Despertó lentamente, observando el lugar en el que se hallaba. Las paredes y lo que veía, eran de un color oscuro, aunque algo iluminado, la tenue luz era azulada.

Se sentó con dificultad, notando algunas cosas que tenía que parecían ser vendas. O eso creyó.

- ¿Dónde estoy?

De pronto, se escuchó como algo se movía, aunque era un poco difícil distinguirlo por la poca luz. Pero le pareció ver, que era algo parecido a una serpiente, una enorme. Esta serpiente miró fijamente a Hiro, al igual que otra, que recién notó; trató de alejarse, pero el cansancio y el dolor de las heridas lo impedían.

Fue entonces que ella se alzó y apareció frente a él. Con elegancia y gran presencia, haciendo que se quedase quieto, cayendo en cuenta de dónde se encontraba y su situación.

001 se acercó al chico, inspeccionándolo. Se acercó a él, olisqueándolo, haciendo que el pelinegro se tensara. Ella volvió a su posición inicial, que era estar frente a él, mirándolo.

- No eres un humano ordinario - la voz de ella resonó en su cabeza, sorprendiéndolo. Ella lo miraba, impasible -. Parece que esos estúpidos humanos experimentaron contigo - con ese comentario ella se notaba molesta, por no decir otra cosa.

- Te equivocas... No experimentaron conmigo ni nada - bajó la mirada un momento, para después volver a verla a los ojos. Ella en ningún momento le quitó la mirada de encima -. Yo... Yo lamí la sangre de Zero Two, cuando era niño.

Ella bufó.

- Así que mi copia, ¿eh? - todavía recordaba a ese viejo hombre. El cómo había osado a venir frente a ella, y al final, le había terminado por arrancar el brazo, a modo de advertencia. Tal parece que él no había aprendido la lección.

- ¡Zero Two no es ninguna copia!

- Silencio - amenazó la Princesa, con clara advertencia en su orden. Hiro calló, pero le seguía mirando con enojo por haber hablado así de Zero Two -. De cualquier forma, no volverás con los tuyos.

- ¿Qué? ¡Pero...!

- Humano, date cuenta de tu situación y estado actual. No busques enfurecerme, porque de lo contrario, acabaré contigo... Además, eres un aliado de ellos.

- ¿Ellos? - no entendía nada de lo que ella le decía o hablaba.

- Nuestros enemigos, son VIRM. Ellos sólo vinieron aquí a este mundo para conquistar, como lo hicieron con mi antiguo hogar... Y el que hayan hecho una copia de mí, y que tú poseas algo de sangre Klaxosaurio en tu sistema, representa una gran amenaza - se agachó a su altura, mirándolo fijamente a los ojos -. Es por eso que no me puedo permitir dejarte ir.

Por la mente de Hiro pasaron las imágenes y momentos vividos con sus amigos, sobre todo, con Zero Two. No pudo evitar sentir dolor en su pecho, que no era nada comparado a sus heridas.

- Entonces significa, ¿Qué no los volveré a ver?

- Claramente - se levantó, dándole la espalda, mirando a sus serpientes -. El hecho de que te quedes aquí, no significa que te descuide.

Alzó la mirada hacia ella, confundido. ¿Acaso ella lo cuidaría?

- Necesitas descansar por ahora - le dijo, al mismo tiempo que una de sus serpientes se movía, hasta quedar frente a él. Esta abrió la boca, a lo que la Princesa entró y con ayuda de sus apéndices, lo tomó con cuidado adentrándolo a la boca de la serpiente; terminaron algo pegados, pero ella le restó importancia.

O trató.

La serpiente cerró finalmente la boca, comenzando a avanzar en aquella cueva. La cual sería la nueva residencia de Hiro.