Avanzaba a pasos rápidos por los largos pasillos de la Academia Samezuka. Necesitaba salir de ahí lo más pronto posible; ¿Por qué? Se sentía ahogado. Por más irónico que eso sonara, Rin Matsuoka se sentía realmente ahogado por sus propios pensamientos e inseguridades. Unas niñas de un par de grados inferiores se habían acercado a él para hablarle, pero el las había espantado con un sencillo "Largo" completamente seco, que haría sentir mal hasta a la persona mas escéptica.

Su mente vagaba en diversas situaciones, una peor que la otra. Su relación con Seijuro iba empeorando cada vez más, ya no eran tan "amigos" como al principio, y ahora parecían simplemente un par de conocidos. No entendía ese cambio, pero tenía más cosas de las que preocuparse.

Estando por fin fuera de los límites de la escuela, su mente se aclaro un poco. El calmado sonido del viento moviendo las ramas de los arboles, las personas hablando calmadamente sobre trivialidades. Pero su cuerpo se detuvo en frente de una sala de juegos, ¿Por qué? Aquella risa. Aquella jodida risa que se podía escuchar a quince cuadras, como si estuviese a su lado. La risa de Nagisa.

Rápidamente, su mente hizo unos cálculos bastante innecesarios, si ahí estaba Nagisa, lo más probable es que estuviese con su amigo Rei. Y si estaban ellos dos juntos, probablemente estuviesen también Haruka… Y Makoto.

Sintió un ligero golpe en el pecho, y motivado por eso, entro. Quizás si estaba Makoto, lo jalara para poder hablar con él un momento, si bien no se llevaban del todo bien, y este aun era amigo de Haruka, era el único al cual podría pedir ayuda. No lo haría con su hermana, por supuesto que no. Ella tendría que pedirle ayuda a él cuando ella tuviese problemas con chicos. No el… teniendo problemas con otros chicos en un ámbito sentimental… Se sentía completamente patético pensando aquello.

¿Por qué tendría que ir con Makoto? Por más que su mente le dijera que era la peor idea que podría tener, su cuerpo sencillamente no reaccionaba a sus comandos. Fue prácticamente arrastrado hasta lo más profundo de la sala de maquinas, hasta quedar a solo unos cuantos pasos de donde se encontraban sus ex compañeros.

Los vio a todos riendo, divirtiéndose… ¿Por qué él no estaba ahí con ellos, para divertirse también? ¿Por qué? Era un maldito idiota. Apretó los puños lo mas que pudo, quitando casi de inmediato el color piel de sus manos y dejándolas blancas por completo. Se mordió el labio inferior, y sintió que sus ojos comenzaban a cristalizarse. Rápidamente paso su brazo por los ojos, no se demostraría débil ante ninguno de ellos. Se dio media vuelta, y justo cuando pensaba salir, sintió una mano que tomaba su brazo.

Se giro rápidamente, pero cualquier otra acción fue totalmente pasmada por aquellos hermosos ojos verdes que estaban ahora fijos en los suyos.

— Hola, Rin-chan.

De inmediato Rin soltó el agarre, y dio unos pasos hacia atrás. Pero, ya tenia lo que quería: La atención de Makoto por un momento, y eso que ni siquiera se la había pedido. Una sonrisa de autosuficiencia se dibujo en su rostro, y se cruzo de brazos.

Vaya, vaya, ¿Qué estás haciendo por aquí, Makoto?

Lo mismo pregunto, Rin-chan, ¿No deberías estar en clases?

La mirada de Rin se lleno rápidamente de molestia, casi cólera, pero no en contra de Makoto, si no en contra de los motivos por los cuales se había salido del instituto.

— Solo vine a dar un paseo, es todo. No tengo porque darte explicaciones.

No es que te las esté pidiendo, Rin-chan

La mirada de Makoto era tan dulce como siempre. Se acerco al pelirrojo un poco más, y este simplemente se quedo de pie mirándolo. No retrocedería ni un solo centímetro. No tenia porque.

Rin se quedo observando aquel rostro del más alto, con una sonrisa amable, que el no merecía. El no se merecía un trato especial de ninguno de ellos. Les tenía resentimiento… Y no recordaba muy bien porque demonios.

Entonces, tomo a Makoto de la corbata.

Quiero que nos veamos en tu casa, Makoto. Esta noche estaré allá.

Makoto se sorprendió por el agarre, pero, eso significaba algo relativamente bueno. Al menos, no estaba siendo golpeado por el pelirrojo hasta el punto de dejarlo inconsciente. Aunque sabía que Rin no era de ese tipo de personas.

¿A qué hora iras?

Yo te aviso.

Sin más nada que decir, Rin se fue del establecimiento, dejando a Makoto totalmente confundido. No habían pasado ni seis minutos, cuando recibió una llamada telefónica.

¿Bueno?

Espero no le comentes esto a nadie, Makoto. Sabré si lo haces.

Makoto trago grueso. Quizás era mejor que ambos se vieran solos, ¿No? Algo debía pasarle a Rin, como para "necesitarlo" de tal manera tan desesperada. Debía averiguar qué era lo que le sucedía a su amigo. Porque ahora si podía darse el lujo de llamarlo de ese modo. Después de todo, un amigo siempre busca a otro para solucionar sus problemas, o por un consejo. Y al parecer, eso era lo que Rin quería con Makoto.

Makoto lo había visto en los ojos del pelirrojo, aquella preocupación, un dolor, como una opresión en el pecho, ¿Qué estaba sucediendo? Al parecer, debía esperar hasta la noche para saberlo.

Dio la media vuelta sobre sus talones, y mostró su más grande sonrisa para volver a jugar con Nagisa. No debía levantar sospechas, aunque ya Haruka sabía que había hablado con Rin hacia menos de diez minutos.

Ahora solo restaba esperar que no hubiese ningún problema.