3

Pergamino.

La ausencia de su gemelo todavía le pesa en el corazón. Han pasado años, demasiados meses, infinitos días sin él.

Se muerde el labio con fuerza, entierra la nariz en el cabello de su mujer. De no ser por ella nunca hubiera superado su pérdida. Nunca.

Curiosamente el día en que lo perdió a él, en que creyó que toda su vida iba a derrumbarse, fue el mismo día en que el futuro se abrió camino.

La Guerra había terminado, el castillo recobraba la calma.

La sangre goteaba desde el corte en su mandíbula, cada vez que avanzaba un paso sentía un agudo pinchazo en la rodilla. No obstante, lo peor era el dolor sordo del pecho: la agonía que provocaba cada respiración era indescriptible.

Rookwood había estado a punto de matarlo.

Entre gemidos de angustia consiguió arrastrarse hasta el Gran Comedor. De inmediato distinguió a su familia. Las múltiples cabezas pelirrojas se inclinaban sobre una figura que yacía en el suelo, una figura que, incluso desde la distancia, reconoció sin problemas.

El corazón se detuvo en un instante agónico.

—No… —Todo su dolor desapareció de súbito. Quedó olvidado. Todo lo que importaba era él. George.

Se aproximó lo más rápido que pudo. Su familia se apartó al verlo llegar, trataron de dejarle espacio. Él se dejó caer en el suelo, al lado de su hermano.

—No…

Las lágrimas afloraron de inmediato. Sostuvo la mano de su gemelo. Se dejó llevar. Lloró durante horas rodeado de todos aquellos a quienes amaba. De todos… menos de su gemelo, su compañero, su mejor amigo.

No supo cuánto tiempo había pasado. No se movió, permaneció estático hasta que los músculos se le agarrotaron y el dolor de sus heridas se hizo casi insoportable. Solo entonces permitió que lo curasen.

Hermione lo ayudó a incorporarse, lo sostuvo. Él no dijo nada, no se resistió. Simplemente miraba a su hermano.

Juntos se alejaron lentamente en busca de la señora Pomfrey. Cada paso era una tortura para Fred. A medida que se alejaba del cuerpo inerte de su gemelo el vacío en su alma aumentaba.

Hermione lo ayudó a tumbarse en una de las camillas improvisadas en el suelo. Intentó alejarse en busca de la enfermera, en busca de cualquiera que pudiera sanarlo. Él se lo impidió. Le sujetó la mano con fuerza, atrayéndola hacia él.

—Se ha ido… —Fue todo lo que susurró.

Los ojos de Hermione se llenaron de lágrimas de nuevo. Sollozó quedamente. No supo qué responder. Lo único que pudo hacer fue acariciar su rostro, su cabello, tratando de ofrecerle consuelo.

Fred se dejó hacer. Le gustaba la calidez de sus manos, la dulzura de su roce. Sus manos nunca habían estado tan cerca. Sus manos…

Entonces lo supo. Lo reconoció al fin. El tercer olor de la Amortentia.

Era ella, era su olor. El olor de los libros, esa mezcla de pergamino y tinta. Era el olor que siempre la acompañaba, que siempre impregnaba su piel.

¿Cómo pudo no darse cuenta?

Era ella. Siempre fue ella.

El corazón dio un brinco. Entonces, por fin, lo entendió. Todo lo que ella despertaba en su interior. Todo… No había querido verlo.

En ese momento recordó las sonrisas de George, las miradas divertidas que le dirigía cada vez que Hermione estaba cerca. Él lo sabía. Siempre lo supo. Desde el mismo momento en que le habló del tercer aroma.

Por primera vez en días la sombra de una sonrisa se dibujó en su rostro. Su hermano lo conocía mejor incluso de lo que él se conocía a sí mismo.

¿Qué haría sin George?

—Fred…

Hermione le sonrió; era una sonrisa triste, forzada. Lo único que pretendía era hacerlo sentir mejor sin saber siquiera cómo. No importaba. Tenerla cerca era suficiente. Ella era su mayor consuelo.

Nunca antes había comprendido por qué se comportaba de manera diferente con ella, nunca había comprendido por qué le gustaba hacerla enojar, por qué el simple hecho de estar con ella lo hacía feliz.

Más lágrimas.

Nunca había sido muy espabilado a la hora de tratar con los sentimientos. Para eso siempre había necesitado a George. Como para tantas otras cosas.

Se dejó abrazar. Permaneció así, en brazos de Hermione, hasta que la señora Pomfrey acudió a atenderlo. Ni siquiera entonces permitió que ella le soltase la mano. Su agarre era lo único que en ese momento lo ataba al mundo, la única conexión con la realidad.

Aquel día perdió a la persona que más había querido. Aquel día ganó a la persona que más ama. La observa, se deleita en cada uno de sus rasgos. Todavía no puede creer que permaneciera ciego durante tanto tiempo.

Debió haberse dado cuenta aquel día, en Pociones. Entonces sintió la necesidad de proteger la existencia del olor, de mantenerlo en secreto. Debió saber que se trataba de algo importante. De lo más importante.

Hermione se revuelve entre sus brazos, suspira profundamente. Se aprieta más contra él, sigue dormida. Él besa su frente. Nadie podrá jamás entender lo mucho que le debe. Nadie podrá jamás entender lo mucho que la necesita. De no ser por ella se hubiera perdido a sí mismo. De no ser por ella nunca se hubiera recuperado, nunca hubiera encontrado la felicidad. Su cariño, su amor, su paciencia, su comprensión. Le ofreció todo cuando más lo necesitaba.

El olor del pergamino, su olor. El más especial. Su deseo oculto, su más íntimo y profundo anhelo. Ese que permanecía escondido incluso para él. El único que se ha cumplido.

Renunció al primero sin siquiera pretenderlo.

El segundo se rompió en pedazos tras la muerte de su hermano.

El tercero, el más importante. El único que perdura. El que no está dispuesto a dejar escapar.

Ni siquiera sabe cómo comenzó, ni siquiera entiende cómo ella puede seguir amándolo. Todo lo que sabe es que jamás renunciará a Hermione.

Haber perdido el primero no importa, a vivir sin él segundo ha aprendido. Pero el tercer olor es el que nunca dejará marchar.

Fin.

Lamento la muerte de George. De veras que sí. Pero Fred siempre ha sido mi preferido. Si tenía que elegir a uno…

El capítulo tiene exactamente 1000 palabras.

Millones de gracias por sus comentarios a fer, me alegra que te gustase y a Kalayan: lo sé, me siento fatal por haber matado a George. Adoro a los gemelos, ni siquiera sé por qué lo hice. Simplemente sentí que debía ser así… Y, sí, por supuesto el olor estaba relacionado con una biblioteca. No puedo evitarlo, adoro a Fred y Hermione como pareja.

Especial gracias a FlokesW: me leíste la mente. Cuando me imaginé el capi pensé en la pólvora. Luego, al escribirlo, decidí cambiarlo porque ya había leído algunos fics en los que aparecía ese olor. Quise hacerlo un poco distinto, pero seguía con dudas. Me has hecho darme cuenta de que, a pesar de todo, la pólvora es más interesante. He reescrito el capítulo y ya está subido. Respondiendo a tu pregunta sobre Sortilegios Weasley… al principio había decidido dejarlo a la imaginación de cada uno. También en esto me hiciste cambiar de opinión, te lo agradezco. Para que no tengas que volver a leerlo, ya te lo digo yo: Sortilegios Weasley sigue abierta (últimos párrafos del capi 2) y Fred la dirige, por supuesto.

Lamento los inconvenientes que mi indecisión haya podido provocar. De veras, lo lamento.

Gracias también a TheDiariesDarkness, esdm y Shasha2121. Creo que no me olvido de nadie, sino es así me disculpo otra vez.

Nos leemos.