Nota autor: esta historia (y de hecho, cada capítulo) es rating M por una razón; posee contenido sexual. Ahora que lo saben, pueden tomar la decisión sobre si quieren seguir leyendo o no. Además, este es un UA en donde quienes son países son gente normal, y por tanto sus nombres humanos son usados. Para aquellos que no estén familiarizados con dichos nombres, todo lo que necesitan saber hasta ahora es que Yao es China e Ivan es Rusia.

Nota traductor: Como se habrán dado cuenta este fic es una traducción de la autora theboywiththebread ;D Nada tengo que ver con el desarrollo de la historia, mi única labor es traerles uno de los mejores RoChu (y el más largo) del sitio. De seguro les gustará a las fans de la pareja y a quienes no… denle una oportunidad, vamos XD

Nada me pertenece, nisiquiera la historia.


Las manos de Yao agarraron con tal fuerza las sábanas de su cama, que podía sentir sus uñas hundiéndose en sus palmas a través del fino material. Podía sentir la misma sábana debajo de él, húmeda por su transpiración y sorprendentemente fría contra su piel desnuda. Podía sentir el peso de otra persona sobre él, un hombre que sólo había conocido hace unas horas atrás y cuyas caricias tenían a Yao jadeando y sujetando con fuerza las sábanas ahora.

Si le hubiesen preguntado a Yao cuáles eran sus planes para esa noche, probablemente habría dicho que prepararse la cena y quizá ver una película si no había nada bueno en la TV. Incluso cuando sus compañeros insistieron en que se les uniera para salir esa tarde, él todavía creía que debía quedarse en casa, sentado en pijamas frente a la TV a medianoche. De ningún modo su plan envolvía tener sexo con un completo desconocido.

Sus compañeros —sus amigos, suponía— habían insistido en que fueran por unos tragos, Yao no era demasiado aficionado al alcohol, pero también servían comida en el bar y no sería el único que pagaría, así que le haría ningún mal ir. Fue entonces donde conoció a Ivan, el alto ruso quien tenía ahora encima y dentro de él. Yao lo había visto sentado solo y tomándose unos tragos de vodka, y puesto que sus compañeros estaban demasiado ebrios para ser una buena compañía, decidió acercarse al más grande y entablar conversación. Resultó ser una buena decisión. Evidentemente Ivan sí sabía beber mejor que los otros amigos de Yao, ya que a pesar de la inmensa cantidad que Yao le vio ingerir, no actuó como borracho en absoluto. Él era gentil, amistoso y cuando le preguntó a Yao si quería ir a otra parte a comer algo, Yao aceptó la oferta.

El lugar que Ivan tenía en mente estaba cerrado, pero estaba en el barrio donde vivía Yao, así que le preguntó al ruso si quería ir a su casa a comer —Yao estaba muy orgulloso de sus habilidades culinarias, y usualmente no se las mostraba a nadie que no fuera de su familia. Sin embargo, Yao nunca tuvo la oportunidad de cocinar para Ivan. Tan pronto como estuvieron dentro de la casa de Yao, Ivan lo tomó en un apasionado abrazo y le dio un firme pero tierno beso en los labios. Después de eso, todo había sucedido demasiado rápido — Yao le había devuelto el beso, se encontraron a sí mismos en la habitación, se despojaron de sus ropas y de pronto, los dos se encontraban en la cama, usando aquel mueble de manera que Yao nunca hubiera imaginado — ciertamente no con alguien que acababa de conocer.

Sus cuerpos se movían juntos en un ritmo idéntico hasta que un gemido de Ivan y un grito particularmente fuerte de Yao señaló que la intimidad había llegado a su clímax. Yao finalmente liberó su agarre de la sábana, así como Ivan sacó su miembro y se acostó a su lado.

-"Entonces…" –dijo Ivan besando suavemente a Yao en la mejilla –"¿cómo estuvo?"

-"Increíble" –dijo Yao sin aliento.

Ivan sonrió –"Fuiste muy ruidoso" –dijo besando a Yao de nuevo –"pero muy bueno"

Yao se sonrojó, pero incluso mientras pensaba en la experiencia que él y el ruso acababan de compartir, su mente empezó a divagar ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que Ivan se fuera? ¿En unos cuantos minutos o en la mañana? Yao no quería que se fuera todavía.

-"¿Quieres quedarte aquí por esta noche?" –le preguntó.

Ivan asintió –"Me encantaría"

Yao dejó escapar un suspiro de alivio.

-"¿Todavía quieres algo de comer?" –le preguntó.

-"No realmente" –dijo Ivan –"Tú eres más complaciente de lo que cualquier comida podría llegar a ser. Pero tal vez en la mañana…"

-"¿Tal vez qué? ¿Tal vez podría cocinar para ti, o quizá podríamos hacer esto otra vez?"

Ivan le sonrió "Tal vez las dos cosas"


Ivan fue el primero en despertarse por la mañana. La cabeza de Yao descansaba sobre su pecho, así que no podía moverse sin despertarlo, pero estaba muy contento de ver a ese hombre dormido en sus brazos. Ivan pasó su mano por el cabello largo y sedoso de Yao y lo besó delicadamente en su frente —y uno de esos movimientos lo despertó.

Los párpados de Yao se agitaron suavemente hasta abrirse y sonrió leve hacia Ivan antes de cerrarlos de nuevo.

-"Vuelve a dormir, es demasiado temprano para estar despierto" –murmuró.

-"Ni siquiera sabes qué hora es" –dijo Ivan.

Yao bostezó –"Es temprano"

-"Son las nueve" –dijo Ivan mientras echaba un vistazo a los números rojos del reloj sobre el velador.

-"Es sábado, ¿no?" –preguntó Yao.

-"Da" –dijo Ivan.

Aunque Yao no hablaba ruso, parecía entender lo que Ivan estaba diciendo –"Bien, eso significa que no tengo que ir a trabajar hoy"

-"¿Dónde trabajas?" –preguntó Ivan.

Yao murmuró algo ininteligible, hundiendo su cabeza en el pecho del otro.

-"No eres una persona matutina, ¿cierto?" –preguntó Ivan.

-"No realmente" –murmuró Yao –"Iba a preparar el desayuno para nosotros, ¿no es así? Ugh, estoy tan cansado ¿Te importa si sólo hago unas tostadas?"

-"Si estás tan cansado no tienes que hacer nada –puedes volver a dormir si quieres" –dijo Ivan.

-"Creo que es una buena idea. Despiértame en diez minutos y entonces haré el desayuno" –dijo Yao, cerrando sus ojos.

No pasó mucho antes de que su respiración cambiara e Ivan supiera que estaba dormido.

Ivan pensaba que Yao lucía particularmente lindo e inocente mientras dormía. Le encantaba la forma en que el más bajo tenía sus brazos alrededor suyo, la forma en que su cabeza reposaba sobre su pecho. La expresión pacífica en el rostro dormido de Yao era adorable.

En verdad Ivan no hacía el hábito de tener sexo casual con extraños al azar, pero él ya había hecho ese tipo de cosas antes. Físicamente lo que había hecho con Yao no era nada nuevo —pero de algún modo lo fue. La forma en que se sentía era diferente. Sus sentimientos hacia Yao consistían más que el sólo deseo de dormir con él. Al principio no había sido más que eso, cuando vio por primera vez su cara bonita y la forma delgada de su cuerpo bajo su ropa, pero por alguna razón eso había cambiado. Tal vez fueron sus conversaciones, tal vez fue por el sexo o tal vez era el ver a Yao dormir, Ivan no sabía porqué. Apenas sabía lo que estaba sintiendo — ¿Podía tratarse de amor?

¿Estaba enamorándose de Yao?

Siempre había pensado que la idea del amor a primera vista era estúpida —¿Cómo podría enamorarse de alguien al segundo de verlo sin conocerlo en absoluto?— Pero quizá amarlo en menos de doce horas luego de conocerlo sí era posible. Podía ser si ellos hablaron como si se hubieran conocido desde hace años, compartido sus cuerpos y luego pasado la noche.

Ivan cerró los ojos. No sabía si estaba enamorado, todo lo que sabía era que le encantaba sentir el calor del cuerpo de Yao contra el suyo y que podría pasar una eternidad acostándose con él de esa forma.


Yao se despertó de nuevo, esta vez completamente descansado, y miró el reloj. Los brillantes números rojos proclamaron que eran las 11:16, a dos horas desde que se había quedado dormido. Se volvió para mirar a Ivan, asumiendo que también estaba dormido, pero se encontró mirando dentro —y por lo tanto abiertos— ojos del ruso.

-"Privet, Yao" –dijo Ivan, besando los labios del más pequeño.

Yao se ruborizó repentinamente, muy consciente de la forma en que su piel desnuda tocaba el cuerpo igualmente desnudo de Ivan.

-"¿Por qué no me despertaste antes? ¡Iba a cocinarte algo! ¡Debes estar muriéndote de hambre si has estado despierto por horas sin haber comido nada!" –dijo Yao.

-"Estoy bien. Como dije anoche, eres muy superior a cualquier comida que podría esperar comer" –dijo Ivan.

-"Aún así, necesitas comer —y no es por presumir, pero soy un muy buen cocinero" –dijo Yao.

-"Bueno, si tu comida sabe tan bien como tus besos entonces será un verdadero placer" –dijo Ivan.

Yao besó muy suavemente a Ivan antes de zafarse de su abrazo y salir de la cama –"Tomaré una ducha y después te prepararé el desayuno" –dijo Yao.

-"¿Puedo usar la ducha también?" –preguntó Ivan.

-"Por supuesto. Si gustas podemos ducharnos juntos" –sugirió Yao.

-"Eso me gustaría mucho" –dijo Ivan.


A pesar de las obvias implicaciones sexuales de Ivan sobre ducharse con él, Yao parecía decidido a lavarse el pelo sin distraerse con los constantes toqueteos y besos del ruso.

-"¡Ya-ao! ¡Sé que tu cabello es hermoso pero no puede tomarte tanto tiempo lavarlo!" –se quejó juguetonamente Ivan, agarrando el trasero de Yao.

Yao golpeó su mano, haciéndola a un lado y continuó enjuagándose su largo y oscuro cabello. Ivan le recordaba a un niño lloriqueando por atención. Siendo el mayor de varios hermanos, Yao ya era lo bastante experimentado para tratar con ese tipo de niños — ignorándolos hasta que estuvieran listos para aceptar que no podían obtenerlo todo al segundo de quererlo. Por supuesto, Ivan no era un niño, y Yao tuvo suerte en hacerle entender que su ducha juntos consistía más que sólo lavarse.

Yao tomó una botella de enjuague y roció una cantidad razonable de ésta en sus manos. Comenzó a enjabonarse su pecho gimiendo por su propio toque — tal y como Ivan le dijo antes, él era ruidoso y no se necesitaba de mucho para hacerlo gemir.

-"Ivan" –dijo seductoramente –"Necesito que me ayudes con esto"

Impacientemente Ivan tomó una toalla y comenzó a frotarle el pecho con ella, moviendo poco a poco el paño hacia abajo hasta llegar a la excitación del más pequeño. Yao se quedó sin aliento y presionó su ingle contra la mano de Ivan.

Ivan dejó caer el paño, que aterrizó sobre el suelo de la ducha con el sonido de una palmada húmeda. Envolvió sus dedos en la erección de Yao y comenzó a mover su mano hacia arriba y hacia abajo. En respuesta, Yao se hizo aún más ruidoso, sus gemidos inentendibles se entrelazaron con gritos frenéticos del nombre de Ivan. A Ivan le agradó ver a Yao así, sabiendo que sus caricias hacían a Yao gemir, ruborizarse y mover sus caderas de tal forma, y sabiendo que él era lo único en la mente de Yao en esos momentos.

Yao empujó adelante una última vez y se liberó de la mano de Ivan. Se colgó al cuerpo del otro un momento después, y entonces, al darse cuenta de que estaba enterrando sus uñas en la espalda de Ivan, lo soltó. Yao se tambaleó hacia atrás contra la pared de la ducha, causando accidentalmente que el agua caliente que estaba cayendo sobre ellos fuera reemplazada por agua fría. Yao se estremeció ante el repentino cambio de temperatura y rápidamente cerró el agua.

-"Tan lindo" –murmuró Ivan.

-"¿Qué?" –preguntó Yao.

-"Eres tan lindo, Yao" –dijo Ivan.

-"¡No, no lo soy!" –dijo yao, saliendo de la ducha y envolviéndose la cintura con una toalla.

-"¡Pero lo eres!" –dijo Ivan.

-"¡Pero no lo soy!" –protestó Yao, encendiendo el secador de pelo y comenzando a secárselo.

Ivan decidió no discutir con Yao, a pesar que cuando trató de negar su lindura eso lo hacía parecer aún más lindo. Además, era probable que con el secador de pelo nisiquiera lo escuchara.

Una vez más, Ivan se vio contento de sólo observar a Yao. El secador sopló su larga y oscura oh-tan-suave-al-tacto cabellera sobre su rostro, y la mano que tenía libre sujetaba la toalla alrededor de su cintura para que no se le cayera, a pesar de que Ivan era la única persona en la habitación que ya había visto todo lo que la toalla le estaba cubriendo.

Una vez que Yao había terminado de secarse el cabello, secó el resto de su cuerpo con la toalla y se puso una bata de baño antes de salir de la habitación. Ivan trató de seguirlo, pero Yao lo empujó de nuevo al cuarto de baño.

-"No voy a tenerte arrojando agua por toda mi casa, Ivan" –dijo Yao.

Cogió una toalla y se la tiró a Ivan antes de salir de la habitación. El ruso se secó rápidamente antes de seguir a Yao directo a la habitación cruzando el pasillo, donde se recostó en la cama y vio al más pequeño vestirse.

-"¿Vas a ponerte algo de ropa?" –preguntó Yao mientras se ataba el pelo en una coleta. Había llevado su pelo así cuando lo conoció anoche.

-"Supongo" –dijo Ivan, mientras Yao recogía gentilmente su ropa que se había quitado anoche y se la entregaba.

Unos minutos después ambos estaban vestidos por completo, Yao en una simple camisa y pantalones, e Ivan con un conjunto de abrigo-bufanda-y-guantes que llevaba desde anoche.

-"¿En serio necesitas todo eso? Mi casa no es un congelador o algo parecido" –dijo Yao.

-"No es eso. Es sólo que soy muy sensible al frío" –dijo Ivan.

-"¿Pero no eres de Rusia?" Hace mucho frío allí, así que deberías estar acostumbrado" –dijo Yao.

-"Tal vez por eso me fui" –dijo Ivan.

No lo era. Ivan había dejado Rusia por muchas razones, la primera y más importante era alejarse de su hermana menor ya que su enamoramiento hacia él rayaba en la obsesión. Había sido lindo de niños, Natalia siempre hablaba de lo mucho que amaba a su hermana mayor y cómo iba a casarse con él cuando fueran grandes. Si hubiera terminado ahí, podría ser algo que recordara con cariño —pero por supuesto no lo hacía. Natalia había estado tan obsesionada con su hermano mayor a la edad de dieciséis como lo había estado de niña, sólo que ahora resultaba escalofriante en lugar de lindo. Ivan no pudo soportarlo más y se fue. Incluso su hermana mayor Anastasiya, la única persona de su antigua vida en Rusia que en verdad extrañaba, estuvo de acuerdo en que probablemente era lo mejor. Tal vez sin Ivan allí, Natalia tendría que superar su obsesión y recuperar cierto grado de cordura.

-"¿Ivan?" –preguntó Yao.

-"¿Hmm?"

-"¿Estás bien? Tuviste una especie de… bueno, nada" –dijo Yao.

-"Oh, sólo estaba pensando" –dijo Ivan.

-"Está bien. De todos modos es hora del desayuno ¿Te gusta la comida china?" –preguntó Yao.

-"Da, me gusta ¿Vamos a ordenar un poco?" –preguntó Ivan.

-"¡Por supuesto que no! ¡Lo decía porque voy a cocinar para ti!" –dijo Yao, luciendo un poco ofendido.

Caminó por el pasillo hacia la cocina al ver que Ivan no lo besaba o tocaba cuando dejó la habitación. Tal vez había alguna regla no escrita a la hora de ligar una noche, que una vez vestidos, volvían a ser conocidos que no hacen ese tipo de cosas.

-"Será un rato antes de que el desayuno esté listo, así que siéntete libre para divertirte como quieras" –le llamó Yao a Ivan desde el pasillo.

No podía ayudarlo, pero esperaba que el método escogido por Ivan de divertirse fuera yendo a la cocina a charlar con él mientras cocinaba. Ya comenzaba a extrañar los besos del más alto y la forma en que lo miraba como si fuera alguien especial. Yao suspiró. Era demasiado sentimental. Probablemente lo que habían hecho no significaba tanto para Ivan como para él.

Si supiera lo equivocado que estaba.


Yao podía escuchar una risa divertida que venía de su habitación. Sabía que Ivan estaba allí. Probablemente haciendo algo en la computadora desde que le había pedido la contraseña hace un momento, pero no pensaba que hubiera algo particularmente divertido en ella, sobretodo porque ya había agotado su cuota mensual de internet.

-"¿Ivan, qué estás haciendo?" –preguntó Yao, abriendo la puerta.

-"¡Matando gente!" –fue la alegre respuesta de Ivan.

-"¿Qué?" –preguntó Yao, pero tan pronto vio la pantalla del computador, lo entendió.

Ivan había encontrado una copia de The Sims, y estuvo mirando a dos sims nadar alrededor de una piscina sin ninguna escalera —evidentemente había notado que no podían salir sin ellas. En una habitación sin puerta había una urna en la esquina de la pantalla con montones de cenizas y, por extraño que pareciera, una cama doble con cabecera en forma de corazón.

-"Pareces estar divirtiéndote mucho" –dijo Yao.

-"¡Lo estoy!" –dijo Ivan.

-"Bueno, si puedes prescindir del juego, deberías bajar al comedor. El desayuno ya está listo" –dijo Yao.

-"Sólo voy a poner pausa —No quisiera que se ahogaran mientras no los estoy viendo" –dijo Ivan. Aún cuando la forma en que lo dijo lo hizo sonar como si estuviera preocupado por la seguridad de su pueblo virtual, Yao sabía que en verdad quería decir que quería que se ahogaran mientras los estuviera viendo.

El desayuno consistía en arroz, el cual estaba aderezado con algo (Ivan no pudo decir que era) que lo hizo muy delicioso y un plato de algo que Ivan no reconoció, pero que resultó muy sabroso de todos modos.

-"Eres muy bueno en la cocina, Yao" –comentó Ivan con la boca llena de comida.

-"Gracias, me gusta mucho cocinar. Mi sueño es algún día abrir un restaurante" –dijo Yao.

-"Deberías. Comería ahí todo el tiempo" –dijo Ivan.

-"Me encantaría, pero me costaría un montón de dinero conseguirlo, y no gano lo suficiente para eso" –dijo Yao.

-"¿Dónde trabajas?" –preguntó Ivan.

-"Trabajo para la campaña de John Soates" –dijo Yao.

-"¿El político?" –preguntó Ivan.

-"Sí ¿Qué hay de ti? ¿Qué haces?" –preguntó Yao.

-"Estoy en una especie de entre trabajos por el momento" –dijo Ivan.

-"Bueno, es lo justo" –dijo Yao –"Si quieres puedo llevarte a tu casa. No es que esté diciendo que tengas que irte ahora, sólo… cuando te vayas no necesitas caminar ni nada"

-"Probablemente debería volver a casa pronto ¿no? Pero deberíamos mantenernos en contacto. Me gustaría mucho llegar a conocerte mejor" –dijo Ivan.

-"Parece una buena idea. Sería agradable llegar a conocernos un poco más, teniendo en cuenta que lo hicimos… ¡lo hicimos y ni siquiera sé cuál es tu apellido!" –dijo Yao.

-"Es Braginsky" –dijo Ivan.

-"Ivan Braginsky. Te queda bien y tiene un buen timbre" –dijo Yao –"Mi apellido es Wang por si te lo estabas preguntando"

-"¿Wang?" –preguntó Ivan.

-"Sí, Wang. Es un apellido chino y significa rey" –dijo Yao.

-"Ah, pero en inglés significa…"

-"Sí, es una jerga para el pene, lo sé" –dijo Yao.

-"Yao…"

-"¿Sí?"

-"Gracias. Por la comida, el sexo y… todo" –dijo Ivan.

-"No tienes que darme las gracias por eso" –dijo Yao.

-"Sólo quiero que sepas que en verdad lo disfruté mucho" –dijo Ivan.

-"Yo también" –dijo Yao, e Ivan sabía que no se refería a la comida –"Pero es probable que quieras volver a casa, así que… Voy por el auto al garaje y tú puedes asegurarte que no dejaste nada en mi habitación"

No me quiero ir, pensó Ivan. Quería quedarse con Yao todo el tiempo que fuera posible en lugar de regresar solo a su grande y vacío departamento. Sin embargo, pensó que Yao lo encontraría pegajoso si se quedaba por mucho tiempo, así que no dijo lo que estaba pensando.


-"Entonces, ¿a dónde te llevo?" –preguntó Yao mientras Ivan subía al coche.

-"Vivo en la calle Pierce, ahí estaría bien" –dijo Ivan.

Yao sacó el auto de la cochera y una vez en la calle, tarareaba la música acorde se reproducía. Ivan no estaba seguro si se trataba de un CD de Yao o de la radio, pero le gustaba la canción, la cual podía escucharse más alto que la lluvia torrencial que había empezado hace unos minutos.

-"Sabes Yao, he estado pensando…" –dijo Ivan.

-"¿Has estado pensando en qué, Ivan?" –le preguntó Yao.

-"Ya sabes, sobre lo que dijiste de abrir un restaurante. Si lo haces deberías nombrarlo Fideos Wang. Creo que sería un buen nombre" –dijo Ivan.

Yao se echó a reír –"No creo que alguien comería en un lugar con un nombre así"

-"Yo sí" –dijo Ivan.

-"Un restaurante exitoso necesita más que un solo cliente" –dijo Yao.

Ivan fantaseó con la idea de invitar a Yao a su departamento cuando llegaran y tratar de meterlo a su cama. Incluso si no volvieran a intimar, amaría tener el aroma de Yao en su almohada por un tiempo. Estaba demasiado ocupado sobre cómo podría seducir a Yao que perdió la noción de dónde estaban, y antes de que Ivan lo supiera, estaban en el centro de la ciudad, no muy lejos de donde vivía.

-"La calle Pierce intercepta con la Avenida Lincoln, ¿cierto?" –preguntó Yao.

-"Sí, pero creo que todas las calles de aquí interceptan con la Avenida Lincoln" –dijo Ivan.

-"Creo que tienes razón ¿Cuál calle—?"

Antes de que Yao pudiera terminar la oración, vio un movimiento de salida por el rabillo de su ojo, y una fracción de segundo después, un camión gris chocó contra un lado del auto, mandando a ambos vehículos a estrellarse contra un poste de luz.

Luego de un instante de ruido, moción e impacto, todo había terminado. La lluvia seguía cayendo sobre el arrugado techo del pequeño auto rojo que ahora estaba en silencio en la calle.


Nota traductor: Unas aclaraciones, Anastasiya es el nombre humano que le dio la autora a Ucrania porque es el nombre más común es ese país. Me da flojera traducir notas de autor, pero la historia será larga y como advirtió en un principio habrán más escenas de sexo ;9

El sgte cap vendrá pronto… creo.

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