¡Por el ángel, sigue viva! Lol, sé que eso pensaron xd En fin, no sé, para qué les digo pretextos si siempre son los mismos, espero todavía tener lectores, y si no... pues ni modo. Pero bue, soy libre de escuela y trataré de actualizar más seguido, porque después de este capítulo va a ser muy fácil escribir los demás. Este es el más largo y uno de mis favoritos *w* ¡Disfrútenlo! ^^


5. Voy a llamarte loco, mientras rebozas mi paciencia:

Carlos corrió desesperadamente hasta la puerta de la escuela, donde Logan lo esperaba.

—Hey Carlos, ¿qué pasa? ¿Por qué corres? Luces nervioso.

—¿Q-qué? Oh, no es nada —Carlos respondió evitando la mirada de Logan.

E hizo que se retiraran rápido a su casa sin contarle nada de lo que ocurrió a su amigo.

Entró a su casa vacía —su padre trabajaba como oficial casi todo el día— y se dirigió a su habitación.

¿Qué había hecho? Había planeado confesarle sus sentimientos a James, sólo eso, pero desafortunadamente dejó que sus impulsos lo hicieran besarlo.

No se arrepentía del todo… recordando el beso, sonrió con ternura ¡Lo había besado! ¡Y él había besado de vuelta! De ahora en adelante, no podría olvidar la forma de besar de James, o el sabor de sus labios, le sería imposible. De lo único que se arrepintió fue el haber salido corriendo de esa manera, quería quedarse ahí y decir sin titubear "estoy enamorado de ti", odió a su pánico, odió no poder hacerlo.

Siguió con esa sonrisa enorme y sacó su diario de debajo de su cama, donde lo guardaba. Escribió todo lo que pasó exactamente, sin olvidar ningún detalle, remarcando con otro color de tinta el cómo James besó de vuelta.


James emprendió su caminó hasta su auto, la furia corriendo por sus venas. Estaba indignado y molesto por lo que había ocurrido.

Bruscamente entró a su auto y fue a su apartamento a toda velocidad, haciendo rechinar las llantas al arrancar.

Cuando llegó, subió las escaleras de pocos escalones que llevaban a su habitación y entró, se sentó en su cama, halando su cabello, en un acto de frustración.

No quiso cuestionar por qué había pasado. Lo sabía: Carlos estaba burlándose de él, y él lo había permitido porque sí, está enamorado de Carlos. Negárselo a sí mismo no serviría de nada, ni cambiaría nada.

Salió de su cuarto y bajó hacía la cocina, donde sacó de una de sus alacenas una botella de vino —casi vacía, debido a las constantes tardes en las que bebía—, tomó una copa y la llenó con desesperación, posteriormente se la bebió de un solo y rápido trago.

Tomó la botella y la copa y volvió a la sala. Se dirigió a donde se encontraba su piano de cola y colocó los objetos en una mesita que había a un lado. Se sentó y se preparó para tocar.

Comenzó a tocar desesperadamente una clásica composición de melodía rápida y complicadas partituras, que necesitaba mucha concentración. James podía tocarla a la perfección sólo cuando su alteración llegaba a un punto máximo que sobrepasaba los límites.

Cuando terminó, replanteó el incidente de hace unos momentos: Los dulces e inocentes labios de Carlos sobre los de él, demasiado asustado como para moverlos. El que él mismo continuara el beso. Sus lenguas tocándose. Disfrutando cada mínimo detalle de aquel suceso.

No tenía caso negarlo, lo había disfrutado, había soñado con ello, llevaba algún tiempo anhelando que pasara. Y por fin ocurrió, James sonrió ante el pensamiento.

Pero fue en error. Un completo error, y se arrepentía de ello. Insistía en culparse a él por lo ocurrido durante esas largas semanas.

Y esa tarde la rutina de James no cambió: vino, Carlos, frustración. Lo mismo de siempre.


Las semanas posteriores al beso no fueron mejores para James. Carlos hacía todo lo posible para causar aunque fuera el más mínimo contacto físico con él.

Ahora, Carlos, seguro de sí, regresaba al salón de teatro al término de la clase para hablar con James, dejando su timidez atrás, usando un tono más atrevido, mostrando un lado distinto de lo que James esperaba de él.

Y ahora la rutina de ambos era esa: Carlos entrando al auditorio, dándole a James pequeños toquecitos cariñosos: tocando su espalda, una de sus mejillas cuando se sentaba con él mientras tocaba el piano, etc.

Cuando finalizaron las audiciones que determinarían quién interpretaría a cada personaje de la obra, James decidió darles la oportunidad a sus alumnos para elegir, por medio de votaciones, el mejor candidato para cada rol.

Sin dudas, a Carlos le concedieron uno de los papeles más importantes, por su actuación, así como también por su apariencia física, que caracterizaba a ese personaje.

Al finalizar la clase de ese día viernes, Carlos repitió el proceso de siempre: Se acercó a James, y al mencionado esto ya no le extrañaba en absoluto. Una vez que el pequeño moreno quedó frente a James, le sonrió, con esa cálida e iluminante sonrisa suya, la que tanto le fascinaba al alto.

Y ocurrió algo inesperado para James:

Carlos, sobre las puntas de sus pies, tomó el cuello de James delicadamente, y acercó sus labios a los de él… Rápido y torpe, el besó finalizó con un ligero sonido viniendo de los labios de ambos al separarse, sin siquiera tiempo para que James lo procesara, sintiendo el delicioso sabor de los labios de Carlos en su boca.

Era la segunda vez que se besaban, después de aquel día que había quedado atrás, aunque jamás saldría de la mente de ambos.

Esta vez Carlos persistió en su posición, con la vista baja, con un sonrojo completamente notable, a pesar del tono de su piel. James lo miró con furia durante un rato, y un movimiento repentino por parte del alto rompió con la incomodidad: Tomó bruscamente los hombros de Carlos. Lo arrastró hacía una de las esquinas del escenario, donde uno de los lados de la gran cortina del telón permanecía, e hizo que la espalda de Carlos diera un fuerte golpe al chocar contra la pared.

—¿Quieres detenerte? —James habló con una voz severa, un lado de James que Carlos jamás había visto antes, ni imaginaba que existiera. La furia en sus hermosos ojos avellana aterraron a Carlos.

—¿Q-qué te o-ocurre? —Carlos preguntó titubeante, con su miedo impregnado en su voz.

—¡¿Qué te ocurre a ti?! —James alzó su voz aún más —¿Por qué me besaste?

—P-por favor cálmate. Me estás l-lastimando —Carlos desvió sus ojos de la tétrica mirada de James, volteando su cabeza hacia otro lado —. T-tú, me gustas. No pude evitarlo —y pequeñas lágrimas brotaron de sus ojos.

James, que todavía tenía su mirada oscura clavada sobre Carlos, se tensó, y liberó a Carlos de su agarre.

—Sólo… deja de coquetearme.

—James… —Carlos dijo limpiándose las lágrimas con las mangas del suéter que portaba.

—¡Llámame señor Diamond! —James levantó la voz de nuevo, pero suspiró y empezó a calmarse— Esto tiene que detenerse, Carlos, soy tu profesor, es imposible. No comenté nada sobre la vez anterior porque entiendo que eres un adolescente y puedes estar confundido, pero soy la persona equivocada y moralmente está mal, además, yo… no quiero nada contigo, lo siento.

—No te creo —Carlos respondió con frialdad, y James lo miró con extrañeza—. Te gusto, lo sé.

—Estoy perdiendo la paciencia, Carlos, deja de jugar, te equivocas.

—Te gusto, lo sé —Carlos repitió tomando un tono de enojo—. No lo niegues ¿por qué continuaste el beso cuando yo te besé? Podemos intentarlo, y…

—¡Detente! Vete, antes de que me enfurezca de nuevo, por favor.

Carlos bajó del escenario con indignación, y pronto se retiró del auditorio, dejando a James más frustrado que nunca, las cosas habían empeorado, para ambos.


Después del encuentro con James, y que Logan cuestionara por qué había tardado tanto en salir de su clase de teatro, lo invitó a su casa —los padres de Logan, ambos médicos, trabajaban hasta tarde, al igual que el padre de Carlos, siendo oficial— así que vieron algunas películas. Al terminar la última que vieron, Logan preguntó:

—Siempre sales muy nervioso de tu clase, considerando que te quedas más tiempo del debido, y nunca quieres hablar de ello. Hoy vi que lloraste ¿ya no confías en mí? —Logan terminó con un tono de tristeza en su voz.

—No Logie, no es eso, siempre serás mi mejor amigo. Es que… tú dijiste que no me apoyarías con… James, sé que piensas que es tonto y…

—Carlos, nunca dije que no te apoyaría, sólo te dije que tenías que ser realista, porque sería imposible, pero por lo visto algo pasó, cuéntame.

—Lo besé… —Carlos dijo tímidamente, su mirada baja y con un rubor apareciendo rápidamente en su rostro.

—¡¿Qué?! ¿De verdad? Carlos…

—Y él me besó también… —Carlos seguía con su mirada en el suelo, y su rubor persistía— estaba muy nervioso, ese día iba a confesarle que estoy enamorado de él, pero no pude contener las ganas que tenía de besar sus labios —sonrió al recordarlo—. Y él me devolvió el beso, estaba tan perdido en su boca que no moví mis labios, y luego sentí como él movió los suyos… pero me aterré y me fui. No volvimos a hablar de lo que pasó, los dos estamos muy concentrados en la obra, pero he tratado de acercarme más a él, porque aún tengo miedo de confesarle que de verdad estoy enamorado, pero parece que él no lo nota… o me ignora. Hoy, volví a besarlo, sentí el impulso otra vez, fue un beso pequeño, y él… —se le cortó la voz al recordar la furia de James— se enojó mucho, y… tomó mis hombros e hizo que me golpeara la espalda.

—¡¿Te lastimó?! Carlos estabas llorando, no tiene derecho a tocarte, ¿y no se supone que es un maestro ejemplar? Te advertí que esto saldría mal, Carlitos…

—Me asustó un poco cómo se portó, pero no es mi espalda lo que me dolió… fue que dijo que no quiere nada conmigo, y me dijo que me fuera cuando le dije que sé que le gusto.

—¿Te parece raro? Es obvio que te diría algo así, por favor Carlos, te quiero, pero tienes que abrir los ojos.

—¡Pero le gusto! Lo sé.

—Te quiero, eres mi mejor amigo, y te apoyaré, pero si te soy sincero, me parece ridículo que quieras intentar algo más con él, por lo que me has contado es un idiota, y no lo vale.

—Logan, estoy enamorado, y… no me importa lo que pienses tú, no voy a rendirme, no hasta que le haga confesar que yo también le gusto.

Logan suspiro con frustración pero decidió no discutir más.

—Como sea, estoy aburrido, es viernes ¿vamos a donde siempre?

Carlos asintió, salieron, subieron al auto de Logan, y emprendieron su camino.


El sitio que mencionó Logan, era un pequeño lugar muy concurrido en la ciudad, una clase de cafetería, donde vendían comida rápida y habían videojuegos y entretenimientos similares, un ejemplo: la mesa de pool. También solían servir vinos no muy caros o fuertes, y sólo se los ofrecían a los mayores de edad que portasen identificación.

Los dos amigos se sentaron en una mesa y ordenaron una pizza grande y un par de refrescos, mientras conversaban de temas triviales.

Mientras reían, Logan miró al frente y presencio algo que lo hizo abrir la boca de sorpresa: James acompañado por algún rubio alto vestido como el típico chico malo: ropa negra y botas entrando al lugar y sentándose en donde se ofrecían los vinos.

Carlos notó la expresión de su amigo y lo miró con extrañeza.

—¿Logan? ¿Qué sucede? —preguntó. Y Logan estuvo agradecido de que la mesa que eligieron y el asiento de Carlos obstruyeran la posibilidad de que Carlos notase la llegada de James.

—¿Eh? Oh, no es nada ¿de qué estábamos hablando?

Pero Carlos, por la curiosidad y el hecho de que sabía que Logan mentía, se levantó y dirigió la mirada hacía lo que Logan había visto. Repitió la anterior acción de su amigo y volvió a su lugar, bajando su mirada desconcertado.

—Carlos… —Logan dijo con preocupación

—Quiero ir a hablar con él.

—¿Estás jugando? ¿Después de lo que te hizo?

—Me gusta enfrentar los problemas, Logan, no huir de ellos.

—Carlos, sólo digo que…. —pero Logan fue interrumpido cuando Carlos se levantó y emprendió su camino hacía su profesor.

James y Kendall hablaban y reían mientras bebían algún vino ligero. Cuando Carlos llegó, Kendall dejó de reír y miró al chico dudosamente, James se preguntó por qué Kendall paró de reír y abrió los ojos con sorpresa ante la presencia, el latido de su corazón comenzando a perder el ritmo normal, fue cuando cruzó su mirada con la de Carlos.

—Hola —Carlos saludó relajadamente, pero con una mirada amarga, todavía mirando a James a los ojos.

—Señor G-García ¿qué está…? ¿Qué quieres? —James preguntó nervioso.

—¿¡EL famoso Carlos!? ¡Maravilloso! ¡Al fin te conozco! Mucho gusto, soy Kendall —Kendall exclamó entusiasmado, ofreciendo su mano a Carlos.

—¿Es tu novio? —Carlos preguntó dirigiéndose a James, e ignorando a Kendall, su mirada fría todavía presente.

Kendall rio y James volvió a abrir los ojos con sorpresa, ruborizándose notablemente.

—¡Claro que no! —James replicó alterado.

—Jamás saldría con un tonto como él. Soy sólo su amigo, Carlos, casi su hermano —Kendall respondió divertido.

—Soy heterosexual —James mencionó dirigiéndose a Carlos.

—Por supuesto que sí —Kendall respondió con sarcasmo—. En fin, mucho gusto Carlos, James ha hablado mucho de ti, no tienes ni idea —James miró a Kendall con reproche y contuvo las ganas de golpearle el brazo con fuerza. Carlos se ruborizó ligeramente y esbozó una pequeña sonrisa—. Ahora te comprendo, James, él es adorable.

Cuando Logan sintió que la situación perdía el control al ver a James tan alterado y tenso, decidió acercarse. Kendall persistía con su mirada burlona hacia James, pero cuando Logan arribó, perdió totalmente la concentración: Jamás había visto a un chico tan atractivo, cuando Logan dirigió su mirada hacía Kendall e hicieron contacto visual, se sonrojó y se notó con claridad en su bella piel pálida, en su rostro comenzó a mostrarse su nerviosismo, y Kendall se perdió en sus bellos ojos marrones. Cuando Kendall salió de su transe, rompió el silencio.

—Mucho gusto, mi nombre es Kendall Knight—saludó a Logan con caballerosidad, tomó la mano de éste con delicadeza y depositó un suave beso en ella, sonriendo.

El sonrojo de Logan subió de intensidad hasta que su rostro terminó carmesí.

—I-igualmente, me llamo Logan, Logan Mitchell —a pesar de sus nervios no podía dejar de mirar los tan hermosos ojos color esmeralda.

Carlos y James presenciaban todo, Carlos con su mirada en Logan levantando una ceja con una sonrisita coqueta, y James miraba a Kendall con confusión.

—Logan… —Kendall pronunció sensualmente el nombre, y Logan sintió como si se fuese a desmayar.

—Bien, Kendall, nos vamos. Hasta luego, señor García, mucho gusto, señor Mitchell.

—No me voy a ir, acabamos de llegar —Kendall se quejó. Y James lo tomó de su brazo, arrastrándolo lejos de Logan y Carlos.

—No quiero que pase nada incómodo, ese que vez ahí es mi alumno, el que me besó, dos veces —James dijo algo molesto con la voz baja para que los otros amigos no escucharan.

—¿Qué? Me contaste de la primera pero no de una segunda vez.

—Eso fue hoy.

—¡Hoy! —Kendall rompió el bajo volumen y los chicos lo miraron— Como sea, no voy a irme, aquí se encuentra el hombre más sensual que jamás haya visto, voy a conquistar a Logan —consiguió bajar la voz de nuevo.

—Es menor que tú —James dijo con amargura.

—¿Y? Eso no me detendrá como a cierta persona ridícula que conozco —y se dirigió hacia Logan y Carlos de nuevo. James le lanzó una mirada gélida.

Logan recuperó la compostura y miró a James con indiferencia.

—James —dijo—, piensa mejor cuando intentes lastimar físicamente a Carlos de nuevo, porque estaré ahí para defenderlo, y te arrepentirías —James rodó sus ojos ¿qué podría hacer un estudiante cualquiera al que ni siquiera conocía?—. Lo digo en serio —dijo como si leyera sus pensamientos. Kendall miró confundido a Logan, y luego a James.

Acercó sus labios al oído de James y tomó su brazo con brusquedad, para decir:

—No sé de qué está hablando pero cuando estemos solos vas a contarme todo sin titubear, que te quede claro. Ahora, vamos a quedarnos y vas a comportarte si no quieres que te avergüence de mil maneras —y liberó su brazo, James lo miró con odio.

Se dirigieron hacia los otros chicos de nuevo.

—Bien, ¿qué les parece si nos sentamos? —Carlos y Logan asintieron y eligieron una mesa cerca de donde ofrecían los vinos —a diferencia de la que Carlos y Logan habían elegido anteriormente, esta no estaba acolchonada, ni pegada a la pared— Carlos había recuperado su naturaleza alegre y amable.

—¡Diablos! Carlos, dejamos la pizza y los refrescos en la otra mesa —exclamó Logan.

—Tranquilo, cariño, yo lo traigo —Kendall dijo amablemente y repitió su anterior acción: tomó la mano de Logan para besarla, Logan se puso colorado de nuevo. Y Kendall se dirigió a la mesa que no estaba muy retirada para tomar las cosas.

Cuando volvió y se sentó, Carlos y Logan les ofrecieron pizza, la cual James rechazó, debido a la dieta sana que llevaba, Kendall decidió comenzar una conversación cuando la pizza se terminó:

—¿Qué los trae por aquí? —se dirigió hacia los dos, pero no podía evitar clavar sus ojos en Logan, quien le sonreía tímidamente. Estaba muy distraído para hablar, así que Carlos respondió.

—Venimos aquí a veces, los viernes, cuando no tenemos nada que hacer.

—Qué coincidencia, nosotros también —Kendall dijo alegre. Después golpeó el brazo de James con su codo, indicando que quería que hablara. Él estaba muy ocupado mirando embelesado a Carlos, que afortunadamente éste no lo notó.

—Así que… ¿Logan? —lo último que quería hacer era hablar con Carlos después de lo que pasó.

—¿Sí? —Logan aún desconfiaba de él, y no podía ocultar el desagrado en su mirada, James sólo procuraba ignorarlo.

—¿Estudias en la universidad Duluth? —preguntó indiferente.

—Así es, medicina. Carlos estudia dirección de cine.

James se tensó cuando escuchó la mención de Carlos, ni siquiera sabía lo que Carlos estudiaba. No sabía nada sobre Carlos, excepto tal vez su afición por la actuación y los romances clásicos, de lo poco que habían podido hablar sin ninguna complicación.

—Grandioso —respondió nervioso, y le dio un sorbo a su vino.

Carlos miró a James como siempre lo hacía: con cariño. Aunque lo intentaba ocultar no siempre funcionaba, y esa fue una de las ocasiones.

—James, tenemos que hablar sobre lo que pasó hoy, no se puede quedar así —miro a Logan y luego a Kendall—. A solas —y se excusó con una mirada apenada.

—Ok. Logan, ¿te gustaría ir de paseo a un parque aquí cerca, en mi moto?

Los otros tres chicos lo miraron asombrados: Logan y Carlos se impresionaron por la mención de la moto, sin descartar que Kendall, prácticamente, le estaba pidiendo una cita —por darle nombre a la petición— improvisada a Logan. James se sorprendió porque no podía creer lo rápido que Kendall estaba llevando las cosas con Logan, entendía su fascinación física por él pero se habían dirigido un máximo de 25 palabras entre ellos, aproximadamente, no llevaban ni una hora de conocidos, y en su opinión, era muy irresponsable hacer ese tipo de propuestas, hablaría con él sobre eso después.

—E-está bien —hasta al mismo Logan le desconcertó su respuesta, su rostro se ruborizó mucho una vez más. Kendall le gustaba, le gustaba mucho, así que no pudo negarle nada a sus hermosos ojos, a su brillante cabello rubio ni a su personalidad alegre y caballerosa.

—Bien cariño, ven, vamos —bebió el vino restante de su copa, pagó la cuenta, y se despidió de Carlos. Antes de irse, se acercó a James:—. Habla con él, y por favor, no lo arruines, intenta comportarte mientras no estoy, él es un chico adorable, deja de hacer las cosas difíciles para él y para ti y acepta tus sentimientos. Vendré por ti después, adiós —le dijo severamente en su oído, y antes de que James pudiera replicar sobre los sentimientos, volvió a acercarse a Logan, tomó la mano de éste amablemente y se retiraron.

—Ten cuidado —Carlos alcanzó a decirle a Logan y éste asintió. Pronto vio a Kendall subiendo a su moto, a Logan haciendo lo mismo, rodeando la cintura de Kendall con sus brazos con timidez y un notable miedo combinado con nerviosismo, en seguida los chicos desaparecieron de la vista de Carlos.

Carlos y James se miraron inexpresivos por un momento. Hasta que empezaron a analizar los cuerpos del otro. James pensaba en lo mucho que le gustaría besar a Carlos, llevarlo a la cama y arrancarle de manera pasional esa ropa sensual que llevaba: unos pantalones de mezclilla azul marino ajustados y una camisa purpura de botones que mostraba un poco de piel. Carlos analizaba la ropa casual pero con un toque de formalidad clásico de James: una camisa blanca informal también de botones que hacía sobresalir los músculos de James, y unos pantalones de color beige, de una tela que Carlos no supo nombrar, pero era bastante elegante. Lo deseaba tanto… era casi insoportable. Ambos sacudieron sus cabezas para evitar que ocurriese una situación. James sintió repulsión de sí mismo.

—Vayamos… a un lugar más privado… para hablar, alguien de la escuela podría estar aquí —James dijo nervioso.

—Está bien, conozco un lugar.

Carlos condujo a James a la habitación donde se encontraba la mesa de pool, desde ahí se podía ver todo el panorama del lugar. Afortunadamente no había nadie, porque ese tipo de entretenimientos, y el lugar en general, estaban más llenos por la noche, y aún era temprano.

—Lo que pasó fue un accidente, olvidémoslo —James dijo sin más.

Carlos soltó un largo suspiro de indignación y después puso sus ojos en blanco.

—Estoy enamorado de ti —Carlos contraatacó con aquella frase directa e increíblemente significativa.

James lo miró como si estuviese mirando la cosa más rara del universo.

—Estás loco —dijo con despreocupación fingida, pero sus ojos delataban otra cosa, una especie de culpa.

—Por ti.

Carlos tuvo que felicitarse a sí mismo, desde hace algunas semanas había podido dejar atrás esa timidez que sentía cada que estaba cerca de James, había descubierto una nueva determinación que lo hacía sentir de maravilla. Antes no habría podido hacer esos discretos coqueteos sin que los nervios lo dominaran, ahora era impresionante la manera en que podía expresarse con tranquilidad. El objetivo de todo esto siempre sería el mismo: conseguir el cariño de James, o, al menos, que admitiera que se siente atraído por Carlos.

James cerró sus puños con fuerza.

—Vas a hacer que pierda mi paciencia. Estás confundido, haces mucho drama por algo tan estúpido como un enamoramiento pasajero de tu pubertad.

—Soy casi un adulto —respondió con severidad, mirándolo fríamente. A James comenzaba a preocuparle ese lado de Carlos, era el chico tierno, dulce y tímido el que hacía latir su corazón con irregularidad, no este nuevo Carlos: atrevido, burlón y serio, no le gustaba este Carlos, odiaba este Carlos—. El "accidente" pasó dos veces, ¿olvidas que en la primera vez me besaste de vuelta? —dijo con burla.

James se tensó y respondió:

—No te besé.

—¡Lo hiciste! —Carlos replicó con desesperación— No eres el único que puede ponerse agresivo por algo que no quiere aceptar —Carlos había recuperado la paciencia—, pero, a diferencia de ti, mi motivo tiene muy buena argumentación, yo niego a creer tus mentiras y tú niegas un hecho.

—¿Es esa tu argumentación? ¿Niego hechos? —James ahora portaba una mirada gélida.

—Niegas lo que sientes por mí, niegas tus sentimientos y mientes de manera terrible por ello.

—¡Estás loco! —James alzó la voz— No…

—Es lo único que sabes hacer: ignorarme, quejarte, mentir, decirme inmaduro, loco o confundido. Y el adulto aquí eres tú, ¡vaya!

—Bien, ya hiciste que perdiera mi paciencia, ahora ¿por qué tan insistente en este patético "enamoramiento" tuyo?

—No es patético, es lo que siento, y tú también sientes algo, lo puedo ver en tus ojos, lo he notado desde que entré al salón el día que nos conocimos, no soy estúpido, tú eres el que actúa con inmadurez y prefiere ignorar cosas que no pueden ser ignoradas —James aló su cabello con frustración, no entendía cómo este idiota adolescente podía leerlo tan fácilmente ¿cómo demonios sabía exactamente lo que sentía?

James estuvo a punto de retirarse de la habitación, y del lugar, pero Carlos jaló su brazo, desconcertando a James por la fuerza del moreno. Carlos se colocó en sus puntas, posicionó su cuerpo muy cerca del de él, tomó el cuello de James y lo acercó a su cara. Por un instante pensó que Carlos iba a besarlo fuerte y rápidamente, pero persistió con su cara a cinco centímetros de la de él. La mirada venenosa de Carlos desconcertó a James, recordaba esos hermosos ojos inocentes la primera vez que lo había besado, o su sonrisa genuina de la segunda, odiaba este lado de Carlos. Y tenerlo así, tan cerca, con sus perfectos labios tan cerca de él, hizo que James perdiera la razón. Quería besarlo, colocarlo en la mesa de pool, acariciarlo y continuar besándolo hasta sentir dolor. Deseaba tanto que su tercer beso fuese iniciado por él, quiso llorar por el sufrimiento que la resistencia le estaba causando «No me hagas esto, Carlos, no, por favor, perderé el control, no sé cuánto tiempo más podré ocultar lo que siento por ti, y tú ya lo sabes, no, por favor » James suplicó en silencio mientras cerraba los ojos para evitar que hiciesen contacto con la lastimera mirada de Carlos. Cuando volvió a abrir los ojos, dejó de sentir la respiración del bajito en su cara, el moreno se había alejado de él, tenía la mirada baja y una pequeña lagrima caía por su mejilla

—Lo siento —Carlos dijo con la voz entrecortada—, lo siento. Te he lastimado, lo siento… yo… —dejó la frase inconclusa y rodeó la cintura de James con sus brazos, recargando su cabeza en el pecho del alto, el cálido abrazo y las últimas palabras que Carlos articuló confundieron a James. Cuando Carlos se retiró, decidió cuestionar lo sucedido.

—¿Qué ha pasado? —James susurró, aún desconcertado.

—Comprobaba… si tendrías ganas de b-besarme otra vez, no me equivoqué, pero… tu mirada, siento haberte obligado… a resistirte —dijo titubeante, y clavó su mirada en los afligidos ojos de James.

—No… ¿si admito que siento una ligera atracción hacia ti dejarías de hacer experimentos con mis emociones? —James dijo divertido, con una ligera sonrisa. Oh, se arrepentiría de haber admitido eso, se estaba arrepintiendo ya mismo.

Los ojos de Carlos se iluminaron con alegría y una gran sonrisa adornó su bello rostro, James amaba tanto esa sonrisa. Carlos asintió con entusiasmo.

—Quiero… preguntarte algo… ¿cómo es que siempre sabes exactamente lo que siento? Sabes cuando miento, descubriste lo que me hiciste sentir hace unos momentos ¿cómo lo haces?

—No lo sé… sólo… tus ojos, considero que es parte de estar enamorado.

—Carlos…

—No James, no comiences, por favor, estamos hablando como personas cuerdas, por favor.

Y ambos guardaron silencio.

—¿Q-quieres, jugar pool? —Carlos rompió el silencio con una pequeña sonrisa — Para olvidar un poco todo lo que pasó.

James lo miró por un momento y sonrió, decidió seguirle el juego, después de todo era mejor olvidar los malos ratos con un amistoso juego.

—Debo advertirte que soy muy bueno jugando pool —dijo divertido.

Carlos le sonrió pícaramente.

—Debo advertirte que yo también, mi padre me enseñó desde muy pequeño.

—Aprendí por mi propia cuenta pero llevo haciéndolo por años —James sonrió burlonamente.

—Entonces, Sr. Diamond ¿qué tal si lo hacemos interesante? —«Esto no puede ser bueno» pensó James, pero dejó que Carlos prosiguiera— Si gano, prepararás una cena para mí, en tu casa, para cenar juntos.

Los latidos de James que ya habían vuelto a la normalidad volvieron a descontrolarse ¿Qué? ¿Hablaba en serio?

—Absolutamente no.

—Déjame terminar —Carlos respondió con fastidio—. Si ganas, dejaré de molestarte —bajó su mirada y sus ojos reflejaron tristeza. Tal vez él tenía razón, los ojos podían hacerte ver las emociones de la persona a la que quieres cuando estás enamorado. Descartó inmediatamente ese pensamiento, él no estaba enamorado de Carlos, no, definitivamente, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Carlos prosiguió—, no te buscaré, ya no te coquetearé, renunciaré definitivamente a ti. Si lo prefieres, puedo dejar la clase de teatro. Me gustas mucho James, en verdad significas mucho para mí, aunque no lo entiendas, lo niegues, y creas que es una etapa de la adolescencia, es verdad, y quisiera intentar algo contigo, pero todo esto me hizo concientizar, y no te obligaré a nada, porque me importas demasiado, no quiero dañarte.

Las palabras de Carlos tocaron el corazón de James, procesó todo lo dicho por Carlos ¿en verdad estaría mejor si él se alejara? ¿Serían mejores las cosas para ambos? ¿Estaba diciendo la verdad? ¿Dejaría la clase de teatro? Y lo más importante ¿en verdad estaba enamorado de James? ¿Significaba mucho para él, como había dicho? ¿Una simple apuesta de pool podría cambiar la vida de los dos? James dubitativo, miró a Carlos, sus ojos aún denotaban tristeza y eso le dolió a James.

—No quiero que renuncies a la clase de teatro, eres muy importante para la obra.

—¿Para la obra?

—Y… para mí. Sin embargo, si con esta ridícula apuesta puedo lograr que me dejes de coquetear, está bien, acepto.

Carlos le dirigió una sonrisa triste.

Pidieron a uno de los encargados las bolas y los tacos para jugar, tenían que rentarlo. Cuando les trajeron los materiales, decidieron empezar a jugar, ordenaron las bolas en la mesa como se debe, y comenzaron:

James cedió el primer turno a Carlos, dejándolo tirar primero. Éste se movió con gracia, causando esa extraña sensación de lujuria en James de nuevo, desvió sus ojos del trasero de Carlos, con vergüenza. El moreno se posiciono en una de las esquinas, y tiró. Las bolas se esparcieron por la mesa y consiguió que una de ellas entrara en uno de los agujeros de la mesa.

Sonrió con coqueta satisfacción, clavando sus ojos en los de James, éste lo ignoro y frunció el ceño. De mala gana se preparó para su turno: visualizó las bolas esparcidas, se colocó en el lado contrario de donde Carlos había tirado (pues una bola estaba cerca) y tiró, logró golpear dos bolas, pero sólo una cayó al hoyo. James alardeó disimuladamente levantándose con gracia.

Carlos sonrió, esa sonrisa dulce que ya no era tan frecuente, pero seguía metiéndose debajo de la piel de James. Carlos se preparó para tirar de nuevo, la razón de su sonrisa fue el que James había movido las bolas en un ángulo excelente para meter un par de bolas a la vez. Concentrándose en su brazo y en el taco, tiró: Y el par de bolas chocaron, cayendo a la par en el hoyo, las bolas que estaban alrededor también chocaron y se esparcieron en la mesa, pero ninguna cerca de algún agujero.

Y otra sonrisa tierna apareció en el rostro de Carlos. James miró al pequeño con disimulada sorpresa, maldijo mentalmente y nuevamente se preparó para su turno: Buscó la bola que estuviera más próxima a entrar a un agujero, y desafortunadamente la más cercana no estaba lo suficientemente cerca. Tiró con indignación, y la bola se acercó bastante al hoyo, pero no lo suficiente, unos centímetros más y James lo habría logrado. Carlos disimuló son sonrisa al ver la expresión molesta de James.

Nuevamente el turno de Carlos: se movió hacia la bola que James no había podido meter, y con una maniobra en el taco, cayó al agujero.

James suspiró con frustración, pero se apresuró a efectuar su turno: Esta vez había una bola más cerca para que cayera, James tiró, y aplicó demasiada fuerza, porque tanto su objetivo, como la bola blanca, se introdujeron en el hoyo.

Tuvo el deseo de retorcerse de frustración, pero se mantuvo firme, Carlos se miraba inexpresivo, y continuaron jugando.

El juego llegó a su fin, con Carlos ganando por una razón considerable. La sangre de James hervía, y pequeñas gotas de sudor corrían por su frente. Por Dios.


Reviews please, o por Raziel que dejaré de actualizar (? Lol

xoxo - Sandy