Ha sido inevitable escribir GamKat. IM NOT SORRY.
Pareja: Pues eso, GamKat yay~~ GamzeexKarkat. Aunque probablemente habrá otras parejas para que sufráis y esas cosas que me gustan hacer.
Advertencias: Por supuesto, es un AU~~ Está claro que habrá lemon porque sino mi vida no tendrá sentido. (?) Puede que haya temas de droga, maltrato, marginación y cosas angst. Sólo quiero haceros sufrir.
Disclaimer: Los personajes son de ~~*Andrew Hussie*~~ que es un putísimo extraño. hOnK :o)
Disfrutad~~
Corría tan rápido como podía, desesperado, bajo la helada y cruel lluvia invernal. Sentía la escasa ropa empapada y el cabello negro pegado a la cabeza por el agua, pero no le importaba. Tenía que huir todo lo lejos que pudiera de esa casa a la que por nada del mundo llamaría hogar.
Así que corría y corría con la cabeza gacha, sin saber a dónde se dirigía, sin pensar en nada. Fue entonces cuando se encontraron y, si lo pensara ahora, la palabra milagro no le parecería tan absurda como en aquel día.
En su imparable carrera,de repente se chocó de frente contra algo que, al alzar la cabeza, reconoció como un altísimo... ¿payaso? Ni siquiera le importó porque pensaba seguir corriendo, pero al haber sido obligado a parar, se dio cuenta. No tenía a dónde ir, no tenía dinero, ni ropa, ni absolutamente nada.
Sólo escuchaba su propia respiración desbocada y el continuo sonido de las gotas de agua contra el asfalto gris y mojado.
El payaso le miraba con unos ojos violáceos llenos de curiosidad bajo su capucha. Por alguna razón, Karkat no pudo aguantarlo más y se echó a llorar, agarrándose de aquel inquietante desconocido.
Tal vez con suerte era una especie de psicópata asesino que acabaría con su vida.
Sin decir una palabra, el payaso cogió en brazos al adolescente que había encontrado bajo la lluvia. Se metió en un portal cercano, subió las escaleras y entró en un apartamento del segundo piso.
El payaso lo dejó en un sofá algo viejo y se bajó la capucha, dejando ver que en realidad sólo era un chico con la cara pintada. Karkat no dejaba de temblar, pero ya había asumido que ese puto loco iba a matarle o algo por el estilo.
—Rápido. —Dijo con un susurro ronco, llamando la atención del desconocido.
—Tranquilo, tío. —Respondió él mientras entraba por una puerta.
Karkat suspiró y miró al suelo. ¿Ya iba a acabar todo? Una sonrisa triste se dibujó en su rostro.
"Por fin."
Entonces algo le cayó encima de la cabeza, algo suave, blanco y con olor a suavizante. Una toalla. El mayor empezó a secarle la cabeza sin demasiado cuidado y después volvió a desaparecer por otra puerta.
Karkat no entendía nada. Se supone que iba a matarle, pero en cambio le daba una toalla y volvía de la cocina con una taza humeante que después pudo comprobar que era chocolate caliente.
—¿Estás mejor, bro? —Preguntó el alto chico, quitándose la chaqueta mojada y tirándola por el suelo.
Él no contestó, estaba contemplando con sus rojizos ojos la piel tatuada del payaso. A pesar de estar en pleno invierno, debajo de la chaqueta que se acababa de quitar sólo llevaba una camiseta de tirantes que dejaba ver gran parte de su torso. Parecía una estrella del rock o algo así, tan tatuado, tan lleno de piercings y con aquella pintura extraña en su cara.
El payaso sacudió la cabeza y Karkat sintió algunas gotitas de agua chocar contra su mejilla, pero siguió callado.
—Me llamo Gamzee. ¿Y tú? —Sonríe ampliamente, como si no pasara nada y se sienta a su lado.— Oh tío, mira cómo me estás dejando el sofá, hijo de puta.
Karkat frunció el ceño. Ese tío se estaba pasando de amistoso o... o lo que fuera. No pensaba contestar a sus preguntas, pero sí se bebió con avidez el chocolate caliente que le ofreció. No era tan idiota como para negar comida cuando probablemente le escasearía en los próximos días.
—Parece que te hayas metido en una putísima pelea. —Gamzee alzó la mano e intentó acariciarle la mejilla, pero el menor se apartó, huraño.
—¿Por qué me has traído aquí? —Preguntó al fin con un hilo de voz.
—No sé, ha sido un puto milagro. —Al decir aquello, le mostró una gran sonrisa. Karkat se dio cuenta de que también tenía un piercing en la lengua.— ¿No crees?
—Claro que no. —Intentaba ver las reales intenciones de ese tío tan raro, pero no vio sombra de mentira en sus ojos morados. Aun así, él no creía que la gente hiciera cosas buenas porque sí.— Joder, en serio, ¿qué quieres de mí?
—Te puedes quedar aquí, mejor amigo.
—Qué... ¿mejor amigo? ¿Estás de coña? —Karkat cada vez se cabreaba más y más. Aquello era surrealista.
—No, en serio, lo juro. —Levantó una mano para darle más credibilidad a su juramento.
Karkat se levantó del sofá, enfadado. Aquel estúpido con la cara pintada no sabía nada y se estaba burlando de él. Seguro que era sólo un pedófilo y aquel chocolate caliente llevaba alguna droga para dormirlo, así que lo mejor sería estar fuera de allí si no quería ser violado por ese Gamzee.
Pero la curiosidad le pudo.
—Dices que me puedo quedar aquí. —Repitió mirando al payaso con desconfianza.
—Sí. —Le mostró de nuevo una sonrisa despreocupada.
—No me conoces de nada.
—Porque tú te niegas a responder mis putísimas preguntas.
—Me... me llamo Karkat. —Se volvió a sentar en el sofá, cohibido por la situación.— Y... bueno, me he escapado de casa.
—Te entiendo, bro.
—¡No, no me entiendes! —Le gritó Karkat de repente, sorprendiendo al mayor.— No sabes por toda la mierda que he tenido que pasar, no lo sabes...
El moreno empezó a recordar la última paliza de su madre. Todos los arañazos, empujones, golpes y tajos que le había propinado con diferentes utensilios. Todo el dolor. No pudo evitar romper a llorar de nuevo, como si estuviese solo.
Sin embargo, aquella vez sí que había alguien con él. Gamzee se levantó del sofá y desapareció durante unos segundos. Karkat le ignoraba, no podía pensar en otra cosa que no fuese todo su sufrimiento. Entonces el mayor volvió y empezó a cantar.
De repente su voz sonaba suave y agradable, combinada deliciosamente con una guitarra acústica. Karkat poco a poco dejó de sollozar sólo para poder escuchar la dulce canción de Gamzee. Él le sonrió al ver que ganaba su atención.
A pesar de que las lágrimas seguían cayendo por las mejillas palidísimas del moreno, ahora estaba prestando atención al otro chico, que cantaba sólo para él.
Cuando acabó, sólo se escuchaba el incesante golpeteo de la lluvia contra las ventanas.
Gamzee le miró, risueño, como siempre parecía estar.
—De verdad es un milagro que te haya encontrado. —Añadió, sin dejar de mirar al pequeño chico.— Te tienes que quedar aquí porque es el putísimo destino.
—Tengo dieciséis años. —Musitó Karkat como respuesta, como si aquello fuera una prueba definitiva de que no podía quedarse allí.
—¿Y qué? —Fue la respuesta de Gamzee. Al ver la sorpresa en el rostro del otro, soltó una carcajada.— Honk.
Entonces Karkat supo que tenía que quedarse allí. Si a Gamzee le daba igual y era un adulto -tal vez- responsable, ¿por qué iba a tener que importarle a él?
Con esa idea en mente, simplemente aceptó sin saber que aquello sí que fue un putísimo milagro.
Que conste que esto es un prólogo y que en realidad no me acaba de gustar (?) Pero es para darle un principio; la historia en si no está en esta línea temporal, sino un año después de esto.
Nos vemos en el próximo~~ ´w`)