Daré las indicaciones de siempre.

Aclaraciones:

Narración.

— Diálogo —

"Pensamientos".

Advertencias:

Posible OoC en los personajes.

No apto para fans SasuSaku, NaruHina y NejiTen.

Género: Romance | Drama | Angst.

Clasificación: T | M.

Disclaimer: La serie y sus personajes no me pertenece a mí, sino a ®Masashi Kishimoto.

Nota de Autor:

Nuevamente re-editado.


DULCE VENGANZA.

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«La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno».

Walter Scott.

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CAPÍTULO 1.


¡Mamá, mamá! ¿Me das permiso de jugar con Ino?

Preguntó una pequeña de bonitos cabellos rosados como el algodón de azúcar, halando la falda de su madre. Sus ojos brillaban de ilusión y sus labios reventaban una sonrisa.

Adelante, cariño, ve.

Sakura soltó un grito lleno de euforia, alzó una mano mientras corría por el jardín hacia la casa de Ino.

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"La vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que te va a tocar", citó con ironía esa frase típica que escuchó en Forrest Gump. En aquel entonces le pareció graciosa la referencia, en ese momento era de lo más certera. Con la vista al frente, mirando a la nada, deambuló por los alrededores. Sakura parecía un zombi, un ente vagando en busca de algo olvidado, algo que le habían arrebatado.

Y no estaba más lejos de la verdad, después de lo que acababa de ver… Definitivamente le habían arrebatado algo. La ilusión, el orgullo… Se mordió el labio inferior conteniendo un sollozo, miró a todos lados buscando desesperadamente un lugar solitario y solo se le ocurrió ir al departamento de Sociología, nadie estaba por ese lugar a esas horas.

Sakura dio gracias al cielo por encontrar un lugar lo suficientemente apartado y solitario para estar, no quería que nadie la viera en ese estado catatónico, no sabría como explicarlo… Se dejó caer en el pasto junto al bolso con sus libros, recostó la espalda sobre el viejo tronco de un árbol y encogió las piernas abrazando las rodillas contra su pecho para ocultar su rostro.

— Esto no es posible — murmuró, todavía incrédula.

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¡Ino! — gritó en cuanto la vio — ¿Adivina que ha pasado?

Sakura sonreía de oreja a oreja, no podía contener la felicidad e Ino supo que algo bueno le había sucedido. Sonrió.

¿Qué crees que soy adivina, Frentona?

Era usual que se llamaran por sobrenombres, era una forma cariñosa de aceptarse la una a la otra, por eso Sakura no se molestaba. Por eso sonrió todavía más amplio.

Aunque no te lo mereces por llamarme así, te lo diré de todas maneras — acusó la peli-rosa, la rubia rió de buena gana.

Pues dilo.

Sakura contuvo la respiración, como si lo que estuviera a punto de decir fuera un acontecimiento para el mundo.

¡Sasuke me ha pedido que sea su novia!

Y lo era, porque la sonrisa de Ino se borró casi de inmediato y la chispa de los celos apareció en su mirada. Solo que Sakura no se dio cuenta porque estaba demasiado envuelta en su felicidad, que saltaba en un pie.

Oh, vaya, ¡qué bien! ¿Y qué le contestaste?

La peli-rosa la miró como diciendo: ¿tú que crees, boba?

¡Enhorabuena por fin lo conseguiste! — exclamó Ino, fingiendo una sonrisa que jamás alcanzó a su mirada.

Sakura ignoró su amargura, el disgusto y la envidia. Sakura no notó que su amiga no celebraba con ella, solo fingía.

Porque era más fácil fingir una sonrisa que decir la verdad.

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Volviendo sobre sus pasos, Sakura se dio cuenta que había estado equivocada todo el tiempo. Había creído inocentemente que su mejor amiga en realidad se alegraba por ella, por haber sido dedicada y obtener el amor de Sasuke. ¿Amor?, se preguntó. Tal vez de su parte, porque esa tarde le había quedado claro que Sasuke no sentía lo mismo.

De la misma manera en que se había dado cuenta que Ino no era la persona que creía… ¿Cómo no se percató de sus reacciones, de su juego? ¿Acaso era tan ingenua? ¿Por qué le había mentido? ¿Acaso no eran amigas?

Por lo que acababa de descubrir… Estaba más que claro que no.

Una lágrima rebelde rodó por su mejilla izquierda y ella la quitó con prontitud, no quería llorar, no por lo menos hasta que llegara a su casa y se tirara a la cama a calmar su pena. No obstante, las imágenes de lo que había visto no le daban tregua, estaban grabadas a fuego en su mente como hierro ardiente.

Siempre supo que Ino se sentía atraída por Sasuke. No había que ser genio al ver su coqueteo en la adolescencia había sido evidente, casi descarado. Con los años se volvió más sutil, al punto que Sakura imaginó que esa atracción se había esfumado; pero no. De lo contrario nada de eso habría pasado.

Si tan solo hubiera sido honesta…

Sacudió la cabeza y se tragó un sollozo.

Ino era su mejor amiga, su hermana, ¡¿por qué?!

Su corazón se negaba a aceptar lo que sus ojos habían visto, la traición de la que había sido testigo y por partida doble.

Tenten…

Se estremeció, si Neji se enteraba…

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Manos grandes recorrían su cuerpo con caricias ásperas, rudas, poco excitantes. Se deslizaba a lo largo de sus piernas en un vano intento de subirle la falda y colarse debajo de sus bragas, abriéndole los muslos.

¡Sasuke! — lo detuvo.

¿Qué? ¿Qué sucede?

La agitación se notaba en su respiración, ella ignoró la irritación en su cara.

N-No creo que sea el momento… — indicó nerviosa.

Ella desvió la mirada, cohibida. No era la primera vez que su novio lo intentaba, sabía que tampoco sería la última. Él se apartó de golpe, frustrado, molesto. Sakura no necesitaba verlo para saber que su semblante había pasado de agitado a mármol en un pestañeo.

Yo… yo…

Quiso disculparse, pero no podía, no podía porque sabía qué hacía lo correcto. Quería a Sasuke, pero consideraba que no era el momento oportuno para darle lo que él deseaba. Además, Sakura había soñado tantas veces con su primera vez, quería que fuera perfecta. No un calentón en el asiento trasero de un auto, como claramente estaba pasando.

Sasuke respiró profundamente, calmándose y con una delicadeza extraña le levantó la barbilla.

No te preocupes, esperaré a que estés lista — murmuró con esa sonrisa sensual que lo caracterizaba y le aceleraba el corazón.

Gra-Gracias, Sasuke.

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— ¿Sakura?

La aludida parpadeó, una figura alta le hacía sombra, lo reconoció de inmediato.

— Itachi — musitó.

Por unos segundos, se quedó prendada de la intensidad de su mirada, había una calidez extraña en sus ojos de la que Sasuke carecía. Itachi siempre le esbozaba sonrisas afectuosas, que nada tenían que ver con las falsas de su novio. Se sentó a su lado tirando los libros de ingeniería a sus pies.

Itachi Uchiha, un prodigio y el tesoro de la familia Uchiha, su mayor orgullo. Inteligente, astuto, responsable, cortés y amable. La joya de la familia Uchiha, el que acaparaba todo y robaba la atención de todos, incluso a veces, la de ella…

Con pesar Sakura recordaba las veces que Sasuke se quejaba y le echaba la culpa, diciendo que gracias a su perfección él era un cero a la izquierda, que le era imposible demostrar lo que valía con Itachi como ejemplo. Ella no lo veía de esa manera, en algún momento llegó a sentirse incómoda con él, pero era por todo lo malo que Sasuke decía y, tal vez, también sintió un poco de rencor. Lo culpó por hacer a su novio infeliz, ¿era justo? ¿Todo lo que le había dicho Sasuke era verdad?

Sakura trataba a Itachi desde el comienzo de su relación con Sasuke, siempre se comportó amable y atento, jamás había sido descortés, nunca le faltó al respeto. Ciertamente era un hombre inteligente, responsable, como todo hijo de buena familia con una educación privilegiada. Sin embargo, también se percató de algo que su novio omitió por conveniencia. Fugaku era un hombre sumamente exigente, aplacado por la dulzura de Mikoto. Con pesar se dio cuenta que Sasuke odiaba a su hermano por las razones equivocadas y que no era su culpa que no fuera capaz de dar el ancho, ante las exigencias de su padre. La diferencia entre Sasuke e Itachi radicaba en que este último conocía muy bien sus capacidades y sabía sacarles provecho. Por el contrario, su novio, solo desperdiciaba su talento y prefería meterse en problemas con el afán de llevarle la contraria a su padre.

Se limpió las lágrimas rebeldes con el dorso de la mano, miró a su cuñado de reojo. No podía negarlo, su atractivo no tenía comparación. Su novio era guapo, pero Itachi tenía una belleza que técnicamente te dejaba sin aliento.

— ¿Por qué lloras? — indagó con voz suave.

Sakura acomodó la barbilla sobre sus rodillas y se quedó con la vista clavada al frente.

— ¿Amas a Ino? — evadió su pregunta — ¿Confías en ella?

Enterarse que su mejor amiga era la novia de Itachi fue toda una revelación. Tenían apenas unos meses, un par de semanas de diferencia entre su relación con Sasuke.

Itachi la miró largamente, si estaba sorprendido por su pregunta no lo demostró.

— Por supuesto que sí.

Sakura asintió.

— ¿Y en tu hermano?

La voz le flaqueó, un hilo delgado a punto de romperse. Agachó la mirada y esperó pacientemente por su respuesta. Itachi frunció el ceño ligeramente por unos segundos.

— Lo hago — respondió, a Sakura le dolió un poco más el corazón — ¿Por qué me estás preguntando esto?

Ella guardó silencio, miró su reloj de muñeca pasaban cinco minutos después de las cuatro, ya era hora. Se levantó y tomó su bolso.

— Acompáñame — susurró.

No podía mirarlo a la cara, se sentía sumamente avergonzada, pero al ver que no se movía de su lugar tuvo que armarse de valor.

— Por favor, acompáñame — pidió, casi suplicó.

Itachi suspiró, tomó sus libros y se puso de pie. Sakura respiró con alivio antes de empezar a guiarlo por un sendero diferente al de la salida de la universidad. Con paso lento y desganado, ella caminaba por una serie de pasillos solitarios. Itachi la seguía en silencio, notando que a medida que se acercaban a su destino, ella apretaba más el bolso contra su pecho. Sus pasos se volvían más ligeros y cuidadosos.

Entraron en la zona más solitaria de la universidad: las aulas abandonadas. Aunque no podría decirse abandonadas realmente ya que estaban en construcción, debido al último huracán que azotó la ciudad. Muchas infraestructuras sufrieron daños, la facultad no fue la excepción. Continuaron con cautela, hasta que escucharon algunos ruidos.

Con "algunos ruidos" se refería específicamente a gemidos obscenos, producto de un acto que ambos conocían bien.

Sakura se detuvo e Itachi junto con ella.

— ¡Ah!

La peli-rosa se estremeció. Itachi reconoció la voz femenina, la había escuchado antes, precisamente cuando estaba debajo de su cuerpo mientras la embestía repetidamente.

— Míralos — murmuró Sakura con las mejillas encendidas.

Tenía el bolso presionado contra su pecho y la mirada gacha, se notaba que luchaba contra el impulso de salir corriendo. Sin embargo, estaba ahí, con el único afán de mostrarle lo que había descubierto.

— ¡Ah, Sasuke!

No había que ser muy inteligente para saber lo que sucedía ahí dentro, con los gemidos y las exclamaciones le bastaba. Se asomó por compasión, para mostrarle un poco de apoyo a Sakura ante su dolor. La escena era muy particular… Ino estaba sentada con las piernas abiertas sobre un polvoriento escritorio, con la falda hasta la cintura y sus bragas colgando de su tobillo izquierdo. Sasuke la penetraba repetidamente, el escritorio rechinaba, a ninguno de los dos les importó.

Ino volvió a gritar el nombre de Sasuke haciendo estremecer a Sakura, aferrándose a su bolso como si fuera una tabla salvavidas. La mirada perdida, los labios apretados y pálida como un papel. Itachi sintió compasión por ella. Miró una vez más al par de traidores.

— Ven, vámonos de aquí — dijo deslizando una mano por su espalda para guiarla hacia la salida.

Nadie merecía torturarse de esa manera, mucho menos Sakura.

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— Pasa.

Itachi tiró las llaves en un cenicero de cristal en la mesa de centro, su voz sonaba amable, tranquila, como solía ser siempre. Si estaba molesto no lo demostró. Sakura se sorprendió, no esperaba una actitud así para un hombre que acababa de descubrir que su novia le era infiel.

Lo había observado durante todo su trayecto, en ningún momento su expresión se vio alterada por nada más que tranquilidad. Ni siquiera exasperación, ni un solo rastro. Molestia, irritación, sorpresa, dolor, decepción… ¡Nada! Mientras ella estaba que se la llevaba el demonio y el dolor la mataba.

¿Es que acaso no amaba a Ino? ¿No sentía nada por ella o por su hermano?

— Por favor, siéntate.

Negarse no era una opción, las piernas le temblaban como gelatina. Su orgullo no le permitiría llegar tan lejos, por muy fuerte que quisiera mostrarse. El dolor la devastaba, cinco semanas siendo testigo de la misma escena… Era demasiado para ella.

— ¿Desde hace cuánto lo sabes? — Itachi colocó un vaso con agua frente a ella, mientras se sentaba en uno de los sillones individuales.

Su mirada era tan intensa que Sakura tuvo que desviar la suya.

— Cinco semanas.

¿Tanto tiempo y todavía seguía con él? ¿Por qué? ¿Por amor o por masoquismo?

Sabía del engaño desde hacía más de un mes, su novio y su mejor amiga… Todo gracias a Karin. Seguramente si ella no se lo hubiera dicho jamás se habría enterado.

La prima de Naruto era catalogada como promiscua, a Sakura no le constaba en absoluto nada de lo que decían acerca de ella, tampoco era quien para juzgarla. Admiraba su lealtad y compromiso con sus amigos, para ella eso era suficiente.

Le agradecía profundamente que fuera honesta, que le mostrara la verdad, aunque le doliera hasta el punto del llanto. Bastaba con que lo viera una vez, pero ella decidió seguirlo haciendo, tal vez así el rencor la ayudaría a dejarlo por fin.

Solo se hería…

Las prácticas de soccer eran una mentira, los ensayos en el grupo de danza eran una mentira… Todo era una mentira y ella se la creyó. Demasiado ingenua, demasiado inocente, demasiado tonta. Cualquier insulto quedaba corto, se sentía estúpida.

Itachi rió, una risa enigmática y ronca que le aceleró el corazón.

— ¿Por qué te ríes?

Sakura estaba desconcertada. Lo había estado durante todo el trayecto hasta el departamento. Al principio imaginó que era por el shock, no era fácil de asimilar que dos personas a las que quieres te estén traicionando de esa manera y menos si una de ellas es tu familia.

Ella lo contempló durante unos segundos, sus ojos brillaban con una verdad que solo la sabiduría podía dar.

Él lo sabía.

— Ino nunca me ha querido, Sakura — soltó sin más —, me resultó extraño cuando empezó a frecuentar la casa contigo. Entonces supe que estaba vigilándolos, ella solo quería estar cerca de Sasuke — explicó —. Eres la novia de mi hermano, ¿qué tan bien se vería que tu mejor amiga te acompañara a cada cita que tienes con él? — preguntó —. Solo fui su cuartada.

Itachi se encogió de hombros. Acababa de confesarle que su mejor amiga lo utilizó como si nada, ¿qué tenían los Uchiha en las venas? ¿Hielo? Porque ella se sentía terriblemente indignada, furiosa, herida.

— ¿Dejaste que te utilizara?

— No, solo dejé que creyera que lo hacía.

Sakura frunció el ceño y lo pensó por un minuto.

— ¿Significa que no la quieres?

Querer englobaba muchas cosas, sentimientos inexplicables, pensamientos inacabables.

— ¿Querer? No — dijo él —. Estimar sí.

Itachi podía, tal vez, sentir algún tipo de cariño por Ino, pero no de la manera profunda en la que Sakura quería cimentar. Razón por la que él no se veía igual de afectado que ella, su amor por Sasuke venía desde la niñez. No podía comparar una situación con la otra.

— Hay diferentes tipos de querer a las personas, Sakura. Aprecio a Ino, pero eso es más de lo que se merece, considerando que me ha utilizado para sus fines egoístas — explicó él —. Aunque debo admitir que su actuación es convincente, por uno momento creí que sí sentía algo profundo por mí — añadió.

Sakura sacudió la cabeza confusa, no entendía cómo era posible que Itachi se diera cuenta de todo y ella apenas lo procesaba.

Cuando los descubrió lo único que quería era gritarles hasta desgarrarse la garganta, Karin no se lo permitió por supuesto. Se la llevó de ahí y le dijo que lo mejor que podía hacer era devolverles el golpe. Ni siquiera lo consideró, jamás se rebajaría a su nivel y, en todo caso, ¿quién le haría el favor?

Sakura jamás se consideró una persona vengativa, pensarlo ya era malo para su salud mental. Jamás fue de las niñas traviesas, ¡ni siquiera era buena mintiendo!

Después de unos minutos de tenso silencio, se dio cuenta que Itachi la miraba atentamente, ignoraba la razón. Sintió curiosidad.

— ¿Qué harás?

Entonces la sonrisa de él tomó un matiz pícaro, casi perverso.

— Devolvérsela.

Sonaba tan confiado, tan seguro… No tenía dudas de que iba en serio.

— ¿Cómo?

— Haciéndoles lo mismo — dijo encogiéndose de hombros.

Sakura abrió la boca, luego la cerró sin saber que decir. Estaba pasmada, su mirada intensa y su expresión seria la tenían sin palabras. Itachi se inclinó y ella se sonrojó retorciendo las manos sobre su regazo, un latigazo de excitación recorrió su cuerpo y se dejó llevar por su curiosidad.

— ¿Te gustaría ayudarme?

El sonrojo en sus mejillas aumentó, se removió nerviosa en su asiento.

— ¿Cómo podría ayudarte? — murmuró ella tímidamente.

Le avergonzaba las ideas poco decorosas que su mente comenzaba a maquinar, la sonrisa de su cuñado se volvió más amplia.

— Solo dime que sí, que quieres vengarte de las personas que acaban de dañarte y te marcaré el camino para que suceda. Te lo prometo, Sakura.

¿Quería vengarse? ¿En realidad deseaba hacerlo? ¡Por supuesto que sí! La respuesta era tan clara y tan contundente que sintió que podía respirar por fin.

Su mejor amiga y su novio la habían engañado, dos personas a las que quería mucho la traicionaron sin dudar. Le clavaron un puñal por la espalda. Por un momento, Sakura se permitió pensar cuanto mal y cuanto dolor llevaba acumulando durante esas cinco semanas. Tuvo que cerrar los ojos y controlar su respiración para no permitir que la ira tomara el control, le pasa pocas veces.

Itachi miró con satisfacción como Sakura perdía su lucha interna entre su moral y su enojo, al verla con los ojos y los puños cerrados, supo que su respuesta sería la que él esperaba.

— Sí — afirmó ella —. Sí quiero vengarme.

Sakura abrió los ojos y los clavó en él, firmes y seguros.

— ¿Qué quieres que haga?

Itachi sonrió de lado y ella correspondió, ambos les demostrarían que a ellos no se les traicionaba.

— Empieza el juego.