-¿Cómo fue su semana, señorita Swan?-Preguntó el psicólogo, sin despegar la mirada de las piernas desnudas de su paciente, que se recostó sobre el respaldo del sofá frente a él.
-Mmm…-La castaña cruzó un tobillo sobre el otro sobre la mesita de café que había frente a ella.-Diría que bastante bien. Salí a cenar con la gente de la Universidad, también con mis amigos, soy una de las mejores de la clase según mi profesor de Práctica Fotográfica y he tenido muchísimo sexo con mi novio. Sí… una buena semana.
-Estás socializando con tus pares de manera sana.
-Si así le llamas a salir de juerga sin drogarme, sí, supongo que sí.
El psicólogo bufó, pero habló con vos tranquila.
-Estás feliz con tu carrera.
-Muchísimo.-La castaña levantó la pesada Nikon profesional que descansaba sobre su regazo y observó al doctor Cullen a través del objetivo antes de tomar la fotografía. Clic.-Doctor Cullen, usted se ve muy caliente en esta fotografía.
-Señorita Swan, concéntrese.
Bella sonrió traviesamente mientras dejaba la cámara sobre la mesa, junto a sus pies descalzos.
-Adoro mi carrera. Mi profesor de Teoría Fotográfica me dijo que soy una de sus mejores alumnas, también.
-Ese idiota sólo se quiere meter en tus bragas.
-¡Doctor Cullen!
-Sólo le informo, señorita Swan, que si ese tarado intenta algo, voy a asesinarlo.
-Y se supone que es mi psicólogo… Está usted loco, doctor Cullen.-Comentó la castaña con una risita.
Edward esbozó una sonrisa torcida.
-Así que también ha estado teniendo buen sexo.
-Oh, no solamente es bueno, es el mejor, doctor.
-¿De verdad?
Bella sonrió traviesamente mientras saltaba de manera algo torpe la mesita de café y se acomodaba a horcajadas sobre el regazo del doctor Cullen.
-Puedo hacerle una demostración si quiere.
-Señorita Swan, usted no deja de desviarse de tema.-Reprochó el psicólogo, pero a pesar de eso, deslizó sus manos sobre las caderas de la castaña para mantenerla en su lugar.
Bella esbozó un pequeño mohín, mientras se sentaba y depositaba ambas manos sobre el estómago del cobrizo.
-¿Qué más quiere saber, doctor?
-¿Cómo se siente… señorita Swan?-Edward se echó hacia atrás en el sofá, gimiendo cuando Isabella comenzó a mordisquear su cuello y acariciar su erección por sobre el jean que llevaba puesto.
-Me siento feliz, eufórica, completamente enamorada, y si no me haces el amor ahora mismo voy a morir.
El cobrizo soltó una carcajada.
-Eso suena urgente.-Susurró Edward, acariciando el trasero de su novia, levantando levemente la camisa de hombre Armani que ella le había robado del placard.-Adoro verte con mi ropa.
Bella soltó una risita.
-Y yo te adoro a ti.
-Ven aquí.-El cobrizo se puso de pie, llevando a Bella consigo, que rodeó la cintura de su novio con las piernas.
-¿Doctor Cullen?
-¿Sí, señorita Swan?
-Te amo.
-Te amo, preciosa.
.
-¡Papá!
-Sólo era un comentario.-Charlie Swan se encogió de hombros, al tiempo que Rosalie, la preciosa hermana de Edward que Bella había conocido hacía unas cuantas semanas, soltaba una carcajada.
-Tu padre es genial.
La castaña bufó.
-Intenta tratar con él a diario.-Masculló, tomando una pila de platos y dirigiéndose al comedor.
-¡Te he oído jovencita!
-¿Sigue atosigándote con lo de la protección?-Preguntó Edward, con una sonrisita divertida bailando en sus labios mientras veía a su novia dejar los platos con brusquedad sobre la mesa.
-No quiere ser abuelo a los cincuenta.
El cobrizo soltó una carcajada y Bella le frunció el ceño.
-Ya, no es gracioso.-Susurró acercándose a ella y depositando un largo beso sobre su frente.-No te tortures, déjalo estar.
-Por supuesto.
-Bells…
-Iba sin sarcasmo.-La castaña se alejó y buscó los labios de su novio, quien cumplió con su capricho y la besó durante unos cuantos segundos.
-Son adorables.
El comentario de Esme, la adorable madre de Edward, los obligó a separarse a regañadientes.
Edward seguía bastante enfadado por el enfrentamiento entre su madre y su padre, Carlisle, que se había producido la semana pasada, cuando Bella los conoció, por lo que fingió una desinteresada sonrisita y se dedicó a terminar de arreglar la mesa.
-¿Está enfadado conmigo?
Bella se giró hacia Esme, que se había acercado a ella a la vez que Edward se alejaba hacia la cocina.
-Se le pasará.
-Siempre se le pasa. Es el muchacho más increíble del mundo, ¿Verdad?
Bella sonrió. Esme le caía bien, aunque a veces deseaba golpearla por hacer tan complicada la vida de sus hijos.
-Lo es. Es increíble.
La cena hizo poner a Bella de los nervios.
Rosalie era encantadora, y adoraba el humor irónico de Charlie, quien no paraba de hacer comentarios que hacían a su hija desear echarlo a patadas.
Esme era otro tema, ya que se pasó la cena intentando congraciarse con su hijo, que no deseaba hablar del tema e intentaba dirigir la conversación hacia aguas menos turbulentas.
En cuanto los tres invitados de esa noche se marcharon, y Edward y Bella quedaron finalmente solos en el departamento del muchacho, en donde Bella residía de manera improvisada, la castaña saltó sobre su novio.
-No estés molesto, por favor…-Susurró melosamente, mientras le llenaba la cara de besos.
Edward sonrió, y enterró el rostro en el cuello de su novia.
-No lo estoy.-Susurró finalmente, mientras la aferraba por los muslos y ella le acariciaba los cobrizos cabellos con dulzura.
-Lo estás, y no me gusta.
-¿No te gusta?
-No… Tú eres Edward, casi nunca te enojas. Ese es mi papel en esta relación.
El cobrizo soltó una carcajada que le dio cosquillas.
-Cierto, yo soy el mediador cuando tú intentas asesinar a alguien porque no te gusta cómo te miró, ¿Verdad?
-Exacto. Yo soy la loca demente y tú eres mi cordura.
Edward sonrió, alejándose de su cuello y comenzando a besarla con suavidad.
-Mi loca.-Susurró entre beso y beso, y ambos sonrieron en los labios del otro.
-Mi hermoso, hermoso psicólogo.
-¿Todavía te arrepientes de haber tenido que ir a mi consulta ese día?
La castaña negó efusivamente con la cabeza, haciendo que sus cortos cabellos revolotearan alrededor de ellos. Edward levantó una mano para apartárselos del rostro, mirándola con adoración.
-Nunca.
-¿Ya no odias a tu padre por eso?
-No.
-Me alegro.
La castaña sonrió y se abrazó a él como una lapa.
-Eres el mejor psicólogo del universo entero.
-Gracias, enana.-Susurró mientras la llevaba a la habitación, sin que ella despegara el rostro de su cuello.
-Y el mejor novio del planeta.
-Tú eres la mejor novia de toda la galaxia.
-¿Y sus alrededores?
-Totalmente.
-Genial.
.
Y este es… El fin. (: No me odien, sé que no les avisé que este sería el fin pero… Lo fue, y creo que quedó bastante bonito. Tengo que comentar una inquietud que tengo. Me siento plagiada.
Encontré una historia que es EXTREMADAMENTE parecida a mi historia de Navidad, ya saben la de Edward doctor y Bella residente y eso. Él no es un doctor y ella no es una residente, pero por lo demás, es prácticamente lo mismo, especialmente la primera parte. No sé si estoy siendo demasiado paranoica o qué, pero soy lo suficientemente tímida como para no animarme a decirle nada a esta autora, aunque estoy bastante indignada. ¿Qué se supone que una hace en estos casos? Esta misma autora también tiene otra historia bastante parecida a The Tattoo, pero es menos obvio. ¿QUÉ HAGO? ¿LA ODIO EN SILENCIO O LA ASESINO? Bueno, no, mejor ninguna de las dos. Pero eso no quita que esté molesta. MUY MOLESTA.
Y ahora me voy a enfurruñarme a mi habitación. Adiós.
P.D: Las quiero.
P.D.2: Si me quieren hacer sentir mejor déjenme un review diciendo que les gustó el final… Solo digo.