—¿Marinette, tu qué dices?

La nombrada parpadeó lentamente analizando, ¿que qué decía ella? Estaba cansada de todo ese tema, solo quería correr a esconderse bajo las sabanas rogando que, al día siguiente, hombres de negro le hubieran borrado la memoria a todo Paris.

¿Qué decía ella? Al demonio con esto.

—¿No les indigna? —Al parecer el tono con el que había tomado la palabra estaba cargado de irritación puesto que todos los presentes prestaron atención a ella —. Hablan como si estuvieran debatiendo sobre un partido político pero, en realidad, están hablando sobre la ropa interior de una joven de la que no saben nada, más del hecho de que se encarga de salvar París todos los días. ¿Y así le agradecen de mantener sus pacíficas vidas, invadiendo su intimidad? ¿No les avergüenza? Porque he de imaginar que a ella sí, ya que, recuerden, detrás de ese antifaz, es una persona común o corriente, como un cliente habitual de la panadería o su compañera de clase. —Marc la miró entrecerrando los ojos, el resto se mantuvo cabizbajo, recibiendo el regaño de una madre. Adrien tomó un croissant y lo masticó con culpa.

Marinette suspiró, suponiendo que lo habían entendido. La adolescente entonces también sintió algo de culpa, después de todo, no lo hacían más que por mera curiosidad. Les había arruinado un buen momento con su sermón, pero era necesario decir lo que pensaba. Aún así...

—¿Además quien en su sano juicio tiene ropa interior de un solo tipo? —Quizá aquello era lo que más le molestaba del asunto —¡Ni siquiera yo tengo bragas de encaje, ni de lunares!

—Es cierto, tú eres más de los clásicos —afirmó Sabine, colocando su mano abierta en la mejilla. —Aunque últimamente te gustan las bragas de gatitos... tal vez porque te gusta Chat Noir.

—Hermano, qué asco, estás sangrando sobre mi croissant —se quejó Nino, apartando su comida de Adrien.*

Marinette estampó la mano en su rostro, indignada y avergonzada. El resto siguió con lo suyo.

—No hay de qué sentir pena, Mari —la consoló Marc —. Digo, honestamente, Chat Noir es sexy y tiene ese aire de ser el tipo sádico; ¡qué ganas de ser Hawk Moth y recibir un castigo del él! ¡No sabes cómo te entiendo, Marinette!

La azabache lo miró con los ojos abiertos, atónita y asqueada con la imagen que su amigo le había hecho en su cabeza, en especial por el tono sexual que llevaba la conversación. Marc siguió en sus fantasías.

Suficiente, pensó. Se rendía; ya no podía con ellos, ni con sus amigos, ni con París. Se encaminó hacia su habitación, donde buscaría ropa limpia y sus estúpidas bragas de gatos negros y tomaría un baño. Uno lento y relajante, tratando olvidar ese infernal lunes.

Borraría, en especial, aquella imagen del infame Hawk Moth sumiso, atado con esposas en una habitación roja, siendo castigado por un feroz Chat Noir con un látigo, y en su cabeza, un gorro de policía.


¡Feliz navidad para todxs! He de suponer que este es mi regalo de navidad para ustedes, después de desaparecer por meses jaja...

*: Cuando escribí esa frase, me imaginé a Nino con la voz de aquel Vine (época de oro) que decía: Stop! I could've dropped my croissant! (si no lo conocen, bueno, no tiene el humor...)

Ah, lo siento por esa imagen incestuosa y morbosa de Hawk Moth y Chat, pero mientras nadie sepa que son padre e hijo (?). JAJAJAJA.

Ya hemos llegado al final de esta mini y corta historia, pero igualmente me verán seguir subiendo cosas de Miraculous (si la inspiración me lo permite, porque esto de que haga calor me dan ganas de morir, no de escribir jajajs). En fin, me despido.

Pequeña aclaración IMPORTANTE: Sé que yo he tomado un rumbo inocente y humorístico a la situación y a la historia. Pero honestamente, en la vida real, fuera de la ficción, esto es sexualizar a una persona, y podría ser considerado hostigamiento sexual. Por lo que, preferentemente, no hablen de la ropa interior de alguien, mucho menos de una mujer, respeten su intimidad y a la persona en sí. Como ya dije, mis personajes no tomaban una connotación así, simplemente era curiosidad y una situación embarazosa llevada al humor. Gracias por leer.