Ninguno de los personajes conocidos que se mencionan son míos, sino de la autora J. K. Rowling.


Dos días pasaron, y con ellos el segundo concierto que había planeado, concierto que salió incluso mejor que el primero. Harry y los demás decidieron que querían estar con el público, en primera fila claro, mientras que los refugiados se habían quedado en una sala junto a Claire, quizá por tener algo de miedo o reticencia a juntarse con tanta gente. Después de todo, estar viendo los empujones y posibles pisotones que estaban sufriendo los otros no animaba a bajar con la muchedumbre, aunque pensándolo bien quizá ese era uno de los objetivos al estar ahí, vivirlo intensamente.

Como la anterior vez, todo el equipo se fue a celebrar el éxito del espectáculo a un local cercano, en donde reinaba la música ambiental y se notaba que todos los allí presentes preferían quedarse sentados con sus amigos charlando.

- Menos mal que ya se ha acabado – rio Josh – me estaba quedando sin manos ya.

Todos rieron ante la ocurrencia del chico antes de pedirle al camarero, el cuál charlaba animadamente con Hermione, Claire, Rai y su equipo, lo que querían beber.

- ¿Os conocéis de antes? – Preguntó Narcissa con interés, tras ver el intercambio de miraditas que había pasado entre Claire y el muchacho.

- Fuimos una temporada al instituto juntos – explicó la morena – además, esta es una de las paradas obligatorias siempre que damos conciertos, así que solemos venir bastante.

Se pusieron a charlar mientras bebían, haciéndose bromas entre ellos, incluso con el participio de Severus y Lucius, que desde la clase de buceo parecían estar más cercanos a los demás.

- ¿Y cuál es la siguiente parada? – Preguntó animada Luna, deseosa por seguir conociendo ese mundo que tantas veces le había descrito Hermione.

- ¿Qué os parece si pasamos por casa de Stuart? – Propuso Rai mirando a Hermione – los demás tienen que irse, pero yo puedo quedarme unos días más con vosotros. Nos quedamos con una de las autocaravanas y listo – sonrió.

- Por mi perfecto, seguro que a los Malfoy les gusta su reptilario – sonrió la castaña.

Los mencionados la miraron confundidos.

- Stuart es una especie de científico loco – explicó Harry – tiene una especie de invernadero preparado con una especie de jaulas en dónde tiene serpientes, lagartos, algunos insectos…

- Y arañas… - añadió Ron empalideciendo notablemente.

- Están en un recinto cerrado, Ronald – bufó Ginny.

- Hasta que a cualquiera de vosotros le da por abrirlo – lloriqueó él.

- Oh, vamos… ni que fueran venenosas o algo así – bromeó Rai – y sólo lo hicimos una vez…

Todos los buenos estallaron en risas ante las caras que empezó a poner el pelirrojo y los refugiados se preguntaron si el pobre resultaba víctima de todas sus bromas. Claro que ellos sabían lo fácil que era enfadarle o asustarles y eran los primeros en disfrutar de aquello.

- Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí…

Todos se giraron para encontrarse con un grupo de 3 chicas de aspecto ricachón, todas rubias con los ojos marrones y vestidas igual. De no ser porque tenían distintas alturas y complexiones, podrían pasar perfectamente por clones.

Un bufido se escuchó por parte de Hermione y Claire.

- Piérdete Natasha – escupió Rai.

- Oh, vamos Rai… - Ronroneó la que iba en el centro acercándose sutilmente al hombre – ni que te hubieses olvidado ya de lo que pasamos juntos…

- Las noches con las zorras que se abren de piernas a la mínima se suelen olvidar rápido – escupió él con un odio sorprendente.

Los refugiados observaban el intercambio de palabra sin decir ni pio, casi ni podían respirar. El odio que desprendían en ese momento Rai y Claire era inusitado.

La rubia puso cara de asco y frunció los labios.

- Bueno… yo me abriré fácil de piernas, pero al menos cumplo con la finalidad con la que se hace… ¿Verdad, Claire? – Preguntó maliciosamente.

Ni siquiera tuvieron tiempo de verlo que la chica ya estaba en el suelo. Alzaron la vista y se encontraron con una imagen que los dejó más patidifusos aún. Hermione estaba de pie ante la tipeja, con el puño el alto y las facciones contraídas, mostrando una furiosa mueca. Pero lo que más les congeló fue la mirada que tenía: aquellos no eran los ojos marrones que siempre se mostraban calmados, ahora mostraba una mirada oscurecida y centelleante de furia.

- Te dije que cómo volvieses a repetir eso sería mejor que tuvieses el testamento hecho – gruño con voz gutural.

Y sin más, se lanzó contra la mujer de nuevo, evitando que esta pudiese levantarse tal como estaba intentando. Su puño empezó a estrellarse contra el femenino rostro, ignorando las manos que intentaban sujetarla y que al parecer no podían llegar a impedir que la golpease.

- ¡Claire, llévatela! – Exclamó Rai casi sacándola de encima de la tía a rastras – vamos a acabar muy mal si no, ya me ocupo de los demás.

La morena reaccionó de inmediato. Cogió a su prima, sin importarle cuán pataleaba esta para que la soltasen, y salió del local sin hacer caso a nadie.

Durante varios minutos dentro del bar no se escuchó ni una mosca, sólo los sollozos de la mujer a la que habían apalizado.

- Salgamos de aquí antes de que venga la policía – ordenó Rai dejando unos dólares en la mesa.

Casi en tropel desaparecieron de aquel lugar y fueron hacia las autocaravanas. Caminaban en silencio, casi sin mirarse entre ellos, los únicos que se atrevían a hacerlo eran los refugiados, en cuyas cabezas habían un montón de preguntas: ¿Qué acababa de pasar? ¿Por qué Hermione había reaccionado así? ¿Quién era esa mujer? ¿A santo de que venía decirle aquello a Claire?

No entendían nada.

Una vez en el autocar se quedaron sentados en los cómodos sofás, a excepción del grupo de Rai que había marchado a descansar.

Los refugiados se observaban confundidos entre ellos, sin saber muy bien que hacer en aquel silencio que estaba empezando a volverse de lo más incómodo. Los buenos, por su parte, observaban por la ventana, quizá vigilando que volviesen las chicas, quizá pensando en sus cosas o vete tú a saber qué…

- Sabéis... Claire antes era muy distinta – empezó a decir Rai, quizá para intentar explicar aquel embrollo - cuando Claire tenía unos dieciocho años se enamoró de un hombre. Creo que es el único al que ha llegado a amar en toda su vida, y supongo que por su culpa no ha vuelto a sentir algo así por nadie... – rio tristemente - el hombre era bastante mayor que ella, rozando los treinta, y por si fuera poco estaba casado. A Claire no le importaba ser la otra... Su amor la cegada hasta el punto de darle igual que él solo fuera a ella cuando su mujer no le bastaba... – explicó sin dejar de mirar por la ventana - y entonces pasó. Con apenas diecinueve recién cumplidos Claire quedó embarazada... Fue a ver al hombre, a decirle que simplemente iba a salir de su vida pero que si él quería ver a su hijo no había problema. Él le propuso el aborto pero ella negó, diciendo que también era su hijo... – suspiró - una noche, cuando Claire estaba por el tercer mes, nos tocó quedarnos con Hermione porque sus padres salían... No nos importaba, de hecho nos lo pasábamos muy bien... Pero esa noche yo tenía una cita y las dejé solas... Si pudiese volver atrás me mataría a mí mismo...

El silencio volvió a instalarse en la salita. Los refugiados y Luna aguantaban la respiración mientras que los buenos simplemente querían desaparecer de ahí.

- El hombre fue a visitar a Claire y supongo que acabaron discutiendo – continuó Rai - no lo entiendo, Claire le aseguró mil y una veces que no se interpondría en su vida y que ella misma criaría al bebé sin necesidad de ayudas económicas ni nada... Y él… - cogió aire y cerró los ojos - me llamaron los vecinos diciéndome que se escuchaban gritos de pelea... Cuando llegué había policías y una ambulancia ante la casa... Llevaban a Claire en una camilla, totalmente cubierta de sangre... Él muy cabronazo le pegó una paliza y la apuñaló en el estómago... dos veces... – explicó cerrando los puños con fuerza hasta clavarse las uñas en las palmas de las manos - yo debería de haber estado ahí... Debería haberme encargado de ese cabrón en el mismo momento en que se atrevió a aparcar su coche ante la casa...

Todos tragaron saliva, aunque ésta apenas pasaba por sus gargantas, que estaban casi cerradas a causa de la revelación que se les estaba haciendo.

- ¿Y… Y Hermione? – Preguntó Narcissa, apretando con fuerza la mano de su hijo.

Rai rio suavemente, aunque más bien aquello era un sollozo encubierto. Se pasó la mano por la cara, desde abajo hasta el pelo, intentando quizá disimular las lágrimas que surgían ahora de sus ojos.

- Le pegó una paliza... Recuerdo que cuando la vi inconsciente en brazos de uno de los médicos me lancé contra ese cabrón, al que los polis tenían en un coche patrulla... Me gané una noche de calabozo por eso... – recordó el hombre - cuando conseguí ir al hospital los padres de Hermione, los de Claire y Susanne estaban allí... Entramos primero a ver a Hermione, que ya estaba despierta, y me aparté un poco para preguntarle al doctor que qué le había pasado – aseguró - él uso muchos tecnicismos médicos pero yo simplemente entendí que le habían dado varios golpes en la cabeza, patadas por todos lados, puñetazos... Me comentó que era casi un milagro que una niña de su edad hubiese sobrevivido a tal ataque... Que normalmente un niño en ese caso acababa muerto o en el mejor de los casos con algo roto y muchos golpes... ¡Y ella simplemente había caído inconsciente y los únicos testigos de su agresión eran algunos moratones y heridas! Y Claire... le fue de un pelo también... Al parecer las cuchilladas quedaron a milímetros de venas y órganos importantes... Hay que reconocer que mi pajarillo tiene un buen ángel de la guarda detrás, que además custodia a todos los que están con ella…

Los magos se miraron unos a otros. Todos comprendían, todos sabían que si Hermione había sobrevivido a eso era por una simple razón: su magia. Ese ángel de la guarda del que tanto hablaba Rai era su magia, que se había encargado de salvarlas aquella noche.

Draco notaba el corazón a mil por hora. No podía ni imaginarse a Hermione pasando por una experiencia como aquella. Era horrible… Y como él estaban todos los demás refugiados.

- ¿Encerraron a ese maldito? – Preguntó Lucius, extrañamente furioso.

Rai les dedicó una sombría sonrisa.

- Que va… Poderoso caballero es Don Dinero – suspiró – sin embargo, escuché algo sobre un accidente automovilístico... no sé qué de que le dejaron sin frenos el coche y se estampó, muriendo en el acto... – explicó, sonriendo aún más macabramente – lástima que no tuviese una muerte lenta y dolorosa.

El silencio volvió a hacerse dueño de la situación, esta vez volviéndola muchísimo más incómoda después de lo que acababan de conocer.

- Entonces… esa chica del bar… - empezó a decir Luna.

- Nunca se ha llevado bien con Claire ni Hermione… Y cuando descubrió el secreto fue como darle alas a un pájaro – suspiró Rai – disfrutar burlándose de algo así dice mucho de ella… no sé ni cómo tuve un lío con ella.

Hubiesen seguido hablando, más bien los refugiados hubiesen seguido preguntando cosas, pero en ese momento la puerta de la autocaravana se abrió y entraron por ella Hermione y Claire.

Ambas parecían más tranquilas pero en cuanto los miraron sus ceños se fruncieron.

- Nos vamos a dormir – indicó Hermione – ya te mataré mañana por bocazas – amenazó mirando directamente a Rai.


¡Pues ya he vuelto! Siento haber tardado tanto esta vez… pero con el trabajo de lunes a viernes y los estudios y compromisos varios los findes poco puedo hacer…

¿Os ha gustado el capítulo? Interesante, ¿verdad? Ya hemos descubierto una parte de los secretos de Hermione y Claire… ¿Qué os parece?

¡Espero vuestros comments!

SALESIA: espero que este cap te haya gustado tanto como el anterior ^^

Guest: ¡Gracias!

Aome-Hime: me alegra que te esté gustando ^^

xXm3ch3Xx: el anterior capítulo era de risa, este ya no, espero que te haya gustado igual ^^

Mary Malfoy Mellark: pues si con lo "poco" que tardé la otra vez.. con esta ya te has olvidado seguro de la historia…

kirtash96: ¡Gracias!

Cherryz Swan: jjajaja, me encanta leer eso.