Buenas tardes, madrugadas, noches, días, medios días, o cualquier hora! Gracias por haber entrado a este fanfic! (aunque es probable que se salten la parte donde la escritora hable. Lo admito, yo también lo hago a veces.) Despues de darle muchas vueltas al asunto, decidi que queria intentar hacer esto. Un "PersonajexLector" Me resulta un reto escribir de esta manera, y mas aun cuando es mi primer fanfic de SNK, pero quisiera intentarlo y saber sus opiniones al respecto.

Por favor, disfruten!

Disclaimer: Shingeki No Kyojin no es mio. Su autor es Hajime Isama. La historia si es mía.

Advertencia: OOC (Out Of Character), lenguaje vulgar, sexo explicito (mas adelante) y violencia.


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Hubieses preferido haber muerto en las fauces de un titán que verte obligada a regresar después de eso.

Desde tu caballo podías ver la capa verde del Comandante Smith ondear frente a ti con la insignia de la Legión de Exploración volando en el aire. Intentabas concentrarte en esa imagen para no pedirle a tu superior que te abandonara allí, que te dejase ser devorada por los gigantes para no tener que regresar al castillo… Para no tener que ir a verle.

Porque en cuanto pusieras un solo pie en los territorios de la base, él se enteraría… Y estarías muy, muy, muy jodida.

-¡Ya estamos cerca! ¡Apuren el paso!- Ordenó Erwin, haciendo que desviaras la vista hacia adelante y observaras como se comenzaba a vislumbrar las torres del cuartel de la Legión en el horizonte. Casi podías sentir la mirada asesina del Líder de los Soldados desde alguna de esas pequeñas ventanas incluso desde esa distancia.

"Titan Colosal, por favor, este es un muy buen momento para atacar… Atácame." Lloriqueaste mentalmente.

Casi pudiste ver tu vida delante de tus ojos durante el corto trayecto hasta los establos del castillo, en donde intentaste ganar tiempo llevando tu misma a tu caballo… Pero no fue suficiente tiempo.


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Bienvenida

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-¡Bienvenida de vuelta, Capitana _..._!

Tensando los músculos ante el sonido inesperado de su voz, te giraste en su dirección cuando el muchacho de cabellos cafés y ojos turquesa te llamó por tu nombre y rango, observándolo hacer el saludo de la Legión con los hombros tensos y el rostro con un gesto bastante similar al de la preocupación.

–¡Me alegro que haya regresado sana y salva...!

-Oh, Eren...- Le saludaste de forma similar, colocándose en descanso mientras sentías tu nuca arder por el inminente terror que te estaba invadiendo. Ya sabías muy bien porque el "chico titán" estaba allí. –¿... Q-Qué tal todo?

El muchacho te miró de manera tan condescendiente que sus ojos casi te gritaron que dejaría una corona de flores sobre tu tumba después de que él te asesinara.

–Será mejor que suba... Él ya sabe que usted está aquí.

Oh, pero claro que lo sabía. Había sido estúpido de tu parte tener esperanzas de que ese chico estuviese recibiéndote allí por cualquier otra razón.

Subiendo lenta y tortuosamente cada escalón, recorriste al paso más lento posible cada pasillo y casi contaste cada segundo de vida que te quedaba, los cuales eran casi la misma cantidad de metros que había entre donde estabas hasta su oficina. Prácticamente estabas hiperventilando cuando te encontraste frente a su puerta, las manos sudandote por simple y puro terror; incluso desde el pasillo casi podías sentir el miasma que su ira espiraba.

Estabas jodida, jodida, jodida.

Levantaste una mano lentamente, rezando plegarias en un intento de obtener misericordia de parte de María, Rose y Sina, y tocaste tres veces la puerta.

-Pasa.

Su voz te causo escalofríos, más porque era obvio que él ya sabía que se trataba de ti. Aun así, intentaste mantener la calma y abriste la puerta lentamente, pasaste con cuidado como si el suelo estuviese cubierto de fuego.

–C-Con permiso…- Susurraste débilmente, cerrando la puerta detrás de ti. Fue entonces cuando reuniste el valor suficiente como para levantar el rostro en su dirección y notar la mirada de la persona al otro lado de la habitación, sintiendo un escalofrío recorrerte la espalda.

Estabas muerta.

Sombrío como nunca le habías visto, el Capitán Levi te observaba fijamente desde su escritorio. Las ojeras bajo sus ojos lucían no violetas, ni grises, sino negras como si no hubiese sido capaz de dormir en un mes. Sus pequeños y afilados orbes azul acero estaban clavados en tu figura, como estacas que te petrificaron en el acto, y su boca se había convertido en un rictus helado, incapaz de mostrar alguna expresión.

Hubo silencio. Por largos minutos que te parecieron años, incluso siglos, Levi se mantuvo mirándote de esa manera con la que miraba a los titanes antes de matarlos. Supiste por el aura demoníaca que le rodeaba que probablemente no sería él quien comenzaría una amena conversación, así que no te quedo de otra que soportar el pesado ambiente en la habitación o arriesgarte a decir algo... Por estúpido que fuese.

-Y-Ya estoy de vuelta, Capitán Levi...- Susurraste, tragando duro para intentar disolver el nudo en tu cuello mientras hacías el saludo de la Legión.

La mirada del Capitán se volvió dos veces aun más sombría.

No me digas.- Escupió sarcástico, su ceño se fruncía ligeramente; aun si su rostro apenas demostraba descontento, lo conocías lo suficiente como para saber que en realidad estaba furioso.

-S-Si.- Admitiste tu error, sintiendo que transpirabas toda la ropa que llevabas puesta mientras dejabas de saludar. Pero tras otro largo silencio te viste en la necesidad de decir otra idiotez y llenar el vacío. –E-Eren me dijo que me estabas buscando…-

Casi saltaste en tu sitio cuando él se levantó de su silla de pronto, rodeando serenamente el escritorio y cruzando la habitación para acercarse a ti, todo sin apartar sus orbes grisáceos de tu figura ni un solo segundo.

–Si. Le ordené ir a recibirte porque, y necesito respuestas ahora que has decidido dar la cara...- Se detuvo frente tuyo entonces, desatando todo el poder de su terrible mirada en ti, ahora estando a un sofocante metro de distancia nada mas. –... Me gustaría saber por qué aceptaste ir con Erwin a una expedición sin avisarme de ello antes.-

Inconscientemente retrocediste un par de pasos hasta pegar la espalda contra la puerta de la oficina, pero así como tú te moviste, él te siguió, quedando a la misma distancia que antes. Si bien él y tú no se llevaban muchos centímetros de diferencia en altura, cuando el Capitán se enojaba lucía tan imponente y aterrador como un titán de quince metros.

-L-Levi…- Susurraste al borde de un ataque de pánico. –Es que Erwin me convocó de pronto, y si te avisaba… Tú jamás ibas a dejarme ir.-

-¿Y tú por qué mierda crees que no te dejaría ir? Desobedeciste mis órdenes...- Siseó entre dientes, acercándose más. Al hablar, el suave gruñido en el fondo de su garganta crecía mas y mas, al igual que la furia en sus ojos y el temblor de tus piernas... Hasta que de pronto, y haciendote saltar en tu lugar, él gritó tu nombre y le dio un puñetazo a tu pared, justo al lado de tu cabeza. –¡¿… Acaso crees que hago esto por capricho?!-

Apretaste los puños por un momento, necesitando un instante para procesar sus palabras... Pero en vez de llorar como cualquier chica asustada hubiese hecho ante aquella clase de intimidación, frunciste el ceño y desataste tu enojo sin temor, enfrentando valientemente al hombre ante ti sin importarte nada más.

–¡Si! ¡Eso mismo creo!- Le gritaste sin pensar en lo que decías, estirándote ligeramente para intentar imponerte sobre él. –¡Si acaso he ido a una expedición este año, y es por tu culpa que he faltado a casi todas! ¡Soy una soldado de la Legión de Exploración, Levi! ¡No una muñeca de crist-...!-

Él te acallo cuando repentinamente rodeó tu cuerpo con sus brazos, apretándote contra su cuerpo. Sorprendida, abriste los ojos de par en par cuando tu rostro quedo sobre su hombro, sintiendo una de sus manos posarse tras tu cabeza y otra apretando suavemente tu capa verde, acercándote a él y a la calidez que irradiaba su cuerpo.

–Puedes decir toda la mierda que quieras, _..._.- Su voz pareció acariciar cada letra de tu nombre en un suspiro. -Pero no puedes evitar que me preocupe por ti... Estás a salvo, es un alivio.-

Relajando lentamente los músculos al escuchar honestidad en sus palabras, te dejaste abrazar por él mientras cerrabas los ojos y apoyabas tu rostro entre su cuello y su hombro, inhalando ese fresco aroma que desprendía su ropa. –Levi…

Podías entender su malestar; él no estaba molesto porque hubieses ido sin avisarle, sino porque había estado preocupado durante todo aquel tiempo en que estuviste lejos de él. Después de todo no había una sola expedición en la que él no estuviese preocupado por ti... A pesar de que habían discutido tantas veces sobre eso antes.

-Sabes que puedo cuidarme sola...

-Me importa una mierda.- Respondió él, apretándote más contra sí. –Solo yo puedo protegerte. Solo mi vida puede correr riesgos, no la tuya.-

-No es como tú lo dices…- Le contrariaste suavemente, intentando no hacerlo enojar de nuevo.

-Lo es.- Insistió secamente aun así. –No sabes... No tienes idea de lo mal que lo pase mientras estabas fuera. No he dormido en estos días por eso. Tenía miedo… De que cuando llegaran las tropas tú no estuvieses entre ellos. Incluso hasta hace unos minutos, antes de que llegaras… Me estaba volviendo jodidamente loco.-

Tú miraste al suelo tras su espalda, sintiéndote por fin terriblemente mal. Comprendías lo que él decía, claro que lo hacías; tú también habías pasado noches en vela y días eternos cuando él se iba en una expedición sin ti. Aterrorizada, expectante, pensando que él podría estar dentro del estómago de un titán en ese mismo instante… Y tú te quedarías, por fin, completamente sola.

Correspondiste débilmente a su abrazo, hundiendo el rostro contra su hombro en un suspiro. –Lo siento… Siento haberte hecho sentir así.-

-Sé que eres fuerte... Que tienes el corazón de una guerrera.- Afirmó entonces, hundiendo su rostro a su vez contra ti, como si intentase convencerse de que al fin estabas junto a él y que sus temores habían quedado en el pasado. –Pero aun así, déjame protegerte. No vuelvas a salir sin mí.-

-… Si, señor.

Hubo silencio por largos minutos mientras dejabas que él calmara su corazón, agitado dentro de su pecho y retumbando contra ti. Porque, aunque el Soldado más Fuerte de la Humanidad podía parecer un monstruo sin corazón, en realidad tenía uno muy grande y valioso… Del cual tú eras dueña.

-Por cierto… Estoy en casa, Levi.- Susurraste, sonriendo ligeramente contra su cuello. Tu propio corazón saltando alegre al escuchar un corto sonido parecido a una risa salir de su garganta antes de que él se girara a besar tu mejilla.

Solo tú podías ver esa faceta suya… Y no tenías ningún problema con ser la única en hacerlo.

-Bienvenida a casa, Diamant D'Hiver.

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Edición de notas y capítulo: Agosto 2018

Ya han pasado cuatro años desde la publicación de este capitulo, así que decidí hacer la ultima edición del fic e intentar eliminar esos errores terribles que cometí en el pasado (Aunque aun creo que todo este fic fue un error (?) xD). Ademas, estaré incluyendo los capitulos que -en aquel tiempo- publiqué en "Letters of the Lance Corporal", aunque dejaré ese fic intacto para no borrar los rvws que las personas dejaron allí tan amablemente.

Aclaraciones: Este fic se publicó cuando el manga de SnK aun se encontraba en el arco del Enfrentamiento de Titanes y terminó antes de que terminase el arco de la Insurreción, así que en aquel entonces no sabía el apellido de Levi y todavía no se sabían cosas como las nacionalidades o razas de los habitantes de los muros. Por ello van a encontrarse cosas que... Bueno, se salen del canon del manga en este fic, por decir poco, aunque esta vez intentaré corregir lo mas que pueda con respecto a eso. ¡Advertidos!