“Sonetos de la Hechicera”

Cuando se crean historias el poder y la libertad de viajar sin moverse de su escritorio es embriagante. Una vez explorado el mundo de las letras, las vocales te encierran y las consonantes simplemente te hipnotizan para decirte que no hay vuelta atrás.

Al posar mis dedos sobre el teclado, presiono las teclas esperando con ello presionar mi inspiración, apurar la fantasía, enamorarme del relato para transmitir el mismo amor. Pienso en eso y me ruborizo sentada frente al computador. El silencio en mi cuarto es absorbente. Sólo el sonido de mi escritura inunda mis oídos como pasos a lo largo de un callejón solitario, comprendiendo que tal vez soy yo caminando por mi mente, buscando las historias escondidas. Recuerdo muy bien a mi escritora favorita decir algo parecido… las historias están allí, repartidas por una habitación oscura y sólo debes tomar una vela e iluminar rincón por rincón para hallarlas.

Alzo mi mirada hacia la repisa en donde guardo mis libros con celoso orden, notando que inconscientemente había acomodado cada uno según su importancia. El primero de ellos me sonríe desde la distancia: La Casa de los Espíritus… le sonreí de vuelta… todos lo que emprenden el viaje a través de la literatura deben tener una razón, un causante, un responsable que incitara la alocada travesía y el mío fue aquella novela maravillosa. Me levanto de mi silla para tomar el libro entre mis manos y le rindo homenajes sin palabras, lo cual es irónico.

Paseo la vista por el resto de mi colección reparando que allí, entre gamas y autores, resaltaban las letras llamativas de Harry Potter en todos sus números. Cerré mis ojos recordando la magia que me extrajo de la realidad para vivir en Hogwarts, aprender hechizos, recorrer pasillos, cubrirme con una capa y volar sobre una escoba rompiendo el viento. Volví a ser una niña gracias a un Giratiempo que sólo en el tercer volumen descubrí que existía… allí estaba, no me estaba volviendo loca.

Entre un mar de ideas, dos personajes me reanimaron los deseos de jugar a la escritora y jugué con ellos. Harry y Hermione. Extraje de la repisa el quinto libro de la saga para volver a sentarme en mi escritorio con paso cansino. Aquella entrega me había proporcionado toda la fantasía de dos amigos enamorados y me dispuse a imaginar cientos de escenarios. Quise compartir con JK el idilio que era este mundo fantástico, tomando prestado a dos de sus más preciados tesoros y formar así un lazo más sólido e incorruptible, protegerlos de aquellos que no entendían su conexión intrínseca… inmortalizarlos a punta de perseverancia. Me volví una guardiana de la pareja capaz de volverse un Dementor a la hora de defenderlos.

A mis 25 otoños de vida me pareció haber recorrido más de lo que mi memoria me permitía. Me acerqué con mi silla hasta la ventana y miré las calles de Santiago moverse al ritmo de la vida presurosa. Recordé las historias que nacieron a partir de mi sed por romance, me aventuré con “Razón, Porfía y Corazón” siendo mi primer trabajo inexperto en la materia, si bien escribía sobre otras cosas el mundo de Harry Potter presentaba un real desafío. Luego, gracias mi terquedad, nació “La Mirada del Auror”, donde me lancé en una búsqueda de acción y escape. Le di su tiempo merecido a una vieja idea: “Entre el azul y el rojo”, una historia de colores y desafíos diferentes dentro de la escuela. Entre la locura de crear, estudiar y terminar la universidad, tuve que recortar los relatos para darle forma a los breves one shots que calmaron mis ansias… “Perdona si te amo” brincó a mi pantalla gracias a una canción en la radio que sonaba mientras leía, “Jugando a la escritora” fue un reflejo de miles de mis pensamientos ubicados en la mente de Hermione, gracias a ella por haber sido mi herramienta… “Azucenas” fue el arranque de un día de romanticismo, un día que dejó de ser comercial por un segundo para volverse San Valentín en todo su esplendor… “La apuesta” y “En penumbra” compitieron peligrosamente en un foro de mi pareja favorita, fueron mis soldados en una batalla de inspiraciones donde en realidad no importan los ganadores, sólo las historias hermosas .

Al terminar de leer el último libro, el séptimo volumen que cerraba una etapa de mi vida, la decepción de un epílogo insípido me quedó en medio de la garganta. Cerré Reliquias de la Muerte con cierto desazón preguntándole a JK por qué había desatendido tanto a sus personajes, por qué no rindió tributo para aquellos olvidados ni les agradeció por haber existido, por qué no aprovechó la perfección indiscutida entre moreno y castaña para realizar así una bellísima historia de amor… como era de esperarse no recibí contestación alguna. Por esto mismo, mis dedos inquietos me llevaron hasta el teclado para crear “Fuera de Control”… el nombre nació primero que todo. Quizás fue en homenaje a mi cabeza llena de ideas, a mi corazón enfadado, a mi deseo frenético de aficionada… no sabía con precisión, tomé el Epílogo, me reconcilié con él y le di un choque eléctrico para darle latidos… lo continué brindándole 31 nuevos capítulos convirtiéndose en mi propio HP8 que espero hayan disfrutado quienes lo hayan leído.

Gracias por darme la oportunidad de ser una bruja más en esta fantástica comunidad y por darse el tiempo de conocerme un poco mejor...

Se despide con un beso desde Santiago de Chile,

Andrómeda

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