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31. Solo contigo
Necesito ser más ordenada en cómo escribo, estaba totalmente convencida de que este capítulo ya lo había publicado y he estado avanzando en el siguiente. Espero que no pase lo mismo con el próximo y subirlo en cuanto esté listo.
31. Solo contigo
El resto de la tarde se dedicaron a visitar algunas tiendas, realizaron algunas compras, disfrutaron del paisaje ofrecido por algunos jardines, e incluso antes de que anocheciera, ayudaron a un grupo de niños que buscan a un cachorro extraviado.
— ¿Qué dices si cambiamos los planes y en lugar de ir a cenar ramen, buscamos un lugar nuevo que no hayamos probado? — Sugirió el Namikaze
— Mientras no sea el mismo lugar donde comimos, está bien para mí
— Definitivamente, cualquier lugar excepto ese — Confirmó
— ¡Ryoga! — Exclamó Kushina repentinamente al aparecer en su campo de vista el aludido.
— Kushina-san, Hokage-sama, ¿en qué puedo ayudarlos?
— Justo en este momento estábamos buscando un lugar para cenar, pero ya que te encontramos, creo que sería mejor si tú nos recomiendas un lugar
— Claro ¿tienen algún tipo de comida en mente?
— No, cualquier sugerencia es bienvenida — Contestó la pelirroja
— ¿Qué les parece una parrillada?
— Suena bien — Además de la respuesta de la Uzumaki, el ninja del Té recibió un asentimiento de cabeza por parte del representante de Konoha.
— Bien, los guiaré a una de las mejores parrilladas de la zona
— No sólo nos guiarás, tendrás que unirte a la cena —No fue necesario que Ryoga respondiera algo, ya que ella había empezado a caminar por el camino que él había indicado.
No tardaron mucho en llegar al lugar sugerido y era evidente que el restaurante era bueno ya que si hubieran demorado unos minutos más, era probable que ya no alcanzaran mesa para comer.
— Aún no pruebo nada y ya estoy satisfecha con el servicio — Dijo Kushina en respuesta a la pronta atención del lugar — Ya con eso han ganado un punto para mi — Agregó mientras observaba cómo la carne comenzaba a cocinarse.
— Deben estar exhaustos por todas las actividades que han hecho el día de hoy — Supuso Ryoga
— No tienes ni idea — Minato fingió un tono exhausto que sólo fue notorio para su novia
— Pero al menos lo más tedioso ya pasó — Después de agregar ese comentario, Kushina fue la primera en tomar un trozo de carne y comprobar que ya estaba lista para comerse, por lo que le siguieron sus acompañantes.
— Y... ¿se quedarán al festival de la aldea? — Ante la pregunta de Ryoga, Minato se mostró extrañado, pues al asignarle su misión le debieron indicar la programación general de sus actividades, en la cual estaba contemplada su presencia en dicho festival
— Sí, aunque las actividades dependerán de lo que indique el Señor Feudal después de la inauguración — Respondió la Uzumaki
— Ya veo… En otros años que hemos contado con visitas, se acostumbra que las autoridades realicen un recorrido
— Pero aún si nos vemos obligados a acompañarlo, supongo que no estamos impedidos para realizar un recorrido adicional por nuestra cuenta ¿verdad? — Preguntó Kushina esperanzada, pues quería disfrutar de ese festival sin tener que pensar en la formalidad
— Si deseas hacer un recorrido posteriormente fuera de la formalidad, estaré encantado de acompañarte
— Eres muy amable Ryoga — Contestó la Uzumaki
— Muy amable — Agregó el rubio desviando la mirada
Durante un momento nadie más hizo algún comentario mientras cada uno se enfocaba en comer. Particularmente Minato estaba pendiente de los movimientos de Ryoga, asegurándose de que se dedicara exclusivamente a disfrutar de sus alimentos. Por eso, cuando Kushina pidió que le pasaran la salsa de soya, el rubio fue quien se la brindó, a pesar de que el frasco estaba más cerca de Ryoga. O cuando el ninja del té le cedió a Kushina la última porción de carne de esa ronda, fue el Namikaze quien insistió en que él fuera quien comiera como "agradecimiento" por recomendar ese lugar.
— Por cierto Ryoga, ¿Qué clase de vestimenta es la más común en el festival? — Notando su mirada confusa agregó — Me refiero a si las personas acostumbran a usar prendas tradicionales o prendas cotidianas — Explicó — Pregunto porque los festivales de Konoha son más informales y la gente acostumbra vestirse como cualquier día, pero en muchos de los festivales de Uzu es común ver a las personas con vestimenta tradicional
— Um... durante el día por lo general sólo las mujeres que están atendiendo algún puesto son quienes portan un kimono — Explicó — Por la noche es cuando la mayoría de aldeanos y turistas optan por usar kimonos y trajes tradicionales.
— Ya veo… Por suerte empaqué un kimono, quizá decida utilizarlo para no cargarlo en vano — Admitió
— Aunque deberías considerar que en caso de que se presentara alguna emergencia, sería más difícil moverse con ese tipo de ropa — Minato comentó mientras terminaba de comer lo último en su plato
— Si me permite comentar — Dijo Ryoga — No creo que la ropa afecte las habilidades de Kushina-san
— No, no lo harían — Declaró Kushina con una sonrisa, pensando en que aún había aspectos de su vida que su novio desconocía, como el hecho de que por tradición, en Uzushiogakure a las kunoichis las obligaban a entrenar tanto con uniformes ninja como con toda clase de kimonos.
— Como lo dije antes, este es un festival muy turístico, por lo que pienso que lo más importante es que disfrutes del recorrido y no te preocupes por cómo te ven los demás — Kushina sonrió ante el comentario — ¿Este será tu primer festival en la Aldea del Té?
— Sí, nunca antes había permanecido por más de un día en esta aldea
— Entonces hay que asegurarnos de que disfrutes de todo lo que hay aquí disponible
— Creo que ya es algo tarde — Interrumpió el rubio — Los tres deberíamos irnos a descansar para estar preparados a lo que ocurra mañana
— Tiene razón Hokage-sama — Contestó Ryoga
Y después de terminar con lo último que les había sido servida y haber pagado por lo consumido, los tres salieron del lugar en dirección hacia la posada en la cual se hospedaban.
— Que descansen Kushina-san, Hokage-sama
— Buenas noches — Contestó secamente el rubio
— Nos vemos mañana — Se despidió la Uzumaki
— Quizá debas tener más cuidado con lo que le dices a ese chico — Habló el rubio una vez que se encontraron solos.
— ¿Qué quieres decir? — Le preguntó extrañada. Después de suspirar, el Namikaze negó con la cabeza antes de empezar a caminar hacia las habitaciones — Minato — Lo llamó la pelirroja pero este parecía ignorarla — Estás actuando muy extraño
— Lo mismo podría decir
— Entra de una vez para que dejes de decir cosas a medias y podamos hablar — Y siguiendo sus indicaciones, abrió la puerta por la cual entraron ambos sin decir una palabra.
— ¿A qué te referías cuando dijiste que cuidara lo que le decía a Ryoga, y por qué dices que estoy actuando raro cuando claramente eres tú el que ha mantenido una actitud hostil?
— ¿Hostil? — Exclamó extrañado — Sólo hice un comentario
— No lo digo por ese comentario — Aclaró — Desde que nos reunimos con Himura has mantenido ese comportamiento
— No esperabas que me mostrara como si nada hubiera pasado — Refunfuño — Sobre todo cuando requirió de un gran esfuerzo el no repetir tus acciones y romperle la cara
— Por supuesto que no — Respondió sin mencionar que aquel hombre se había comportado "mejor" de lo que lo hizo la última vez que lo vió — Pero a lo que me refiero es a que esperaba que después de que terminara esa reunión, volvieras a ser el Minato de siempre
— ¿Hice algo que te molestara? — Preguntó esta vez preocupado de que su actuar la hubiera afectado
— Mientras comprábamos, fue regresar a la normalidad… Pero durante la cena, aunque lo disimulaste frente a Ryoga, para mí era claro que no estabas a gusto
— ¡¿Cómo iba a estar a gusto?! — Se quejó rodando los ojos — Se supone que iba a cenar a solas con mi novia y al final tuve que hacerlo con un ninja de la Aldea del Té y mi "asistente" — Dijo dibujando las comillas en el aire y ella rió — Si desde el principio me hubieras dejado presentarte como mi novia, esa cena habría sido muy diferente
— No tengo mucha experiencia en relaciones, pero podría apostar a que estás celoso — Y después de decirlo ella rió al ver la expresión de incredulidad que él había puesto
— Decir que estoy celoso implica afirmar que pongo en duda la confianza que tengo en ti y eso definitivamente no es lo que está pasando — Se defendió — De quien desconfío es de él
— ¿Por qué?
— Porque claramente está interesado en ti y el hecho de que seas amable con él sólo le puede dar ideas erróneas — Ella volvió a reír
— El que está generando ideas erróneas eres tú
— Claramente no eres consciente de que la forma en que te trata no es precisamente la de un shinobi hacia un visitante de su aldea — Respondió — Empezando por el hecho de que en sólo unas horas ya te llama por tu nombre
— Porque yo se lo pedí
— Si yo le pidiera que me llamara por mi nombre, no lo haría
— Es diferente, tienes un rango ninja que hace difícil que cualquier persona tenga ese tipo de acercamiento
— Eso no importa, los habitantes de esta aldea son muy formales y ceremoniales — Explicó — Aunque una persona pida que se le trate con menos formalidad, es muy difícil que ellos lo hagan. Así que el hecho de que accediera a tu petición ya nos dice algo
— Nos dice que estás sobre analizando la situación
— También están las atenciones que tiene hacia ti y la forma en la que te mira — Agregó , ignorando el último comentario de su novia
— No me mira de ninguna forma en especial — Él suspiró
— Es inútil — Dijo en tono cansado mientras se acercaba a ella — Simplemente no sabes lo encantadora que puedes ser para otras personas — Y mientras la abrazaba, ella rodaba los ojos — Pero quizá debería agradecer que no te des cuenta, porque así pudimos estar juntos en el momento adecuado
— Es lindo que digas eso — Respondió con una sonrisa — Pero te aseguro que eres el único que puede verme de esa forma
— Tendrás que vivirlo por ti misma para darte cuenta
— ¿...? — Ella no entendió qué quiso decir él con ese último comentario y Minato simplemente negó con la cabeza como pidiendo que se olvidara el tema
— Será mejor que vayamos a dormir — Dijo Minato
— Que tenga una buena noche Hokage-sama — Se despidió la pelirroja con un beso en la mejilla.
— Espera…
— No, nada de lo que digas hará que me quede — Le dijo sin dejar de sujetar la puerta — Esta mañana por poco y nos descubren, así que no pienso correr el mismo riesgo
— No veo el día que termine esta misión — Se quejó mientras la despedía y ella se permitió sonreír hasta que estuvo fuera de la vista del rubio.
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A la mañana siguiente, según lo habían acordado, Kushina se dirigió a la entrada de la posada y aunque fue la primera en llegar, pasó menos de un minuto para que Ryoga se le uniera
— Buenos días Kushina — Saludó
— Buenos días Ryoga ¿Has recibido alguna instrucción para el día de hoy? — El aludido negó con la cabeza
— Me comentaron que atendiera a las indicaciones del Hokage
— Ya veo. En ese caso, tendremos que esperar — Pasaron algunos minutos en los que ambos mantuvieron una conversación sin profundizar en temas relevantes y justo cuando Ryoga iba a preguntarle sus planes para el día siguiente, se vió detenido por alguien
— Lamento llegar tarde — Interrumpió Minato que en ese momento llegaba. Kushina desvío la mirada pues sabía que Minato nunca llegaba tarde — Les ofrezco una disculpa por el tiempo que tuvieron que esperarme — Cuando decidió verlo se dió cuenta que lucía algo cansado, lo cual le hizo pensar que quizá su demora sí estaba justificada
— No se preocupe Hokage-sama, no es tan tarde, así que aún tenemos tiempo para llegar a tiempo al punto de inauguración.
...
— Muy buen día a todos — Dijo el Señor Feudal una vez que se dió la señal de inicio — En primer lugar quiero agradecer a todos los habitantes de la Aldea del Té por su hospitalidad y por tan magnífica organización para este día — Sonrió a toda la audiencia — También quiero dar la bienvenida a todos las personas del país del fuego e incluso de más lejos que nos visitan el día de hoy — Agregó — Y finalmente, agradezco a las personalidades de esta aldea y a las aldeas aliadas que hoy nos acompañan; el Hokage de la Aldea de la Hoja, la Suma Sacerdotisa de la Aldea del Demonio y a la Heredera del Clan Uzumaki de la Aldea del Remolino — Conforme los fue nombrado, cada uno dio un paso adelante saludando a los presentes — Finalmente, antes de dar por inaugurado este festival, quiero invitarlos a seguir las tradiciones de este día, el cual particularmente es uno de mis favoritos porque no sólo se disfruta de las atracciones, sino de la libertad y aventura experimentada al hacer lo que nunca nos atreveríamos — Ante este comentario, muchos de los presentes rieron y aplaudieron — ¡Bienvenidos! — En cuanto el Señor Feudal se separó del estrado, los asistentes se dispersaron.
Por su parte, los invitados especiales se concentraron en un pequeño grupo iniciando el recorrido. Kushina se acercó a Minato pero antes de poder decir algo, fue abordada por alguien más.
— Que gusto verla por aquí Uzumaki-san — Saludó el Señor Feudal
— Lo mismo opino señor — Respondió amablemente
— Aunque también tenía la esperanza de ver a su padre, espero se encuentre bien
— Mi padre tenía la intención de venir, pero cuando se enteró que yo estaría de misión en la aldea, me pidió de favor asistir en su nombre — Comenzó a explicar — En estos días mi hermana ha estado un poco enferma y mi hermano preparándose para los exámenes chunin, por lo que me solicitó acudir en su lugar
— Espero que su hermana se mejore pronto y estaré pendiente del rendimiento de su hermano durante los exámenes — Ella sonrió en respuesta — Ahora veo la razón por la que abogó por la opción de evaluar previamente a los candidatos
— Así es, como se lo dije al Hokage en algún momento, si mi hermano se encuentra preparado, quiero que tenga la oportunidad de demostrar sus habilidades, pero si no estuviera listo, no quisiera que ocupara el lugar de alguien que sí lo está
— Es claro que tiene un correcto sentido de justicia
— Le agradezco que tenga esa opinión de mi — Estuvo a punto de despedirse del Señor Feudal para ir en búsqueda de Minato, pero…
— Ouch — Cuando Kushina dirigió su mirada hacia aquella exclamación, encontró a la sacerdotisa siendo sujetada por Minato de un brazo
— ¿Se encuentra bien? — Preguntó amablemente el rubio
— Sí, sólo fue un tropiezo, no fue nada — Al decir eso, intentó separarse del Hokage, pero apenas dio un paso y volvió a necesitar de ayuda.
— Podemos llevarla a la unidad médica — Sugirió otro de los invitados
— No se preocupen, en unos minutos estaré como si nada. Además, pocas veces tengo la oportunidad de asistir a festivales, así que me gustaría disfrutar de este — Miró a Minato como solicitando un favor. Kushina se enfocó en que nadie viera cómo rodaba los ojos. Era tan obvia la estrategia de aquella mujer, que instantáneamente sonrió, pues mostrarse como una chica indefensa no era una buena estrategia para llamar la atención de Minato, si fuera así, su relación nunca habría avanzado como lo hizo.
Sin decir nada más, todos retomaron el camino, el rubio ayudaba a Miroku y Kushina seguía manteniendo breves conversaciones entre aquel grupo de personas.
Cuando terminó el recorrido, ya era la hora de comida. El señor Feudal se disculpó por no poder seguir acompañadolos, ya que debía reunirse con comerciantes de la zona.
Mientras el resto de los ahí presentes debatían sobre las posibilidades para ir a comer en grupo, Kushina supo aprovechar la situación para apartase junto a Minato.
— Hokage-sama ¿Qué le parece si buscamos juntos un lugar para comer? — Sugirió la pelirroja
— Creo que es una buena idea — Respondió — Sólo necesito arreglar unos últimos detalles — Kushina se extrañó por el comentario, pero lo dejó continuar.
El rubio regresó al grupo de personas y después de un par de minutos regresó al punto donde había dejado a Kushina
— Estamos todos listos — Kushina no se molestó en ocultar su sorpresa al verlo regresar con la sacerdotisa de la Aldea del Demonio — Mientras hacíamos el recorrido, Miroku-sama recomendó un lugar donde sirven muy buenos Okonomiakis, así que pensé que sería buena idea que nos acompañara
— Pero… ¿Se encuentra mejor Miroku-sama? Después de su lesión, tal vez sería mejor si guardara reposo
— Siendo sincera, me siento un poco mejor, además, creí que el Hokage se las ingeniaría para evitar nuevamente mi invitación — Comentó la sacerdotisa — Así que ahora que accede a ella, no puedo decir que no
— Es bueno escucharlo — Dijo Kushina con una nueva idea en mente — Hokage-sama, sugeriría que continuara ayudando a Miroku-sama, lo mejor es evitar que tenga algún otro percance que empeore su condición
— Muchas gracias — Respondió la aludida después de tomar el brazo de un rubio que intentaba disimular su duda ante la actitud de la pelirroja.
Comenzaron a caminar y no tardaron en llegar al restaurante recomendado. Kushina había entendido el juego de Minato al invita a Miroku, sabía que quería "repetir" la situación vivida la noche anterior, sin embargo, ella había decidido que se encargaría de demostrarle que había una gran diferencia entre las intenciones de Ryoga y Miroku. Por eso, aunque no le agradara tanto la idea, dejaría que aquella mujer realizara su jugada.
Fue así que al llegar al lugar, dejó que ella se sentara junto al rubio y se mantuvo al margen en la conversación. Incluso cuando ella necesitaba de algún utensilio o condimento extra, dejaba que Minato fuera quien se lo acercara.
— ¿Quedó satisfecho con su juego infantil Hokage-sama? — Susurró Kushina una vez que salieron de aquel lugar y aprovechando que la sacerdotisa se había apartado unos pasos para saludar a alguien
— Yo sólo trataba de demostrar un punto — Respondió — Fuiste tú quién lo volvió algo infantil
— ¿Demostrar un punto jugando con los sentimientos de dos mujeres? — Criticó — Me parece que es muy cruel de tu parte
— A mi forma de verlo, fuiste tu quien jugó con los sentimientos de ella. Mientras yo trataba de mantener mi distancia, tú parecías muy interesada en alentarla
— Yo no la alenté en nada — Se defendió — Simplemente dejé que demostrara sus intenciones verdaderas
— ¿Con qué finalidad?
— Con la misma por la cual la invitaste en un principio
— No estoy de acuerdo, pero tampoco tengo ánimos para discutir por eso
— ¿De qué tiene ánimos el Hokage?
— Si continuarás con esa actitud, preferiría ir a dormir
— Perfecto, no lo detengo más
— Una disculpa por ausentarme, me detuve a saludar a un viejo amigo — Declaró la sacerdotisa una vez que se integró con ellos
— No se preocupe Miroku-sama — Habló Kushina — Justo ahora el Hokage se dirige a la posada donde se hospeda para descansar un poco
— Ya veo — Dijo un poco desanimada
— Pero si usted lo acompaña, quizá pueda hacerlo cambiar de opinión — Y después de sonreír a ambos comenzó a caminar sin voltear a mirar a Minato, pues sabía perfectamente la mirada que le estaría dedicando.
Después de caminar sin rumbo por un par de minutos, se detuvo a pensar en su siguiente movimiento. Decidió seguir caminando y volver a admirar los locales y decoraciones entorno al festival, ya que la mayor parte del recorrido que hizo junto al Señor Feudal, tuvo que prestar más atención a la plática que sostuvo con él. Y sin proponérselo, en poco tiempo ya se encontraba haciendo más compras.
Después de un par de horas, caminaba por las calles de la Aldea del Té cargando con una gran dotación de artículos.
— ¡Cuidado! — Gritó un niño que pasó corriendo a su lado. Por suerte había logrado esquivarlo a tiempo, evitando tirar todo lo que traía en sus manos
— ¡Oye…! — Se giró para tratar de hablar con el infante pero no pudo terminar su frase cuando alguien más gritó
— ¡Cuidado! — Esta vez fue inevitable el impacto, y siendo consciente de que cargaba algunas cosas propensas a romperse, enfocó sus esfuerzos en evitar el daño en los objetos olvidándose de cuidar su integridad
— Oh-oh — Fue la expresión de uno de los niños cuando la vio en el suelo. Su amigo al igual que él se acercó a ella con la intención de ayudarla a levantarse, sin embargo pararon en seco al recibir la mirada amenazante de la pelirroja.
— Lo sentimos — Dijeron hincándose y poniendo la frente en el suelo
Ella los ignoró y empezó a colocar sus objetos a un lado para poder ponerse de pie
— Lo sentimos — Repitieron levantando levemente la cabeza, pensando que quizá no habían sido escuchados la primera vez
— No importa — Respondió secamente — Mejor váyanse antes de que cambie de opinión y les dé su merecido — Al escuchar eso, los niños salieron corriendo pues notaron la sinceridad en sus palabras.
Continuó acomodando sus compras para poder cargarlas y seguir con su camino, cuando repentinamente notó unas manos que la ayudaban
— ¡Les dije que se fueran! — Detuvo su reclamo en cuanto alzó la mirada, pues quien la ayudaba no era ninguno de esos niños
— ¿Te encuentras bien Kushina-san?
— ¡Ryoga! Lo siento, creí que eras uno de los niños de hace un momento — El ninja del Té continuó ayudando a poner todo en orden
— Muchas gracias — Agradeció sinceramente
— No fue nada — Respondió — Aunque francamente no esperaba encontrarte en una situación así
— Ni siquiera yo esperaba que me pasara eso
— Debo admitir que el día de hoy, ese tipo de incidentes son más frecuentes
— ¿Qué quieres decir?
— Quiero decir que lo más recomendable es que guardes tus compras en un lugar seguro y mantengas tus sentidos alerta — Ella lo miró sin entender — Este festival se caracteriza por tener muchas tradiciones y una de ellas es que los niños deambulan haciendo travesuras
— ¿Por qué?
— ¿Qué te parece si buscamos un lugar menos expuesto a ese tipo de ataques y te explico todo a detalle? — Ella aceptó la oferta y después acordar ir por dangos, comenzaron a caminar.
— Ahora, explica cómo es que una tradición puede ser que los niños hagan travesuras — Cuestionó — ¿Acaso no hay adultos que puedan controlarlos?
— Para eso tengo que contarte el origen de este festival — Respondió — Según la historia hace muchos años una joven sacerdotisa logró sellar al espíritu de un dragón de fuego que amenazaba con destruir la aldea. Pero al hacerlo, parte de la esencia maligna se quedó atrapada dentro de ella, lo cual hacía que relucieran sus deseos reprimidos
— ¿Qué clase de deseos? — Preguntó Kushina
— La sacerdotisa era de una personalidad muy pura y reservada, por lo que esos deseos que para ella eran terribles, para las demás personas podían considerarse simples travesuras. Por eso surgió este festival, en el que los niños hacen travesuras y los adultos nos atrevemos a hacer esas pequeñas cosas que en otros días no haríamos — Explicó — A los aldeanos de aquella época se les ocurrió esta idea para demostrarle a esa sacerdotisa que su maldición no la hacía malvada, sino que por el contrario, la volvía más humana
— Ahora entiendo incluso las palabras del Señor Feudal durante la inauguración — Expresó
— El es uno de los que se toman más enserio esta festividad — Una ligera risa escapó de sus labios
— Pues durante el recorrido no me dió esa impresión
— Porque aún estaba cumpliendo funciones oficiales, pero apuesto a que una vez que terminaron ese recorrido fue de los primeros en irse
— Eso fue justamente lo que sucedió — Ahora incluso dudaba que el Señor Feudal tuviera "una junta importante con comerciantes" — Y ¿qué otras tradiciones hay entorno al festival? — Cuestionó antes de llevar otro dango a su boca — Si tengo que estar alerta, necesito saber qué es lo que me amenaza — Agregó
— Creo que para explicarlo es mejor recorrer el festival y lo veas por ti misma
— Ya lo recorrí antes de encontrarte y no me pareció notar algo que lo hiciera diferente
— Porque aún no era el momento — Respondió — Una vez que empieza el atardecer es cuando se vuelve interesante.
— ¿Qué? — Exclamó antes de mirar hacia el exterior del local y sorprenderse con el cambio de paisaje, pues no sólo había iniciado el atardecer, sino que prácticamente era de noche — ¿Cómo pasó tanto tiempo? — Cuestionó más para sí misma — Como sea — Dijo resignada — Será mejor que me muestres esas tradiciones de las que hablas
— Claro
— Pero antes quisiera dejar todo esto en la posada — Aclaró — No quiero pasar toda la noche ocupada en mantener a salvo estas cosas.
Definitivamente había más gente en las calles que hace unas horas, aunque aún no caía por completo la noche, las calles ya estaban iluminadas por luces y lámparas donde los colores predominantes eran amarillo, naranja y rojo. Como bien lo mencionó Ryoga el día anterior, notó que más chicas llevaban kimonos y vestimentas tradicionales.
Llegaron a la posada y se separaron momentáneamente, ella se dirigió a su habitación y después de guardar sus compras y cambiar su ropa algo polvorienta a causa de la caída de la tarde, salió para encontrarse con su compañero. Se detuvo cuando pasó frente a la habitación de Minato, quiso llamar a la puerta esperando que cambiara de opinión y decidiera acompañarla, pero al final, el orgullo la detuvo antes de que sus nudillos tocaran la madera de la puerta.
— Veo que al final elegiste un kimono — Observó Ryoga después de saludarla en la entrada de la posada.
— Sólo espero que no sea muy exagerado — Admitió
— No te preocupes, apuesto a que no serás la única que opte por ese tipo de atuendo — Reconoció — Además, pocas mujeres pueden portar un kimono de forma tan natural como tú lo haces — Escucharlo decir eso hizo que se sonrojara e inmediatamente recordó la conversación que tuvo con Minato la noche anterior
— Confiaré en que más personas me ayuden a pasar desapercibida — Dijo después de sacudir sus pensamientos y haciendo una nota mental para reprender a su novio por meterle ideas extrañas
— No olvides que tú misma dijiste que te enfocarías en disfrutar del festival sin tomar importancia a la opinión de los demás
— Tienes razón, no todos los días tengo oportunidades como esta — Declaró con verdadera emoción
— ¿No has acudido a los festivales de Konoha y Uzushiogakure?
— En Konoha he ido a muy pocos y en Uzu he ido a demasiados que ya hasta han perdido mi interés
— Me gustaría conocer ambas aldeas para poder decirte mi opinión, especialmente sobre Uzushiogakure — Comentó
— A comparación de la Aldea del Té, no es tan llamativa turísticamente, pero es un lugar muy tranquilo y con lindos paisajes clásicos — Agregó — Así que si un día tienes deseos de tomarte un tiempo libre para disfrutar de un día de paz y calma, Uzu es una buena opción
— Suena muy tentador — Reconoció aquel hombre — Ojalá puedas acompañarme para guiarme durante mi visita
— Es difícil saber en qué días exactos estaré en la aldea, pero si no me encontrara ahí, en general todos los aldeanos son muy hospitalarios y te ayudarán a disfrutar de tu estancia
— También podría pasar primero a Konoha para confirmar que esa visita guiada sea posible
— Pero el ir a Konoha primero te desviará mucho
— Lo sé, pero…
— ¡Aaahhh! — Gritó la Uzumaki al ser sorprendida por dos niños enmascarados — ¿Esto también es parte del festival o es sólo mi mala suerte?
— Se dice que antes de ser sellado por la sacerdotisa, el demonio dragón visitó la aldea transformado en humano — Relató — Para representarlo, los niños portan mascaras durante la noche y hacen de las suyas
— ¿Y por qué parecen ir sólo sobre mí? — Reclamó — No he visto que intenten atacarte a ti
— Van sobre los blancos fáciles — Informó — Y tú, además de parecer un poco distraída, es evidente que no eres de la aldea
— ¿Evidente? — Cuestionó
— Quizá es sólo mi idea — Respondió — De cualquier forma, será mejor que comencemos a caminar para poder evitar esos ataques
— ¿De qué otra cosa debo cuidarme? — Le preguntó
— Sólo las travesuras de los niños son problemáticas, las demás son tradiciones en las que incluso podrías participar
— Muy bien, entonces que inicie el recorrido guiado —
— Veamos… Además de las travesuras, también es posible que te encuentres con personas realizando cosas extrañas
— ¿Qué tipo de cosas?
— Es difícil de explicar — Hizo una pausa tratando de encontrar las palabras adecuadas — Mira, ese es un ejemplo — De repente señaló un hombre que pasó a su lado disfrazado de conejo mientras era seguido por otras tres personas riendo y lanzando algunas bromas respecto a su aspecto
— Entiendo a lo que te referías cuando decías que era difícil de explicar — Admitió la pelirroja — Pero ¿por qué hacen ese tipo de cosas?
— Son retos — Explicó — Entre los amigos se acostumbra establecerlos
— Y ¿Qué pasa si alguien se niega a hacer lo que le piden?
— En teoría no pasa nada, pero muchos creen que al no hacerlo, se atrae la mala suerte
— No creí que en esta aldea fueran tan supersticiosos
— Sólo lo somos en torno al festival, además, no son muchos los que realizan ese tipo de retos — Agregó — La mayoría opta por retar a los amigos a ir al "podio del valor"
— ¿Podio del valor?
— Es mejor que lo veas con tus propios ojos — Continuaron caminando hacia el centro de la aldea, donde logró ver una pequeña tarima que sobresalía entre el público. Era una estructura sencilla, con cuatro escalones que llegaban a un pequeño escenario con un micrófono al centro
— En teoría el fin de este podio es hacer declaraciones públicas que has pensado pero normalmente no dirías o no te atreves a hacerlo — Comenzó a explicar — Algunos hacen declaraciones de amor, renuncian a sus empleos o simplemente expresan secretos
— ¡Tengo 16 años y aún mojo la cama! — Exclamó una joven provocando la risa de los presentes
— Aunque claro, a veces son declaraciones impuestas por un reto y no siempre resultan ser ciertas
— Suena divertido — Reconoció — Sobre todo para quienes viven aquí, ya que se conocen entre ustedes
— Yo creo que puede ser divertido incluso para los turistas — Y después de decirlo, sonrió — Kushina-san, te reto a subir al podio y decir algo que no le hayas dicho antes al Hokage
— ¡¿Qué?!
— Tendrás que hacerlo si no quieres que la mala suerte te persiga
— Pero estamos en otra aldea, si digo algo malo del Hokage podría ocasionar muchos problemas
— Nunca dije que tuviera que ser algo negativo — La pelirroja suspiró y quizá por influencia del ambiente, repentinamente se sintió motivada a hacerlo.
Caminó hacia aquel espacio, concentrándose en la imagen del rubio y en lo que quería decir en ese momento. Encontrándose frente al micrófono sonrió al saber exactamente lo que diría. Aunque era un pensamiento que ya se lo había expresado a él, nunca lo había hecho en público ni con las mismas palabras, así que supuso que era válido para cumplir con su reto
— ¡Mi jefe es un idiota! — Simple y totalmente sincero.
Se hizo un momento de silencio antes de que algunos de los presentes comenzaran a aplaudir
— ¡El mío también! — Respondió alguien más en el público.
Satisfecha con lo logrado y con una sensación de libertad, regresó a donde estaba el ninja del Té.
— No creí que escucharía algo así — Confesó
— Fue lo primero que se me ocurrió
— Aunque fue un poco ambiguo. Te reté a decir algo del Hokage, al decir tu jefe, puedes referirte a un capitán de equipo en una misión, a un cliente…
— No soy idiota como para decir públicamente que el Hokage es un idiota — Se defendió — Al decir mi jefe, no pongo en riesgo la imagen de nadie y al mismo tiempo tú sabes que me refiero a él
— Parece ser que piensas muy bien tus palabras antes de hablar — La felicitó
— Es lo que un buen shinobi hace — Respondió — Y ahora que quedó claro este punto, continuemos el recorrido
— En este momento es lo único que puedo mostrar — Comentó — Las otras dos tradiciones ocurrirán más tarde, cuando las luces cambien
— ¿Qué tienen que ver las luces?
— Como seguramente notaste, en este momento la iluminación se centra en los colores amarillo, naranja y rojo — Ella asintió
— Eso es en representación del fuego, elemento que el demonio dragón dominaba — Explicó — Cerca de las 11 de la noche las luces cambiarán y el color rojo predominará. Eso será el indicativo de que inicia el desfile
— ¿Qué clase de desfile?
— Varios de los aldeanos forman la estructura de un dragón y a su lado más personas danzan al ritmo de la música que ambienta el desfile — Explicó — Realmente es un desfile impresionante, que atraviesa la aldea de extremo a extremo
— Supongo lo hacen por la calle principal
— Sí, aunque las calles laterales también son un caos pues es por donde las personas observan el espectáculo — Aclaró — Cuando llegan al otro extremo de la aldea se hace una pequeña obra representando el momento en el que la sacerdotisa sella al dragón — Agregó — Finalmente, después de la medianoche, las luces cambian a tonalidades amarillo y se lanzan fuegos artificiales.
— No creí que este festival tuviera tanto significado — Admitió — Ahora entiendo la formalidad y protocolos entorno al mismo
— Sí, realmente es la festividad más esperada por toda la aldea
Continuaron caminando y para sorpresa de Kushina a donde quiera que miraba, la decoración hacía lucir el lugar como un sitio nuevo y no como la aldea que había recorrido hace unas horas.
Pasaban los minutos y poco a poco la temperatura iba disminuyendo, por lo que Ryoga sugirió hacer una parada en un puesto de Amazake
— Aquí tiene joven — Dijo el hombre que servía las bebidas — Y este es el de su novia
— ¡No, nosotros no…!
— Gracias — Se limitó a responder Ryoga
Siguieron su camino y por un momento ninguno de los dos dijo nada. No sabía lo que Ryoga estaría pensando y ni siquiera quería hacer el intento de adivinarlo, pues su mente estaba muy ocupada lidiando con sus propios pensamientos.
Escuchar el comentario de aquel hombre inmediatamente trajo a su mente a Minato, recordó algunas ocasiones de visita en Uzushiogakure cuando ambos pasaban por la misma situación y eso la entristeció, pues le hubiera gustado que ese hombre dijera eso estando acompañada de su novio.
Además ¿Por qué aquel hombre pensó que Ryoga era su pareja? Estaba segura que ambos estaban actuando como lo que eran: dos conocidos recorriendo un festival ¿Acaso ese hombre, al igual que su novio, no comprendían que se podía mantener una relación meramente cordial y amistosa entre un hombre y una mujer? ¿No podía tener un amigo sin que se le relacionara sentimentalmente con él?
Y así, de la nada, su tristeza se había transformado en molestia. Dio el último sorbo de su bebida y finalmente habló
— Ahora que lo pienso, no tuve la oportunidad de replicar al reto que me impusiste antes — Comentó la pelirroja
— ¿Quieres que regresemos al podio del valor?
— No, mi reto es más simple — El aludido asintió esperando que ella continuara — Ryoga, te reto a responder 5 preguntas con completa sinceridad y sin oportunidad de retractarte o cambiar el tema — Él la miró extrañado pero al final accedió a la petición
— ¿Serán preguntas complejas? — Preguntó — Porque si es así, quisiera estar en un sitio en el que al menos pueda estar sentado
— Bien, entremos ahí — Respondió señalando un restaurante de Ramen, no era el que siempre visitaba, pero servía para el fin.
El lugar era más amplio que los locales tradicionales de Ramen, por lo que pudieron disponer de una mesa en lugar de estar frente a una barra.
— Cuando gustes empezar — La animó Ryoga una vez que ambos ordenaron
— Primero quiero conocer el trasfondo del reto que me impusiste — Explicó sin rodeos — ¿Por qué precisamente querías que dijera algo sobre el Hokage? — Le preguntó — Y si hay más de una razón, quiero saberlas todas
— Vaya, sí que serán preguntas complejas — Ella lo miró determinada sin revelarle que planeaba hacer uso de su habilidad para solicitar información sin dejar espacios libres para sus respuestas — Sí hay más de una razón — Fue lo primero que dijo — La principal es porque me interesaba conocer tu percepción sobre él cuando no tienes la presión de ser su subordinada — Comenzó a explicar — Aunque creo que falle un poco en ese último aspecto, porque la forma en que te expresaste seguía siendo bajo la línea de respeto y confidencialidad de su imagen
— Pero fui sincera — Refutó
— Y por eso acepté como válida tu respuesta — Ella guardó silencio esperando a que continuara — La segunda razón fue porque quería saber un poco más de tu personalidad — Ella lo miró extrañada y él continuó — El hecho de que aceptaras el reto, a pesar de que realmente no estabas obligada a hacerlo, me dice que eres una persona decidida y hasta cierto punto competitiva
— Interesante lectura
— Y a pesar de que te dije que no necesariamente tenías que decir algo negativo de él, elegiste hacerlo a tu manera — Agregó — Lo que interpreto como una forma de ser honesta con tus sentimientos sin olvidar tu compromiso como shinobi
— Bien, acepto esta primera respuesta. Ahora una pregunta un poco diferente — Hizo una pausa para ordenar sus ideas — Según mi percepción, los habitantes de la Aldea del Té son muy formales y respetuosos, por lo que es difícil que muestren cercanía con alguien que apenas conocen
— Creo saber hacia dónde va tu pregunta
— Cuando te pedí que me llamaras por mi nombre ¿Cuál fue la razón por la que accediste? Si alguien más te lo hubiera pedido ¿también habrías accedido?
— Esas son dos preguntas
— No, es una pregunta compleja, tal como te lo advertí
— Está bien — Dijo resignado — Puedo decir que me incluyo en la gran parte de aldeanos que mantenemos costumbres tradicionales y respetuosas hacia otras personas — Ella asintió, pues recordaba esa actitud cuando recién lo conocieron — Sin embargo, fuiste tú quien solicitó que te tratara con menos formalidad y no puedo estar seguro si con alguien más hubiera accedido, pero puedo decir que cuando tu me lo pediste, me transmitiste cierta amabilidad y empatía que no me hizo dudar en seguir tu petición a pesar de que esta iba en contra de mi formación
— Entiendo — Antes de que pudiera continuar, una encargada del lugar había llegado con sus bebidas y como si temiera lo peor, Ryoga dio un sorbo de su vaso para prepararse — En el puesto de amazake, ¿Por qué no aclaraste la situación con el hombre que pensó que éramos pareja? Y no digas que fue porque yo lo hice ya que ni siquiera pude aclararlo bien — Él sólo suspiro
— Creo que sabes cuál será mi respuesta — Comenzó a decir — Así que además de confirmar tus sospechas, me adelantaré y responderé a tu siguiente pregunta — Ella levantó una ceja mostrando su duda — A mi forma de verlo, el corregir a aquel hombre era igual a negar las intenciones que tengo hacia ti… Intención de conocerte mejor para pasar de ser simples conocidos a amigos y después a algo más — Aunque Kushina hubiera querido decir algo, la sorpresa le había quitado las palabras — Resumido, no negué lo que dijo ese hombre porque me agradó escucharlo — Después de un pequeño silencio que parecía que nadie iba a romper, él continuó — Pero tú lo corregiste, eso bastó para darme cuenta que la forma en la que me ves es completamente distinta a la que yo te veo — Sus palabras eran contundentes pero con un tono amable — Así que a cambio de haberte ahorrado una pregunta, yo quisiera hacerte otra — No le dió tiempo de negarse y continuó hablando — ¿La razón de tu rechazo es debido a que hay alguien más en tu vida?
— ¿Por qué te interesa saberlo?
— Si respondes a mi pregunta, respondo a la tuya
— Lo hay — Se limitó a decir
— Esa confirmación refuerza otra de mis teorías — Lo miró con la interrogación en sus ojos — La persona de la que hablamos es el Hokage ¿Cierto?
— ¡¿Cómo…?! — No terminó su pregunta cuando empezó a repasar mentalmente las acciones de Minato que pudieron delatarlos
— Al principio no fui consciente de las posibles señales, pero cuando empecé a fijarme en ti noté las diferencias en cómo lo miras, cómo lo tratas y cómo hablas de él cuando no está.
— Espera… ¿Estás tratando de decirme que fui yo quien nos delató?
— Pues eres con la que más he convivido — Se limitó a decir — No sé si él tiene ese mismo comportamiento
— Puedes estar seguro de ello
— Entonces si él corresponde a tus sentimientos ¿Por qué no está aquí? — Preguntó — Es una noche ideal para una pareja, lo cual comprobamos en el puesto de Amazake
— Me molesté con él — Respondió — No diría que discutimos, porque a comparación de otras veces, hoy sólo me molestó su actitud
— Si yo fuera él, no desaprovecharía las oportunidades para estar a tu lado — Ella sonrió
— No tengo duda de que él piensa igual — Dijo mientras recordaba su despedida antes de irse a dormir la noche anterior, en la que expresaba su desdén por la misión que le impedía convivir con ella como a él le gustaría — Pero… últimamente, siempre que tenemos alguna diferencia optamos por distanciarnos — Suspiró — Justo ahora me pregunto por qué esas últimas diferencias coinciden en los momentos que más deseo estar con él — En cuanto sintió la primeras lágrimas naciendo en sus ojos, sacudió su cabeza — Como ahora — parpadeó varias veces esforzándose en reprimir el reflejo de su sentir — Había planeado pasar toda la noche con él y recibir juntos los primeros minutos de su cumpleaños — No dijo más para poder concentrarse en su tarea por mantener la compostura
— No conozco cómo han llevado su relación, pero creo que eso podría deberse a que sus sentimientos están madurando — Comenzó a explicar. Ninguno de los dos supo en qué momento el interrogatorio había pasado a ser una consulta emocional — Creo que las relaciones perfectas donde no hay discusiones ni diferencias de opiniones, son relaciones falsas — Le dijo — Ambos son personas completamente diferentes y aunque tienen pensamientos y sentimientos en común, también es normal tener diferencias — Ella lo escuchaba atentamente — Pero, mientras sepan superar esos conflictos, todo estará bien — Nuevamente sonrió
— Lo que dices sólo me hace sentir peor — Confesó — Porque una de las diferencia de opiniones que nos mantiene separados hoy, eres tú — El aludido se sorprendio — Y es curioso que seas tú quien esté poniendo en orden la situación — Cuando vio la duda en sus ojos continuó — Todo esto empezó porque él aseguraba que tú te mostrabas interesado en mí y yo me empeñé en asegurar que no era así
— Y al final él tuvo la razón — Agregó Ryoga
— Y no sabes cómo me molesta — Raclamó con cierto tono infantil — Porque será la primera vez que él tendrá la razón en una discusión
— Si ambos no hablamos del tema, no tiene porqué enterarse
— ¿Prometes no decirle nada?
— Me conviene guardar el secreto — Admitió — No es buena idea tener al Hokage de enemigo — Ambos rieron ante su pacto — Además, dijiste que no considerabas esto como una discusión, por lo que creo que si te apresuras y aclaras las cosas con él podrás mantener tu record intacto
— Muchas gracias Ryoga — Le sonrió antes de levantarse
— Deberías comer antes de irte — Le dijo justo en el momento en el que la encargada llegaba con sus pedidos
Quizo decir que no, pero consideró que después de toda la ayuda que había recibido de él, lo mínimo que podía hacer era acompañarlo.
Continuaron hablando de otros temas más triviales y para Kushina fue reconfortante darse cuenta que Ryoga se comportaba completamente maduro con la situación. Si no implicara admitir que Minato había tenido la razón, le gustaría demostrarle la buena actitud del ninja del Té.
— Disculpen ¿Ordenarán algo más? — Preguntó repentinamente la mesera que los había estado atendiendo — En 10 minutos cerraremos la cocina y 30 minutos después de eso cerraremos el local
— ¿Tan temprano? — Se quejó Kushina
— Kushina… son más de las 10 de la noche — Le informó Ryoga
— ¡¿Qué?! — Exclamó sorprendida — Lo siento Ryoga, yo…
— Ve — Acordó — Dentro de poco iniciará el desfile y en estos momentos las calles ya deben ser un caos y te será difícil moverte
— Gracias por la advertencia Ryoga — Se levantó y dejó en la mesa el pago de lo que había consumido — No sé qué impresión tengas de mí ahora, pero yo puedo decirte que desde hoy, estás en mi lista de amigos — Declaró antes de salir del local a paso lento fingiendo calma mientras su mente comenzaba a trabajar aceleradamente.
Como bien advirtió Ryoga, en cuanto salió del local se encontró un pequeño tumulto de personas, debido a que habían reducido el espacio para transitar por las calles.
No podía creer que todos sus planes estuvieran a punto de arruinarse. Desde que salieron a aquella misión, se había propuesto pasar esa noche en compañía de Minato. Conocía el pasado entorno a su cumpleaños y había decidido que se encargaría de crear recuerdos que comenzaran a eclipsar esa oscuridad en una fecha tan especial.
Continuó tratando de abrirse paso entre las personas pero a pesar de dar ciertos empujones y escabullirse entre huecos, su avance no era mucho.
Fue cuando encontró un pequeño callejón que se decidió a seguirlo y una vez alejada de la multitud, subió al techo de una de esas casas. Desde ese punto pudo contemplar que transitar por esas calles sería una misión imposible, pues hasta donde le alcanzaba la vista, el panorama era el mismo.
— ¿De dónde salió tanta gente? — Se preguntó en voz alta.
Ignoró ese hecho y empezó a desplazarse por los techos decidida a llegar a la posada y deseando que Minato siguiera ahí.
Toco la puerta de su cuarto y a pesar de no recibir respuesta, entró sólo para encontrarse con una habitación vacía. Frunció el ceño y salió hacia su propia habitación, aún sabiendo que era poco probable que estuviera ahí, no quiso dejar de revisar.
Estando fuera de la posada la realidad la abrumó aún más, pues no tenía la menor idea de dónde podría estar. Regresó a los techos pensando que quizá desde ahí podría verlo en caso de que anduviera por esas calles o quizá alguna idea vendría a su mente al contemplar un amplio panorama.
Pero fue inútil, entre la cantidad de personas, los pocos espacios entre ellas y la escasa luminación era difícil distinguir el rostro de alguien. Tanta era su molestia consigo misma que ante cada fracaso su ira crecía sin importarle las consecuencias de dejarse dominar por esas emociones. Pero no podía evitarlo, en su mente sólo había dos opciones, permitir que el enojo la impulsara a seguir con su búsqueda o pasar a la tristeza dando por perdida su misión y esa última opción era inaceptable.
— ¡Minato! — Gritó sintiendo que era el último recurso con el que contaba.
Un par de personas alzaron la mirada pero sin distinguir de dónde procedía aquella voz
— ¡MI - NA - TO! — Remarcó más su grito y esta vez más personas voltearon, pero ninguna de ellas era quien buscaba.
Tal vez habría sido buena idea ir gritando su nombre, pero no pasó mucho tiempo cuando el desfile inició y con ello, los gritos de varios espectadores y las melodías interpretadas por quienes participaban en el espectáculo sobrepasaron su propia voz.
— … — Dejó escapar el aire dándose cuenta que en esta ocasión había perdido la batalla. — Tonto prodigio — Exclamó al aire después de sentarse a la orilla de una azotea dispuesta a contemplar el desfile — Tonto orgullo — Esta vez una sonrisa fue lo que siguió a su declaración.
Permaneció un par de minutos concentrándose únicamente en los detalles del desfile, tratando de disfrutar de la combinación de colores y sonidos que se ofrecían y mientras lo hacía, no había sido consciente de la baja temperatura en el ambiente hasta que se descubrió abrazándose a si misma.
— Quizá es momento de ir a dormir — Pensó con pesar, pero una vez más su orgullo la hizo cambiar de parecer. Reconocía la derrota al intentar encontrar a Minato, pero otro de los objetivos de ese viaje era que ella conociera esa aldea como cualquier otro turista lo hacía.
Abandonó aquella azotea y se integró al grupo de personas que observaban el desfile desde las calles y esta vez, se desplazaba con mayor calma.
— … — Sonrió al llegar a su destino, pues cuando estuvo ahí, no se imaginó que regresaría unas horas después — Un Amazake por favor — Pidió al mismo hombre que la había entendido anteriormente
— Enseguida… Oh qué gusto verla otra vez señorita — Saludó el comerciante sorprendiendo a Kushina por reconocerla — Aquí tiene — Dijo entregando lo pedido — Tenga cuidado, aunque no lo parezca, este Amazake tiene un alto grado de alcohol — Advirtió — Y si se ve afectada, sería peligroso que ande sola
— No se preocupe, soy más resistente de lo que aparento — Reconoció con orgullo
— De cualquier forma, debería considerar mi consejo — Replicó en tono paternal — En general, no es bueno para cualquier persona andar sola de noche — Ella sonrió ante la familiaridad del comentario
— Es lo que le he dicho antes, pero parece no tomarlo en serio — Replicó una voz familiar.
Ahí, justo a su lado, sin haber hecho notar su presencia antes, estaba justamente la persona a la que había estado buscando desesperadamente. Pensó en la posibilidad de que quizá el Amazake fuera más fuerte de lo que pensó, haciendo que su mente le jugara este tipo de travesuras, por eso, no se atrevió a decir nada, simplemente se quedó observando, esperando encontrar alguna señal que le permitiera discernir si era real o su imaginación.
— Parece ser que este joven sabe aconsejarla bien — Dijo el dueño del puesto mientras miraba al rubio, quien asintió con la cabeza dándole la razón.
— Lo ves — Remarcó con cierto aire petulante haciendo que ella reaccionara
— ¡Deja de poner esa cara! — Reclamó — Si estoy sola es por tu culpa ttebane! — Dijo indignada
— Pero yo sólo hice lo que pediste — Se justificó
— ¡No es cierto! — Replicó ella causando la risa del dueño del local
— Olvídelo joven — Le dijo el señor a Minato — Los años me han enseñado que las mujeres siempre tienen la última palabra
— Aunque a veces lo olvido, siempre resulta ser verdad — Respondió con una sonrisa.
— Bueno, este festival se trata de aceptarnos unos a otros y de comprender los errores humanos — Les dijo — Así que acepten estas bebidas como cortesía de la casa — Dijo ofreciendo dos vasos a Kushina
— No es nece… — Comenzó a decir Kushina pero aquel hombre la llamó para que se acercara a él
— Acéptelo como una disculpa por la confusión de antes — Le susurró
— ¿Confusión? — Respondió en el mismo tono de susurro
— Ahora tengo claro a quién pertenece su corazón — Comentó haciendo que ella se sonrojara
— Muchas gracias — Esta vez Kushina alzó la voz para hacerse escuchar claramente
— Pero… — Minato dudó cuando ella le ofreció la bebida
— Tranquilo, yo puedo cuidarte — Aceptó el vaso ofrecido mirando el contenido sin beber de él — Podemos ir tomándolo mientras caminamos hacia la posada — Lo animó — Para cuando te veas afectado, ya estaremos a salvo
— … — Él se encogió de hombros y dio un pequeño sorbo disfrutando de la calidez que viajaba por su pecho.
— Gracias por todo — Kushina se despidió de aquel hombre
Salieron del local descubriendo que las personas se concentraban justamente hacia la dirección de la posada
— Parece que tendremos que ir por los techos — Observó la Uzumaki.
— O podríamos rodear la aldea — Dijo mientras señalaba el lado contrario del camino
— Creí que estarías muy cansado para caminar— Replicó
— … — No respondió, simplemente dio un par de pasos invitándola a seguirlo — Como dije antes — Comenzó a hablar en cuanto ella lo siguió — Hice lo que me pediste y aunque no puedo decir que tuve un sueño reparador, al menos recuperé un poco de energía
Era una noche extraña, hace unos momentos había sentido un frío característico de la temporada, al estar en el puesto de Amazake no es que hubiera disminuido, simplemente lo había olvidado y ahora nuevamente era consciente de la temperatura, pero esta vez no se sentía como antes. No era cálido, simplemente se percibía templada a su entorno.
Justamente como lo hacía con Minato. Después del breve distanciamiento y encuentro inesperado, ahora lo sentía tibio. Sus palabras eran cálidas, pero algo hacía falta para que ese calor llegara a ella.
— Aún luces cansado — Observó después del silencio en el que ella estuvo reflexionando
— Es normal en esta época del año
— ¿Cómo puede ser normal?
— No tiene caso que te preocupes — ¿La tranquilizó? — En pocos días habrá pasado — Ella desvío la mirada molesta
— ¿Por qué tus conflictos importantes los mantienes reservados y los problemas sin sentido los maximizas?
— ¿Problemas sin sentido? — Kushina abrió los ojos sorprendida. Pues al parecer había expresado sus pensamientos en voz alta sin ser consciente de ello
— Hagamos un trato — Habló decidida — No mencionemos la "discusión" de hoy y mejor dediquemos esta caminata a ponernos al día— Cuando mencionó la palabra "discusión", la remarcó con un tono especial
— No considero lo ocurrido como una discusión, pero estoy de acuerdo
— Bien, yo tampoco lo considero una discusión — Concordó — Y ahora, ¿me contarás eso que te sucedió hoy?
— No hay mucho que decir — Explicó — Anoche no pude dormir — Se encogió de hombros — Cuando me ofreciste la opción de irme a descansar, la tomé sin pensarlo dos veces — Reconoció — Lo siento si me escuché agresivo cuando me fui
— Ahora que sé el contexto, diría que es normal. Ambos tenemos problemas con lo que respecta a nuestros hábitos de sueño, así que no puedo criticarte — Él sonrió levemente — Entonces… ¿Te la pasaste todo el día durmiendo?
— Intentando — Aclaró — Después de convencer a la sacerdotisa de que no estaba en condiciones de hacer más recorridos… Gracias por ese detalle — Kushina simplemente sonrió — Cuando pude entrar a mi habitación pasé cerca de una hora simplemente acostado en la cama, después entrené un poco con la esperanza de que el agotamiento me ayudara a conciliar el sueño y funcionó por un par de horas. Cuando volví a despertar estaba atardeciendo
— ¿Por qué no me buscaste entonces?
— Lo consideré pero supuse que estabas molesta conmigo
— A esa hora aún lo estaba
— Mientras me debatía entre qué hacer o no, se hizo de noche — Continuó — Y te busqué, pero al no encontrarte, decidí que quizá lo mejor era regresar a la posada — Comentó — Considerando que poco a poco las calles se poblaban más, supuse que no tardarías en fastidiarte por ese hecho y regresarías — Minato no tenía idea de cuánta razón había en esa suposición — Además, si tenías ánimos de verme, sería el primer lugar en el que buscarías
— Lo hice — Interrumpió — Pero no estabas
— Debió ser cuando salí a comprar algo para cenar — En ese momento le mostró una bolsa que Kushina no había notado
— Déjame ayudarte — Después de beber de un solo golpe lo que quedaba en su vaso de Amazake, le quitó la bolsa, teniendo cuidado de no hacer movimientos que pudieran derramar el contenido en ella
— ¿Cómo fue que me encontraste? — Retomó la plática — Y ¿Qué te hizo decidirte a acercarte? Después de todo, tú suponías que no quería hablar contigo — Él asintió
— Te vi cuando bajaste de una azotea — Le informó
— ¿Entre tantas personas? — Preguntó con cierta duda
— Es imposible no notarte cuando luces tan… hermosa — Y por primera vez no sólo Kushina se sonrojó ante aquellas palabras, la sangre también había subido a las mejillas del Namikaze
— … — Durante unos segundos ninguno de los dos dijo nada
— Después te seguí, esperando detectar tu estado de humor — Retomó su anécdota — Pero parecías algo distraída —Concordó con él, ya que ni siquiera ella recordaba qué pasaba por su mente en ese momento
— Y ¿Qué te hizo mostrarte?
— Te escuché hablar con ese hombre y no me pareció que estuvieras molesta — Explicó — Y cuando te dio el mismo consejo que yo repito siempre, no pude evitar intervenir
— Yo también te recordé cuando lo dijo — Admitió y él le sonrió de la misma forma que lo hacía cuando le daba la bienvenida después de una misión
— Ese fue mi día — Observó — ¿Qué me dices tú? ¿Cómo sobreviviste sin mí? — Ella rió suavemente, como si temiera levantar más la voz y romper con la calma que se sentía en ese momento.
— Nada relevante. Durante la tarde hice varias compras, después me encontré con Ryoga — En cuanto mencionó ese nombre, se enfocó en observarlo, sin embargo, él se llevó el vaso a los labios, impidiendo que ella pudiera notar cualquier expresión — Me acompañó a dejar las compras a mi habitación, después recorrimos el festival y me contó varias de sus costumbres
— Supongo que también mencionó la leyenda — Ella asintió
— Espera, ¿tú también conoces todo sobre estas festividades?
— No todo, pero lo más importante — Le explicó — ¿Y después de eso? — Preguntó incitándola a continuar con la anécdota
— Empezó a anochecer y fuimos al puesto de Amazake
— Por eso el dueño te hablaba como si ya te conociera — Ella se limitó a asentir
— Después fuimos a cenar y… — Además de detener la charla, también pausó su andar — Quiero contarte algo, pero primero necesito que me hagas dos promesas
— De acuerdo — Aunque su tono era apacible, su mirada era recelosa
— La primera no es como tal una promesa, simplemente una clarificación de hechos — El asintió en entendimiento — Hace unos momentos ambos acordamos que lo sucedido el día de hoy no fue una discusión
— No, no lo fue
— Entonces podemos decir que es simplemente una diferencia de opiniones y que no hay algo como "yo tengo la razón", ¿cierto?
— Es una forma razonable de verlo
— Bien, entonces aquí viene la segunda promesa — Anunció — Quiero que me prometas que a pesar de lo que diga, no vas a exagerar tu reacción
— La advertencia no es tranquilizadora — Admitió — Y si me lo preguntas, sólo logra ponerme más ansioso
— Si prometes lo que pido, no tendrás que esperar más
— Bien, prometo que te dejare decir todo lo que tengas por contar y si es que tengo un juicio que emitir, pondré todo mi esfuerzo en verlo de la manera más lógica y no dejarme llevar por las emociones
— No es exactamente la promesa que esperaba, pero es suficiente para mí — No se molestó en ocultar cierto orgullo por escucharlo ser tan cuidadoso con sus palabras — Cuando fui a cenar con Ryoga, admitió que su forma de actuar hacia mí era con la intención de conocerme mejor para ser algo más que conocidos o amigos — Él la miró con una expresión que claramente decía "Te lo dije".
— Debí suponer que había una trampa detrás de esa promesa — Dijo después de suspirar
— Pero ya que no lo viste venir, espero que sepas cumplir con lo que prometiste
— Lo sé — Dio otro sorbo a su vaso, esta vez un poco más profundo — Y ¿Qué sucedió después?
— Hablamos de ti — Una pequeña sonrisa se mostró en el rostro de Kushina — Y comprendió que sólo podía ser mi amigo
— Sí claro — Una vez más retomó la caminata
— ¡Oye!...
— Lo sé, lo sé — En cuanto ella lo alcanzó, continuó — Te aseguro que esa reacción es lo mejor que pude hacer. Y no puedes culparme, después de todo, quedó demostrado que tuve razón
— Acordamos que esto no era un asunto de ver quién tenía la razón — La sorpresa no se hizo esperar en el rubio
— ¡Qué tramposa eres! — Se quejó
— La próxima vez quizá debas analizar la situación antes de aceptar promesas tan fácilmente — Su sonrisa era maliciosa — Como la promesa que le hiciste a la sacerdotisa
— Así que esto sigue siendo una venganza — Aunque era un reclamo, Minato la miraba con cierta diversión
— Sólo es una coincidencia
— Con promesa o sin promesa, siendo o no una coincidencia, en el fondo de tu corazón sabes que yo tuve la razón
— Igual que yo con la sacerdotisa — Suspiró derrotado
— Que sea un empate entonces — Ella hizo una pequeña mueca, pero aceptó — Y ahora que mencionas a la sacerdotisa — Kushina entrecerró los ojos — También hablamos de ti — Ella levantó una ceja — Y justo como te lo dije, comentó que fuiste algo agresiva con tu estrategia
— ¡¿Agresiva?! — Por primera vez en la noche levantó su tono de voz
— Tranquila, dijo que a pesar de eso, aceptaba el desafío — La mirada traviesa que le brindó a la Uzumaki sólo hizo que ella se sorprendiera más
— ¿Qué? — Esperaba haber escuchado mal
— Por eso te dije que no creía la declaración de amistad de Ryoga — Comentó
— Pues te equivocas, todos se equivocan ttebane! — A Minato le sonó como una niña pequeña haciendo un berrinche — Ambos desafíos están perdidos — Declaró — No voy a dejar que nadie se quede con MI Minato — Dijo aferrándose a su brazo — Y más te vale esforzarte para no dejarme ir — Lo amenazó
— Puedes estar segura de ello — Sonrió con completa convicción
Y en ese momento lo comprendió. Justo después de acercarse físicamente a él, sintió cómo todo regresaba a la normalidad. La calidez de sus palabras penetraban hasta su ser y después de sentir como si hubiera estado fuera de la puerta de su hogar, ahora se encontraba dentro, junto a él.
Continuaron caminando en silencio, disfrutando del sonido de sus pasos acompasados, escuchando el lejano bullicio de la aldea, siendo ajenos a ellos, como si estuvieran en otro mundo, uno personal donde el tiempo pasaba más lento y lo único que importaba era el otro.
Todo lo que ambos habían vivido y pensado durante el día, quedó en el pasado o al menos así parecía hasta que Kushina recordó un pequeño detalle
— Me pregunto qué hora será
— Faltan 10 minutos para la medianoche — Respondió el rubio mostrándole el reloj en su muñeca
— ¿Desde cuándo usas eso? — Preguntó curiosa
— Sólo cuando vengo a este tipo de reuniones, para asegurarme de no llegar tarde a ninguna
— Hmn — Se limitó a expresar — Busquemos un lugar para que cenes — Sugirió
— Puedo esperar a llegar a la posada
— Pero yo no — Él levantó una ceja sin entender la repentina actitud de su novia — Ya sé — Dijo separándose de él — Ven — Antes de que él pudiera reaccionar, ella ya lo miraba desde el techo del edificio que tenían junto
— Parece que hoy tienes cierta preferencia por las alturas
— Pronto sabrás la razón — Se sentó como si estuviera dispuesta a meditar, pero en lugar de eso, empezó a sacar la comida que le había ayudado a cargar — ¿Es en serio Minato? — Le preguntó observando lo que había comprado — ¿Sólo un plato de arroz frito y un pan al vapor? — Le "reclamó" — Eso es muy poco para tratarse de ti
— Puedes comerlo todo y buscaré algo cerca de la posada — Sugirió mientras se sentaba junto a ella
— No me refiero a eso — Respondió — De hecho no tengo mucha hambre — Aclaró — Pero tú no has comido nada desde que nos despedimos, así que debiste comprar algo más completo
— Con el problema del insomnio, preferí no recargar mi estómago
— Entonces hubieras optado por algo más ligero como unos onigiris — Suspiró — No importa, después hablaremos de tus malas elecciones de comida — Después de decir eso, le ofreció el plato de arroz — Seguramente ya está frío, pero es mejor que lo comas ahora, para no retardar más tu cena
— No te preocupes, te perdono por eso
— ¿Por qué tendrías que perdonarme? — Se cruzó de brazos sin ocultar su indignación
— Por ser uno de los factores de que la cena esté fría
— Fue tu idea rodear la aldea — Le recordó
— No me refería a eso — Kushina lo miraba con el ceño fruncido pero antes de que alguno de los dos pudiera decir algo, un sonido los interrumpió.
Justo como lo había esperado Kushina, la noche fue adornada por la luz de los primeros fuegos artificiales. Sólo dedicó un par de segundos en observar el cielo para después dirigir su mirada a su acompañante, que se mostraba completamente asombrado por el repentino espectáculo.
— Feliz cumpleaños Minato — Las palabras salieron como una añoranza. Aunque estaba deseando felicidad hacia otra persona, el pronunciar esa frase le trajo una inexplicable dicha que la hizo sonreír.
Por su parte, Minato se sintió abrumado, pues aunque sobre su cabeza estaba ocurriendo un suceso que maravillaría a cualquiera, cuando miró a Kushina, quedó cautivado. Se quedó congelado, las palabras se alejaron de su boca, no había pensamientos en su mente y su aliento era apenas perceptible.
Como si hubiera adivinado el conflicto por el que pasaba, ella se acercó a abrazarlo y al sentirla tan cerca de él, finalmente regresó a la realidad. Como si fuera lo más natural, respondió al abrazo, recargó la cabeza en su hombro, cerró los ojos y con una respiración profunda se fundió con ella.
Ante ese mágico momento, no le pareció extraño hacer un deseo, de hecho, sentía que si lo hacía, este se cumpliría. Por eso, reunió toda su fe y fervientemente mentalizó su petición: "Todos los cumpleaños contigo"
— Después de este regalo, ¿seguirás diciendo que es mi culpa que la cena esté fría? — Kushina interrumpió el silencio
— Sí, sigue siendo tu responsabilidad — La pelirroja se separó indignada — Durante estas fechas siempre suelo tener pesadillas sobre la muerte de mis padres — Dijo cambiando de tema — Por eso no me gusta celebrar mi cumpleaños, porque entre más consciente soy del día, las pesadillas son peores — Kushina escuchaba con atención — Pero gracias a tu compañía, este fue el primer año en el que ninguna pesadilla me acechó… O así fue hasta que decidiste abandonarme anoche — Aunque sonaba con reclamo, lo decía con una sonrisa — Así que, si lo pensamos profundamente, si hubieras dormido conmigo, yo habría descansado bien, habría contado con energía para ignorar las diferencias y acompañarte a recorrer el festival, habría disfrutado de ese lindo kimono por más tiempo y al final del día habríamos cenado comida caliente
— Olvidas un detalle importante — Él levantó una ceja — Si dejarás de ocultarme tus problemas, yo sabría lo difíciles que son tus noches y no te habría dejado solo — Refutó — Entonces, al final esto es TU culpa
— Ni siquiera en mi cumpleaños puedo ganarte una discusión
— Obtuviste un empate con el asunto de los pretendientes, así que no pidas más
— Eso fue un resultado injusto y tú lo sabes
— ¿Quieres que lo discutamos? — Le preguntó
— No — Minato volvió a abrazarla por los hombros — Estoy seguro que lograrías cambiar el empate por una victoria a tu favor, así que lo dejaré así — Ella rió
— Aún así, lo siento — Minato la miró curioso — Si hubiera intentado comprenderte, tu cumpleaños habría sido mejor — Él negó
— Es el mejor cumpleaños que he tenido — Confesó — Además, la comida no está nada mal ¿Quieres comprobarlo? — Le invitó un poco del arroz que había estado comiendo
— ¡Tienes razón! — Exclamó sorprendida
— Quizá cuando se cuenta con una buena compañía, cualquier comida es deliciosa
— A partir de hoy, un el arroz frito servido frío será uno de mis platillos favoritos
— Sólo si es contigo
— Sólo contigo — Confirmó
Los fuegos artificiales continuaban iluminando el cielo y ambos disfrutaban del momento sin entrar en conversaciones profundas. El simple hecho de estar al lado del otro hacía que ambos se sintieran en plenitud. Todo estaba en calma, cada uno donde debía estar, no había espacio para las dudas o problemas pues sabían que sin importar lo que el futuro les preparara, lo resolverían de esa forma: estando juntos.
Aunque hubieran querido que la magia durara para siempre, esta se vio interrumpida por un estornudo de Kushina, lo cual fue suficiente para que Minato mostrara su lado sobreprotector y obligara a la pelirroja a abandonar el lugar y apresurarse a llegar a la posada. Al final, ella había accedido recordando que Minato había ingerido un poco de alcohol y estaba curiosa de saber cómo ayudaría eso para que ambos pasaran una noche digna de un cumpleaños.
Llegaron directamente a la habitación de Minato y una vez más, sus planes se vieron modificados cuando el rubio simplemente se dirigió a la cama dispuesto a dormir. La Uzumaki suspiró pues aunque no era precisamente lo que tenía en mente, debía reconocer que dormir a su lado sería un buen regalo para su novio.
— En unas horas haré de este un mejor cumpleaños — Se recostó al lado del Namikaze, quien la recibió con un abrazo y sonrió al encontrar cierta similitud a la noche de su propio cumpleaños. Se permitió un último pensamiento antes de dejarse llevar por el sueño.
Ojalá este sea el primero de muchos cumpleaños juntos