"Recuerdo la primera vez que te vi, silencioso, educado y guapo, natural en un inglés. Pero como siempre ocurría con los nuevos, sólo tuviste ojos para Sakura, mi amiga, y no puedo culparte pues ella es la niña más encantadora de toda Tomoeda, incluso tú pudiste notarlo con una mirada, al igual que Li la hiciste prisionera de tus pupilas; mientras tanto, yo sentía mi corazón latir de forma violenta mientras el profesor Terada decía tu nombre; Eriol Hiraguisawa.

Mientras los días pasaban sólo pude confirmar mis sospechas, ella era tu centro de atención; la seguías con la mirada ante cualquier movimiento sin importarte otra cosa a tu alrededor.

Cuando por fin pudimos entablar una conversación, acompañados por supuesto de mi amiga y el joven Li, sin importar cuanto me esforcé en llamar tu atención o todos los temas que traté de sacar y, aunque te portaste como un caballero y trataste de disimular, no paraste de observar a la pareja que caminaba frente a nosotros.

Debo confesar que cuando supe de los sentimientos que Li le profesaba a Sakura me alegré, pues si alguien podía ser tu rival era él y de alguna manera lo alenté para poder tener alguna oportunidad contigo, la cual nunca llegó; algo tarde descubrí la verdadera naturaleza de tus miradas. Mientras tanto, en privado, cuando nadie podía verme u oírme le confesaba al espejo que te quería, practicaba mis sonrisas y mis charlas, imaginando que del otro lado estabas tú.

Me creí con la oportunidad de acercarme a ti, nos creí iguales y me convencí de mil y un maneras sobre nuestras semejanzas y mi belleza; pero al final mi inseguridad pudo más y me di por vencida sin siquiera intentarlo, algo me decía que jamás posarías tu mirada en una niña como yo y me dejé claro que prefería mil veces verte feliz con alguien más que verte infeliz a mi lado; aunque eso me partiera el corazón.

Cuando supe la verdad sobre ti, sobre el mago Clow y tu verdadero interés por Sakura lejos de sentirme tranquila me sentí avergonzada de siquiera haber imaginado alguna escena entre tú y yo, aunque hubieran sido sólo sueños de niña enamorada y me recriminé duramente por pensar ese tipo de cosas con alguien tan poderoso como tú, pero entiéndeme, era una niña enamorada.

Y aunque en mi mente ocurrieron tantas cosas en la realidad apenas y cruzamos palabras, me hacías sentir tan cohibida que muchas veces lloré preguntándome cómo lograbas tal cosa. Siempre fui una persona segura de sí misma, consciente de mi belleza y virtudes pero contigo era como si eso no fuera suficiente, porque claro, tú eres un mago y yo sólo la prima de la dueña de tus cartas.

Y aunque los meses han pasado y no he vuelto a tener noticias de ti mis sentimientos no han cambiado y, aunque Sakura dice que le escribes seguido, e incluso la llamaste cuando ocurrió el desastre de la carta oculta bajo tu antigua mansión para mí no hay siquiera un saludo, una palabra que denote por lo menos amistad o estima. Mientras ella platica sonriendo sobre tus cartas, las de Li…las de la profesora Mizuki yo me conformo con sonreír mientras retengo mis lágrimas ¿de qué? Soledad, amargura, tristeza, da igual, de ninguna manera dejaría que alguien aparte de mi las viese."

Un par de ojos celestes derramaron una lágrima de nostalgia a releer ese viejo escrito escondido en uno de sus viejos libros, ya no recordaba la existencia de esa carta que jamás se había animado a enviar y poco recordaba de aquellos sentimientos, y ¿quién podría culparla? De eso ya hacían casi cinco años y aunque en su momento sufrió como toda niña sufre su primer desamor a sus 16 años eso había quedado únicamente como una mala experiencia, es más, de no haber sido por ese trozo de papel que había volado cuando ella sacó sus libros para elegir aquellos que la acompañarían en su viaje, Tomoyo no habría recordado esas cosas hasta mucho después, cuando su pasado se dispusiera a abofetearla.

-Qué cosas tan tontas escriben los niños.-comentó para sí en un susurro mientras se limpiaba esa lagrima solitaria y guardaba la carta entre el libro de "Alice in Wonderland" regalo de su padre por haber aprendido a leer hacía ya más de 10 años.

La habitación se encontraba vuelta un caos, había ropa votada por todos lados, pedazos de tela, hilos, fotografías, libros y algunas muñecas habían quedado esparcidos por el suelo al someterse a la revisión de la chica, quien separaba todo en tres montones: "si irá conmigo", "definitivamente no" y "no recuerdo que es esto".

La pelinegra iría a estudiar un año al extranjero y la emoción la invadía, aunque en un principio se había sentido triste y nostálgica, la búsqueda de aventuras que corría por su fase adolescente había remplazado esos sentimientos por la más pura alegría. En un principio había llorado a mares con Sakura, ya que ambas se separarían pero no tardaron en empezar a soñar lo que cada una encontraría en su nuevo colegio, la castaña iría a estudiar a Hong Kong con su novio Li Shaoran quien a pesar de todos sus intentos no había conseguido volver a Japón a estudiar tal y como se lo venía prometiendo desde que comenzaron su relación hacia más o menos 4 años.

Tomoyo por su parte iría a…

-Tomoyo, parece que tu cuarto se ha convertido en un centro de acopio, tienes montañas de cosas que debiste tirar hace mucho tiempo y otras que ni siquiera sé porque te compre.- su madre, pelirroja y alta había entrado a la habitación sin siquiera tocar, y la reñía a modo de broma para ocultar cuanto le afectaba ver a su única hija, su bebe y mejor amiga a punto de dejar el nido.

-Lo lamento madre, enseguida termino de empacar, es que aún no me decido que tanto llevar, será un año y no puedo volver si olvido algo importante ¿no es verdad?

-Siempre puedo mandártelo por paquetería, o ir a visitarte.

Ambas mujeres compartieron una sonrisa cómplice, en verdad se extrañarían pero era un paso que tenían que dar, después de todo sólo era un año.