, solo que con menos prisa.

—…el termino de un gran año para la academia Kirkland y el país, ahora quiero darle el micrófono a uno de los mejores estudiantes de esta escuela: John Egbert— los aplausos no se hicieron esperar y subiste al escenario.

—Buenos dias a todos, compañeros, maestros y publico en general. Wow… Jamás pensé en terminar dando un discursos de graduación… Quiero decir, en los últimos 6 años, desde que inicié mis carrera en Seattle hasta que la acabe en aquí, mi vida dio un giro de 360 grados, he visto muchas cosas, he vivido muchas otras más, conocí gente que me cambio la forma de ver la vida y otra que me hizo perder a muchos seres queridos. Creo que lo mas importante que he aprendido en todo este tiempo, es que por más oscuro y feo que sea el camino, siempre al final del día hay una luz que nos ayuda a salir adelante. Quisiera dedicarle este titulo a mis padres, que mas quisiera que pudieran estar aquí, a mi hermana, a Rose, a su novia Kanaya quienes me enseño muchas cosas sobre relaciones y la vida general— reiste— a Dave, que a pesar de que nos distanciamos por mucho tiempo, sus canciones siempre me sacaron una sonrisa eso y tambien por estar ahí para regañarme cuando estaba de necio— lo miraste desde lejos, él solo te sonreía — y sobre todo a mi mismo, que, para todo lo que viví, logre cumplir uno de mis más grandes sueños y también uno de los de mi padre.

Todos aplaudían. Jane corrió a abrazarte.

Después de haber esperado a que repartieran los títulos. Todos pasaron a otra sala donde había un bufete preparado, platicabas con Jane y Dave de cosas triviales, se sentaron y comieron juntos pero durante todo el rato sentías que tenias que decirle algo a Dave.

—Jannet— dijo alguien, los ojos cianes de tu hermanita giraron hacia atrás. —Puedo hablar contigo— dijo un chico de cabello marrón y ojos miel, ella asintio con la cabeza y se fue con él. Aquel chico era James, estaba enamoradisimo de Jane desde que la vio en tu fiesta de cumpleaños un par de años atrás. Si bien no vivías con Jane, él iba a verla usandote como excusa, sabías que no iba a tener mejor compañía que él.

—Asi que ¿ya tienes cuñado?— Solo sonreiste.

—Es un buen tipo, supongo que si Jane lo rechaza será por algo.

Un silencio incómodo se creo entre ambos.

—Ven— le susurraste al rubio y lo jalaste hacia un pequeño jardín alejado de la «fiesta», para tu buena suerte había un salón vacío, así que no te alejaste demasiado

—¿Pasa algo malo?— le quitaste las gafas y los miraste a los ojos, habías olvidado el carmín del que estaban hechos.

No lo pensaste dos veces, lo besaste con urgencia, él te tomo de la cintura y correspondió.

Lo habías extrañado tanto… Se separaron cuando el aire se les acabó a ambos.

—Pense que aún me odiabas.

—¿Como puedo odiar a alguien quien me escribió un montón de canciones?

—Quien sabe…— el río, te miro un momento, y te abrazo —Te amo muchísimo.

—Yo igual— y le volviste a robar un beso.

Salieron del lugar, no se tomaron la molestia de buscar a Jane o decir adiós, solo salieron.

Fueron hasta un parque no muy lejos de ahí y se sentaron a bajo la sombra de un árbol, él te rodeo en por la cintura y oculto su rostro en tu cuello.

—Jamás pensé volver a estar así contigo, ni siquiera volver a verte.

—Lamento todo lo que paso— le contestaste.

Un flash los cegó a ambos.

—Que romanticooo…— Ahí estaba, en frente tuyo, una de tus mejores amigas: la señorita Lalonde.

—Rose— gritaste, intentaste levantarte pero Dave te tomó mas fuerte en sus brazos.

—Tranquilo Strider sólo vine a felicitarlo, ya que en la fiesta todo el mundo estaba muy ocupado como para verte a ti y a tu novio nada llamativo salir— se burló —No obstante, muchas felicidades.

—Gracias— le sonreiste desde tu lugar.

—Rose… ¿Los encontraste? — pregunto Kanaya. Ambas vestían vestidos de día, pero al parecer suponían que no iban a estar en piso firme ya que no llevaban tacones.

—Me debes 30 dólares — le dijo la rubia a su novia.

—Demonios— la chica morena le dio el dinero a Rose, ¿Como se atreven a apostar por cosas así? Bueno, aun no sabes ni siquiera que apostaron.

—Chicas… Lamento interrumpir sus apuestas, pero este idiota y yo necesitamos privacidad.

—Es ilegal follar en vía publica David, Pensé que lo sabías.

Tu alma se fue de tu cuerpo durante unos segundos al escuchar eso.

Hasta que todos comenzaron a reír.

—Vengan, vamos a nuestro hotel en el centro y los invitamos a comer.

—Creo que debería de avisarle a Jane antes —dijiste preocupado.

—Egbert te preocupas por tonterías — dijo Dave, Kanaya río.

—La vimos en la fiesta, tranquilo, además de ve que esta en buena compañía— comentó esta última guiñandote el ojo– Ademas me dio tu guitarra, así que no hay de que preocuparse.

—Nos vamos o ¿que?— dijo Rose.

Dave por fin te soltó y comenzaste a seguir a Kanaya, hasta que tus pies dejaron de tocar el piso

—¡BAJAME!— gritaste pataleando, Dave te estaba cargando como princesa.

—No quiero que el feo vestido de la princesa se ensucie.

—No es un maldito vestido, es una… Bueno en realidad no lo sé.

—Es tu sucio vestido— le jalaste el cabello.

Rose comenzó a reírse, Dave te bajo justo cuando llegaron al flamante deportivo rojo de Kanaya.

—¿Que harás ahora John?- preguntó el albino jugando tu cabello

Después de la comida y una larga plática, Kan y Rose debían ir a tomar otro avión a Milán a la mañana siguiente. Así que los dejaron en tu departamento y digamos que tuvieron una tarde muy movida como regalo de graduación.

—Bueno, tengo varias ofertas de trabajo aquí y fuera de Londres pero, quiero volver a Seattle— te acomodaste en el pecho del otro y cerraste los ojos.

—Veremos eso, también se me olvido decirte que no estoy aquí por tu linda cara de perrito sobre la lluvia— abriste los ojos algo molesto.

—Hijo de…—te tapó la boca antes de acabar.

—Señorito Egbert, cuide esa boca mal hablada y respete a sus mayores.

—No eres mayor que yo— balbuceaste aún con la boca tapada.

—Un año y algo más, así que calla.

—No tengo otra alternativa.

—Vine a Londres a grabar un disco de estudio, así que ¿Por que no mejor te vas con Jane a Seattle y luego los alcanzó ahí y quizá… tu y yo podríamos ir a Broadway a no ver la obra.

Habías dejado de escuchar con atención cuando dijo «vas con Jane», ahora que estabas de nuevo con él, no querías dejarlo.

—¿John?.

—No, nada, buenas noches— exclamaste cortante, sabias que para eso iban a pasar meses; te separaste de él y le diste la espalda. No querías pelear, solo cerraste los ojos y te fuiste con morfeo, ya aclararias las cosas con él mañana, no querias pensar en el futuro, al menos no en ese momento.

5 meses después.

Tiraste el ramo de tulipanes a aquella fría lápida.

—Mamá, no sabes como te extraño… Esas semanas que pasamos juntos fueron de lo mejor, aún siento como si fuera ayer que volvimos a reencontrarnos, he estado bien. Jane ahora sale con un colega de la escuela, no se le puede ver más feliz, supongo que ahora estarás junto al papá de Dave, espero que seas feliz con él. Hablando de Dave, él y yo volvimos, de verdad lo quiero, aunque sea un maldito egocentrista, presumido e irónico. Jamás supe nada de los experimentos de papá, ni tampoco quiero saberlo.

Aún no me creo que ustedes se fueron hace 4 años, pero que mas da, solo puedo seguir adelante con mis metas y ser feliz, tu alguna vez me lo dijiste.

En fin, fue un gusto hablar contigo, en un mes me voy con Dave a Amsterdam, Rose y su Novia nos invitaron a su casa ahí, según tienen algo importantísimo que decirnos.

Bueno te dejo, que ya sentí varias veces mi móvil vibrar, fue un gusto volver a hablar contigo. Nos vemos luego— saliste de tu antigua casa, la cual ahora era usada por una fundacion que Jane habia fundado, no sabias muy bien de que iba, pero no dudabas que con Jane al mando llegaría a su objetivo; Dave estaba sentado encima tu auto esperandote, cruzado de brazos.

—La próxima vez avisame, me tenías preocupado— Solo reiste.
—Tranquilo, estaré bien, además recuerda que como guardaespaldas, eres un fiasco– te burlaste.
—Solo contigo, tonto— te abrazó y te dio un beso en la cabeza. —Me distraes de mi trabajo.

—Vamos, que tengo hambre.

—Enseguida princeso— bromeó Dave, abriendote la puerta del carro.

—No hay sexo en una semana, David.

—Ya veremos eso en la casa– te sonrió.

Y esa noche como muchas otras importantes en tu vida, comenzó a nevar.

MUCHAS GRACIAS A TODOS Y TODAS LOS QUE A LO LARGO DE UN AÑO, LEYERON ESTE FIC, NO SABEN LO FELIZ QUE ME HICIERON CON SUS REVIEWS, AUN NO ME CREO QUE HAYA LLEGADO A SU FIN, AYER 25 DE SEPTIEMBRE ESTO CUMPLIO UN AÑO DE SER PUBLICADO Y HOY NOS DESPEDIMOS DE DAVE Y JOHN, DEJANDOLOS SER FELICES, COMO DEBIERON SERLO DESDE UN PRINCIPIO.

NUNCA PENSE QUE ESTA IDEA LOCA, LE GUSTARA A MAS DE UNO.

QUIERO AGRADECERLE A CARMI POR AMENZARME A MUERTE EN CADA CAPITULO PARA CONTINUARLO, CREO QUE SIN SU APOYO JAMAS HUBIERA LLEGADO A TODOS ESTOS CAPITULOS.

NO SE QUE MAS DECIRLES, SE QUE HAY UNOS CUANTOS SECRETOS QUE NO QUEDARON CLAROS, PERO ASI ES LA VIDA, NO PUEDES SABERLO TODO, TODO EL TIEMPO.

EN FIN, DE NUEVO, MIL GRACIAS POR LEERLO.

NOS VEMOS EN OTRA AVENTURA.

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