Disclaimer: Los perdonajes pertenecen a S. Meyer. La trama es de mi total autoría.


El diario de mi madre

...Conversaciones y más conversaciones...


Viernes 17 de febrero, 1995

Estos dos últimos días han sido un infierno. Bueno, al menos para mí. Porque mi madre estaba completamente en desacuerdo con mi postura que había tomado. Según mi madre, no era tan malo que dos hombres estuvieran como tus pretendientes, al contrario, era completamente bueno.

–¿Bella? –había llamado, el jueves, mi madre desde fuera de mi habitación. Entró con sus pisadas suaves, típicas en ella cuando quería hablar de algo serio. Me tensé en mi cama, ya que sabía de lo que quería hablar.

Ese día me había ausentado en el instituto, con la vaga escusa de que me dolía el estómago. Obviamente mi madre notó que ésa no era la razón por la que no quería ir a clases hoy, y cuando se lo había mencionado, me miró con una de sus típicas miradas que decían: "Ya conversaré contigo, jovencita". Y ése momento había llegado…

–Mamá, lo que quieras decirme, puedes ahorrártelo –le respondí de manera seca.

–Cielo, por favor no te encierres tanto en ti misma –dijo, sentándose a mi lado–. A veces es bueno conversar las cosas, tienes que desahogarte un poco, ¿no crees?

Asentí un poco con la cabeza.

–¿Qué ocurre, cariño? –preguntó.

Suspiré profundamente, preparándome para contarle todas mis confusiones a mi mamá.

–Amo a Edward, de eso estoy segura… Pero también me gusta Jacob, quiero decir, no es como si lo conociera a montones, pero estoy segura de que es un buen chico, y que es bueno…

»Y Edward... –suspiré al decir su nombre–. A él lo he amado desde siempre, bueno, no desde siempre, pero cerca… Sé que es el chico más bueno, generoso y amable del mundo, pero tengo miedo.

–¿Miedo de qué, Bella? –me acarició la mejilla con profunda ternura.

–He sufrido mucho por él. Si es que decido estar con él, no estaré segura si me hará sufrir otra vez.

–No creo que él quiera hacerte daño. Como dijiste, Edward es el chico más bueno del mundo, y eso lo puedo asegurar porque lo conozco desde que era un pequeño. Pero inevitablemente, si uno está enamorado, va a sufrir, cariño. No todo es color de rosas en una relación, siempre van haber ciertos problemitas, pero lo importante al final, es que los sepan solucionar.

–Sí, pero... No sé qué hacer.

–Sólo decide con el corazón, ¿sí?

Asentí con la cabeza. Mi madre me dio una mirada enternecida y me atrajo en un abrazo fuerte, el cual estuve más que agradecida.

–¿Puedo saber cómo fue la declaración de Edward? –preguntó, luego de unos minutos de silencio.

Me aparté de su abrazo y la miré con los ojos entrecerrados.

–¿Cómo es que tú sabes eso?

–Puede que haya hablado con Esme... –Ante mi ceño fruncido continuó–: Me dijo que su bebé había hablado con ella el martes, justo en el día de los enamorados, y que estaba pensando en declarársete –se encogió de hombros.

»Pero hay algo que no entiendo aún, cielo. ¿Qué tiene que ver Jacob en todo esto?

Suspiré. Mi mamá no se había enterado de nada. Claro, sólo de la declaración de Edward, pero no se había enterado por mí.

–Jacob también se declaró –solté, ante la expresión asombrada de su rostro–. Lo hizo el lunes, y me dejó completamente perpleja. Te juro, mamá, que no me lo esperaba. Pero el hecho de que me lo haya dicho antes que Edward, me dejó confundida. Siempre soñaba con que Edward hiciera lo mismo, y lo hubiera aceptado sin duda alguna de haberlo hecho antes.

–No le veo problema a eso, hija. Amas a Edward… ya no hay que darle más vuelta al asunto.

–Pero no quiero hacer sufrir a Jacob. Como dije, estoy segurísima que es un buen chico, y que tiene un muy buen corazón.

–Edward también sufriría si no lo eligieras, cariño. Tienes que verlo de las dos perspectivas, la de Jake y la de Ed.

Asentí pensativa. La verdad es que no había visto el punto de vista de Edward. Había sido una egoísta al sólo pensar en mi confusión y el bienestar de Jacob. No sé por qué no vi esa faceta del "problema". También me importa Edward, obviamente, pero por alguna extraña razón que desconozco no había tomado en cuenta su felicidad aquí.

–Aún no respondes mi pregunta, Bella –puntualizó mi madre. Fruncí en ceño–. ¿Qué te dijo Ed en su declaración?

Sonreí tímidamente. Y es que la declaración de Edward había sido más que perfecta. Se le veía tan nervioso que me producía ternura. Aunque en ese momento estuve aterrada por no tener la respuesta inmediata, ahora, si pienso en sus palabras de nuevo, quiero correr a sus brazos y decirle que lo amo desde hace mucho tiempo.

–Él… –suspiré con una sonrisa boba en el rostro–. Fue absolutamente perfecto. Estaba nervioso, porque comenzó a divagar –solté unas risitas–. Es tan lindo cuando está nervioso… –me mordí el labio inferior–. Dijo que parece que estaba enamorado de mí –sonreí de oreja a oreja–, y que sólo quería mi felicidad, aunque sea con otro hombre.

–¿Y no pudiste responderle? –preguntó mi madre, perpleja.

–Lloré como un bebé, al no poder darle la respuesta que yo esperaba –hice una mueca–. Y luego me fui…

Mi madre me abrazó un poco, para luego de unos momentos soltarme y mirarme a los ojos nuevamente

–¿Y qué hay de Jacob? –preguntó.

–Él estaba verdaderamente nervioso… –fruncí el ceño–. Pero luego de suspirar, sólo lo lanzó, me dijo que le gustaba y que era una chica fabulosa, luego se dio la vuelta y se fue casi corriendo.

–Vaya… qué diferencias. Yo, si hubiera sido tú, ya tendría una respuesta lista. Pero si quieres tener una respuesta segura, piénsalo el tiempo que quieras. Puedes demorar todo lo que quieres, nadie te apura.

Con un último abrazo y un beso en la frente, mi mamá se levantó de la cama, diciéndome que estaría preparando el almuerzo.

Al medio día, mi madre volvió a subir, interrumpiendo así mi lectura. Quería que la acompañara donde Esme, a lo que sólo pude negar repetidas veces, no quería ver a Edward. A lo que mi madre me dijo tranquilamente que Edward sí había asistido al instituto y que saldría de éste a la hora normal. Sólo cuando mi mamá me lo repitió más de cinco veces y me aseguró que él no estaría en su casa, pude respirar tranquila y decidí ir a donde Esme.

Llegamos a la casa de los Cullen a eso de las una de la tarde. Extrañamente, fuimos recibidas por Lillian, la sirvienta que iba una vez a la semana a la casa de Esme, para ayudarla un poco con los quehaceres. Lily –como le gustaba que le dijeran–, era una mujer de 54 años, bastante simpática; ayudaba a Esme con los quehaceres desde que tengo memoria.

Mi madre me dijo que esperara un poco en la sala, pues ella iría al baño. Con curiosidad, me acerqué a la cocina al escuchar unas voces. Supuse que Esme estaría ahí, y quería saludarla.

–¿Cómo fue todo con Bella, cariño? No me contaste lo que pasó ayer –dijo una voz femenina que pude identificar inmediatamente como la de Esme.

–No tengo ganas de hablar eso... –contestó la voz de Edward.

Al identificarlo, mi corazón comenzó a acelerarse desesperadamente. Me puse contra la pared de al lado de la puerta para poder escuchar mejor.

–Vamos, no pudo haber sido tan malo, Ed –puntualizó Esme.

–El que haya escapado llorando es malísimo, mamá –dijo con un tono molesto.

–Oh... ¿Pero qué le dijiste?

–Le dije exactamente lo que siento... Bueno, tal vez haya omitido algunas cosas.

–¿Cómo qué clase de cosas?

–Amm... Puede que no le dijera que la amo desde siempre.

Un jadeo ahogado salió de mi boca, pero la tapé a tiempo. Mis ojos comenzaron a picar, en señal de que las lágrimas no tardarían en llegar. Y es que escuchar eso de los labios de Edward, me ponía más que feliz.

–¡Edward! –le reprendió Esme–. Te dije que eso era lo más importante, cielo... Bella no lo sabrá por arte de magia.

–¡Qué querías que hiciera! No iba a arriesgarme en no corresponderle... Tal vez hubiera quedado como un tonto o se hubiera reído de mí.

–Amor, sabes que Bells no es así.

–Ok, ok, ya entendí que cometí un error. Pero se fue corriendo, mamá.

Luego de eso dejé de escuchar, y me dirigí casi como un muerto en vida a la puerta principal. Tenía las lágrimas acumuladas en mis ojos y me hacían la vista borrosa. No sé muy bien cómo llegué al auto, pero luego de unos minutos u horas, no lo sé realmente, partimos a nuestra casa nuevamente.

Ese mismo día, Edward envió un hermoso ramo de flores con una tarjeta dentro, sin embargo, no quise recibirlas y, en mi lugar, mi madre lo hizo, dejándome la tarjeta en mi mesita de noche. Jacob, por otra parte, envió una carta, la cual leí sólo por curiosidad. Decía que había olvidado decirme algo muy importante, y quería hablar conmigo, pero debido a lo que me había enterado esa tarde, no quise llamarle.

Anoche, raramente, no tuve pesadillas. Creo que el hecho de quedarme dormida con las palabras de Edward en mi cabeza, había ayudado para mantener a los malos sueños alejados.

Esta mañana desperté mejor que nunca debido a la falta de pesadillas, y lo agradecí enormemente, hacía tiempo que no lograba descansar lo que es debido. Hoy también me ausenté en el instituto, lo que mi mamá entendió perfectamente, pero me reiteró que estaba exagerando demasiado la situación y que me estaba comportando como una cobarde. Mi hermano sólo pudo mirarme desaprobatoriamente, como diciendo "¿qué mierda estás haciendo?", pero le ignoré. Mi padre, por su parte, sólo pudo darme una sonrisa tímida y darme un pequeño beso en la mejilla. Era extraño que ellos dos se comportaran así, pero supuse que mi madre había exagerado un poco al contar lo que me sucedía; aunque paradójicamente ella me dijo que no lo hiciera.

Luego de que mi padre se fuera a trabajar y mi hermano se hubiera ido a buscar a Alice para irse al instituto, ayudé a mi mamá con la limpieza de la casa. Extrañamente, el día estaba cálido y agradable, perfecto para dar una pequeña caminata.

A eso de las cinco, Alice y Rose vinieron a mi casa con unas maletas enormes. No tenía idea de qué era lo que hacían aquí, hasta que Edward apareció detrás de ellas vestido con un traje de etiqueta y con una rosa blanca en su mano derecha. Cuando cruzamos miradas, me quedé sin aliento. Se ve tan hermoso en su traje…

–Bella… yo… –comenzó. Su respiración parecía agitada. Tomó aire a la vez que desordenaba su cabello con su mano izquierda–. Vine para invitarte al baile de San Valentín. Sé que no tengo derechos, porque no soy tu novio ni nada de eso, pero de verdad me gustaría que me acompañaras no sólo como una amiga, sino que como mi enamorada.

Mi respiración a ese instante, estaba casi errática. Como pasó con su declaración, no sabía qué responderle, y como la cobarde que me había convertido, me fui corriendo escaleras arriba para encerrarme en mi habitación.

Y ahora, a las 5:36 pm, estoy aún encerrada en mi alcoba, soltando lágrimas y más lágrimas por la estúpida actitud que he estado adoptando los últimos días. ¿Qué me está pasando? Yo nunca fui de las que hacía un lado las cosas y simplemente las ignoraba. No. Yo no soy ésa.

Estoy segurísima que Edward me ama, porque por la conversación que había escuchado hoy, él parecía bastante sincero; además, ¿quién le mentiría a su madre en un tema como ése? Además estoy completamente segura de que lo amo, con todo mi ser. Me frustra saber que aún no estoy segura de aceptar su proposición. Hace algunos minutos, mi madre me había dicho que Edward esperaría en la sala hasta tener una respuesta concreta.

Mi corazón late desbocado cada vez que pienso que está sólo a unos metros. Pero no puedo. Definitivamente, no puedo aceptar su invitación…


Viernes 3 de marzo, 1995

Han pasado demasiadas cosas desde ese viernes que arruiné todo.

Edward no me ha querido dirigir la palabra, y con razón… Fui una tonta al no aceptar su invitación. Ni siquiera yo me entiendo. Es que en serio, ¿cómo pude ser tan tonta al no reaccionar de la manera correcta ante su declaración, o no aceptar su invitación al baile de San Valentín? Estas dos semanas me las he vivido reprochándome eso.

Jacob, por su parte, al parecer encontró a una chica más interesante que yo, y decidió salir con ella. Creo que se llama Leah Clearwater, pero no estoy segura al cien por ciento. ¿Si yo le gustaba mucho, no se supondría que en unas simples dos semanas todavía estaría insistiendo? Pero me dio igual. Ignoré el hecho de que estuviera saliendo con otra chica, porque ¿qué me tendría que importar eso?

Rose y Emmett han estado hablando mucho más debido a las constantes visitas de Emm al instituto para visitarnos, por lo que la alegría de Rose no se puede ignorar. Todo el día está con una radiante sonrisa en su bello rostro.

Y en torno a Alice y Jasper, creo que hoy al fin mi hermano le dirá a mi mejor amiga que quiere formalizar su relación.

Todos están felices. A excepción de mí.

Todas las malditas noches las he vivido con pesadillas, las cuales son un tormento a la hora de levantarse, ya que dejan unas hermosas –nótese el sarcasmo– marcas debajo de mis ojos. Creo que estas dos semanas he ocupado más corrector para ojeras que en toda mi vida.

Siempre era el mismo sueño. Y Edward era el protagonista de cada una de ellos.

El sueño comenzaba completamente hermoso. Edward me abrazaba fuerte, mientras yo mantenía mi nariz hundida en su cuello, donde toda su esencia varonil se concentraba. De pronto, Edward me alejaba abruptamente, casi botándome al suelo. Se levantaba, me lanzaba una mirada fría y perturbadora, y con su voz fuerte y clara me decía: "No eres nada, Bella, nada. Sólo quería jugar un poco contigo –se alzaba de hombros–. Y puedo decirte que fue bastante simple. Te creíste cada una de las estúpidas palabras de amor que te dije –hacía una mueca de asco y miraba hacia atrás–. En fin, creo que has entendido, así que ahora me iré y nunca me verás más. Y claro que no será como si no hubiera existido, porque dejaste que llegara tan dentro de tu corazón, que ahora no me podrás olvidar". Se daba la vuelta y me dejaba ahí varada en la oscuridad del bosque. Me caía al suelo de rodillas y lanzaba un grito desgarrador, el que me hacía despertar en medio de la noche.

Esa maldita pesadilla, hacía que mi confianza de contarle algo a Edward bajara más y más cada día. Sé que es una estupidez, pero no logro sacarme de la cabeza el momento cuando me ignoró casi por una semana entera, y me realmente me aterra que ocurra de nuevo.

La verdad, es que la ausencia de Edward en mi vida, la ha hecho completamente aburrida y monótona.

No he ido a visitar a Esme y a Carlisle, y realmente los extraño muchísimo. Odio el hecho de que me avergüence por haber dejado plantado a su hijo sin ninguna explicación. Porque sí, no le di ninguna explicación a Edward de por qué no aceptaba su invitación al baile, y es que tampoco tenía una.

Ese viernes, Edward se fue alrededor de las doce de la noche. Mi mamá se encargó de hacérmelo saber. Y cuando escuché sus pasos acercarse a la entrada, me levanté de golpe y me dirigí a las escaleras. Las bajé a toda prisa, y cuando estaba en el penúltimo escalón, Edward cerró la puerta tras de sí. Mis ojos soltaron las lágrimas que había estado acumulando sin darme cuenta. Me senté en la escalera con las rodillas al pecho, y mi rostro entre éstas. Sólo fui consciente que Alice me envolvía en sus pequeños brazos y trataba de consolarme, al igual que Rose.

Esa noche ambas se quedaron a dormir. Para luego despertar con mis gritos de siempre.

Este lunes, luego del instituto, me devolví a mi casa como alma que lleva el diablo, como siempre luego de esa maldita noche de viernes. Luego de ese acontecimiento, todos los días me comportaba así. Sabía qué tenía que hacer o adónde tenía que ir, pero lo hacía casi de forma inconsciente. Era como si en un momento estuviera en una parte, cerrara los ojos por un segundo y luego estoy en otra parte totalmente distinta, desconociendo cómo había llegado allí. La verdad es que ya me comenzaba a asustar, no era normal que una persona se comportara de esa manera. Pero con suerte, el martes fui completamente consciente y me reprendí a mí misma por comportarme así de estúpida por una respuesta muy mal dada.

Luego de que llegué a la casa, no fui conocedora de mi paradero hasta que me encontré cenando en la pequeña mesa de comedor que teníamos en la cocina para comer los días de semana. Sin darme cuenta, tomé mi tenedor y comencé a comer lo que fuera que estuviera en mi plato en ese instante, creo que era pasta.

–¿Bella? –llamó mi padre, sentado en el puesto de enfrente de mí.

Levanté la cabeza, en señal de que lo escuchaba.

–¿Cómo te fue en el examen de español que tenías hoy? –preguntó mirándome fijamente.

Fruncí el ceño. Ese día especialmente, no recordaba la mayoría de lo que había hecho en la escuela. Sólo recordaba cuando llegué –justo en el momento que Edward bajaba del auto de Carlisle–, luego me saltaba al almuerzo –en el cual a cada rato le daba miradas furtivas a Edward–, y finalmente recordaba toda la clase de biología –en la que puse más atención a Edward que a la clase–. Pero no recordaba haber tenido un examen de español, sin embargo, supuse que mi padre por algo sacó el tema a colación, así que hice que sabía que lo había hecho.

–No lo sé –dije alzándome de hombros. No quería preocupar a mi familia con mis actitudes estúpidas y extrañas que estaba adoptando.

–¿Estaba difícil?

Negué con la cabeza.

–Y… ¿Cómo sabes que estaba difícil si hoy no era tu examen de español?

Pegué un respingo.

–Ah… Yo… Supongo que estará difícil… –murmuré avergonzada.

–Bella, tu examen de español fue el viernes que pasó –puntualizó mi padre, mirándome fijamente.

–Bueno, pues habrá otro y no creo que esté difícil –contesté a la defensiva.

–Bella, ya basta. Sabes que eso no es verdad. ¿Qué te ocurre, hija? Pareces perdida todo el tiempo.

–Yo… No lo sé. De veras que no lo sé. No es mi intención estar así, pero no puedo evitarlo. El único momento en que estoy "lúcida" –hice comillas en el aire–, es cuando Edward está cerca –dije bajando la mirada a mi plato a medio comer.

Mi madre, que estaba a mi lado, me dedicó unas suaves caricias en el cabello, las cuales me relajaron completamente. Estaba tan avergonzada al confesar eso a mi familia.

–Bien, tomaré eso como que será temporal… –dijo mi padre luego de unos segundos–. Es algo de adolescentes, ¿no es cierto? –lanzó una pequeña risita y se levantó de la mesa.

Para mi padre, lo más valioso era mantener la buena reputación en el pueblo, sobre todo cuando él era el jefe de policía de Forks, por lo que supuse que esa frase era una indirecta para que esta situación no saliera de nuestra familia. No podría ser muy bien visto que la hija del "perfecto" matrimonio Swan estuviera loca.

Me quedé con la cabeza gacha lo que restó de la cena.

Luego de que mi madre se parara a lavar los platos, Jasper me abrazó fuertemente, gesto el cual agradecí completamente. Sentí que me llevaba hasta el sillón de la sala y me sentaba con un movimiento suave.

–Bells… No estés así por favor –dijo en un susurro.

Las lágrimas se desbordaron de mis ojos.

–No puedo… Quiero estar bien, pero simplemente no puedo –sollocé en su hombro.

–¿Qué te tiene así, hermanita?

–Lo amo demasiado, Jasper.

–A quién, ¿a Edward?

Asentí con la cabeza.

–¿Entonces por qué no le aceptaste? Edward la ha estado pasando muy mal con tu actitud –apuntó mi hermano.

–Ése es el problema. No sé por qué no le doy una respuesta afirmativa si sé que lo amo.

–Tal vez estés pensando mucho con la cabeza –puso su dedo índice en la coronilla de mi cabeza–. Cuando quería decirle lo que sentía a Alice, simplemente no podía, porque estaba calculando todo fríamente, lo estaba pensando mucho. Pero cuando realmente lo hice, lo estaba haciendo con el corazón.

Me quedé pensativa. Si es que Jasper tenía razón, sólo sería cosa de relajarme cuando lo hiciera, mantener mi mente en blanco y sólo decir lo que me venga del corazón en ese momento.

Ya lo he decidido… Se lo diré antes de que marzo termine.


Holaa! :D Acabo de terminar de escribir, y son las 1:29 am del día martes... xD Sé que a algunas les dije que estaría listo el lunes, pero la Navidad me volvió loca y estaba ocupadita con los regalos :3 Pero finalmente con un trabajo muy arduo aquí está :)

Qué les pareció el capítulo? Les gustó, lo odiaron? Yo ya estoy comenzando a desesperarme con Bella... Es que es muy... agh! xD Les gustó la conversación de Jasper/Bella? Me pareció bonito que apareciera un poco de su relación *-* En relación con el próx. capi (que a prpósito, creo que estará listo el lunes), no será la reacción de Ness, sino que haré otro del diario y así avanzamos más rápido sin tener que sacar fechas :3

Cuídense muuucho, que pasen una bonita Navidad, reciban toodos los regalitos que pidieron, un beso y un abrazo gigantote! n.n Las quiero!

Saludos desde Chile ;)

Lizzie