Si, sé que he sido una ingrata que sencillamente desapareció sin más. Pero les juro que tengo una excusa... Es que he entrado a trabajar y de verdad que es peor que la universidad :( El único tiempo libre que me queda lo ocupo en descansar. Por suerte, será solo por poco tiempo mas.

La buena noticia (aunque ni tan buena) es que estoy enferma y eso me ha permitid actualizar. La semana pasada estaba fatal, ahora ya me siento mejor al menos y tengo ánimos de meterme al pc (porque de verdad que cuando recien me enferme no tenía ganas de nada). Y bueno, aquí estoy.

Les pido disculpas por tardar tanto, de todo corazón. Y les agradezco infinitamente a todos por la gran cantidad de Reviews que me dejan, me alegra saber que hay gente que lee mi historia y le gusta lo que escribo. También agradezco los Favoritos y los Followerd, así como a aquellas personas que leen en silencio, de verdad son los mejores, sin ustedes nada de eso habría sido posible. ¿Porque les hablo como si estuviera despidiéndome? Porque este capítulo, es el GRAN FINAL de esta historia, y de verdad que me ha dado mucha pena escribirlo, pero como bien sabemos, todo tiene un final :(

Infinitas gracias por acompañarme esta aventura, y espero nos volvamos a ver en otra!


Las Crónicas de Narnia no me pertenece, es obra de C.S Lewis. Yo simplemente juego con estos maravillosos personajes.


-Por favor Lucy, debes calmarte –dijo Edmund.

-¿Calmarme? –Lucy estaba molesta- Susan quiere abandonarnos, y a ustedes no les importa nada.

-No es que no nos importe –le discutió Ed.

-Susan debe tomar sus propias decisiones –sentencio Peter- cada vez que estábamos en nuestro mundo, todos ansiábamos volver acá. Susan era la única que se mostraba incrédula. Tal vez es porque nunca le gustó este lugar.

-¿No gustarle? Peter, es Susan de quien estamos hablando. Ama Narnia igual que nosotros.

-¿Entonces porque quiere regresar?

-Porque también ama a nuestros padres. Y tal vez nosotros deberíamos reconsiderar nuestra decisión.

-¿Qué dices, Lu?

-Son nuestros padres –dijo Lucy con lágrimas en los ojos- ¿No nos importa no volver a verlos?

-Les diré lo que pienso –dijo Peter sentándose- nuestros padres ya no están vivos en nuestro mundo, nos guste o no. Si Susan vuelve, ella volverá al pasado, y eso es exactamente lo contrario a lo que hemos aprendido. Debemos avanzar, siempre, no volver atrás solo porque extrañamos algo. Además, apuesto que nuestros padres están en el país de Aslan y algún día volveremos a reunirnos todos.

Lucy y Edmund se mantuvieron en silencio.

-¿Han visto a Susan? –los interrumpió Caspian.

Todos lo observaron.

-No quería interrumpirlos, pero… Necesito hablar con ella, es urgente.

-No sé donde está –dijo Peter.

-Dijo que quería estar sola –dijo Edmund- me ha dicho que necesitaba pensar. Tal vez este en su habitación.

-Gracias –dijo Caspian caminando hacia la escalera.

-Esperemos que tenga suerte –dijo Lucy sonriendo.


Caspian caminó a toda prisa por los pasillos del castillo, en camino a la habitación de Susan. Quería correr, volar si era necesario, con tal de llegar rápida hasta ella, pero no quería parecer desesperado, aunque en realidad, sí que lo estaba.

Toco la puerta tres veces, y espero ansioso alguna respuesta, pero nada sucedió. Volvió a tocar, esta vez con más insistencia, pero tampoco consiguió nada.

-¿Susan? –preguntó- necesito que hablemos. Voy a entrar, ¿de acuerdo?

Espero algunos segundos, y como no obtuvo respuesta, abrió la puerta lentamente y observó la habitación, no había nadie allí.

Suspiró derrotado y cerró la puerta tras él.

Pensó en subir hasta la torre más alta, a observar desde aquel balcón la hermosa vista que había desde allí, quería estar tranquilo, sentir el viento en su rostro, quería desaparecer…

-Ella quiere estar sola, quiere pensar… Pero que tonto.

¿Cómo no se le había ocurrido? Seguramente Susan estaba en aquel lugar al que ambos iba cuando querían estar solo. Su lugar, que compartía solo con ella.

Subió la escalera corriendo, desesperado por no perder ni un minuto más.

-Susan –dijo cuando abrió la puerta.

Y la decepción le llegó de golpe. Allí no había nadie.

Suspiró nuevamente, intentando recobrar el aliento y tratando de pensar en donde más podría estar ella.

Se acercó al balcón y observó el cielo. El atardecer estaba por llegar, solo era cuestión de minutos.

Sintió el frío viento acariciarle el rostro y cerró los ojos para relajarse y poder pensar mejor. Cuando abrió los ojos, la vio.

De pie, caminando tranquilamente. Desde esa distancia, no podía verle el rostro, por lo que no pudo saber como estaba, o si le sucedía algo. Pero no importo, por lo menos ahora sabía dónde estaba. La observó bien, para saber con exactitud dónde estaba y que no se movería de ahí. Y lo vio, aquello que le destrozo el corazón. Susan estaba con Aslan, estaban conversando…

Ya era demasiado tarde.


Faltaban solo segundos para que el sol se escondiera por completo, y el pueblo narniano y telmarino, estaba reunido en la plaza central. Había gran expectación e intriga por lo que iba a suceder, ya que ellos aún no sabían nada, solo se les había informado de que habría un gran anuncio importante, que nadie debía perderse, ya que influía en lo que pasaría a futuro en Narnia.

-Agradezco la presencia y el interés de todos –Caspian comenzó el discurso-esta noche, quiero que sea recordada eternamente, en las mentes de cada uno de los aquí presentes. Los reyes de antaño, los salvadores de Narnia en más de una ocasión, y bien sabemos todos que sin ellos, Narnia no sería nada de lo que es ahora. También sabemos, que ellos pertenecen a otro mundo, y muchas veces han tenido que volver a este, dejando a Narnia completamente desolada con su ausencia –las voces apenadas de los allí presentes se hicieron escuchar- sin embargo, esta vez será diferente. El gran león, Aslan, les ha dado la oportunidad de elegir. Podrán quedarse a vivir en Narnia y gobernar, para siempre –todos comenzaron a gritar- o pueden volver a su mundo, y olvidar a Narnia para siempre.

EL silencio se hizo presente.

Caspian hizo una reverencia ante Aslan, a lo que el gran león asintió con una leve sonrisa.

-Rey Peter, el Magnifico –dijo Aslan.

Peter se acercó a él, e hizo una reverencia.

-¿Cuál será tu decisión?

-Me quedo en Narnia para siempre –contestó Peter, seguro de su respuesta.

Todos gritaron emocionados.

-Que así sea –dijo Aslan haciendo una reverencia.

Peter imitó la reverencia de Aslan, y luego se puso de pie junto a Caspian, quien le dio la mano y lo abrazó, a modo de bienvenida.

-Rey Edmund, el Justo –dijo Aslan.

Edmund se acercó e hizo una reverencia.

-¿Cuál será tu decisión?

Edmund lo pensó durante algunos segundos.

-Me quedo en Narnia –dijo sonriendo.

La gente comenzó a celebrar.

-Que así sea –dijo Aslan, haciendo una reverencia.

Edmund lo imitó, y luego se paró junto a su hermano mayor.

-Reina Lucy, la valiente.

-¿Cuál será….

-Por supuesto que me quedo –dijo Lucy sonriendo.

Aslan sonrió.

-Que así sea –dijo.

Lucy hizo una reverencia, al igual que Aslan, y luego se fue a abrazar a sus hermanos.

-¿Y la reina Susan? –gritó un narniano.

El silencio los rodeó por completo.

Aslan observó a los hermanos Pevensie, luego a Caspian. Vio la tristeza y el dolor en los ojos de cada uno de ellos.

-¡Larga vida a los reyes de Narnia! –dijo Aslan.

Todos comenzaron a gritar lo mismo.

-Los invito a todos al hermoso jardín del castillo, haremos una celebración en honor a los reyes de antaño y su estadía para siempre en Narnia –dijo Caspian sonriendo.

Una vez que toda la gente se fue a la celebración, los hermanos Pevensie, Caspian y Aslan, se miraron en silencio.

-Deberíamos ir –dijo Caspian.

Todos asintieron y comenzaron a caminar.

Todos sabían lo que había pasado con la Reina Susan, sin embargo, ninguno se atrevió a decir nada.


-Artur –dijo Peter acercándose.

-Rey Peter –dijo Artur sonriendo- que honor.

-Por favor, nada de formalidades, solo Peter.

Artur sonrió.

-Necesito hacerles una petición, a usted y a toda su familia, claro.

-Estamos a su disposición –dijo Artur.

Peter suspiró.

-Quisiera… si usted… Me gustaría que usted me permitiera cortejar a su hija, Isabella.

Todos quedaron sorprendidos.

Isabella se sonrojó.

-¿Disculpe? –preguntó Artur.

-Sé que puede ser algo sorpresivo pero, estoy realmente interesado en ella.

-Vaya… -dijo Artur, observando a su hija- ¿Tu también tienes interés en él?

Isabella asintió.

-Entonces no se hable más del tema –dijo Artur sonriendo- quiero a mi hija sana y salva de todo riesgo.

-Por supuesto señor –dijo Peter.

-Y no quiero ver ni una lágrima en sus ojos, no importa si es por el mismísimo rey de Narnia.

-Jamás pasará.

-De acuerdo –dijo Artur dándole la mano a Peter- de todas formas, me caes bien muchacho.

Peter e Isabella sonrieron emocionados.


-Isidora –dijo Edmund nerviosos.

Isidora lo observó sonríete.

-Dulce dama –dijo Edmund haciendo una reverencia- sería usted tan gentil de bailar conmigo.

-No soy muy buena en el baile –dijo Isidora algo avergonzada- apuesto que hay muchas otras damas mejores que yo en esto.

-Puede ser –dijo Edmund.

Isidora se entristeció.

-Sin embargo, yo tampoco soy el mejor bailarín –dijo Edmund- y definitivamente no hay ninguna dama más bella que usted esta noche.

Isidora sonrió emocionada y tomo la mano que Edmund le ofrecía para ir a bailar.


-Creo que mi hermano se ha enamorado –dijo Lucy observando a Edmund bailar con Isidora.

-Si –dijo Caspian sonriendo- Isidora es una buena chica.

-Si, lo sé –dijo Lucy.

-¿Y qué hay de ti?

Lucy lo observó confundida.

-Vamos, alguien aquí debe llamar tu atención, puedes contármelo.

-Esas cosas no son para mí –dijo Lucy.

Caspian sonrió.

-La verdad es que, todos aquí son mucho más grandes que yo… -dijo Lucy sonriendo.

-Majestad.

Caspian y Lucy voltearon.

-Drinian, ¿Cómo estás? –preguntó Caspian.

-Quisiera presentarle a mi hijo –dijo Drinian.

-¿Tienes un hijo? –preguntó Lucy asombrada.

-Él es James, mi hijo.

El hijo de Drinian hizo una reverencia.

-Es un placer conocerte –dijo Caspian dándole la mano.

-Lo mismo digo –dijo James- es un honor conocerlos, a los dos.

James era un poco más alto que Lucy. Tenía el pelo corto, de color café. Su color de piel era el mismo que el de Drinian, la diferencia estaba en los ojos, James tenía los ojos de un hermoso color verde.

-Mira Lucy –dijo Caspian- James es de tu edad.

Lucy se sonrojo, y observó a Caspian furiosa, lo que provocó la risa de este.

-Deberían ir a bailar –dijo Caspian.

Lucy lo fulminó con la mirada.

-Sería un placer –dijo James, ofreciéndole su mano a Lucy.

Lucy se sonrojó.

-Claro –dijo tomando la mano que le ofrecía.

Caspian sonrió.

-¿Me he perdido de algo? –preguntó Drinian.

-De nada, mi amigo –dijo Caspian- es solo que, el amor llega siempre de maneras muy inesperadas.

Drinian sonrió.

-¿A usted le pasó así, majestad?

La sonrisa se borró del rostro de Caspian.

-Por cierto, ¿Puedes cubrirme un momento?

-¿Sucede algo? –preguntó Drinian preocupado.

-No, solo necesito tomar aire –dijo Caspian- sigue disfrutando.

Caspian caminó hacia el castillo.

Ya era tarde, muy tarde, y estaba cansado. Sin embargo, aun no había tenido tiempo de pensar en Susan, y en todo lo que había pasado con ella.

Suspiró, al intentar imaginarse donde estaba ella, o que estaba haciendo. Seguramente estaba feliz, disfrutando con sus padres, como tanto añoraba. Ya no recordaba a sus hermanos, ni a Narnia, ni a él.

Sería tortura recordarla, extrañarla y saber que ella ya no tenía idea de la existencia de él.

Sin darse cuenta y hundido en sus pensamientos, llego al último escalón de la escalera que tantas veces antes había subido, pero que esta vez, por alguna razón, se le había hecho más costosa.

Cerró los ojos con fuerza, rogando que ella estuviera del otro lado de la puerta, y finalmente suspiró y abrió los ojos, convenciéndose de que aquello no pasaría. Abrió la puerta resignado.

-Vaya, pensé que debería esperar toda la noche para que vinieras.

Levantó la cabeza al escuchar esa voz, y la vio.

De pie, en el balcón. Con un hermoso vestido blanco y el viento jugando con su cabello tiernamente, Se veía sin duda hermosa.

-¿Estoy soñando? –preguntó.

Ella rió en voz baja.

-Deberías comprobarlo –le dijo.

Y él se decidió. Se acercó a ella a paso firme y rápido, la tomo por la cintura para acercarla más a su cuerpo, y la besó. La besó delicadamente, rozo sus labios con los de ella, y disfruto cada segundo de aquel beso, afirmándola de la cintura con una mano, y enredado su cabellos entre los dedos de la otra mano.

Se separaron cuando el aire les hizo falta.

-No quiero despertar –dijo Caspian mientras inhalaba el dulce aroma de su cabello.

Ella volvió a reír.

-¿Qué haces aquí, Susan? ¿Cómo es que no has vuelto a tu mundo aún?

-No volveré –dijo mirándolo a los ojos.

Caspian la observó atento.

-He decido quedarme.

-¿Y tus padres?

-He entendido que de todas formas volveré a verlos algún día. Pero ahora, Narnia me necesita, y mis hermanos también.

-Yo te necesito –le dijo.

-Y yo a ti –dijo Susan besándolo.

-Entonces si te quedas –dijo Caspian sonriendo- debemos contárselo a todos, van a estar felices, igual que yo. Estaremos juntos desde ahora y recuperaremos el tiempo perdido.

-Caspian –lo llamó- antes de todo eso… Estas olvidando algo.

-¿Qué? –preguntó preocupado.

-Debes pedirle permiso a Peter.

Caspian suspiró relajado.

-Sí, bueno, eso debí haberlo hecho hace unos cuantos años atrás, cuando comencé a enamorarme de ti…

Susan lo observó.

-Te amo, Susan Pevensie, jamás deje de hacerlo –dijo Caspian rozando sus labios con los de ella.

-Te amo, Caspian X, jamás podría dejar de hacerlo.

Caspian sonrió feliz, la tomo de la cintura y la acercó a él, la miro a los ojos unos segundos, y luego decidió besarla.

Dejaron de besarse cuando sintieron que la puerta se abrió de golpe.

-¡Caspian! –entró gritando Peter- ¡aleja tus manos de mi hermana!

-¡Peter, por favor! –gritaron Edmund y Lucy a coro.

Fin.