Disclaimer: nada de esto me pertenece, los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Lynyrd Lionheart, yo solo la traduzco.


GOD LOVE HER

Capitulo unoPicture to Burn

(Foto para quemar)

―Bella, nena, espera. ¡No era lo que parecía!

La frase más cliché del mundo.

―¡No ha significado nada!

Seguida de la segunda frase más cliché.

―¿Entonces qué era, Mike? ―Me giré para mirar furiosa a mi (ex)novio, Mike Newton. Llevaba una sábana (mi sábana) alrededor de su cintura y nada más―. ¡Porque estoy bastante segura de que es difícil malentender la imagen de la lengua de alguien en tu garganta!

―Solo porque no fuera tu- ―Mi (ex) mejor amiga, Jessica, palideció y se echó atrás cuando le lancé a ella mi mirada furiosa.

―Sal de una puta de vez de mi casa, ―le dije.

―Uhm, solo iré a coger mi ropa. ―Se movió para volver a la habitación de la que ella y Mike acababan de salir (mi habitación), pero agarré su brazo antes de que pudiera.

―No lo creo. ―La giré y la empujé hacia las escaleras―. Deja que todos te vean en nada más que tu ropa interior. Dios sabe que yo no debería ser la única que sufra.

―¡¿Qué? De ninguna manera!

―Ve Jessica, antes de que te haga daño. Y te haré daño. Confía en mí.

Con un alto 'eep', Jessica bajó corriendo las escaleras. Podía oír los silbidos de varios chicos hormonales del instituto que estaban en la fiesta mientras ella salía de la casa.

―Bella, sabes que no fue nada. Jess solo es fácil-

―¿Y eso hace que esté bien? ―siseé―. Me has engañado, Mike. ¡En mi propia casa! ―Estiré el brazo y le quité la sábana―. ¡En mis sábanas de lana favoritas! ―Sacudí la sábana hacia él―. ¡Vete, Mike! Ve a tirarte a Jessica en tu propia habitación.

―No voy a irme sin ropa, ―discutió Mike.

Entré en mi habitación dando fuertes pisada, cogí sus bóxers y se los lancé.

―Aquí tienes. No soy tan cruel como para hacer que todos vean tu pequeña y patética polla. ―Moví mi mano en su dirección―. ¡Ahora. Vete!

Como Jessica, Mike palideció y, tras ponerse rápidamente los bóxers, bajó corriendo las escaleras, pasó a través de los que estaban en la fiesta y salió por la puerta. Incluso sobre el alto sonido de "Fire Burning" pude oír como la puerta principal de mi casa golpeaba detrás de él.

Fue un sonido agradable.

Me pasé los dedos por el pelo y bajé las escaleras hacia la fiesta. Muchos chicos intentaron bailar conmigo, pero yo los aparté y fui derecha hasta el equipo de sonido. De cualquier manera, yo no había querido dar esa fiesta, pero Mike me convenció de dar la fiesta de graduación antes de que empezara el verano y todos empezaran su vida por caminos separados.

Pulsé el botón de parar y la música se detuvo, el sonido fue reemplazado por el ruido de varias personas protestando.

―Acabo de pillar a mi novio follándose a mi mejor amiga, ―grité sobre el ruido―. Si queréis culpar a alguien por el final de la fiesta, culpadles a ellos. Ahora, sugiero que salgáis de mi casa, porque estoy enfadada y realmente me gustaría causarle a alguien, a cualquiera, daño físico real.

Vi a varias personas salir por la puerta, pero la mayoría continuaron protestando.

―En serio, gente, mi padre es el jefe de policía. Iros o le llamo.

Eso hizo que todos se movieran. En menos tiempo de lo que creí posible, todos habían dejado la casa, dejando detrás un desastre de botellas de cerveza, copas vacías y media botella de tequila.

Suspiré. Odiaba amenazar a la gente con mi padre (que en realidad estaba pescando con sus mejores amigos en la reserva y no sería posible comunicarse con él hasta el domingo cuando volviera a casa, a no ser que fuera una emergencia) pero, en ese momento, me alegraba de estar sola.

Mirando el desastre de nuevo, decidí que era trabajo para la mañana y agarré la botella de tequila antes de dirigirme a la habitación de Charlie.

Tendría que conseguirme una cama nueva pero, por el momento, simplemente me emborracharía.

- . - . - . - . -

La mañana siguiente me levanté con un dolor palpitante en la cabeza y un nuevo aliciente en la vida.

Sí, todavía estaba molesta porque Mike me hubiera engañado, pero mientras recogía la ropa de él y Jessica y mi colcha, me di cuenta de que estaba más enfadada porque mis sábanas estuvieran arruinadas que porque él me hubiera engañado.

Cuando quieres más a una colcha que a tu novio, es hora de buscarse un novio nuevo.

Quemar la ropa realmente ayudó a calmar mi mal humor.

Volvió justo en el momento en que Mike empezó a golpear mi puerta a mediodía.

―Bella, hablemos sobre esto. Solo fue un error. Te quiero, cariño.

Resoplé con eso y continué limpiando mi sala de estar, ignorándole completamente.

―No seas así, Bella. Todo el mundo comete errores.

Le habría dicho que un error es olvidarse de un cumpleaños, no destrozar las sábanas de tu novia con su (ex) mejor amiga, pero pensé que si le ignoraba se iría antes.

Me equivocaba.

Para las tres, la casa estaba limpia y yo estaba tan harta de Mike que podría haber sido fatal para alguien tan... grácil como yo.

Salté por la ventana de mi habitación en el segundo piso para escapar.

El hecho de que consiguiera bajar con mi bolso, solo enganchandome una vez y con una caída menor de cinco pies desde la rama más baja del árbol, fue realmente un milagro.

Como Mike todavía estaba sentado en los escalones de la puerta principal, elegí salir por el callejón detrás de la casa a través del garaje. Quince minutos más tarde, estaba dándole patadas a una piedra por la calle principal de Forks.

Estaba absolutamente muerto en una tarde de domingo.

En un pueblo del tamaño de Forks, nunca había nada abierto un domingo. La mitad de la población necesitaba el día libre para ir a la iglesia, y la otra mitad estaba en sus cabales y elegía usar el día para dormir.

No podía esperar a marcharme en otoño.

Estaba tan metida en mis sueños de mi vida lejos de Forks, que no me di cuenta de que no era la única persona en la acera hasta que la piedra a la que le estaba dando patadas golpeó un par de botas negras raspadas.

―Vaya, ¿qué hace la Chica de Oro caminando por aquí sola? ¿Mr. All American te ha dejado otra vez por Stanley?

Mi cabeza se levantó de golpe para poder mirar furiosamente a quien hablaba, que casualmente era el dueño de las botas raspadas.

Edward Cullen –el problemático hijo adoptado del único cirujano de Forks, Carlisle Cullen-, estaba ahí de pie, inclinado contra su brillante moto negra.

Con 'problemático' en realidad me refería a problemas. Mi padre le había cogido en más de una ocasión por infracciones de tráfico y por beber alcohol siendo menor de edad. Incluso hubo una ocasión particularmente memorable en que le pillaron prendiéndole fuego a la señal de stop de la calle principal.

Jessica siempre me hablaba entusiasmada sobre lo sexy que era el chico malo. Si le hubieran dado la oportunidad, se habría subido a la parte trasera de su moto y se habría ido hasta el amanecer (o hasta un buen polvo) con él.

No podía culparla –Edward era guapísimo, con ojos verdes esmeralda y un pelo color broce que estaba permanentemente en un estado despeinado (un look que Mike había intentado copiar una vez, fallando horriblemente).

―¿Qué quieres, Edward? ―pregunté.

Edward levantó una ceja por mi tono. Había sonado mal hasta para mí.

―Toma, ―me lanzó un casco.

―¿Por qué necesito esto? ―pregunté secamente.

―¿Tú qué crees? ―contestó―. Vamos a dar una vuelta.

―Esperas que yo me suba en eso, contigo. ―No pude evitar reír―. ¿Recuerdas quién es mi padre? Lo siento Edward, pero él me mataría si me subiera en una moto con alguien, más si es contigo.

―Supongo que la Chica de Oro hace todo lo que papi dice, ―contestó Edward. Encendiendo el motor de la moto con un rugido―. Lástima. Y yo que tenía grandes esperanzas sobre ti después de oír que echaste a Stanley y Newton en solo su ropa interior y una expresión de terror.

Fruncí el ceño por el recordatorio de Mike y Jessica. Charlie aprobó mi relación con ellos porque venían de 'buenas familias' y 'no causaban ningún problema'.

Mira que gran juez era Charlie.

Miré a Edward y la moto (formaban una imagen impresionante), luego bajé la vista al casco. Un impulso repentino de saltar detrás de él y no mirar atrás me golpeó, y fruncí el ceño.

Yo no era impulsiva. Era inteligente, era responsable, era...

Estaba estancada en una rutina con un ex que me engañaba y una ex mejor amiga que era un putón.

―Si tenemos un accidente, te mataré, ―le dije, poniéndome el casco y subiendo a la moto detrás de él.

―Agarrate fuerte, ―fue su respuesta.

Le rodeé la cintura con los brazos y apenas pude contenerme de gritar cuando salió disparado de la acera hacia las afueras del pueblo.

La velocidad era excitante y me encontré a mí misma dándome cuenta de que me encantaba una vez que superé mi reacción inicial de terror extremo.

―¡Esto es increíble! ―Reí, aflojando el fuerte agarre que tenía en la cintura de Edward―. ¡Creo que ahora entiendo porqué Charlie siempre te pilla sobrepasando el límite de velocidad!

Conseguí oír la risa de Edward sobre el rugido del motor y del viento.

―Alguien tiene que mantener a tu viejo hombre en forma, ―contestó―. Todo sería demasiado suave para él sin mí.

Reí de nuevo, echando la cabeza hacia atrás para disfrutar la sensación del viento azotando en mi cara.

No estoy segura de cuanto tiempo estuvimos en la carretera. Antes de que me diera cuenta, estaba atardeciendo y Edward estaba aparcando a un lado de la carretera donde había un mirador para turistas al borde del acantilado.

―Es hermoso, ―dije, alejándome de la moto para poder ver como el sol se ponía sobre el agua.

―Me gusta venir aquí cuando quiero pensar, ―contestó Edward, inclinándose contra la valla de protección a mi lado―. Me relaja.

―¿Necesitas relajarte a menudo? ―pregunté, mirándole.

Bajó la mirada a mí, había una suave sonrisa en sus ojos verdes.

―De vez en cuando, ―contestó―. Carlisle y yo discutimos a veces. Me gusta venir aquí después de que eso.

―¿Por qué peleáis? ―pregunté, girando mi mirada a las vistas.

―¿Tú que crees? ―Podía oír la diversión en su voz―. Soy el delincuente de Forks, ¿recuerdas?

―¿Por qué haces esas cosas? ―pregunté―. Quiero decir, puedo entender lo de la velocidad -es completamente excitante. ¿Pero qué pasa con el resto de cosas?

―Creo que la mejor pregunta es, ¿cómo puedes no hacerlo tú? ―contestó Edward―. Forks es completamente aburrido, Bella.

―¿Intentaste quemar la señal de stop de la calle principal porque estabas aburrido? ―No pude evitar reír―. Eso es ridículo.

―Así es la vida. ―Levanté la mirada a Edward mientras decía eso y mi respiración se quedó atascada. La combinación de la risa y la forma en que el sol se reflejaba en sus ojos era algo hermoso.

―Eres hermoso, ¿lo sabes? ―le dije, comenzando otra ronda de risas.

―Me han llamado muchas otras cosas, pero nunca hermoso. ¿No podría ser cruelmente atractivo? Eso suena mucho más masculino.

Reí otra vez.

―No eres cruel. Estúpido, pero no cruel, ―contesté.

―Lo que tú digas, señorita media de sobresaliente. No todos somos tan perfectos como tú.

Resoplé por eso.

―Que tenga una buena nota media no me hace perfecta. ¿Cuál es la tuya? Debe ser mala si ridiculizas a los que tenemos una buena.

Edward dudó un momento y miró el sol mientras continuaba desapareciendo en el horizonte.

―Tres con ocho, ―admitió al fin y yo me quedé asombrada.

―¿Me estás tomando el pelo? ¡Es mejor que la mía!

Edward se encogió de hombros, sus mejillas empezaban a ponerse ligeramente rojas.

―He hecho cosas estúpidas. Eso no significa que sea estúpido, ―contestó, su voz era defensiva.

―No, es cierto, ―acepté, poniéndome introspectiva―. Mírame. Buenas notas, un asco juzgando personalidades.

―Mike es un imbécil y Jessica una cabeza hueca. Se merecen el uno al otro y tú te mereces algo mejor.

―Gracias, Edward. ―Eché la cabeza atrás y cerré los ojos, asimilando el sonido de las olas y la esencia del océano―. Dios, no puedo esperar hasta que acabe el verano y pueda dejar esta ciénaga.

―¿Por qué esperar? ―contestó Edward.

―Porque la universidad no empieza hasta Septiembre, ―contesté―. Y tampoco lo hace el arrendamiento de mi apartamento.

―¿Quién necesita un apartamento? A mi depósito de gasolina todavía le quedan tres cuartos, y hay un gran y ancho mundo ahí fuera que explorar antes de que vayas a la universidad.

Le miré incrédula.

―Edward Cullen, ¿me estás pidiendo que me fugue contigo?

Su amplia sonrisa era incorregible.

―¿Por qué no? ―contestó―. ¿Qué te retiene en Forks, Bella? ¿Un padre con el que puedes contactar fácilmente por teléfono y un ex que te ha engañado?

―Charlie se preocuparía-

―Tiene que dejarte ir eventualmente.

―No tengo ropa.

―Eso es para lo que están tu tarjeta de crédito y tu cuenta corriente. Además, antes de que mis padres murieran, estaban forrados, y todo eso me quedó a mí cuando cumplí los dieciocho años.

―No voy a vivir de ti, Edward, ―contesté.

―Vale, entonces aceptaré favores sexuales a cambio.

No pude evitar reír por la ridiculez de esa declaración.

―Venga, Bella, ¿por qué estás tan poco dispuesta? ¿Es por que soy Edward Cullen? ¿Realmente eres tan gallina?

―No soy gallina, soy responsable. ¡Es sano!

Edward me quitó el casco de la mano y lo puso en mi cabeza, levantando la tira.

―Sé un poco loca, Bella, ―susurró, mirándome y cerrando la distancia entre nosotros hasta que estuvo cerca de no existir.

―Yo no soy loca. No sigo impulsos, ―contesté.

Pero, Dios, estando ahí, mirando sus ojos verdes, quise ser loca. Más que nada.

Una pequeña sonrisa torcida se formó en sus labios, labios que, cuando se inclinó lentamente, rozó contra los míos con una palabra.

Inténtalo.


Hola! Feliz Navidad!

La autora al final se decidió a terminar la historia y ya está completa, así que subiré dos capítulos por semana los miércoles y los sábados.

Muchas gracias por leer, comentar y añadir la historia a alertas y favoritos.

-Bells :)