Compromiso Placentero.

Capítulo 3.

*En la Nave camino al planeta Vegita*

-Oh Dios, esto es alucinante cariño. Mira esa cocina tan gigante se pueden hacer millones de pastelitos y eso que esta es la cocina de la nave imagínate la del planeta; Uf!- Exclamó la Sra. Brief emocionada mientras se paseaba de arriba para abajo por la nave.

-Sí, si cariño lo sé. ¿Por qué no vas y pruebas la cocina o algo? Yo iré a ver a Bulmita.- Pregunto su marido con una sonrisa.

-Claro! Y dile de mi parte que cuando pueda venga que le quiero mostrar la cocina, Ayy.-

Toc, Toc.

-¿Bulma se puede?- Pregunto el Sr. Brief desde fuera.

-Si… Claro. Pasa padre.- Dijo tratando de ocultar su ansiedad por saber más sobre su prometido y su nueva vida.

-Venía a preguntarte como sigues, Que tal lo llevas?.-

-Pues bien… si bien.-

-¿Solo bien? Bulma te conozco, hazme todas las preguntas que desees sabes que tienes que estar preparada para tu nueva vida en ese planeta que para ti es desconocido. Dispara pequeña.- Dijo su padre tranquilamente.

-IGH, ¿En serio?- Y corrió hacia la puerta de la habitación cerro y se sentó frente a su padre.

-Si hija en serio.-

-Bueno, prepárate.- Dijo con emoción contenida.

Y así pasaron horas hablando sobre lo que el Dr. Brief conocía acerca del Planeta Vegita ya que ellos ya habían vivido ahí pero Bulma no lo recordaba. Le habló sobre las costumbres y sus habitantes y Bulma muy fascinada solo escuchaba.

*Planeta Vegita, Castillo del Rey*

Vegeta se encontraba entrenando en la única sala de combate a su altura ya que el poder del príncipe era inigualable y no podía estar en cualquier sala de entrenamiento; pero por ser la única ya estaba muy deteriorada y los entrenamientos del príncipe con Kakarotto eran demasiado fuertes y la sala estaba muy vieja.

Sabía que necesitaba una nueva pero no había encontrado a un Científico capaz de hacer una igual o mejor, tal vez ese tal científico terrícola podría saber, después de todo podría ser útil para él. En cambio no se podía quitar de la cabeza eso de su compromiso con esa terrícola que ni siquiera conocía pero de la que su madre y su padre hablaban muy bien. Seguro es una niñata caprichosa y cabeza hueca pensó Vegeta mientras era sacado de sus pensamientos por un golpe en el estómago que casi lo deja sin aire; si hubiese sido otra persona la que le hubiera hecho eso ya estaría eliminada pero recordó que estaba entrenando con Kakarotto y que se había dejado llevar por sus divagaciones y el golpe lo tomó por sorpresa.

-¡Vegeta! ¿Qué sucede? En quien piensas tanto ¿Eh?.- Dijo con una sonrisa pícara.

-¡Oh Dios Kakarotto! ¿Qué te pasa insecto? Como crees que yo pierdo el tiempo pensando en alguien.- Dijo molesto.

-Solo lo decía por cierta terrícola, Jeje.- Dijo caminado hacia la puerta.

-¿Terrícola? Por favor Kakarotto.- Dijo con una sonrisa maliciosa- ¿Eso es lo mejor que puedes decir? ¿Y por qué corres hacia la puerta?-

Pero Kakarotto ya se había ido de la sala de entrenamiento, dejando a vegeta molesto por recordarle a su prometida que ni la conocía pero que según su padre llegaría mañana y tendría que ser lo más Cortez posible; Cosa imposible para él pero o tendría que intentar.

-Príncipe Vegeta.- Dijo Darren haciendo una inclinación.- Su padre desea verlo cuando esté cambiado de su entrenamiento.-

-Está bien, dile que me ducho y voy hacia allá.- Contestó en tono monótono.

Sabía lo que le esperaba lo era lo mismo desde el día anterior que le habían comunicado que la terrícola había aceptado casarse con él, por eso estaba seguro de que era una niñata descerebrada que solo buscaba lujos y sexo. Pero tendría que soportarla o tal vez fingir su muerte después de un tiempo. Fingir su muerte… eso sonaba bien pensó con una sonrisa maliciosa.

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-¿Me habías llamado?.- pregunto Vegeta cuando estaba frente a su padre.

-Sí, quería recordarte que mañana vienen nuestros invitados lo que quiere decir que viene tu…-

-Tu prometida y bla bla. Lo sé me lo repites cada segundo.- Comento molesto.

-Sí cada segundo y lo seguiré haciendo.- Exclamo molesto por la interrrupcion.

-¿Solo era eso padre?.- Dijo impaciente Vegeta.

-No, si me dejaras terminar de hablar no acabarías con tus humos tan agrios.- Dijo el Rey- Pues como mañana llegan se organizó un baile aparte que tu madre regresa mañana a primera hora de la misión así que ella estará presente en el baile en el cual conocerás a tu prometida.- Dijo guiñándole un ojo.

-Madre ya vuelve, que bien. En cuanto al baile no esperes qe me quede más de una hora mucho menos con una niñ…- Su padre lo había interrumpido.

-Una niñata hueca bla bla. Deja de juzgarla hombre! NI siquiera la conoces y ya hablas de ella. Ten modales es una mujer.- Dijo su padre con reproche falso.

-Arggh, lo pagarás padre.- Dijo Vegeta Furioso saliendo del salón.

-Estaré esperando Vegeta.- Dijo el Rey divertido.

El humor del Rey se mantuvo alegre ya que la noticia de su Reina llegaría le había hecho el día y esa discusión con Vegeta había sido divertidísima.

En cambio Vegeta iba furioso por lo que su padre le había dicho. Bailes era lo que más odiaba de ser príncipe, estar ahí fingiendo alegrarse de las tontería que comentaban las familias de clase que solo era una bola de gente estúpida. Además de que su padre le recalcaba de qué su prometida no era una cabeza hueca y aunque él se negaba rotundamente algo en su interior le aseguraba que estaba equivocado, que su padre tenía razón y odiaba eso.

Se dirigió a la cocina porque decidió que solo comería algo ligero y luego iría a dormir ya que mañana presentía que sería un día muy tenso.

Luego de comer durante 1 hora se dirigió a los terrenos aledaños al castillo a meditar sobre lo que había pasado en esa semana además para hacer a digestión. Comía ansias por saber cómo sería la terrícola y si los rumores de su belleza eran ciertos, no sabía porque eso le rondaba la cabeza si ni siquiera la había conocido; su orgullo le decía que nada bueno vendría de ese matrimonio, pero su corazón le indicaba que algunas cosas cambiarían y con ese pensamiento se fue a dormir.

*En la Nave camino al Planeta Vegita*

-Gracias padre, por todo.- Sonrió Bulma despidiendo a su padre en la puerta de su habitación.

-De nada hija, te dejo para que descanses. Mañana presiento será un día muy agotador.-

Asintiendo Bulma cerró la puerta, hizo sus neceseres dispuesta a dormir. Pero en lugar de eso su mente viajo imaginando todo lo que su padre le había contado sobre el planeta y su prometido esperaba y no la trataran mal porque aunque ella era una mujer de carácter fuerte y no se dejaba de nadie en ese planeta estaba en desventaja pues los Saiyajins se caracterizaban por su fuerza nata.

Luego de unos minutos de insomnio logró conciliar el sueño esperando que Dios le ayudase en esa nueva etapa en su vida.

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