Personajes propiedad de las CLAMP


Las siete de la mañana y recién había sonado el despertador. Tomoyo Daidouji llevaba quince minutos despierta y si no se había levantado era simplemente porque no había motivo para apresurarse. Con un gesto de desgane apagó el artefacto en forma de pastel y se incorporó procurando estirarse y escuchar cómo tronaba cada una de sus articulaciones. Casi enseguida, unos tímidos golpes en su puerta dieron la bienvenida a la mucama.

-Ya está lista el agua para su baño señorita Daidouji.

-Muchas gracias Midori.- le dedicó una sonrisa mientras la mujer hacía una reverencia- ¿Ya despertaron mis padres?

-Así es, ordenaron el desayuno para las 7:30 ¿desea acompañarlos?

-Si, desayunaré con ellos en un rato ¿puedes dejarme el uniforme para después del baño?- se había calzado las pantuflas y se dirigía al baño- después de eso ve a descansar, yo me ocuparé de mi material escolar y pretendo comer en la cafetería de la escuela, no hace falta que me preparen el bento.

-Como diga señorita Daidouji.

-Una cosa más.- se giró bruscamente- Llámame simplemente Tomoyo, por favor.- retomó su camino sin dar tiempo a réplicas o más reverencias.

Diez minutos después estaba de vuelta en su habitación. Miró con cierta nostalgia el uniforme de la preparatoria Seiju, aquel que tan conocido era para su memoria infantil ya que había visto en más de una ocasión en el joven Yukito, Touya y … Nakuru. Un suspiro se escapó de sus labios mientras buscaba la ropa interior en los cajones del closet, sin previo aviso, sus ojos se posaron en el uniforme de su colegio en Inglaterra, recién salido de la tintorería y ya sin uso, para siempre.

Mientras terminaba de abrocharse la blusa blanca de algodón frente al espejo sus ojos se posaron en la cicatriz en su abdomen, un tono aperlado la distinguía del resto de su pálida piel; con las yemas de los dedos trazó su extensión y sonrió. Esa era la única prueba de que todo había pasado en realidad y no sólo en su imaginación, como a veces creía. Aunque su madre había tratado de convencerla de ir con un doctor para hacerla menos visible ella se había negado, era una chispita de magia que la había tocado, y así le gustaba.

Terminaba de colocarse el suéter cuando se asomó por la ventana de su habitación y notó los camiones de mudanza en la casa de enfrente, la mansión había estado deshabitada desde que la antigua dueña había muerto. Aunque en los últimos días había visto el mismo camión una y otra vez yendo y viniendo de una casa a otra, debido a la crisis financiera europea, muchas familias habían tenido que empezar a vivir de una forma más modesta; por suerte aún no era su caso.

Debido a la crisis de varios países europeos, la empresa Daidouji había tenido varios golpes , gracias a la oportuna intervención de sus padres habían salvado la sede en Londres, Nueva York, Tokio e India; sin embargo, habían tenido que cerrar en varios países dejando desempleados. Sus padres aún se veían preocupados y buscaban maneras de posicionar de nuevo la marca en el extranjero para atraer inversionistas, con un éxito limitado; sobraba decir que la tía Margaret hacia lo mismo con sus contactos europeos.

-Matrimonio por compromiso.- susurró de forma distraída mientras se cepillaba el largo cabello de forma mecánica. Últimamente ese pensamiento le venía con más fuerza al recordar la charla que había tenido con su madre hacía unos días –Al menos, espero que sea alguien interesante.- se dijo al pensar seriamente en el compromiso, recordaba a Mei Lin y Shaoran, comprometidos antes de ni siquiera entenderlo, siendo de la misma sangre y todo, para asegurar la sucesión de la familia.

Cuando entró al comedor se encontró a sus padres enfrascados en acaloradas charlas por teléfono y con la mesa llena de papeles que por lo poco que entendía eran cartas de traslado para algunos trabajadores hacia otras sedes u otras empresas menores de la familia, así como un telegrama que llamó de inmediato su atención, y después de una rápida leída trató de disimular.

-Buenos días madre, padre.- les dijo antes de tomar asiento frente a sus panqueques con fresas y su vaso de jugo de naranja.

Al ver a su hija, ambos se disculparon y se apresuraron a cortar la comunicación mientras se sentaban con ella a la mesa.

-¿Ya lista para una semana más?- dijo el padre con una sonrisa y sin darle oportunidad de contestar- Llamó tu tía Margaret, dijo que quiere que su bebe nazca en Japón ¿te gustará la idea de tenerla unos meses aquí cuando su estado avance un poco más?

-Será genial.- dijo la amatista sonriendo mientras apresuraba el desayuno, ya sabía qué se avecinaba al ver a su madre escribir en el celular de forma rápida e intentando disimular.

-No podré llevarte a la escuela hoy, tus guardaespaldas…

-Puedo caminar, como lo he hecho este último mes.- dijo lo más cortés que pudo al sentir la furia que se apoderaba de nuevo en su interior.

-Tomoyo es peligroso, eres la heredera de…

-De las empresas Daidouji, lo sé, esta casa se encarga de recordármelo cada segundo de mi vida. Pero allá afuera no voy con un letrero presumiéndolo, a no ser que salga en la camioneta rodeada por cinco mujeres que cargan un arma y conocen cinco tipos de artes marciales.- dijo retando a su madre con los ojos.

-Pues entonces deberías estar consiente de tu importancia en esta familia.

-¿En esta familia? ¿O para la compañía mamá? Porque para esta familia creo que estoy en segundo término.

-Tomoyo…-intervino el padre.

-No.- se puso de pie- Nunca he protestado, reclamado ni dicho nada que cuestione sus métodos de crianza, tampoco me enfade al saber que corrieron a salvar la empresa mientras yo estuve en coma en Inglaterra…

-Tomoyo, tu tía Margaret estuvo al pendiente de ti y yo llamaba…

-La tía Margaret no es mi madre, tu sí.- le dijo la amatista sin gritar, mirándola fijamente.- Pero está bien, intenté entender que el trabajo de miles de personas estaba en juego, sus familias, sus enfermos y todo eso. Entiendo que es una responsabilidad que ustedes tienen con ellos, pero quisiera, que así como yo intento entenderlos ustedes hicieran eso por mí.

-Cielo, claro que te entendemos y te hemos pedido perdón por no estar allí mientras estabas en cama, pero como tú lo has dicho teníamos una responsabilidad con nuestros trabajadores, incluso el viaje que tu madre y yo hicimos para reconciliarnos se canceló y ambos volamos a diferentes países a intentar frenar la crisis.

-¿Y entonces porque quieren comprometerme precisamente con él?- les dijo de forma acusadora sacando el telegrama que le había llamado la atención al entrar a la habitación.- Si madre, entiendo bastante de francés como para saber que estas pactando un encuentro entre el hijo de tu socia Lusille y yo.

-Tomoyo, habías estado de acuerdo en conocer a algunas personas y pactar un compromiso, si ninguno te convence… bueno podríamos buscar otras posibilidades…

-Y tengo que hacerlo precisamente con Renald ¿no es así?

-Ok Tomoyo, si tanto insistes te lo dire- Sonomi se había puesto de pie mientras su esposo negaba con la cabeza frustrado de que las cosas hubieran llegado a ese extremo- la empresa está pasando por graves problemas debido a la crisis europea. Actualmente estamos intentando jalar inversionistas para reabrir de nuevo una de las que tuvimos que cerrar y para eso necesitamos capital. El hijo de Lusille es heredero de una gran fortuna que sólo logrará tocar al contraer matrimonio, mi amiga está buscando una buena chica que esté a la altura de su hijo, y ambas creemos que harían una pareja hermosa, ella está dispuesta a pasar por alto tu pequeño desliz en Inglaterra, y me ayudaría bastante que no lo mencionaras frente al joven Renald.

-Sabes que Renald es el chico más despreciable que conozco, es un engreído, recordaras tan bien como yo el incidente donde lo abofeteé por insultar a mi nana cuando sólo teníamos ocho años.

-La gente cambia Tomoyo, y créeme que no te obligaría a nada si la empresa no estuviera en estas condiciones, sólo dale una oportunidad y conócelo, aún no hay nada decidido.

-Y de pronto esa responsabilidad que tienen con los trabajadores se pasa a mí, sin que pueda objetar nada ¿no es cierto? – dijo Tomoyo de forma triste y poniéndose de pie- al final soy como todas las herederas, una moneda de cambio; estamos de vuelta en la época medieval.

-Hija, no eres una moneda de cambio, si no quieres…

-¡Tarou! No la concientas.- le recriminó Sonomi- ella también tiene una responsabilidad con esa gente y es momento que empiece a velar por la empresa como yo lo he hecho todos estos años.

-Descuida mamá, lo haré; y si me permiten ya es tarde para la escuela.- se puso de pie tomando su mochila.

-Te llevare en el auto hija.- se ofreció su padre.

-No es necesario, tengo dos pies que quiero usar a menos que también para ellos tengan planes que yo aún no conozca.- dijo saliendo de forma apresurada.

-Últimamente tu hija tiene un temperamento…-dijo la pelirroja molesta.

-Reconoce que no hemos actuado con mucho tacto, y menos para tratar con una adolescente que ahora tiene ambos padres para pelear. Es una transición complicada, es mejor que le demos su espacio, no uses al hijo de Lusille hasta que no sea necesario, aún tengo algunos ases bajo la manga.

-Pero Tarou… todas esas personas…

-No las estamos dejando indefensas, estamos trabajando en ellos, hemos recortado sueldos en los altos mandos y sacrificamos ganancias, después de todo, ella tiene razón, no es una moneda de cambio. Yo no sabía que ese chico era despreciado por nuestra hija, si no jamás lo hubiera contemplado.

-El principal problema, y ambos lo sabemos, es que él no es Eriol Hiraguizawa.- dijo la mujer mirándolo de forma sagaz- y ambos sabemos que hay un secreto entre Margaret y Tomoyo del cual no somos partícipes, nunca supimos nada, no hemos visto llorar a nuestra niña y eso, no es ni sano ni normal.

-Nuestra hija no confía en nosotros, no tiene nada de extraño después de como la hemos descuidado, y espero que esto se solucione pronto, porque al menos yo, quiero acercarme a ella antes de que se vuelva una extraña.

-Tienes razón, es sólo que siempre me ha parecido tan adulta, tan madura, nunca la he visto como una niña que llora cuando algo no le sale bien o necesita de alguien para salir adelante.

-Pero no es un adulto Sonomi, es Tomoyo- la mujer asintió mientras se dejaba estrechar entre los brazos de su esposo.

-Llamaré a Lucille.


Cuando Tomoyo llegó a la escuela, tuvo que correr para alcanzar a la profesora Kimura y así no llegar con retardo, esta le pidió adelantarse con su bolso y unos libros mientras iba a la dirección por una nueva lista y algunos rollos de papel para la clase de inglés de ese día.

Sakura se apresuró a ayudar a su amiga al verla entrar.

-Creí que algo malo habría pasado, no es propio de ti llegar tarde.- le dijo la ojiverde cuando estuvieron de vuelta en sus asientos.

-Tuve una discusión con mis padres- le dijo con una sonrisa tímida. Quieren comprometerme con el hijo de una amiga de mi madre para obtener un inversionista.

-¿Tan mala es la situación de la empresa?- preguntó preocupada la card captor.

-No entiendo mucho de números, pero sí, por lo poco que he escuchado… es peligrosa para muchas personas que han perdido o están a punto de perder su empleo.

-Un matrimonio para afianzar poder- Shaoran se estiró desde la fila a la izquierda de Sakura y pegó un poco su silla a la de su prometida y bajó la voz- ese tipo de matrimonios son muy comunes entre los principales herederos, sobre todo entre los varones, como Daido… Tomoyo es hija única en sus hombros recae la responsabilidad de heredar la empresa. Como no tiene conocimientos de administración o economía y sus aptitudes están más del lado artístico resulta evidente el pánico por la falta de un sucesor.

-No me molestaría estudiar esas materias si me lo hubieran pedido, pero como siempre su solución es una donde pareciera que yo no tengo la fuerza de hacerlo. Mi madre llevó de forma excelente las finanzas de la sede de Tokio por años, pero jamás me hizo partícipe de su manera de administrarla, y ahora, me dice que quiere que "conozca mejor a Renald".

-¿No es el chico al que abofeteaste?- preguntó la castaña.

-Ese mismo.- hizo un gesto teatral sobre la silla.

-Llamaré a los abogados de la familia para saber la situación de tu empresa, si gustas puedo ayudarte con eso, aunque los Li manejan principalmente bancos y hoteles, una compañía de juguetes no debe ser muy diferente, puedo intentar mostrarte algunas cosas, quizás haya otra solución.

-Muchas gracias Shaoran.- le dijo de forma dulce aunque muy poco convencida de que su amigo pudiera ayudarla.

La profesora Kimura entró al salón y después de saludar le pidió ayuda a los alumnos de enfrente para pegar papeles blancos en las paredes.

-Ahora iniciaremos la clase de inglés, quiero que si no entienden una palabra mientras leemos se pongan de pie y la escriban en el pliego que les quede más cerca, las revisaremos cuando terminemos la primera lectura y luego volveremos a leer ¿de acuerdo? ¿Todos traen su ejemplar de Alicia en el país de las maravillas?

Tomoyo tuvo sentimientos encontrados al abrir su mochila, por un lado le agradeció a Midori internamente por haber acomodado sus materiales aunque ella le hubiera dicho que no era necesario, pero por otro lado, le dio un vuelco el corazón al ver ese libro que hacía muchos ayeres le había regalado la reencarnación del mago Clow.

-Kinomoto lee el primer párrafo, luego que continúe tu compañera Daidouji.- dijo la maestra mientras Sakura se ponía de pie y leía con la cara completamente roja hasta pasarle el turno a Tomoyo.

-There was nothing so very remarkable in that; nor did Alice think it so very much out of the way to hear the Rabbit say to itself, 'Oh dear! Oh dear! I shall be late!'*- la amatista se interrumpió al escuchar la puerta abrirse y al igual que todos, giró su cabeza hacia la persona que había entrado.

-Lo lamento mucho profesora, temo que no recuerdo tan bien Tomoeda como creía.- se disculpó un joven con marcado acento inglés.

-Eriol Hiraguizawa ¿no es así?- dijo la mujer mientras consultaba su lista- me informaron que hoy te integrarías al grupo.

-Así es, lamento la demora, no es propio de mí llegar tarde y menos poner excusas miss Kimura.- dijo con una reverencia.

-De acuerdo, lo pasaré por alto esta vez. Jóvenes, este es Eriol Hiraguizawa quien se unirá a nuestra clase a partir de hoy, viene desde Inglaterra ¿puedes hablarnos un poco de ti?- dijo haciéndose a un lado y ofreciéndole al chico el plumón para que escribiera en el pizarrón su nombre.

-Mi nombre es Eriol y nací en Inglaterra, es mi segunda vez en esta hermosa ciudad, veo algunas caras conocidas, me alegra volver a verlos, para quienes no me conozcan estudie aquí el quinto año de mi educación primaria en la escuela de aquí a lado. Mi comida favorita es el pay de limón, me gustan los deportes y los libros, vivo con mi prima Nakuru y nuestro gato Spinel. Espero que nos llevemos muy bien.- dijo mientras le dedicaba una sonrisa a Sakura que trataba de llamar su atención con un tímido saludo.

-Bienvenido joven Hiraguizawa, siéntese detrás de la señorita Kinomoto, que al parecer lo reconoce.

Eriol se abrió paso entre los saludos que le dedicaban algunos conocidos y no pudo rehusarse al estrechón de manos que un Yamazaki, más alto de lo que recordaba, le ofrecía.

-¿De quién es el listón que cuelga de tu mochila?- preguntó Chiharu curiosa al notar el adorno- ¿dejaste a tu novia en Inglaterra?

Tomoyo procuró hacer caso omiso de ese comentario, y desde que había reconocido al joven se había sentado con la mirada fija en la banca luchando con sus ganas de huir y procurando controlar el terror naciente en su interior. ¿Qué hacía él allí?

-Nada de eso Chiharu, es sólo un recuerdo.

-Esperen al receso para platicar por favor, estamos en la hora de lectura.

-Lo siento profesora, es mi culpa.- logró tomar asiento tras la castaña- ¿qué estamos leyendo?

-Alicia en el país de las maravillas, la señorita Daidouji estaba narrando cómo aparece el conejo blanco cuando usted llegó.

-¿El conejo blanco? Siempre me he considerado más como el gato de Chesire pero por hoy, creo que el conejo está bien.

-Daidouji comparta el material con su compañero nuevo por favor.

-No es necesario, conozco ese relato de memoria. Además no creo que mi pronunciación sea en estos momentos una prioridad, preferiría que la señorita Daidouji prosiga leyendo, si no le importa.

Y así se zanjó el tema. Tomoyo volvió a ponerse de pie y retomó la lectura hasta que Yamazaki la relevó y al término del capítulo había una gran variedad de palabras que aprender.

Durante el receso, la preparatoria se aglomeró en torno Eriol, quien se alegró de ver a casi toda su clase de primaria, quienes al oír las noticias de su regreso habían salido de sus diferentes aulas para verlo, era una verdadera noticia que tanto él como el joven Li hubieran regresado.

-Quizás eso signifique que Tomoeda se pondrá divertida otra vez ¿no lo creen?- les dijo con su habitual sonrisa.

Tomoyo estaba separada de la multitud, recargada en un árbol y pensando en la pelea de esa mañana, se sentía avergonzada de su "berrinche"; sin embargo, no cambiaba en nada su pensar y sentir sobre la resolución de sus padres.

-Sakura dijo que te dolía la cabeza y estabas en el salón.- le dijo Shaoran dándole una soda mientras se sentaba a su lado.

-Me has atrapado en medio de una mentira.- le aceptó la bebida y volvió a perder su mirada en el patio de juegos de la primaria.

-¿Es por Eriol?

-No, es decir, yo no puedo prohibirle a donde ir o no. Si está aquí debe tener sus razones, más cuando Sakura está a punto de ser nombrada heredera de los Li. ¿no es así?

-Los tratos con los ancianos del clan nunca han sido amistosos y mucho menos fáciles. Sin embargo, Sakura se impuso en la última reunión, mostró todo su poder y cuando supieron lo ocurrido en Inglaterra, no les quedó más remedio que aceptar no sólo nuestro matrimonio, sino también su próximo lugar a mi lado, como la líder del clan. Pero aun así, los tratos no son amables, ni con ella ni conmigo, por eso decidimos estar aquí todo lo que podamos antes de que la obligue a alejarse de su país para estar conmigo.

-Yo no creo que sea una obligación, ella te ama y le encantará estar contigo. Además según me dijo le han encontrado una plaza a su padre en la Universidad de humanidades de Hong Kong, y su hermano y el joven Tsukishiro estudiarán una maestría en la misma institución, realmente no la estas separando de su familia, la estas uniendo con la tuya.

-Y sabes que tú eres bienvenida también. Eres como una hermana para ella y para mí.

-Te lo agradezco, pero… justo ahora no sé qué pasará conmigo en un futuro.- le dijo con la voz entrecortada.

-En la familia Li la mayoría de los matrimonios son arreglados, pensar en un matrimonio por amor es casi como creer en un cuento de hadas. Cuando era niño, era una idea aceptada como algo natural en mis funciones del líder, pero quizás era demasiado pequeño para entender demasiadas cosas, una de las principales es que era mi prima, y por lo tanto mi cariño por ella era diferente a lo que una pareja siente por otra. El problema de un matrimonio arreglado aparece cuando ya tienes a una persona o has estado enamorado, porque ya sabes que es como obligarte a sentir algo por alguien.

-Es un poco diferente Shaoran, Sakura te correspondía aunque ni ella misma lo supiera. Si yo me caso no afectaré a nadie y en cambio, salvaré a la empresa de mi familia. Pero no dejo de pensar en todos mis sueños, en que toda mi vida será decidida por mis padres y que yo misma les di las armas para hacerlo al tratar de ser siempre la hija perfecta.

-Ser heredero no es fácil. Siempre hay un destino en tus hombros que ni siquiera comprendes, como si fuera algo tan ajeno a ti y a la vez tan cercano. Quizás por eso estoy agradecido de que la familia de Sakura estará allí, porque para ellos soy Li Shaoran, un chico normal, y no el heredero al que todos tratan como un rey. También comprendo la situación tan tensa con tu madre, al igual que la mía intenta ser el pilar de una corporación plagada de hombres, intenta dejar a un lado los sentimentalismos y actuar de manera racional, sin percatarse de la forma en que nos repercute como hijos.

-Se a lo que te refieres, mi madre… a veces creo que no se da cuenta que trata con una persona y no con un cliente. Prometo encontrar la manera de fugarme con ustedes a Hong Kong si me prometes que nadie hará reverencias en cuanto entre a una habitación, ni mandaran a la guardia nacional a seguirme cuando salga a dar un paseo.

-No puedo prometerte nada porque aún no sé cómo hacerlo conmigo mismo, pero buscaré la manera.

-Es un trato joven Li. Y que quede establecido como el primer trato entre las compañías Daidouji y Li.- dijo la amatista imitando el tono y los gestos de su madre mientras el castaño le daba la mano para cerrar el trato.


Tomoyo iba caminando hacia su casa imaginando como sería su recibimiento. Esperaba con todo el corazón que sus padres no estuvieran. Ni siquiera había tenido ánimos de quedarse a su taller de canto. Estaba por llegar a su casa cuando se giró a ver la casa frente a la suya, preguntándose quien se había mudado, fue entonces cuando vio a Eriol aparecer detrás de ella.

-¿Me seguiste?

-No, vivo aquí.- dijo señalando la casa y sonriendo.

-Tendría que haberlo sospechado, muy propio de ti, nos vemos.- dijo dispuesta a irse.

-Espera, te juro que yo no lo sabía. Nunca supe donde vivías aquí en Tomoeda. Lo supe hasta esta mañana cuando te vi salir de casa.

-No me tienes que dar explicaciones, está bien. Estamos en paz ¿recuerdas?

-Lo sé… yo… bueno… ¿quieres tomar un té? A Spinel y a Nakuru les dará gusto verte y…

-Mejor no, otro día quizás.- dijo amablemente mientras se disponía a cruzar la calle.

-Espera.- Eriol la sujetó del brazo- Tu madre y tu padre tienen visitas, quizás no te apetezca entrar.

Tomoyo lo miró confundida, no tanto por cómo sabía quién estaba en su casa, sino por verlo así, no era propio de su comportamiento.

-Lusille y Renald.- dijo sin pensar- están en casa.

-Sí, tu madre no tuvo nada que ver, ellos decidieron venir por su cuenta.

La amatista asintió y se dejó llevar dentro de la casa de Eriol. No bien había terminado de cerrar la puerta cuando Spinel apareció frente a ella intentando contenerse.

-Hola Spinel ¿me echaste de menos?- dijo acariciándole la cabeza.

-Mucho. Contestó el pequeño ser posándose en su hombro.

-Prepararé el té, muéstrale la casa. Nakuru tardará un poco más en llegar.

Mientras Tomoyo veía a Eriol servir el té frente a ella en una sala improvisada se preguntó sinceramente qué hacía allí y qué sentía.

-¿Cómo has estado Tomoyo? Es decir, con la crisis de tu familia y eso.- dijo nervioso, nada típico de él.

-¿Sabes lo de mi familia? Bien, estoy bien.- le dio un sorbo a su te.

-Te preguntarás que hago aquí. Quizás debí avisarte antes…

-Estás en tu derecho, aunque me sorprendió verte en clase.- contestó lo más serena que pudo, y sin ningún recato contempló el rostro del que fuera su primer amor y su primer sufrimiento.

-La mansión quedo destruida, vendí el terreno.

-Me imagino que era lo mejor, después de todo vivías con Kaho… perdón no debí preguntar, no es de mi incumbencia. Es decir, si tú eres feliz.- la chica no paraba de observarlo, desde su despedida de Inglaterra se había convencido de no volverlo a ver y ahora, con el compromiso a cuestas, sus sentimientos a flor de piel y la discusión con sus padres intentaba encontrarle un lugar en sus pensamientos ¿Aún sentía algo por él?

-Vivía con ella, pero te extrañaba a ti.

-No empieces con lo mismo, por favor.- dijo haciendo además de levantarse.

-Perdón no quería que sonara así. Es decir Kaho solo era… bueno intentaba que fuera mi amiga, me bastaron un par de días de vivir en la antigua rutina para darme cuenta que las cosas cambiaron entre nosotros, es un poco gracioso cómo uno cree que las cosas volverán a ser igual que donde se dejaron, como si el tiempo no hubiera obrado en nosotros, nuestros sentimientos, nuestra vida. Incluso antes de terminar el colegio yo tenía mi propio apartamento. Me gustaría que intentáramos ser amigos, no desde donde lo dejamos, sino serlo en serio.

-¿Por qué?- preguntó más a si misma que a él, ser amigos había dejado de ser una posibilidad hacía mucho tiempo.

-Porque estoy cansado de esperar que mi vida se resuelva sola. He cometido muchos errores pero no quiero arrepentirme de no haberte evitado un sufrimiento más. No voy a dejar que te cases con Renald.

-¿Cómo sabes eso? ¿Me estas espiando?- le dijo alzando una ceja.

-Escucha, él no es una buena persona.

-En eso estoy de acuerdo Eriol, pero tampoco es que tenga muchas salidas, mi madre necesita un nexo con Lusille para que la empresa no se vaya a la banca rota

-Tomoyo, tu eres libre de elegir, no dejes que tus padres decidan eso por ti. Tú siempre solías decirme que no tuviera miedo de ser yo, tú tampoco temas.

-Gracias por el sabio consejo, pero no puedo fingir que no pasa nada cuando sé que muchas familias se quedan sin trabajo y la salvación está en mis hombros. Debo casarme con Renald quiera o no, quizás no es tan mala persona ahora que ha madurado.

-Las personas no cambian Tomoyo.

-¿Entonces tu tampoco lo has hecho?- le dijo posando su barbilla sobre las palmas y dejándolo helado con su mirada ¿cuándo había dejado de ser aquella niña que encontró en Inglaterra?- Cada quien habla por cómo le va en la vida, decir que él no puede cambiar sería como negar que Li dejó de ser aquél chico de mirada hosca que sólo perseguía las cartas, o que tú no aprendiste del último episodio de magia que se llevó una parte de mí.

-No me refería a eso… es que él… no creo que sea sensato que te cases con él, es todo.

-Sensato… correcto, oportuno. No, no creo que sea ninguno de esos adjetivos, pero es lo que haré si con eso puedo solucionar en algo… bueno todo este lio.- la amatista se puso de pie dispuesta a irse cuando el ojiazul la tomo del brazo para impedírselo, inmediatamente la soltó al darse cuenta de su rudeza.

-Lo lamento, no era mi intención lastimarte. Es sólo que no vine desde tan lejos para perderte cuando aún no intento recuperarte. Las cosas no han resultado como las imaginé, me di cuenta de la falta que me haces en cuanto te dije adiós, pero mi orgullo e inmadurez no me dejaron verlo. No era una charla que quería tuviéramos por teléfono, además de que no estaba convencido de que quisieras aceptarme la llamada. Dame la oportunidad de ser tu amigo, de intentar…

-Ya no sigas Eriol- la amatista le puso los dedos en los labios- ya me perdiste. Debo aceptar que esta mañana cuando te vi mi corazón se aceleró, pero fue sólo por la vergüenza del pasado que tenemos en común, de todas las cosas locas que hice en el nombre del amor y que creía firmemente en el poder del mismo. La que vez ante ti ya no es esa Tomoyo, por más que intento recordar cómo me sentía estando contigo no puedo, vienen a mi cabeza las cosas malas en vez de las mariposas que solían maravillarme, creo que madure o simplemente tú mismo te encargaste de matar ese sentimiento. No creo que encajemos siendo amigos, nunca tuvimos muchas cosas en común cuando éramos niños, te agradezco haber venido a decírmelo, pero la respuesta es no. Nos vemos en clase Eriol, hasta luego Spinel, saluden a Nakuru de mi parte.- la chica tomó sus cosas y salió de la mansión dejando a un Eriol boquiabierto y a un Spinel interesado.

-Creo que la perdió amo Eriol.- dijo la bestia mientras miraba a Eriol cambiar su semblante por una sonrisa.

-Te lo dije cuando abandonamos Londres, no voy a aceptar un no por respuesta, y si debo hacer que se enamore de nuevo de mi, lo haré.

Tomoyo seguía sumida en sus pensamientos cuando la señora Midori tocó la puerta por segunda vez en el día para avisarle de la cena que se llevaría a cabo esa noche.

-Mi cena de compromiso- pensó ella obligándose a ponerse de pie y empezar a arreglarse para el momento que tanto temía y que, para sorpresa de Midori, no le sorprendía.


Tomoyo bajó sin ánimos en un vestido de seda rojo y tacones negros. Se había limitado a hacerse una cola alta de caballo y ponerse un poco de brillo. No le sorprendió ver a su familia en la mesa junto con una mujer alta, de ojos azules y cabello castaño claro: Lusille; acompañada de un chico no mayor que Tomoyo con rasgos parecidos a su madre.

-Buenas noches.- dijo la amatista mirando a todos los reunidos y notando particularmente la mirada de Renald en ella.

-Nos alegra verte mejor Tomoyo- comenzó la mujer con acento francés- nos dijeron que estabas indispuesta.

-Lamento mi descortesía, pero creo que me resfrié. Sin embargo ya me encuentro mejor.- dijo tomando asiento de frente al chico mientras el timbre hacía que Midori, quien estaba a cargo de servir la mesa, se apresurara a la puerta.

-No te disculpes, todos estamos expuestos a enfermarnos.

-Buenas noches.- Eriol apareció detrás de Midori saludando con una reverencia y haciendo que Tomoyo perdiera la compostura por unos momentos.

-¿Qué haces aquí?- dijo ella sin dar crédito a la intromisión del mago.

-Me tome el atrevimiento de invitarlo Tomoyo- Tarou se levantó de la mesa y fue a estrechar la mano de Eriol y de Nakuru que estaba detrás de él seguido por Sakura y Shaoran- tomen asiento por favor.

-Creo que no hemos sido presentados, al menos no con todos- comenzó Lucille con un deje de ironía en la voz mientras miraba a la pareja de castaños sentarse a la izquierda de Tomoyo.

-Madame Lucille, Renald.- saludó Eriol- quiero presentarles a mi pariente Li Shaoran y su prometida Sakura Kinomoto, y mi prima Nakuru que, como ya saben, es la albacea de mi fortuna.

La mujer hizo un signo de asentimiento con la cabeza y les señaló la mesa, mientras su hijo miraba con furia a Eriol, que le respondía con una sonrisa.

-Lo que quisiera saber, es qué haces aquí Eriol- dijo Renald con un acento muy marcado, aún más acentuado debido a la furia que sentía por sus venas.

-Bueno querido Renald, ambos sabemos que yo no creo en las coincidencias sino en lo inevitable, y es precisamente esas series de circunstancias las que nos hacen estar aquí, compartiendo mesa.

-Siempre con tus acertijos ¿no es así? Habla claro ¿qué quieres con la familia Daidouji? Con mi Tomoyo.

-Temo que Tomoyo no es tuya, es una chica con la capacidad de forjar y reconstruir día con día su destino, en cuanto a la familia Daidouji, es mejor que comamos antes de hablar de negocios.

-¿De qué negocios hablas?- intervino la madre.

-D-disculpen, ¿qué les parece si comemos para calmarnos un poco? No queremos que se enfríe ¿no es así?- Tarou miraba con nerviosismo la acalorada plática que se había formado

Tras un largo silencio la cena fue servida, por más que Tarou intentaba calmar el ambiente eran muy notorias las miradas que Renald mandaba a Eriol, Shaoran y Sakura. Esta última se preguntaba si sabía que ella era diferente, si podía ver la magia de sus cartas a través de ella, y aunque sonara tonto, estaba segura que había algo de eso, era como si la estudiara.

Cuando los platos del postre fueron retirados la conversación fue presidida por madame Lusille.

-Siento que hayamos llegado sin avisar, pero este asunto no podía tratarse por teléfono o fax, además creo conveniente que mi hijo asista al mismo colegio que tu hija para crear un lazo más fuerte ¿no lo crees Sonomi?

-Bueno Lusille… Tomoyo aún no ha decidido nada y…

-Pero si no tiene nada que decidir, mi hijo es un adonis, con buena posición y una gran fortuna ¿Qué otra cosa esperaría una chica de alta sociedad como Tomoyo?

-Lusille, yo no sabía que nuestros hijos habían tenido sus diferencias, Tomoyo me comentó esta mañana sobre ellas y…

-Oh no, esas son cosas de niños. Yo misma solía molestar a mi esposo cuando éramos unos infantes, y sin embargo, vivimos un matrimonio feliz. ¿Verdad que has madurado Renald? ¿Verdad que no has dejado de pensar en Tomoyo? Seguro a ti te pasara lo mismo querida, he notado como ves a mi hijo.- le dijo la mujer a la amatista que sonrió por amabilidad mientras apretaba el mantel en un puño de manera sutil para evitar decir algo que pudiera ofender.

-Creo que los chicos primero deberían convivir Lusille, es decir, que se conozcan. No quiero que mi hija se case con alguien sin estar segura, sin sentir algo.

-Pero si eso se arregla fácil, a esa edad te enamoras y desenamoras con la misma facilidad que te cambias de peinado. Bastará de unos minutos a solas con mi hijo para que el amor nazca entre ellos ¿no es así Renald? Además podríamos invertir cuanto antes en la sede de Francia, así estarían más tranquilos ¿no creen? Es un acuerdo que beneficiará a ambas familias.

-Si no es indiscreción madame Lusille- Eriol miraba despreocupado a Tomoyo que había bajado la cabeza y seguía apretando el mantel- Con todo esto es más que comprensible que los Daidouji ganarían con esta unión matrimonial ¿pero ustedes que ganarían?

-Conseguirme una esposa a mi altura, hacer verdad mi amor infantil- dijo el francés sonriendo descaradamente a una confundida Tomoyo.

-Que interesante, la última vez que coincidimos pensé que te gustaban un poco mayores.

-Lo mismo que a ti Eriol, y parece ser que ambos hemos cambiado en ese aspecto.- sonrió al ver que el ceño del inglés se arrugaba.- Dale mis saludos a la profesora Mizuki.

-Lo que me gustaría saber, es porque este joven y sus amigos están presentes para cenar- agregó Lusille- es decir, creí que sería una cena de negocios.

-Bueno yo me tomé la libertad de invitar a Eriol, pero desconozco el porqué de la asistencia de sus amigos- se excusó Tarou.

-Nosotros también venimos por negocios- Aseveró el ojiazul recobrando su buen semblante y su confianza al hablar- Digamos que me aburrí de vivir en Inglaterra y vine a pasar un tiempo entre mis queridos amigos, donde se contempla Tomoyo, que al parecer es la manzana de la discordia en esta mesa. Me estoy haciendo viejo y mis abogados no dejan de acosar a Nakuru sobre cómo debo invertir mi fortuna. El hotel que recién abrí en Londres sólo fue para callarlos un tiempo, pero me gusta mantener las cosas interesantes, si lo que la compañía Daidouji necesita es un inversionista, mi prima y yo estamos dispuestos a correr el riesgo.

La cara de Sonomi y Tarou recobraron un poco de color mientras la de Lusille se tintaba de rojo.

-Y crees que tu fortuna es bastante amplia como para financiar un proyecto así.

-No del todo, es por eso que mi pariente Li Shaoran, cuya familia posee el primer banco de todo Hong Kong se ha propuesto unirse al trato.

-Hoy hablé con mi familia, quieren abrir una sede de la juguetería Daidouji en Hong Kong. La isla posee buenas relaciones con toda China y con Inglaterra, por lo cual los tratos no representarán problema. Poseo un pequeño capital que me han adelantado como regalo de bodas, y he decidido invertirlo en la compañía

-Shaoran… pero...- Tomoyo no daba crédito a lo que escuchaba- no puedo permitir que hagas tal sacrificio yo...

-Te he dicho que eres como una hermana para mí, y los herederos debemos ayudarnos unos a otros, he estudiado la situación de tu empresa y tiene posibilidades muy positivas, hoy mismo las escaneé para mandarlas a nuestros abogados, es una buena inversión. Pero claro deberás ayudarme, tendrás que liderar esa sede cuando nos visites a Sakura y a mí en Hong Kong.

-Creo que podemos hacerlo entre los cuatro, si van a hacerse millonarios ni Sakura ni yo queremos quedarnos fuera ¿no es así?

-Así es, vamos a esforzarnos mucho Tomoyo.- le dijo la card captor.

-Bueno chicos, creo que Tomoyo aprecia mucho el gesto pero Sonomi estará de acuerdo en que no son más que cosas de niños, tienes la solución en tus manos.

-Bueno Lusille, creo que es muy apresurado decir… la familia Hiraguizawa tiene un enorme capital y si quisiera invertir con nosotros…

-Sonomi no estás hablando como una mujer racional, con la unión de nuestros hijos no sólo obtendrías el capital que necesitas sino un futuro asegurado para tu hija y tu empresa.

-Tienes razón, no estoy hablando como una mujer racional, voy a hablarte como la madre de Tomoyo- la chica la miraba confundida- mi pequeña me ha hecho ver que le hemos cargado demasiado peso, no voy a hacerla responsable de la crisis y menos a casarla con alguien que no ame, tampoco dejaría que se casara con un perdedor como Fujitaka como mi querida Nadeshiko… perdón Sakurita, pero es que tu madre…

-Me has hecho cruzar un continente sólo para decirme que no considerarás mi oferta de casar a nuestros hijos ¿es eso?- la voz de la mujer se había vuelto gélida.

-Si no hubieras venido tan precipitadamente te lo habría explicado por teléfono, mi esposo ya tenía contemplado pedirle ayuda a la familia Hiraguizawa y ya que nos llevamos la grata sorpresa de tenerlos aquí en pleno…

-Papá ¿tu sabías que Eriol estaba en la ciudad?

-Me entere de su traslado esta mañana pequeña, si me hubieras dejado llevarte en carro a la escuela te lo hubiera dicho.

-Tomoyo, sé que cuando niños no éramos precisamente amigos- comenzó Renald- pero los años han pasado y nuestro carácter ha mejorado, si te casas conmigo te prometo que no te faltará nada, dedicaré mis días y mis noches para complacer cada uno de tus caprichos; serás una princesa en mi castillo.

-Con todo respeto Renald, y ya que todo mundo ha expuesto aquí sus intenciones para mi futuro, quiero decir que quien decide en mi vida soy yo. En primer lugar, hace mucho que dejé de creer en los príncipes que cabalgan al rescate de una princesa herida, ahora más bien creo las mujeres guerreras – le mandó una dulce mirada a Sakura- En segundo, por mucho que los ame mamá y papá, no voy a casarme sólo para no perder la empresa, creo que tomaré la oferta de mis amigos por muy arriesgado que sea para nuestro capital y el de ellos. Confío en que todo saldrá bien si Sakura está apoyándome; y en tercer lugar, mi carácter no ha mejorado Renald, ha empeorado con los años, no tengo intención de que me pongan en un estante como si me fuera a romper en cualquier momento, tampoco creo tu farsa de amarme, de algún modo que no comprendo hay una razón para que estés tan interesado en unirte a la empresa de mi familia y honestamente no tengo intención de averiguarlo. No voy a casarme hasta que encuentre a esa persona que me complementa, aunque fuera contra los designios de mi familia, en este caso seguiría el ejemplo de tía Nadeshiko, lo siento mamá.

-Vas a arrepentirte Tomoyo, vas a… vas a….- los ojos del chico se volvieron negros y antes de que su madre hubiera podido siquiera gritar se abalanzó sobre la mesa sobre la amatista, quien logró echarse hacia atrás de la silla mientras Shaoran y Eriol, en una reacción conjunta, lo tomaban por los hombros para evitar que la siguiera.

Los adultos miraban todo con los ojos abiertos y cuando Lusille hizo además de acercarse a su hijo Nakuru la detuvo.

-No es un buen momento, ese no es su hijo.

-Lamento lo de la bajilla- Sakura se deshacía en reverencias frente a los padres de Tomoyo quien se había puesto de pie y miraba como los sellos de Shaoran habían formado un pentagrama alrededor del chico que trataba por todos los medios salir, pero unas cadenas invisibles lo detenían.

-Sakura, necesitamos de tu poder si eres tan amable- le apremio Eriol mientras sacaba su báculo- saca el tuyo también, no tengas miedo, lo harás bien.

Eriol y Sakura se pusieron uno a cada lado de Renald y cerraron los ojos mientras en el suelo aparecían ambos símbolos. Ante la mirada aterrada de los adultos una sombra negra salió del chico y fue absorbida por el báculo de Eriol, haciendo un gran ¡plop! Al final.

El cuerpo de Renald cayó inconsciente mientras su madre corría a abrazarlo.

-Lo lamento señores, no era mi intención que esto terminara así pero con las fuerzas del mal nunca se sabe ¿no creen?- la sonrisa de Eriol no aminoró la sorpresa de nadie y los chillidos histéricos de la francesa sólo la agravaron.

-Mi hijo ¿qué le hicieron?

-Sólo necesita dormir- intervino Nakuru- no recordará nada de las últimas semanas, porque está claro que estaba poseído.

La mujer se levantó con el chico en brazos- con más fuerza de la que aparentaba- y los fulminó a todos con la mirada.

-No quiero tener nada que ver nunca más contigo Sonomi, y menos con este ejercito de raros.- dio esto salió del comedor y un rato después escucharon la puerta azotarse seguido por el motor de un carro al arrancar.

-¿Estás bien Tomoyo?- Sakura se acercó a a amatista que veía de nuevo las tomas que había conseguido con el celular de lo que acababa de ocurrir.

-Oh si Sakurita, comienzo a acostumbrarme a eso de que todos pretendan matarme. Y como te dije una vez, mientras tú estés a mi lado no voy a tener miedo nunca.

-Perdonen pero… creo que necesitamos una explicación.- Sonomi y Tarou seguían tan impresionados como en un principio.

-Al parecer Tomoyo no les ha dicho que soy un mago ¿no?

-Díselos tú mismo- contestó Tomoyo- si quieres que sea tu agente tendrás que pagarme.- le dijo con una sonrisa.


Midori tuvo que entrar a despertar a Tomoyo para que esta no llegara tan tarde a la escuela esa mañana. El despertador había sonado en repetidas ocasiones y ni siquiera los golpes en la puerta habían logrado traer a la amatista a la realidad.

-Señorita Tomoyo, ya son casi las ocho, si no se apresura no llegará a tiempo a su segunda clase.

-No quiero ir Midori.- dijo intentando huir de sus brazos entre las cobijas.

-Vamos señorita, el joven Eriol ha venido a recogerla hace un cuarto de hora.

-¿Eriol?- dijo la amatista abriendo los golpes de pronto- ¿Qué ese hombre no duerme?- dijo exasperada.- Muy bien, muy bien, ya me levanto.- dijo la chica intentando incorporarse demasiado rápido con lo que consiguió ir al baño viendo luces y sintiéndose desorientada.

Mientras se duchaba recordó la noche anterior, el secreto revelado a sus padres quienes aún no creían del todo en la magia pero que ahora entendían un poco de lo acontecido unos meses atrás, sólo lo suficiente, aunque no se creyeron ni una palabra de que esa relación fuera fingida en ningún momento.

Mientras tanto el inglés desayunaba plácidamente con Tarou mientras hablaban de negocios.

-¿Estás seguro que quieres ayudarnos?

-Claro que sí, Nakuru ya ha firmado los papeles, sólo es cosa que usted los firme y los entregue a nuestros abogados. Será divertido ser socio de una empresa de juguetes, quiero probarlos todos yo mismo.

-Aun no me lo creo.

- ¿Qué quiera ayudarlos? Tomoyo es mi amiga, no voy a dejarla sola…

-Que seas un mago, es decir pensaba algo más tipo Merlín y menos Harry Potter.

-Bueno habemos en todas las formas, si quiere algo más tradicional vaya a casa de los Li, le aseguro que no lo defraudarán.

-Y Sakura… ¿lo heredó de Nadeshiko? Porque entonces mi mujer y Tomoyo.

-Nadeshiko resplandecía* a su manera. Pero más bien la magia de Sakura viene del señor Kinomoto… él es… bueno digamos que ni él mismo lo sabe.- dijo con una sonrisa mientras tomaba la taza de café que le ofrecía el señor Daidouji.

Tomoyo entró en ese momento a la cocina ya lista para ir a la escuela.

-No puedo creer cómo es que están allí los dos tan frescos cuando yo siento que dejé una parte de mi ser en la cama.

-Magia.- contestó Eriol con una sonrisa que contagió a la amatista.

-Claro, fue mi culpa por preguntar lo que es evidente.- iré por mis cosas, si corremos quizás podamos llegar a tiempo a la primera clase.- volvió a salir con una manzana en las manos.

-Gracias Eriol.

-¿Por la empresa? Ya le dije, es una inversión a largo plazo y…

-No, por mi hija. Contigo se comporta como una chica de su edad, contesta lo que en realidad piensa y creo que te tiene la confianza que nosotros quisiéramos que nos tuviera.

-Si he de serle sincero lo mismo me pasa con ella, pero creo que ella ya no confía en mí, lo eché todo a perder.

-Yo también lo hice y mírame. Te diré lo que alguien me dijo una vez, si es su destino estar juntos no importa cuántas veces se separen, la vida se encargará de juntarlos de nuevo y todas las peleas, no serán nada porque eso que sienten seguirá allí sin importar cuantas veces se hayan olvidado. Tenlo presente muchacho, aun tienes la vida por delante, inténtalo hasta que te quedes sin fuerzas.

Tomoyo bajó en ese momento y la plática se vio interrumpida.

-En cuanto usted y su esposa haya firmado esos papeles mándelos a mis abogados también, el número está en la hoja amarilla de atrás. Hasta luego.- el joven salió detrás de la amatista.

-Entonces Renald nunca estuvo enamorado de mí y me sigue odiando tanto como recuerdo ¿no es así?- le dijo la chica cuando llevaban varios minutos caminando en silencio.

-Así es ¿te hace sentir triste?

-En absoluto, siento que hay orden en el universo.- le dijo sonriente- ¿y tú cómo lo sabías?

-Conocí a Renald cuando éramos niños en un campamento de verano, un chiquillo insoportable por cierto, y disfrutaba hacerle maldades con mi magia, me lo pedía a gritos. Pero no supe que algo andaba mal con él hasta que estuvimos cerca de tu casa, y allí sólo sabía que uno de ellos era portador de ese espíritu. Aparte de ayudarte con la empresa puse al tanto a Sakura y a Li de lo que podría presentarse en cualquier momento.

-Gracias por salvar mi vida de nuevo, aunque no sé porque sería yo su blanco. Y bueno creí que quizás estabas un poco celoso de mi compromiso.

-Hay demasiada magia a tu alrededor, saben que la dueña de las cartas es muy poderosa para enfrentarla de cerca, por eso quieren acercarse a ti de alguna forma. Y claro que estaba celoso, imaginate de mi sorpresa cuando tu padre me llamó ayer en la mañana y me dijo que estabas a punto de comprometerte.

-Me mantendré atenta.- le dijo mientras seguía caminando.

-Tomoyo no voy a renunciar a ti. Te amo y sé que la vida no me va a bastar para que me perdones por todo el daño que te hice, pero no voy a darme por vencido.

-Eriol, esperé estas palabras mucho tiempo, y ahora que las dices la verdad no tienen un significado para mi, es decir… no siento lo mismo.- le dijo la amatista mirándolo a los ojos- No esperabas que estaría esperándote toda la vida ¿no?

-No, solo esperaba que no fuera tarde. ¿Hay alguien que te interese de esa forma?

-No, creo que no he tenido mucho tiempo de pensar en mi vida amorosa últimamente.

-Entonces tengo una oportunidad. Yo sé que es imposible recuperar ese amor que sentías por mí, porque era puro y confiado y yo me encargué de desmoronarlo, pero quiero que me ames de una nueva forma. Sé que aún hay algo de esa chispa y tu tambien lo sabes.

-¿Pero será suficiente? Lusille dijo que lo que sentíamos era cosa de niños, me pregunto si enserio todo lo que yo sentía era solo una ilusión.

-¿Para ti fue real?

-Demasiado.

-Entonces era real, todos tenemos nuestros niveles de realidad, hay gente que huye de ella aunque esta sea feliz por miedo a que termine. Los humanos somos seres graciosos en muchos sentidos.

-Para poder tomarte en serio necesito saber si aún queda dentro de mi algo de amor real por ti, no ese formado del ego y la tristeza que me ha acompañado las ultimas semanas. No quiero decirte que sí y luego arrepentirme, me hiciste demasiado daño Eriol.

-Lo sé y lo lamento, soy de esas personas tontas que tienen miedo a ser felices, que se sienten demasiado insignificantes para que alguien los quiera. Pero no voy a darme por vencido, quiero intentar que me ames de nuevo, vine a Japón sólo por ti.

-Eriol quiero besarte, si no soy capaz de sentir nada prométeme que vas a desistir ¿de acuerdo?

-De acuerdo.- dijo el chico acercándose a la amatista-¿Pero y si sientes algo?

-Empezaremos como amigos desde cero ¿estas dispuesto?

-Por ti lo que sea. Creí que ya no creías en los cuentos de hadas donde un beso te despertaba de un largo sueño.

-Quiero creer que cuando encuentre a la persona indicada volveré a creer en ellos.- la chica se puso de puntitas y unió sus labios a los de Eriol, este la tomó por el talle y le correspondió el beso, que duró unos segundos que le parecieron eternos, antes de que ella se zafara.

-¿Y el veredicto juez Daidouji?

-Tengo un presentimiento.

-¿De qué?- le dijo él sintiendo que el aire volvía a sus pulmones al ver su sonrisa.

-De que debes seguir intentándolo, pero desde cero. No voy a darte puntos extras por ser un mago.

-¿Ni uno solo? Pero si además soy tu socio y te he salvado la vida en varias ocasiones- le dijo contagiándose de su sonrisa.

-No, ni uno solo. Y ahora apresúrate que debemos ir a clases.- le dijo tomándolo de la mano mientras avanzaban sonriendo por esa calle, donde para todos los demás eran ajenos, pero para ellos era el principio de algo; el final de los recuerdos de la niñez y el inicio de la vida.


*Extracto de Alicia en el país de las maravillas que diría: No había nada muy extraordinario en esto, ni tampoco le pareció a Alicia muy extraño oír que el conejo se decía a sí mismo: «¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Voy a llegar tarde!» Haciendo referencia a la primera vez que la niña ve al conejo blanco.

*Resplandece es como se refieren en el libro "El resplandor" de Stephen King a la gente que tiene ciertos dotes sobrenaturales como leer mentes, ver fantasmas, proyección astral, etc.


Hola gente! reviví... perdón... la tesis me comió y me aleje de todo. Y luego mi vida dio un vuelco y esas cosas que nos hacen replantearnos las cosas, pero ya está aquí el epílogo. Sé que me hubieran linchado si no terminaban juntos, pero pensandolo en los ratos libres de mi tesis y en mis momentos de depresion me di cuenta que Tomoyo sufrió demasiado como para estarlo esperando siempre, y luego una amiga me dijo que a ella le paso algo similar y cuando el chico volvió simplemente se dio cuenta que ya no quería estar con el y me di cuenta que el corazón humano es en verdad raro. A mi en algún momento me pasó lo ocntrario y acepté una segunda oportunidad... pero no fue lindo, honestamente ya no era lo mismo y en cambioun chico me dijo hace poco que las personas pueden cambiar, que a él alguien le dio una segunda oportunidad y la aprovechó todo lo que pudo, cometió errores y se terminó, pero el agradece esa segunda vez porque le enseñó mucho y en realidad si cambio. Así que supongo que depende de la persona si eres aún capaz de volver a empezar y creer en que la gente aprende de sus errores, por eso Tomoyo no le dice que si aunque sabe que lo ama, quiere darse cuenta si en realidad cambio. No se si Eriol habrá aprovechado esa oportunidad? A mi me gusta creer que si, quizás porque de todos los hombres a él y a Shaoran es a quien más fe les tengo... y por eso moriré sola XD pero bueno, si se la dio o no está en cada una de ustedes, yo sólo convencí a Tomoyo de escucharlo comprometerse, porque sus sentimientos los viene diciendo desde hace muchos capítulos.

Gracias a todas las personas que leyeron esto hasta el final, les haya o no gustado es respetable. No creo ser la mejor escritora y sé que me falta muchísimo por aprender, escribir fics es mi manera de practicar. Lamento no haber contestado todos los reviews pero tengan por un hecho que los leí y me motivaron a seguir escribiendo. Gracias a todas por tomarse el tiempo de leer esto y escribirme un me gustó o amenazarme si no subía xD. No será lo último que sepan de mí y tengan por seguro que estare molestando en sus bandejas cualquier día menos pensado.

Las quiero!