Disclaimer: Por última vez, Detective Conan no me pertenece.

Epílogo:

El día después de la batalla final que desmanteló la Organización, se organizó un funeral para todos los muertos en batalla: policías, agentes y miembros de la Organización.

Shinichi apenas había recuperado la conciencia cuando se enteró del funeral y como estaba decidido a ir, el doctor Masamori (el mismo) no tuvo otra opción más que dejarlo. Cuando Shinichi llegó, la ceremonia ya había acabado y los cuerpos procedieron a ser enterrados. El cementerio estaba lleno de familias y amigos de las víctimas. Ahora que la batalla había acabado, ninguno contuvo sus lágrimas.

En silla de ruedas, Kudo entró al cementerio con Ran a su lado. Se detuvieron un momento en la entrada al ver el escenario frente a ellos. Ran puso una mano sobre su hombro sano para apoyarlo y recordarle que no estaba solo y Shinichi puso su propia mano sobre la de ella.

- Gracias por venir conmigo, Ran. – ella sonrió y le respondió:

- De nada.

Apenas entraron al cementerio, Megure los vio y fue hacia ellos. No estaba llorando, pero tenía los ojos rojos.

- ¡Shinichi-kun! ¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando en el hospital.

- Estoy bien, el doctor me dejó venir con la condición que estuviera en silla de ruedas.- Megure lo miró unos segundos incrédulo pero finalmente dirigió su mirada a Ran y le dijo:

- ¿Tú estás bien Ran-kun? Escuché que fuiste secuestrada.

- Estoy bien, tan solo unos rasguños.

- Inspector Megure. – los interrumpió Shinichi. - ¿Quiénes… murieron?

- Shinichi-kun, todos los policías y agentes estaban bien protegidos. Y gracias a que lograste detener a Takeshi pudimos acabar el combate sin más víctimas.

- Inspector, por favor. Necesito saberlo.

Megure dudó unos segundos. Él era plenamente consciente que Shinichi se sentía culpable por cada una de las muertas ya que fue él quien informó a la policía de la Organización. Pero al final le respondió:

- Sígueme.

Avanzaron entre todas las tumbas y llantos. Shinichi las contó, un total de 31 tumbas. Entonces Megure se detuvo frente a dos tumbas donde una decena de policías lloraba. En las lápidas pudo leer los dos nombres: Wataru Takagi y Miwako Sato.

Durante algunos segundos quedó completamente impactado. Takagi y Sato, la pareja más feliz de policías que lo ayudaron infinitas veces con los casos que se encontró cuando era Conan estaban muertos. Recordó los últimos momentos que vio a Takagi en el segundo piso y la promesa que le hizo. Susurró, esperando que Takagi lo escuchara:

- Regresé vivo.

- Yo estuve con Sato cuando murió. - dijo Megure. – Su último deseo fue estar junto a Takagi, por eso los enterramos juntos. Y James y Marcus estuvieron presentes en el momento de la muerte de Takagi. Dicen que murió sonriendo.

Con Ran a su lado apoyándolo en todo momento, Shinichi respiró profundamente y utilizó todas sus fuerzas para decir:

- Si murieron felices, no hay razón para estar tristes.

Ran también les dedicó unas cuantas palabras a los dos policías, pero trató de no llorar y ser fuerte por Shinichi.

- Creo que solo los conoces a ellos dos. – le dijo Megure después de unos minutos de silencio. Shinichi asintió y respondió:

- Iré a ver el resto de las tumbas de todas formas.

- De acuerdo, yo permaneceré aquí un poco más.

Ran y Shinichi se despidieron del inspector y se tomaron su tiempo para visitar cada una de las tumbas. Kudo escuchó a los familiares de cada uno para saber más sobre los muertos y se disculpó con cada uno de los amigos y familiares. Pero se tomó un largo tiempo cuando llegó a la tumba de Haibara, acompañada solo por el profesor Agasa.

Luego llegó al final del cementerio donde estaban las tumbas de los hombres de negro. Eran tan solo cinco. Frente a sus tumbas estaban Chianti y Ryuusaki. Shinichi les habló un poco para saber la identidad de las primeras dos personas pero ellos tampoco lo sabían. De todas formas, Shinichi también les dedicó unos minutos de silencio a los solitarios y desconocidos muertos. Habló un poco más con los dos ex-criminales quienes le respondieron que dejarían Japón y empezarían una nueva vida en otro lado. Se despidieron y Ryuusaki le dio las gracias a Shinichi antes de irse.

Sin embargo, Shinichi conocía a los otros tres muertos. No tuvo que leer sus nombres en las lápidas para saber quiénes eran. Se detuvo primero frente a la tumba de Vodka, quien había matado con sus propias manos. Durante al menos diez minutos, se disculpó con él una y otra vez. Pero Ran, quien no le soltó la mano, le dio fuerzas para que no se derrumbara.

Después fue donde Gin y le dedicó algunas palabras, diciéndole que no tenía ningún resentimiento con él.

Finalmente, al fondo del cementerio estaba la tumba de Takeshi. Frente a ella estaba James y acompañándolo estaba Marcus. James sonrió al verlo:

- A ti también te dejaron salir del hospital.

- Así es, aunque tuve que venir en silla de ruedas.

Marcus y Ran también compartieron un saludo. Luego todos permanecieron en silencio unos minutos. Luego James dijo finalmente:

- Takeshi era un niño muy inteligente, es una lástima que haya acabado así. Es una suerte que te haya conocido, Kudo-kun. Gracias a ti logramos detenerlo.

- Takeshi y yo pensábamos de la misma manera, James-san. Por eso lo entiendo. De hecho, si Ran no hubiese estado a mi lado probablemente yo también me hubiera vuelto loco tras su muerte. Por eso lo entendí cuando empezó su discurso sobre crear el mundo ideal pero en ningún momento mencionó buscar a Sofía. Está muerta, ¿no es así? - James guardó silencio unos segundos pero respondió:

- Así es. La herida que le hizo Takeshi aquella vez que intentó apuñalarme no la mató de forma instantánea. Pero la herida era profunda y nunca se recuperó completamente. Terminó muriendo por eso algunos meses después. Creo que fue en ese momento, cuando Takeshi se enteró, que se volvió verdaderamente loco. Pero era un buen tipo, Sofía en verdad le tenía mucho cariño.

Hubo unos minutos de incómodo silencio pero Ran decidió interrumpirlo preguntando:

- ¿Qué harán ahora? El FBI, quiero decir.

- Bueno, aún quedan algunos miembros de la Organización sueltos pero ahora que la Organización ya no existe son simples criminales. La policía se encargará de eso. Así que la mayoría de los agentes regresarán a Estados Unidos durante los próximos tres días. – le respondió James. – Pero yo me quedaré hasta que mis heridas y las de los demás agentes heridos sanen completamente. Después me tomaré unas largas vacaciones con mi familia.

- En ese caso espero que disfrute sus vacaciones. – le dijo Shinichi. James asintió y Marcus le dijo:

- Shinichi-kun, debo darte personalmente las gracias por ayudarnos en este caso. No lo habríamos logrado sin ti. Jodie-san también te manda saludos, aunque ella ya regresó a Estados Unidos.

- Yo también te lo agradezco, Kudo-kun. El FBI está en deuda con tigo.

Tanto James como Marcus inclinaron sus cabezas como agradecimiento. Luego James le estrechó la mano a Shinichi y Ran para despedirse y estaba a punto de irse pero regresó y dijo:

- ¡Ah! Casi lo olvido. – luego, poniéndose derecho con un aire más formal pero sin borrar la sonrisa de su rostro, dijo. – El caso de la Organización de Negro queda oficialmente cerrado.

Shinichi sonrió un poco y luego se despidió de James y Marcus que se fueron. Ya sabía que habían logrado terminar con la Organización de Negro pero escucharlo directamente del que estuvo encargado de perseguirlos durante tantos años, saber que finalmente había terminado, fue un alivio.

Shinichi y Ran permanecieron ahí algunos minutos más hasta que el tiempo que les dio el doctor acabó y tuvieron que regresar. Cuando Shinichi vio por última vez las 31 tumbas decidió que jamás olvidaría a esas personas y que se haría responsable de esas 31 vidas hasta su muerte. Pero no como un peso que llevar, sino como un eterno agradecimiento hacia las 31 personas cuyos nombres ahora habían quedado grabados en su memoria.

Después de dejar a Shinichi, Ran regresó a su casa. Cuando regresó al hospital Shinichi buscó a Heiji pero no lo encontró por ningún lado. Entonces revisó su celular y encontró un mensaje de él:

"Lamento no haberme quedado hasta que despertaras pero estoy seguro que estarás bien. Tuve que regresar a Osaka porque si me quedo un solo día más en Tokyo, Kazuha me va a matar."

Sonrió al leer el mensaje y decidió llamarlo después. Por el momento, regresó a su habitación donde lo esperaba un no muy contento doctor.

- Kudo-kun, dije que debías regresar a las cuatro y media ¡no a las cinco!

- Lo siento, doctor. Perdí la noción del tiempo. – el doctor Masamori le dijo seriamente:

- ¿A caso creer que esa herida en tu hombro es tan solo un rasguño? ¡Tres balas, Kudo-kun, tres balas! Tienes suerte que la primera fuera extraída a tiempo y las otras dos atravesaran, de lo contrario el daño sería irreparable. Aun así la articulación acromio-clavicular está gravemente dañada, si no cuidas bien tu hombro no podrás poder volver a mover tu brazo izquierdo nunca más.

- Lo siento. – se disculpó de nuevo. Masamori suspiró y le dijo:

- Está bien si lo entiendes. En todo caso, quiero vigilar esa herida de cerca mientras se recupera, además también quiero revisar la herida de tu corazón y estar 100% seguro de que sanó. Te tendrás que quedar aquí un par de meses.

- De acuerdo.

- Vaya, creí que te quejarías.

- No es que adore estar en el hospital, pero sé que no tengo otra opción. Además, tengo en mente una buena forma de pasar el tiempo.

- Bueno, mientras no implique usar tu hombro, no tengo ningún problema.

Al día siguiente, el profesor Agasa vino a visitarlo y trajo consigo una bolsa enorme llena de libros.

- ¿Cómo te sientes Shinichi-kun? Aquí te traje lo que me pediste. – le dijo el profesor en cuanto entró.

- Estoy bien, gracias por traerlo. – le respondió Shinichi. Entonces llegó Ran y saludó también a Shinichi:

- Hola profesor. Hola Shinichi, ¿qué son todos estos libros?

- ¡Ran! ¿No deberías estar en el instituto?

- Es domingo. – le dijo Agasa.

- Ah, es cierto.

- Pero ¿de qué son esos libros? - Shinichi sacó uno de la bolsa y se lo mostró a Ran. Ella lo reconoció al instante.

- ¿Libros de texto?

- Así es. Perdí año y medio de clases, ya va siendo hora de que me ponga al día. No tengo tiempo que perder.

- ¿Acaso quieres decir que…?

- Tengo planeado graduarme con todos ustedes, Ran.

Ran se sorprendió, ni siquiera creía que fuera posible después de haber faltado año y medio a clases. Pero entonces pensó que Shinichi siempre se llevó muy bien con el director y que posiblemente utilizó sus contactos para hacerlo posible.

- No será fácil. – le dijo Shinichi al ver la sorpresa de Ran. – Tendré que hacer todos los exámenes que han hecho desde que me fui y estudiar un montón pero no es imposible. De hecho, estoy seguro que lo voy a lograr, aunque tendré que estudiar como loco.

- Puedo ayudarte si quieres. – se ofreció Ran.

- Gracias, pero el profesor Agasa ya se ofreció a ayudarme. – el profesor asintió para confirmar lo que Shinichi decía. - Además estoy seguro que tendrás suficiente trabajo encargándote de tu papá. Por cierto, ¿qué ocurrió con él?

Una inesperada sonrisa de oreja a oreja se dibujó en el rostro de Ran. No tardó en contarle toda la historia:

- Resulta que el día que creímos que habías muerto, papá fue a emborracharse como era de esperar. Pero parece que tomó de más y se perdió de regreso a casa. – la sonrisa de Ran creció aún más mientras continuó. – Entonces parece que estuvo vagando por las calles y adivina a dónde lo llevaron sus pies inconscientemente.

Por la enorme sonrisa en su rostro, Shinichi se atrevió a responder, aunque no lo creyera posible:

- ¿A dónde Elie?

-¡Sí! Parece que mamá lo encontró tirado en la puerta así que cuidó de él. Papá ha estado con mamá desde entonces.

- ¿Quieres decir que están viviendo juntos?

- ¡Sí! Finalmente, vuelven a estar juntos.

- ¿Y qué hay de ti?

- Por ahora estoy con Sonoko. Ya sabes, para darles un tiempo a solas. Pero voy a ir con ellos un día de estos.

Ran siguió contándole más detalles sobre la situación de sus padres y Shinichi no pudo evitar contagiarse de su alegría. Pero tuvo bien en mente la disculpa que le debía a Kogoro. Decidió que sería lo primero en hacer una vez que le dieran de alta.

- Lo siento. – dijo de repente Ran, interrumpiendo su propia historia. – Le conté a Sonoko lo que ocurrió. Es que no me dio opción y…

- Ran. – la interrumpió Shinichi. – Ya no importa si se lo dices. Es más, díselo a todo el mundo. Asegúrate que todos se enteren que Kudo Shinichi está vivo, ya me harté de los secretos. Lo haría yo mismo pero no puedo hacer mucho desde el hospital. – Ran sonrió.

- No te preocupes, me encargaré que todos lo sepan. Aunque no te quejes después si recibes demasiadas visitas.

Tal como prometió, Ran se encargó de darles la noticia a todos en el instituto. Además, una semana después los medios publicaron un largo reportaje sobre la Organización de Negro que se difundió por todo Japón y el resto del mundo. De no ser porque el doctor Masamori no se los permitió, reporteros de todo el mundo estarían entrevistando a Shinichi. Sus padres regresaron a Japón inmediatamente después de haber visto el reportaje y le dieron un largo sermón por no haberles dicho nada. Pero en vez de regresar al extranjero, se quedaron en Japón junto a él.

Los meses pasaron y cuando los medios finalmente se calmaron un poco, le dieron de alta a Kudo. Se fue a disculpar con Kogoro quien no le dio mucha importancia al asunto y hasta hizo una breve visita a Osaka para agradecerle a Hattori por su ayuda. Además, por la insistencia del profesor, Shinichi fue a hablar con los niños de la liga juvenil de detectives. Como ya habían visto el reportaje, tan solo pensaron que Shinichi era un héroe y que aunque habrían preferido que les dijera su secreto para ayúdalo a combatir el mal, no estaban enojados con él. Sin embargo, no tuvo valor suficiente para contarles la muerte de Haibara. Decidió que se los diría cuando crecieran un poco más.

Luego siguió estudiando como loco con la ayuda del profesor Agasa. Gracias a sus esfuerzos y a su talento innato, Shinichi logró pasar todos los exámenes y regresó al instituto con todos sus compañeros unos meses antes de la graduación. Aunque el doctor no le permitió jugar fútbol hasta que su hombro estuviera 100% recuperado. Siguió estudiando para los exámenes finales, esta vez junto a sus compañeros, y los aprobó.

Finalmente llegó la primavera. Los árboles de cerezo florecieron y se celebró una magnífica graduación. Cuando terminó la ceremonia, los graduados estaban listos para irse a celebrar pero Ran y Shinichi se apartaron del grupo y se sentaron a solas en una banca bajo un árbol de cerezo dándose las manos.

Durante algunos minutos tan solo admiraron el paisaje y disfrutaron de la presencia del otro. Luego Shinichi le dijo:

- ¿Qué harás a partir de ahora?

- Siempre creí que abriría un dojo o sería abogada como mamá pero me di cuenta que me gustan mucho los niños. Por eso decidí ser maestra. – Shinichi se rio.

- ¿Maestra? Eso no me lo imaginaba. Pero mientras te guste, supongo que no hay problema. – Ran fingió un falso enojo por la risa de Shinichi y le preguntó, aun si ya sabía la respuesta:

- ¿Y qué vas a hacer tú?

- ¿Yo? Por supuesto que seré detective. Nunca me cansaré de resolver misterios.

- ¿No tienes miedo de que un caso como el de la Organización vuelva a ocurrir? – Shinichi sonrió y le respondió:

- Si llegara a ocurrir, me ocuparé en su debido momento. Pero por ahora solo veo dos cosas muy claras sobre mi futuro. – Entonces Shinichi se sonrojó y dijo. – Voy a ser detective… y… voy a estar… siempre a tu lado.

Ran también se sonrojó y entonces recordó aquel día en la base de la Organización cuando Shinichi declaró que estaba enamorado de ella. Esta era su oportunidad para responderle:

- Shinichi… t-te amo. – El detective se sonrojó aún más por la repentina declaración.

- ¿A qué viene eso… t-tan de repente?

- Es que… me di cuenta que nunca te lo había dicho… y… - en ese momento su cerebro dejó de pensar y tan solo dijo lo que quería decir. - ¿Tú me amas?

El rostro de Ran sonrojado era tan bello que no pudo evitar olvidarse del resto del mundo durante algunos segundos. Lo único que escuchaba eran los pétalos de cerezo caer y se dejó llevar por sus sentimientos. Admiró sus ojos durante largos instantes y puso su frente contra la suya. Se quedó así, sintiendo su respiración hasta que no pudo más y la besó. Fue un beso largo y lleno de amor. Durante algunos segundos, solo ellos dos existieron. Quisieron alargar el momento tanto como pudieron pero cuando les faltó el aire se tuvieron que separar. Aunque sus frentes seguían tocándose.

- ¿Responde eso a tu pregunta? – le susurró suavemente.

- Quiero… que lo digas.

- Te amo, Ran. Te amo como ningún hombre ha amado jamás. Te amo.

Y se volvieron a besar. Y siguieron besándose hasta que sus amigos los encontraron para irse a festejar. Y es que como dijo Shinichi, nunca se sabe lo que pasará en el futuro. Decidió ser detective porque sabía que con toda una vida por delante, aunque el caso de la Organización se cerrara, otro caso se abriría. Declaró sus sentimientos porque sabía que aunque supieran que ambos se amaban, su vida juntos apenas comenzaba. Porque en realidad aunque este sea el fin, el fin de una historia es tan solo el inicio de otra.

No puedo creerlo. En verdad lo terminé. Digo, siempre tuve la intención de terminarlo pero definitivamente no esperaba que tuviera tantos capítulos ni que ustedes dejaran tantos reviews.

Siguela, Kariramos, AriYukiKya, BuBu30, Ginny Wings, cary, guest, por supuesto Killua Minamoto, .299, Mara, guest, olcrian, .Darling, Carolina y Alice D.K.W (amé tu review, mi hizo el día). Gracias a TODOS ustedes por comentar esta historia. Gracias a todos los que la agregaron a favoritos y alertas y sobre todo gracias a todos los que la leyeron. Sigan dejando reviews y díganme todo lo que piensan. Por lo menos para saber si les gustó o no.

¡GRACIAS A TODOS!