¡Hola!~ yo de nuevo ·3· quisiera hacer una aclaración sobre este fic, originalmente iba a ser así, algo... ¿extraño? es un poco mi punto de vista sobre Eren y los demás, así que puede que desconcuerde con algunos, pido sepan comprender que es sólo mi punto de vista ^^U
Ahora sí, ¡les dejo!~
Desde que había conocido a Eren Jaeger, algo en él le había despertado un particular interés. Tal vez fuese la determinación de su voz, aullando fiero al mundo que él acabaría con aquellas criaturas que robaban las vidas, sueños y esperanzas de la humanidad con sus propias manos. O tal vez fue precisamente porque lo dijo tan seguro de sí mismo, aún cuando era consciente de que estaba atado, encerrado y siendo tratado como un traidor para toda la humanidad. Esa que tanto quería proteger. Fuera lo que fuese, su interés había aparecido y confiaba firmemente en que no se desvanecería tan rápido.
Al tenerlo bajo su cuidado y supervisión después del juicio, Levi comenzó a notar ciertas actitudes del pequeño soldado. Principalmente, dicho sea de paso, notó lo pequeño que era. No sólo en estatura, sino en edad y falta de conocimiento; sólo dieciséis años y ya había asumido una pesada carga sobre sus espaldas, él solo se había encomendado la protección de la humanidad, incapaz de depender de los demás como le gustaría. No conocía la fuerza de los titanes en su esplendor, no era un soldado convencional, pero aseguraba que los mataría a todos sin ayuda de nadie. Siempre sonreía, la mayor parte del tiempo, pero Levi notaba que había algo más detrás, algo que no evocaba felicidad sino una terrible tristeza, dolor. Era un pequeño mocoso que osaba creerse capaz de seguir adelante por su propia cuenta sin el respaldo de nadie, y eso le molestaba. Tendría que enseñarle a confiar más en sus compañeros si quería evitar que muriera por idiota en el campo de batalla.
La primera vez que intentaron entrenar con su forma de titán, creyó comprender un poco su apatía hacia los demás. El miedo, el pánico irrefrenable en la mirada de todos aquellos que debían ser sus compañeros, que debían defenderlo a expensas de sus propias vidas… habían erguido sus armas sin pensarlo dos veces, sin detenerse a razonar que aquel enorme cuerpo no era más que un menudo niño. Tuvo que entrometerse y detener todo, se sentía mal, horriblemente mal. Entendía el miedo de todos y aún así, algo parecido al enojo calentó su sangre. Sin embargo, cuando Eren volvió a su tamaño normal, con su mirada de entendimiento, como perdonándolos sin siquiera intentar mostrar su desagrado, eso sí que lo enojó más que nada. ¿Por qué no se enojaba? ¿Por qué no espetaba su molestia? ¿No lloraría como el niño que era?
Por fortuna pudieron solucionarlo por su cuenta un par de horas después, entonces Levi sintió que habían avanzado. Sintió que Eren por fin confiaba aunque fuese un poco en ellos.
Si bien siempre parecía estar a la defensiva, Eren poco a poco comenzó a incluirse en el grupo. Todos parecieron recibirle con afecto rápidamente, tranquilizando un poco los malos augurios de Levi. Él siguió observándolo a pesar de todo, cada vez se interesaba más y más en él, notando más actitudes que le hicieran creer que lo conocía mejor que todos, que conocía cosas de él que nadie más podía. Ahora Eren sonreía más natural cuando estaba con la patrulla de exploración, aunque todavía se mostrara reacio y listo para atacar frente a otras personas. Parecía vivir constantemente en guardia, como si en realidad esperara que lo asesinaran por abominación mientras dormía, o cuando daba la espalda a alguien.
Petra era quien más cariño, después de Hanji, le había tomado. Siempre estaba a su alrededor, haciéndole sentir más cómodo, explicándole cosas que a veces eran totalmente irrelevantes. Levi sabía sin dudas que fue ella quien poco a poco fue haciéndole entender a Eren que a pesar de todo, él era un soldado, un luchador que daba su vida para devolver la paz, y eso lo hacía más humano que muchos otros dentro de la muralla que simplemente se quejaban y criticaban sus esfuerzos sin conocer el dolor de una pérdida en batalla. Petra le aseguraba a aquel niño de mirada perdida y asustada, que él era un humano y sobre todo, era su amigo. Levi juraba que la expresión de Eren cuando escuchó eso, se grabaría para siempre en su memoria. Una sonrisa tan aliviada, tan relajada y feliz… casi como si quisiera llorar de alegría. Y aunque no hubiera nadie para hacérselo saber, en ese instante Levi también sonrió, compartiendo un desconocido alivio.
Semanas siguieron pasando y finalmente Eren era ya uno más de la tropa de exploración. Reía y compartía anécdotas con todos, siendo blanco de bromas y sintiéndose pleno por ese hecho. Levi había confirmado también, que le fascinaba ver a este Eren, que parecía brillar con luz propia cuando hablaba y contagiaba de la misma luz al resto de sus compañeros. A Levi le gustaba ver que, a pesar del desagradable y monstruoso mundo allí afuera, por algo tan pequeño como la sonrisa de un niño todos pudieran sentirse bien y contentos.
Le gustaba ver a su pequeña y extraña familia así.
Una tarde mientras caminaba por los pasillos con unos papeles en mano, notó de soslayo a Eren recostado contra una pared. Sin saber bien por qué, detuvo su caminar y reparó más en su cara. Tenía la cabeza agachada ligeramente, con un esbozo de sonrisa. Pero no era de esas que a Levi le gustaban, era una de las viejas; esa misma sonrisa que mostró en el incidente del titán, la sonrisa que justificaba y aceptaba todas las fechorías dichas sobre él. Sus brazos cruzaban detrás de su espalda, pero podía asegurar a que estaba apretando las manos con fuerza.
—Eren—llamó, distrayendo por completo al chico. Eren le miró sorprendido, sin haber notado su presencia. Levi hizo un movimiento con su mano para hacerle venir hasta él.
—Heichou… ¡ah! —rápidamente se puso firme, saludando formalmente con su mano en el corazón.
—No es necesario hacer eso ahora, ni siquiera llevo mi uniforme aquí —dijo señalando su camisa blanca, Eren se disculpó bajito. —¿Qué estabas haciendo?
—N-nada… Hanji-san me pidió que le ayudara con unos estudios, pero me… distraje un poco —murmuró algo bajo, volviendo a apretar sus manos detrás de la espalda. Esquivaba la mirada, concentrándola en el suelo.
Levi notó que justo al lado de la pared donde estaba instantes atrás había una puerta, podía escuchar el lejano eco de unas molestas risas. Volvió a escudriñar a Eren, pero sólo se mostraba algo incómodo y nervioso.
—Tenía que darle esto a Hanji, dáselos en mi lugar —dijo, extendiéndole los papeles que él cogió servicial. —Asegúrate de no distraerte esta vez. Y date prisa, mocoso de mierda, no te quedes ahí parado solamente.
Jaeger reaccionó atropellado, volvió a saludarlo respetuosamente y corrió en dirección opuesta a donde él estaba yendo. Era una lástima que Erwin tuviera que esperar su informe un poco más, pero su fuerte presentimiento que amenazaba con hacer correr sangre era más fuerte. Cauteloso se aproximó a la puerta, oyendo la charla de tres sujetos que no había visto antes. Tres simples soldados nuevos.
—… ¡créeme! Dicen que mide veinte metros y que es capaz de asesinar a cien personas con sólo su pie. Muchos hablan de cómo perdió el control una vez y casi mata a Mikasa, echando a perder toda la misión en la que murieron un montón de personas sólo para protegerle.
—¡Qué miedo! ¿Por qué querría el ejército a un sujeto como ese? ¿No sería mejor matarlo antes de que se transforme? ¿Imaginan lo que ocurriría si perdiera el control dentro de las murallas? ¡Estaríamos perdidos!
—Opino lo mismo, deberíamos atarlo mientras es un humano y torturarlo hasta la muerte. Un monstruo horripilante como ese jamás podría pasar desapercibido entre nosotros —el sujeto más alto hablaba fuerte, altanero. Alzaba su puño e incentivaba la estupidez de los otros dos, quienes reían y especulaban lo fácil que sería asesinar a un niño tan idiota y flacucho como Eren.
Levi no solía entrometerse en charlas tan estúpidas como estas, estaba entrenado para pasarlas por alto por más fuerte que fueran sus deseos de patearles la cara hasta matarlos. Pero no pudo esta vez. Sus dedos cosquilleaban incómodos, clamaban por sentir la fricción de su piel contra la cara de esos imbéciles.
—Oh, eso suena realmente divertido —se escuchó el murmullo lúgubre. Los tres voltearon asustados hacia la escalofriante voz, todo rastro de diversión pareció esfumarse de sus caras. —¿Creen que podría unirme? aunque admito que he perdido la práctica con idiotas y flacuchos humanos, supongo que debería practicar un poco antes de lanzarme ¿no creen?
Los individuos apabullaban torpes palabras y retrocedían ante el avance parsimonioso de Levi. Él estiraba los dedos de su mano derecha, haciéndolos crujir. El más pequeño de los tres agachó la cabeza hasta casi tocar el suelo, en una profunda disculpa. Levi consideró dejar a ese con vida, se veía que por lo menos tenía el instinto de preservarse y tragar su orgullo cuando la situación lo requería. Pero no el más alto, el más alto a cada palabra que emitía sólo dejaba expuesta su falta de conocimiento y su falta de respeto para hablarle tan osadamente a él. Justamente a él.
—¡Capitán Levi! ¡Usted debe pensarlo también! Eren Jaeger es un peligro para toda la humanidad, debe ser exterminado lo antes posible, alguien como él jamás podría…
—¿Jamás podría, qué? escúchame bien, pedazo de mierda. Ese "peligro para toda la humanidad" como tú lo llamas, ha salvado tu culo de ser aplastado por un verdadero exterminador de humanos incontables veces. ¿O es que acaso crees que un descerebrado inútil como tú podría acabar con siquiera uno de ellos? Si tantas ansias tienes de asesinar un titán, mueve tu apestoso culo fuera de las murallas y veremos cuánto duras antes de ser simple comida. En comparación con Eren, tú me resultas un millón de veces más repugnante, asqueroso pedazo de mierda —Levi tenía cogido por el pelo al sujeto, que parecía a punto de llorar. Un simple mocoso que no tenía el derecho a portar un uniforme del ejército siquiera. Los otros dos permanecieron en silencio, víctimas completas del pánico. —Eren Jaeger está bajo mi cuidado, si desconfías de su control entonces estás poniendo en duda mi capacidad, y no estás dudando de mi capacidad, ¿verdad? —El chico sólo atinó a negar rápidamente y pedir una gran disculpa. Se hubiese arrodillado, pero la fuerza con que Levi le cogía el pelo se lo impedía totalmente. Él le echó una última mirada al trío, patéticos pedazos de basura. Si alguno de ellos intentaba entrar en la tropa de exploración les haría la vida miserable desde el mismo momento en que pusieran un pie dentro.
Lanzó al tipo descuidadamente, haciéndole chocar contra la pared. Debía agradecer que tuviera un riguroso control sobre sí mismo, porque de no tenerlo ahora mismo serían sólo comida para gusanos. Les dio la espalda para marcharse de una vez, pero el descuido del sujeto alto no dejaba de asombrarle. Creyéndose por fin solos, volvió a su papel de macho alfa, irguiéndose con rapidez y una torcida y asustada sonrisa en su cara.
—¿Ahora le han encargado una niñera a ese monstruo? ¡Qué divertido! Sólo miren su tamaño minúsculo, si Jaeger perdiera el control, lo que sin dudas pasará, ¡ese tipo será el primero en ser comido! Ahora me ha tomado por sorpresa, pero le hubiese pateado el culo en una pelea justa.
Los dos seguidores rieron como bufones alabando al rey, se notaba a leguas que ese tipo venía de una familia adinerada y que toda su vida gente imbécil como esta le había besado la suela del zapato. Le daba náuseas, sentía asco de ellos, tanto que criticaban a los titanes cuando su estirpe alimentaba a una criatura mucho más desagradable y peligrosa. Pidió una disculpa a Erwin en su mente, pero no iba a pasar por alto a esos críos.
—¿Oh, así que eso piensas? ¿Por qué no lo intentas, repugnante cerdo?
~O~O~O~O~O~
—¿Todo está bien, Eren? ¿Te sientes mal? —Hanji puso una mano sobre la frente del chico, tratando de corroborar que no tuviese fiebre.
—Ah, lo siento mucho. Sólo estoy algo distraído, es todo —Eren forzó una sonrisa, pero no logró convencer a la mujer. Ella le dio una mirada comprensiva, con una pequeña mueca maternal en su cara.
—Eren, entiendo que esta situación sea muy difícil, pero debes saber que hay muchas personas que nos preocupamos por ti. No nos gusta verte con esa expresión tan lastimera, yo confío mucho en ti así que ¿por qué no confías un poco en mí y me dices qué sucede realmente?
Eren dudó, bajando un poco su cabeza. Hanji había liberado su brazo del examen que le estaba haciendo, permitiéndole bajarlo a su gusto. Ella no lo presionó, aguardó impasible a que él se decidiera a hablar. Eren no quería decirlo, se sentía idiota ya de por sí por haberse descuidado tanto para que Hanji-san lo notara, no quería ni pensar lo que diría si le confesaba a qué se debía. Él no tenía ese derecho, no tenía derecho a expresar su dolor, era la última esperanza de la humanidad… alguien como él, una horrible criatura como él no tendría derecho a quejarse por los ácidos comentarios de las personas. Era un monstruo después de todo, él no era humano…
¿Qué eres, Eren? ¿Humano o titán?
Apretó sus dientes con fuerza.
—¿Es por tu condición? —Las palabras de Hanji sonaron despacio, y por la obvia expresión de sorpresa en Eren, supo que había dado en el blanco.
—Las personas creen que soy un monstruo… que voy a devorarlos a todos—dijo por fin, con una inquieta sonrisa. Hanji abrió sus ojos, terriblemente ofendida por la confesión.
—¡Esas son tonterías! ¿Qué pueden saber ellos? Personas que nunca se han enfrentado cara a cara con un verdadero monstruo no son aptas para esa clase de comentarios. ¡Ningún titán es un monstruo! Incluso los más espeluznantes tienen sentimientos, ¡son unas hermosas, tan hermosas y misteriosas criaturas! Pero tú, Eren, tú eres especial, no eres como ellos, eres un humano —Afirmó con total convicción en su cara—. Eres como nosotros, no debes dejar que esa clase de cosas te afecten.
—Les gusta imaginar cómo asesinarme —murmuró bajo, esquivando la mirada atónita de Hanji—... suponen que sería mejor amarrarme como humano para no representar un reto si llegara a transformarme. Empezarían cortándome los dedos de las manos, luego seguirían con mis pies. Están asustados de que pueda patearles. Clavarían espadas en mis ojos a lo último, para que primero pueda ver cómo mutilan el resto de mi cuerpo. Si yo fuera un humano, ¿cree que ellos pensarían asesinarme de esta forma?
La sonrisita resignada de Eren descontroló interiormente a Hanji, era casi como si esas amenazas fueran algo cotidiano para él. ¿Cómo era posible? ¿La gente iba por las calles hablando semejantes atrocidades? No, más importante, ¿grupos de personas planeaban cómo asesinar a un niño tan descaradamente? Sentía su sangre hirviendo. ¿¡Ellos eran quienes se atrevían a juzgar extrañas bellezas como lo eran los titanes!? ¡Esas personas no merecían el derecho de llamarse humanas!
—Pero está bien, lo entiendo. Sé que están asustados, si imaginarme muerto ayuda a que se sientan mejor, entonces está bien. No me echaré para atrás, salvaré a la humanidad con mis propias manos y después podrán juzgarme como quieran.
Eren…
¿Cómo podía tener esa mentalidad todavía? ¿Cómo pensaba en proteger a quienes fantaseaban masacrarle de esa manera? Estaba realmente sorprendida, admirada por aquel niño. Era el espécimen más fascinante que jamás hubiese visto, más que todas sus bellas criaturas. Sonrío conmovida, ocultando el hervor de su sangre muy bien. Acarició suavemente la cabeza de Eren, revolviendo un poco su pelo.
—En verdad eres un niño muy especial, Eren. Pero tienes que entender que no luchas sólo, cuentas con todos nosotros, con toda la tropa de supervivencia. Nosotros somos tus amigos y cuidaremos de ti hasta que nuestros corazones dejen de latir, somos una gran familia Eren, puedes contar con nosotros y hablarnos cuando te sientas mal, eso significa ser una familia ¿o no?
Eren la miró, fuertemente conmovido por sus palabras. Sentía que sus ojos se calentaban más y que su garganta ardía. Pero sólo sonrió grande, ocultando lo mejor posible su malestar. Hanji dio por terminada la sesión de exámenes, pero unas hojas en la camilla le hicieron recordar de pronto a Eren lo encomendado por Levi.
—Hanji-san, Levi-san me pidió que le diera estos papeles, dijo que eran para usted.
—¿Y eso? No recuerdo haberle pedido nada —dijo, cogiendo las hojas. Sólo un fugaz vistazo le respondió lo que ya sabía: eso no era para ella. En el comienzo de la escritura se leía claramente que el destinatario era Erwin, un informe de desempeño de la última exploración. Pero sonrió un poco, creyendo entender. —Oh, sí, ya lo recuerdo. Muchas gracias, Eren.
Él hizo una reverencia un poco más informal y se despidió. Estaba extrañamente más feliz ahora, sentía una confortable calidez en su pecho. ¡Cómo admiraba a Hanji! Caminando sin prisa por los pasillos, sus ojos captaron a un grupo de personas que corría muy rápido y con caras preocupadas hacia la enfermería. ¿Tal vez habrían ingresado a algún soldado herido? Uno de los que corría le miró, pero de inmediato bajó la mirada totalmente espantado y corrió más veloz.
Eren pestañeó un poco, pensando que eso había sido extraño.
Al anochecer de ese mismo día, Levi se hallaba caminando hasta su habitación tras unas muy largas horas de sermón por parte de Erwin. Ese hombre podía ponerse realmente estricto y molesto cuando se lo proponía. Mira que ponerse así por tres simples soldados de mierda; en su defensa, si no eran capaces de defenderse de golpes tan sencillos como los suyos, era obvio que no servirían de nada contra un titán. Aunque parecía que Erwin no compartía su punto de vista, fue una fortuna que no lo hubiese reportado.
Alzó su vista frente a Zoe, quien apareció frente a él cruzando el pasillo. Ella le miró y de inmediato reparó en su camisa siempre pulcra, ahora manchada con abundantes salpicaduras de sangre. Siguieron cada uno su marcha, mas cuando se cruzaron entre ellos, de espaldas, la pregunta de Hanji se escuchó sobre el desolado pasillo semi apagado.
—¿Es verdad lo que han dicho sobre Eren?
Levi no contestó. No creyó necesario hacerlo. Y el silencio fue la única respuesta que ella necesitó, así que dándole las buenas noches, siguió su marcha parsimoniosa.
Ni bien Levi traspasó el umbral de su cuarto, se desprendió de la ropa sucia y tomó un largo baño. La sangre de las inmundas basuras tenía un olor realmente desagradable. Volvió a decirlo aunque ahora no tuviese a nadie a quien convencer, esos tres debían agradecer al cielo que los hubiese dejado con vida. Podría ensuciarse un poco, pero alguien como él jamás mancharía su reputación con la muerte de semejantes poca cosa. De hecho, ni siquiera debió haber gastado un poco de su energía en ellos, pero el escuchar cómo planificaban la tortura de Eren y exigían su muerte le cegó. Nadie tenía permitido hablar de Eren excepto él. Si alguien debía matarlo sería él, si alguien debía criticarle sería él, si alguien debía protegerle, sería él. Porque Eren estaba bajo su cuidado, y de una retorcida forma de verlo, Eren le pertenecía. Aunque tal vez Hanji pensara de la misma manera, esa peligrosa mujer tenía una fuerte relación con el mocoso.
Ese tembloroso niño que no podía defenderse por sí mismo era actualmente el protegido de toda la patrulla de supervivencia.
Sucias bocas hablando mierda de él merecían morir.
Tres tímidos golpes a su puerta sonaron, apareciendo el motivo de sus pensamientos cuando ésta se abrió. Saludó muy formalmente, como de costumbre.
—No es normal que vengas aquí, ¿sucedió algo?
—Ah… no, yo sólo… traje esto para usted —respondió algo apenado, extendiéndole una taza de té sobre un pequeño plato. —Petra-san estaba ofreciéndoles a todos, pero como Heichou no estaba allí, me pidió si podía traérsela en su lugar.
Levi miró la taza y luego de unos segundos la cogió, agradeciendo escuetamente. Eren permaneció allí parado, perdido en el repentino análisis que estaba haciendo de su capitán. Cosas simples como su pelo mojado, o la forma particular que tenía de coger la taza para beber. Se sentía realmente bien poder verle así, tan normal. Sin estrategias, sin espadas manchadas de sangre, sin cuerpos masacrados. Sólo un hombre común y corriente bebiendo una común y corriente taza de té. Le recordaba mucho a su padre, en cierto aspecto. A él también le gustaba mucho beber té. Se sentía un humano normal, como antes, cuando veía a Levi así.
—¿Tengo algo en la cara, mocoso? —Preguntó notando que no le apartaba la mirada desde hace rato. Eren se disculpó exagerado.
—Sólo estaba pensando en lo normal que luce, señor. Creo que es la primera vez desde hace mucho que puedo verle así, me hace sentir tranquilo…
El hombre oyó algo sorprendido por la confesión. Era claro que sus palabras iban más allá de lo simplemente expresado. Apoyó la taza en el escritorio y se volteó para mirarle fijamente, Eren parpadeó.
—Debes confiar más en nosotros, Eren.
—¿S-Señor?
—Cuando pones esa cara de mierda haces que todos se sientan mal, ninguno de nosotros entiende lo que piensas porque jamás has dicho una sola palabra de cómo te sientes. ¿No crees que es algo muy egoísta? Estamos arriesgando nuestra vida por ti, lo menos que puedes hacer es confiar en nosotros.
Jaeger abrió sus ojos, sin palabras. ¿Sería acaso que Hanji-san le había dicho sobre su charla en el laboratorio?
—Si no puedes abrirte con todos, por lo menos habla conmigo. Si no quieres que diga nada, no lo diré. Si necesitas que sólo te escuche, eso será lo que haga. Pero no puedes seguir reprimiendo todo para ti solo, no estás jugando esto por tu cuenta únicamente. Todos aquí somos parte del mismo tablero y nos necesitamos unos a otros para poder ganar.
Ah, ahí estaba otra vez. Lo mismo que Hanji le había dicho, "no estás solo". Sonrió un poco, algo torcido y forzado. Trató de enmascararse lo mejor posible pero frente a Levi aquella táctica era totalmente inútil. Quería pensar que no estaba solo, y muy, muy dentro de él lo sabía. Pero era imposible sentirse con el derecho de poder hablar de él frente a alguien más. Era una bestia, él era lo mismo contra lo que ellos se enfrentaban día a día. No podía pedir comprensión…
—Esta mañana, sé lo que estabas haciendo. Los escuché hablar de ti también, imaginando cómo asesinarte, tachándote de monstruo y peligro para la humanidad, esas tres personas que hablaban mierda de ti son las mismas por las cuales arriesgas tu vida. ¿Por qué no dijiste nada? ¿Por qué no reaccionaste como era de esperarse?
—Porque ellos están asustados de lo que no conocen, no puede culparlos por ello. Además, no estaban diciendo nada descabellado, un monstruo como yo no debería…
—Si fueras un monstruo no serías tan estúpido como para jugarte la vida por ellos —interrumpió, con su fuerte voz—, tienes tanto derecho a reclamar basado en cuánto te esfuerces por luchar; tú peleas hasta el final, por todas y cada una de esas personas que a tus espaldas planean mutilarte lentamente. Basado en eso, tienes el derecho de reclamar lo que quieras. Si estás enojado, golpea. Si estás triste, llora. Si estás feliz, ríe. Pero no tiene sentido guardarte esto para ti solo, hay muchas personas que en verdad se preocupan por ti.
—Yo… no—el calor incesante en sus ojos volvía, el fuego quemando su garganta amenazaba y sin antes darse cuenta, agua se deslizaba por sus ojos ante una desencajada sonrisa. De esas que a Levi le desagradaban. —... tengo el derecho de decirlo. Todos tienen grandes esperanzas en mi y en mí forma de titán, aunque haya gente que no lo comprenda, no por eso puedo darles la espalda y dejarlos morir… usted lo dijo, capitán, que no le gustaba ver muertes innecesarias.
Levi abrió su boca, desprevenido.
—Si los atacara, la gente pensaría que en verdad no tengo control sobre mí mismo y no confiarían en su capacidad para cuidarme. —Los ojos de jade seguían acunando lágrimas que huían veloces por un largo camino a través de su mejilla. —¡Pero, usted me enseñó todas estas cosas! Sin su ayuda, ahora sólo sería el mismo niño impertinente que quería matar a todos los titanes sin saber defenderme a mí mismo; usted me dio la posibilidad de cumplir mi sueño, ¡no podría desperdiciar toda su ayuda sólo porque me sienta mal por sus palabras! —Eren restregaba sus ojos con fuerza, en un inútil intento de calmar la marea de sus ojos.
Levi estaba totalmente anonadado, incapaz de creer que le hubiese brindado tanta ayuda como él decía. ¿Cómo un simple mocoso como este podía tener un pensamiento tan noble? Si él se encontrara en su lugar, no tenía duda alguna de que golpearía a cada inútil que menospreciara su esfuerzo.
—Di lo que en verdad piensas. No hay nadie aquí que te juzgará, así que eres libre de hacerlo —dijo, llamándole la atención. Su voz estaba cortada por el llanto, pero ante la genuina mirada de comprensión, aún con la impotencia dominando su fuerza, se atrevió a gritarlo.
Gritó el miedo, el odio que sentía por todos aquellos que no confiaban en él. Su horror de identidad, no saber qué era en realidad, si era un horrible titán o un humano corrupto. Dejó que las palabras acariciaran su garganta sin problemas, liberándose por fin. Las ansias de destruir a todos quienes dudaban de su duro trabajo, quienes hablaban sin conocer la situación. Eren quería aniquilarlos, todos los sentimientos negativos, quería sacárselos para poder volar al fin.
—No eres ninguno, ni humano ni titán, tú eres tú. Eren. Tú eres Eren Jaeger. —Dijo Levi, mirándole intensamente desde su silla. Si bien su cara seguía siendo la misma falta de expresividad, se podía notar algo de concilio en su voz. —Sé la última esperanza de la humanidad, y si no puedes decir lo que sientes frente a todos, busca a alguno de tus compañeros. Petra, Hanji, Arlert, incluso Erwin. Ellos estarán más que gustosos de escucharte. Yo no sirvo tanto para esta clase de cosas, por lo que alguno de ellos siempre será una mejor opción.
Las tranquilas palabras de Levi no lograron calmar las cascadas enfurecidas que brotaban de los ojos esmeralda, pero tampoco planeó que así fuese. Él simplemente dejó que el pequeño soldado con una gran carga sobre su espalda se descargara todo lo que necesitara. No podía consolarlo de ninguna otra manera, él no era esa clase de persona. Pero por los torpes y temblorosos gracias que Eren soltaba entre gemidos ahogados, supuso que no estuvo tan mal.
Aquella noche Eren no regresó a su cuarto a dormir. Aquella noche, él lloró y aligeró su pesada mochila con Levi hasta que el sol se puso en el horizonte. El bajito hombre por fin sintió esa confianza que tanto buscaba generar en Eren. Y cuando por fin el cansancio fue mayor y el menudo cuerpo de dieciséis años cedió, con sus ojos empapados y su cara rojiza de tanto frotarla, aún a sabiendas de que era hora de despertar para todos, nadie lo interrumpió.
Porque Hanji lo había dicho, ellos eran una familia. Y se protegerían unos a otros. Así como Petra le hizo llevar a Eren el té a Levi por orden de Hanji, escuchando el incidente de la mañana; Erwin no reportó a Levi por su actitud completamente inaceptable, porque él había reaccionado para proteger a Eren. Tampoco reaccionaría cuando Mike se postrara en la entrada de la enfermería en mitad de la noche, vigilando que nadie pasara. Él haría oídos sordos de todo lo que saliera de aquella habitación.
—Así que ustedes son quienes planeaban asesinar a nuestro querido Eren, ¿eh?
Tres pares de ojos miraron espantados la espeluznante mirada de la mujer que cerró la puerta tras de sí, capaz de helar el fuego. Sonreía escalofriante, sosteniendo en su mano la tablilla con el diagnóstico de cada uno.
—Brazo y costillas rotas, pierna fracturada, dislocación del hombro, rotura de la mandíbula, lesiones internas. Oh, parece que nadie especificó exactamente qué heridas son de cada quién, ¿eh? es un gran descuido, pero supongo que de esta manera será más fácil. Nadie notará si están un poco más lastimados, nadie se fijaría en tres pequeñas basuras como ustedes, sobre todo cuando su médico es miembro de la patrulla de exploración —ella se acercó cuidadosamente al más lastimado, el más alto. Quien tenía su mandíbula rota y no podía gritar. —¿Fuiste tú, no es así?—Susurró lento. El chico tembló bajo las sábanas. —Déjame decírtelo muy claramente, Eren es parte de nuestra familia, y no nos gusta que traten mal a nuestra familia. Nos protegemos unos a otros, ¿entiendes lo que eso significa? Significa que tuviste suerte de que Levi te encontrara primero, de haber sido yo te hubiese destruido lentamente por dentro con un veneno que desintegraría todos tus órganos poco a poco, nadie lo notaría hasta que cayeras muerto, o tal vez debería usarte como sujeto de experimentos, tengo nuevas técnicas que me gustaría corroborar en un cuerpo humano. Pero ya que estás aquí, puedo divertirme de una forma un poco más… extrema —El hueso crujiendo bajo la presión de su mano espantó a los otros dos, que aunque tenían su boca medianamente sana para hablar, no emitieron sonido alguno. —¿Cómo habían dicho ustedes? ¿Primero los dedos de las manos, luego los pies y finalmente los ojos? —Preguntó, con un tinte sádico que aterrorizaba más que cualquier titán.
Podrían no ser la familia convencional, pero sus sentimientos eran iguales o incluso más fuertes que los de una. Allí se aplicaba al rigor la frase de "Todos para uno y uno para todos". Meterse con Eren era igual de imperdonable que meterse con cualquiera de ellos, ese niño tenía ya suficientes mochilas sobre su espalda, se doblegaba ante el peso. Inmundicias como estos tres sujetos sobrarían siempre, pero al menos podían hacer esto por él. Si Eren sentía que no podía expresar su enojo, ellos lo harían por él.
Porque, después de todo, eran una adorable y protectora familia.
Hola de nuevo ·3·, ¿ven por qué dije que era algo raro? quedó algo así como sombrío (?) aunque esa no era mi intención... al principio (?) ¡A fin de cuentas a mí me gustó cómo quedó, así que espero que a ustedes no les haya parecido malo! ·3·U
¡Un enorme saludo y gracias por leer!~