Los personajes no me pertenecen.

Muchísimas gracias por seguir esta historia hasta el final.


Un último vuelo.

¿Por qué hizo esa estupidez él solo?

¿Por qué razón le habían dejado llegar a la vejez?

¿Por qué le seguía doliendo tanto la muerte de Milo?

Por un momento, creyó que el arcángel de la muerte se levantaría con una expresión fatigada… Pero jamás se levantó. El corazón del arcángel no había sido capaz de soportar el poder que se escondía en ese cuerpo… Las espadas habían sido cambiadas para ese fin… Su espada no permitiría que Milo empleara toda su fuerza, dado que este no era su portador legítimo.

Lentamente cerró los ojos, mientras la nieve caía suavemente por fuera de la habitación. Alrededor de sus ojos, había las inconfundibles señales que habían comenzado a llegar con los años… Al igual que los copos de nieve, las arrugas en sus ojos distintas a cualquier otra arruga que podría aparecer alrededor de los ojos de cualquier otro ser viviente…

Él era distinto a todos… Cuando noto la primera cana, estaba con Aioria… Este seguía aparentando una juventud casi eterna, mientras él ya mostraba estar cerca de los 50. Estaba envejeciendo, lentamente, todos los días envejecía.

Hacía tiempo que no volaba, extrañaba volar… Estaba seguro que cuando lo intentara, sus alas no serían capaces de soportar su peso. Seguramente, al igual que sus huesos, estas habían perdido su fortaleza.

-Despierta.-le susurraron suavemente al oído. Abrió los ojos lentamente, esa voz la conocía.- Ya es hora de que venga Camus Acuarus.

-Te tomaste tu tiempo…-la persona que le había susurrado al oído se sentó en el sillón de enfrente. Llevaba puesto unos pantalones vaqueros, zapatos y una camisa. Parecía una persona normal.

-Perdona la ropa, es que… no es muy agradable a primera vista verme vestido con una túnica negra y demás… Así que…-hizo gesto con la mano excluyendo el resto de la explicación- ¿Qué tal todos estos años?

-Aburridos. No tener que socorrerte, me causaron los años más aburridos de mi vida.-el joven sentado frente a él dejo escapar una risa- Como nos hiciste rabiar… Salías de uno y te metías en otro…

-Admito, que como Milo, fue medio pesado.-replico Azrael con una media sonrisa- Hace rato que no vuelas…

-¿Me llevaras mientras vuelo? –Camus le miro con ligero recelo.

-¿Temes a la muerte Rafael?-comento poniendo cara afligida.- Yo que soy tan buenito…-Camus no pudo evitar dejar escapar una risa seca. Sus 85 años, le prohibían reír de otra manera.-Vamos-Milo tomo las delgadas y envejecidas manos de Camus. Con lentitud se paró y se dejó guiar por el joven hacía el ventanal.

-¿Me vas a empujar por la ventana?-pregunto, solo para bromear.

-Si quieres te hago dormir y problema resuelto-le replico el otro- pero alguien como tú, merece seguirme con estilo…

-¿ÉL lo sabe?

-Él en persona me mando a buscarte.-Sentencio el otro, zanjando el tema mientras habría las ventanas.- ¿Recuerdas cómo se hace?

-Sería mejor ir al balcón, mis articulaciones ya no colaboran como antes.-el otro lo medito unos segundos y se dirigieron al balcón.

Balcón, Habitación de Camus.

Sentir los minúsculos copos de nieve, tocando su sumamente delicada piel, le hizo sentir joven de nuevo. Hacía muchos inviernos que su cuerpo no le permitía ese pequeño lujo.

-Tus alas…-ordeno Milo, parado a su diestra- es hora de volar-el joven se subió sin problemas a la barandilla, a medida que las alas aparecían en su espalda- ¿Crees que puedas seguirle el paso a este joven?

-Me las ingeniare…-informo Camus, mientras sus alas se extendían lentamente- no me subestimes… Puedo alcanzarte y ganarte si me lo propongo Azrael…

-Lo tengo muy presente…

Cielo.

El viento acariciando su piel y rosando sutilmente sus ropas… Hacía varios años que había olvidado lo bien que se sentía volar. El volar le hacía sentir vivo, le hacía sentir joven.

Azrael, volaba a su diestra, haciendo cada tanto alguna alegre pirueta. Una humilde sonrisa se presentó en sus labios, no se podía negar… Que eso debería ser algo que Azrael muy rara vez hiciera en público.

-Sígueme…-ordeno el arcángel, mientras comenzaba a descender… Él le siguió sin dudarlo.

Lago.

Parte del lago se había congelado, la otra parte aun poseía la capacidad de reflejar en su espejo natural a quien se parara en su orilla. Milo le indico con la cabeza el agua, lentamente se fue acercando… Camus, la parte de él que correspondía al mortal llamado Camus, temía que lo último que viera fueran esas tranquilas aguas. Cuando su reflejo se hizo presente en el agua se detuvo.

-Bienvenido, nuevamente a la vida, Rafael.-le informo la alegre voz de Azrael. Al darse vuelta se encontró con los restantes arcángeles. Estos le esperaban con una amable sonrisa…

En el agua, se reflejaba un joven de 22 años.

Fin.