Disclaimer: Algún día la magia de Inglaterra quizás pueda convertirnos en Himaruya... Hasta entonces, no tenemos propiedad de nada. ADV.


Tú a París y yo a Viena

Prólogo: De cuando Suiza decidió visitar a Inglaterra para hacer una locura.

Suena el timbre en casa de Inglaterra como a las ocho de la noche de un jueves. Inglaterra, que está bordando y viendo el fútbol en la tele, levanta las cejas.

Treinta segundos más tarde exactos con reloj, vuelve a sonar el timbre.

Apaga la televisión y se levanta mirando el reloj, pensando que es raro que alguien venga a su casa a estas horas, deja el bordado pensando que quizás es Francia y se le escapa una sonrisita. Decide dejarle bajo las inclemencias del tiempo un par de segundos más de lo que haría con alguien más, segundos que aprovecha para arreglarse un poco el cabello antes de abrir.

El que toca el timbre vacila un poco pensando que no debió venir... menos aún sin avisar. Mira su reloj y mira su coche, estacionado en la acera de enfrente, de reojo. Mueve las llaves en su mano ponderando sus opciones cuando se abre la puerta pega un saltito y se sonroja un poco, incómodo.

—E-England, I'm sorry.

—¿Se está bien bajo...? ¡Oh! —se detiene al notar que no es el francés, borrándosele su sonrisita maligna—. Switzerland —parpadea—. Come in, please —se aparta para dejarle pasar.

I'm sorry... si esperabas a alguien más, yo... —vacila otra vez—, debí avisarte al menos —trae un six pack de cervezas en la mano y una película en la otra.

No, no... just... no, come in, please, está lloviendo un montón —le sonríe—. Aunque aquí siempre llueve, come in —se ríe haciendo un gesto para que pase.

Thank you... —Suiza cruza la puerta y se pone la película bajo el brazo. Sacude la cabeza como perro para quitarse el exceso de agua del cabello (estos pobres niños campiranos, creo que Rusia hace lo mismo) y luego se pasa la mano por encima de él—. Verás... tengo un problema y... —extiende las cervezas hacia Inglaterra, pero no la película porque le da un poco de vergüenza.

—Oh, what's wrong? —pregunta tomando las cervezas y cerrando la puerta—. ¿Quieres una toalla?

Yes. Please —carraspea—. Verás, he... estado últimamente muy atento a los movimientos de... bueno, ciertas personas cercanas a mí.

—Pasa a la sala, please, ahora te traigo la toalla y me lo cuentas. Puedes colgar aquí la chaqueta para que se seque —le señala el colgador y se dirige a la cocina con las cervezas.

Suiza se quita la chaqueta, la cuelga en el colgador y luego saca de los bolsillos de la misma... unos cohetes (sí, pólvora), la película... vacila y se sonroja. La vuelve a guardar. Un pastillero, una cajetilla de cigarros y una resortera. Sonrojado va detrás de Inglaterra hacia la cocina. Vacilante, no precisamente para seguirle y espiarle, más bien para ver adónde ha ido y dónde esperarle.

Inglaterra saca dos vasos grandes de Guiness, sirve la cerveza y luego busca algo para acompañarla, como unas frituras de esas que siempre trae Estados Unidos por si le da hambre estando ahí y no tiene nada que comer, ¡Ja! ¡Como si acaso no tuviera siempre la nevera llena de cosas buenas!

—Perdona que haya venido así, de verdad... no quiero importunarte —insiste Suiza desde la puerta de la cocina.

—Ah, no, no me molestas —le sonríe mirándole de reojo, poniéndolo todo en una bandeja—. Estaba viendo el fútbol, pero juegan el Barça y el Paris Saint Germain, así que es un partido de mierda. Vamos al salón —se dirige hacia ahí con la bandeja.

—Oh... la Champions, ¿verdad? Lo venía escuchando... es una pena que no hayan pasado más equipos de la Premier, lo que pasó contra el Madrid fue un ultraje —comenta Suiza siguiéndole—. ¿Has visto lo de Corea del Norte?

—No me lo recuerdes, llevo toda la semana hablando con America sobre eso... —responde Inglaterra dejando la bandeja en la mesilla y recogiendo lo de bordar—. Siéntate, please.

Suiza pone ordenadamente las cosas que ha sacado en la mesa y se sienta en una silla con la espalda recta como siempre y el ceño fruncido. Inglaterra le mira y mira las cosas que ha puesto en la mesa, pasándole una cerveza.

—Tengo un problema —sentencia Suiza solemnemente—. No planeaba venir y fui a la montaña y luego... bueno, se me han ocurrido algunas cosas y luego he pensado venir hasta acá y... a medio camino he pensado que debía llamarte —"pero luego pensé que si me decías que no podías tendría que volver y habría gastado la gasolina"—, pero ya era un poco tarde para hacerlo. Lo siento.

—No me molesta que hayas venido sin avisar... lo que podría haber pasado es que no me encontraras, pero... aquí estoy, así que has tenido suerte —sonríe—. ¿Qué sucede?

Suiza suspira.

Thank you. Eres un buen amigo —asiente con la cabeza haciendo ese gesto raro que hace para sonreír que no le sale bien porque está tensito y agobiado con lo que viene.

Inglaterra le sonríe nerviosito porque ya le ha preguntado dos veces y aún no le dice, a la espera.

—He estado siguiendo —carraspea—, al parecer muy cercanamente a... algunas personas.

—¿Siguiendo? —pregunta el inglés pensando que será algo tipo Facebook, aunque piensa que al helvético no le pega nada usar Facebook.

—Ehm... digamos que he estado, escuchando algunas cosas, averiguando muy de cerca ciertas... otras y ocupando mi tiempo no de la manera más constructiva —murmura Suiza sonrojándose y frunciendo más el ceño. Carraspea apretando los ojos y sacudiendo un poco la cabeza—. Österreich dice que tengo conductas un poco obsesivas compulsivas con Liechtenstein, mi hermanita pequeña y dulce que sale con Canada —frunce más el ceño—, y no... no le han parecido y me he enfadado bastante por algunas cosas y en conclusión...

—¿A... ajá?

Suiza carraspea y se sonroja un poco.

—Hemos discutido.

—Ya veo...

—Hemos discutido muy seriamente.

—Oh...

—Finalmente —carraspea—, ehm... bueno, al parecer soy demasiado serio y demasiado cuadrado e "incapaz de flexibilizarme". Me he ido de ahí con el firme propósito de demostrarle a Österreich que no tiene ni la más mínima idea.

—Entiendo —asiente Inglaterra, pensando que eso suena a una conducta bastante inflexible, pero decide no comentar.

—En... conclusión, he decidido salir y hacer lo que quiera sin que me importen las consecuencias —le mira.

—B-bien —asiente nerviosito, sabiendo de qué va ese rollo.

—Y pensé que tú... sabrías cómo hacer eso.

—Ah, yo... —se rasca la cabeza—. Well... —mira alrededor buscando un poco de ayuda sin estar muy seguro—. Ehm... ¿Qué es lo que te apetece hacer?

—No lo sé. Una locura —declara con su voz seria.

—¿Como... cuál? —vacila porque esto no es tan sencillo y menos con Suiza.

—Cualquiera... Venir aquí sin avisarte ha sido la primera —asiente orgulloso—. He traído otras cosas que pueden formar parte del proceso. Cohetes para lanzar en la casa de alguien, unas pastillas de LSD, cigarrillos y una resortera para matar al pájaro de Preussen.

—Entiendo —asiente más o menos ALUCINANDO de lo que oye.

Suiza le mira parpadeando, completamente serio.

—Bien... lo primero que yo suelo hacer es... emborracharme, eso me desinhibe un poco y... luego... ehm... hago exactamente lo que me apetece.

Parpadea.

—El alcohol no me gusta porque con el alcohol... no tengo control de lo que hago y lo que pienso.

—Ya... bueno, me parece que si tomas LSD incluso tendrás menos control —comenta Inglaterra pensando que "le parece", sí claro, buen eufemismo, England.

—Ah, pero el LSD es diferente. El viaje es más placentero y no hay resaca —específica y le mira a los ojos—. England, crees que...

Él le mira esperando a que siga.

—Bueno, no sé, pensé que podrías venir conmigo. También traje una película, o... algo así, en realidad no tiene por qué haber LSD involucrado, ese lo traje para ti.

—Oh, no me importa acompañar... ¿para mí?

Ja. No sé si lo has probado y ya que estamos haciendo locuras, pensé que era un buen regalo —pone el dedo índice sobre el pastillero y lo empuja hacia el inglés. (La primera persona en sintetizar LSD fue... un suizo).

Inglaterra se pasa una mano por el cabello y... le da un no sé qué porque... obviamente lo ha tomado, en una época era para él como tomar pastillas de menta, pero es un poco contraindicado en su postura de gentleman con clase y educado que trata de tener en la actualidad.

—Ehm... bueno, puedes no tomarlo en realidad, tómalo como un regalo de tu flexible y relajado amigo Schweiz —sonríe el suizo otra vez con esa sonrisa extraña.

—Ah... —vacila tomando el pastillero, porque de hecho... bueno, es educado y es de mala educación rechazar un regalo, ¿no?—. Thank you...

—Bien, entonces ¿cómo se relaja uno si no es con alcohol? —pregunta Suiza cruzándose de brazos.

—Compartiendo —abre el pastillero y se lo tiende.

—Oh... no estoy seguro de que eso sea propiamente adecuado aquí, la última vez creí que me comería un dragón —indica.

—Yo sé dónde hay uno, si te entra hambre —sonríe el inglés tratando de hacer una broma. Suiza inclina la cabeza sin entender y toma una de las laminillas de adentro del pastillero.

—La última vez que probé esto fue antes de la guerra...

—Esperemos que no sea demasiado angustiante entonces —Inglaterra toma una para sí también.

—Realmente no sé si esto es una buena idea —vacila Suiza metiéndose la laminilla a la boca de igual manera.

—Ésa es justo la gracia —Inglaterra la hace pasar con un trago de cerveza, mira que rápido se ha puesto decadente. Suiza la chupa un poco antes de pasársela también con un trago de cerveza. Ceño fruncido y todo.

—Bien —Inglaterra mira su reloj—. Tenemos media hora para prepáranos, creo que deberíamos ir a algún sitio... —propone, "hay demasiadas cosas que pueden romperse y no querría si nos quedamos aquí" añade para sí mismo.

—¿A un sitio? ¿Quizás podemos ir a... la montaña?

—¿En media hora? ¿Qué te parece Stonehenge? Es el mejor sitio y hacer magia con ello es alucinante.

El suizo parpadea pensando que en Stonehenge no hay nada terrible que pueda hacer fuera de tomar unas fotografías y... tirar las piedras.

—Aunque puede que quede un poco lejos para el coche, pero podemos ir en tren.

—Hacer... magia —carraspea y mira la cerveza de reojo y luego su reloj—. ¿Cómo es que me metí en esto? Vamos en coche... yo conduzco muy rápido.

—¿Qué quieres hacer si no?

—Ir a Stonehenge me parece una excelente idea —sonríe un poco poniéndose de pie y volviendo a mirar el reloj. Sólo quería unas cuantas fotos de él haciendo locuras, era mejor hacer locuras en un lugar solitario, seguramente no habría ninguna repercusión.

Good! Let's go.

Let's go! —asiente lleno de esa energía que da el estar haciendo algo que no se debe... y como Suiza realmente POCAS veces hace cosas que no se deben se pone más nervioso y más energizado. Inglaterra se levanta sonriendo y de repente se acuerda de algo.

—Un momento, ve encendiendo el motor.

Suiza levanta las cejas y asiente.

—No tardes.

Inglaterra sube corriendo las escaleras y vuelve a bajar al cabo de nada con su chupa de tachuelas y el logo de los sex pistols, porque ahí lleva una copia de su documentación plastificada y bien escondida en el forro unos cuantos billetes de veinte libras, por si acaban en el agua o perdiendo los pantalones. También se ha puesto sus Doctor Martens y ha preparado una bolsa con velas y tiza y algunos amuletos, va a la cocina a por algunas especias y polvo de hada y por fin sale al coche

Suiza levanta las cejas al verle venir y quiero decir que le emociona un poco hacer algo así... con un amigo. No es que él no haya tenido amigos nunca... Austria... Ehm... ¿Francia? ¿Liechtenstein? ¿Italia? Ciertamente esta situación de tener un amigo que esté dispuesto a tomar LSD contigo tiene su gracia, más aún si ha salido tan diferentemente vestido a cómo estás habituado.

—Toma —Inglaterra le pasa un pañuelo negro con una calavera pirata y un gorro de lana rojo.

—¡Ohh! Thank you —traga saliva poniéndose el gorro y mirando el pañuelo, poniéndoselo al cuello en un movimiento practicado... poco efectivo para un pañuelo de calavera.

No, no, no te lo pongas como si fuera uno de Austria —se ríe el inglés y se lo arregla para que le quede la calavera a la vista—. Así.

—Oh… mein Gott... nadie me reconocería con este atuendo —"¡ni yo mismo!" piensa para sí mientras se mira en el retrovisor y sale del cajón de estacionamiento —. Ahora detente y verás lo bien que corren los Smarts.

—En eso consiste, mañana volvemos a ser gentlemen, pero hoy que no nos descubran —Inglaterra abre el espejo en el copiloto para maquillarse los ojos.

England, no puedo creer... —le mira de reojo —, que vayas a ayudarme con esto. Danke.

—Es divertido de tanto en tanto —confiesa Inglaterra más sinceramente de lo que le gustaría, sacando gomina ahora y empezando a peinarse una cresta, que no se hace con Francia porque algo le dice que a Francia no le gusta... y que para ser de tanto en tanto, está MUY acostumbrado a hacerlo como si nada y le sale perfectamente. Suiza le mira de reojo sin poderse creer que Inglaterra pueda tener una cresta.

—¿Sabes? Quizás Österreich tenga razón y yo sea un poco demasiado serio. Venga, había experimentado con LSD antes, en la montaña... sin calaveras o picos en el cabello.

—Ah... —le mira de reojo—. Esto es solo porque es divertido... es para que no nos reconozcan, no por otra cosa

—¿Sabes? Este tipo de cosas... son las que no creo nunca ser capaz de hacer; es bueno saber que alguien serio como tú puede hacerlas... me da un poco de... perspectiva.

Inglaterra le sonríe no muy seguro de si eso es o no algo bueno.

—Trataré de hacerlo lo mejor posible —asegura Suiza acelerando a fondo—. Haré mi mejor esfuerzo.

No.

Suiza parpadea y le mira de reojo descolocado.

N-Nein?

No, no te esfuerces, tiene que fluir. Estas cosas salen mal si te esfuerzas.

—Es que a mí no me fluye eso, yo no sé... hacer estas cosas. El LSD fue un experimento científico; las cosas que yo hago siempre están perfectamente medidas y calculadas, eso es lo que hago sin esfuerzo.

—Entonces... ehm... ¿qué pasa con las cosas que no puedes medir y calcular?

—Las evito. Eso es justamente lo que me han dicho, que yo no puedo relajarme nunca y que no puedo vivir sin controlarlo todo.

—¿¡L-Las evitas!? —ligeramente escandalizado.

Wh-What? —Suiza le mira de reojo.

—¿Y... y qué haces en vez de ellas?

—Algo que pueda controlar. ¿Tú no haces lo mismo?

—Ehm... —Inglaterra vacila—. Yes, yes, of course —miente y carraspea—. Por curiosidad... ¿cómo dices que logras controlarlo?

—¿Controlar qué? ¿Las cosas?

Yes, you know... THAT things... Las que no se pueden controlar.

El helvético parpadea y se sonroja un poco.

—¿Hablas de... el engendro ese con gafas y el pelillo? —se pone un dedo en la frente levantado.

Inglaterra asiente y Suiza carraspea.

—Hay excepciones a todo esto que estoy diciendo, que me irritan y molestan excesivamente en la vida.

—Oh —Inglaterra suspira y sonríe un poco entendiendo que realmente no las controla, igual que él. Pero Suiza se hace a la idea, de manera muy firme, muy firme de que si las controla, tooooodas las cosas y las que no, las evita—. Well, pues... esto es un poco como eso, ¿sabes?

—E-Es decir, que... ¿esto es una de esas cosas incontrolables?

No, esto es una de esas cosas en las que fluyen mejor cuando no tienen un horario ni una planificación.

—Como cuando llega a casa y yo no puedo evitarlo. Lo odio —entiende claramente cómo funciona.

—Exacto —empatía absoluta.

—Y lo único que puedes hacer al respecto es protestar y... dejarles hacer.

Yes... —susurra Inglaterra un poco sonrojadito.

—Pero cómo te dejas hacer a ti mismo... cuando tú eres el que deja hacer —creo que alguien está empezando a tener efectos extraños.

—Pues... bueno, a veces... eres tú quien... tiene ganas y... entonces eres tú quien dice "hoy voy a ir y... a ver qué pasa y..." —Inglaterra está tan incómodo que es un desastre explicándose, cosa MUY extraña.

Neineinein... yo hablo contigo mismo, cómo te dejas ir y te relajas.

Yes, a eso me refiero, tú tienes ganas y te relajas y convences a ti mismo para ir.

—Igual que tú te convences a ti mismo de pararte el cabello con gomina para hacer estas cosas conmigo.

—Eh... no, eso lo hago porque me gusta.

—No estoy seguro de qué cosas me gustan —confiesa Suiza demasiado sinceramente.

—¿Pues... que cosas haces para divertirte?

—Queso.

—Bien, pues de esa misma forma.

—Pero el queso también lo hago porque es parte de lo que produzco. Ésta es una actividad que no sirve de nada... al contrario.

—En realidad sí sirve, ¿no has notado como por la mañana eres más productivo que por la tarde? Eso es porque en la noche el cerebro descansa... Esto es lo mismo, desfocalizas del trabajo un rato y cuando vuelves obtienes una nueva perspectiva y a veces encuentras soluciones a problemas que te preocupaban durante demasiado tiempo.

—Tiene lógica en realidad... el descanso. No es algo a lo que esté muy habituado —sonríe un poco —. Te agradezco que me acompañes en esto.

—Puede ser divertido, ¿Qué querrás hacer una vez ahí?

—Ehh... ¿una vez ahí? Pues... no sé, las cosas que se hacen. Quizás pueda lanzar mis cohetes. O tirar piedras con mi resortera. ¿Tú qué querrás hacer?

—¡Voy a hacer magia! He traído cosas para ello, quizás podamos hechizar a alguien, ¿quieres?

—A Österreich —decide porque ya está medio relajado y empezando a sonreír—. ¿Qué implica hechizar a alguien? —pregunta tomando la autopista. (Austria siente una perturbación en el universo).

—Depende de lo que quieras hacerle, ¡podemos hacer casi cualquier cosa!

—¿Hechizarle así como... Hacer que se convierta en dragón o que le salgan orejas de burro?

—Pues... esas cosas suelen salirme un poco mal —confiesa Inglaterra nervioso, porque si pudiera haría siglos que Francia sería una rana de verdad.

—¿Hechizarle para que deje de molestarme?

—Ehm... tiene que ser algo más específico... Podría dejarlo mudo, creo... o podría hacer que se quedara completamente paralizado durante un tiempo

—Pero si se queda paralizado y llega Preussen... —se lo piensa —. Quizás podría volar.

—¿Volar? ¿Él? —pregunta Inglaterra y Suiza se imagina a Austria... como en el capítulo de los Simpson en el que Smithers se imagina al señor Burns volando a su cama. Cierra los ojos y sacude la cabeza—. Maybe podría probar un hechizo de amor, aunque esos nunca funcionan.

—¡¿D-De amor?! —se sonroja y le mira de reojo.

Yes, para que se enamore de ti...

—P-Para que se enamore de...

—O de quien quieras, de alguien más si quieres.

—What?! ¡No, no... No, no, no! ¡No hagas que se enamore de nadie más! —da hasta un volantazo.

—Oh, vale, entonces de ti.

—Pero mejor que le pase algo, ¡algo maligno! Así como que le salgan orejas de burro, ¡tendría gracia! ¡O una cola de demonio!

—¡Ah, seguro podemos lograrlo! ¡Luego se lo hacemos a France!

—No sé quién es más demoniaco... —declara Suiza empezando a sentir los efectos de la pastilla al ver el pasto de la carretera excesivamente verde al tomar la salida a Stonehenge—. England! ¿Cómo es que tienes el pasto así? ¡Ooohhh! ¡Es verde!

—Es por la lluvia mágica, mira —le señala las gotitas de agua que brillan.

—¡Ohhhh! ¡Magiaaaaa!

—Es muy boniiiiita.

—¿Cómo es que sabes hacerla? —pregunta Suiza refiriéndose a la magia.

—Porque las hadas me enseñaron, míralas —las señala a su alrededor.

Suiza mira a su alrededor y no sé cómo no se ha salido del camino porque además va corriendo... Y ve afuera del vidrio en efecto unas pequeñas Liechtenstein de niña chica, como cuando en la boda de Austria, revoloteando alrededor del coche.

—¡Eh! ¡Mira! ¡El coche vuela!

—¡Mira las haaaaadas! ¡Son preciosas! —Suiza encandilado con ellas.

Inglaterra sigue mirando como vuela el coche y las nubes y los pájaros... Y el arcoiris... Hasta que, un aplauso para Suiza, llegan a Stonehenge... Y llegan LLEGAN porque Suiza termina metido con todo y coche en el centro, lo que para el inglés es un aterrizaje que le da mucha risa.

Y a Suiza se le contagia y no creo que nunca haya reído tan fuerte.

Después de reír un rato, se bajan del coche e Inglaterra dibuja en el techo del coche las cosas para hacer magia, mientras Suiza brinca por las piedras.

—¡Heeeeey! Englaaaaand! —saluda Suiza desde encima de una de las piedras agitando los brazos y gritando como si le estuviera hablando al otro lado de un campo de fútbol.

Switzerlaaaaaaaaaand! —responde Inglaterra y luego empieza a cantar sobre el coche el hechizo.

Suiza se pone en el borde, muuuuuy en el borde en cuclillas mirándole hacer y viendo cosas extraordinarias de lo que hace, cosas que nadie sabrá nunca si están pasando o no... Arcoíris de colores, luces, estrellas.


Aquí empezamos una nueva historia en la que mezclamos nuestras dos OTP en un experimento interesante. Por ello, no es solo UNA historia, es la primera de un ciclo en la que todas tendrán la misma premisa... con diferentes personajes. Por ello es que se pueden leer independientes una de otra, pero esta va a ser la primera.

Agradecer a Tari como siempre su trabajo de edición y corrección y ojalá disfrutes tanto leyendo como nosotras lo hicimos al escribirla. Puedes contárnoslo en un comentario si te apetece :D