Hola! es mi primer historia... y un poco larga, algo de paciencia.


Kate miro la tarjeta que tenía en sus manos. El pequeño rectángulo daba vueltas en su mano derecha, mientras ella lo hacía girar. No quería. O más bien no podía. Sería demasiado denigrante para ella y para su integridad. Ella estudio en la academia de policías, se graduó con honores, fue felicitada por los mejores capitanes y detectives de Nueva York y había conseguido trabajo enseguida gracias a las altas recomendaciones que estas personas dieron de ella porque, dejando la modestia a un lado, ella era la mejor.

Y ahora estaba allí. Sentada en su no muy grande piso, sin trabajo y con una gran frustración. Porque había estado toda la semana buscando algún maldito trabajo en algún otro lado luego de ser despedida.

Suspiro frustrada.

Ella se había convertido en policía por una clara razón. Para descubrir quien había asesinado a su madre. Y eso había hecho desde que había salido de la academia, investigar, investigar en cada momento libre, investigar en cada instante que podía. Porque ahora que era policía tenía más recursos y contactos y quizás podría descubrir algo.

Pero todo se había arruinado cuando su Sargento la había visto revisando esos archivos que no debió tocar. Y luego la había visto revisando documentos en el ordenador que tampoco debió revisar y así las cosas se fueron acumulando.

Hasta que finalmente la habían despedido.

Y ella pensó que no habría problema, que conseguiría trabajo en otro departamento, como si fuese así de fácil, pero no lo era.

-Toma.-Le había dicho Ashley. La que fue su compañera en la calle, la que le cuidaba la espalda cuando patrullaban.- Quizás esto te pueda servir.-Ashley la había mirado con un poco de compasión que casi puso enferma a Kate.-Me lo ha dado un amigo que trabaja para lo gente rica.

A ella que había trabajado desde los quince años y que había podido cuidarse sola, no le gustaba que los demás la vieran como alguien débil, como alguien que necesitaba algún tipo de caridad.

-¿Guardaespaldas?.-Había respondido Kate con el ceño fruncido al leer lo que la tarjeta decía.

Había un número garabateado con boli y un nombre "Richard Castle".

Kate se había indignado bastante. Entre los policías, lo más bajo que podías caer era aceptando un trabajo como guardaespaldas. Era mejor si te veían fregando un piso en Mcdonalds, pero si te veían cuidándole el culo a algún ricachón de la ciudad, o peor aún, a uno de sus hijos consentidos, entonces podías estar seguro de ser el hazmerreir de todo el departamento.

Pero ahora, luego de un par de semanas buscando algún trabajo que cubriera sus expectativas, este era el único que quedaba en donde no tuviera que fregar, hacer de cajera o peor aún, cocinar.

Se mordió el labio y se dijo mentalmente que iba a arrepentirse de esto, pero simplemente cogió el teléfono y marco el numero.

Richard Castle.

Ese nombre resonaba por toda la ciudad. El autor de fama mundial. El playboy empedernido. El escritor de algunos de los guiones más importantes en Hollywood.

El hombre que era famoso sobre todo por sus conquistas y sus aventuras sexuales.

Richard Castle tenía muchas facetas. Pero la más importante, era la faceta que tenía como padre. Y esa faceta, aunque algunos no lo creyeran, la tomaba muy enserio.

Y más luego de lo sucedido en el estreno de una de las películas para la que el había escrito el guion. Era una de las películas más esperada del año, y muchísima gente se había acercado para ver a alguno de los actores y para verle a él, pospuesto. El había decidido llevar a Alexis para que tuviera su primera experiencia en la alfombra roja. Planeaba que su hija tuviera una carrera en Hollywood, o quizás en Broadway. Lo que ella decidiera, si quería escribir, eso también lo apoyaría. Así que mientras estaban en la alfombra roja uno de estos fans locos se había abalanzado sobre él y sobre su hija y Castle casi lo mata.

Porque nadie toca a su pequeña. Nadie toca a su Alexis que solo tiene ocho años y que es demasiado inocente aun.

Por eso quería hacer esto, por eso quería contratar a alguien que fuese capaz de protegerla de este tipo de cosas.

-Richard Castle.-Dijo Rick respondiendo su móvil, colocándoselo entre el hombro derecho y el oído para seguir escribiendo el libro en el que estaba trabajando en ese momento.

-Umm, hola, estoy llamando porque estoy interesada en…

-Nombre.-Dijo sin esperar a que la chica terminara de hablar.

-Kate, Kate Beckett.

-Mañana a las quince en punto. No llegues tarde.-Le dijo y simplemente colgó, escribiendo de manera fluida en el ordenador.

Esperaba que al menos una de las chicas que había llamado, fuese guapa.

Kate miro el teléfono incrédula. El tío ni siquiera la había dejado hablar. Bueno, estaba claro que no habían comenzado con buen pie. Frunció el ceño y se pregunto, que demonios debía usar para la ocasión.

Se puso de pie y fue hasta la habitación para revisar su closet. Solo había ropa informal y un par de uniformes.

Luego recordó aquel traje que había usado para una reunión que habían tenido en el departamento. Era un traje negro de pantalón y chaqueta. Registro hasta el fondo del closet hasta encontrarlo.

Si. Pensó que era perfecto.

-Pero por favor, Richard, esto parece el casting para una película, no para hacer de guardaespaldas.-Dijo Martha indignada al ver a todas esas mujeres en la casa de su hijo.

Todas parecían modelos o actrices. Pero claro, estaba segura que él estaba más que contento con esta situación. De hecho ya muchas les habían dado sus números. Negó lentamente con la cabeza.

-Realmente pensé que de verdad te interesaba la integridad de tu hija.

-Y me interesa.-Se defendió el pasándose la mano por el pelo.-Por eso estoy haciendo esto personalmente, madre.

-Por supuesto que es por eso.-Dijo irónica.-No se me ocurre otra razón.-Continuo mirando a todas las mujeres allí presentes.

-¿Dónde está Alexis, por cierto?.

-Aun no la traen de su clase de ballet.-Contesto Martha.- Creí que ya sabias que iba al ballet los jueves.

-Pero claro que lo sé.

-Tienes a esa niña en tantas actividades que de verdad no sé si de verdad tiene tiempo para divertirse.

-Claro que si, Alexis adora todo lo que hace.

-¿Estás seguro?.-Castle frunció el ceño ante el tono de su madre.

En ese momento alguien más toco el timbre de la enorme casa. Lyle, el mayordomo se encargo de conducir a la señorita hasta donde estaban todas las demás.

Kate estaba pensando si realmente se había equivocado de sitio. Porque lo único que veía eran mujeres que parecían salidas de las pasarelas de Victoria's Secret. Ella pensaba que aquello seria una entrevista más seria. Pero claro, que podía esperar de un tipo que tenía una decoración tan extravagante, y que además iba cambiando de mujeres como de calcetines.

Ella había hecho un poco de investigación en internet antes de presentarse en la entrevista, y poro lo que pudo leer de Richard Castle, la mayoría cotilleos de paginas amarillistas, era un tío bastante imbécil. Pero que mas daba, ella necesitaba el maldito trabajo.

Noto que las chicas a su alrededor la miraban raro y quiso enseñarles a todas el dedo medio, pero se contuvo y simplemente espero su turno para ser entrevistada.

Luego de un rato por fin llego su turno, el escritor la hizo pasar a un despacho, el suyo supuso. Olía a lavanda mezclado con un aroma bastante masculino. Todo estaba decorado pulcramente. De hecho desde que había entrado a la casa, esta era la única habitación que le parecía agradable y armoniosa, con colores que hacían que te relajaras.

-Hola, siéntate por favor.-Le dijo él mirándola detenidamente.

Tenía cierta expresión de diversión en el rostro que a Kate no le agradaba demasiado.

-¿Tu nombre?.

-Beckett. Kate Beckett.-Estiro la carpeta con sus datos y un pequeño resumen curricular.

-Policía.-Dijo Rick arqueando las cejas mientras ojeaba la carpeta.

-Sí, uhm, estoy…digamos que estoy tomándome un respiro de las calles y eso.

Él levanto la vista mirándola con media sonrisa.

-¿Tienes experiencia como guardaespaldas?.

-Bueno, no, pero tengo experiencia en lucha cuerpo a cuerpo y armas.-Y seguro mucha más experiencia que las flacuchentas que estaban fuera.

Además, era bastante curioso que todas fuesen mujeres. Había esperado encontrarse con muchos más hombres al venir, al fin y al cabo ser guardaespaldas era un trabajo mucho más masculino. No es que ella no se sintiera preparada para hacerlo perfectamente, pero esos eran los hechos.

Estaba claro que Richard Castle tenía que hacer un circo de todo. Un circo en el que mujeres desesperadas venían a buscarlo. Tontas.

-Lucha cuerpo a cuerpo.- Repitió el aun con esa mueca divertida e irritante.

Kate se sintió bastante incómoda y se revolvió en la silla.

-Eso suena interesante.-Dijo él sin dejar de mirarla.

-Lo siento, ¿se está burlando de mi?.-Pregunto ella al ver la expresión de él.

-¿Cómo dice?.

-Es solo que todo esto…me parece un poco absurdo.

-¿El qué?.

-¿No se supone que esto es una entrevista para hacer de guardaespaldas?.

-Si, así es.

-¿Entonces por que tengo la sensación de que estoy en una audición en lugar de una entrevista de trabajo?.

El se puse de pie y Kate noto que era muy alto, mucho más de lo que ella pensó gracias a las fotos. También tenía que aceptar que era mucho más guapo, pero también mucho más imbécil.

Castle se puso frente a ella apoyándose en el escritorio y la miró atentamente.

-¿Le han dicho que tiene unos ojos preciosos?.-Kate no lo podía creer.

-¿Perdone?.

-Lo siento, es…me he quedado mirándolos y son muy bonitos.

-¿Me está tomando el pelo?.-Kate se puso también de pie sin dejarse intimidar.

Aunque él era mucho más alto, ella tampoco se quedaba atrás en cuanto a tamaño.

Castle rió divertido.

-No, Kate, no estoy tomándote el pelo, solo estoy haciéndote un cumplido.

-Si hubiese querido un cumplido me voy a un bar en lugar de venir aquí a perder mí tiempo…señor.-La última palabra la dijo con un tono de desprecio.

-Con carácter, me gusta.

-¿Qué?.

-Está contratada.-Dijo mirándola.

-¿Cómo?.

-Para el trabajo, está contratada.

Kate se quedo en blanco sin saber mucho que decir.

-Bonito traje, por cierto.-Dijo antes de caminar de nuevo hasta la silla que estaba detrás del escritorio.

Kate se miró y se sintió de nuevo muy incómoda. La forma en la que este tipo la miraba la ponía nerviosa.

-¿Ya está?.

-Bueno, si quiere podría quedarse y tomarse algo conmigo…

Ella apretó la mandíbula.

-¿Cuándo puedo comenzar?.

-Hoy mismo, cuando Alexis llegue de sus clases de ballet se harán las presentaciones.

-¿Alexis?.

-Sí, mi hija.

-Pensé que el trabajo seria para…

-¿Cuidar de mi?.-Rió él.-Bueno agradezco el interés…-Dijo el mirándola lascivamente.-Pero no, yo no lo necesito.

-¿Y qué edad…?.

-Ocho años.

Genial. Pensó Kate. Haría de niñera de una niña de 8 años.

-A ver si tengo esto claro. Quiere que cuide a una niña de ocho años…

-Así es.

-Con todo respeto señor Castle…

-Richard, llámame Richard, o Rick si lo prefieres.

-Señora Castle.-Continuó ella.-Creo que usted necesita más bien una niñera, no a un guardaespaldas.

A Castle no le gustó el tono con el que la chica le estaba hablando. La miró durante varios segundos. Desde el momento en el que había entrado por la puerta había llamado su atención porque en primer lugar, estaba claro que realmente estaba allí por la entrevista y no solo para conocerlo a él, en segundo lugar, su traje…bueno, un poco gris, pero era la única que no estaba vestida con cortos vestidos. Lo cual era una lástima, porque esas piernas largas seguro serian preciosas. Y en tercer lugar emanaba una seguridad y un poderío increíble. Era una mujer hermosa, pero a su vez, parecía bastante dura, y eso a él le ponía muchísimo.

Además, escuchar las palabras "lucha cuerpo a cuerpo" salir de su boca, había sido…bueno, bastante sexy.

Pero ahora, luego de quejarse de su poca seriedad a la hora de hacer la entrevista, se quejaba del trabajo.

-No, no necesito una niñera, necesito alguien que proteja la integridad de mi hija.

-Se nota.-Dijo ella por lo bajo.

-¿Cómo?.

-Todas las mujeres que están fuera…se ven muy preparadas para eso.-Dijo ella irónica y sin tapujos.

-Pero no las he contratado a ellas ¿verdad?, así que cierre el pico y salga antes de que me arrepienta de haberla contratado.

Ambos se miraron desafiantes y Kate finalmente salió dando un portazo.

Las pocas 'aspirantes' que quedaban en la sala, la miraron extrañadas. Kate no sabía que hacer. A ella no le gustaba ser el centro de atención y mucho menos entre esas mujeres.

No sabía donde pararse, o si lo correcto sería irse de aquél lugar… Ella estaba contratada, y debía hablar con su nuevo 'jefe' sobre sueldo, horarios, y sobretodo lo más importante, debía conocer a su hija.

No le dio tiempo a dudar si largarse de allí o quedarse a un lado cuando Richard Castle, con una sonrisa que daban ganas de pegarle un puñetazo y borrársela de su rostro, pasó por su lado, ignorándola por completo para despedir a las demás chicas.

Todas se marcharon entre quejas, pero por suerte para ellas, alguna recibió el premio de consolación: el telefono del aclamado escritor de best sellers.

Kate bufó molesta y fue sólo en ese momento cuando se percató de la presencia de una mujer a su lado.

Supuso que no optaba al puesto y al fijarse en ella, la reconoció de alguna publicación con el escritor, era su madre.

Lo que Beckett no se había percatado era que llevaba rato observándola en silencio, incluso antes de entrar a la entrevista.

-Así que tú…de entre todas esas aspirantes a modelos, actrices y gimnastas con creencias de karateka de algún gimnasio del Upper East Side, eres la elegida.

Beckett frunció el ceño.

-Suena algo mal, pero… si, eso parece-sonrió relajando su rostro y extendió su mano-Beckett.-hizo una pausa y miró detenidamente a la extravagante mujer que estaba a su lado-Kate.

-Martha Rodgers.

-¿Actriz, no?

-Eso es.-La mujer le estrechó la mano y se la soltó al momento sosteniendo con la libre una copa de vino-¿Gustas una?

-Pues…-suspiró-no sé si debería…creo que…ya estoy trabajando.

-Oh, no te hagas problemas querida-Martha movió sus manos para quitarle hierro al asunto mientras se dirigía a la cocina que comunicaba con el gran salón- Mi hijo está liado.

Kate miró a la puerta dónde Richard hablaba con una de las últimas mujeres en marcharse y reía de algo, que estaba cien por cien segura, era absurdo.

Sin pensarlo más, se acercó hasta la isla de la cocina y se sentó en un taburete frente a la matriarca de la familia.

Le pasó la copa a medio llenar de seguramente uno de los vinos más caros que había tenido el placer de degustar.

-Además, mi nieta no llega hasta dentro de 20 minutos-Kate se llevó la copa a sus labios mientras la mujer hablaba- no te he preguntado, pero, ¿Eres mayor de edad, cierto?

Kate se sorprendió ante la pregunta y antes de dar un trago al vino, miró a la mujer.

-Pareces muy joven.

-Tengo 25.

-Entonces disfruta de este magnifico Borgogna-Martha chocó su copa con la de Beckett y ambas mujeres bebieron.

Estuvieron un buen rato en silencio. Kate bebía a sorbos pequeños mientras con sus dedos de la mano libre repiqueteaba sobre la carpeta.

Miró su reloj algo nerviosa en el instante en que Castle hacía acto de presencia.

-¿Qué te parece, madre?

Ni siquiera le estaba prestando atención a ella. Supuso que la opinión de su madre era importante, pero ¡eh! Ella existía. Estaba allí y llevaba 10 minutos esperando para hablar de su contrato.

-Me parece una elección correcta, hijo. –Martha dejó su copa vacía en el fregadero y se giró-Tal vez más que correcta.

Castle sonrió y le dio un beso en la mejilla a su madre. Beckett no pudo evitar lo diferente que se estaba comportando el escritor con esa mujer a como se comportaba con el resto.

La pelirroja se despidió de ambos dirigiéndose a la puerta mientras le recordaba que Alexis estaría al llegar.

-Bien, ya te he contratado, pero antes que nada, me gustaría saber un par de cosas…

Beckett hizo una mueca. No estaba muy convencida.

-¿Fumas?

-No.

Castle volvió a agarrar la carpeta de ella dónde estaban sus preferencias y le echó un leve vistazo. La cerró y se la devolvió.

-25 años. Eres… la mujer más joven en graduarse en la academia… ¿Qué pasó para que lo dejaras?

-No es de tu incumbencia…simplemente ahora tengo este empleo.

Castle asintió. Debía descubrir el motivo. Reto aceptado.

-Sigamos…-movió sus músculos- ¿Bebes?

-Sólo una copa de vez en cuando.

-Cierto-dijo señalando la copa semi vacía entre ambos.

-¿Talla de sujetador?

-¿Cómo?

Kate abrió los ojos por completo y se ruborizó hasta la raíz ante la risa de él.

-Era broma…es que desde que te vi con esa camisa… perdón perdón… ¿Tienes novio?

-Se acabó. Me voy. No pienso seguir con esto-Kate se levantó del taburete-.

-Frena… esta lo digo por tus días de fiesta y por si influirá en la vida de mi hija…-Castle la siguió por el salón mientras Beckett no frenaba su camino hacia la puerta-no quiero niñatos viniendo por aquí.

Kate soltó todo el aire que contenían sus pulmones, armándose de paciencia y se detuvo. Se giró de golpe y apunto estuvo de chocar con Richard.

-No tendrás ningún problema de esos. –Dijo sin especificar ante esa pregunta personal- Siempre he sido una persona seria en sus trabajos.

Castle asintió.

Ambos estaban parados al lado de la puerta.

-¿Tienes alguna pregunta?

-¿Horario?

-Siempre que vaya algún estreno, evento, o cualquier cosa así…-confirmó- por ahora. Yo te llamaré cada día para confirmarme… aunque me gustaría que acompañaras al chofer para llevarla y recogerla del colegio o de extraescolares.

Kate asintió. Le notó algo tenso a la hora de hablar de ese tema y supuso que nunca estaba de más ser algo paranoico.

-¿Alguna duda más?

¿Alguna sola?-pensó Kate-. Por el amor de dios, ella no tenía idea de cómo tratar con una niña de ocho años. Jamás había sido muy niñera. No tenía primos. No tenía hermanos. Alguna vez había tratado con los hijos del vecino, pero nada serio. No tenía idea de cómo tratar a un crío. No obstante, omitió ese comentario, necesitaba el empleo, y lo que si sabía era proteger a una persona.

-¿Sueldo por ejemplo?-preguntó Castle, el cual, con todo el dinero que le sustentaba no tenía ningún problema a la hora de hablar de ello, pero sabía, que la gente que no tenía su suerte, y sobretodo, gente orgullosa como esa mujer, le costaba hablar del tema.

Kate, con vergüenza, asintió.

-No sé cuanto cobrabas como policía… o cuanto debo pagarte… te parece bien… ¿1500 a la semana?

Kate abrió los ojos. Eso era lo que cobraba al mes siendo oficial de policía en el departamento de homicidios en Nueva York. Aquello que pensaba pagarle era una barbaridad pero no pensaba quejarse. Ella solucionaría sus problemas financieros mientras trabajara de guardaespaldas y luego, regresaría a su antiguo y adorado trabajo sin problemas.

Aguantaría por el sueldo, era un buen empleo, pero su jefe… dejaba mucho que desear y cuanto antes lo perdiera de vista mejor.

-Está bien, está…más que bien-dijo sincera.

-Me alegro.

El timbre los sobresaltó a los dos. Castle, que estaba al lado de la puerta sólo tuvo que alargar el brazo y abrió la puerta dejando pasar a un huracán pelirrojo.

Una pequeña niña, bastante alta para su edad, con el cabello largo pelirrojo, el rostro lleno de pecas y ojos exactamente como su padre apareció saltando sobre el escritor mientras hablaba rápido sin llegar a entendérsele bien y reía ante el agarre de su padre.

Beckett se mantuvo al margen, observándolos en silencio, sorprendida gratamente ante la complicidad de ambos. Era normal, Richard Castle era un niño. Era infantil y a la vez un adulto que se dejaba encandilar por su hija. Era una mezcla extraña.

Kate se sintió nerviosa estando allí parada, pero, no se sintió fuera de lugar, lo cual era un punto a favor para tratar con la niña.

-Lex, Lex, Lexie…déjame hablar-dijo Castle bajando a su niña al suelo-.

-Vaya, no me había dado cuenta-dijo Alexis la niña arrugó la nariz con gracia intentando demostrar culpabilidad, sin llegar a cumplir su acometido- Hay gente.

-Si-Beckett sonrió.-Emm…Hola.

-Hola, me llamo Alexis.- extendió su mano con una educación como mínimo sorprendente para su edad-Alexis Castle- Al parecer era mejor la niña que el padre- Encantada.

-Kate Beckett-respondió con un tono agradable y estrechando la mano de la niña.

-¿Eres novia de mi padre?

-No, por dios-A Kate le salió el comentario de golpe, sin filtrarlo.

-Ya decía yo… Eres muy diferente a las otras…

Beckett apretó sus labios tratando de no reír ante la cara del escritor tras el comentario de su hija.

-Alexis, ella es…era policía… ¿Recuerdas lo que hablamos, tras aquél susto?

Kate miró a ambos sin saber con certeza de que hablaban pero se mantuvo en silencio, atenta a cualquier comentario de la niña.

La niña asintió.

-Dijiste que alguien cuidaría de mí…

-Pues ese alguien es ella, es…

-Beckett, puedes llamarme así.

-Me gusta Kate-comentó la pelirroja.

-Entonces Kate.-sonrió y luego miró a su padre- para usted sigo siendo Beckett.

Castle asintió. El primer contacto entre ambas no había salido tan mal, y lo más importante era que Alexis estuviera tranquila y cómoda con esa nueva situación, principalmente por su seguridad.

-Ha sido un placer, Kate-sonrió la niña-peeero… Quiero galletas-Alexis se encaminó hacia la cocina y Beckett se quedó allí sin moverse. Al parecer a pesar de su educación si que tenía ese pequeño defecto que tal vez venía con el gen 'Castle' era un 'no se que' de exigencia, o tal vez era simplemente la edad, lo cual le causaba cierto terror a la ex policía.-Papiii ¿Dónde están las Oreo?

Rick se quedó mirando a la niña y luego miró a la recién contratada guardaespaldas.

-Alexis espera, ahora te las alcanzo-dijo sin apartar su mirada-y recoge tus zapatillas de Ballet, cariño.

-Bueno…

-Si…-Castle se rascó la cabeza- Ah, mañana… Lex entra a la escuela a las 9 en punto. El tráfico es horrible, así que estaría bien que sobre las 7.45 estuvieras aquí.

-Aquí estaré.

-Y tráeme… los documentos necesarios… para el contrato y la nomina…el salario etc.…

Beckett asintió y salió del apartamento del escritor.

-Nos vemos mañana, Señor Castle.

-Claro. Hasta mañana-contestó rápido Castle cerrando la puerta y regresando a la cocina antes de que la niña abriera más armarios en busca de sus galletas.