Levantó la vista, topándose con una pequeña bandada de aves. Por inercia les siguió hasta que se perdieron entre el muro. Luego, regresó la mirada al inmenso cielo azul y no pudo evitar pensar en quienes habrían partido en la misión de recuperar a Eren.

¿Le habían localizado…?

¿Estarían pelando…?

¿Estarían ganando...?

¿Cuantos regresarían…?

Cómo le hubiese gustado ir con ellos, pero su denigrante estado no le permitía ni siquiera intentar patearle las bolas a cualquier cabrón que le hiciera molestar. Y cuanto le jodia la situación.

Estaba preocupado, no podía negarlo. Hange estaba herida, no sabía nada de Mike e Irvin estaba allá afuera arriesgando esa jodida y acicalada cabeza suya con tal de conseguir a quien consideraba la llave para develar la verdad sobre los titanes.

Y él allí, con un incesante dolor en la pierna que sólo empeoraba por el movimiento de la carreta. Vaya mierda…

No era de las personas que creían en el destino. Para él, la vida no eran más que situaciones que no se calificaban de malas ni buenas, si no que uno mismo les colocaba un prefijo según estas afectaran sus días venideros. Sin embargo, justo en ese momento, su situación podía calificase de muy crítica. Una especie de encrucijada por llamarle de alguna manera.

Quizás, solamente ese chico rubio, el amigo de Eren…Armin, era conciente de ello. El resto, seguían órdenes o estaban allí seguros de que era su convicción la que los mantenía con la vista en alto, que su sacrificio era para beneficio de la humanidad. Mientras que otros, cómo el soldado Ackerman, lo hacían por una persona que era especial para ella. Ambos a sus ojos, eran maneras similares de irresponsabilidad. Él creía que si tus actos eran determinados por una tercera persona era la señal de que no tenías libertad ni siquiera sobre el sentido de tu vida, lo que era agregarle un poco más de tragedia a sus de por si, miserales vidas.

Para Levi, el humano era totalmente libre y responsable de sus actos, y que ellos determinan quién eres, así cómo el significado de tu vida, sin tener otra guía más que su propia conciencia. Por eso, la fe ciega en el código militar o hacia una religión, le enfermaban. Toda esa gente tratando de encontrar el significado absoluto y predeterminado de su existencia en el mundo, entregándolo todo a las ideas de un completo desconocido, siendo que debían abrazar con regocijo precisamente la inexistencia de ese significado supremo.

Está bien…quizás los demás se burlarían en su cara si dijese que él no era alguien que seguía las órdenes sin chistar cuando todo aquello que salía de la boca Irvin, lo hacía al momento. Sin embargo, seguía esas ódenes porque el significado de su vida no se veía comprometido por las decisiones del comandante de la Legión. ¿Y cuál era el significado de su vida? El encontrar una verdad que sea apropiada para él, una idea por la cuál vivir o morir.

Y curiosamente, Irvin fue quien le ayudó a encontrar esa verdad individual.

Por eso, le seguiría hasta el fin de los tiempos en esta existencia que se llamaba vida y que no era más que un conjunto de repeticiones inútiles, vacías y carentes de sentido y significado, que se llevan a cabo más por costumbre, tradición e inercia que por coherencia y lógica...

Chasqueó la lengua…estaba divagando demasido.

"La esperanza es el sueño del hombre despierto"

Je…cuanto se rió aquella vez que Irwin le dijo esa frasesita mamona. Y desde ese momento comenzó a verlo de manera distinta. Mira que hacerle reír de esa manera…nadie lo había conseguido. Con ello, descubrió que ambos tenían un sentido del humor similar y también, una particular manera de ver la vida.

Extrañamente, a pesar de haber tenido una vida totalmente diferente tenían mucho en común.

Cuestiones sobre qué era la vida, qué era la muerte, el infierno de mundo que veían pasar ante sus ojos, la existencia de los muros, de los titanes, que no se tenía esperanza…en todas ellas, sus ideas era similares.

Congeniaron de una manera que pocas veces se tenía la fortuna de experimentar, sorteando cualquier situación a la que se enfrentaran, llegando finalmente a este punto de la historia, con un conocimiento sobre los titanes que no se había conseguido en los anteriores 100 años…

En sus manos estaba la llave para librarse del yugo de los titanes.

-¡Abran la puerta…!-el grito del guardia en turno del muro, le distrajo de su auto-monólogo.

Levi observó a los soldados que se hallaban allí realizando las reparaciones luego de que Annie intentanse escapar. ¿Quien se hubiera imaginado que el último bastión de la humanidad, el muro de Sina sufriese daños por un titán? Nadie, mucho menos los cerdos que se refugiaban tras esa efímera seguridad y que ahora, se retorcían de temor ante lo que sus ojos contemplaron. Todo gracias a Irvin.

Mira que atreverse a llevar a cabo un plan cómo ese a costa de que el Rey le pudiese colgar era algo que había sobrepasado incluso a su propio conocimiento sobre el 13th comandante de la Legión. Tenía cojones de acero, eso no lo dudaba, pero contemplarlo allí siendo apuntado por esos rifles que podían matarlo antes de que pudiese sentir siquiera el dolor, le habían sobrepasado. Y no sólo a él, sino también a Nile y a los soldados de la policía militar. Si alguna vez se habían burlado sobre la tan famosa lucidez de Irvin en momentos críticos, esa imagen despedazaba por completo la duda. En verdad, ese era Irvin Smith.

Una mezcla de gran seguridad, de una extraordinaria sagacidad y un mucho de demencia. Lo que se necesitaba en ese momento para lograr un cambio.

"No deberíamos vivir como bestias y mucho menos, aceptar esa vida cómo si fuese lo que merecemos"

Ah, cierto. Aquellas palabras alguna vez las escucho de Irvin. Y aunque en un principio las creyó realmente ridiculas al grado de burlarse de ellas, conforme caminaba a su lado, la certeza del comandante de la Legión de Reconocimiento, se convirtió también en su propia convicción.

Un mundo donde no existieran esos malnacidos y donde los humanos pudiesen vagar libremente…era casi un sueño. Y lo sentía cada vez más lúcido, casi cómo si pudiese tocarlo…

-Han salido y se han llevado a varios hombres de la policía militar y las tropas estacionarias-murmuró asustado uno de los soldados que se dirigían en caballo hacia el muro.

Era un pequeño grupo de hombres que iban a paso lento en sentido contrario al de la carreta en donde Levi y el pastor Nick llevaban un buen rato sentados.

-Es una locura. Si ellos quieren morirse que lo hagan, pero llevarse a personal de otro organismo es una clara muestra de rebelión. El Rey debería mandar a una mazmorra a Smith.

-Ahora resulta que ni siquiera entrando en la Policia Militar puedes vivir tranquilamente-suspiró tristemente un tercer hombre a caballo-¿Qué le ha pasado a este mundo?

Solamente se está yendo al carajo, pensó sarcásticamente Levi.

Idiotas. Todos esos que se conformaban con una falsa paz en donde su propia libertad se comprometía a cambio de buena comida y una posición social ante otros tan mierda como ellos, ufanándose de que eran lo mejor de la humanidad por vivir dentro de Sina.

Pero al diablo con ellos. La libertad era para quien la supiera apreciar.

Mierda, como quisiera estar en ese momento ayudando a labrar la victoria definitiva para la humanidad…

De repente, comenzó a recordar los últimos acontecimientos, en cómo todo se fue gestando de una manera extraña y hasta un poco retorcida, sobre todo por la manera patética en que término lesionado en un momento así, cuando más se necesitaba de su participación.

Si en verdad existía el destino, el muy hijo de puta se carcajeaba en su cara.

Y cómo le tocaba los cojones la situación.

Se adentraron en el distrito Stohess donde casi de inmediato el ruido de los militares en la tarea de la limpieza, les rodeo. Bostezó sin perder de vista al pastor Nick que no hacía más que girar la cabeza cada vez que una imagen desagradable se cruzaba por su nariz. Puto cobarde. Tanto ese hombre "sagrado" como los soldados que menospreciaban la labor de la Legión de Reconocimiento, que en ese momento se hallaban fuera, arriesgándolo todo para conseguir al menos un atisbo de esperanza para quienes estaban aún dentro de los muros.

Pero no esperaba que todos comprendieran. Despues de todo, los más grandes pensamientos y acontecimientos, eran los que más tardaban en ser comprendidos. Y creía firmemente que Irvin entraba en ese pequeño grupo de hombres creadores del futuro.

Es tan sencillo decir palabras "bonitas" y simular ser un hombre que esta dispuesto a pelear hasta el final. Lo dificil es mantener la mente en alto, a sabiendas que te enfrentas a la peor muerte posible, para una vez que hayas sorteado ser recibido con palabras denigrantes de quienes proteges sacrificando todo, incluso tu propia humanidad. Tal como Irvin.

Mierda, ¿qué coño ocurre? ¿Por qué no puede dejar de pensar en el comandante?

El imbécil es fuerte, no por nada ha sobrevivido durante tanto tiempo siendo un miembro de la Legión. Y su inteligencia nadie la puede cuestionar. Es tan buena cómo su labia al hablar. Siempre pensó que podría fácilmente adentrarse en el círculo de la realeza debido a su experiencia con las semornes, aunque dudaba que alguien tuviese la paciencia de aguantarle. Era como escuchar a Hange parlotear sobre excéntricos y demás experimentos raros.

Rió en sus adentro por la bizarra comparación…

Él estaría bien. Era fuerte y Ackerman estaba allí, ella también era fuerte. Un poco desequilibrada pero sólo lo justo como para no cagarla nuevamente.

"Sé que soy una persona reemplazable"

Ah…eso también lo había mencionado alguna vez Irvin. Y comenzó a sentirse inquito. Le conocía tan bien cómo para saber que si la situación se ponía fea, se lanzaría el mismo para servir de carnada. No sería la primera vez lo hacía…pero, sí podía llegar a ser la última…

Chasqueó la lengua realmente irritado, tanto, que el sonido atrajó la atención del pastor.

-¿Qué sucede?-preguntó temeroso. Después de todo ese pequeño hombre tenía mal carácter y un arma en la mano.

-Nada que te incumba, viejo-le contestó secamente y sin mirarle.

-Parece que alguien te preocupa-a costa de adentrarse en terreno peligroso, el pastor continó. Debía aceptar que el ver algo de emociones en el considerado "soldado más fuerte de la humanidad", le daba curiosidad-¿Es tu equipo?

-…..-sus ojos grises seguían sin regresarle la mirada, la cúal permanecía fija en el muro a su izquierda.

-No…-murmuró para sí mismo-Es alguien mas cercano, ¿cierto?

-….-por un segundo la mirada de Levi se alteró y el pastor supó que dió en el blanco.

Él ya había visto esa mirada tantas veces en otras personas que aprendió a reconocerla, aunque nunca imaginó que al grado, de saber atisbarla en un ser que era tan inexpresivo.

-A eso se le llama mal presentimiento-mencionó, suavizando la voz-La sensación de que algo malo le ocurrirá a una persona que aprecias. Deberías rezar…-tan ensimismado se encontraba con su sincero consejo que no se enteró que había cruzado la delgada línea de la paciencia de Levi, quién le apuntaba directamente a la cara con el arma de fuego, mientras una mirada asesina se dibujaba en su rostro.

-Y una mierda. Guárdate tus jodidos sermones para quien se deje lavar el puto cerebro-Levi se había molestado bastante con aquella insinuación.

¿Rezar?

¿Él?

¡¿Qué clase de puta broma era esa?!

Siempre había confiado en sus habilidades para lograr salir adelante, habiendo crecido en la miseria, rodeado de injusticias y criminales. Era la prueba viviente de la supervivencia y ahora, ese idiota le decía que, ¿debía resignarse ante su propia impotencia y revolcarse entre la desesperación y la angustia?

-Claramente un hombre cómo tú, jamás abrigaría mi religión-la serenidad que extrañamente se adueñó del pastor hizo que Levi levantará una ceja ante la sorpresa-Pero lo digo sinceramente…-y algo en sus ojos, le hizo ver que hablaba con la verdad-rezar es anhelar algo que está fuera de tu alcance.

Algo fuera de tu alcance…sí, justo en ese momento, la seguridad de Irvin estaba totalmente lejos de su persona. No estaba a su lado, cómo siempre lo estuvo durante los últimos 4 años desde que se enlistó en la Legión. Quizás por eso se sentía tan ansioso y su mente comenzó a jugarle la mala pasada de filosofar sobre aquello que alguna vez tuvo la oportunidad de discutir con él, tratando de hallar un poco de ecuanimidad en las respuestas que le brindó y crearse la falsa certeza de que Irvin haría lo imposible por regresar, incluso si eso significaba renunciar a Eren…

Pero bien sabía que jamás lo haría. Esa clase de persona era Irvin.

-….

No sabía si comenzar a carcajearse o a llorar…

-Ahora mismo-el pastor le hizo salir por un momento de la abstracción ante sus propias emociones-te gustaría estar allí y ayudar en la batalla, pero no puedes. Así que lo único que te queda es rogar con toda tu alma que todo salga bien. Debes tener fe…

"Tener fe significa no querer saber la verdad"

-No gastare mi saliva en inútiles-recuperó la compostura y guardó el arma bajo su saco mientras se ponía de pie. Ya habían llegado al cuartel de la policía militar- Anda, muévete…

Nuevamente, palabras dichas por Irvin resonaron en su cabeza. No iba a dejarse llevar por la perturbación del momento, porque eso era tirar por la borda el significado de su vida pero sobre todo, la confianza que Irvin había depositado en él.

Y eso era algo que no permitiría jamás…