N/A

Un nuevo capítulo.

Espero les guste.

Gracias por leer.


Disclaimer:

Prince Of Tennis no me pertenece.


Epílogo

Sakuno sintio la suavidad de las sábanas de seda del hotel en el que se hospedarían, se encontraban en Lisboa, su esposo se estaba duchando mientras ella se arropaba con los edredones, tenía frío y sueño, habían llegado bien gracias al cielo, escucho el sonido de la puerta pero no le presto demasiada atención, lo más seguro era que su adorado futuro esposo porque aún no contraían mantrimonio hubiera salido de la ducha - Te ves linda allí recostada Sakuno - se levanto de inmediato mirando a Atobe que la miraba con una leve sonrisa que a ella le produjo escalofríos...

Las lágrimas se deslizaron por sus ojos mientras jadeaba en busca de aire... - ¡Cariño, despierta! ¡Sakuno! - algo dio directo en su rostro, era un líquido, abrio los ojos observando a Kazuya que la miraba demasiado preocupado, gotitas de agua se deslizaron por su cuello y ella solo se sujeto de la bata de baño de su pareja mientras las lágrimas salían, era normal que tuviera pesadillas pero también era normal el superarlas, dio un grito ahogado por completo, estaba sudando, ni siquiera recordaba haberse quedado dormida, era demasiado real ese sueño.

- Shhh no pasa nada tranquila, tranquila - a Kazuya le dolía ver sufrir a su mujer y no poder hacer nada, lo sacaba de quicio ser consciente de que la amaba y quería ayudarla pero no poder hacer nada, él no podía estar en su mente para protegerla, la estrecho más fuerte entre sus brazos besando sus cabellos, ella solo tomo aire asintiendo con la cabeza, odiaba verla tan vulnerable, tan perdida, odiaba con todas sus fuerzas a Atobe Keigo por lo que le había hecho a su mujer pero ella iba a estar bien, iba a estar bien en definitiva.


La cobriza abrio poco a poco los ojos con calma mirando a su alrededor, su prometido le sonreía con calma - ¡Sakuno! - se sobresalto cuando escucho esa voz conocida, la puerta se abrio y por ella entro Marui con una enorme sonrisa que provoco una en sus propios labios - ¿Qué haces aquí? - pregunto con calma tomando la mano de su prometido que le sonrió con ternura completa - Lo llame yo - contesto este mientras observaba al pelirrojo mirar la habitación con curiosidad, miro a Kazuya no entendiendo nada.

- Hoy contraemos matrimonio - aseguro este y ella abrio los ojos no creyendo lo que escuchaba - ¿Q-Qué... - pensaba formular una pregunta pero su primo tironeo de su cuerpo para arrastrarla por la cama hasta hacerla levantar - Vamos, que no tenemos todo el día así que duchate que nos vamos de compras, por el vestido no te preocupes lo único que buscamos es maquillaje y unas cosas para la luna de miel aunque bueno ya estan aquí pero eso no importa, vamos - la empujo contra la puerta de la ducha por lo que entro a la misma con un puchero en los labios.

- ¿Estás seguro de esto? - pregunto Marui una vez escucho el sonido de la ducha, Kazuya sonrió mientras asentía con la cabeza - Si, estoy demasiado seguro, creo que es el aliciente para empezar de nuevo - el pelirrojo asintió, el prometido de su prima se levanto para colocarse las pantuflas - Nos vemos en la iglesia - Marui asintió con la cabeza mientras este salía con calma, Tezuka y Ootori se encargarían de ayudarlo, le aliviaba saber que hubieran limado asperezas porque de esa manera todo iba a salir bien.


Sakuno estaba nerviosa, no peor que eso, su estómago pesaba mucho, no sentía el aire entrando en sus pulmones, era demasiado para ella - Tranquila, faltan diez minutos querida - Marui no la calmaba con eso, se levanto de su asiento con calma caminando hasta el espejo de cuerpo entero que se encontraba dentro de la iglesia, le dolía un poco la cabeza además de que sentía sus piernas de gelatina, no podía mantenerse en pie al menos no mucho tiempo - Te ves hermosa - añadio su primo y sonrió, bien eso si que la había calmado un poco.

Ella sabía que se veía hermosa porque lo sentía siendo sincera, el vestido se amoldaba a su cuerpo con perfección por lo que se veía hermosa, deslumbrante en pocas palabras, no tuvo tiempo de pensar en algo más cuando se escucharon las campanadas de la iglesia, sabía que habría poca gente, su pancita se notaba pero no importaba mucho, es decir, si que era un tanto raro contraer matrimonio estando embarazada pero su primo le había dicho que no pasaba nada, que el padre estaba de acuerdo, estaba bien porque estaría rodeada de gente que la amaba, pocos pero especiales para ella.

- Vamos - el pelirrojo la apremio por lo que tomo aire asintiendo con una sonrisa, salio por la puerta y miro a Ootori que le sonreía con calma, le extendio la mano y ella la tomo, observo a su primo tomar asiento junto a Kuranosuke porque Tezuka sería el padrino de la bodas - Te ves hermosa - aseguro el peliplateado y ella se sonrojo levemente, este se inclino para besar su mejilla y comenzar a caminar con rumbo al altar, la música nupcial se escuchaba, inundaba por completo el ambiente y eso le encantaba.

Lo vio calmado, con una enorme sonrisa, lleno de tranquila, enamorado de ella, solo de ella, tomo aire para sonreir, el peliplateado se detuvo delante de él y le sonrió - Cuídala - pidio, ella sabía lo que su amigo sentía así que beso su mejilla con suavidad - Lo haré - aseguro este tomando su mano para ayudarla a subir los dos pequeños escalones para quedar frente al padre, su corazón latía con mucha fuerza, su mente estaba complemente despejada, se había olvidado de su secuestro, de las manos de Atobe recorriendo su cuerpo, solo en ese momento existían ellos dos.

Todo estaba bien, escuchaba atentamente las palabras del padre que entendía a la perfección y prometía respetar en todo momento, llego el momento de los votos, sonrió, no era preparado, eran palabras de su corazón - Me sorprendí cuando te conocí en el hospital, mi primera impresión de ti fue que eras egoísta, que no podías amar a nadie, que solo te preocupas por ti, mi tranquiladad murio cuando me asaltaron fuera del trabajo y tu me ayudaste, el verte desmayado provoco un ataque de pánico en mi organismo, dolio cuando me dijiste que me amabas y te fuiste con tu prometida que se suponía estaba muerta, me dolio el corazón cuando te dije que estaba embarazada pero que aún así querías estar con ella y no conmigo, te demostre que no me importaba aunque por dentro estaba muriendo, me has sacado muchas sonrisas en cada momento Kazuya que el saber que estaba en manos de alguien con problemas emocionales y mentales provoco que quisiera morir junto a nuestro hijo, sentí que si no te veía iba a morir, le rece a Dios para que llegaras pronto por mí, solo quería estar en tus brazos de nueva cuenta, necesitaba verte para seguir adelante por eso no dude en escapar de mi secuestrador, no dude porque sabía que tú me ibas a encontrar, fui una tonta porque solo te reclame diciendo que habías tardado pero no pense en mis palabras y de verdad lo siento tanto, solo se que te amo y que si no te tengo a mi lado mi aire se va porque tu eres mi aire, se que te necesito a mi lado para poder vivir, se que eres mi alma gemela, mi segunda oportunidad y que si te llego a perder no creo poder vivir, quiero una familia a tu lado, quiero morir a tu lado Kazuya, te amo más que a mi vida y no quiero que lo olvides... - varias lágrimas se deslizaron de sus ojos mientras su esposo sonreía tiernamente.

Se acerco para limpiar las lágrimas de sus mejillas mientras sonreía con amor - Te amo más que a mi vida Sakuno que saber que podía perderte cuando te secuestraron me hizo pensar en las miles de situaciones que vivimos juntos y que pude haber mejorado pero no lo hice, te hice derramar muchas lágrimas con las cosas que dije, con mis acciones que el verte siendo arrastrada en esa camioneta me dolio en cada parte de mi cuerpo porque estabas llorando y yo no podía hacer nada, quise matarme porque apostaba a que estabas sufriendo pero no podía hacer nada, pense que lo mejor sería no encontrarte o que en peor de los casos que no te volvería a ver y la sola idea de que yo estuviera pensando eso me hizo darme cuenta de que te amaba que si sabía que no estarías en mi vida iba a acabar conmigo, me acostumbre a tus pucheros, a tantas de tus manías que saber que no podría verte de nuevo a mi lado me mato, cerre los ojos y le pedí a Dios que te hiciera estar de nuevo en mi vida o yo iba a morir, te amo tanto Sakuno que se que puedo hacerte feliz y lo hare, quiero una familia a tu lado, quiero hacerme viejito a tu lado cariño, te ayudare a superar todo porque se que el amor que siento por ti es inmenso que lo lograre así que quiero estar a tu lado para siempre, te pregunte una vez que si creías en las segundas oportunidades y ahora estoy completamente seguro de que tú eres la mía, no quiero arrepentirme de nada a tu lado y se que no lo hare cariño así que por favor permiteme amarte, adorarte y por sobretodas las cosas respetarte, dejame tenerte a mi lado para siempre Sakuno - se olvido del maquillaje, se olvido de lo demás, ella solo lo sujeto del cuello para besarlo porque era su esposa y solo sentía la necesidad de besarlo.

- Bien les dejare hacer eso porque soy un padre bueno - las risas inundaron el recinto mientras ambos se separaban con enormes sonrisas en los rostros - Por el poder que me concierne la iglesia yo los declaro marido y mujer, puede besar a la novia - los anillos eran simplemente hermosos, Sakuno se quedo quieta, bien no podía hacer el primer paso por lo que Kazuya se inclino con calma, sus alientos chocaron, el mundo se desvanecio por completo, sus miradas se encontraron, sus labios se unieron esta vez como marido y mujer, todo era perfecto, todo era como lo habían soñado en su momento.


Seis meses de embarazo, ella se encontraba recostada en la cama mientras Kazuya entraba por la puerta con un vaso de fresas con crema, el antojo del día de su esposa, admiraba que su gestación no sucumbiera ante los antojos pero en cambio si que lo hiciera contra el dormir demasiado, su médico de Portugal había dicho que era normal pero él no terminaba de acostumbrarse en lo absoluto - Toma - ella se sento sobre la cama, su pancita ya había crecido, se notaba mucho más pero eso solo aumentaba sus deseos de dar a luz.

- Gracias - deposito un suave beso en los labios de su esposo quien le acaricio en cabello, lo vio subir a la cama para acomodarse y ella se recosto en sus piernas, las pesadillas eran cada vez menos soñadas, solo había algunas ocasiones en las cuales un detonante las traía de vuelta, como aquella vez en la que estando en un restaurant un chico le había gritado a su novia que ella tenía que amarlo, que tenía que estar por siempre con él, eso no ayudo en ella porque se levanto de su silla con los ojos llorosos respirando entrecortadamente, lo único que recuerda de esa ocasión fue que Atobe estaba detrás de ella con el cuchillo en las manos y después despertar en la cama al lado de un muy preocupado Kazuya.

- Hable con mis padres, estan ansiosos de hablar contigo - comento él sacandola de sus cavilaciones, alzo su mirada observando a su esposo que le acariciaba el cabello en un gesto de tranquiladad, lo hacía porque notaba lo tenso que estaba su cuerpo - Ellos deben de saber que no tengo nada que perdonarles - aseguro ella atnte la ceja encarnada de su esposo, él le había dicho que durante su primer secuestro con Nanami los había culpado - Mi madre cree que sí y debería ser así - comento él y recibio un golpe en la frente de su esposa que lo miraba negando con la cabeza.

- No hables así, puede que cometiera un error pero merece el perdón así como tú que me abandonaste por un tiempo por Nanami - arremetio y él solo bufo, lo había dejado sin palabras por mucho que le costara admitirlo así que solo sonrió mientras seguía comiendo calmadamente su helado, le encantaba verlo molesto o como mínimo sin palabras porque eso siempre ameritaba terminar haciendo el amor y de eso ella no podía quejarse en lo absoluto.


- ¡Marui! - bien Kazuya estaba a punto de un colapso nervioso, su esposa estaba a punto de dar a luz, el parto se había adelantado a los ocho meses por lo que habían regresado justamente a Japón y ahora se encontraban en el hospital, Sakuno estaba como loca, en el auto lo había golpeado "allí" mientras hacía planes de como matarlo y esconder el cadáver, no sabía si debía sentirse lleno de miedo, adolorido o de reir, en medio de la sala mientras la subían a una silla de ruedas y le decía improperios al pobre enfermero que tenía una cara de auténtico espanto.

- Tranquila, tu primo no tarda en venir - no debio ni siquiera hablar porque lo siguiente que sintio fue la mano de su esposa sujetando con fuerza el cuello de su camisa para acercarlo hasta casi rozar nariz con nariz, sus ojos dejaban muy en claro que no aceptaban comentarios - ¡No hables que no eres tú quien esta sintiendo este dolor! - le grito mientras lo soltaba porque el dolor se hacía cada vez más fuerte - Listo, llegue - sintio pena del pelirrojo que tuvo que esquivar como gato erizado una lámpara del hospital cortesía de su prima que estaba con una mueca de dolor y furia en el rostro.

- ¡¿Por qué tardaste tanto maldito incompetente?! ¡Me duele mucho bestia! - le grito intentando lanzar algo más por lo que sostuvo su mano con delicadeza, el pelirrojo se posiciono entre sus piernas midiendo la diltación para poder iniciar el parto, estaba ansioso porque iba a conocer a su tesoro, estaba esperando ese momento con muchas ansias si era sincero, era lo único que deseaba pero tampoco le apetecía mucho ver el dolor en el rostro de su mujer - Sakuno debes tranquilizarte, la dilatación esta en su punto así que comenzaremos dentro de cinco minutos - Marui les indico a las enfermeras que la preparan con cuidado.

- ¡Kazuya! - se sobresalto cuando la escucho gritar pero en ese momento entendio que le estaba aprentando un poco la mano por la que la solto y ella tomo aire, el sudor recorría su frente haciendola lucir simplemente hermosa - Bien, vamos a comnezar - el pelirrojo se posiciono entre las piernas de su esposa dandole indicaciones a las que él no prestaba atención, sinceramente estaba demasiado nervioso que se sujeto de la pared porque sus piernas no respondían - ¡Puja! - solamente escuchar eso y Sakuno empezo a fruncir el ceño y a "pujar", sentía que se iba a desmayar.

- Tranquila, estoy aquí - apreto la mano de su esposa que casi se la rompio por la fuerza que estaba aplicando, le sonrió tratando de darle ánimos - ¡Vamos puja Sakuno! - la escucho dar un grito mientras el pelirrojo le indicaba algo a alguien - ¡Si claro puja, como no eres tú quien esta pasando algo del tamaño de una sandía por algo del tamaño de un limón desgraciado! - le grito ella pujando mientras apretaba un poco más su mano - ¡Aquí viene! - grito su primo ignorando su otro comentario, ella "pujo" más fuerte meintras gritaba.

Le dolía y él lo sabía, de pronto se escucho el llanto de alguien... su bebé había nacido - ¡Debemos retener la hemorragia! - ¿hemorragia?, con el asunto del bebé se le había olvidado por completo que ella estaba enferma del corazón, una enfermera lo tomo del brazo para sacarlo de la habitación junto con el bebé - Tranquilo Kazuya no pasa nada - aseguro Marui con una sonrisa tranquilizadora para hacer que saliera, miro a Sakuno con los ojos cerrados, ella iba a estar bien, confiaba en que así fuera, ella era fuerte.

Por el momento tendría que estar al pendiente de su bebé quien era lo primordial al menos por ahora porque ella iba a estar bien.


- Mira ella es tu mami - Kazuya sostuvo con cuidado al bebé para acercarlo hacía Sakuno que se notaba cansada mientras reposaba en la cama, la cobriza se estiro un poco mientras trataba de sentarse sobre la cama pero sus fuerzas no daban para más, estaba demasiado cansada en esos momentos - Es hermoso - susurro acariciando su mejilla con un gesto de amor puro, su esposo beso su frente mientras cargaba al niño - Se parece a ti hermosa - añadio él y ella solto una suave risa infantil, estaba feliz de tener a su hijo tan cerca.

- Marui dice que necesitas descansar, vendremos los dos en un ratito - asintió mientras él se inclinaba para besarla con suavidad en los labios - Te amo - murmuro ella cerrando los ojos, no sentía algunas partes de su cuerpo, beso la cabecita de su bebé sonriendo para quedar profundamente dormida en cuestión de segundos - También te amo - aseguro él besandola de nueva cuenta para salir, su mujer era fuerte, estaba bien y estaría bien porque ahora ambos tenían a alguien por quien luchar, alguien por quien levantarse cada día y ambos estaban seguros de que sería así por mucho tiempo.


Cinco años después...

- Deberías dejar de hacer eso, él ama el tenis - aseguro Sakuno desde el marco de la puerta de su casa con una sonrisa mientras acariciaba su vientre - Ya pero de igual manera me molesta que aunque ame el tenis no quiera jugarlo porque no quiere ser comparado conmigo - arremetio este mientras quitaba las redes de la cancha de tenis que tenían en el patio de la casa o mejor dicho de la enorme mansión, la cobriza solo suspiro, sabía que su esposo amaba a sus hijos pero que en ocasiones su orgullo podía más que el amor que sentía por los mismos.

- Ven adentro, Marui viene hoy con Tezuka, deja eso - bajo los escalones a como su vientre de cinco meses le permitía, su esposo solo solto las redes haciendole una señal a un empleado para que terminara la tarea por él, su pequeño Sora tenía cuatro años pero un prodigio en el tenis a pesar de no querer participar en torneos porque tenía miedo de ser comparado con su padre, era su decisión y debían respetarla, su pequeña niña de dos años de nombre Sakura estaba dormida en su habitación así que solo estaban ellos sin contar a los empleados por el momento.

- Voy - se encamino hacía donde ella para tomarla de la mano, entraron a la mansión y al instante una pequeña niña rubia de ojos azules de cuatro años llego corriendo donde ellos - ¡Tíos! - para su edad ya hablaba muy bien igual que Sora - Hola pequeña - saludo Kazuya cargandola en brazos, era la hija del matrimonio de Marui, adoptada pero hermosa, había sido una decisión complicada para ambos padres hablarle de su adopción siendo tan pequeña pero era mejor saber la verdad ahora y no después cuando podía hacerse un lío.

- Papá - Kazuya volteo observando a Sora que tenía una raqueta en las manos mientras se mordía el labio - ¿Tomaste tu decisión? - pregunto con calma mientras Sakuno apretaba su mano calmandolo, el pequeño niño asintió - No jugare tenis, quiero ser médico - su esposa le mando una mirada de muerte mientras negaba con la cabeza y él solo sonrió, paso a la pequeña rubia a los brazos de la cobriza para encaminarse a su hijo, se coloco en cuclillas y le revolvio el cabello con una sonrisa, era el futuro de sus hijos y él no podía interferir en ello le gustara o no.

- Si es tu decisión la acepto - aseguro mientras lo levantaba en brazos y reía con él, si era la familia que siempre había soñado en definitiva siendo sinceros, no se arrepentía de nada, absolutamente de nada.


Actualidad...

A todo el mundo le había sorprendido que fuera la pequeña Sakuno quien siguiera los pasos de su padre en el tenis, era la mejor tenista adolescente, era una de las tatas comidas familiares, Ootori había contraído matrimonio con una hermosa chica que le había dado gemelas, las niñas de su vida en palabras del mismo, eran un hermoso matrimonio siendo honestos, Kuranosuke igualmente había contraído matrimonio con una mujer hermosa que era la dueña de su aire, tenían un solo hijo puesto que ella no podía dar de nuevo a luz debido a problemas en su útero pero igualmente eran felices.

- ¡Sakura, no es justo! - grito la pequeña Anna con un puchero en los labios, nuevamente su amiga le ganaba con uno de sus tiros especiales, Sakuno observo a su hijo mandarle una mirada de disculpa a la pequeña niña que no podía hacer ni un tiro especial, en su mano traía a su hija de nueve años que traía en su mano a un oso de peluche - Se parece a ti aunque tiene mis habilidades en el tenis - su pequeña hija Risa se solto de su mano para jugar con sus primos mientras reían a grandes voces, sintio las manos de su esposo en su vientre para sentir un beso en su mejilla cortesía de este.

- Ya, ni me lo recuerdes - sentencio ella mientras el auto de su hijo mayor aparcaba en el estacionamiento, desde donde estaban se podía ver, traía una bata de hospital de la cual se despojo con prisas mientras se quitaba el saco, ambos padres rieron, nuevamente turno de noche pero siempre en la comida de los domingos - Creo que alguien debe darle un respiro - comento ella con un gesto infantil lo que le gano un beso en los labios de parte de él - No pienso decirle que soy dueño del hospital donde trabajo - aclaro este con una risa, no podía hacer nada porque sabía que su hijo se iba a volver loco así que dejarían que las cosas fluyeran al menos por el momento.

- Nanami se ve feliz - apunto Sakuno mirando a su hija de cinco años jugar con su primo más pequeño mientras este la perseguía tratando de detenerla, a lo lejos vieron como Sora se acercaba a su hermana Sakura para jugar, ambos eran prodigios pero sin duda alguna él le llevaba mucha ventaja a ella quien solo se esforzaba cada vez más por tratar de alcanzarlo aunque hace algún tiempo se había dado cuenta que en si su meta era su padre - ¿Te arrepientes de algo? - pregunto él y ella negó con la cabeza mientras reposaba su cabeza sobre su hombro.

- En lo absoluto, he vivido siguiendo a mi corazón y bueno él solo te sigue a ti - aseguro ella con una enorme sonrisa, no, no era un final feliz porque los finales por muy felices que sean siempre son de despedida, era un intermedio feliz en su vida porque aún quedaba mucha vida por delante, eran felices, no podían arrepentirse de nada porque tenían todo lo que siempre habían tenido gracias a las segundas oportunidades que la vida les había puesto, solamente que ellos si las habían tomado...

FIN


N/a

Bueno lamentablemente hemos llegado al final, solo me queda darles las gracias por seguir esta historia y porque espero que sigan mi siguiente que subire de inmediato. Sinceramente no tengo palabras para agradecer sus comentarios a todas y cada una de ustedes. GRCIAS POR TODO.

Espero les haya gustado esta historia y gracias por leer.