Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, pero la historia es mía. Fruto de mi puño y mente.

Lo que está escrito en cursiva son conversaciones en la lejanía o conversaciones telefónicas.

Lo que está escrito "entre comillas" son los pensamientos de el/la protagonista.

En esta historia los personajes son humanos.

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Después de pasar casi una hora mirando la ropa que tengo en el armario, me decido por un sencilo vestido verde, de cuello alto y sin mangas, con una cazadora encima. Me calzo con unas manoletinas del mismo color que el vestido y me quedo frente al espejo, mirándome.

- Estás muy guapa. - dice Jacob, apareciendo en el dormitorio.

- Gracias.

- Vamos a juego. - dice, sonriendo. Me vuelvo y le miro mejor. Va con un pantalón negro y una camisa verde botella, el mismo tono que mi vestido. - ¿Como te encuentras? ¿Estás preparada?

- No lo sé.

- Todos los años te pasa lo mismo. - avanza hacia mí y me toma de ambas manos.

- Ya lo sé. Soy una tonta, verdad?

- De tonta nada. - dice, acariciando mi mejilla. - Es normal que estés triste en el aniversario de la muerte de tus padres.

- Ya...

- Vamos. Charlie nos está esperando abajo con Emmett y Rosalie.

- Uy. Charlie y Emmett juntos. - digo, echando a correr.

Mi hermano es un gran tío, está loquito por mi Charlie, pero se está volviendo igual de descarado que él y eso si que no. Me niego.

Menos mal que me he calzado con zapato plano, sino me hubiera matado al bajar corriendo por la escalera.

Cuando bajo el último escalón, Charlie baja de los brazos de su tío y viene corriendo a los míos. Emmett pone morritos, pero Rosalie le abraza y pronto se le quita el enfurruñamiento por el desplante que acaba de hacerle mi hijo.

- Estás muy guapa, mami. - dice, cuando lo tengo en mis brazos.

- Tu también, hombrecito.

- ¿Y papi?

- Ya estoy aquí. - dice Jacob, apareciendo a nuestro lado. - ¿Me esperabais?

- No. - dice el niño, haciendo reír a Emmett. - ¿Cuando nos vamos a ver a los abuelos?

- Ahora ya nos vamos, cielo. - digo, besando su frente. - Ve con papá un momento, cielo.

Dejo a Charlie en los brazos de Jacob y voy hacia la cocina. Intento ser fuerte, pero no puedo. Desde hace quince años, me paso este día llorando, y para variar, me pasa lo mismo en ese momento. Cuando estoy sola en la cocina, dejo de contener mis lágrimas y me `pongo a llorar como una niña que necesita a sus padres a su lado.

- Renesmee...

Me vuelvo hacia Emmett y le abrazo al momento, llorando desconsoladamente. Él también está triste, pero finge ser fuerte por mí, aunque oigo un sollozo surgir de su garganta.

- Sth... Ya está, Renesmee, ya está.

- Que tonta soy. - consigo decir entre sollozos.

- De tonta nada.

Me río. Son las mismas palabras que acaba de decirme Jacob.

- Cualquiera diría que tengo trenta años. - me limpio los ojos con los puños y miro a Emmett, que tiene los ojos rojos como yo.

- Basta ya. Somos humanos y tenemos sentimientos. Nadie puede reprocharnos el estar tristes en este día. - dice, sonriendo levemente. - Y ahora vamos a llevar al enano a casa de los padres de Jacob y a visitar a los nuestros.

- Si, vamos.

...

La visita al cementerio es un drama, como cada año, pero el tener a Jacob a mi lado es una gran ayuda. Rosalie no suelta mi mano ni la de mi hermano en ningun momento, lo que también es una gran ayuda. Es la mejor amiga que he tenido nunca.

- ¿Te encuentras bien? - me pregunta, cuando nos subimos al asiento trasero del coche de Emmett.

- Si. Mejor ahora.

- Me duele tanto veros así y no poder hacer nada...

- Lo haces, estando a nuestro lado.

- ¿Me guardas un secreto? - susurra, casi en mi oído. Los chicos aun no han entrado en el coche, pero aun así habla en voz baja para que no nos oigan. Asiento con la cabeza. - Charlie va a tener un primito en cinco meses.

- ¿Que me dices? - exclamó, cubriéndome la boca con las manos.

- Sth...

- ¿Lo sabe Emmett?

- Se lo diré durante la comida.

- Eso es genial! - exclamo, logrando que Rosalie me cubra la boca con una mano. - Voy a ser tía. - digo, aun con su mano sobre mi boca.

- Si.

- Me alegro mucho. - me abrazo a ella con todas mis fruerzas. Eso es lo que necesitamos. Otro pedazo de alegría en nuestras vidas.

El primer pedacito de alegría llegó el día en que Jacob me pidió que me casara con él, hace ahora ocho años, cuando ambos terminamos la universidad. El segundo pedacito de alegría fue cuando Emmett y Rosalie se casaron hace cinco años. Y el tercero y el mejor, el nacimiendo de mi hijo Charlie, que ya tiene tres años. Es lo mejor de nuestra vida y Jacob y yo le amamos con todo nuestro corazón.

Lo mejor de todo es que no hemos sabido nada de Seth en todo este tiempo. Cumplió con su palabra de no volver a llamarme, lo cual agradezco. Es lo único bueno que ha hecho en su vida.

- ¿Teneis hambre, chicas? - dice Emmett, poniéndose al volante.

- Mucha. - decimos, riendo.

- Vaya, cuanta alegría hay por ahí atrás. - dice Jacob, sonriendo. Sé que está feliz por verme reír.

- Como tiene que ser. - dice Rosalie, abrazándome.

- Por supuesto.

- ¿Donde vamos a comer?

- Vayamos a casa de Sarah y Billy. - digo, mirando a Rosalie de reojo, que asiente con la cabeza. - Hace tiempo que dicen que vayamos a comer y creo que hoy puede ser un buen día para ello.

- ¿Que dirán ellos?

- Estarán encantados. - dice Jacob. Estira su mano hacia mí y la tomo. - Siempre están encantados de tenernos por ahí. Además, echo de menos a Charlie.

- Pero si no hace ni una hora que lo dejamos allí. - dice Emmett. Me río. Muy pronto sentirá lo mismo que sentimos Jacob y yo cuando estamos lejos de nuestro niño.

- Cuando seas padre me entenderás.

- Uy, creo que eso queda un poco lejos.

Me da un ataque de risa en ese momento. A pesar del codazo que me da Rosalie, no puedo dejar de reír. La verdad es que nunca he sido buena guardando secretos. De una forma u otra, siempre acabo contándolo.

Emmett me mira raro pero no hace caso y pone el coche en marcha.

...

La cara que se le queda a Emmett cuando Rosalie suelta la bomba de su embarazo es para partirse. Menos mal que me ha dado por hacer un video del momento. Será bueno enseñarle la cara que ha puesto en ese momento.

Le paso el móvil a Rosalie, que sigue grabando a Emmett y a Jacob, que no deja de reírse. Es entonces cuando yo suelto la bomba. No se lo he contado a Rosalie porque ella guarda los secretos tan mal como yo. Además, quiero ver la cara que pone Jacob cuando diga...

- Estoy embarazada de dos meses.

A Emmett le da un ataque de risa cuando Jacob se atraganta con el trozo de pan que se está comiendo. Sarah se levanta de la mesa y viene corriendo a abrazarme, encantada, seguida de Billy, que deja a Charlie en mis brazos.

- ¿Voy a tener un hermanito?

- Si. O una hermanita. - digo, abrazando a mi niño. - ¿Que te parece?

- Quiero una hermanita.

- Bueno, ya veremos lo que hay. - digo, riendo. - Y también vas a tener un primito o primita.

- Que guai! - exclama, contento.

Sonrío al ver feliz a mi niño. Eso es lo que más me importa. Miro a Jacob, que ya no está tan alucinado, pero no deja de mirarme con los ojos bien abiertos.

- Quería esperar a los tres meses, pero no he podido evitar dejarme llevar por el momento. - digo, recibiendo un abrazo de Rosalie.

- Que guai. Seremos compañeras de embarazo! - exclama, riendo. Deja el movil en la mesa y va dando brincos hacia su marido, que la recibe con un gran beso.

Jacob se levanta lentamente de la mesa y se acerca a sienta en la silla en la que había estado Rosalie y lleva una mano a mi tripa.

- ¿Otro bebé?

- Otro bebé.

- ¿Un Billy o una René?

- René? - digo, sorprendida porque él mismo haya decidido que, si es niña, se llame como mi madre. Eso hace que me ponga a llorar de nuevo, aunque esta vez de felicidad. - Pero... ¿Y Sarah? ¿Que te parece Sarah?

- Me parece genial.

- ¿Como yo? - exclama mi suegra. La miro y la veo llorar. - Gracias, cariño. Será un honor.

- Es lo mínimo que puedo hacer. Eres una segunda madre para mí.

Dejo a Charlie en los brazos de Jacob y abrazo a Sarah. Ella ha hecho mucho por mí y les quiero a ella y a su marido como a unos segundos padres.

Miro a mi alrededor y veo todo de caras sonrientes. Los futuros papás, sentados en el sofá, Emmett con la cabeza sobre la tripa de Rosalie. Es una preciosa estampa y la inmortalizo con mi móvil. Miro a Jacob, que está jugando con Charlie, como si éste fuera un avión. No dejan de reír. Inmoralizo también ese momento. Sarah y Billy están sentados, cogidos de la mano, mirando a su hijo y a su nieto. También les hago una foto.

Quiero tener esos momentos guardados para siempre. Esos momentos que tan felices me hacen.

...-...-...

Hola hola.

Fin de la historia.

Espero que os haya gustado.

Opiniones, plis. Me gusta saber siempre que os parece lo que escribo.

Besitos.