Buenas! nueva histo :).

Primero que nada quiero decir unas cosillas:

Esta histo esta escrita en primera persona, pero desde el punto de vista de ambos protagonistas. Puede que un capi completo este contado por Kate o por Castle o puede que veamos el punto de vista de ambos en el mismo capi.

Es un AU (Alternative Universe) lo que quiere decir que la historia y los personajes se desarrollan en situaciones completamente diferentes a la serie en si. Sin embargo intentare que los personajes, sobretodo los dos protas no pierdan demasiado y sean lo mas realista posible con respecto a los personajes de la serie.

No, no me he olvidado ni me olvidare de mi otra histo, actualizare pronto, simplemente estoy retocando el capi.

Esta historia ha estado rondando mi cabeza durante un buen tiempo, pero simplemente no encontraba la manera de materializarla. Ahora parece que la inspiración ha llegado y este es el resultado.

Como siempre cualquier review, fave y follow se agradece, y los que simplemente entran a leer y disfrutan de mis histos mil gracias también!


La gente en la calle me parece tan familiar y distinta a la vez. Tengo que aceptar que estar todo un año fuera de Nueva York una vez mas ha hecho que mi mente cambie en muchos aspectos, sin embargo, hay uno que no cambia. Sigo amando esta ciudad, mi ciudad. Su gente, su ruido, sus luces. Miro el Empire State desde donde estoy y suspiro satisfecha.

Este último año he aprendido tantas cosas en el campus, en clases. He conocido tanta gente, he hecho tantas cosas nuevas, que me siento diferente.

Y a pesar de que estoy de regreso no quise avisarle a mis padres que llegaría hoy porque quería sorprenderlos.

Tomo un taxi en la quinta avenida que me deja frente a mi casa. Esta igual que siempre. Me invade entonces una sensación de nostalgia, como si realmente nunca me hubiese ido.

Pago el taxi y cojo mis cosas entrando a la casa. Un dulce olor inunda mi nariz. Me pregunto que será, no me parece familiar.

-¿Mamá? ¿Papá?.

Digo en voz alta, dándome cuenta de que la casa estaba demasiado silenciosa.

-No, pero estoy yo.-Me dice una voz que hace que mi corazón se paralice.-Creo que alguien ha llegado por sorpresa.

No puede ser.

Pienso y me giro, encontrándome con él.

Me sonríe divertido y sus ojos azules me roban el aliento, como siempre.

-Tu padre ha salido un momento y me ha dejado aquí. No pierde la costumbre ¿eh?.-Se cruza de brazos aun sonriendo.-Bueno, supongo que seré yo el que te dé la bienvenida.

Richard Castle.

El cliente exclusivo de mi padre, y su mejor amigo.

El hombre del que he estado secretamente enamorada desde que tengo quince años. El hombre que tiene al menos doce años más que yo y que además siempre me ha visto como una niña pequeña.

-Hola, Castle.-Digo con media sonrisa intentando que mi nerviosismo no se note.

Pensé que al irme lejos, por tanto tiempo, ayudaría a que mi tonto enamoramiento desapareciera, pero parece que no es así. La forma en la que me mira aun sigue devastándome y su pelo despeinado aun sigue pareciéndome la cosa más atractiva en el mundo.

Mis amigas en la facultad se preguntaban quien era él, quien era el hombre misterioso que había mencionado una vez mientras compartíamos shots de tequila en mi habitación. Ese juego tonto de verdades y mentiras me hizo confesar que tenía un enorme enamoramiento con alguien que era mucho mayor que yo y que era de todo, menos permitido para mí.

Porque tenía que ser consciente de que el escritor que tenia parado frente a mi estaba lejos de ser una realidad, el nunca sentiría lo que yo sentía por él, él nunca me miraría de la forma en la que yo secretamente le miraba.

Y por eso su nombre nunca fue mencionado, a pesar de que todas me insistieron durante horas.

Me di cuenta mientras le miraba que ya no solo era un tonto enamoramiento adolescente. Ahora que había crecido era más que eso, ahora le deseaba, lo noté por la forma en la que mi vientre se encogió y por lo mucho que mis pezones se envararon rozando el sujetador.

-Estás diferente.-Me dice con perspicacia acercándose para darme un beso y un abrazo.

No es la primera vez que lo hace. Y no es la primera vez que su masculino olor y su barba incipiente rozando mi mejilla me dejan sin aliento.

-Mmm.-Me mira con los ojos entrecerrados.-Ah. Tienes el cabello más largo.

-Que observador.-Digo poniendo los ojos en blanco.-En realidad lo tengo largo desde el verano pasado.

-Pero ahora lo tienes más largo ¿no?.

-Unos centímetros más, Castle.

-Si lo hubieses tenido largo yo lo hubiera notado.

-Pues no lo notaste.

Y esa declaración que sale de mi boca me duele secretamente, porque Richard Castle a penas se fijaba en mí como la hija de su amigo.

El ríe entre dientes.

-Estas muy guapa, Kate.-Me dice francamente y yo intento quitarle importancia a sus palabras, porque seguramente no las dice del modo en que yo quisiera que lo hiciera.

-Tu tampoco estas nada mal, aunque ya tengas como cincuenta años y eso.-Digo sonando indiferente.

En realidad está más guapo que nunca. Alto, con ese cabello despeinado y esa sonrisa traviesa. Mi mente se pone en acción y me imagino pasando los dedos por ese sedoso cabello.

Carraspeo y aparto la vista.

Esto es una tontería, me digo. Tener este tipo de enamoramientos no es propio de mí, pero simplemente pasó.

Mi madre siempre suele decir que en el corazón no se manda. Y yo lo sé de primera mano.

-¿Vas a ayudarme con las maletas o no?.-Le digo divertida.

-Depende.-Mira las maletas inspeccionándolas.-¿Has traído algo allí para mí?.

-¿Mi puño te sirve?.-Le digo con los ojos entrecerrados.

-¿Tu puño está en la maleta?.-Dice con voz graciosa y aparentemente alarmado, mirándome las manos y eso me hace reír.

El siempre me hace reír.

-No, de verdad, ayúdame a subirlas porque tengo algunas cosas allí que pesan lo suyo.-Le digo mordiéndome el labio.-¿Y donde esta Lola?.

Le pregunto luego, refiriéndome a la señora de servicio que en realidad es más que una señora de servicio. Es como una tía para mi, es prácticamente de la familia.

-Oh, está haciendo las compras, creo.-Me dice mientras coge dos de mis maletas y sus fuertes brazos se marcan a través de la camisa blanca que está usando. Intento apartar la vista, pero simplemente no puedo, y cuando el empieza a subir las escaleras que están a penas a cinco pasos, mis ojos miran ese adorable y redondo culo que hace que mi vientre se encoja de nuevo.

-Enserio, Kate, ¿Qué traes aquí? ¿Piedras?.-Me dice girando para mirarme.

Yo tardo unos segundos en levantar la vista para mirarlo a los ojos. Si se ha dado cuenta de donde estaba mi mirada antes, no lo dijo, simplemente siguió subiendo y yo, sonrojándome, cojo la única maleta que queda y subo tras él.

-Solo ropa y algunas otras cosas.

-Pues vaya si pesa tu ropa.-Me dice encaminándose a mi habitación.

Seguramente en otro contexto esto se vería realmente extraño.

Un hombre que no es mi padre, entrando a mi habitación, cuando la casa está completamente sola.

Pero Rick ha pasado tanto tiempo en casa que incluso yo, con mi tonto enamoramiento, lo veo normal.

Secretamente desearía que subiera a mi habitación por otros motivos, pero rápidamente aparto eso de mi mente.

-Bueno.-Dice con un gruñido dejando todo en el suelo.-De vuelta a casa ¿eh?.-Sonríe.-¿Qué tal el campus? ¿Muchas fiestas locas?.-Me dice divertido.

Yo río entre dientes dejando la maleta mas pequeña sobre mi cama.

-Algunas.-Digo mordiéndome el labio y luego mirándolo.

Sus ojos brillan con interés.

-Vaya…¿alguna historia que merezca la pena contar?.

-¿Y crees que te las voy a contar a ti?, ja.-Le digo provocándolo.

-¿Por qué no?.

-Porque vas a correr a contárselo a mi padre.

Él abre la boca aparentando estar indignado.

-Me has ofendido gravemente, que lo sepas.

Yo sonrío.

-Lo siento, Castle, lo que pasa en el campus se queda en el campus.

Castle sonríe y mira hacia arriba como si recordara algo con nostalgia.

-Ah, los años universitarios.-Suspira.-Yo si podría contarte algunas cosas…

-¿Tú?, pero si no te debes ni acordar ya. ¿Hace cuanto fue eso? ¿Veinte? ¿Treinta años?.-Bromeo.

-Ja ja ja.-Dice con voz amarga colocándose las manos en las caderas, un gesto que me descontrola.-Estas aprendiendo muy rápido a tocarme las narices.

Yo río triunfal y camino hacia la puerta. Pero luego recuerdo que he dejado el móvil sobre la cama así que me giro inmediatamente para buscarlo, sin saber que él me estaba pisando los talones.

Mi cuerpo choca contra el de él inmediatamente, quien por inercia me coge de los brazos para que no me caiga.

Su olor me marea abruptamente. Un olor tan masculino y dulce a la vez y me doy cuenta de que ese era el olor que me encontré al entrar a casa. Un olor que desearía encontrarme en todos lados, a todas horas.

Sus ojos me miran unos segundos y no consigo descifrar de qué forma. Como si estuviera sorprendido de repente, pero no sé por qué. Quizás simplemente porque soy tan tonta que me estampé contra él sin razón aparente. El aire caliente de su boca llega hasta mi rostro y puedo oler el aroma del café en el mientras deseo con todas mis ansias que el acerque su rostro y me bese.

Puedo sentir su cuerpo duro y caliente contra el mío, y es demasiado, demasiado para procesar.

Me suelta de repente y aparta la vista.

-Si querías volver a abrazarme solo tenias que decirlo.

Yo carraspeo para que él no note que mi respiración esta acelerada.

-Ya quisieras.-Le digo sin mirarlo a la cara mientras camino para coger mi móvil.-Simplemente regresaba a coger esto.

Digo y salgo de la habitación.

-Gracias por ayudarme.-Digo aun si mirarlo.

-Siempre que quieras.

-¿Kate?.-La voz de Lola hace que suelte el aire que había estado conteniendo, y me salva de tener que mirar a Castle a la cara luego de ese incomodo momento.

-Hola, Lola.-Digo sonriente mientras bajo las escaleras, soy consciente de que el está tras de mi, pero yo simplemente miro la cara morena de Lola.

-¡Oh dios mio!, ven aquí.-Dice ella contenta y me abraza cuando llego al pie de las escaleras.-Mira que guapa.-Me dice cogiéndome por los hombros.-Oh, hola señor Castle.

-Te dije que me dijeras simplemente Castle, Lola.-Dice el divertido.

Lola me lleva a la cocina casi arrastras y yo miro a Castle sobre mi hombro.

-¿Vienes?.

-No, esperare a tu padre en el estudio.

Me dice con media sonrisa. Esa sonrisa que yo tanto adoro.