Disclaimer: Todos los personajes pertencen a J.K Rowling

Último capítulo de este mini-fic. Druida, espero que te guste.


Cuando Harry despertó se dio cuenta que había tenido los mismos sueños que la noche anterior, tenía un sentimiento raro, pero era bueno. Sabía que ese día iba a ser el último en ese tiempo, lo presentía. Tomó la ropa que otra vez Lily se había dejado y fue a bañarse. Cuando terminó bajó las escaleras y entró en la cocina, allí se encontraban Lily y Sirius, su madre estaba haciendo tostadas y Sirius se las estaba comiendo junto a una taza de café.

-Buenos días –saludó Harry.

-Buenos días –respondieron su madre y su padrino.

Se sentó en la mesa, Lily le dio una taza de café y tostadas, comenzó a desayunar y vio a James bajar con el pelo mojado.

-Buen día –los tres volvieron a saludar y James también empezó a desayunar.

El Profeta fue pasando de mano en mano, todos tenían el ceño fruncido, otra vez había desaparecidos, esta vez una familia muggle. Harry pensaba que era como en su época, desaparecidos, asesinatos, casas incendiadas. Voldemort tenía cada vez más seguidores, y no eran solo mortífagos, también inferís, dementores, gigantes y distintas criaturas mágicas. Harry y James se dieron cuenta que Lily estaba preocupada, el último se levantó y abrazó a su mujer.

-Calma Lily, no les va a pasar nada –Harry pensaba que estaba hablando de sus abuelos, los padres de Lily.

-Igual tengo miedo, ellos no van a poder defenderse, James –Lily suspiró y James le dio un beso para calmarla.

-Lily, te aseguro que no les va a pasar nada –aseguró James, ella respiró hondo e intentó tranquilizarse.

Luego de eso terminaron de desayunar y James, Harry y Sirius fueron a la sala, hablaron de las travesuras de los Merodeadores en Hogwarts y las técnicas de Sirius para salir con más chicas. Harry reía de todas las anécdotas que les contaban, era evidente el cambio de Sirius luego de doce años en Azkaban.

-Entonces, la llevó al salón abandonado que te dije antes y… -contaba Sirius.

-Gracias, pero prefiero no saber los detalles –interrumpió el azabache de ojos verdes, haciendo que su padre y su padrino rieran.

-¡Sirius! –se escuchó el grito de Lily desde la cocina- ¡Necesito que vayas a comprar huevos y azúcar!

-Lily, sabes perfectamente que puedo ir yo bajo la capa –comentó James.

-Que vaya Sirius y sirva para algo –respondió la pelirroja mientras Sirius rodaba los ojos.

Sirius fue a comprar lo que Lily le pidió y Harry fue hasta el cuarto de invitados donde él dormía, tomó pergamino y pluma y se puso a escribir, quería dejarles alguna pista de lo que iba a pasar, pero tampoco quería decirlo tan directo, escribía y borraba, así hasta que encontró las palabras perfectas, dejó la carta arriba de la cama, la iba a dejar allí y cuando él desapareciera la iban a ver y a leer. Bajó las escaleras, hacía ya varios minutos que había escuchado que Sirius había vuelto.

-Vamos pelirroja, ¡Quiero una tarta! –escuchó Harry.

-No, Sirius –contestaba Lily.

-Por favor, por favor, por favor –Harry entró en la cocina y vio a Sirius haciendo cara de perro abandonado a su madre para que le haga una tarta.

-Apoyo al perro, quiero un tarta –ahora Harry junto a su padrino le hacían caras a su madre.

-Está bien, ¡Pero van a tener que esperar! –los dos gritaron y le dieron un beso a Lily, uno en cada mejilla, vieron que James estaba riendo y negaba con la cabeza.


Ya habían almorzado y estaban comiendo la tarta que había hecho Lily, que para suerte de Harry, era de melaza. En ese momento, Harry se empezó a sentir mal, sabía que estaba por volver a su tiempo, entonces, se desmayó. Imágenes pasaban por su mente, eran como las de los sueños de las últimas dos noches, cosas que había pasado y cosas que no recordaba, o que no había vivido. Despertó y se dio cuenta que se encontraba en piso, estaba en el Valle de Godric ¿Todo lo que había pasado fue un sueño? Eran los pensamientos de Harry, pero se dio cuenta que no era así cuando vio que la casa de sus padres estaba reconstruida, se levantó y tocó la puerta, ¿Se encontraba en su época? La puerta se abrió y Harry se sorprendió al ver a una Lily de unos cuarenta años y no de diecinueve como la había visto hace solo unos minutos.

-¡Harry! Pensé que ya no vendrías –Lily casi lo obligó a pasar, la sala era la misma, solo había más fotos y más libros en las estanterías, se acercó y vio una foto enmarcada, estaba él con sus padres en su cumpleaños de once años, según el pastel, y ahí lo recordó todo.

Cumpleaños, Hogwarts, cenas con Remus y Sirius, tardes en la Madriguera con Ron y Hermiones, salidas con Ginny. Un mundo con sus padres. Se dio vuelta y miró a su madre que tenía la cabeza ladeada y una pequeña sonrisa, entonces la abrazó.

-¿Una carta? –comentó Lily cuando se separaron.

-No podía decirles todo lo que había pasado –respondió Harry.

-Pero lo escribiste en una carta –dijo James desde la puerta de la cocina, se acercó y abrazó a su hijo.

-¿Y Remus? ¿Y Sirius? ¿Dónde están? –todas las preguntas golpearon a Harry de repente.

-Si esperabas librarte de nosotros no lo vas a lograr –se dio vuelta y vio a Sirius parado en la escalera, enseguida fue a abrazar a su padrino-. Y antes que preguntes, el lobito está todo acaramelado con Tonks ¡Puaj!

Harry rio, todos estaban bien, su padrino libre y vivo, sobre todo vivo, Remus y Tonks se habían casado y habían tenido a Teddy, él salía con Ginny; Ron y Hermione también estaban juntos, todo estaba tal cual él lo recordaba, y además, tenía a sus padre.


¡Hola!

Bueno, debo confesar que no sabía si cambiar el futuro o no, pero me plantee eso cuando ya había subido el segundo capítulo y ahí decía lo de los sueños extraños, así que cambie el futuro. Se que el capítulo es corto, pero es lo que salió mas o menos decente, espero que te haya gustado.

¡Saludos!