Inmadura.


Inmadura.

Esa era la única palabra que se le ocurría a él para describir a su prometida.

Ella hacia pucheros todo el tiempo. Ella hacia berrinches todo el tiempo. Ella era realmente, quejumbrosa e inmadura. Si no es que el ataúd es demasiado grande, es demasiado incomodo, es demasiado caliente. O es porque la vecina le mira feo o porque no consiguió el premio a mejor dibujante.

Eso sí.

No le quites sus amados "dulces" o te ganas una cita con la Dra. Dolor; como se había auto apodado la chiquilla.

Pero eso no era lo peor. Oh no.

Lo peor es que la chiquilla malcriada que tenía como prometida, no razonaba. Si la veías en la calle junto a él, inmediatamente las personas se acercaban para ver a la preciosa criatura.


-¡Que hermosa niña!- Exclamo una señora la semana pasada. Cuando él y la pequeña monstruo en miniatura salieron a dar un paseo.

-¿Es suya?- pregunto otra.

Él no sabía que contestar, si decía "Si es mi prometida" lo meterían a la cárcel por pedofilia, pero si decía que "No, solo se me pego en el resbaladero" También parecería un pedófilo.

¡Sí! Podría decir que era su hermana. Iba a contestar cuando una voz chillona lo interrumpió.

-Sí, es mi prometido.- contesto alegremente aquella criatura, inflando sus mejillas, dándole un aspecto adorable e inocente.

La cara se le descompuso. Horrorizado miro a la humana que estaba delante de él. Fulminándolo con la mirada al igual que la otra.

Casi por auto reflejo, volteo la cara al recibir las bofetadas. Que sencillamente no le dolieron, ¡es más!, ni siquiera las sintió.


Maldita chiquilla.

La miro fulminándola con la mirada. Mientras ella bailaba, practicando para su clase de Ballet. Ella se dirigió a la cocina, y Brick se acostó en el sofá de la sala.

¡Pero que se le iba hacer!

Los ancianos habían previsto que ELLA sería SU prometida.

¿No les había dicho?

Él era un vampiro. Hijo de un anciano.

Aunque era joven, sabía que a los ancianos no se les podía contradecir. ¿Cuántos años tenía? Sencillamente, tenía, veintiuno. No era demasiado joven, pero no era demasiado anciano.

¿Cuántos años aparentaba? Dieciocho.

Los vampiros nacían siendo mortales. Claro que no como mortales normales. Tenían la fuerza, resistencia, inteligencia, habilidad, velocidad y poderes de un vampiro. Sin embargo, envejecían.

Pero, se congelaba a cierta edad. A los barones, a los dieciocho años, a las mujeres, a los dieciséis.

El había dejado de envejecer a hace tres años.

¡Pero desgraciada su suerte!

¡SU prometida apenas había cumplido Ocho!

¡OCHO!

Ni siquiera había cumplido la edad del congelamiento.

Pero… ¿La vida lo había dejado hasta ahí?

¡Maldita la suerte que el corría!, ¡Su prometida tenía la habilidad de leer pensamientos!

¿Había algo peor que eso?... ¡NO!

No podía pensar una maldita sorpresa para ella porque inmediatamente, decía que no le iba a gustar. O, no podía pensar una solución a alguno de sus problemas, que se habían vuelto muy comunes, porque decía que no iba a funcionar.

Frustrante.

¡Pero eso no es o será lo peor!

Ella no sabía ni tenía la más remota idea de los cambios o sentimientos femeninos. Y para empeorar la situación… ¡El menos!

¿Dónde estaba la madre de la vampiresa?, ¿Quién le dio la vida?

Estaba en Italia, la última vez que ella le escribió.

Su madre y su padre, habían tenido la maravillosa idea, nótese el sarcasmo, de que la chiquilla se mudara al departamento de su "AMADO" prometido. Y la adorable pequeña, había accedido.

Y desde hace unos cuantos meses, la chiquilla había permanecido en la humilde morada de él

La verdad, estaba pensando en ese momento una maravillosa solución.

Él tenía la habilidad de hacer ver a las personas lo que él quisiera. Tal vez, podía hacer parecer a la chiquilla ante los demás ojos, como una adolescente de 18 años. Así no se ganaría las miradas de los demás.

-¡Ni lo pienses!- Grito la pesadilla personal del pelirrojo desde la cocina.- ¡Soy demasiado hermosa para privar a los demás de mí!- Exclamo con vanidad entrando por la puerta.

Era hermosa. No lo negaba. De hecho, era muy hermosa. Su cabello pelirrojo caía de forma lacio hasta sus rodillas. Sus ojos de color rosado brillante eran hermosos, inocentes y expresivos. Sencillamente hermosa. La piel de marfil que poseía se veía sumamente suave.

Las mejillas de la pelirroja, se volvieron rosadas. Eso era lo peor de la edad del congelamiento. Dolía, además que la vida se extinguía. La sangre ya no corría por sus venas una vez que llegaban a la edad del cambio.

-Extrañare tus mejillas sonrojadas.- dijo de manera desinteresada, más para el que para ella.

-Yo no extrañare nada de ti.- Mintió.

-Está bien.- dijo acomodándose mejor en el sofá. Su prometida se acercó a él, y se acurruco en su pecho pétreo.- ¿Ya hiciste los deberes?-Pregunto mirándola. Ella hiso un puchero.

-¡Son demasiado difíciles!- Chillo con molestia. El pelirrojo sonrió.

-Eres tan inmadura.-Pronuncio con ternura. Cerrando los ojos.

-Eso lo piensas a diario.- dijo fastidiada, rodando los ojos.

-Pero aun así, te quiero.- contesto abriendo un ojo.

Ella sonrió. Seria inmadura, pero Momoko sabía que era SU inmadura.

Lo beso en la mejilla antes de seguir practicando.

-Al menos mi suerte comienza a cambiar- Pensó Brick.

-Ni creas.- grito desde la cocina la chiquilla, arruinando el pensamiento de Brick. ¿No podía estar sin pelear con el por lo menos un minuto?

Obvio no. Eso era ella.

Una inmadura


Nini: Espero y les guste el One-Shot que les traigo aquí. Si es asi, déjenme un Review, si no… Tambien.

Debo decir, que me inspire en mí. Soy una inmadura :D Adios.

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