Este capítulo tiene un poco de todo... y busca atar algunos cabos que quedaron sueltos dentro de la historia, léanlo y anticipadamente les agradezco por hacerlo...

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CAPÍTULO 25 "EPÍLOGO"

Cuatro años después...

El tiempo había transcurrido de forma asombrosa... los días habían pasado de manera silenciosa e imperceptible, los años lo habían hecho de forma acogedora y serena, pero ni el tiempo ni el espacio habían podido evitar que ellos fueran refugiados en los brazos de su realidad... cuatro largos años habían pasado desde la última vez que el peligro los había acechado, porque ahora ya no había miedo, ya no había dolor sino que solamente había fe... fe en que todo lo malo se borrara de sus memorias porque no se puede borrar el pasado si no se empieza a escribir un mejor futuro y así ellos lo habían entendido.

Antes de dejar Konoha Sasuke había recibido de las manos de Tsunade un pergamino que según ella era un "regalo" al develar y leer su contenido él había mirado a la Kage en busca de una razón pero la mayor solo le había sonreído con complicidad, luego de ello y de escuchar los reclamos de rubio el Uchiha había decidido emprender camino a Suna en busca de su familia, a la cual protegía desde antes y para siempre... días después él había llegado y por fin había podido disfrutar de sus recién nacidos y de ella, la cual una vez más le había sorprendido con su infinita bondad y nobleza perdonando sus crímenes recientes; a la mañana siguiente y después de las despedidas una vez más la nueva familia emprendía vuelo en las lejanías del horizonte y en busca de un lugar, de un hogar.

Luego de pensarlo un poco y de comprender que debía darle mayor estabilidad y seguridad a su familia Sasuke había decidido hacer uso del regalo de Tsunade por lo que después de recoger algunas cosas de la primera casa donde ellos se habían establecido en medio del bosque habían enrumbado otra vez un nuevo camino, lejos de ese lugar y en otra nación... luego de llegar a su destino él se había presentado ante el Kage de ese lugar y le había mostrado el pergamino, logrando que este le sonriera y le diera una mano para estrecharlo y finiquitar el nuevo acuerdo, Sasuke lo había mirado por un par de segundos y enseguida le había contestado dándole la mano también, y ahora gracias a ello Hinata, Sasuke y los niños están completamente establecidos en ese lugar, solos ellos cuatro, lejos del pasado y lejos de todos.

Pocos días después Hinata más que complacida se paraba en medio de su amplia sala y sonreía al pensar que tenían una hermosa casa y un cálido hogar... en medio de su nueva aldea y donde seguramente nuevos días maravillosos le esperaban, sonriendo ante su emoción ella había mirado a un lado y lo había visto... vio que Sasuke miraba los ojos del niño y que a la misma vez acariciaba la mejilla de la niña, sonrió otra vez al recordarse que eran una familia... la familia que nunca creyó tener y que en ese momento tenía; Syuske y Hanna habían decidido llamarlos respectivamente en honor a sus iniciales de sus propios nombres, como señal de que dos mundos distintos se habían encontrado.

Ambos niños tenían los mismos rasgos, los mismos ojos, el mismo color de cabello, pero sobre todo el niño era un vivo retrato de Sasuke ya que incluso tenía su misma mirada y la misma percepción de las cosas, sin embargo la niña tenía completamente la personalidad de su madre, dulzura y ternura siempre se tenía de la pequeña y sus ojos demostraban bondad... sin duda alguna el primogénito era una ráfaga imparable mientras que la niña solo se dejaba guiar por su hermano, confiando ciegamente en él como su madre lo hacía en su padre.

Ese día en particular era un día muy especial porque sus hijos cumplían cuatro años de edad por lo que a pedido de los niños sus padres les habían dado la venia de hacer todo lo que quisieran solo por ese día, sin desaprovechar esa oportunidad los niños apenas habían desayunado habían empezado su largo y cansado día... habían tenido una mañana llena de compras, un almuerzo un poco accidentado, una tarde intensa de actividades poco peculiares y una noche llena de emoción donde su gentil madre les había preparado una cena especial y un enorme pastel de cumpleaños para cada uno, más que contentos los niños habían disfrutado de esa velada junto a sus padres y luego de sentir que sus fuerzas se desgastaban habían decidido terminar por fin su agitado día, con la garantía de que por lo menos querrían dormir un día entero sin ningún tipo de interrupción...

Mientras ambos niños en su habitación estaban completamente dormidos y en plena inconsciencia, sus padres hacían todo lo contrario... con la resplandeciente luna colándose entre las ventanas, con el viento agitando algunos de los transparentes cortinajes de un lado de la ventana, el olor a noche y el de un florero de flores suavizaba un poco el aroma de los amantes... un par de cuerpos jóvenes y esbeltos se movían con perfecta sincronía entre sonidos cálidos y gemidos.

- Sasuke... – lo llamó ella

Una delgada y hermosa silueta femenina subía y bajaba sobre las caderas de un hombre... el largo cabello de Hinata se pegaba a su frente y a su espalda con el sudor, mientras que él veía que su mujer en su máxima expresión, así que solo subió sus manos resbalando por el sudoroso vientre de la chica, hasta llegar a sus caderas deseoso de que ella continuara, logrando sentirse complacido ya que escuchar los quejidos escapando de la boca de ella no dejan lugar a dudas que ella también lo estaba disfrutando.

Sin poder evitarlo lo vuelve a llamar para darle a entender que su delicado cuerpo ya está al límite por todas las sensaciones que siente, ante ello después de un tiempo la hizo inclinarse sobre él, atrayéndola en un beso apasionado y salvaje, terminando por fijar sus manos en sus caderas y para moverla con más fuerza y rapidez, logrando que ella arqueara la espalda emitiendo un sonido de culmen de su garganta y sintiendo su cuerpo temblar por largos y extenuantes segundos. Enseguida el impulso de lanzar el cuerpo hacia delante y apoyar ambas manos en el pecho de su marido, vence a la joven y así lo hace, sintiendo que en un rápido movimiento él volvió a retomar su posición dominante sobre ella aprisionándole con su cuerpo y empezando a moverse otra vez.

- Sasuke... – lo llamó ella otra vez abriendo sus ojos y mirándolo fijamente, pero sus palabras se perdieron otra vez cuando los labios masculinos se adueñaron de su boca.

Él la besó sensualmente mientras se movía en ella, teniendo que sostenerse de sus brazos para no desfallecer ante ese sentir, su pequeño cuerpo recibiéndolo, sus gemidos perdiéndose en su garganta y su piel electrocutando la de él.

Él afianzó el agarre de sus manos en su frágil cintura y antes de que ella pudiera reaccionar, la intensidad del beso aumentó violentamente, exigiéndole y seduciéndola con los cálidos movimientos de su lengua, abrumándola con las turbulentas sensaciones que se arremolinaban en su sangre y haciendo que el fuego que ardía en su vientre amenazara con consumirla y se dejó llevar por lo que Sasuke le hacía sentir... sentirlo mover como él siempre lo hacía, encajando en ese lugar que siempre encajaba y moviéndose rítmicamente como solo él se movía hacían que Hinata solo se dejara consumir por él, porque ese aroma personal, intenso y viril que nadie podría borrar de su piel lograban llenarle los sentidos, completamente rendida a sus deseos, sólo dejó escapar un jadeo cuando él se movió con más vitalidad, como muchas otras tantas noches él parecía poseído por el deseo de hacerla suya rápida e intensamente, y no podía evitar sentirse más que satisfecha de despertar eso en su marido, comprendiendo que pese al tiempo ella nunca podía contener a un hombre como Sasuke Uchiha si ni siquiera era capaz de gobernar su propio cuerpo.

Salió de sus pensamientos al sentir que él la llevaba a su límite nuevamente por lo que apretó sus piernas alrededor de su cintura y lo atrajo más hacia ella, permitiéndole invadirla completamente, sus manos acariciaron su espalda y con un intento de tenerlo más junto a él subió sus caderas en una acción de instinto y pudo sentirlo mejor y más profundamente... sentir su piel rozar la de ella con cada movimiento y como su aliento se mezclaba con el suyo por su cercanía la hacía embriagar de placer y más si sentía que él la besaba ferozmente mientras entraba en ella con más y más fuerza y con más rapidez...

Con clara intención, Sasuke se movía más rápido e intentando apagar el fuego que lo invadía, por una fracción de segundos la observó moverse debajo de él, con los ojos cerrados, con su rostro deformado de placer, no había una imagen más perfecta que la de ella cuando estaban en plena intimidad... sabiéndose que él era el único que podía provocarle tal placer en ella.

Ajena de los pensamientos de él, con total honestidad ella quería decirle que fuera más y más rápido, incluso mucho más... pero no podía hablar, a decir verdad no podía emitir sonido alguno que no fuera de placer, el más fuerte e intenso placer que sentía cada vez que ella lo sentía moverse dentro de ella... una vez más gimió con fuerza al sentirlo empujar sus caderas con más fuerza e ímpetu, por lo que ella creyó que iba a desarmarme por dentro y que su cabeza iba a explotar en cualquier momento... había sido una larga noche para ellos pero parecía que él no se cansaba y ella así lo comprendió por lo que solo dejó que él se hundiera... entrara y saliera de su cuerpo sin ninguna objeción porque sabía que no lo volvería a tener así por largo tiempo porque lo conocía, ya que través del tiempo había aprendido a descifrarlo y estaba segura que después de lo que diría él tendría más recato de ahí en adelante.

En reflejo de su necesidad ella empezó a gemir con más insistencia y sin control, mientras él se adentraba cada vez un poco más, acelerando sus movimientos poco a poco hasta que su control pareció resquebrajarse y comenzó a imprimir un ritmo más fuerte y violento... en tanto ella jadeó al tiempo que alzaba instintivamente las caderas para salir a su encuentro, demostrándose que era una mujer sensual y apasionada que sólo quería perderse en los brazos del hombre que amaba, unidos sus caderas se movían al mismo compás; rozándose, frotándose cada vez más y deleitándose la vista al ver sus cuerpos enlazados... segundos después los labios de ambos se encontraron, con anhelo y con placer, mientras él volvía a moverse dentro y la hizo desfallecer... ahogó sus gritos, y gemidos entre besos muy húmedos y repletos de sabor a ambos.

Ambos no querían parar hasta el amanecer... por lo que deseoso de querer probar más piel, él enterró su rostro en su cuello y se hundió una y otra vez con más profundidad en ella, hasta que sintió que una avalancha de placer se acercaba a ellos nuevamente por lo que volvió a entrar con prisa y anhelo dentro de ella haciendo que ella gritara y que enseguida lo recibiera otra vez enredando sus piernas en su cadera y aferrándolo a ella, queriéndolo sentir más al fondo, a donde solo él llegaba. Sin perder más tiempo la siguió embistiendo sin parar ni en fuerza ni en velocidad, hasta que la acomodó mejor y con un ronco gemido entró nuevamente en ella haciendo que ella abriera los ojos desmesuradamente y que gritara en la boca de él al sentir ese cosquilleo imparable y que anunciaba que ya había al clímax, todavía temblando y aturdida se aferraba más a su cadera porque sabía que para él también pronto llegaría la satisfacción... aún entre espasmos y mareos siente que él sigue sus movimientos anunciando el próximo clímax masculino, hasta que lo siente... siente que él se desploma sobre ella, con una gran sonrisa de placer ella lo recibe y siente dentro de ella que ambos terminan más que complacidos.

Con sus pequeñas y suaves manos le acaricia la espalda y sus húmedos cabellos por el sudor, Hinata se siente feliz... feliz de tener esos momentos con él y de sentir que su vida no podía ser mejor, intenta recobrar el aliento y la respiración regalándole tiernas caricias y pequeños besos demostrándole cuan feliz es a su lado.

- Te amo... – le susurra sin aliento ella en su oído como otras tantas veces

- Yo también – le contesta él como había aprendido hace poco más de dos años

Segundos después él se relaja y levanta el rostro, con lentitud le acaricia la comisura de sus labios y ella le sonríe... una vez más se acerca a ella y la besa pero esta vez ya no había hambre de urgencia en el beso sino con ternura y con amor... algo que ella le había enseñado a reconocer. La sigue besando por un tiempo más a la misma vez que con una mano acaricia su pierna que continuaba abrasando su cintura, y con cuidado la gira lentamente, ella apoyo su cabeza en su hombro y él comienza a acariciar su cabello, mientras ella se relaja y se acomodaba entre sus brazos.

El tiempo siguió pasando siendo consientes de que ya era muy tarde, de madrugada y que si no cerraba los ojos inmediatamente el sol se le iba adelantar... Hinata estaba acurrucada en los brazos de Sasuke, su sueño hecho realidad... él la abrazaba y ella a él también, pasara el tiempo que sea ella jamás dejaría de sentirse tan especial y no perdería esa oportunidad que tenía... pero había algo que tenía que decir.

- Sasuke – lo llamó con voz tenue en medio de la oscuridad todavía

- Dime – le respondió

- ¿Sabes que estoy pensando? – le preguntó sonriendo.

-No, nunca sé lo que piensas – confesó cerrando los ojos y escuchando que ella reía levemente

- Pienso que debería revelarte mi secreto... – murmuró acariciándole la mejilla

- Desde ayer me tienes con el dichoso secreto – le reprochó – de qué se trata? – preguntó deseoso de saber

- Recuerdas lo que hablamos hace tiempo atrás? – cuestionó viendo que él abría sus ojos interesado en la conversación

- Hablamos de tantas cosas que no se a que te refieres – le dijo sin entender muy bien el asunto

- Esa vez... hablamos de que los niños ya estaban un poco grandes y que... – lo miró y vio que sus ojos la miraban con inquietud y espera – que... quizás ya era tiempo de... – vocalizaba nerviosa mientras él agudizaba su mirada en ella y su cerebro trabajaba recordando esa conversación hasta que lo hiso

- Me estás diciendo que... – antes de que pudiera terminar la frase ella ya asentía varias veces y le miraba con una sonrisa – estás embarazada... – dijo él confirmándole en vez de preguntar

- Vamos... a tener otro hijo – reconfirmó la noticia sonriéndole y lanzándose a él para poder abrazarlo porque ahora nada ensombrecía su felicidad y menos sabiendo que ese embarazo si había sido planeado y buscado.

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Como era predecible a la mañana siguiente todos se despertaron tarde por diversos hechos en particular, pasaron una mañana si mucho ajetreo pero horas después sin pensarlo mucho Hinata no se había podido contener por más tiempo y le había dicho a sus pequeños que pronto tendrían un hermanito o hermanita, lo cual había sido recibido muy bien por parte de ambos hermanos... en especial por la niña; sin más que decir todos habían disfrutado de ese día de descanso porque al día siguiente todos volverían con su rutina diaria, Hinata llevaría a los niños a la academia donde además ella era se desempeñaba como maestra y Sasuke volvería a presentarse frente al Kage de esa nación y una vez más cumpliría su trabajo, tener un puesto gubernamental no era algo emocionante para él a diferencia de aquellos años donde él viajaba por todas partes por diversas razones pero se conformaba con estar siempre pendiente y cerca de su familia y más ahora sabiendo que un nuevo miembro se sumaría a la familia Uchiha, nueva y renovada.

Mientras todos ya cenaban unos sonidos en la puerta llamaron la atención de todos, sin dudarlo Sasuke se puso de pie y fue a recibirlo porque ya intuía quien era por tan solo la forma de tocar la puerta... con los años la gente y muchas cosas cambian pero al parecer había ciertas excepciones después de todo.

- Me sorprende que llegues un día después! – le reprochó Sasuke abriendo la puerta y viendo a su rubio amigo – realmente me sorprende... – confesó sabiendo que Naruto era el más entusiasmado de todos para festejarles sus cumpleaños ya que una semana antes ya sabía estar con ellos.

- ¡TEME! – exclamó Naruto feliz de verlo – gomen, gomen, gomen, gomen... – se disculpo múltiples veces mientras entraba a la casa y veía a los niños y a Hinata – ¡no pude llegar ayer! – se excusó buscando la comprensión de ambos niños sabiendo que siempre había llegado a tiempo para celebrar sus cumpleaños – GOMEN...! – se disculpó otra vez al ver que el niño ni siquiera lo miraba y hacía de cuenta que no existía, pero la niña se acercó a él y lo abrazó demostrándole que ella si lo perdonaba – Syu-chan te juro que no... no era mi intención de faltar pero, veras... – trataba de explicarle pero el niño le daba la espalda y lo miraba con indiferencia.

Sin ningún éxito alguno todos terminaron de cenar pero el niño seguía castigando a Naruto por haber incumplido su palabra de estar a tiempo para su cumpleaños y no estaba dispuesto a pasar su falta rápidamente... Hinata y la niña le hablaban y le decían de todo con el objetivo de amistar al pequeño con Naruto pero no lo lograban y por eso siguieron con lo suyo mientras Naruto pedía una vez más su comprensión ya que sabía que ese pequeño si se lo proponía no le volvería a dirigir la palabra hasta al año siguiente por lo que era mejor apresurar una solución; en tanto el Uchiha solo miraba que Hinata y su hija intercedían por Naruto y luego sonrió internamente al pensar que su hijo no era tan fácil de convencer y que solo su madre con esfuerzo podría hacerlo como tantas veces lo hacía con él mismo.

- Sasuke, no piensas ayudarme? – pregunto Nauto siguiendo al Uchiha que se perdía en la cocina

- Olvídalo – le contestó con honestidad

- ¡Tienes que hacerlo! – insistió un rubio exasperado

- No quiero – replicó mirándolo con burla

- No llegue a tiempo no porque no quisiera! – se defendió – sino que fue por esto... – dijo sacando de entre sus pertenencias y dándole a Sasuke un pergamino – créeme que hablo en serio – insistió él con seriedad en sus palabras, lo cual era poco inusual

El pelinegro lo miró por unos instantes y luego tomó el pergamino y empezó a leerlo... para que después su expresión tuviera un cambio notorio mientras leía ese papel, ante la atenta mirada de Naruto.

- Lo vez! primero tuve que esperar que me dieran eso y luego recién poder venir – explicó mirando al otro chico

- Qué significa esto? – preguntó disgustado después de leer todo el contenido

- ¡Significa lo que leíste! – replicó con inquietud – yo ya te lo di a ti y ahora tú te encargas de eso – dijo pegándole más el pergamino a Sasuke – ahora habla con Syu-chan y convéncelo de que no fue mi culpa – exigió preocupado al ver que a lo lejos el niño lo miraba con enojo – Sasuke, si tú le hablas estoy seguro que será más fácil que me perdone y que... – decía y decía sin parar pero Sasuke no le prestaba atención porque sus pensamientos estaban en el contenido de ese pergamino – ¡SASUKE! – gritó Naruto tratando de llamar su atención pero al ver que su amigo lo miraba con total desagrado decidió ir a seguir insistiendo con el niño porque sabía que Sasuke no lo ayudaría.

El Uchiha lo miró alejarse de él y enseguida volvió su mirada hacia un punto fijo, pensando en lo que debía hacer... hablar y decir la verdad sería difícil pero tampoco podría vivir siempre mintiendo porque sabía que tarde o temprano la verdad se sabría, ella lo sabría... de alguna u otra forma ella terminaría sabiéndolo y quizás reprochándole por haber callado durante todos esos años, de lo cual era consciente de que era culpable.

*°* Tiempo después Sasuke camina por un pasillo de la casa hasta que se detiene, sin hacer ruido abre una puerta y ve que sus dos hijos duermen cómodamente acompañados de Naruto, sin más que hacer cierra la puerta y camina hacia su habitación, entra a ella y parado en medio espera a que Hinata salga del baño porque había decidió decirle lo que ocurría... si quería acabar de una vez por todas con toda huella del pasado debía hablar.

A ciencia cierta, él no sabía exactamente cuál sería su reacción pero sabía que de cualquier forma la noticia le iba afectar y más aún en su condición... él suspiró en silencio y deseó que todo siguiera tan bien como hasta ese entonces; estaba ensimismado en sus pensamientos hasta que de pronto oyó los pasos de Hinata, mentalmente dedujo paso a paso hasta que tuvo la certeza de que ella estaba parada detrás de él...

- Sasuke-kun... – murmulló ella mirando su espalda y sintiendo que algo no andaba bien, la actitud de él se lo demostraba – pa...asa algo? – preguntó titubeante y temerosa de escuchar la respuesta

- Siéntate... tenemos que hablar – vocaliza con voz calmada pero cargada de desagrado, porque precisamente eso es lo que siente al tener que hablar ese asunto.

Hinata lo mirada una vez más y con pasos lentos se acercó al borde de la cama y se sentó esperando escuchar lo que él tenía que decir...

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Existen muchas causas de una muerta, algunas son por alguna batalla, otras por una orden y otras por alguna enfermedad... y ese era el caso de un hombre, del patriarca Hyuga específicamente; hace más de cuatro años se había enterado que padecía una enfermedad crónica y que lo llevaría hasta la muerte, él era consciente de eso... pero por razones personales y de fuerza mayor él había decidido que absolutamente nadie de su clan se enterara ya que había decidido afrontar solo esa enfermedad... La primera vez que Tsunade le había dicho que estaba enfermó él llegó a desconcertarse por completo pero a medida que el tiempo pasaba se había hecho a la idea de que tarde o temprano debía enfrentar la posibilidad de una muerte inminente, razón por la cual se había sometido a distintos tratamientos para alargar un poco más sus años de vida porque aún tenía cosas pendientes que hacer con su clan.

En aquel entonces también había pasado el hecho de enterarse que su primogénita había deshonrado su clan al involucrarse con alguien y salir embarazada, sin dudarlo él había llegado a la conclusión de ocultar ese embarazo y luego dar la crianza del niño a alguien más, con el claro objetivo de que nunca se supiera que su hija mayor ya estaba deshonrada antes del matrimonio; pero luego las cosas dieron un giro inevitable al enterarse de su enfermedad por lo que había reconsiderado el hecho de dar a alguien a su nieto ya que había decidido de que si fuera un varón él lo criaría como su hijo y como aquel heredero ideal que siempre espero... pero su meta nunca se cumplía porque el padre de ese niño no pensaba de la misma forma que él ni tampoco cedería ante sus planes a futuro.

El tiempo y los años habían pasado y Hiashi Hyuga ya sentía que el momento de adiós ya había llegado, por lo que en su lecho de muerte quería volver a ver a su hija mayor y conocer a sus nietos... aquellos que hasta ahora no había visto y que quizás no viera por decisión del padre de los niños. Ese día en especial había despertado con mucho pesar y cansancio físico y mental por lo que mandó a llamar al médico y este le confirmó que solo le quedaban unos cuantos días de vida, así que enseguida por enésima vez durante todos esos años había mandado un mensaje dirigido al esposo de su hija, pidiéndole que le conceda la oportunidad ver a su hija y a sus nietos... miró por última vez ese pergamino y pensó que sería el último que escribiría y deseo desde lo más hondo de su alma que esta vez lograda tener la respuesta deseada.

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Unos días después, un sol oscuro y desolado se perdía entre las montañas, anunciando el final de un día y quizás el final de una vida... Konoha estaba sumergida en un silencio acogedor y deseado como preludio de lo que pasaría frente a la vida que poco a poco se apagaba dentro del seno familiar de uno de los clanes más reconocidos de ese lugar... muchos desconocían que en la mansión Hyuga los sirvientes lamentaban ya la partida de su señor, y que los miembros del clan Hyuga a fuera de los aposentos sufrían la pronto partida de su patriarca, habían tantas cosas que ignoraban y que seguramente al día siguiente con la trágica noticia todos lo sabrían.

- No tiene caso que esperemos, no vendrá... – decía Neji parado a un lado del lecho de su tío – él ni siquiera le dirá...

- Esperemos que sí – habló Hanabi parada al otro lado y deseando que su padre tuviera lo que deseaba en ese último momento de su vida

En tanto Tsunade y Shizune miraban con pena que hasta el último momento Hiashi esperaba... esperaba que Hinata y los niños llegaran a ese lugar, ambas sabían que eso sería casi imposible y más sabiendo que durante todos esos años Sasuke nunca le había dicho a Hinata que su padre estaba enfermo, solo algo totalmente inesperado podría hacer cambiar al Uchiha y deseaban que la muerte fuera esa razón.

El tiempo siguió pasando y no llegaba... Hiashi reposando en su lecho miró a un lado y vio que ya estaba oscureciendo, "en la noche" pensó que se iría de noche y lo aceptó, pero también era consciente que se iría sin conocerlos y que probablemente ese era su castigo por haberle dado la espalda a su madre cuando anunció su llegada, sí! seguramente ese sería su castigo y que ahora sus lamentos y remordimientos ya no servían de nada porque su tiempo se estaba acabando... porque todos sus errores no eran olvidados y que quizás nunca lo serían.

- O...otosan – dijo una voz apenas perceptible al apenas entrar en esa habitación

Hiashi sonrió y cerró los ojos al pensar que esa dulce voz era de su hija y que quizás no era demasiado tarde para lograr su perdón... con lentitud dirigió su rostro hacia donde provenía el sonido y la vio... sintiéndose culpable y despreciable al tan solo ver que ella tenía el rostro hinchado y bañado en lágrimas y que sus ojos se encontraban rojos de tanto llorar... llorar por él; sin fuerza para hablar solo vio que ella con lentitud se acercaba a su lecho y que enseguida se ponía a un lado suyo mientras le sonreía gentilmente, luego el mayor dirigió su mirada hacia el frente y lo vio... parado y con la misma expresión de siempre, el mismo Sasuke de siempre... hasta que unas pequeñas figuras llamaron su atención, abrió los ojos con más decisión y vio que dos niños estaban parados detrás de Sasuke y que cada uno se agarraba a su brazo a modo de inseguridad.

- Son... ellos? – preguntó sacando las fuerzas necesarias para hablar

- Hai... son Syuske y Hanna Uchiha – contestó Hinata tratando de sonreír – son... tus nietos... – vocalizó sintiendo un tremendo dolor en el pecho porque pese a todo ella amaba a su padre y lo demostraba estando en ese lugar, después de haber tenido que hacer un gran esfuerzo de convencer a su joven esposo.

Hiashi posó su mirada en ambos niños y los contempló, eran pequeños pero tan lindos... en ese preciso sintió como una catarata de culpa lo golpeaba por haber querido alejarlos de su madre solo por un ideal suyo; dirigió su mirada al niño y comprobó que era una copia fiel de Sasuke y esos ojos negros y esa mirada lo demostraba, miró a la niña y supo que aunque se pareciera mucho a su hermano y tuviera los mismo ojos su mirada era completamente igual a la de Hinata.

Haciendo un gran esfuerzo y con pesadez levantó una mano y la tendió a los niños para que se acercaran porque quería tocarlos y comprobar que eran reales, el niño solo lo miró pero no tuvo la intención de acercarse y solo se mantuvo inmóvil pero la niña lo miró con curiosidad y dio un pequeño paso hacia él pero de pronto se detuvo y volvió a su lugar inicial; el patriarca los miró y sonrió... porque sabía que no iba ser tan fácil adentrarse en las vidas de sus nietos, así que solo le quedó mirarlos y grabar sus rostros en su memoria.

- Otosan... – habló Hinata acercándose más hacia él y tomando su mano, aquella que esperaba ser llenada por la de sus nietos pero que por ahora solo sería llenada por la de hija.

- Hinata, gomenasai... – se disculpó Hiashi mirando los perlados ojos de su hija aún llenos de lágrimas – antes me equivoqué... con... – trataba de explicar que estaba arrepentido del accionar que años atrás tuvo

- No, no... no hac...e falta – dijo la joven sintiéndose terriblemente triste y sin la necesidad de escucharlo porque ya lo había perdonado

Sin más que escuchar el patriarca miró una vez más a su familia y sintió que todo se oscurecía, que su cuerpo se deshacía y que le era más difícil respirar, en un último aliento miró a un lado y vio que Hanabi se aferraba al cuerpo de su primo y lloraba.

- Neji... – lo llamó – cuida de... Hanabi y de todos – pidió como su última voluntad, luego miró al frente – Sasuke, cuida de Hinata y... de mis dos nietos – pidió cerrando los ojos

- Tr...tress nie...tos – vocalizó Hinata llevándose ambas manos a su vientre y llorando sin poder evitarlo

Hiashi abrió los ojos al escucharla y dirigió su mirada a ella y la vio sonriente en medio de lágrimas y acariciando su vientre... dándose cuenta que iba a tener otro nieto, con ese último pensamiento e imagen cerró los ojos y se dejó envolver por un sueño largo y eterno, en el cual permanecería por todos los tiempos.

Y sucedió... Hiashi Hyuga murió!

Ante el desconsuelo de los presentes en esa habitación y de los presentes en esa casa, las puertas se abrieron grandemente y los Hyugas entraron a llorar la muerte de su líder, en tanto Hanabi lloraba inmensamente mientras Neji la consolaba con la mirada vacía y perdida en algún lugar del espacio, Tsunade miraba el cuerpo sin vida del Hyuga y Shizune reprimía sus lágrimas, mientras que ambos niños solo miraban que su madre lloraba amargamente a un lado de ese lecho... hasta que de pronto vieron que su padre llamaba a su tío Naruto, el cual entró también a la habitación y se llevó a ambos niños porque sabía que ese no era el mejor lugar para ambos.

Sasuke caminó hacia Hinata y se sintió impotente al ver que estaba destrozada y que no dejaba de llorar y que eso no le era nada bien a ella ni al bebé que espera, se acercó rápidamente hacia ella y la estrechó contra su pecho, sabiendo que en ese momento ella necesitaba de su comprensión y de su consuelo... con ternura le acarició lentamente sus largos cabellos y aferró su pequeño cuerpo al suyo, tratando de protegerla del dolor y buscando transmitirle que él estaba junto a ella, como desde hace mucho tiempo... y como otra vez más superarían esa tragedia.

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Dos meses después... y luego de aquel suceso las cosas volvieron a encaminarse y todo volvió a la normalidad para todos.

Sasuke desde el marco de una puerta miraba como sus dos pequeños hijos revoloteaban por el patio, corriendo y sonriendo... recordándose que alguna vez él también se comportaba así cuando era niño, con más agudeza se focalizó en los ojos de sus hijos y vio que estaban oscuros como la noche que dentro de poco se presentaría, pero supo también que como muchas otras veces cambiarían y se emblanquecerían sin ninguna explicación, aún no sabía con exactitud el motivo pero le inquieta saber porque siempre que había luna llena los ojos negros de sus hijos se tornaban como los de Hinata, pero ya habría tiempo para descubrirlo, había tiempo... Miró hacia el cielo y vio que llovería pronto y una vez más pensó en su familia... deseó saber qué pensarían sus padres y su hermano al enterarse que vivía feliz al lado de su nueva y renovada familia que pronto tendría un nuevo integrante, tres hijos... ese número era bueno, definitivamente bueno...

- En qué piensas? – esa pregunta lo sacó de sus pensamientos – dime qué piensas... – pidió Hinata abrazándolo por la cintura

- Siempre quieres saber que pienso... – le contestó evitando decirle sus pensamiento y sabiendo que ella siempre quería saber todo

- Siempre! – replicó acomodándose en sus brazos y escondiendo su rostro en su pecho – no me vas a decir? – cuestionó con intriga

- No – simplemente contestó él

Ambos se quedaron en silencio mientras ella se aferraba cada vez más a su torso y pasaba sus delicadas manos por su espalda, hasta que un sonido en el cielo hiso que sonriera de felicidad.

- Recuerdas? – preguntó ella tiempo después

- Qué...? – quiso saber relajado

- La lluvia... – susurró cerrando fuertemente los ojos y transportándose a aquel momento que todo comenzó

- No sé de qué hablas – contestó mintiendo

- Si sabes de lo que hablo – le dijo separándose un poco y viéndolo directamente

- No sé... – insistió Sasuke con tono de burla en voz viendo que la expresión de ella poco a poco cambiaba, vio que sus ojos perlados lo miraban con intensidad y que apretaba fuertemente los labios – me pregunto si siempre uno de ellos te hará poner así? – preguntó acariciándole su ya abultado vientre de cuatro meses de embarazo

- ¡Dilo! – exigió Hinata sin siquiera parpadear

- Sí, lo recuerdo... – aceptó él sabiendo que eso era lo que ella quería escuchar – recuerdo todo... – finalizó viéndola sonreír y sintiendo que lo abrazaba otra vez y que reía al haberse salido con la suya una vez más.

Sasuke correspondió al gesto y la abrazó pensando que si no hubiera sido por aquella lluvia y el terror de Hinata por los rayos seguramente en ese momento no estaría con ella, y si ella no hubiera demostrado conocerlo tanto y creer saber tantas cosas de él en aquel entonces quizás ahora ni hijos tendría, pero las cosas siempre pasaban por algo... por alguna razón extraña y desconocida... aquella que cobijó su alma solitaria.

*FIN*

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¡La historia terminó!

Es una pena pero la historia llegó a su fin... y realmente espero haber cubierto sus expectativas porque le he escrito con mucho cariño y dedicación.

¡Quiero agradecer a todos y a cada uno de los que se tomaron el tiempo necesario para leerlo! Gracias por sus comentarios y gracias a aquellos lectores que lo hicieron en silencio, muchas gracias a todos...!

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Tengo la intención de escribir otra historia de esta pareja (sasuhina) y quisiera pedirles que comenten el trama del que quisieran la nueva historia, estoy abierta a conocer cualquier idea o aporte de ustedes y reflejarla en una historia...

¡Hasta la próxima!