VALE MIS QUERIDOS LECTORES! ME EXTRAÑARON? BUENO APUESTO A QUE SI.

Lamento mucho la tardanza, pero adivinen, ESCRIBI UN LIBRO, Y ES UNA AUTENTICA BASURA!

Por lo tanto, decidi seguir practicando y publicando en Fan-Fiction hasta obtener la experiencia necesaria para ser escritora profesional

Aun asi, lamento mucho haberme olvidado de ustedes TT

Bueno, ya saben como va esto, Los personajes de Frozen no me pertenecen, pero de hacerlo, escribiria una novela.

(Cuidado con mis OC, tengo los derechos)

DISFRUTEN LA LECTURA!


Un Viaje esperado, con un polizón inesperado.

Un viaje suele ser una aventura, una gran historia que contar, un gran recuerdo que atesorar, pero, al mismo tiempo puede ser una enorme pesadilla, un evento traumático, algo que puede sacar tanto lo mejor, como lo peor de todos y cada uno de los que se sumerjan en ese viaje, una experiencia reveladora, tanto para bien, como para mal. Hay muchos y muy variados significados y formas de viaje, algunos de ellos simplemente pueden ser ir de un lugar a otro por simple curiosidad, por esa llama interior que está dentro de todos y cada uno de nosotros, que nos hace preguntarnos "¿las cosas serán iguales aquí a como son haya, o allá son mejores?", ese tipo de viaje suele terminar con buenos recuerdos, y en algunos casos, con nuevas amistades e incluso amores, pero otro tipo de viaje menos común, es el viaje que cualquiera puede emprender por sigo mismo, y no es solo que pueda, que debe hacer el mismo, el viaje de la reflexión, o cualquier cosa cursi o sabia que cualquiera pudiera pensar, un tipo de viaje que no está centrado ver alrededor, sino dentro de uno mismo. Otros viajes pueden ser doloroso y angustiosos, por malos recuerdos, o simples miedos que envuelven a la mente en una bruma de mentiras y paranoias, que nos hacer tomar la peor decisión posible en esta clase de viajes, el no hacer nada. Pero, en muy contados y raros casos, los dos primeros tipos de viaje se juntan en uno solo, formando otro tipo de viaje aun más maravilloso que cualquiera que muchos se puedan imaginar, pero eso solo lo vuelva más peligroso, a veces mas traicionero, y a veces, nos da un regalo aun mayor que el que muchos merecen, una segunda oportunidad.

P.O.V. Elsa.

Incluso después de esperarlo por varios minutos, en los cuales francamente incluso llegue a aburrirme, algo muy raro, el simplemente siguió dentro de la cocina e incluso cuando salió prácticamente se negó a compartir cualquier tipo de información personal sobre el mismo, nos limitamos más que todo a hablar sobre temas triviales nada importantes, aunque claramente yo tenía algo de mal humor, producto de su total indiferencia en el tema de conocernos el uno al otro y todo eso. Aunque he de admitir fue entretenida, más que todo porque cada vez que mi mal humor empezaba a salir a la superficie, el se las arreglaba para hacer un comentario lo suficientemente locuaz o sorpresivo para tomarme por sorpresa, generalmente dirigido a mi incapacidad para orientarme bien por la ciudad y el hecho de que era la peor negociante que él conocía, y tomando en cuenta que él se la pasaba todo el tiempo entre comerciantes eso no era bueno.

Luego de eso nos despedimos, aunque a mitad de camino recordé el hecho de que aun no le devolvía ni la cuchara, ni el plato, ni el pañuelo y por supuesto el libro, suspire lentamente y me puse a pensar en cómo se los iba a devolver y agradecerle, aunque ahora que lo pienso he esto pensando en ello durante la última semana, con algo de suerte la siguiente vez no se me olvidaría y podría entregárselo sin problemas.

Llegue al castillo sin problemas a la hora que Gerda me había dicho, enserio tenía que mejorar la seguridad del castillo si de verdad era tan sencillo entrar y salir sin que nadie me viera o reconociera, sin mucho o mejor dicho nada que hacer, ya que Anna aun seguía con Les negociando, decidí volver a mi lectura en la biblioteca, hasta que se hizo de noche, por lo cual simplemente fui a mi habitación, me cambie, y me puse a dormir, algo me decía que mañana iba a ser un día un tanto agitado.

Al Día siguiente.

Me desperté como de costumbre, me vestí como de costumbre, e incluso me aliste como de costumbre con una paz y tranquilidad tan supremas que por un momento creí que terminaría durmiéndome a de pie en mi habitación, simplemente todo estaba muy tranquilo, demasiado de hecho. En ese momento me puse totalmente alerta y mire rápidamente en todas las direcciones posibles, incluso mire debajo de mi vestido habitual, Anna no estaba ahí, no había nadie tratando de apresurarme, no había nadie hablándome sobre Kristoff, no había nadie que estuviera ocupando el lugar de Anna, por unos momentos pensé en que debía hacer, así que hice lo más sensato.

Lentamente y con mis brazos y manos extendidos y totalmente preparados para lanzar una ráfaga de magia de hielo, retrocedí no sin antes cerciorarme de que cada paso que daba no me enviaba a una broma o un susto por parte de Anna o de quien fuera el cerebro de esa operación, hasta quedar justo en una de las esquinas de mi habitación pegándome todo lo que podía a esa esquina, con los brazos extendidos y estando totalmente alerta, totalmente nerviosa, no estaba asustada, simplemente estaba extremadamente alerta.

-¿Reina Elsa?- pregunto Gerda, entrando en mi habitación de forma rápida, echándose al suelo rápidamente, para esquivar una ráfaga de magia de hielo que termino congelando la puerta, cosa que paso únicamente por instinto de mi parte.

-lo siento, lo siento, lo siento, lo siento…- me disculpaba sinceramente, ayudando a Gerda a levantarse, la cual me miraba de manera extraña- pensé que eras Anna tratando de hacerme una broma o algún intruso que había entrado.

-¿Por qué pensó eso su Majestad?- dijo Gerda muy educadamente, tomando en cuenta que estuve a poco de congelarle el pelo.

-bueno, es que, hay mucha calma- dije lentamente, en ese momento Gerda también pareció darse cuenta de ese detalle, poniéndose en modo de alerta instantáneamente pegando su espalda con la mía, eso no ayudo mucho a que me calmara.

-el consejo quiere hablar con usted, dijo que era urgente, ¿puedo acompañarla?- dijo Gerda con un tono que denotaba que toda esa tranquilidad le causaba una mala espina, lo único que hice fue asentir lentamente.

Salimos de mi habitación lentamente estando espalda contra espalda, caminando lo más lentamente posible mientras observábamos con atención todo lo que se movía, e incluso llegue a sospechar de las cosas que no se movían, pero por un momento creí que ese cuadro de mi tatarabuelo me miraba feo, hasta que llegamos a la sala del consejo.

-muy bien, gracias por tu ayuda Gerda, buena suerte- dije con un tono que estaba entre agradecimiento y algo de compasión con la sospecha de que Anna o alguien pudiera hacerle una broma, pero sin estar yo cerca, no habría ningún problema.

Las bromas de Anna en si no eran un problema para nada serio, de hecho eran un buen medio para divertirse y liberarse del estrés, de ahí que varios de los sirvientes e incluso algunos guardias hayan obtenido ese mal habito por parte de Anna, el problema de hecho, era cuando yo estaba cerca, a pesar de que podía controlar mis poderes y me aseguraba de en ningún momento se salieran de control, las bromas y sorpresas de Anna o de alguien más solo me hacían sobresaltarme, en el peor de los casos asustarme por un momento o dos, a partir de ahí no es necesario explicarlo más, afortunadamente nadie jamás había salido herido, bueno no mucho.

Aun así Anna seguía con sus bromas a mi persona, de hecho era la única que lo hacía específicamente a mí, por lo tanto los demás se aseguraban de que yo estuviera atenta a mi alrededor, para que nada serio pasara y para que no tuvieran que estar parte del tiempo de trabajo quitando el hielo que terminaba en todas parte, no era que no pudiera derretirlo o algo por el estilo, pero eso dejaba un charco de agua, haciendo que fuera aun más complicado de limpiar por lo cual las sirvientas, además de algunos guardias, me pedían que lo dejara así y que ellos se encargaran de retirarlo, raro, pero aceptable.

-Reina Elsa, me alegra que haya atendido a nuestro llamado de manera tan atenta- dijo uno de los miembros del consejo, pero por alguna razón sonaba más generoso y precavido de lo habitual.

-¿Para qué me solicita el consejo?- pregunte naturalmente, aunque aún tenía ese deje de mala espina que Kristoff llamaba "mal augurio"

-Bueno, tiene que ver con su hermana, la Princesa Anna- me respondió otro miembro del consejo. Bueno eso cosa de todos los días.

-Sea lo que sea que Anna haya roto o si insulto a alguien sin tener la intención yo…- empecé a decir, sabiendo perfectamente como era mi hermana.

-De hecho tiene que ver con las relaciones con el reino de Carkeng- me interrumpió el mismo concejal, juntando sus manos y poniéndolas sobre la mesa, después de tanto tiempo había aprendido algo, si algún concejal hacia eso, significaba que el asunto era sumamente serio.

-Sé que ansiábamos mucho comerciar con ellos debido a sus vinos y en parte también por su cultura pero no se puede culpar a Anna por no haber logrado un acuerdo favorable, o al menos un acuerdo- dije con un tono un tanto preocupado, si Anna lo había arruinado tanto como creo, entonces los del concejo estarían furiosos.

-Reina Elsa eso no...

-Bueno sé que también pudo haber insultado a la embajadora un poco, pero saben que a veces ella no es la mejor receptora- seguí diciendo, sin dejar hablar a los concejales.

-Reinal Elsa, en realidad…

-Y si, sé que Anna tal vez, solo tal vez, pudo haber hecho algo un tanto tonto pero no podemos culparla por errores que cualquiera pudo haber cometido.

-De hecho su majestad este asunto incluye a…

-Y estoy muy consciente de que mi hermana pudo haber tenido uno que otro pequeño tropiezo en el pasado cuando se trata de relaciones exteriores, pero tenemos que admitir que esos 12 reinos anteriores ya habían mostrado antes su interés por proponerle la guerra a Arendelle, además ninguna duro más de 2 días por no hablar…- me detuve cuando empecé a sentir un grupo de miradas penetrantes dirigidas a mí, bueno más de las habituales.

Mire a los del concejo, ellos estaban tranquilamente esperando sin decir una palabra.

-¿Ya termino o tiene algo más que agregar su majestad?- pregunto el concejal que había hablado desde el principio

-Sea lo que fuera que haya hecho Anna, lo lamento, y con respecto a las relaciones con Carkeng, el hecho de que se hayan roto por esta generación no es un asunto tan grave como suena- dije recuperando la compostura, rogando internamente a que a ninguno se le pasara por la cabeza protestar.

-De hecho…

-Y también sé que es importante reestablecer contacto con Carkeng lo más rápido posible, pero sabemos que su gobierno no querrá hablar con nosotros es una regla no dicha, pero fundamental en ellos- seguí hablando para que ninguno de ellos empezara con la charla de "la princesa Anna es irresponsable" y todo lo demás.

-En realidad…

-Pero también tenemos que tomar en cuenta que no podíamos dejar a Anna llevar las relaciones con Carkeng sola, Les, quiero decir la embajadora de Carkeng, puede tener un leguaje un poco, técnico- dije recordando una breve charla con Les cuando nos presentamos, que me hizo recorrer más de una docena de diccionarios de la biblioteca.

-Reina Elsa…

-No solo eso, tenemos que mirar también que las relaciones con Carkeng, en el mejor de los casos y con sus vecinos más cercanos, son, en el mejor de los casos, tensas y calladas, por lo tanto tenemos que…- iba a seguir hablando para evitar que ellos tuvieran alguna idea para "educar" a Anna, hasta que una voz conocida llamo totalmente mi atención.

-¡Hola Elsa!- dijo una voz alegre, me detuve en seco.

Muy lentamente gire mi cabeza hacia la dirección en donde provenía la voz, lo cual incluyo elevarla un poco más de lo que espera, ganándome una vista, en el mejor de los casos, muy extraña.

Olaf estaba sentad encima de donde estaban los concejales, en una silla que tenía toda la intención de decir "soy el tipo importante de por aquí".

Sumado a una Anna que estaba totalmente sumergida en un diccionario, por un momento creí que iba a tirarse de cabeza al libro, pero ese pensamiento fue reemplazado con la sorpresa de ver a Anna leyendo, no era que fuera "inculta" ni que no leyera libros, pero lo que ella generalmente leía no tenía que ver mucho con política o el mundo real, a diferencia de lo que tenía en la mano, era un libro sobre términos avanzados de política exterior, sobra decir que ese tipo de libros era complicados hasta para mí.

-¿Olaf?- dije totalmente confundida, dando paso a un silencio relativamente incomodo, hasta que otro de los concejales hablo.

-Vaya, logro hacer que la Reina Elsa parara con su discurso con tan solo dos palabras, no esperaba menos de nuestro nuevo gran concejal.

Cuando termino de decir esa frase yo seguía mirando a Olaf, aun sin salir de mi asombro.

-¿Gran Concejal?- dije haciendo un esfuerzo sobrehumano para que mis palabras no sonaran tan débilmente como esperaba.

El Gran Concejal, era, básicamente, un tipo muy, pero MUY importante, literalmente era la 3° persona más importante luego de la familia real (ósea yo, Anna, y próximamente Kristoff) y muy probablemente la segunda más influyente luego de la Reina, ósea yo.

El problema radicaba en que JAMAS, desde la creación de los reinos y las monarquías, había habido un Gran Concejal, no solo porque eso significaba un poder paralelo a la corona reinante, sino en su mayoría por lo exigente que era.

Los requisitos eran claros, al igual que casi imposibles, en primer lugar se tenía que contar con el apoyo de al menos la mitad de la familia real (Anna o yo), en segundo lugar había que postularse ante los concejales (además de ser apoyados por al menos 4 de ellos) luego había que discutirse (lo cual duraba un mes cuando menos, cada concejal tenía derecho a hacer un discurso a favor o en contra y luego podía ser refutado o apoyado, y vaya que usaban bien esas oportunidades) y por ultimo pero no menos importante se tenía que someter a votación, eso parecía sencillo, hasta que se tomaba en cuenta que la decisión debía ser unánime, incluso los reemplazos de los concejales entraban en la votación.

Sumado a que solo podía haber una postulación por cada concejal (los cuales eran los que podían aspirar a Gran Concejal) lo hacía un puesto de muy difícil absceso, casi imposible, pero eso se compensaba con el poder adicional y el hecho de que el puesto era vitalicio (para toda la vida) por lo cual no faltaban candidatos.

Por lo tanto mi sorpresa al ver como los demás concejales lo miraban con respeto y se dirigían a él como "Gran Concejal" estaba totalmente justificada.

-¿Cómo…?- trate de decir, sin salir de mi asombro.

-Permítame explicarlo su majestad- dijo uno de los concejales, haciendo que clavara mi mirada en el- aparentemente, la Princesa Anna utilizo al gran concejal como su consejero en las negociaciones con Carkeng- eso valió que mirara a mi hermana rápidamente, aunque ella seguía buscando en el dichoso libro que cargaba.

-¿Y…?- pregunte volviendo a mirar al concejal.

-Luego de escuchar tal cosa fuimos rápidamente a intervenir, solo para descubrir que las negociación había terminado, y no solo eso, había sido todo un éxito, actualmente somos el aliado comercial más influyente y con más rutas comerciales de Carkeng, ni siquiera todas las demás rutas juntas son ni la mitad de las que tenemos nosotros, y eso que ni siquiera hemos empezado a comerciar todavía- termino de decir con una sonrisa, aunque eso solo logro que mi mente pensara más lento debido a la impresión.

-¿Eh?- eso fue la única cosa medianamente inteligible que logro salir de mi boca, la cual quedo semi-abierta, seguidamente trate de recobrar la compostura-No, no, no, creo que estamos algo confundidos consejeros, Olaf no puede…- me tomo unos momentos considerar mis palabras, tenía que decirlo de una forma que Olaf no se ofendiera- bueno no es que no pueda, si no que…

-O que bien, llego el nuevo palito- dijo Olaf en un tono particularmente infantil, haciendo que volteara a mirarlo, ese papel seguramente un documento de pacto de algún tipo, casi proteste, pero la voz de Olaf me detuvo- mmm, están tratando de utilizar recursos diplomáticos de índole estructuralista para aparentar que los recursos previamente acordados sean reconsideramos por los comerciantes de otros reinos, sin embargo, tenemos que hacerlos ver que su influencia, aunque creciente, no puede penetrar en las raíces monárquicas, por lo tanto, sugiero utilizar recursos literarios de carácter estimulante, pero sin hacerles ver que nuestras intenciones son retrogradas, así mismo…

¿Mencione que mientras Olaf decía todo eso mis manos estaban posicionadas de tal forma que parecía que sostenía una caja invisible? ¿O que mi boca formaba una "O" perfecta e inconmensurable? ¿No? Pues se los digo en este momento.

-¿Como…?- trataba inútilmente de articular algo sensato, pero mi sorpresa no me dejaba reponerme.

-Su majestad, si me permite…- esa solicitud me hizo voltear la mirada hacia uno de los concejales más ancianos, claro está sin cambiar mi expresión- pensamos que, debido a que usted lo creo, inconscientemente lo doto de una habilidad innata para la política, sumada a su actitud alegre y totalmente despreocupada, nadie imaginaria que es asi de hábil en la política, lo cual lo convierte en un político excepcional- Y con esas palabras, mi mandíbula casi toca el suelo.

-O simplemente tenemos suerte- dijo al azar uno de los más jóvenes concejales.

-¡AJA! Sabía que esa palabra existía, ¿Ves Olaf?- dijo al fin Anna, señalando un punto casi inexistente en el libro que cargaba.

-¡Qué bien! Ahora solo tenemos que evitar el uso de términos rimbombantes- dijo Olaf como si fuera lo más normal del mundo.

Acto seguido, Anna volvió a sumergirse en el libro cual tiburón a su presa, susurrando de vez en cuando "rimbombante, rimbombante…"

-Muy bien, ahora, ¿podemos concentrarnos en el asunto por el cual fui solicitada? Otra vez- dije subiendo un poco la voz, generalmente las cosas iban como la seda, pero con un Olaf en medio era imposible que las cosas no se alargaran.

Pero repentinamente, sentí la indudable sensación de que no debí de haber hecho esa pregunta, debido a que un silencio casi gutural se instaló inmediatamente luego de que terminara de pronunciar la última silaba.

-Elsa…- dijo Anna débilmente, asustada por la repentina actitud del consejo.

-Bueno, su majestad…- trato de decir un concejal al lado de Olaf, pero una mano alzada lo hizo callar.

-Si no les importa, yo me hare cargo de este asunto con su majestad- una voz ligeramente áspera, pero llena de sabiduría, se hizo presente.

Mire al origen de dicha voz, solo para ver al concejal más anciano del reino, aquel que había servido a mi abuelo y a mis padres, nadie lo cuestionaba, excepto claro está, Anna.

-¿Qué? ¿Por qué? Cualquier cosa que tenga que saber Elsa también puedo saberla yo- trato de protestar Anna, aparentemente no se llevaban de la mejor manera por uno que otro conflicto que habían tenido antes. Aparentemente él había intentado disuadir a Anna de hablar conmigo, por obvias razones ya pasadas, sin embargo, ya pasadas todas las mentiras y secretos, ninguno de los dos se dignaba a pedir disculpas al otro, y de ahí el asunto.

-Anna, por favor- dije sincera aunque duramente, en estos momentos debo de tratar a Anna con algo de dureza.

-Pero…- el intento de discusión de Anna fue rápidamente detenido por mi mirada de "sé lo que hago"- muy bien.

Poco después de esa pequeña interrupción todos a parte del concejal más anciano y yo se fueron de la habitación.

El aire era tenso, muy tenso de hecho, en toda mi vida había solo unos pocos momentos en los cuales me estrazaba el silencio, y este era uno de ellos.

El concejal estaba firme, con la espalda totalmente pegada al espaldar de su silla y tenía una expresión indudablemente seria, pero esa expresión se deshizo rápidamente, al mismo tiempo que bajaba la mirada y suspiraba con pesar…

Un momento…

Oh no.

-Lo siento, lo siento mucho…

P.O.V. Xin.

-Me han encontrado- dije con una voz totalmente desinteresada, guardando los últimos de mis elementos más esenciales en mi bolsa, el lugar estaba "vacío" por decirlo de alguna manera, pero sin duda alguna me estaban escuchando.

-Supongo que debería de felicitarlas al menos, no es tan sencillo cuando lo tienen que hacer ustedes ¿eh?- dije en voz alta, mientras acomodaba las sillas encima de las mesas, no es que fuera estrictamente necesario, y más tomando en cuenta que el lugar ya estaba abandonado cuando llegue, pero no pensaba llevar esas cosas a cuestas por quien sabe cuántos reinos, que algún vagabundo las usara como cama o algo, a mí ya no me importa.

-Eh incluso este era un bonito lugar, personas amables, o al menos algo amables, además de agradables, e incluso tienen chicas lindas, bueno una que otra- repentinamente sentí la sensación de que alguien se estaba enojando por algo que dije, pero decidí no prestarle mucha atención a eso. Al menos eso me comprueba que no estoy hablando solo.

-Sabes, la mayoría de las personas ya me habrían lanzado una flecha o algo desde hace un rato, no me digas ¿eres pobre? ¿Me va a matar un asesino pobre? Vaya estupidez- Ese comentario tenía mucho que ver con el hecho de que necesitaba una excusa para dejar de acomodar las sillas y todo el adornado sin parecer un completo holgazán.

¿Acaso hay mejor excusa que esquivar las flechas que te lanza un asesino profesional pobre?

Poco tiempo después, tanto las sillas como las mesas, junto con las cortinas y todas las cosas con las que había equipado el local estaban perfectamente acomodadas, sin embargo, mire el piso, el cual estaba totalmente cubierto de polvo.

-Bueno, qué más da- dije tomando un cepillo y empezando a barrer con toda la tranquilidad del mundo, aparentemente estaba esperando que terminara mis "asuntos" en mi "negocio", bueno eso me daba la ventaja por el momento.

¡SOLO ME MATARAN SOBRE MI CADAVER!

Momento…

Bueno como sea, me guste o no, este el momento de formular un plan de huida.

¿Puerta? No, seguramente tenía trampas o al menos veneno.

¿Túnel subterráneo? Demasiado tiempo de construcción, riesgo de inestabilidad.

¿Ventana? No del primer piso, me apuesto lo que sea a que esa tiene algún animal venenoso esperándome.

¿Ventana del segundo piso? Bueno, suponiendo que no rompa las piernas, no suena como una mala opción.

Ahora, medios para escapar del Arendelle:

1° A Caballo: Muy lento, me tomaría demasiado alejarme de Arendelle e ir a otro reino, ni que decir si me atrapa alguna tormenta de nieve o algo por el camino.

2° A Pie: Mismo problemas que a caballo, solo que añadiéndole fatiga y esfuerzo extra.

3° Noquear a alguien y robarme su ropa para pasar desapercibido: No, desgraciadamente no había conocido a nadie lo suficientemente imbécil como para hacerlo sin sentirme mal después.

¡¿Quién carajos tuvo la idea de enseñarme cuestiones morales?!

4° Sobornar a mis perseguidores: ¡Ja! Si claro, si no fuera porque necesito mi cabeza para vivir hace tiempo que la habría entregado por la recompensa.

5° Elsa: ... Bueno, vale, no es que la idea sea mala, pero no pienso reunirme con una chica para luego usarla y simplemente olvidarme de ella.

¿¡PORQUE ME ENSEÑARON A SER UN CABALLERO!? Me iría mejor en la vida de ser más egoísta, ¡pero no! Tengo que pensar en los demás.

-Supongo que será en barco, otra vez- dije en un susurro para mí mismo, acto seguido agarre mi bolsa- bueno, ahora solo me falta arreglar mi habitación- dije en voz alta, subiendo la escalera tranquilamente, abrí la puerta y contemple mi "habitación" una manta, un cojín improvisado y un puñal bien situado.

Me acerque lentamente a mi "cama", me puse de cuclillas disimulando perfectamente nostalgia.

Y sin perder más tiempo, agarre el puñal y lo lance en dirección a la puerta por la que había entrado, al mismo tiempo que empecé a correr con mi bolsa en mano directamente a la ventana que estaba al otro lado de mi habitación.

Nota mental: Posicionar mi cama más cerca de la ventana la próxima vez para facilitar la carrera de huida.

Moví mis ojos al percatarme de unos leves reflejos de luz que iban en mi dirección, sin embargo no me preocupe en lo absoluto por ellos.

El sonido de un metal incrustándose contra la madera y unas cuerdas deslizándose para dar paso a algo rompiendo una serie de vigas de madera se hizo rápidamente presente.

En tan solo unos pocos momentos, el techo cayó en frente de mí, llevándose por pura cortesía los para nada inofensivos objetos reflectantes dirigidos directamente hacia mí, di un salto encima de la pequeña pila de escombros y salte por la ventana con los pies por delante.

Aterrice con mis pies tal cual acróbata de circo ambulante y me voltee solo para ver el techo desmoronarse.

Bueno, en mi defensa, le había dado una buena suma de dinero a unos constructores para que arreglaran el techo.

¿A quién engaño? En realidad me sobraba mucho dinero y necesitaba algo en que gastarlo, si me hubieran dicho que el negocio de los dulces daba tanto aun sin atender clientes me habría dedicado a esto en vez de robar, pero bueno, esperanzas para otra vida supongo.

Deje esa clase de pensamientos a un lado cuando me di cuenta que estar en frente de una casa que se estaba derrumbando no era precisamente el escenario de "soy inocente" que necesitaba, así que me puse mi capa y me oculte mi cara lo máximo posible con mi capucha.

El camino hasta el puerto fue relativamente tranquilo, si por tranquilo se entiendo que me movía con agilidad entre los grupos de personas estando eternamente al pendiente de cualquier cosa que sobresaliera o fuera "demasiado común".

El puerto era un lugar relativamente seguro, las suficientes personas como para que nadie intentara matarme a plena luz del día, pero no las suficientes como para perder de vista a ninguna. Empecé a evaluar los diferentes barcos que estaban allí, pesqueros, comerciales, de dignatarios y políticos, ninguno de ellos me convencía, al menos hasta que vi uno casi al final del puerto.

Decir que el barco parecía resistente sería subestimarlo enormemente, en primer lugar era más grande que un barco normal, por lo que ver a simple vista tenia al menos 2 cascos, lo cual me dejaba en claro que esa cosa había sido enviada a construir con un buen saco de monedas de oro, tenía dos mástiles centrales, y al menos 4 secundarios, ¿Quién necesitaba tantos mástiles? Bueno, juntos con las velas, esa cosa debía de ir más rápido que uno normal, la popa y la proa también se notaban fuertemente reforzadas, error de propósito, le resta velocidad a cambio de blindaje, ¿pero a mar abierto? Presa fácil. Barco defensivo.

El llanto de una mujer me hizo olvidarme del barco, busque el origen del ruido, pero al ver una corona encima de una cabeza hice lo que todos los de mi clase hacen, esconderse. Una pila de cajas me sirvió para esconderme y evaluar la situación.

"¿La reina Anna, que hace aquí?"- ese pensamiento fue lo único que paso por mi mente al ver a la Reina Anna junto a Kristoff y… ¿un muñeco de nieve que se mueve? Elsa.

La Reina estaba abrazando a alguien, una persona de cabello de color dorado-pálido, sin duda alguna Elsa, pero no entendía por qué ella estaba ahí, y más con la Reina.

Unos cuantos ancianos y no tan ancianos en ropas elegantes justo detrás de la emotiva escena me hizo darme cuenta de la situación: Destierro.

-"bueno, ella congelo el reino, era solo cuestión de tiempo"- sin embargo, al ver el rostro de la Reina profundamente enterrado en el abrazo y una que otra lagrima cayendo, casi me sentí mal por ella.

"Casi", es la palabra clave.

Volví a mirar el barco, evalué la situación. Demasiados guardias en la cubierta y solo había pocos sirvientes, no tenía el tiempo ni la paciencia para introducirme en una tripulación con ese nivel de confianza entre ellos.

Me zambullí en el agua, fui hacia el ancla, trepe por ella, espere un punto ciego, y como pude entre por una de las aberturas para los cañones. Luego me dirigí a la parte más profunda de la bodega del barco y apile algunas cajas de municiones una encima de la otra, a menos que una flota de piratas se decidiera a atacar el barco, estaría totalmente tranquilo y feliz en esta pequeña parte del barco haciéndole compañía a la rata de turno. Ahora que lo pienso, esto se podía considerar de primera clase para personas como yo.

Solo después de que el barco empezó a moverse fue que me decidí a buscar mi libro favorito, pero apenas metí la mano en mi bolsa recordé que se lo había dado a Elsa, y dudo mucho que la Reina haya optado por regalárselo de buena gana.

-Bueno, fácil viene, fácil se va- dije para mí mismo, lanzando un suspiro.

"Me pregunto si una vez este barco llegue a su destino Elsa y yo volveremos a encontrarnos, ¿Dos exiliados en busca de paz? Parece una historia de amor cliché, además es una miembro de la realeza con magia de hielo, seguro encuentra un lugar en donde acomodarse rápido"

Y con ese pensamiento, me acomode como pude para poder tomar una bien merecida siesta.

P.O.V. Anna

El barco ya se había marchado hace ya un buen rato, y hace aún más tiempo que había perdido de vista a Elsa despidiéndose tranquilamente.

Aun así, estaba ahí, esperando.

-Sabes, tenemos que ir al castillo para, no lo sé, hacer algo de política supongo- dijo Kristoff, rascándose la nuca, era algo obvio que estaba nervioso, cosa que me saco una ligera sonrisa.

-Podemos… ¿podemos quedarnos un rato?- pregunte con una voz algo apagada, la cual contrastaba totalmente con mi voz animada habitual.

Kristoff no dijo nada, simplemente hizo una seña a los del consejo para que se fueran retirando, luego se puso a mi lado.

Sentí una mano en mi hombro, la cual estaba segura pertenecía a Kristoff, y sin resistirme de ninguna forma, deje que me atrajera hacia él.

-No lo puedo creer- dije sorprendida, recordando todo lo que había pasado.

Me pregunto si pude haberla convencido.

Flash-Back

Estaba corriendo, que decir que estaba corriendo, estaba prácticamente volando por los pasillos del castillo, ninguno de los sirvientes hacia algo por detenerme, lo más seguro es que ellos se hubieran enterado incluso antes que yo y se hubieran asegurado de dejar el camino limpio anticipándose a la situación.

Ningún florero, ninguna estatua, ninguna armadura, todo vacío hasta la habitación en donde se hallaba el origen de mi desesperación.

La habitación de Elsa.

Sin medir palabra alguna entre prácticamente llevándome por delante la puerta, y ahí vi a Elsa, sorprendida, sosteniendo un vestido sencillo, justo al lado de un baúl mediano.

No pensé mucho mis acciones después de eso, simplemente camine a paso apresurado hasta el baúl, y sin decir nada comencé a lanzar la ropa por todas partes, sacándola del baúl.

-A-Anna, ¿Qué estás haciendo?- pregunto Elsa, aun sorprendida, tratando de atrapar al menos una que otra prenda.

-¡No!

-¿No?- pregunto Elsa ante mi negativa.

-No permitiré que te vayas, no dejare que te vayas- dije en un tono de enojo, empujando el baúl ahora vacío al suelo, al lado de un número considerable de ropa.

Elsa me miro por unos momentos, como analizando la situación, acto seguido masajeo ligeramente su sien y lanzo un suspiro profundo.

Las dos sabíamos que esta iba a ser una larga conversación.

-Anna, por favor tienes que…

-¡No!- mi repentino grito asusto por un momento a Elsa.

Una de las desventajas de estar tanto tiempo sin hablarnos una a la otra era el hecho de que, hasta cierto punto, éramos desconocidas la una para la otra.

-No quiero entender, no quiero saber, no quiero oír, no quiero ni imaginarlo, s-solo quiero que mi hermana se quede conmigo- dije totalmente molesta y triste, junto con una traicionera lagrima.

-Anna, entiendo que te sientas…

-¡No, no lo entiendes!- volví a interrumpirla con mis gritos, lo admito, tal vez no estaba actuando como la mejor hermana del mundo, ni tampoco estaba pensando en las palabras que salían de mi boca, pero esa es una de las consecuencias de ser emotiva.

-Ellos también eran mis padres Anna- logro decir Elsa, con voz casi alterada, sin embargo su tono no hizo más que enfurecerme más.

-¿"También"? Los hiciste a un lado, ¡NI SIQUIERA ASISTISTE A SU FUNERAL!- grite con histeria, recordando, tal vez debí pensar más mis palabras.

-Trataba de protegerlos ¡Trataba de protegerte a ti!- tal vez el hecho de que Elsa también estaba alzando la voz me pudo haber servido como advertencia, sin embargo, estaba furiosa.

-¡Me lastimaste, me dejaste sola! ¡Tantas personas, tanto espacio en el castillo y aun así me sentía sola!- grite sacando todo lo que alguna vez me guarde.

-¡YO TAMBIEN ESTUVE SOLA! En una habitación, sin hablarle a nadie, temiendo que si hacia algo, que si me alteraba lastimaría a alguien- dijo Elsa, gritando al igual que yo.

-¡Fuiste una egoísta!- grite levantándome.

-¿A si? Pues entonces seré igual de egoísta ahora, me subiré a ese barco, y nada de lo que hagas me hará cambiar de opinión- dijo Elsa, cruzándose de brazos, mirándome desafiantemente.

-No te dejare subir a ese barco, o si no…- dije, en un intento de hacerla cambiar de opinión, sin embargo eso no pareció convencer para nada a Elsa.

-¿O si no, que?- me pregunto Elsa, desafiantemente.

En combinación de la ira que sentía, la discusión previa, y el hecho de que Elsa prácticamente me estaba retando, hice la única cosa que una persona normal haría.

Embestí a mi hermana, la Reina de Arendelle.

OK, pensándolo bien, aquello fue estúpido.

-Esto no va a quedarse así- Ya en el suelo, luego de ese comentario, Elsa no tardó en responder con un empujón, combinado con una jalada de pelo.

Y durante los siguientes minutos (o horas, honestamente no estábamos al pendiente del tiempo que pasaba) se produjo lo que probablemente se conocería como la pelea más sucia y poco honorable que alguna vez pudo haberse hecho: jalones de pelo, embestidas, empujones, mordiscos, una que otra pequeña llave de lucha enseñada exclusivamente como defensa personal, un par de golpes, una serie de objetos pesados y ligeros lanzados de una parte de la habitación a otra.

El único momento en que nos detuvimos fue cuando Kai paso por el frente de la puerta de la habitación de Elsa, la cual estaba abierta. Kai simplemente nos miró para nada sorprendido, tomando en cuenta que en ese momento estaba usando mi brazo para tratar de ahorcar a Elsa. Luego tomo la perilla de la puerta y cerro lentamente. Un codazo en mis costillas más tarde la "pelea" continuo.

O al menos lo hizo hasta que ambas terminamos rendidas de espaldas al suelo una al lado de la otra, jadeando por el cansancio, y con "heridas de batalla leves", las cuales incluían partes de nuestros vestidos desgarrados por uno que otro lado.

-Nuestra primera pelea, vaya momento, necesitábamos eso- dijo Elsa, tratando de recuperar el aliento.

-Sí, yo…lamento mucho lo que dije- Me disculpe de la manera más sincera posible, ahora que estaba calmada podía ver que había sido la peor hermana menor del mundo.

-No, no, yo lo siento, no debí actuar así, sé que estas enojada, además de las dos, yo soy la controlada- dijo Elsa, casi en tono de broma, solo por eso le di un leve empujón.

Nos quedamos en silencio, recuperando el aliento, simplemente mirando el techo.

-¿Es muy importante?- pregunte al fin, refiriéndome a su viaje.

-Solo otro paso agigantado para aumentar la prosperidad en el reino, economía, política, nos beneficiaria mucho- me respondió Elsa, con un tono tranquilo.

-Oh.

-Sin embargo…- Ante esa palabra mire a Elsa directamente- logramos acordar un punto de reunión en una pequeña isla cercana a ambos reinos que funcionara como punto de control para las mercancías, el viaje no debería de tomarme más de 3 días.

-¿Por qué no me dijiste eso antes de empezar todo esto?- pregunte algo molesta.

-Iba a hacerlo, pero tu empezaste a gritarme y a lanzar mis cosas por ahí- respondió Elsa, como si fuera lo más normal del mundo- además, le dije a Gerda que te dijera y que vinieras a háblalo conmigo.

-Aaahhhhhh- tal vez saltar encima de Gerda apenas escuche "viaje en barco" y "Elsa" no fue la mejor de mis acciones.

-¿Estabas distraída y no escuchaste a Gerda verdad?- pregunto Elsa alzando una ceja.

-¿Tal vez?- dije insegura, Elsa simplemente suspiro.

-Bueno, al menos sé que si los bandidos me secuestran mi hermanita ira con espada en mano a rescatarme ella misma- Definitivamente se comentario fue una broma, así que me reí.

-Prometo que estaré bien- dijo Elsa, sonriendo tranquilamente.

-Bueno, ¿Pero el barco está muy bien protegido verdad?- pregunte más tranquilamente, la expresión de Elsa cambio ligeramente.

-En realidad…- dijo Elsa, volteando a mirar a otra parte, esquivando mi mirada.

-¿Iras en un barco muy resistente verdad Elsa?- volví a preguntar, más seriamente.

La sonrisa nerviosa de Elsa fue suficiente respuesta.

Inmediatamente después de eso puse manos a la obra.

Luego de una serie de protestas, quejas, berrinches, pataletas, mordiscos, patadas, golpes y literalmente todo lo que estaba a mi alcance, logre que el consejo y Elsa se decidieran por utilizar el barco insignia de la flota de Arendelle, que si bien no era precisamente rápido o de "uso sencillo", tenía la suficiente armadura y poseía un capitán lo suficientemente experimentado como para combatir con al menos 4 barcos piratas al mismo tiempo, seguro que sobrevivía a lo que fuera.

Y antes de que me diera cuenta, ya estábamos en el puerto, despidiéndonos.

-Anna, no puedo respirar- Vale, creo que el abrazo emotivo fue un tanto excesivo.

-Lo siento- dije, limpiándome una que otra pequeña lagrima con la mano.

-Estaré de vuelta antes de que te des cuenta- dijo Elsa, subiéndose al barco.

Acto seguido el barco se puso en marcha, y poco después deje de verlo.

Fin del Flash-Back

Lo admitía, tenía miedo de que a Elsa le pasara lo mismo que a nuestros padres, tal vez por eso no podía alejarme del puerto.

-Oye, en realidad creo que no tenemos que preocuparnos por Elsa- dijo Kristoff, lo mire como si le hubiera crecido una segunda cabeza.

-Sí, es decir, piénsalo, tiene esa cosa de poderes o magia sobre el hielo ¿no?- Volvió a decir Kristoff, moviendo sus manos exageradamente.

-Aja.

-Bueno, con eso si viene una tormenta o algo, ella simplemente hará desaparecer las nubes, y si hay piratas, pues los congela, Elsa es fuerte, volverá y hasta nos traerá un recuerdo- dijo Kristoff, sonriéndome, obviamente trataba de animarme.

¡Y VAYA QUE LO LOGRO!

-¡Tienes razón! Elsa es genial, espera, ¡ya se! Hagámosle una fiesta de bienvenida- dije totalmente emocionada.

-¿Una fiesta de bienvenida?- pregunto Kristoff extrañado.

-¡Sí! Es la primera vez que Elsa sale del reino, lo justo es que la recibamos con una fiesta, ahora, necesitamos chocolate, platillos, chocolate, música, chocolate, invitados, ¿ya dije chocolate?- Y tal como vino, mi miedo se fue, Elsa estaría bien, era una Reina Ruda, le patearía el trasero a quien sea.

-Esto es algo impresionante- dijo Kristoff, mirándome, honestamente no se a que se refería.

¡Ahora, a preparar una fiesta!

P.O.V. Normal.

Bueno, el dia a final de cuentas termino bien.

O al menos eso hubiera pasado si al menos una triste alma se hubiera dignado en fijarse en el pequeño barco de madera que se ató al ancla de la nave insignia de Arendelle apenas tuvo la oportunidad en la salidad del reino por mar.

O si al menos una persona se hubiera percatado de las cuatro personas vestidas con capa que se infiltraron en el barco cual rata a la cocina.

Tal vez entonces, muchas cosas se hubieran podido evitar.

Aunque también las cosas hubieran sido mucho más aburridas.

Entonces, ¡Que comience la diversión!


Muy bien, acepto cualquier critica o suguerencia siempre y cuando sea constructiva o contenga consejos.

Pido especial observacion en la parte en que Anna y Elsa pelean, toda relacion de hermanas incluyen peleas a diente limpio, asi que me parecio bien incluirlas, ademas, tarde o temprano tenian que decir lo que pensaban, y que mejor momento?

HASTA EL SIGUIENTE CAPITULO!