Disclaimer: Shingeki no Kyojin creado por Isayama Hajime

Shingeki no Fluff corresponde a una colección de oneshots románticos dedicados a Eren y Mikasa, escritos en inglés originalmente por HighQueen, a quien agradezco la autorización para traducirlos.

Notas de HighQueen: esta historia es un oneshot (o dos oneshots separados) – el primero tiene lugar antes de la caída del Muro María, probablemente uno o dos meses luego de que Eren salvara a Mikasa. El segundo ocurre quince años después, muy en el futuro, hipotéticamente después de que todos los Titanes han muerto y todos viven felices para siempre (… sí, como si eso fuera a ocurrir).


Sick

Enfermo


— Eren. Come tu comida.

— No.

— Eren, tienes que comer si quieres mejorarte.

— No. No tengo hambre.

— ¡Eren! ¡Es por tu propio bien!

— ¡No!

El niño pequeño arrugó el rostro, cerrando y apretando sus ojos verdes mientras negaba con la cabeza vigorosamente.

— ¡Eren! — gritó su madre, finalmente perdiendo la paciencia — ¡Escúchame por una vez, quieres!

— ¡No! ¡No lo haré! ¿Dónde está Mikasa? — preguntó Eren de mal humor — Debería estar cuidando de mí ahora mismo. ¿A dónde se fue?

Carla suspiró, situando el bol de manzanas recién cortadas en la mesa junto a su cama. — La envié a recolectar madera. Volverá pronto...

En el momento justo hubo un ruido de la puerta frontal cerrándose.

— Estoy en casa — la voz de Mikasa resonó desde abajo.

— ¡Mikasa! — gritó Eren.

— Tranquilo, — lo regañó su madre — yo iré y la traeré.

Carla dejó la habitación de su hijo y se dirigió escaleras abajo, donde Mikasa estaba descargando la madera que había recolectado.

— Bienvenida de vuelta — le dijo tranquilamente Carla.

— ¿Eren se ha sentido algo mejor? — preguntó de inmediato Mikasa.

— Lo estaría si me hubiese escuchado, pero se niega a comer cualquier cosa, incluso a tomar su medicina.

Mikasa suspiró, sacudiendo la cabeza — Típico de Eren.

— Está preguntando por ti, — dijo Carla — Cuida de él, por favor. Tengo algunos asuntos urgentes de los cuales ocuparme. Y asegúrate de que coma.

— Lo haré — asintió Mikasa.


Cuando Mikasa entró en la habitación, Eren estaba sentado e incorporado en la cama, contemplándola con sus brillantes ojos verdes.

— Estoy enfermo — anunció él.

— Lo sé, tu madre me contó — dijo Mikasa, sentándose en el borde de la cama — Pensé que te lo estabas inventando en la mañana simplemente para evitar hacer los deberes.

— No, no estaba inventando. Estaba enfermo entonces y estoy más enfermo ahora. Todo es tu culpa.

— ¿Mi culpa? — Mikasa se desconcertó — ¡Tú eres quien no ha comido ni tomado su medicina!

— Bueno, se supone que me tenías que estar cuidando — Eren se cruzó de brazos, haciendo un sutil puchero.

— Lo siento. Estuve ocupada haciendo todos tus deberes — señaló Mikasa, acercándole el bol de fruta a Eren — Come.

— Nop. No tengo hambre.

Mikasa suspiró. Levantando el tenedor, apuñaló una rebanada de manzana y la llevó a la boca de Eren.

— ¡¿Qué estás haciendo?! — él sacudió su cabeza hacia atrás, chocando contra la pared en el proceso — ¡Ouch!

Los ojos de Eren picaron por las lágrimas, su labio inferior sobresalía — ¡Mikasa! ¡Eso dolió!

— ¿Por qué me lo atribuyes a mí? — suspiró ella otra vez, antes de llevar la mano a la parte de atrás de su cabeza, frotándola suavemente — ¿Mejor?

— Un poquito — dijo Eren, malhumorado.

Ella llevó el tenedor a sus labios.

— No — Eren sacudió furiosamente la cabeza — ¡No tengo hambr-mmf!

Mikasa empujó el pedazo de manzana dentro de su boca y él la fulminó con la mirada desde debajo de su flequillo marrón, mientras comía.

— ¡No tienes que alimentarme! — bramó contra ella una vez que tragó — ¡No soy tu bebé!

— ¿Vas a comer por ti mismo, entonces?

— ¡No! — fue su obstinada respuesta.

Mikasa llevó otro pedazo a su boca y él la miró enojado, sin embargo abrió ligeramente la boca, permitiendo que lo alimentara.

— Eres tan pesada cuando me tratas como a un niño, ya sabes — le dijo luego de haber sido alimentado durante cinco minutos por ella.

Una pequeña sonrisa estiró los labios de Mikasa, y ella no respondió. Eren lo notó, no obstante.

— ¿De qué te ríes? — demandó.

— De nada.

— ¿Te estás riendo de mí? — hizo un mohín, inflando sus mejillas — ¿Es porque estoy enfermo? Apuesto a que sí. ¡Eso es cruel!

— No, Eren — le dijo dulcemente ella, dándole palmaditas en el hombro — Toma, sólo queda un trozo. Te lo vas a comer, ¿cierto?

Eren la fulminó con la mirada otra vez, pero asintió, tragándose el último trozo.

— Bien — dijo Mikasa con aprobación — Ahora bebe tu medicina.

— ¡Jamás! La medicina es para debiluchos — declaró Eren, recostándose sobre sus almohadas — Yo no necesito tomar esa porquería.

— Siempre que los soldados caen enfermos no se les permite volver al frente hasta que toman su medicina.

— ¡Mentirosa! ¡¿En serio piensas que voy a caer en ese tipo de cosas?!

— Es verdad.

— ¿Y cómo diablos lo sabrías ?

—… Hannes-san me lo dijo.

— Mentira.

— Eren, — dijo Mikasa, con un rastro de amenaza en su tono — Sólo bébelo. Si no lo haces, le diré a tu mamá, y ella no te dejará salir de la casa.

Eren la miró ceñudo, pero le arrebató la pequeña copa de las manos, haciendo una mueca disgustada mientras tragaba el líquido.

— Esto sabe asqueroso, — farfulló — ¡y tú eres una traidora! Siempre reclamando por algo. Voy a dejar de contarte cosas.

— Mh.

Eren se quedó callado después de eso, se recostó contra sus almohadas y cerró los ojos. Dos minutos más tarde, sus ojos se abrieron otra vez y se levantó de un salto de la cama.

— ¿A dónde estás yendo? — preguntó bruscamente Mikasa.

Eren le sonrió, estirando los brazos mientras iba camino a la puerta.

— Bueno, ya sabes, el medicamento tuvo un sabor como la mierda, pero en realidad me siento mucho mejor ahora — dijo entusiasta — ¡Ya Mikasa, vamos a buscar a Armin y dirijámonos a ese lugar del río-aahh! ¡Oye!

Mikasa lo empujó de vuelta a la cama, presionándolo con fuerza en contra de las almohadas en la medida que él luchaba inútilmente contra ella.

— ¡Perra! — Eren la contempló con el ceño fruncido mientras ella lo arropaba firmemente alrededor con las mantas — No sé por qué demonios quise que me cuidaras. Eres peor que mamá.

— ¿Querías que yo te cuidara? ¿En serio? — preguntó Mikasa, sus mejillas se calentaron sutilmente.

— Ya no — se enfurruñó Eren, antes de entrecerrar los ojos y escudriñarla — ¿Estás bien? Tus mejillas se ven rojas.

— E-estoy bien — Mikasa le golpeó la mano cuando él hizo el ademán de tocar su frente.

— Más te vale no enfermarte. Eso apestaría, porque ¿quién cuidaría de ti entonces, si yo también estoy enfermo?

— Mh…

— Pero podría ser divertido, porque en ese caso estarías todo el día atascada aquí conmigo.

— Mmh.

— Aunque podríamos escabullirnos juntos.

— Eso no va a pasar, Eren.

— ¡¿Pero por qué?! — se quejó Eren — Mikasa, estoy aburrido. Oye, consígueme uno de esos libros que nos prestó Armin, quiero leerlo.

— Vas a forzar tu vista. Aparte, necesitas dormir.

— ¿En serio? — resopló — ¡Tú no eres divertida! ¿Por qué sigues aquí de todos modos? ¡Lo único que haces es regañarme y nunca permitirme hacer lo que sea que quiera hacer!

— Puedo ir a buscar a Armin si quieres — dijo Mikasa, sus ojos un tanto apesadumbrados.

— No, no, estaba bromeando — murmuró él, tirando de su muñeca — ¡No te pongas tan triste!

— Tu mano está muy caliente — dijo Mikasa de repente, antes de presionar una palma contra su frente — ¡Eren! ¡Estás ardiendo! ¡Y dijiste que querías escabullirte!

— Je je — Eren soltó una risita antes de apartar su mano — ¡Estoy bien!

— Tienes una fiebre.

— ¡No tengo!

— Espera aquí — dijo Mikasa, levantándose de repente y yendo hacia el baño.

— ¡Eh! ¿A dónde vas?

Ella volvió tras un par de minutos, llevando una compresa y un cubo de agua.

— Túmbate — le ordenó.

— ¿Qué estás haciendo?

Mikasa no respondió, mojó el paño dentro del cubo para luego estrujar las gotas. Colocó el frío y húmedo paño en la frente de Eren.

— ¡Ah! ¡Está helado! — dijo él con el ceño fruncido mientras ella le comenzaba a enjugar la cara — ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Te dije que no me trataras como a un bebé!

— Yo… mi madre solía hacerme esto, — dijo Mikasa suavemente — cuando estaba enferma. Se supone que ayuda a bajar la fiebre.

— Oh — los ojos verdes de Eren se ampliaron antes que éste se relajara sobre sus almohadas — Bueno, eh… se siente más o menos agradable.

Después de eso no protestó, se mantuvo quieto y le permitió mojar su rostro en la medida que la contemplaba sin parpadear.

— ¿Qué? — preguntó Mikasa luego de un momento.

— Nada.

— Qué mal que tu padre no esté aquí. Él habría sabido exactamente qué hacer.

— No, está bien — Eren le dedicó una pequeña sonrisa — Estás haciendo un buen trabajo. Te prefiero a ti de todas formas.

Mikasa se agachó para tirar el paño dentro del cubo, de manera tal que él no la viera sonrojarse.

— ¿Debería traer a Armin para que te haga compañía?

— N-no. Así está bien. Él sólo me reprendería. Con una persona haciéndolo ya es suficiente, ¿no crees?

Mikasa sonrió, ajustándole las frazadas.

— Deberías dormir — le dijo.

— Nah, no estoy cansado — Eren abrazó las rodillas contra su pecho, acurrucándose bajo las mantas.

— ¿Tienes frío?

— No.

— Estás tiritando.

— ¡Sólo un poquito! No es la gran cosa… ¡¿Oye, Mikasa?! ¿Qué estás haciendo?

Mikasa había tirado de las sábanas hacia arriba y se estaba introduciendo bajo el cobertor junto a él.

— Será más cálido — dijo simplemente.

— ¡Pero estoy enfermo! ¡No deberías dormir en la misma cama que una persona enferma! Te vas a pegar mi enfermedad — protestó Eren.

— Voy a estar bien. No me enfermo fácilmente. Hazte a un lado.

Eren rodó los ojos, pero se desplazó un poquito haciendo más espacio para ella.

— Bien entonces, pero no me eches la culpa en la mañana si es que te empiezas a sentir como la mierda, Señorita 'yo-nunca-me-enfermo'.

Ella se sentó próxima a él, sus hombros y piernas se rozaban. Mikasa desenrolló la mitad de su bufanda y se la entregó a Eren, quien la envolvió alrededor de su cuello.

— Mm, eres muy cálida — remarcó Eren luego de un momento, arrastrándose más cerca de ella.

Mikasa sonrió para sí misma. Eren siempre había sido del tipo mimoso, aunque suponía que si se lo decía éste se sentiría demasiado avergonzado como para volver a dormir en la misma cama que ella.

— ¿Mañana vas a venir conmigo al río? — preguntó Eren.

— Si es que te sientes mejor.

— ¡Por supuesto que voy a estar mejor! ¡Tú eres a la que más le vale no enfermarse ahora!

— Mm.

— ¡Podemos ir a nadar también! — dijo excitado Eren, volteando hacia ella, sus ojos verdes chispeantes — ¡Ya está lo suficientemente caluroso como para hacerlo!

— No se puede nadar allí, el agua está demasiado sucia. Además, tú ni siquiera sabes cómo nadar.

— Meh, ¿qué tan difícil podría ser? Sólo tienes que aletear un poco por ahí, con los brazos y las piernas, eso es todo lo que hay que hacer — dijo confiado Eren, pese a que en realidad no tenía idea sobre el asunto.

— No. Te vas a ahogar y luego yo voy a tener que salvarte.

— ¿ vas a tener que salvarme a mí? ¡De ninguna manera! ¡Ni siquiera sabes cómo nadar!

— Fuiste tú el que dijo que no era la gran cosa.

— Probablemente no lo es. Esos soldados de la Legión de Reconocimiento matan Titanes. Ahora te apuesto que eso es mucho más complicado que nadar.

— ¿Todavía quieres enrolarte?

— ¡Síp!

Conversaron un rato más, hasta que los ojos de Eren se sintieron pesados y casi arrastraba las palabras.

— ¿Somnoliento? — le preguntó Mikasa — Probablemente es la medicina surtiendo efecto.

— No. Estoy bien — murmuró Eren, inclinándose sobre ella, la cabeza cayendo en su hombro.

Mikasa le acarició la cabeza y él enroscó la mano alrededor de su brazo.

— Me iré ahora — dijo Mikasa con suavidad — Para que puedas dormir bien.

Eren le sujetó el brazo con fuerza.

Mikasa se volteó ligeramente para mirarlo. Sus ojos estaban cerrados, mientras que sus mejillas aún se hallaban ruborizadas por la fiebre. Podía oír su respiración suave y ver la subida y bajada de su pecho.

Verlo dormir le provocó una sensación cálida en el corazón. Siempre había pensado que Eren se veía tan tranquilo, tan inocente cuando estaba dormido. Un marcado contraste con el pequeño hiperactivo y explosivo en el que se transformaba una vez despierto.

Mikasa se acurrucó a su lado, apoyando su cabeza en la de él.

— Buenas noches, Eren.


(Quince años después)

— Toma, bebe esto.

— No.

— Te ayudará a sentirte mejor. Es medicina. Hanji me la dio.

— ¿Y crees que es buena idea hacerme beber algo que te dio esa chiflada?

—… buen punto. Pero deberías comer algo, al menos.

— Ya comí.

— ¡Una patata! Eso no cuenta.

— Intenta decirlo en frente de Sasha.

— Mikasa… — Eren suspiró, pasando una mano a través de su cabello marrón oscuro — ¿Por qué estás siendo tan frustrante? Sólo te estoy cuidando.

— ¿Entiendes ahora cómo me sentí siempre contigo? — dijo Mikasa con desdén.

— ¿Qué diablos? ¡¿Por qué estás volviendo esto en mi contra?!

— ¿Dónde está el capitán Rivaille? — preguntó Mikasa, cambiando rápidamente de tema — Necesito discutir algo con ese enano.

— ¿Qué hizo ahora? — consultó Eren, sentándose a un lado de su cama.

— Me puso fuera de servicio por seis meses completos. Estúpido chibi. ¡¿Quién se cree que es?!

— Yo pedí que lo hiciera, Mikasa. Necesitas descansar…

— ¡¿Tú se lo pediste?! — los ojos de Mikasa destellaron — ¡¿Eren, por qué harías eso?! ¡¿Sin preguntarme primero?!

— Sabes perfectamente bien porqué, Mikasa — gruñó Eren — Armin también sintió que esto era para mejor. Deja de ser tan malhumorada.

— Bueno, eso también es tu culpa — le espetó Mikasa, con un enfado inusual .

— Quizá — dijo Eren, sonriendo un poco.

— Deja de ser tan presumido — lo regañó ella — No hay necesidad de que te enorgullezcas tanto.

— Yo creo que sí la hay.

—…

— Se siente como si nuestros roles se hubieran invertido, ya sabes — dijo Eren, dedicándole una pequeña sonrisa mientras levantaba los cobertores y se deslizaba en la cama a su lado.

— ¿En serio? — preguntó Mikasa, inclinando la cabeza contra su hombro.

Eren envolvió sus brazos alrededor de ella y la llevó hacia él, una de sus manos se deslizó por debajo de su camiseta y bordeó todo su estómago.

— ¡Sentí… sentí algo! — exclamó él tras un momento, mientras le acariciaba el vientre — ¡Creo que… creo que me pateó!

— Es tu niño — murmuró Mikasa, cubriéndole la mano con la suya — Un guerrero. No se puede quedar quieto mucho rato.

— Un guerrero, ¿eh? — Eren le besó el cabello — Me gusta cómo suena eso.


HighQueen se inspiró en esos episodios especiales versión chibi, en particular en aquél en que Eren se estaba quejando y lloriqueando porque Mikasa no lo había ido a despertar xD Ella lo encontró adorable, por lo tanto le dio la impresión de que Eren en realidad desea la atención de Mikasa cuando ésta no se la da (también lo creo), pese a que después igual se termine quejando cuando ella centra su atención en él xD (está loco). Y bueno, Mikasa está embarazada, por lo mismo su actitud tan enojona hacia el final del capítulo... las embarazadas tienden a sufrir cambios de ánimo random :P

A la fecha hay 5 "capítulos" (sin conexión entre ellos - es una colección de oneshots) de Shingeki no Fluff, así que iré traduciéndolos y publicándolos dentro de un período razonable: uno por semana en promedio, según el tiempo del cual disponga, porque seguramente busque la autorización para ir traduciendo más oneshots EreMika… Y quizá hasta me anime a traducir algún multicap. Pero insisto que todo depende de cuánto tiempo tenga, mal que mal también soy escritora (no de este fandom aún) y tengo una vida aparte :3

Por favor dejen sus comentarios aquí abajo y agreguen el fic a sus favoritos y/o alertas si es que les gusta :) También pueden visitar mi perfil y repetir el ritual con la traducción de Faulty Hearts, un oneshot EreMika que subí la semana pasada.

Saludos!

Bl0ndieBtch