La fuerza no viene de la capacidad corporal, sino de la voluntad del alma.

-Gandhi


Estaba asustada por lo que se avecinaba. Su instinto de madre se lo advertía. Mordió con fuerza su labio inferior intentando que las lágrimas no salieran. Se cruzó de piernas y brazos. Debía mantenerse serena.

-Bueno.- Nezumi también demostraba una actitud fría, seria, como siempre. Extendió sus piernas en una posición cómoda. Coloco los brazos en el respaldar del sillón, como si lo que iba a contar fuese una anécdota graciosa de su pasado. Los demás se mostraban más preocupados, mordiéndose las uñas y ocultando la vista tras sus cabellos.- Cuando vine aquí desde No.5 para buscar a su hijo ocurrieron ciertos eventos relacionados con el pasado.- comenzó el ratón.

Rikiga rodeo los hombros de Karan con cariño, en señal de apoyo. A la mujer se le estrujo el estómago y unas increíbles ganas de llorar y gritar se apoderaron de ella. Más cerró los ojos y conto a diez, luego volvió a abrirlos.

-Como ya sabe- reanudo el pelinegro- su hijo estaba encargado de hacer experimentos y demás en el Bloque Oeste. En una ocasión, poco después de que llegue aquí, fui a visitar el que fue mi hogar junto con Shion- recordó ese reencuentro, cuando le confeso al albino que lo amaba, y se fundieron en palabras tiernas y besos cálidos. Sacudió un poco la cabeza, intentando volver al tema.- estábamos hablando de nimiedades- claramente no le diría la verdad- cuando mis ratones detectaron una bomba, salimos corriendo de ahí.- rememoro que mientras corrían se dijeron palabras de ternura, y que al parar estuvieron a punto de besarse, ¿por qué se volvió tan débil en ese momento? Se sintió asqueado de sí mismo.- al detenernos un hombre nos habló, estaba sentado en un banco de nieve, jugando con una bomba. En un descuido me acerque hasta él y le puse un cuchillo en la garganta, para después despojarlo de sus armas.-hizo una pausa para que todos captaran lo que contaba, luego siguió- Le preguntamos quien era, y él dijo que lo habían mandado, que nuestra tranquilidad ya no duraría. Obviamente era mandado por el legado de los infiltradores de la enfermedad. No soltó más información que esa. –hizo un ademán con la mano, dando a entender que era algo obvio- su cuello sangraba y Shion exigió curar su herida en la clínica que tenía ahí. Al terminar el hombre salió corriendo y dejo otra bomba, por suerte logramos salir ilesos. –Cruzo sus brazos y miro a todos los presentes- empezamos a investigar, y para ello necesite la ayuda de mi amigo Sho- lo señalo y todos voltearon a verlo, este se ruborizo- para los planes que tenía en mente, pues el, al igual que Shion posee un gran intelecto.-el chico de cabellos rojos bajo la vista avergonzado por los sutiles halagos de Nezumi.- Pero de nuevo, las imprudencias de su hijo-Dirigió sus grises orbes a Karan- lo llevaron a ser capturado.

-Oh, no…-dijo con un hilo de voz la mujer.

-Más el hombre que lo secuestro fue demasiado inútil y logre tomar toda la información de su brazalete. Con la ayuda de Sho logramos descubrir la ubicación del chico.-miro al techo un momento- sin embargo, la facilidad con la que le quite los archivos al hombre de nombre Inoue me pareció demasiado sospechosa.-todos lo miraron asombrados, el jamás menciono eso- me dedique a investigarlo, pude ver notas que escribió, llamadas, mensajes… y descubrí que el hombre estaba completamente en contra de esa maligna organización- nadie sabía eso, por lo que agudizaron el oído para no perderse de nada.- y una cosa más-la tensión se apodero del ambiente con mayor notoriedad, haciendo que todos se tornaran rígidos- Inoue estaba obsesionado con Shion. Encontré fotos, información y videos del chico en el brazalete. –Nezumi sonrió divertido ante la atónita mirada de todos.- Me mantuve en contacto con el todo el tiempo, por lo cual se nos facilitó la entrada a las instalaciones. Yo hice que Sho se aprendiera los planos, pero solo fue para despistar, pues Inoue me mostro donde estaba cada habitación. Ese día, en que fuimos a rescatar al albino, el hombre desactivo todos los sensores y cámaras, pues tenía acceso a ellas, era de mucha confianza. –Se puso de pie, tanto estar sentado lo desesperaba- mando una junta con todos los guardias y dejo abiertas todas las puertas. Cuando ya estábamos con Shion, se dieron cuenta algunos empleados y nos persiguieron. Eso no se encontraba en lo que tenía planeado, entre en pánico por un momento, pero Shion nos llevó al techo, donde saltamos. Después de eso las oficinas se desplomaron en burbujas y nosotros llegamos sanos y salvo a tierra firme- Karan cambio su expresión a una de susto.- el chico… en su corta estancia en aquel lugar… se reencontró con Safu, y… y "acepto a Elyurias" –lo miraron con duda.- yo tampoco entendí muy bien, lo que tengo entendido es que tiene ahora cierto "poder" me dijo que ya no regresara, que nunca podremos volver a verlo.-con esto concluyo.

Karan quedo en shock, todo eso había ocurrido muy rápido. Su hijo estaba lejos de ella otra vez. Se sentía inservible, siempre arreglaban sus problemas, no podía proteger bien a su hijo, no sabía cuidarlo. Ya era la segunda ocasión en que lo perdía, y no tenía idea de cómo resolverlo.

Ya estaba muy entrada la noche, la charla se alargó mucho. Pero ahora todo se encontraba en silencio.

-Yo creo…-por fin hablo Karan- creo que si esta con Safu… estará bien…-intento conformarse, hacerse sentir mejor, no lo logro, solo se deprimió más.

-¿Qué?- Inukashi estaba exaltada, levanto mucho la voz- ¿planea dejar las cosas como están? –se puso de pie, acercándose a la madre- Esa chica le tendió una trampa a Shion, de eso no me cabe duda, está loca por él. Y no metafóricamente, su locura es real.- coloco sus manos en su estrecha cintura.

Esta vez las lágrimas brotaron a torrentes de los cafés ojos de la mujer. Ella lo sabía, pero estaba derrotada. Los gruesos brazos de Rikiga la envolvieron en un fuerte abrazo que la mujer no desprecio, llorando más audiblemente.

La cuida perros se arrepintió al instante de decir eso, se dejó llevar por sus instintos y provoco que la mujer llorara. Se acercó dispuesta a consolarla, pero se vio detenida por la mano de Nezumi en su hombro, indicándole con la mirada que de cualquier forma eso iba a ocurrir. Todos permanecieron callados, y lo único que se escuchaba en la casa eran los sollozos inconsolables de Karan.

Pasaron alrededor de treinta minutos en los que nadie hablo por respeto a la mujer que intentaba tranquilizarse para no despertar a Candid. Cuando por fin se detuvo y levanto su cara, enrojecida e hinchada por el llanto, del pecho de Rikiga, Nezumi se le acerco y hablo con voz calmada, llenando se seguridad, confianza y fe en la mujer, mirándola directo a los ojos:

-Confié en mí, yo traeré de regreso a su hijo.

-Muchas gracias, Nezumi.-fue lo único que logro articular, y se abrazó a este. –Ustedes…-hablo luego de un tiempo, cuando se hubo soltado del abrazo- son unos grandes amigos, ¿cierto? – una sonrisa maternal surco sus labios. El chico pelinegro volteo su cara, disimulando la vergüenza. –y tú, Inukashi. Parece que Shion y tu están enamorados, habla mucho de ti, y te preocupas mucho por el- .Todos en la habitación comenzaron a reír, risas que pasado un rato se tornaron en carcajadas. La mujer era ignorante a la verdad. Pero aun sin saber de qué ella igual comenzó a reír de forma sincera, eso logro calmarla un poco.

-Claro- declaro Rikiga cuando ya no reía tanto- digamos que algo así. Todos sonrieron, mostrándole apoyo a la mujer.

-Bien,- hablo ella- creo que debemos dormir, todos estaremos ocupados estos días. Pues yo también pienso ayudar en la búsqueda de mi hijo.- hablo con voz clara, decidida y fuerte. Nunca más se dejaría vencer, ella estaba obligada a velar por la seguridad del hijo que tuvo.

Ya era de madrugada, pero no logro conciliar el sueño en toda la noche. Salió al balcón de su cuarto y observo el sol levantarse, ante el nacimiento de un nuevo día. Le llenaba de melancolía pensar que apenas en la mañana del día de ayer estaba feliz, segura de que nada en su casa cambio en sus vacaciones, pero que errado era su pensar.

-Safu…- exclamo Karan.

Esa chica siempre se portaba bien, era huérfana y vivía con su abuela. Fue la única amiga de Shion desde siempre. Era muy noble, inteligente, divertida y agradable. Además que siempre demostró estar perdidamente enamorada de su hijo. En el fondo, Karan siempre deseo que ellos dos terminaran juntos, pues congeniaban de manera perfecta.

Sin embargo, ahora ya no estaba segura.

El gélido viento choco contra sus mejillas. Ya no había nieve, pero el frio no desaparecía del todo.

¿Por qué acepto tomar ese viaje? Fue un regalo de parte de Rikiga y Shion por su cumpleaños, pues ella trabajaba arduamente, y según los dos hombres se merecía un "descanso" le compraron un boleto en un lujoso barco que atravesaba los pocos mares naturales que quedaban en la tierra.

Fue relajante. No podía negarlo. Cuatro meses lejos de todos, los extraño, claro. Ese barco era solo de mujeres, por ello pudo disfrutar todavía más de su estancia en el crucero.

Conoció mujeres con las que construyo una grandiosa amistad, la mayoría de ellas poseían sus gustos culinarios. Su parte favorita del viaje fue el club de cocina, donde aprendió distintos postres de todas las culturas: árabes, ingleses, franceses, irlandeses… en fin, infinidad de ellos. Y los aprendió de las mejores: mujeres de esas nacionalidades.

Gracias a su brazalete pudo comunicarse con ellas.

Al chocar un rayo de luz con su ojo derecho volvió a la realidad. ¿Por qué pensaba en cosas tan egoístas como esas? Pero no podía evitarlo, de otra forma pensaría en su hijo, y su pecho se llenaría de angustia. Decidió preparar los postres en los que pensaba momentos atrás. Cocinar siempre la ponía de buen humor.

Bajo las escaleras con cuidado de no despertar a nadie, entro a la cocina, encendió el horno y, poco a poco, mientras sus fosas nasales apreciaban los aromas de los condimentos, se fue olvidando de todo.

Vio a Karan cuando bajo las escaleras, pero ella no se inmuto de su presencia. No cerró los ojos en toda la noche. Una culpa, que no sabía de qué era, lo consumía por dentro. Lagrimas cristalinas se acumularon en sus ojos. Las ojeras provocadas por no dormir eran más visibles que nunca. Se levantó del sillón en el que paso toda la noche acostado y camino a la puerta, quería espabilarse. Pequeñas gotitas brotaban de sus ojos.

Sho abrió con mucho cuidado, encontrándose detrás de ella a alguien a punto de tocar el timbre de la casa. Los ojos de ambos chocaron, quedando clavados largo rato.