COMENTARIOS: Mi segundo Fick! espero que les guste, ya llevaba algo de tiempo pensando en esto pero la escuela me está matando :(, ojalá y les guste.


DISCLAIMER: Estos personajes son de Hiro Mashima.


Capítulo 1. Deberes de Princesa. Lucy.

Recogí el vestido por la parte de abajo y pasé una de mis piernas sobre el barandal, brinqué y caí del otro lado del balcón. La brisa movía mi rubio cabello hacia un lado provocando que me estorbara. Me volteé lentamente para ver el agua debajo agitándose débilmente contra las pequeñas rocas. Logré maniobrar para descolgarme y tomar la cuerda que utilizaba para escapar de vez en cuando.

— ¡Lucy! — el grito me hizo dar un respingo y me balanceé en la cuerda—. ¡Regresa aquí!

Levy McGarden, mi amiga de la infancia e hija de un conde hacia un berrinche mientras se inclinaba sobre el balcón para verme.

— ¡Quédate tranquila! No tardaré nada.

— ¡Lucy! ¡Tu padre estará muy enojado!

— ¡Solo voy a ver a los magos Levy! ¡Deberías venir tu también! — dije descendiendo poco a poco.

— No gracias, ¡yo sí quiero vivir! — me observó bajar por la cuerda. Cuando creí que estaba a una distancia prudente intenté alcanzar una de las rocas con el pie, terminé resbalando y caí de bruces al agua. Manoteé sobre la superficie y me agarré de una roca cercana mientras respiraba entrecortadamente.

— ¿¡Estás bien!?

— Sí.— subí como pude y arrastre el enorme vestido, me miré y busqué a Levy con la mirada—. ¿Levy?

— No, no te ayudaré.— infló sus lindas mejillas y yo junté mis manos. Dejó escapar un ruidoso suspiro y entornó los ojos mientras regresaba a la habitación. Después de un rato dejó caer un vestido limpio y logré atraparlo en el aire.

— ¡Gracias Levy! — brinqué de la roca a la playa y corrí hacia los árboles para cambiarme.

El vestido seco era liviano, de color azul pálido con algunas líneas blancas. Me coloqué de nuevo las zapatillas mojadas color bronce e intenté secar mi cabello lo más posible. Para cuando llegué al centro del pueblo ya estaba completamente seca.

Una carpa se encontraba a la mitad de la plaza y algunos magos estaban afuera creando corrientes de colores mientras las personas se arremolinaban alrededor. Sobre la carpa en un letrero brillante se leía "FAIRY TAIL" en miles de colores. Avancé entre las personas y me escabullí para lograr entrar a la carpa. No había nadie. A menos yo no vi a nadie hasta que una chica apareció detrás de mí. Tenía el cabello completamente blanco y era hermosísima.

— Hola, ¿te puedo ayudar? — la miré y sonreí.

— ¡Eres Mirajane! — imagine mi cara de tonta pero aun así asintió y sonrió.

— Vaya princesa, no tenía idea de que sabía mi nombre.— Brinqué ante la palabra y dejé caer mi mandíbula. Obviamente sabía su nombre, todos la conocían; pero eso no fue lo que me sorprendió, ella me había reconocido—. ¡Princesa Lucy! todos te conocen en Fiore, no deberías de salir así sin guardias.

Rió de manera encantadora e intenté aclararme la garganta.

— Bueno, yo..— titubeé—. Estoy bien, em por favor no le digas a nadie que estoy aquí.

Me incliné y ella rápidamente me detuvo. La princesa no tenía que postrase ante nadie y blah, blah, esa sarta de jilipolleces que habían creados los monarcas antiguos.

Mirajane me mostró el gremio, explicó que el gremio de magos se encargaba de hacer misiones en las que ayudaban a todo Fiore. Me explicó diferentes tipos de magia y me sorprendió escuchar que ella decía que NO todos los integrantes del gremio viajaban con la carpa. Algunos siempre estaban fuera y solo llegaban algunas veces.

— ¿Te gusta la magia? — la miré con ojos esperanzados.

— ¡Me encanta! ¡Desearía ser maga!

— Siempre puedes intentar aprender, ¿sabes? — Una conmoción se escuchó afuera y entonces la guardia real entró en la carpa. Mi caballero bajó de su caballo y movió su cabello rojo mientras caminaba hacia mí.

¿Como demonios se habían enterado de mi ingenioso escape? Levy.

— ¡Princesa! — Me miró molesta y casi me atraganto. Mi caballero sí que daba miedo.

— ¡Erza! — Saludó cortésmente Mirajane y Erza le devolvió la sonrisa olvidando toda la furia que cargaba contra mi.

— Tiempo sin vernos Mira, tengo que llevar a la princesa de regreso al palacio.— asintió y me tomó del brazo, sus dedos se aferraban a mi brazo, tanto, que dolía.

— ¡Espera, Erza! ¡Estás lastimándome!

— Tu padre está muy molesto Lucy, ¡incluso me regaño! — me ayudó a subir a la parte de atrás de su caballo y salimos con unos 5 guardias detrás.

Cuando llegamos al enorme palacio color marfil, las puertas delanteras se abrieron y Erza intercambio algunas palabras con los guardias, justo después me dejó bajar en la enorme entrada—. Suerte.

Adentro me esperaban algunas damas que dejaron escapar un gritito en cuanto me vieron. Me acompañaron hasta la sala del trono arreglando mi cabello desesperadamente y terminé frente a mi padre que se encontraba sentado flojamente sobre el trono. Mi madre Layla se encontraba a su lado con los ojos cerrados.

— Em.— comencé sin saber muy bien que decir.

— Lucy.— su voz sonó a lo largo de la sala y me enderecé—. Creí haber dejado claro que no puedes salir sin mi permiso.

— Así es papá.— me miró de forma molesta y negó con la cabeza.

— Jude.— la voz más melodiosa de mamá me asustó, dejo una mano apaciguadora sobre su brazo y luego se giró hacia mí—. Lucy tenemos grandes noticias para ti.

Se levantó de su asiento y caminó con paso firme hasta mi puesto. Mi padre se movió incomodo en el asiento.

— ¿Que sucede?

— El conde Fullbuster ha adelantado su viaje.— El conde Fullbuster era un vasallo de mi padre, el Rey de Fiore. Había tenido la brillante idea de querer casar a su hijo conmigo, yo había rechazado su oferta, pero ese hombre era imposible.

— ¡Pero mamá! — levantó una mano para callarme.

— Lucy, tu deber como princesa primero.

— ¿Me estás diciendo que acepte casarme con alguien que no conozco? —Mi madre me miró torturada, ella nunca me pediría eso.

— Hablo de aprender a rechazar una oferta de forma formal, el conde y su hijo cenarán con nosotros hoy, es necesario que estés ahí.— palmeó mi hombro y asentí.

#

Cuando me encontré con Levy en mi habitación ya tenía preparado mi atuendo. Era un vestido algo esponjado color morado con listones. Gruñí, los vestidos esponjados eran muy incómodos.

— Estuve leyendo de nuevo sobre magia como me pediste.— dijo mientras yo me bañaba dentro de la tina con burbujas de colores flotando a mi alrededor.

— ¿Encontraste algo bueno?

— Lo hice, hay un tipo de magia que convoca espíritus.— escalofríos recorrieron mi espalda.

— Algo tétrico, ¿no crees? — ella negó aparatosamente con la vista en el libro.

— Son espíritus Zodiacales, te ayudan a pelear, es magnífico.— miré a Levy, ella usaba magia sobre letras, runas y cosas relacionadas a su inteligencia. La envidiaba tanto.

— Desearía saber usar magia.— me quejé—. Algo increíble, hey, ¿me estás escuchando?

— No.— admitió sin inmutarse—. ¡Los Dragonslayers son increíbles! ¿Puedes creer que si desarrollan bien su magia pueden convertirse en dragones pequeños? ¡Además aprenden su magia de dragones reales! Bueno, de hecho creo que sus padres biológicos son dragones...— gruñí.

— ¿Si sabes que no existen verdad? — dije con el tono de molestia que caracterizaba mi modo de maldita—. ¡Los dragones desaparecieron hace mucho! ¡Todos los dragonslayers que andan por ahí son farsas!

— ¡Oh vamos, no seas aguafiestas!

— ¡Levy! — ella rió en mi cara.

Toc, toc.

— Princesa, ya es tarde.— Juvia, una de mis damas se asomó por la puerta.

— ¡Juvia! ¡Ya te he dicho que no me digas princesa! — en primer lugar, detestaba que me llamaran así, para algo tenía un nombre y segundo, Juvia era de mi edad, podía llamarme por mi nombre y yo estaría complacida. Ella titubeo y asintió.

Cuando estuve lista baje para encontrarme con el conde y con su hijo. Todos se encontraban en la sala del trono, a excepción del hijo del conde.

— ¡Princesa! — hizo una reverencia y beso mi mano, respondí inclinándome y me sonrió de forma exagerada—. Cada día se encuentra más bella.

— Muchas gracias conde.— me aclaré la garganta.

— ¿Ha pensado en la respuesta a mi proposición? — me moví incómoda y asentí.

— Lo lamento mucho conde pero aún no me siento preparada para una boda…

— Yo te veo muy preparada, en serio, ¿cuántos años tienes?

Todos volteamos a ver a la persona que hablaba. Gray Fullbuster, el hijo del conde; estaba recargado sobre la puerta del salón y me miraba a mí. Fruncí el ceño.

— Estoy segura que menos de los que piensas.— respondí sin pensar.

— ¡Gray! Disculpe a mi hijo princesa.— le hizo un ademán de acercarse y el obedeció—. Este es mi hijo.

— Un honor princesa, soy Gray Fullbuster.— besó mi mano y me dieron ganas de golpearlo, pero en ese momento Juvia entró con una reverencia.

— Princesa.— cuando levantó la vista se centró en Gray y titubeó—. em …

Todos esperamos a que Juvia hablara y ella se comenzó a sonrojar, luego se dio la vuelta y salió rápidamente. Todos nos miramos estupefactos.

— Pasemos por aquí.— anunció mi padre señalando la enorme mesa y el conde se dirigió a mi padre.

— Tal vez la princesa cambie de parecer, ¿no crees Jude? — palmeó a mi padre y luego Gray me sonrió. Lo único en lo que pude pensar fue en que estaba jodida.