Verano: Ola de Calor

Un día de verano en una aldea cualquiera. Esta situación que parece tan cotidiana se veía alterada en esos momentos por dos circunstancias: la primera era la asfixiante ola de calor que hacia estallar los termómetros y traía de cabeza a los aldeanos; la segunda era lo que ocurría en el interior de la tienda de cerámica, un alboroto mezcla de gritos y objetos de vajilla rompiéndose.

Varias personas observaban los acontecimientos desde una distancia prudencial, sabían de sobra como se las gastaba la dueña de la tienda.

De repente salió corriendo del establecimiento un joven, bastón en mano, y una expresión de sincera diversión en sus chispeantes ojos amatista. Tras él iba la propietaria, maza en mano, y una expresión homicida en sus ojos azules.

- ¡¡¡NAMAGOMI!!! -.

- Lo siento mucho Filia, ¿quién iba a pensar que esa estantería estaba tan mal fijada a la pared? –.

- ¡¡¡Te dije que no la tocaras!!! -.

- Sí, cuando ya lo había hecho -.

La sacerdotisa le lanzó la maza acertándole en todo el cogote. El demonio se detuvo y se llevó una mano a la cabeza.

- ¡Auch!, eso dolió, vas mejorando tu puntería dragón dorado – sonrió antes de desaparecer.

- ¡Ni se te ocurra volver a presentarte por aquí, maldito namagomi! -.

Filia recogió su maza y volvió al interior de la tienda. Desolada contempló como la mitad de sus queridas cerámicas había quedado reducidas a escombros, le entraron ganas de llorar, sin embargo los clientes que empezaban a entrar no se lo permitieron. Con ayuda de Jiras recogió el desorden y pasó a centrarse en el trabajo.

Exhausta cerró la tienda. El agobiante calor había aumentado las ventas de cualquier cosa que pudiera contener agua y mantenerla fresca. Filia había visto desaparecer todas sus cerámicas en una tarde, ese era el motivo de que Jiras, su hijo Pal y Val_chan hubieran salido de la aldea esa mañana, necesitaban reponer existencias.

La sacerdotisa se preparó un baño de agua bien fría. Tras eso se puso un ligero camisón rosa, cenó y se sentó en la cama a leer tranquilamente un libro: "Cerámicas, Lozas y Porcelanas del Mundo".

No llevaba mucho rato enfrascada en la lectura cuando un escalofrío le puso los pelos de punta. Al levantar la vista del texto se encontró con un sonriente mazoku.

- ¡Aaaaah! -.

- Tampoco es para ponerse así, creo que no soy tan feo -.

- ¡Sal ahora mismo de mi casa! -.

- ¿Y si no quiero? -.

Filia le miró consternada, escudada tras el grueso libro. Zeros sonrió.

- Aún estoy enfadada contigo por el desastre de esta mañana, así que vete – insistió la sacerdotisa.

- No me apetece -.

Con un rápido movimiento el demonio se hizo con el libro y se sentó en la cama. La joven, inquieta, no le quitaba ojo de encima; bastón, capa y guantes habían desaparecido, ¿acaso hasta los mazoku sentían esa horrible ola de calor?

- Zeros, márchate y deja de incordiar, no estoy de humor para aguantar tus tonterías –.

- Interesante lectura, pero yo tengo otra mucho mejor – sacó de su bolsa un pequeño volumen de tapas color azul oscuro, parecía muy antiguo – Una chuchería de la colección de mi ama -.

- ¿Puedo verlo? -.

- Claro, para eso lo he traído -.

Mientras Filia ojeaba las páginas Zeros se tumbó atravesado en la cama, los brazos cruzados tras la cabeza. La joven abrió los ojos, incrédula, aquel pequeño libro contenía el secreto para fabricar la porcelana más cara del mundo, precisamente porque su fórmula se había perdido hacía siglos.

- Esto... esto no tiene precio -.

- Sí que lo tiene -.

Filia frunció el ceño, cómo se le había podido pasar por la cabeza que aquel demonio quisiera entregarle algo sin pedir nada a cambio.

- Tú dirás -.

- ¿Qué te parece una noche de pasión desenfrenada? -.

¡¡¡PLAF!!!

- ¡¡¡Pervertido!!! -.

- A veces eres demasiado agresiva – masculló Zeros bajo el peso del volumen enciclopédico.

- Y tú un degenerado -.

- Solo bromeaba, me conformaré con un beso -.

- Un beso... ¿y si no quiero?, te recuerdo que has producido una auténtica hecatombe en mi tienda, no tendría porque darte ni las buenas noches -.

- Sin embargo el libro es mío y, si lo quieres, tendrás que pagar el precio –. Sin miramientos le quitó el tesoro literario. – Por cierto, llevas un camisón muy... sugerente, ¿acaso has vencido tu legendario pudor? – dijo abriendo sus ojos.

La joven echó mano de la sábana y se tapó con ella, un ligero rubor cubrió sus mejillas ante aquella mirada lasciva. Zeros volvió a tumbarse, en espera de que ella se decidiera.

- De acuerdo, lo haré – cedió.

Se inclinó y le besó suavemente.

- Ha sido un poco ligth – juzgó el demonio – A ver si adivino, ¿té de menta? -.

- Muy gracioso -.

Filia repitió el beso, esta vez con más intensidad.

- Puedes hacerlo mejor -.

- ¡Tendrás cara! -.

- No, tengo el libro – sonrió y lo agitó ante las narices de la dragón dorado.

Si seguía así acabaría por ponerle en órbita de un golpe, pero de ese modo se iba a quedar sin el preciado objeto. Haciendo a un lado su habitual recato, dejó caer la sábana y se sentó a horcajadas sobre un atónito Zeros, apoyó sus manos sobre la cama a ambos lados de la cabeza de cabellos purpúreos, y le besó. Deslizó su lengua suavemente por sus labios, éstos se abrieron permitiéndole a Filia profundizar en su exploración.

- Aquí tienes –. Zeros, una vez la dragón dorado se apartó, le tendió el libro azul.

Entusiasmada se sentó en el borde de la cama, leyendo a la luz del quinqué. El demonio la contempló divertido, parecía una niña a la que acabaran de regalarle un juguete o un dulce.

Se sentó junto a ella sin que Filia diera muestras de advertir su proximidad. Con una mano apartó los cabellos dorados y besó tiernamente su cuello.

La dragón dorado permaneció inmóvil como hechizada por aquella caricia. Permitió que le quitara el libro de las manos y lo dejara sobre la mesilla. Unos brazos rodearon su cintura mientras Zeros volvía a besarla, esta vez en la boca. Ella devolvió el abrazo y el beso con idéntica intensidad.

Un delicado empujón y Filia quedó tendida sobre el lecho. Los labios del demonio recorrieron su rostro, cuello y hombros cubriéndolos de caricias. Su mano se deslizó por la cintura hasta el muslo, sintiendo la suavidad de la tela y las perfectas formas que ocultaba a la vista.

Filia se sentía ligeramente aturdida, al calor del ambiente se estaba añadiendo otro muy distinto. Se estremeció cuando los besos sobre su cuello se convirtieron en suaves mordiscos. La mano de Zeros desapareció bajo el camisón mientras sus labios empezaban a descender alarmantemente. La dragón le detuvo.

- Zeros, ¿qué pretendes? -.

- ¿A qué te refieres? – sonrío inocentemente.

Ella le apartó y se sentó en la cama.

- Lo sabes perfectamente... -.

- No -.

- Deja de hacerte el tonto, ¿qué habría pasado si no llego a interrumpirte? -.

La expresión del demonio fue bastante elocuente.

- ¿Acaso he hecho algo que te resultara desagradable? – interrogó enarcando una ceja.

- No... – reconoció ella.

- Entonces, ¿cuál es el problema? – los ojos demoníacos la observaban brillantes en la penumbra – Ya hemos jugado otras veces -.

- Sí pero no hasta el punto de... – se calló, ruborizada.

- A veces eres tan niña -.

- ¡No soy ninguna cría, demonio! -.

Zeros la estrechó entre sus brazos al tiempo que la besaba estremeciéndola hasta los mismísimos cimientos de su ser.

- Solo quiero saber qué quieres – murmuró Filia.

- A ti – la voz sonaba cálida junto a su oído – Quiero que seas mía -.

La dragón dorado se levantó despacio y despacio fue hasta la ventana. Necesitaba aire, aunque fuese a 50º de temperatura, aquello le había cogido de improviso. Miró de refilón a Zeros, éste permanecía sentado en la cama dándole la espalda. Era un mazoku, si la deseaba ¿por qué no la había tomado y ya está?, ¿por qué preguntar?, ¿qué pasaría si le decía que no?.

Se apoyó en el marco de la ventana y respiró hondo. La invadió el dulce olor de la madreselva que crecía en el jardín.

Hasta el momento no se había planteado como era su relación con juushinkan. Ella sabía que le había cogido cariño, demasiado para ser el "asesino de dragones dorados", sin embargo él no podía, los demonios no aman...

- ¿Vas a tardar mucho en contestar o debo ir pensando en marcharme? -.

Sonreía. Bueno, jamás había visto a Zeros sin esa sonrisa, a no ser en los momentos de máximo peligro. Sí, era su sonrisa y sin embargo no era la misma, allí faltaba algo.

- Supongo que ese silencio solo deja lugar a la segunda opción -.

¿Debía detenerle?.

- No... no hace falta que te vayas -.

- ¿Segura, dragón dorado? -.

¿Segura?. Claro que no estaba segura, pero tampoco quería que se fuese de esa manera.

- Quédate -.

- No se te ve muy convencida – ladeó levemente la cabeza.

Filia volvió a su lado y le abrazó, escondiendo su rostro en el cuello del demonio. En ese instante le daba lo mismo todo, nadie la había cuidado como aquel tramposo y bromista que ocultaba su crueldad.

- No te marches, quiero que te quedes conmigo... -.

Zeros la miró, en sus ojos se mezclaba la sorpresa y un interrogante. Sabía que las palabras de la joven encerraban mucho más de lo que aparentaban.

- No voy a ir a ninguna parte -.

Mientras la tenía así, entre sus brazos, podía sentir aquello que le había atado a esa "lagartija dorada" durante casi 7 años, eso a lo que todavía no era capaz de darle nombre, algo que había descubierto en su interior perdido en la oscuridad de su ser.

Zellas... su ama no se había percatado aún de los juegos que se traía entre manos su sacerdote general. Por el momento él había sido capaz de distraer su atención, parecía que ya ni se acordaba del pequeño dragón antiguo, pero Zeros sabía que tarde o temprano su señora preguntaría por el crío. Val_chan, después de arduos esfuerzos, había asumido su vida anterior como Valgarv; resultaba muy extraño hablar con el dragoncito, en él se mezclaba una actitud muy infantil con todos los conocimientos y madurez que le aportaba su vida pasada, era como tener delante a dos personas, por suerte para todos la personalidad predominante era la de Val y no la del servidor de Gaarv.

- ¿Ocurre algo? -.

- No, ¿por? -.

- De repente pareces muy preocupado -.

Le falto poco para echarse a reír. Últimamente en presencia de Filia se olvidaba de esconder sus expresiones.

- No es nada, asuntos de trabajo... y no, no voy a matar a Val -.

- ... -.

- ¿Y ahora qué te ocurre a ti? -.

- ... -.

- Filia, ¿me vas a obligar a interrogarte? -.

- Tengo miedo -.

Zeros la apartó con suavidad para poder mirarla a la cara. Frunció el ceño.

- Vale, reconozco que no sé a qué viene eso -.

- Es... ¿no te has preguntado nunca qué va a pasar?, la ex sacerdotisa del Dios Dragón de Fuego y el sacerdote general del Ama de las Bestias, ¿acaso Zellas se quedará de brazos cruzados? – bajó la cabeza – Según las leyes de este mundo es imposible, una ryuzoku y un mazoku no pueden estar juntos, nuestras razas están predestinadas a combatir eternamente -.

- Antes yo también pensaba así, fue uno de los motivos que me impulsó a cometer cierta masacre entre los dragones dorados, sin embargo las cosas cambian – miró algún punto del vacío, pensativo – Hay demasiados acontecimientos y demasiado importantes como para que los ignore... -.

- ¿Cuáles? -.

- Eso es un secreto -.

- ¡Namagomi! – una maza apareció repentinamente en la mano de la ex sacerdotisa.

- Tranquila Filia, solo era una broma – n_nUU

- Explícate o te envió a Wolf Pack Island vía aérea -.

- De acuerdo – sonrió – Bueno, quizás lo primero es el hecho de que un grupo de humanos fue capaz de aceptarme y llamarme amigo aún después de descubrir que yo era un demonio, y la verdad es que yo también les tengo cierto aprecio, sobre todo a una pelirroja que me trata a puñetazos y que ha estado a punto de estrangularme un par de veces... No sé si Rina te contó lo sucedido en el Templo de los Monolitos, la primera vez que vio a Gaarv... -.

- Algo he oído pero nunca nadie se ha parado a explicarme la historia completa -.

- Ella me defendió, tuvo la cara de ordenarle a Maryu-ou Gaarv que me dejara en paz, por supuesto él se rió mucho y casi nos mata – cruzó sus brazos – A eso se añadió el hecho de que todos conseguimos escapar de allí gracias a Aqua, el espíritu guardián de la Biblia Claire y una parte de la Reina Dragón del Agua... uno de los cuatro dioses dragón me salvó la vida, a mí, a juushinkan -.

Filia parpadeó perpleja. Eso era como si a ella le salvara la vida Zellas Metallium.

- Para más inri la Diosa Dorada destruyó a Fibrizo evitando que devolviera el mundo al caos y le perdonó la vida a una humana... y he de reconocer que me alegré por ello -.

- Es tu mejor amiga – afirmó la dragón dorado.

- Es posible – Zeros se encogió de hombros y prosiguió – Y, por último, tenemos el pequeño conflicto con Estrella Oscura, en el que conocí a la señorita "odio a los mazoku"... no me pongas esa cara, reconoce que no podías ni verme solo por ser juushinkan -.

- Y tú reconoce que tenía razones para odiar al Sacerdote de la Bestia, el exterminador de dragones dorados en la Guerra de Kouma -.

- Eso es de rencorosos, además tú ni habías nacido y solo conoces la historia desde el punto de vista de tus Ancianos, los cuales resultaron unos mentirosos después de todo – replicó secamente – Era una guerra, demonios contra dragones, maté puesto que era mi obligación y no me arrepiento por ello -.

- A veces puede ser tan cruel – pensó Filia – Pero tiene razón, es un mazoku, su naturaleza es destruir, torturar, asesinar... – le miró y añadió en voz alta – ¿Por qué no me mataste? -.

- ¿Qué? -.

- Cuando nos conocimos tu objetivo era quitar de en medio a Valgarv y... -.

- Te equivocas, para entonces yo ya tenía noticia de la profecía de Vulabazard, estuve escuchándote cuando informaste al grupo de Rina, pobrecilla, como la asustaste con la carta de su hermana – su expresión se veía satisfecha por la sorpresa que había provocado en Filia – Luego me mandaron investigar un poco más y comprobar la magnitud del peligro, una vez Zellas se enteró de la amenaza que suponía Estrella Oscura consultó a Dynast y Dolphin, los tres estaban de acuerdo en evitar su entrada en nuestra dimensión y se me ordenó que os protegiera y os ayudara en todo lo que pudiera -.

- ¿Eso pasaba por hacernos jugadas como la de cierta ciudad en la que querían ajusticiarme por ser un dragón?, ¿o la que liaste con las ruinas móviles?, ¿o el abandonarnos en el templo del monte Korone?, ¿o... -.

- Vale, vale, he cogido el concepto – Zeros se rascó la cabeza con gesto distraído – Fue para hacer más divertido el viaje y, a mi manera, procuraba que te integrases en el grupo en lugar de andar sermoneándoles como si fueses su madre -.

- ¿¡Integrarme!? – Filia frunció el ceño.

- Sí, por aquel entonces tenías un grave problema con tus prejuicios y tu ego sobrealimentado de dragón dorado -.

- Que tú te encargabas de machacar a cada momento – replicó secamente - Al menos tengo la satisfacción de ser la única que consigue sacarte de quicio, ¿verdad, namagomi? -.

- ... -.

La ex sacerdotisa se echó a reír. Adoraba a ese demonio, lo adoraba y al tiempo le detestaba. Zeros siempre conseguía sacar lo mejor y lo peor de ella.

Y él la contemplaba mientras reía y pensaba en lo extraño que resultaba todo aquello... como una risa, un gesto o una mirada suya podían iluminar la habitación traspasando la oscuridad que le rodeaba y de la que había nacido. Extendió la mano y acarició su rostro, por el mero placer de saber que podía hacerlo.

- A veces es tan... tan... – Filia observó al desconcertante personaje sentado frente a ella – Dulce. Es como si fuese dos personas en una sola... -.

- ¿Qué piensas? – inquirió Zeros, curioso por el semblante pensativo de la joven.

- Que eres un esquizofrénico -.

- Oh, vaya, gracias – dijo mordaz al tiempo que torcía el gesto.

- Es cierto, unas veces pareces un angelito y otras ni L_sama te soportaría -.

- Ella nunca ha tenido ninguna queja con respecto a mi comportamiento – sonrió.

- Eres incorregible -.

La ex sacerdotisa le besó. Travieso como un niño, apasionado como un joven, sabio como un anciano. Ella cerró los ojos y se dejó acunar entre aquellos cálidos brazos. El miedo a lo que podría suceder en un futuro desapareció, ahora tenía allí a Zeros, solo para ella, nada existía fuera de esa habitación.

Él fue sintiendo como el cuerpo de la dragón dorado se iba relajando hasta quedarse dormida. Con una sonrisa la tumbó en la cama y se echó a su lado rodeándola con sus brazos.

- Si un humano fue capaz de enfrentarse a la Diosa de la Pesadilla Eterna y traer de vuelta al ser que amaba del Mar del Caos, si unos humanos fueron capaces de derrotar a un Dios Demonio, ¿hay algo imposible en este mundo? -.

Como si aquel instante
fuera a ser el primero
del resto de sus vidas
días de borrasca
víspera de resplandores.
cuando el futuro es improbable
cuando pensar no es suficiente
y cuando aquello que en teoría
no puede
halla sucedido...

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N. de A.: ¿Os ha gustado?, espero que sí ^^. Con este fic no he pretendido narrar la típica historia romántica, quería que cada uno pensara en su pasado y como éste les ha conducido a la situación actual.

En el caso de Filia como le marcó el conocer la verdadera historia de su gente, como los dragones dorados, supuestamente los buenos de la historia, cometieron un auténtico exterminio entre los dragones antiguos en la búsqueda del poder; esto le acarrea un sentimiento de culpabilidad que la conduce a criar a Val, dada la situación es lógico pensar que tenga tendencia a sobreprotegerle.

Con Zeros es más complicado, por la maldición esa que le han impuesto: los mazoku no pueden tener sentimientos que no sean negativos, me niego a creer esto. Para empezar simplemente hay que pensar en la filosofía oriental, dentro del Bien siempre hay un toque, un mínimo, de Mal y viceversa, estoy convencida que se puede aplicar a juushinkan. Durante la mayor parte de la serie le vemos escondiendo sus ojos y mostrándose risueño, sin problemas, es la personificación del "don´t worry, be happy"; sin embargo hay momentos en que Zeros es de lo más expresivo: sorpresa, enfado, diversión, satisfacción, despiste, crueldad, odio, ira, incluso preocupación y miedo, a mí que me lo expliquen, ¿se muestra así de expresivo por hobby?, no lo creo cuando lo que trata es de ocultar siempre lo que pasa por su cabeza y no es muy conveniente dejarle ver tu inquietud a un supuesto enemigo (solo hay que ver la cara que pone nuestro sacerdote la primera vez que ve a Armeis). Luego están las cosas tan pintorescas por las que pasa Zeros desde que conoce a Rina & company: la actitud de L_sama con Rina y con Gaudy en la lucha contra Fibrizo, que unos humanos le acepten sin temerle (solo Zel le detesta un poquito ^^), que Rina le defienda de Gaarv y Aqua le salve del mismo al teleportarle con los demás, y, por supuesto, Filia, la única capaz de irritar al namagomi ^^, de cuidarle mientras estuvo herido aún siendo un asesino de dragones... ¿alguien recuerda la escena del final de Try cuando Filia está conversando con Val/Dadibrudu y él le pregunta "¿a quién odias, sacerdotisa?", ella sin necesidad de pensar responde "yo no odio a nadie".

Claro que Zeros jamás podrá amar como puede hacerlo un humano, es mazoku y siempre lo será, pero nadie dice que no pueda amar a su manera y de seguro que solo alguien como Filia podrá soportarle en semejante situación.

He intentado mantener el carácter de ambos, sus peleas, su forma de hablar y actuar, pero siempre con un contenido, con un por qué. Y he procurado mantenerme apartada del empalagamiento, la relación nunca se vuelve del tipo novela rosa, incluso al final la amargura, el miedo, la incertidumbre están presentes, aún en un marco de esperanza.

Por lo demás las citas pertenecen a (siempre en orden de aparición):

- Karl Frenzel.

- G. D´Annunzio.

- Anónimo.

- La encontré escrita en la carpeta de una amiga, desconozco el autor.

- Estrofa de una de las canciones de Héroes del Silencio.

Dewa mata y muchas gracias por los reviews, los leo todos aunque no lo parezca!!!

De alguien conocida en otros círculos como Naga_chan ^_^.