Notas del Autor: hola a todos de nuevo. Por desgracia tuve una ligera demora. No tuve internet el día 1 de este año y estuve ocupado el dos. Por eso, hoy 3 les doy este capítulo. No creo que podría actualizar nada en un tiempo, ya que me voy de vacaciones. Asi que no os hago esperar más.
*Spoiler Alert*
Antes que nada, me gustaría decir que este es el capítulo más largo que me he escrito jamás. En serio, 40 páginas. WOW!
En cuanto al capítulo en sí, he hecho algunos cambios menores, especialmente con la forma de trabajo del tiempo en el mundo real y el digimundo. También he agregado un par de pistas con respecto al pasado de Ken que se develaran más adelante. Otros cambios fueron inspirados en el fic de digimon que he mencionado previamente, pero con mi toqué especial para evitar el plagueo.
Otra cosa es la actitud de algunos con respecto a Shirou siendo TK y viceversa.
Si tienen pregunta todavía, pueden hacerlas en un review o por PM. Responderé a sus preguntas.
Sin mas que decir. Que comience el Show.
Capítulo 4: Magia, Amor y Conocimiento.
"Ustedes… ". Dijo Iyori en perplejidad. "Acaban de salir de la computadora".
A sus pies, se encontraban Davis, Shirou y otros dos que no conocía. Koushiro les había contado a Miyako y él sobre un mundo dentro de las redes de computadoras, y que ambos podían acceder a él con los extraños aparatos que habían aparecido frente a ellos. Atentamente, escuchó la historia que su superior les había dicho. A pesar de que no le había creído realmente, respetuosamente guardó silencio como le habían enseñado. Ciertamente no podía entender como había aparecido el extraño aparato frente a él, pero la historia de todo un mundo lleno de criaturas desconocidas era demasiado para tomar.
A diferencia suya, Miyako le había creído con facilidad, probablemente por tantos juegos que jugaba. Pero él acababa de ser testigo de cuatro chicos salir del monitor de una computadora. Cualquier duda que hubiese tenido sobre la veracidad de las afirmaciones de su sempai, fueron completamente borradas ante esto.
"De dónde demonios salieron!". Gritó Yolei, quien estaba siendo aplastada por la chica de rosa.
"Estábamos en el Digimundo, ¿Dónde más?". Habló Davis con alegría. "No vas a creer lo genial que era. Primero, fui atacado por babosas de una máquina de refrescos, luego por un caballo volador con casco y, y, y…".
"Cálmate, Davis!". Ordenó Tai, quien se había congelado al ver a más personas que solo Izzy. No tenía idea de cómo iba a explicar esto.
"Haw, Quiero Ir!". Dijo Yolei al escuchar los balbuceos emocionados de Davis.
Dándose cuenta finalmente de quien era la persona con la que estaba hablando, Davis parpadeó. "¿He? ¿Yolei? ¿Qué haces aquí?".
La chica del pañuelo en la cabeza le lanzó una sonrisa socarrona y metió la mano en su bolso, y sacó un objeto muy familiar. "Mira!, Izzy dice que podemos ir al Digimundo con esto".
"Ustedes también?". Preguntó Kari, quien finalmente se había puesto de pie mirando al niño más pequeño, quien también mostro un digivice como el de Davis.
Dándose cuenta de que debía presentarse, el pequeño se inclinó ante la chica de rosa y el estudiante de secundaria. "Mucho gusto, soy Iyori Hida". Entonces, hiso una seña hacia la chica de gafas. "Y ella es Inoue Miyako, pero prefiere que la llamen Yolei".
"Ha. Mucho gusto". Contestó Kari, sorprendida por la cortesía del chico menor. "Soy Yagami Kari y él es mi hermano mayor Tai".
"Hola". Saludó Tai. "¿Así que tu y esta chica también son niños elegidos?". Preguntó.
Al oír al chico mayor, Yolei parpadeó. "Niños elegidos?". Preguntó por el extraño título.
"Se refiere a que si ustedes también tienen un Digivice". Aclaró Izzy. "Aun no he tenido tiempo de explicarles completamente lo que está ocurriendo". Le dijo a Tai.
"Puedes explicarnos el resto en el Digimundo!". Interrumpió Yolei con alegría, ansiosa por ir a ese mundo del que tanto hablaban.
"Pero Yolei. No podemos ir ahora". Dijo Iyori. "Se está haciendo tarde, y debemos regresar a casa o nuestras mamas se preocuparán".
"Tiene razón". Añadió Izzy, y los demás estuvieron de acuerdo.
Mirando a un lado y a otro, se dio cuenta de que ya había perdido, por lo que se resignó. "Está bien". Dijo en un tono decepcionado.
Lentamente, los chicos fueron abandonando el salón de computación. Sin embargo, Izzy dio media vuelta sin que los demás cedieran cuenta y se acercó hacia el ordenador con la intención de ir al digimundo por su cuenta. Tenía que ver a Tentomon de nuevo, seguramente su madre lo entenderia.
Pero para su sorpresa, cuando vio en la pantalla, el gran botón verde se había tornado de un gris apagado. Al parecer, la puerta se había cerrado.
"Izzy". Habló Tai detrás del pelirrojo.
Dándose la vuelta, el genio de las computadoras vio que su líder tenía una mirada seria en el rostro. Él reconocía esa mirada, era la misma mirada que había tenido cuando luchó contra Piedmon y Diaboromon. Este era Tai en modo completamente serio.
"Reúne a los demás. Necesitamos una reunión de los niños elegidos esta noche".
Asintiendo, Izzy pudo sentir un nudo formarse en el estomago. Si la puerta se había abierto nuevamente, solo podía significar que el Digimundo necesitaba de sus protectores una vez más. Y a juzgar por la mirada en el rostro de su amigo, quien quiera que fuese el nuevo mal, no era algo para tomarse a la ligera.
"Entiendo. Llamare a Jou y me pondré en contacto con Mimi en los estados unidos. Tú llama a Matt y Sora".
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"Fue increíble!". Gritaba Davis, mientras les contaba a Yolei e Iyori sobre su aventura en el Digimundo. "Entonces entramos a una cueva y…".
"Podrías callarte. Me estás dando un dolor de cabeza con tu balbuceo". Se quejó Yolei. No quería seguir escuchando de la gran aventura que se le había negado.
Davis simplemente frunció el seño y desvió la mirada, molesto.
"De todas formas". Interrumpió Kari. "Deberíamos reunirnos mañana después de clases para hablar mejor sobre esto".
Sonriéndole, Davis estuvo de acuerdo. "Esa es una gran idea, Kari! De todas formas. Me tengo que ir. Hoy cenamos chuletas de cerdo en mi casa. Nos vemos". Se despidió con un gesto de la mano.
Al oír lo que su compañero iba a cenar, le recordó a Kari que su madre había mencionado algo sobre pimientos con hongos, lo que la hiso ponerse verde. Ella era una buena madre, pero una terrible cocinera. "Bueno, chicos, yo aquí me separo. Nos vemos mañana, Yolei, Iyori, Shirou!". Y de la misma manera que Davis, Kari doblo una esquina, despidiéndose con un saludo.
"Adiós Kari". Se despidió Shirou. Entonces, se dio cuenta de que Yolei lo miraba con una sonrisa juguetona. "¿Qué?".
Ella solo se rió como respuesta. "Así que apenas un día y ya tenemos una perspectiva?".
"¿Perspectiva?".
"Se refiere a que apenas es tu primer día en esta escuela y ya eres muy amable con Kari". Aclaro Iyori.
"Bueno, ya nos conocíamos antes de empezar las clases. No me esperaba tenerla como compañera de clases".
Yolei simplemente negó con la cabeza y siguió sonriendo. "Lo que tu digas".
Después de eso, los tres llegaron a su edificio y subieron por el ascensor. Dado a que Shirou vivía en un piso más bajo que los otros dos, dejo el ascensor primero.
Al entrar a su departamento, vio que estaba vacío. Él sabía que su madre había tenido que posponer varias citas en los últimos tiempos para pasar un poco más de tiempo con él, pero finalmente no había podido posponer mas su trabajo, por lo tanto, ella no había podido estar en casa para recibir a su hijo de su primer día de clases.
Pero eso estaba bien para Shirou. Todavía tenía que aclarar su mente de los acontecimientos que habían ocurrido ese día. Por lo tanto, eso significaba que tenía que cocinar.
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Después de preparar una cena para él, y asegurarse de dejarle algo delicioso para su madre cuando volviera, Shirou estaba listo para cenar, cuando el timbre de su casa había sonado. Sorprendido, se había ido a ver quién era.
Se sorprendió al ver a los hermanos Yagami fuera de su puerta. ¿Hum? Hola. ¿Qué hacen aquí?".
"vinimos a avisarte que nos reuniremos con los demás para hablar del digimundo en media hora". Habló Tai.
"Hmm, entiendo, eso me daría tiempo para cenar". Moviéndose a un lado, Shirou les hiso un gesto para que los hermanos pasáran. "Pasen, hice suficiente para todos. O acaso ya comieron?". Ofreció.
Ambos hermanos se miraron entre sí. Dado a que su madre había decidido probar otra de sus experimentos culinarios, ambos habían decidido decirles que tenían que reunirse con sus amigos en la casa de alguien más, por lo que cenarían allí. La verdad, era que habían planeado comprar unas hamburguesas o algo así en el camino, por lo que se salvarían de una visita a la sala de emergencias por intoxicación, o estar atrapados el resto de la noche en el baño.
El haber recibido realmente una invitación de uno de sus amigos para cenar no había estado en sus planes, pero era bien recibida.
"No seriamos una molestia?". Preguntó Kari, tratando de ser cortes.
"No, mi madre está trabajando hasta muy tarde, por lo que no me molestaría algo de compañía para cenar".
Mirándose entre sí nuevamente, los hermanos se encogieron de hombros y entraron.
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"Eso fue lo más delicioso que había probado en años!". Exclamó Tai, frotándose el estomago.
"No sabía que fueras tan bueno cocinando, Shirou". Añadió Kari.
"Bueno, mi padre nunca fue bueno para cocinar, así que me vi forzado a aprender si no quería terminar viviendo de cenas quemadas". Comentó con alegría, mientras lavaba los platos. "Me parece que cocinar es una actividad muy relajante".
"supongo que serás una buena esposa algún día". Se burló Tai, para incomodidad del pelirrojo. "Dime, Shirou. No te importaría darle un par de clases de cocina a mi mamá?".
Terminando de secarse las manos, Shirou miro al chico mayor. "¿Estás seguro? Quiero decir, se que cocino bien, pero no soy realmente tan bueno".
Tai simplemente soltó un bufido. "Cree me. Eres mucho mejor de lo que mi madre es en la cocina".
Kari se rio de la expresión que Shirou había puesto ante la proclamación de su hermano.
Después de que los platos se habían lavado, los tres se dirigieron a un pequeño parque donde se reunirían con los demás.
Sentado en un columpio, se encontraba Jou Kido, quien estaba ansioso por esta conversación, ya que quería volver pronto a casa para seguir estudiando para su examen del día siguiente. Él estudiaba medicina en una universidad local al otro lado de la prefectura.
Sentada sobre las barras, se encontraba Sora Takenouchi, ella había sido una gran futbolista cuando era una niña, pero había cambiado el futbol por el tenis al entrar en la secundaria.
Y finalmente, Izzy, sentado en una banca. "Llegan a tiempo, pero todavía falta Matt".
"Lamento la tardanza". Escucharon los tres recién llegados detrás de ellos. Caminando con lentitud, se encontraba el hermano de Shirou, Matt Ishida. "Tenía un ensayo con la banda, pero finalmente logré escabullirme". Le lanzo una sonrisa a Shirou. "Así que… ya sabes sobre el Digimundo y los digimons ¿He?".
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Parado en su balcón, Iyori practicaba su kendo al igual que cada noche, sin embargo, su mente no estaba en ello. Sin importar como lo intentase, no podía despegar su mente de la idea del mundo digital. La sola idea de un mundo de fantasías lleno de criaturas sorprendentes y una tierra que no había asido pisada por pies humanos le hacía bolar su imaginación, imaginándose a si mismo parado en una llanura de verdes pastos con el viento soplando, al igual que las viejas historias de samuráis.
En el interior de la habitación, Yolei arreglaba la vieja computadora de Cody casi automáticamente, mientras que su mente divagaba por pensamientos iguales a los de Cody.
Para ella, la idea de un mundo dentro de las redes de computadora como lo había descrito Izzy, se parecía demasiado a un juego en línea como para ignorarlo. Y siendo una habida jugadora como ella, no podía dejar de pensar en lo fabuloso i genial que seria.
"Miyako, te quedarás a cenar?". Preguntó la madre de Cody desde la puerta.
Haciendo una mueca imperceptible, Yolei le sonrió y le dijo que debía regresar a su casa.
Para ser sincera, a ella le hubiera gustado quedarse a cenar. Ella le gustaba estar con Cody por su serenidad y comprensión ante ciertas excentricidades que ella tenía. De igual manera, le encantaba estar con la madre y abuelo del niño. Su madre era amable y muy atenta, mientras que su abuelo le recordaba a un samurái cómico con su baja estatura y bigote, pero que aun así era muy sabio y amable.
Realmente, prefería cenar con ellos que con su propia familia, donde era más bien la oveja negra.
A diferencia de sus hermanas y hermano, ella no era muy bonita y no estaba interesada en cosas como la moda y los chismes. Además de eso, siempre que discutía con sus hermanos por algo, sus padres nunca se ponían de su lado y solean ignorarla a favor de sus hermanos.
No es que fueran malos padres, es solo que no parecían entender realmente a su hija y preferían tratarla como si fuera igual al resto de sus hijos en cuanto a gustos y personalidad.
"Hey Cody". Le dijo al chico del balcón cuando la madre de él cerró la puerta. "Tu computadora esta lista".
"Te lo agradezco mucho Yolei".
"No fue nada". Contestó haciendo un gesto con la mano. "En lugar de eso. Te importaría ayudarme a obligar a Izzy para que nos deje ir al Digimundo mañana?".
El niño miro a su amiga. "Obligar es una palabra muy dura". Entonces, sonrió. "Te voy a ayudar a … persuadirlo".
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"Digievolucion armor?". Preguntó Matt.
"Así es". Asintió Tai. Les había contado todo lo que había ocurrido desde que escucharon del mundo digital de la chica con gafas, hasta que habían encontrado el digiegg. "No importaba cuanto lo intentara, no pudimos sacarlo. El único que parecía tener algo de éxito fue Shirou, pero el Digiegg lo electrocuto antes de que pudiera sacarlo por completó. Sin embargo, Davis lo movió sin problemas".
"Quiere decir que estos chicos son los nuevos niños elegidos?". Preguntó Jou.
"Hey, no lo hagas sonar como que ya no tenemos trabajo". Bromeó Matt. "Solo tenemos que ir al Digimundo y rescatar a nuestros amigos".
"No creo que sea tan fácil". Dijo Izzy, poniéndose de pie. "Después de que todos se fueron, intenté entrar por mi cuenta, pero la puerta se había cerrado".
"Mierda!". Se quejo Matt. "Primero la puerta se abre, pero todos nuestros digimons tienen el cerebro lavado, y ahora la puerta está cerrada de nuevo".
"No es solo eso". Interrumpió el genio de las computadoras. "Hay muchas más interrogantes de por medio. ¿Por qué la puerta se abrió en una computadora?. La primera vez que todos fuimos al digimundo, fuimos absorbidos por una ola de energía. Además, también me preocupa que los mundos parecen haberse sincronizado".
"Es cierto". Añadió Sora. "Cuando Tai regreso al mundo real tras la pelea contra Etemon, solo había estado por un par de horas, mientras que varios meses pasó para nosotros en el digimundo".
"Si mal no recuerdo, los mundos solo se sincronizaron cuando deviamos viajar entre ellos, las veces que Genai nos había llamado, pero cuando regresábamos al mundo real, estos volvían a des-sincronizarse".
"Eso también nos deja con la pregunta de dónde se encuentra Genai. Si realmente algo malo estaba ocurriendo en el Digimundo, ¿por qué no nos llamo para resolverlo?". Pregunto Jou.
"Tal vez está bloqueado, al igual que en el principio de nuestra aventura, cuando no pudimos comunicarnos con él, hasta después de vencer a Devimon". Trato Sora, pensando en una posibilidad.
Apretando los puños, Matt miro determinado. "Vamos a Ir. Con preguntarnos qué está pasando, no vamos a resolver nada, vamos a encontrar una manera de ir al Digimundo y ayudar a nuestros amigos".
Mirando pensativo, Izzy se pregunto como podría estar su compañero Tentomon. "De acuerdo. Mañana iré a la sala de computadoras para ver si la puerta sigue allí, y si podemos abrirla".
"Bien, yo también voy". Añadió Tai. No había podido ser de mucha ayuda la última vez, pero en esta ocasión iba a asegurarse de ser más útil.
"Y Yo". Estuvo de acuerdo Kari.
"Cuenta con migo". Se unió Sora.
"¿Mañana?". Jou hiso una mueca. "No puedo. Mañana tengo un examen de cálculo. Lo lamento chicos". Se disculpó.
Matt estaba por decir que tenía una práctica con la banda, pero se lo pensó mejor. Claro que la banda era importante para él, pero era mucho más importante su deber como niño elegido. Además, no quería que TK estuviera solo nuevamente en el Digimundo, sin él para ayudarle. "Cuenta con migo también".
"Supongo que está decidido". Asintió Izzy, poniéndose de pie, al igual que los demás.
"Esperen". Los detuvo Tai, repentinamente serio. "Todavia hay algo más que me gustaría aclarar". Se dio la vuelta, y miró al otro pelirrojo. "Shirou, es verdad lo que nos dijiste en el Digimundo?". Preguntó.
Mirando a todos a su alrededor, el pelirrojo tomó una decisión. Poniéndose de pie, miro al muchacho con googles en la cabeza. "Así es, Soy un Mago".
"¿Qué?". Preguntaron el resto en incredulidad.
"Hu?, quieres decir que sabes hacer trucos de magia con cartas y eso?". Preguntó Jou, sin saber por qué Tai cambiaria de tema tan bruscamente.
"Mientras estábamos en el Digimundo, Shirou hiso algo, y convirtió una rama en una espada y desvió el ataque de Monochromon". Comenzó Tai. "No solo eso, sino que después, transformo otra rama en un arco y a la espada en una flecha, ayudando a destruir el anillo que controlaba a Monochromon. Por último, hiso algo para reparar los googles de Davis".
Todos miraron a su líder y al pelirrojo.
"Estas bromeando, ¿Verdad Tai?". Preguntó Matt en incredulidad. "T- quiero decir Shirou no puede hacer lo que dices…".
"En realidad, puedo". Interrumpió Shirou, sentándose, y haciéndoles señas a los demás para que siguieran su ejemplo. "Tras el incendio y mi posterior pérdida de memoria, fui adoptado por un hombre llamado Emiya Kiritsugu. Y él era un mago o Magus. Un practicante de la taumaturgia". Rápidamente, Shirou les dio una explicación muy rápida de lo que significaba ser un mago.
"Ya veo". Dijo Izzy, el menos incrédulo del grupo, mientras se rascaba la barbilla. "Estas diciendo que con la utilización de estos circuitos mágicos, eres capaz de realizar hazañas increíbles, canalizando esta energía que llamas prana?". El otro pelirrojo simplemente asintió. "Podrías darnos alguna demostración?".
Pensando por un momento, Shirou se puso de pie y le pidió a Tai que le prestara sus googles. "Hu? Está bien". Asintió el chico mayor y le paso los lentes al pelirrojo.
Sentándose nuevamente, Shirou cerró los ojos y se concentró. Usando el análisis estructural, comprendió la forma de los Googles y los materiales de los cuales estaba compuesto.
Levantando su otra mano, dijo en voz alta, para que todos escucharan. "Trace On". Y ante el asombro y la incredulidad de los demás, otro par de googles habían aparecido en la mano previamente vacía.
"Mierda!". Exclamó Matt, parándose repentinamente.
"Carajo! Ha!". Gritó Sora, quien se había caído de las barras transversales en las que había estado sentada hace un instante.
"¿¡Qué demonios?". Dijo Jou, quitándose los lentes y refregándose los ojos, para asegurarse de que lo que había visto, era real.
"Prodigioso!". Exclamo Izzy, quien no parecía muy afectado por la sorprendente muestra de violación de las leyes de la física. Estirando su mano, tomó a los nuevos googles para verlos mejor.
"Esta habilidad se llama Air Gradation. Es una habilidad casi inútil, pero es bastante vistosa. Además, es uno de los pocos hechizos que realmente puedo hacer". Explicó Shirou.
Levantando una ceja, Izzy miró al mago mientras examinaba los googles. "¿Qué quieres decir con inútil? Me parece una habilidad impresionante el poder evocar cosas de la nada … ". Se cortó repentinamente, cuando al inspeccionar la flexibilidad de la banda elástica de los googles, estos se rompieron, y desaparecieron en motas de luz.
"A eso me refiero". Señalo Shirou. "cualquier cosa que se cree con Air Gradatio es hueca y se rompe con facilidad. La mayoría solo lo usa para remplazar activos para rituales o catalizadores, pero en general solo se usa como método de práctica para los principiantes".
"Ya veo, pero eso no fue lo que hiciste en el bosque verdad?". Preguntó Tai, colocándose nuevamente sus googles en la cabeza.
"No, lo que usé en esa ocasión, fue algo llamado Alteración. Básicamente, se trata de cambiar la forma y el propósito de un objeto".
"Podrías mostrarnos eso?". Preguntó Sora, ya de pie.
Shirou negó con la cabeza. "Jamás había sido capaz de lograr la alteración. Creo que solo lo logre en esa ocasión, porque me encontraba en el digimundo".
"Como es eso?". Preguntó Izzy, curioso cómo podría ser alguna diferencia.
"Cuando llegamos a ese mundo, traté de usar otros dos hechizos. El primero fue análisis estructural. Eso me permite comprender la composición de algo y para qué sirve". Aclaró, al ver la pregunta formándose en el rostro del otro pelirrojo. "Lo había usado en una rama, pero en lugar de decirme que estaba hecha de madera, me dijo que estaba hecha de datos y números". Terminó en perplejidad.
Rascándose la barbilla, Izzy pensó en eso. "Tiene sentido. El mundo digital esta hecho de datos, por lo que incluso si parece real, todo es solo un conjunto de información".
"Lo segundo que intenté, fue un hechizo llamado reforzar. Lo que hace, es hacer los objetos más duros y reforzar su propósito. Sin embargo, por más que lo intentara, no había podido lograrlo".
"Pero, ¿no Tai dijo que te habías enfrentado a un Monochromon?". Cuestionó Jou. "¿Cómo lo hiciste entonces?".
"Fue allí donde usé la alteración". Aclaro Shirou. "Dado a que todo estaba hecho de ceros y unos, alteré los datos que componían la rama, para que se formaran en una espada".
Chasqueando los dedos, Izzy entendió lo que Shirou había hecho. "Claro. Seguía estando hecha de datos, solo que en lugar de organizarse para formar una rama de un árbol, usaste tu magia para que se reordenaran. Esencialmente, reformateaste el programa que hacia la rama, y lo cambiaste por un programa que formara una espada". Explicó, para que el resto lo comprendiera de una forma más sencilla.
"Claro!". Exclamo Kari, dejando caer su puño sobre su palma. "Así fue también como creaste el arco y como convertiste la espada en una flecha".
Shirou asintió con la cabeza. "No estoy seguro de que sea capaz de hacer lo mismo en el mundo real".
Matt, quien se había quedado en silencio todo el tiempo desde la demostración de Shirou, se quedó mirando a su hermano con asombro.
"Crees que podrías enseñarnos más de tu magia?". Preguntó Izzy, cuya mente curiosa rebosaba de ideas sobre este nuevo descubrimiento.
Por un segundo, Shirou parecía dubitativo, pero asintió al final. "Está bien. Sin embargo, deben mantener esto en secreto. Es una regla no escrita, que la magia debe mantenerse en secreto. Si se corre la voz, podríamos estar en peligro". Concluyo con cara seria.
"Que, alguien va a venir y convertirnos en armiños o algo así?". Bromeó Tai.
Shirou simplemente lo miró, sin entender la broma. "No, lo más seguro, es que los magos te maten, así como a tu familia y cualquiera relacionado con tigo, que sospechasen pudieses haberle dicho".
"Hablas en serio?". Preguntó Matt. Notando la mirada seria de su hermano. Cuando lo vio asentir, trago saliva. "Mierda!". Exclamo, rascándose la cabeza. "Hablas en serio".
"B-bueno". Empezó Kari, tratando de deshacerse de la tención en el aire. "No creo que sea mucho de un problema, ya que tenemos nuestro propio secreto que guardar".
"Creo que nos estamos saliendo del tema". Declaro Izzy, también ansioso por dejar la ominosa advertencia de lado. "Shirou, ¿Crees que si estamos en el digimundo, serías capas de usar tu… magia para ayudarnos?". Preguntó, vacilando ligeramente en la palabra magia, no acostumbrada a usarla de manera que no implicase a un digimon.
"Creo que sí". Pensó en voz alta. "Mi circuito ya está casi al límite, pero no creo tener problemas en construir otro para mañana".
A pesar de que todos seguían teniendo preguntas, decidieron posponerlas para la próxima vez, y comenzaron a dirigirse a casa.
A pesar de las insistencias del joven pelirrojo, Matt lo acompañó hasta casa.
Cuando estaba casi en el edificio donde vivía Shirou con su madre, Matt le colocó una mano en el hombro. "Mamá sabe que eres… ". Se apago en la última parte.
Por un instante, Shirou se quedo mirando a su hermano. "No". Contesto con sencillez. "Es peligroso que la gente normal sepa de la magia, por lo que no le dije y prefiero que sea de esa manera".
Asintiendo una vez, parecía que Matt estaba a punto de decir algo más, pero baciló en el último instante, y se dio media vuelta, diciéndole a Shirou que se cuidara y que lo vería mañana.
Parpadeando ante la extraña actitud de su hermano, Shirou se encogió de hombros y entro al ascensor que lo llevaría hasta su piso.
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Al día siguiente en la primaria de Odaiba se podía sentir una cierta tensión, proveniente de tres del los alumnos de séptimo grado. Curiosamente, también se podía sentir un tipo de ansiedad de una de los alumnos de de octavo y uno de quinto.
En la parte de la secundaria, la sensación era similar para el salón donde tres de los niños elegidos mayores asistían.
Pareció como si el tiempo tardara mas en llegar a la campana final que anunciaba el terminar de las clases, pero finalmente llegó.
Tan rápido como sus piernas se lo permitían, Yolei corrió hacia el salón de Cody. Para su sorpresa, el niño pequeño ya estaba afuera del salón, como si supiera que su amiga mayor lo iría a buscar.
Con una sonrisa, la niña de gafas lo tomó de la mano y comenzó a arrastrarlo hacia el salón de computadoras. "Vamos! Vamos! Izzy ya debe de estar en el salón de computadoras".
No les tomó mucho llegar. Vieron que Davis, Kari y Shirou ya se encontraban allí, junto con Izzy. "Bien! Ya podemos irnos!". Proclamó con alegría.
"Todavía no". Le informo Izzy. "Estamos esperando alguien más".
Frunciendo el seño ligeramente, Yolei miró a los reunidos, y se dio cuenta de que el hermano mayor de la chica Kari no había llegado todavía. Estaba por quejarse de esto, cuando escuchó la puerta corredera abrirse.
"Lamentamos la tardanza". Dijo Tai mientras entraba.
Davis estaba a punto de decirle que no importaba y que todos acababan de llegar, cuando se dio cuenta de algo y señalo acusadoramente. "Qué demonios!".
"Baya, creo que eres un mal ejemplo para este chico, Tai". Habló Sora, quien entro después de Tai.
"Sempai! ¿Qué hace ella aquí? es miembro del club de tenis". De entre todos los clubes de la escuela, Davis odiaba más que nada al club de tenis. Esto se debía a una broma que unos chicos mayores le habían hecho hace un tiempo, sobre una chica de ese club que quería salir con él. Para colmo, había escuchado que el equipo de futbol de la escuela no había recibido equipo nuevo ese año, debido a que el dinero había ido a parar al club de tenis.
"Cálmate, Davis. Ella es Sora, y es una de mis mejores amigas. Además, ella también es una niña elegida como nosotros". Señaló a Sora, quien levantó su digivice como prueba.
"Sabes, en algún momento, vamos a tener que cambiar ese título. Ya no somos niños exactamente". Dijo otra voz por detrás de Tai y Sora.
Al ver a la persona que entró, Yolei sintió que su corazón se iba a detener. Era un joven alto de cabello rubio y ojos azules. Tenía la piel como de alabastro y un rostro muy guapo. Llevaba el mismo uniforme de color verde que Tai e Izzy, por lo que pudo deducir también iba a la misma escuela y teniendo en cuenta lo que acababa de decir, también era un niño elegido.
Entonces, el rubio miró a los jóvenes y les dio una media sonrisa. "Así que ustedes son los novatos, He? Mucho gusto, Soy Yamato Ishida, pero puedes llamarme Matt. Soy el niño elegido de la amistad". Terminó, mostrando su digivice".
"Estuviste toda la noche pensando en ese discurso, verdad?". Se burló Tai. Matt solo le dio una sonrisa avergonzada por haber sido descubierto.
Si Yolei no hubiese estado siendo distraída por sus hormonas, probablemente hubiera preguntado sobre el extraño título al final de la presentación del rubio. Afortunadamente, Iyori no fue afectado por la apariencia del chico. "¿Niño elegido de la Amistad?". Preguntó en voz alta.
Mirando a los chicos mayores, Matt les preguntó. "No les han dicho eso todavía?".
"Ayer fue un día complicado". Fue todo lo que Tai pudo decir, mientras se encogía de hombros.
"Se refiere al atributo que representamos como Niños elegidos". Aclaro Izzy. "Tai representa el Valor, Matt la amistad, Sora el Amor y yo represento el conocimiento".
"T- quiero decir, Shirou y yo representamos la Esperanza y la Luz respectivamente". Añadió Kari.
"Faltan otros dos miembros de nuestro grupo que no pudieron estar presentes, pero ellos representan la Sinceridad y la Pureza". Concluyó Sora.
"Ya veo". Asintió Davis, pensando en lo que le acababan de decir. Entonces, se dio cuenta de algo y sonrió. "Hey! Eso quiere decir que comparto el mismo atributo que sempai!".
Eso sacó a Yolei se su ensoñamiento y frunció el seño ante las tonterías del chico. "Y por qué piensas eso?".
"Supongo que podríamos decir que sí, he Davis". Sonrió Tai.
Mirando a los dos muchachos con Googles, sintió como si estuviera perdiendo una buena parte del contexto. A pesar de que esto le molestaba, decidió ignorarlo y centrarse en otra cosa. "Bien, bien, no importa. Ya estamos todos aquí". Señaló. "Podemos ir al digimundo ahora?". Pregunto con ansiedad, como si se tratase de un niño pequeño preguntando por ir a un parque de diversiones.
Rascándose la parte posterior de la cabeza, Izzy estaba a punto de decirle que la puerta seguía cerrada, cuando se dio cuenta de que ahora estaba abierta. Se preguntó cómo era esto posible. Lo había estado revisando desde que había llegado, hasta que Kari y los chicos llegaron y lo interrumpieron. En ese corto lapso de tiempo se había abierto la puerta?
Sacudiendo la cabeza, se dijo a si mismo que eso era un misterio para otro momento. "Si, estamos listos. La puerta está abierta".
"Bien! ¿Qué estamos esperando?". Vitoreo Yolei.
Esta vez, fue Davis quien frunció el seño. No es que no fuera amigo de Yolei, pero siempre estaban discutiendo por una cosa u otra y siempre lo hacía ver como un tonto. "Hey Tranquila. El Digimundo no es para cobardes". Señalo, sabiendo que Yolei era el tipo de chica que no miraba películas de terror ni jugaba juegos de ese tipo, incluso si era una habida gamer.
Mirando molesta al chico con googles, replicó. "Solo has estado allí una vez!".
Parecía que la conversación estaba por escalar más, cuando se escucho la puerta abrirse una vez más. "Yagami? Y también están Takenouchi e Ishida. Que sorpresa! ¿Qué los trae por aquí?"
"Fugiyama-sensei!".
"Ha, me alegra que se acuerden de mi". Sonrió el adulto.
"Sensei, ¿Qué hace aquí?". Preguntó Izzy.
"Me han asignado como el nuevo supervisor del club de computación". Proclamó con orgullo. "A pesar de que no se para que me necesitan si tu ya eres el presidente Izumy".
"Sensei?". Empezó Tai. "¿Sabe algo de computadoras?".
"Hahahahaha! Ni un poco!". Proclamó, como si fuera algo de lo que estar orgulloso.
"Lo sabía". Suspiraron Tai, Sora y Matt simultáneamente.
"En realidad solo voy a estar ocupando el papel de asesor, hasta que encuentren a alguien más. Pero como ya he dicho, no me necesitan para nada, teniendo a un genio como Izumy como presidente".
"Ha, si claro. Oiga sensei, le importaría responderme algunas cosas. Me está resultando difícil algunas cosas en la secundaria. Las chicas son tan distintas ahora". Decía Tai, mientras empujaba al profesor fuera del aula de computación y saludaba al resto con una señal de la paz.
"Eso es lo que yo llamo, sacrificase por el equipo". Comentó Matt.
"Por lo menos, ahora podemos irnos con tranquilidad". Agregó Sora.
"Ya he revisado todas las demás computadoras". Señaló Izzy al resto de la sala. "Parece ser que solo esta tiene el programa para abrir la puerta".
"Bien, entonces vamos!". Proclamó Davis, y los demás estuvieron de acuerdo.
Todos señalaron al monitor con sus Digivices, y al instante, fueron cegados por un fuerte resplandor.
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Fue una sensación indescriptible para Yolei e Iyori. Después de todo, no todos los días uno era absorbido por una computadora, para acabar en una planicie cubierta de verde yerba hasta donde alcanzaba la vista, con el único punto de referencia siendo un obelisco negro en la distancia.
Debido a lo desconcertante del viaje, tanto Yolei e Iyori terminaron en el suelo. Davis, quien ya había pasado por eso un par de veces, logro permanecerse en pie con ligera dificultad. A Shirou no le fue mucho mejor que digamos, pero también se mantuvo en pie.
Los chicos mayores y Kari, por su parte, estaban mucho mejores.
"Wow". Fue todo lo que Yolei pudo decir, cuando salió de su estupor. "Podemos hacerlo de nuevo?". Preguntó emocionada. Entonces, se vio a sí misma y soltó otro grito de alegría. "Whoo. Ropa nueva!".
Mirando a su amiga sentada en el suelo, Iyori se dio cuenta de que en lugar de la falda purpura y el suéter naranja, Yolei llevaba una camisa blanca bajo un chaleco marrón y unos pantalones de paracaidista de color bordó junto con botas de combate. En lugar de tener un pañuelo azul, llevaba un casco de aviador antiguo.
Por mero instinto, el niño se miro a sí mismo, y se dio cuenta de que sus ropas también habían cambiado. En lugar de llevar una camiseta a rallas moradas y negras con pantalones vaqueros. Su atuendo había cambiado a lo que parecían ser una túnica marron de mangas anchas y pantalones a juego.
"Ha, claro. Me olvidé de decirles sobre el cambio de vestuario". Dijo Davis, mientras se acercaba a los recién llegados.
Dándose la vuelta, Yolei vio la ropa de Davis y sonrió. "Bueno, parece que al fin tienes algo de sentido de la moda". Se burlo ligeramente. "Pero mi atuendo es mejor!". Se jactó.
"¿Qué dices? El mío es sin duda mejor!".
"Creo que este atuendo no sería muy práctico para Kendo".
"El que te vistió, tiene menos sentido de la moda que Tú".
Como los tres siguieron discutiendo, Los niños elegidos más antiguos los miraron a cierta distancia.
"Deberían ser mas agradecidos por la ropa nueva. O será que en estos días, los niños se preocupan más por estas cosas?". Se preguntó Sora en voz alta.
"Suenas como mi madre". Se rio Kari.
"Hey, ¿Por qué nuestra ropa no cambio". Preguntó Matt.
"Tal vez sea por los nuevos Digivices". Supuso Izzy.
"No lo sé, yo tengo el mismo que ustedes y la ultima vez, también aparecieron estos". Señalo Shirou a las mangas de color rojo sobre sus brazos.
Esto llamo la atención de Izzy. Si solo se tratara de los nuevos Digivices, sería capaz de entenderlo, pero al parecer, Shirou también se vio afectado por el cambio, a pesar de que en su caso solo se había agregado un accesorio en lugar de cambiar todo el conjunto como los demás.
"Por Cierto, ¿Dónde estamos?". Cuestionó Sora. "No reconozco este lugar".
"Ahora que lo mencionas, el lugar en el que estuvimos ayer, también era desconocido". Añadió Kari.
"Tai Dijo que el mundo había cambiado, ¿No es así?". Reflexionó Izzy. "Tal vez esta zona aya cambiado, por lo que no la reconocemos, o se haya desplazado desde otro lugar".
"Así es!". Respondió una voz a la distancia.
Girándose hacia el lugar del que provenía la voz, vieron a la distancia a Gatomon, Patamon y otro digimon de color azul se les acercaban.
"Davis!". Gritó el digimon azul, llamando la atención de los tres que seguían discutiendo sobre su ropa.
"Veemon!". Gritó el muchacho de googles en alegría, recibiendo al pequeño reptil con un abrazo.
De igual manera, Kari recibió a Gatomon con su propio abrazo. Sin embargo, cuando Patamon estuvo a una cierta distancia de Shirou, se desacelero hasta una parada y se quedo volando frente a Shirou, en un silencio torpe. "He, Hola … Shirou verdad?".
"He, si. Hola".
Los chicos mayores vieron el intercambio con una mescla de sentimientos, entre incomodidad y tristeza.
Entonces, Matt se acercó al cerdito naranja. "Hola, Patamon, ha sido un tiempo".
Al ver al rubio mayor, el digimon naranja pareció sonreír más sinceramente, a pesar de que todavía se podía ver su tristeza. "Hola, Matt. Gusto en verte. También a ustedes Sora, Izzy".
"Whow, ¿Qué son? ¿Qué son?". Preguntó Yolei, rompiendo la tención del ambiente.
Dándose la vuelta con una mirada petulante en el rostro, Davis señalo a la criatura azul. "Este es Veemom. Es mi compañero Digimon". Se jactó.
"Mucho Gusto". Se inclino Iyori.
Al verlo, Veemon parpadeo por un par de segundos, entonces imito al chico y se inclinó también. "Mucho gusto También".
"Aauuwww. Es tiernísimo". Arrulló Yolei, mientras se acercaba y estrechó al pequeño dragón entre sus brazos.
Ignorando por el momento los balbuceos emocionados de la chica, Izzy se centro en lo que había dicho Gatomon. "¿A qué te referías con lo de antes, Gatomon? Tanto ha cambiado el digimundo desde que estuvimos aquí la ultima vez?".
"Así es". Estuvo de acuerdo el digimon. "No mucho después de que ustedes se fueron tras usar sus crestas para restaurar el equilibrio en el digimundo, este se dividió en 2 y hubo un gran terremoto. No estamos seguros de que fue lo que realmente pasó, pero parece haberse solucionado poco después".
Izzy se rascó la barbilla en la contemplación. Se pregunto si ese incidente tuvo algo que ver con el aparecer del emperador. "Crees que eso este relacionado con este humano que se hace llamar el emperador?". Dio voz a sus preguntas.
Por un segundo, Gatomon lo pensó, pero entonces sacudió la cabeza en negativa. "No lo creo. No estoy seguro de cómo se desplaza el tiempo en el mundo real, pero por lo que me ha dicho Kari, solo han pasado uno años desde que nos vimos, ¿Verdad?". Al ver el asentimiento del pelirrojo, Gatomon continúo. "En el digimundo, eso fue hace barios cientos de años, por lo que seguramente fue hace más o menos el mismo tiempo en el mundo real. El emperador solo comenzó a aparecer hace poco menos de unos meces".
Por un segundo, Izzy no comprendió completamente las palabras del gato blanco, pero entonces recordó como el tiempo corría en el mundo Digital, en comparación del real.
Mientras era abrazado por Yolei, Veemon escucho accidentalmente lo que Gatomon había dicho sobre el cambio del Digimundo, y por alguna razón, sintió que debería recordar algo, pero no podía.
Antes de que pudiera pedirle a Gatomon que le dijese mas sobre ese evento, Yolei lo soltó, y se fue corriendo para ver a los otras dos criaturas.
"HO! Y como se llaman ustedes?". Preguntó emocionada.
Gatomon parpadeó ante el entusiasmo de la niña, pero le sonrió he hiso un gesto de inclinarse con una mano extendida y la otra en su pecho. "Yo soy Gatomon, y soy el compañero de Kari".
Sonriendo de igual manera, Patamon se le acercó volando y se presentó. "Y yo soy Patamon, el compañero de TK". Un instante después de que las palabras salieran de su boca, se dio cuenta de su error, y trajo de vuelta toda la tención entre los niños mayores.
"TK?". Preguntó Yolei, pensando que tal vez estaba hablando de alguno de los otros niños elegidos que Tai había mencionado.
"Er. Quiere decir Shirou". Sora trató de aclarar.
Tanto Yolei como Iyori parpadearon sin entender realmente lo que pasaba, pero decidieron dejarlo como estaba.
"He, OK". Entonces, una sonrisa apareció en el rostro de la joven. "De acuerdo, que hacemos primero. ¿Explorar una mazmorra? ¿Matar a un Dragón? ¿Completar un Quest? Esperen. Tenemos que subir de niveles primero no?".
La mayoría le dio una mirada plana, a excepción de Shirou, quien no entendió las analogías de la chica.
"Antes que nada… ".Interrumpió Matt. "Patamon, Gatomon. ¿Saben dónde está Gabumon?".
"Si, Tentomon y Piyomon también". Agrego Izzy, mientras Sora asentía.
Ambos digimons los miraron por un instante, antes de agachar la cabeza. "No estamos seguros. Creemos que Gabumon escapó, con Gomamamon, pero no sabemos nada con certeza, hace mucho que no tenemos ni una palabra de él". Contesto Gatomon.
"En cuanto a Piyomon y Tentomon. Ellos fueron capturados el día de ayer. No hemos sabido nada de ellos desde entonces". Terminó Patamon.
Al oír a los digimons, Matt apretó los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos. "Tenemos que rescatarlos!". Afirmó con convicción.
Kari, Shirou, Izzy y Sora estuvieron de acuerdo. Por su parte, ni Yolei ni Iyori estaban muy seguros de lo que estaban hablando.
Por su parte, Davis pensó en el Emperador. Recordaba perfectamente como ese Monochromon había actuado cuando estaba bajo su control, y como había sido muy dócil y amable después de que lo liberaron. La idea de alguien obligando a un ser tan tranquilo para actuar de tal manera, le molestaba. Al saber que los compañeros de estos chicos habían sufrido el mismo destino que el compañero de su sempai, le hacia hervir la sangre. Se imaginó cómo se sentiría si Veemon fuese atrapado y obligado a usar uno de esos horribles anillos en su cuello. Claro que no había conocido al pequeñín por mucho tiempo, pero ya sentía que era un amigo.
Cuando escuchó lo que el rubio había proclamado, no pudo evitar gritar en voz alta. "Sí! No te preocupes. Con Flamedramon de nuestro lado, liberaremos a sus amigos y el de sempai rápidamente y le daremos al emperador una patada fuera del Digimundo!".
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Sentado en s trono, el emperador observó a través de las pantallas, que esos niños del día anterior había regresado, y esta vez, volvieron con más molestias. Una vez más se pregunto cómo era posible que entraran en su jardín privado, pero desestimo el pensamiento como intrascendente.
No importaba como habían entrado, sino más bien como los expulsaría.
Sin embargo, observó nuevamente al dinosaurio azul. Por alguna razón, pensaba que debería recordarlo, pero se le hacía casi imposible. Entonces, una sonrisa sádica apareció en su rostro. Si no podía recordar por qué ese digimon le parecía familiar, todo lo que debía hacer era capturarlo. "Veamos cómo se manejan si su arma". Murmuró, mientras apretaba un botón en el teclado orográfico que había aparecido frente a él. "Drimogemon!, Mojyamon!, Snimon! Prepárense!".
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Al escuchar el grito emocionado del muchacho, Matt no pudo evitar pensar en él como un mini Tai. Especialmente con esos googles en la cabeza.
Antes de que pudiera decir sus pensamientos en voz alta, una sombra cayó sobre ellos. Al mirar arriba, vieron a una enorme mantis religiosa que se cernía sobre ellos, un anillo oscuro en su abdomen.
Antes de que cualquiera tuviera tiempo si quiera de gritar, el enorme insecto se abalanzó sobre ellos con sus enormes cuchillas con la intención de decapitarlos.
"Al suelo!". Gritaron varios de ellos a la vez, arrastrando a Yolei e Iyori, quienes se quedaron estupefactos ante la extraña criatura.
"¿¡Qué demonios es eso!?". Gritó Davis.
"Snimon, un digimon campeón!". Respondió Izzy.
"Bien, creo que nos toca pelear de nuevo, Veemon!". Se puso de pie. Pero en ese instante, Veemon lo empujo nuevamente hacia el suelo, justo a tiempo para evitar un hueso volador.
Mirando al hueso doblado como un boomerang, vieron que regreso a su propietario, quien resulto ser una especie de Yety con un anillo negro en el brazo derecho.
"Mojyamon!". Gritó Matt, reconociendo a la criatura.
Al ver que otro enemigo había aparecido, Davis intentó ponerse de pie, pero en el instante en que lo hiso, la tierra por debajo de él cedió, y cayó en lo que parecía ser un enorme agujero. Rápidamente, logró sujetarse de una saliente y detener su caída. Pero al mirar hacia abajo, se dio cuenta de un enorme topo de color morado con una nariz y garras de taladro con los mismos ojos rojos que indicaban estar bajo el control del emperador. "Mierda, no me gustan los dentistas!". Gritó, al ver girar el enorme taladro del digimon.
"Tranquilo Davis, voy por ti!". Gritó Veemon, acercándose al hoyo. Pero al llegar al borde, este se derrumbó, haciendo que callera dentro.
Al ver a su compañero caer hacia el topo por debajo, Davis intentó sujetarlo de una de sus patas, pero el repentino tirón fue demasiado para la roca de la que estaba sujeta, y ambos terminaron por perderse en la oscuridad del túnel, tras ser atrapados por Drimogemon.
"Se-se fue". Gimió Yolei, cayendo de rodillas. "Se lo llevó".
A su lado, Iyori estaba igual de perplejo y estupefacto. Cuando se había imaginado el mundo digital, no había pensado en nada de esto. Claro que Koushiro le había dicho que era un lugar peligroso, y Davis les había contado que un monstruo los había perseguido, pero no había pensado mucho de ello, hasta ahora.
"Quiero ir a casa". Murmuró ligeramente. Por desgracia, su deseo no se haría realidad, ya que los monstruos estaban reiniciando su ataque.
"Rápido, tenemos que salir de aquí!". Gritó Matt, corriendo hacia Shirou.
"Yolei, debemos irnos!". Gritó Sora a la chica que había comenzado a derramar lágrimas, pero esta no se movió, todavía mirando al agujero donde Davis había desaparecido.
"Iyori, debemos irnos rápido". Izzy se estaba reuniendo con un resultado similar al de Sora.
Viendo al enorme insecto acercarse, Gatomon trató de ganar tiempo a sus compañeros. Con un salto, retrocedió el puño, con la intención de golpear al digimon. "Golpe de Gato!". Exclamó. Sin embargo, no ocurrió lo que esperaba, y su ataque no tuvo casi ningún efecto, por lo que el digimon más grande lo regreso al suelo de un golpe de refilón con una de sus hoces.
"¡Gatomon!". Gritó Kari en preocupación por su compañero, corriendo para atraparlo. "¿Estás bien?". Preguntó, mientras acunaba al gato.
"Lo siento, Kari. Sin mi anillo mágico, mis poderes se han reducido a los de un novato".
De repente, el hueso boomerang de Mojyamon voló hacia ella. Afortunadamente, Patamon estaba lo suficientemente cerca como para detenerlo. De repente, se hinchó y soltó una enorme bocanada de aire. "Burbuja de Aire!". La cual chocó con el boomerang y lo desvió. "Debemos irnos ya!". Les gritó a las chicas.
"¡No!". Gritó Shirou, quien intentaba zafarse de los brazos de Matt, para ir en ayuda de Davis. "¡No podemos irnos! ¡Tenemos que ayudar a Davis!"
"No podemos ayudarlo si estamos muertos!". Replicó su hermano, molesto por la terquedad de TK.
"¿Pero…? Hacia donde debemos Correr?". Preguntó Sora, Quien finalmente había logrado poner a Yolei de pie, a pesar de que todavía no parecía responder.
Al ver como ambos digimons se preparaban para reanudar su ataque, Izzy comenzó a desesperarse. "Hacia cualquier lado!".
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Mirando desde su trono, el emperador se reía al ver como los intrusos corrieron desesperados en distintas direcciones.
Poniéndose de pie, se preparó para hacer su gran entrada. Era hora de que se presentara ante sus invasores.
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Luego de una rápida escapada por los bosques cercanos, los chicos se detuvieron.
Izzy, Iyori, Patamon y Shirou habían corrido en una dirección, metiéndose en una cueva debajo de una saliente similar a la que habían estado el día anterior.
Mirando hacia la dirección de la que habían venido, una horrible sensación se acumuló en el estomago de Shirou.
No había sido capaz de salvar a nadie. Davis había estado en peligro, pero él había sido inútil.
Cuando los Digimons habían aparecido, había mirado a un lado y el otro, en busca de alguna rama o algo que pudiera convertir en un arma, al igual que había hecho contra el Monochromon del día anterior. Pero al estar en una llanura, no había nada que pudiera usar.
Golpeando su puño contra la pared de la cueva, se prometió a si mismo que salvaría a Davis la próxima vez.
"Eso…". Jadeo Iyory. "Eso estuvo cerca".
"Parece que el emperador nos estaba esperando". Reflexionó Izzy. "Tuvimos suerte de escapar".
Mirando a un lado y otro, Shirou se dio cuenta de que las chicas y Matt no estaban por ningún lado. "Y los demás?". Le preguntó al pelirrojo.
"Creo que nos separamos cuando entramos al bosque". Conjeturó. "Espero que tuvieran tanta suerte como nosotros".
"No te gustaría eso". Dijo una voz detrás de ellos.
Dándose la vuelta, los cuatro vieron a varios seres hechos de roca de color gris, con uno de ellos mucho más grande de color gris rojizo.
"Gotsumon y Meteormon!". Exclamó Patamon en preocupación.
"Si ellos tuvieron tanta suerte como ustedes, pronto estarán muertos". Dijo el más grande de todos, Meteormon, dando un paso hacia adelante, mostrando el anillo negro en su cintura.
Sin bacilar, Patamon se infló y soltó su ataque, pero este fue respondido con una roca lanzada por uno de los Gotsumon, anulando ambos ataques.
"Corran!". Exclamó Izzy, saliendo de la cueva.
Sin embargo, no fueron capaces de llegar demasiado lejos, ya que Meteormon no les permitió escapar. "Gran Impacto!". Exclamó y con ambos puños golpeó al suelo, causando que se abriera una gran grieta por debajo de los pies de los niños.
En un débil intento, Patamon intentó sujetarse a Shirou y levantarlo, pero el niño era demasiado pesado, por lo que fue arrastrado también.
"Golpe Meteoro!". Continuó Meteormon, haciendo que grandes rocas salieran disparadas desde su puño, y se estrellaran sobre la grieta por la que habían caído los niños, cubriéndola de rocas. "Este es el castigo para los que desafían al emperador. Ese lugar será su tumba". Y con esas últimas palabras, el Meteormon y su sequito de Gotsumon se apartaron del lugar.
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"Creo…". Jadeo Sora. "Creo que finalmente los perdimos".
"Quiero irme a casa". Se quejo Yolei. "Ya no quiero jugar más".
Viendo lo angustiada que estaba la chica, Kari se le acercó y colocó su mano en el hombro para tranquilizarla. "No te preocupes, Yolei. Todo va a estar bien".
Tras recuperar su aliento, Matt miro a su alrededor para ubicarse. No vio nada que le resultase familiar, pero se dio cuenta de otra cosa. "Donde está TK?!". Exclamó preocupado.
Los demás miraron a su alrededor, y se dieron cuenta de que no solo Shirou faltaba, sino que tampoco podían ver ni a Izzy, Patamon o el otro niño, Iyori, por ningún lado.
"Debimos habernos separado al entrar al bosque". Sugirió Sora.
Gatomon estaba a punto de sugerir que los buscaran, cuando sus oídos sensibles captaron algo. Mirando a su alrededor, descubrió el origen del ruido. "Flymon! Corran!". Señaló a las enormes abejas volando hacia ellos.
Sin tiempo que perder, todos comenzaron a correr nuevamente. A cierta distancia, Sora vio algo entre los árboles. "Por ahí! Podemos escondernos dentro".
Siguiéndola, vieron que a lo que se refería, era una enorme pirámide Maya.
Afortunadamente, los Flymons no les habían visto.
Rápidamente, subieron por las grandes escaleras y entraron en la estructura. Era un buen lugar para esconderse por un tiempo, pero todos estaban preocupados por los otros, especialmente por Davis.
En particular, Matt estaba a pocos momentos de entrar en un estado histérico total. Había estado un poco preocupado cuando se enteró de que su hermano había vuelto al mundo digital sin haber recuperado antes la memoria. El lugar era muy peligroso, incluso durante los tiempos de paz. Fue por eso que decidió saltearse una de las prácticas con su banda para poder acompañarlo al digimundo. Además de eso, él tenía la vaga esperanza de que de esta forma, TK recuperara más fácilmente su memoria.
Sin embargo, todo había salido mal a causa de este llamado emperador. En silencio, apretó los dientes y se juro a sí mismo, que si algo le volvía a pasar a su hermano no habría lugar en el digimundo o mundo real donde este emperador sería capaz de esconderse de él.
"Hey, creo que encontré algo". La voz de Kari sacó a Matt de sus obscuros pensamientos.
Juntos, las chicas y el chico se dirigieron hacia un altar de piedra en el centro de una habitación. Allí vieron un objeto metálico con forma de bala con lo que parecían ser aletas a los costados. Pero lo que más llamo la atención de todos, fue el grabado de color violeta de un corazón. Era la cresta del amor, la cual se le había confiado a Sora en su primera aventura.
"Es igual que en la cueva donde encontramos a Veemon". Habló Gatomon. "Ese debe de ser el Digiegg del Amor".
Con una mirada entre sí, Matt y Sora tuvieron una conversación en silencio. Dando un paso hacia delante, Sora intentó mover el objeto, pero por más que tirara y tirara, no parecía moverse en lo más mínimo.
Resignándose, dejó de intentarlo. "No sirve, no puedo moverlo". Negó con la cabeza, decepcionada consigo misma.
En ese momento, Matt se acercó y lo intentó. Pero se reunió con el mismo resultado.
Entonces, fue el turno de Kari, pero tampoco tuvo éxito. "Es lo mismo que pasó con el Digiegg del Valor, ninguno de nosotros fue capaz de sacarlo". Se quejó.
Sora miro al Digiegg. Tai les había dicho que no había podido, pero cuando Davis lo había hecho, logró sacarlo sin problemas. Mirando a la chica asustada que habían arrastrado todo el tiempo, se preguntó si tal vez…
"Yolei, ¿cierto?". Sora preguntó, llamando la atención de la chica de cabello morado. "¿Por qué no lo intentas?".
Yolei miró a la chica mayor. "¿Qué?". Exclamo en sorpresa. "Si ni siquiera él fue capaz de sacarlo, ¿Qué te hace pensar que una nerd flacucha como yo podría?". Dijo, señalando a Matt.
Ninguno de los chicos conocía realmente a Yolei, por lo que cuando Kari, Davis y Shirou llegaron a la sala de computadoras ese día, le preguntaron Izzy sobre ella y el otro niño, Iyori.
Fue gracias a su conversación y un par de cosas que Davis agregó de conocerla un poco, que Kari tuvo una idea. "Hum? Tal vez, es una especie de artefacto que solo reacciona a una persona predestinada". Trató de convencer.
La niña con gafas levantó una ceja. "¿Quieres decir como un talismán mágico?".
Kari casi niega la pregunta de Yolei por reflejo, pero entonces pensó en algo. Hasta ayer, ella podía jurar que la magia era mentira. Los digimons y sus poderes, pese a lo fantásticos que eran, podían ser explicados, aunque nunca entendió completamente lo que Izzy decía cuando le había preguntado. Pero ahora, ella sabía que la magia era real, al menos en su mundo. Y para el caso, nadie, ni siquiera el genio de su grupo tenía idea alguna sobre la verdadera naturaleza de las crestas y digivices. Quien podía no decirle que en realidad los digivices, crestas e incluso estas nuevas cosas llamadas digieggs no eran mágicas realmente?
"Está bien. Lo intentare". Mientras Kari se enfocaba en ese nuevo hilo de pensamiento, Yolei había estado contemplando el objeto plateado en el pedestal. Si era sincera consigo misma, había sentido una espina de los celos cuando vio Veemon y Davis. Tal vez, si lograba mover este objeto, ella también recibiría su propio compañero.
Entusiasmada con la idea de tener su propia mascota digital, y no en el sentido tradicional de la palabra, se acercó al digiegg y lo tomo con ambas manos. Al instante, sintió una extraña calidez proveniente del mismo. Con una respiración profunda, lo levantó.
Desde el lugar en el que había estado postrado el digiegg, una luz roja salió en una llamarada, asustando a la pobre chica, y haciendo que callera de culo al suelo. "¿Q-Que demonios? ¿Acaso activé una trampa o algo?". Exclamó en terror.
Desde la llamarada, una sombra pareció formarse. De repente, la sombra salio de la luz, para mostrarse como un ave corta con plumas rojo oscuro en el cuerpo y blancas en la cara, sus alas, si es que se le podían llamar así, terminaban entres garras muy puntiagudas, tenía grandes ojos azules con dos marcas por debajo. Su cabeza estaba adornada con una cinta con una pluma en la parte posterior, que le hacía parecer como un nativo americano. "Mucho gusto, soy Hawkmon". Se presentó con un tono refinado y Cortez.
Por un segundo, Yolei no dijo nada, y se quedo mirando a la extraña ave frente a ella. Entonces, el silencio se detuvo, y Yolei soltó un chillido de alegría. "Kyaaaaa! Es genial!".
Detrás de ella, Sora miró al digimon con un toque de tristeza. Al parecer, su emblema había elegido a una nueva portadora. Sin embargo, parecía casi una mala broma que el digimon que lucharía en lugar de Biyomon, sería uno que se le pareciera tanto.
"Hola, soy Yolei". Saludó la chica, sin saber los pensamientos de la muchacha mayor.
"Mucho gusto Yolei. Espero que nos llevemos bien como compañeros en la batalla". Le extendió la mano.
Ante la mención de la palabra batalla, el rostro de Yolei perdió toda la euforia que tenia. "¿B-Batalla?". Tartamudeó.
Hawkmon simplemente parpadeó. "Si. Tú y yo uniremos nuestra fuerzas para combatir contra las fuerzas del mal y proteger a los inocentes con nuestra valentía y caballerosidad".
"N-no!". Exclamó. "Yo no puedo pelear. No quiero pelear". Gimió.
"¿¡Que!?". Graznó el ave. "¿Qué quieres decir con que no vas a pelear?".
De repente, los tres niños elegidos más antiguos vieron como se desarrolló una acalorada discusión entre el digimon y su compañera humana.
"Wow. Eso debe ser un record. Apenas se acaban de conocer y ya están discutiendo". Señaló Gatomon.
Interponiéndose en la discusión, Sora se paró frente a Yolei y tomo las manos de la chica. "Sabes Yolei, me recuerdas mucho a una chica. Cuando esta aventura empezó para nosotros, ella tampoco quería pelear, pero se dio cuenta de que si no lo hacía, muchos que dependían de ella no podrían sobrevivir. Al final, ella se unió a nosotros para las batallas y juntos salvamos este mundo. Sé que para ti esto debe ser nuevo y confuso, pero debes entender que este es un mundo tan real como el nuestro. Estos seres sienten y entienden. Pero por sobre todo, dependen de ti. Cuando recibiste tu digivice, fue porque quien quiera que sea que nos eligió, te consideró digna de ayudar a este mundo y a las criaturas que lo habita. Pero quiero pedírtelo de manera personal". Soltando las manos de la niña, Sora dio un paso atrás y se inclinó. "Por favor, ayuda a mis amigos. Créeme que si pudiéramos pelear, no te involucraríamos en algo tan peligroso, pero por el momento, solo tú y Davis tienen digieggs, y por lo tanto, solo ustedes pueden pelear. Por eso te pido que nos ayudes a recuperar a nuestros amigos".
"¿Sus amigos?". Preguntó confundida y sorprendida ante la niña mayor inclinada frente a ella.
"Se refieren a los compañeros digimon de cada uno. Con excepción de Patamon y yo, todos los demás han sido capturados o no sabemos donde están". Respondió Gatomon.
"Es cierto". Interrumpió Matt. "Si por nosotros fuera, Nos habríamos hecho cargo por nuestra cuenta. Pero por cómo van las cosas, parece ser que solo tú y el otro chico son capaces de pelear. Por eso… ". Y ante la sorpresa de todas, Matt también se inclinó. "Ayúdanos a recuperar a nuestros compañeros. Si después de eso quieres volver a tu vida normal, lo entenderemos".
Yolei no sabía que pensar. Después de que esos monstruos la atacaron, se dio cuenta de que en verdad no se trataba de un gran juego de computadoras como había pensado. Había sentido el viento rosar su pelo cuando el insecto casi la decapíta, y podía oler el aliento putrefacto de Yeti. Estos seres eran reales, y podían matarla. Pero ahora que veía a los dos chicos mayores, pudo ver la frustración y desesperación en sus ojos. Sus amigos habían sido tomados o tal vez muertos, y ellos no eran capaces de hacer nada para arreglarlo. Pero allí estaba ella, con la oportunidad de hacer la diferencia. Mirando a su supuesto compañero, se lo imaginó con un anillo negro en él y con sus ojos cambiados a un color rojo con una mirada hostil.
No, en definitiva no podía permitir tal cosa. Había visto muchos animes donde al héroe le daban este tipo de elección y siempre se había preguntado que aría ella si estuviera en esa situación. Bueno, ahora estaba en esa situación.
Mirando a los dos chicos mayores, habló. "Pónganse de pie". Dijo con voz firme. Entonces, se giro para hacer frente al ave. "Hawkmon, ¿Cierto? ¿Qué tengo que hacer?".
El pico del digimon se curvó en una sonrisa. "Solo tienes que levantar el Digiegg y decir "Digiarmor energice!"".
Yolei sonrió. "Ahora, eso suena genial. Digiarmor energice!". Gritó a todo pulmón.
El digiegg brilló con una luz roja, y voló hacia el digimon. "Hawkmon armor-digievoluciona en…". Y de repente, se había transformado. De una pequeña ave que apenas le llegaba a las rodillas, se convirtió en un ser cuadrúpedo, casi del tamaño de un tigre o un caballo. El digiegg había crecido y se había acoplado a la cabeza de la criatura, convirtiéndose en una mescla de casco y alas metálicas. En su frente, el símbolo del amor parecía intimidante. "Halcemon! las alas del amor!". Concluyó. Y en el lugar del pequeño halcón, un grifo majestuoso había aparecido.
Mirando al nuevo aspecto del que se supone es su compañero, Yolei se quedó en silencio … Por todo un segundo. "Whahahahaha! Mi propio Grifo". Chillo de alegría.
Tanto Sora como Matt miraron con asombro la digievolucion. Ciertamente era diferente a lo que estaban acostumbrados. "Ok, que hacemos ahora?". Preguntó Sora.
Lo lógico sería ir por Davis, ya que él era relativamente nuevo en el digimundo, y era quien estaba en el peligro más inmediato. Sin embargo… "Deberíamos buscar a TK y los otros, antes de ir por Davis". Sugirió Matt.
Para Kari y Sora, era dolorosamente obvio que Matt estaba más preocupado por su hermano que por el nuevo chico, pero teniendo en cuenta las circunstancias por las que había pasado su vida, era de entenderse. "Antes que eso, debemos vencer a los Flymons que andan rondando y liberarlos del control del emperador". Sugirió Gatomon.
"Yolei, ¿Crees que podrás hacerlo?". Preguntó Sora.
Mirando a su compañero, Yolei sintió una ola de adrenalina lavar todos los miedos e inseguridades que había tenido hace solo unos minutos. Dándole un pulgar hacia arriba a la pelirroja, le aseguro que no había problemas. "¿Crees que puedes llevarme?". Le preguntó a Halsemon.
"Si". Fue la corta respuesta del Digimon.
Montándose como si se tratase de un caballo, Yolei se precipitó a los cielos, gritando de alegría.
"Atenta, Yolei". Regañó Halsemon con suavidad.
Al oír la voz de su digimon, Yolei centró su mirada hacia el frente, y vio al mismo grupo de Flymons que los había perseguido hace un rato. Todo el entusiasmo que había tenido, se fue por el drenaje. "¿Crees-Crees que podemos vencerlos?". Pidió ligeramente dubitativa.
Halsemon se limitó a asentir. "Solo tenemos que destruir los anillos que los controlan, ¿verdad?".
Ante el asentimiento de la niña, Halsemon aceleró asía la batalla. Sin embargo, se dio cuenta de algo casi al instante. Por más veloz y fuerte que fuera, los Flymons eran más agiles y maniobrables. En su primera envestida, las abejas digimon lo esquivaron con suma facilidad y comenzaron su contraataque, obligándolo a esquivar lo mejor que podía. En su espalda, Yolei gritaba de terror ante los bruscos movimientos que hacia el digimon, además de los sustos que daba ante los aguijones de las abejas. "Necesitamos distraerlos!". Gritó con la esperanza de que a su compañero se le ocurriera una idea.
Afortunadamente, no fue necesario, cuando un gato blanco salió volando de la nada y se aferró a un Flymon que estaba concentrado en Halsemon. "Ahora, destruye el anillo!". Le gritó.
Sin perder tiempo, el grifo centró su mirada en el anillo en el abdomen del digimon. "Sol Rojo!". Gritó, y de sus ojos, salió disparado un par rayos carmesí que impactaron con el anillo y lo destruyeron.
Al instante, el Flymon dejo de luchar para liberarse de Gatomon, y se dio media vuelta y comenzó a huir.
Bajándose del digimon en huida, Gatomon aterrizó en un árbol. Fue visto por los otros dos Flymons, los cuales se dirigieron rápidamente hacia ella. Esto se demostró ser un error, ya que estaban lo suficientemente juntos como para que Halsemon los llevara de un solo golpe. "Sujétate fuerte, Yolei!". Le gritó a su compañera. Antes de que ella pudiera pedirle el por qué de su petición, el digimon con armadura comenzó a girar sobre sí mismo, creando un tornado. "Alas de la Tempestad!". El tornado salió disparado hacia los enemigos restantes, envolviéndolos en su vórtice y destruyendo sus anillos en el proceso.
Una vez fuera del control del emperador, ambos digimons imitaron a su compañero y se dieron a la fuga sin una palabra.
Suprimiendo las ganas de vomitar que tenia, Yolei miró a su alrededor, y alcanzo a ver a los Flymons huyendo, ya sin los anillos oscuros. De repente, todo el miedo se fue, al darse cuenta de que había ganado. "Sí!". Gritó con todo su aliento. "Ganamos! Hahahaha!". Celebró su victoria.
Pero entonces...
"¡Yolei, Cuidado!". Gritó Gatomon, quien alcanzo a ver algo.
Por puro instinto, Halsemon se elevo lo más rápido que pudo, ignorando los graznidos de pánico y sorpresa de su compañera por el movimiento repentino. Afortunadamente, lo hiso a tiempo, ya que un instante más tarde, una enorme roca rojiza atravesó el lugar en el que había estado hace solo unos segundos.
"Parece que también me tendré que encargar de esta escoria, como con el resto". Una vos dijo desde el interior de la maleza, antes de mostrarse como un ser de roca bastante grande.
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Habían caminado por un par de minutos. Después de que Shirou, Izzy, Iyori y Patamon cayesen por el cráter de Meteormon, se dieron cuenta de que se encontraban en una cueva subterránea. Y a pesar de estar bajo tierra, había una cierta iluminación. Sin saber que hacer realmente, habían comenzado a caminar en una dirección con la esperanza de que los llevára hacia la superficie.
"Creen que este sea el camino correcto?". Preguntó Iyori a sus compañeros mayores. Por lo que había oído, ambos ya habían estado antes en este mundo, por lo que seguramente sabían más de esto que él.
"Eso creo". Respondió Izzy. "Normalmente, cuando uno está en un túnel, debe seguir las corrientes de viento para encontrar la salida. Pero ya que estamos en el mundo digital, nada está garantizado". Se encogió de hombros.
Iyori parpadeó ante eso. Pese a la naturaleza ligeramente sombría de la declaración, el genio de las computadoras no parecía perturbado en lo más mínimo. Lo mismo se podía decir del otro pelirrojo. Estaba a punto de preguntarles por que estaban tan calmados, cuando algo en su bolsillo comenzó a sonar.
Extrañado, el niño pequeño metió su mano y buscó el origen del sonido. Al parecer, el sonido era causado por el extraño aparato llamado digivice. "¿Qué está pasando?". Preguntó con confusión. Esta era la segunda vez que lo había oído sonar, siendo la primera cuando lo había recibido por primera vez y se había estado acercando a la sala de computadoras el día anterior, antes de detenerse.
"Déjame ver eso por un segundo Iyori". Pidió Izzy.
Dándole el aparato, Izzy notó que en la pantalla habían aparecido dos puntos de color rojo, los cuales seguramente indicaban los digivices suyo y de Shirou. Sin embargo, había otro punto, este de color morado, a un lado, a pesar de que estaban rodeados por tierra.
Mirando en la dirección que indicaba el digivice, apretó un botón, cancelando el sonido y señaló a la pared. "Creo que debemos cavar por aquí. Creo que hay algo en el interior de la pared".
Sin tener alguna razón factible para negarse, todos comenzaron a cavar con sus manos. Por fortuna, las paredes en esa zona parecían ser lo suficientemente suaves como para realmente escavar.
No tardaron mucho en encontrar algo.
Clavado a una losa de piedra, se encontraba un extraño objeto amarillo con lo que parecía ser un taladro en la punta y pintado en un lado, una imagen que se asemejaba a unos lentes de color morado.
"Esa es la cresta del conocimiento". Señaló Patamon, mirando a Izzy.
"Tal vez… ". Murmuró el genio, estirando su mano para alcanzar el objeto. Pero por más que intentase jalarlo, no fue capaz de sacarlo. Recordando las palabras que Tai le había dicho a todos el día anterior, Izzy miro a Iyori. Tai no había podido mover el digiegg del valor, mientras que Davis si había podido. Tanto Davis como Iyori tenían nuevos digivices. Tal vez…
"Iyori, por que no lo intentas". Pidió.
El niño en cuestión, parpadeó. Obviamente, si alguien mayor y con más fuerza física no había podido mover el objeto, un niño más pequeño no sería capaz de hacer ninguna diferencia. Sin embargo, le habían enseñado que no debía cuestionar a sus mayores. "Entendido". Dijo, y se colocó frente al digiegg.
Con un tirón suave, el objeto se desprendió de la pared como si nada. Sorprendido, Iyori miro al objeto sumamente ligero en sus manos.
De repente, desde el hueco en el que había estado el Digiegg, una llamarada de luz morada salió disparada, y de su interior apareció un Digimon.
"Haa. ¿Por qué tuviste que despertarme justo ahora?". Se quejó con un bostezo. "Estaba teniendo un buen sueño". El digimon en cuestión era de color amarillo con ojos verdes y parecía un armadillo con una coraza de oro. "De todas formas, Armadillomon es mi nombre… y tu eres mi compañero, Mucho gusto". Habló de manera relajada, como si cosas como esta ocurriesen todo el tiempo.
Naturalmente, Iyori tenía muchas preguntas, pero se tragó su curiosidad y asintió bruscamente. "Entiendo".
Armadillomon parpadeó. "¿Entiendo? No soy un sargento, habla normalmente, amigo". Entonces, frunció el seño. "O acaso no quieres ser mi compañero?".
Sorprendido por la malinterpretación de sus acciones, Iyori estaba a punto de corregir a la criatura, cuando sintió una mano en el hombro. Mirando al dueño de la mano, vio como Koushirou le daba una cálida sonrisa. "Dime Iyori. ¿Qué piensas del Digimundo?".
"Y… no lo sé. Es tan extraño y diferente".
"Sabes, me pareces un niño muy curioso. Pero no pareces hacer muchas preguntas". Sin saber a dónde iba el chico mayor, Iyori le prestó la mayor atención posible. "Siempre les dicen a los niños que deben obedecer a sus mayores. Pero, sabes lo que aprendí al venir al digimundo?. Aprendí que a veces, los adultos no tienen razón y que en ocasiones, uno debe buscar su propia respuesta". En ese momento, Iyori estaba por interrumpir al pelirrojo, pero este se le adelantó. "Dime, si le preguntaras a un adulto si existe un mundo dentro de las redes de computadoras, ¿Qué crees que te diría?". Eso cerró por completo la boca del niño menor. Obviamente, le dirían que eso era algo imposible y nada más que una tontería de la imaginación. Y sin embargo, él mismo se encontraba en ese momento en un mundo dentro de las redes de computadora. "Exacto". Dijo Koushiro, adivinando los pensamientos del niño. "Si no estás conforme con una respuesta normal, debes buscar una respuesta por tu cuenta y experimentar las cosas que el mundo tiene para ofrecer. Después de todo, no fue esa la razón por la que decidiste venir a este mundo?". Cuestionó.
Entonces, Iyori entendió lo que el mayor quería decirle. Sonriéndole, le respondió. "Puedes llamarme Cody, Izzy".
Izzy se sorprendió a que el niño accediera a que usara su apodo, pero rápidamente le devolvió la sonrisa.
Girándose, Cody hiso frente al digimon. "Lamento lo de antes". Se inclinó. "Me encantaría ser tu compañero".
"No hay problema". Armadillomon le guiñó un ojo. "¿Qué tal si ahora salimos de aquí?". Sugirió.
Parpadeando, Cody le preguntó. "¿Cómo piensas hacer eso?". Fue en ese momento, que el digiegg comenzó a brillar.
"Me alegra que preguntes". Respondió el armadillo, mirando al resplandeciente digiegg. "Solo tienes que decir "Digiarmor energice!"".
Dejando que su nuevo instinto de curiosidad lo guiase, levantó el extraño objeto y gritó. "¡Digiarmor, Energice!".
El digiegg brilló con una luz morada potente y se desensambló, volando a toda velocidad hacia Armadillomon, quien también había comenzado a brillar. "Armadillomon armo-digievoluciona en… ".
Los trozos de armadura se pegaron al cuerpo del digimon, dándole una nariz de taladro muy parecida a la del digimon que se había llevado a Davis. Más piezas se unieron a sus patas delanteras como un par de taladros extras en cada extremidad. Otras fueron a su espalda y se convirtieron en algo parecido a alas de insecto. Había cambiado su postura de cuatro patas a una forma bípeda. Un par de manos extras más cortas habían aparecido por debajo de las originales. "Digmon! El conocimiento profundo!". Proclamó, mostrando su nueva forma.
"Prodigioso!". Señaló Izzy. "de esta forma podremos salir fácilmente de este túnel.
Asintiendo hacia el digimon, Digmon comenzó a usar sus 5 taladros y comenzó a cavar en la roca, formando un túnel de salida.
"Ten cuidado, Digmon". Advirtió Shirou. "Hay otro digimon afuera, y podría ser peligroso".
"Entiendo, respondió el digimon, sin dejar de escavar".
Con la velocidad a la que iba, no tardaron mucho en salir a la superficie. "Bien, parece que Meteormon no está cerca". Comento Izzy, mirando a su alrededor.
Entonces, vieron un grupo de Flymons huir de una dirección, la misma dirección de la que escucharon unos gritos familiares.
"Esa es Yolei!". Señaló Cody, comenzando a correr en la dirección de la que provenía el grito de su amiga, con los demás detrás de él.
Al llegar vieron cual era el problema, Yolei estaba montada en lo que parecía ser una especie de grifo con alas de metal y un casco, mientras el mismo Meteormon que los había encerrado en la cueva, le estaba lanzando rocas.
Enojo brotó en Cody, al ver a su amiga siendo atacada por el digimon de roca. "Digmon! Ve y ayúdala!". Ordenó.
Sin vacilar, Digmon dio un par de pasos hacia adelante, justo cuando Meteormon se preparaba para enviar otra gran roca hacia la humana y el digimon sobre el que estaba.
"Fiebre del Oro!".
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Aferrándose a Halcemon para salvar su vida, Yolei gritaba de terror ante los enormes pedazos de roca que el nuevo enemigo les lanzaba. Justo cuando pensó que no podía ser peor, vio como el extraño golem retrocedió el puño, preparándose para lanzar otro de sus ataques. Para colmo, ella se encontraba justo enfrente de la pirámide donde habían encontrado el Digiegg, y donde los demás se encontraban. Se dio cuenta de que si esquivaba esta piedra, los demás dentro podrían salir heridos. Tenía que pensar en algo y rápido.
Por desgracia, Meteormon no le dio tiempo de pensar. "Golpe Meteorico!".Rugió.
Sin saber qué hacer, simplemente cerró los ojos y se preparó para el golpe.
" Fiebre del Oro!".
Golpe que nunca llegó. En su lugar, 5 taladros salieron volando de la nada, y destruyeron la enorme roca que Meteormon les había lanzado en pleno vuelo.
"¿¡Qué!?". Exclamaron Yolei y Meteormon al mismo tiempo.
"Lamento interrumpir. ¿O es una fiesta en la que cualquiera puede entrar?". Bromeó un enorme insecto de metal amarillo.
Yolei estaba a punto de quejarse al ver a otro enemigo, pero se dio cuenta de algo, este nuevo digimon no tenía ningún anillo en él. Entonces todo tubo sentido, cuando vio salir a su pequeño amigo y vecino desde el mismo lugar del que había venido el insecto. Sonriendo, decidió no perder el tiempo. "Ahora Halsemon, mientras está distraído".
"Quien demonios eres tú?". Gruñó el digimon de roca. "Como te atreves a interrumpirme cuando Gha!". Fue interrumpido por los rallos rojos disparados por Halsemon, que lo hicieron tropezar hacia adelante.
Sin perder el ritmo, Digmon también se adelantó y uso el taladro de su nariz para destruir el anillo.
Con un último grito, el Meteormon se desplomo en el suelo inconsciente.
"Yolei! Me alegro de que te encuentres bien". Saludó Cody, a la niña que acababa de aterrizar.
"No hay problema". La niña le dio un pulgar hacia arriba. Entonces, miró al extraño insecto y sonrió. "Así que tu también tienes un nuevo amigo, ¿he?".
A un lado, los nuevos digimons se estaban conociendo. "Mucho gusto!". Digmon dijo, extendiendo su mano con los ojos estrechados como si estuviera sonriendo.
Halsemon miró a la extremidad en punta de taladro y luego a su propio cuerpo. "He… si, hola".
Parpadeando, Digmon se dio cuenta de que ninguno de ellos tenía realmente las extremidades necesarias para un apretón de manos, por lo que retrajo su brazo y le dio una pequeña risa nerviosa al otro digimon.
Mientras esto ocurría, Izzy se acercó a Sora. "Así que Yolei tiene el Digiegg del amor, ¿He?". Preguntó a la ligera, sabiendo cómo se debía sentir la chica al respecto.
Con una mirada cansada, Sora miró a la niña que ahora portaba su cresta, entonces, miro al niño más pequeño. "Así que ese niño tiene ahora tu cresta". Preguntó a la ligera, pero cualquiera podría notar la amargura en su voz.
Para sorpresa de la niña, Izzy asintió con una pequeña sonrisa. "Me parece un niño curioso. Tiene mucho que aprender, pero… creo que yo era igual cuando empezamos nuestra aventura".
Ante eso, Sora miró nuevamente a Yolei, solo que esta vez, no vio a la nerd flacucha y un tanto exaltada que había visto en un principio. En su lugar, vio a una niña de 10 años con pantalones de jeans, una camiseta sin mangas de color amarillo, guantes rojos y un sombrero de casco azul. Entonces, también sonrió. "Creo que veo a lo que te refieres".
Mas a un lado, un cierto pelirrojo estaba sufriendo de asfixia, debido a que en el momento en el que entró al claro fue abordado por un hermano mayor rubio muy estresado. "Estaba tan preocupado". Dijo Matt, sin soltar a Shirou.
"HE… Matt?, no creo que pueda responderte. Parece estarse poniendo un poco azul". Dijo Patamon, al ver a su compañero esforzándose por respirar.
Ante el aviso de Patamon, Matt soltó a su hermano, pero le dio una suave sonrisa, la cual fue devuelta por el mago.
Pero en ese momento, Shirou pareció ponerse más serio. "Hey!". Llamó la atención de todos. "¿No creen que deberíamos estar preocupados por Davis?". Preguntó, ya que en todo el tiempo, no había podido quitarse de la cabeza el hecho de que no había podido ayudar al chico.
Al oír lo que Shirou había dicho, todos se detuvieron de sus conversaciones e inmediatamente comenzaron a entrar en pánico.
"¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos?". Gritó Yolei.
"No sabemos a dónde se lo llevaron, ¿Cómo vamos a encontrarlo?". Preguntó Cody.
"He… chicos?". Empezó Matt. "¿Por qué no usamos nuestros Digivices para encontrarlo?".
Al oír la sugerencia del rubio, Izzy se dio una palmada en la frente. "Claro! Los digivices tienen una función que les permite localizar a otros digivices".
"Me pregunto si eso incluirá el que tiene el emperador?". Se preguntó Gatomon.
"Solo hay una forma de saberlo". Contestó el genio, sacando su dispositivo y comenzó a presionar botones en el. Unos instantes de tención más tarde … "Prodigioso!". Exclamó, mostrándole a los demás la pantalla del aparato, en la cual figuraban un grupo de puntos rojos y con dos azules en una esquina, y otro punto azul, junto a uno negro en la lejanía.
"Ok!". Exclamó Yolei, todavía algo excitada de la última victoria. "Vamos a atacarlo todos en conjunto!".
Matt simplemente negó con la cabeza. "No sabemos si tiene otros digimons con él, además de los que nos atacaron al principio".
"Él tiene razón". Dijo Sora. "Deberíamos tener cuidado".
Pensándolo por un instante, Gatomon chasqueó los dedos al llegar a una idea. "Ya sé. Qué tal si Yolei lo ataca desde el aire, mientras el resto va por tierra. Mientras tanto, Digmon puede ir por debajo de la tierra y rescatar a Davis si está capturado".
No tardaron mucho en estar de acuerdo con el plan. Sonaba factible y no era como que nadie más tenía ninguna idea mejor.
Pero antes de que Yolei pudiera subirse a Halsemon nuevamente, fue detenida por la voz de Patamon. "Esperen!". Dijo, mientras se dirigía hacia unos árboles. "Tengo una idea". Rápidamente, junto varias ramas, tantas como sus cortas patas podían acarrear y se acercó a Shirou. "Por qué no las conviertes en flechas como hiciste ayer y ayudamos a Yolei desde el aire". Le sugirió al pelirrojo.
Mirando las ramas por un instante, Shirou había pensado en negarse a que la chica fuera con él, ya que sería una posición peligrosa, pero se dio cuenta de que el digimon de ella podría no estar de acuerdo, por lo que asintió y tomo las ramas. Cerrando los ojos, comenzó a concentrarse.
"¿Qué está haciendo?". Preguntó Yolei, al ver el extraño comportamiento del chico.
Mirando atentamente al otro pelirrojo, Izzy le contestó. "A pesar de que suene sorprendente, Shirou es capaz de realizar magia". Dijo, tan serio como podía.
Tanto Yolei como Cody lo miraron como si estuviera bromeando, pero al ver el enfoque como laser con el que observaba al chico, les hiso dudar.
Para su sorpresa, fueron testigos de algo increíble. Shirou había extendido su mano hasta tocar la pequeña pila de ramas, y pareció murmurar algo. Al instante, los trozos de madera comenzaron a brillar y de repente eran varias espadas europeas de aspecto similar. Entonces vieron como tomó otra rama que parecía haber apartado y la convirtió en un arco. Finalmente, tocó nuevamente las espadas, y estas cambiaron su forma, hasta volverse más delgadas y aerodinámicas, casi como si fueran las flechas. "Todavía necesito algo para llevarlas". Le dijo al digimon naranja con una voz jadeante y cubierto de una ligera capa de sudor.
"Wow". Fue todo lo que Cody pudo decir, completamente anonadado por lo que veían sus ojos.
"Whooooooaaaaaa! Eso fue increíble!". Al aparecer, Yolei era mucho más elocuente que su amigo. "Acaso es como las clases de héroes que puedes tener en un MMORPG?".
Riéndose a la ligera para ocultar su asombro, Matt se acercó a los arboles. "No te preocupes, yo me encargare de hacer algo en lo que puedas llevarlos".
Unos minutos más tarde, Shirou se estaba acomodando en la espalda el carcaj improvisado que su hermano le había hecho con varias ramas, lianas y hojas. Él siempre había sido una persona con muchas habilidades, por lo que no era de sorprenderse de que pudiera armar algo así. Él había sido quien conocía muchas de las técnicas de supervivencia necesarias durante su primera ventura después de todo.
"De acuerdo, creo que ya podemos irnos". Dijo Izzy, quien se había colocado junto a Cody. Mientras Matt había estado armando el carcaj, él le había estado explicando cómo funcionaba la función de rastreo del digivice a Yolei, pero se vio dificultado, ya que la propia niña parecía más interesada en las habilidades sobrenaturales del otro pelirrojo. Al final, se las había arreglado para explicárselo, por lo que había decidido ir con Cody como guía, ya que no creía que el chico pudiera entender el pequeño aparatito en tan poco tiempo.
"Ok, Estoy lista". Dijo Yolei, montada sobre Halsemon.
Como si fuera una señal, Digmon, Cody e Izzy se metieron en un túnel. Lista para despegar, Yolei esperó a que Shirou se acomodara para evitar caerse. Lo que no esperaba, era la mano en su cintura. Por un segundo casi suelta un chirrido bastante indigno, pero se abstuvo justo a tiempo. Mirando hacia abajo, se dio cuenta de que la mano le pertenecía a Shirou, al ver la manga roja. Volteándose un tanto molesta, estaba por reprender al chico por ser tan confianzudo, cuando se detuvo por dos orbes de oro mirándola fijamente.
Con algo de confusión, Shirou miro a la chica con gafas. "¿Estás bien, Yolei?". Preguntó, al ver como la chica se había volteado y ahora lo miraba fijamente.
Por su parte, Yolei se había puesto como un tomate, al mirar directamente a los ojos del chico que apenas había conocido el día anterior, pero se acababa de dar cuenta de lo lindo que era. Volteándose nuevamente para ocultar su rubor, le dijo con vos vacilante. "S-solo ten cuidado y no te caigas".
Siguiendo su consejo, Shirou envolvió su brazo alrededor de la cintura de la chica y se apretó contra su espalda. Si ella le estaba advirtiendo, supuso que era porque iban a ir muy rápido. Afortunadamente para Yolei, no escuchó el pequeño chillido que soltó, cuando ella sintió presionar su pecho en la espalda.
Inconsciente de los ligeros dilemas humanos, Halsemon despego una vez que sintió que los humanos se habían establecido correctamente en su espalda, y cuando sintió que Patamon se había asegurado en su cabeza.
Mirando desde el suelo, Matt tenía una ligera sonrisa. Había visto todo el desarrollo. Soltando una suave carcajada ante la inconsciencia de su hermano, comenzó a correr en la dirección en la que su digivice le indicaba, junto con Sora, Kari y Gatomon.
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Lentamente, Davis regresó al mundo de la vigilia y abrió los ojos. Un instante más tarde, deseó no haberlo hecho.
Al despertar, se dio cuenta de que estaba colgado de una pared de un acantilado, sujeto por grilletes en sus brazos y piernas.
"Ya era hora de que despertaras". Holló decir a una voz desde más alto.
Levantando la cabeza, fue recibido con la imagen de un chico de su edad, vestido con las ropas mas ridículas que había visto, incluyendo una capa y lentes estúpidos. Por un segundo se pregunto quién era este nerd, o de que concurso de cosplay lo echaron, cuando se le ocurrió. "Tú… ". Empezó, dubitativo. "¿Eres el emperador?".
Con una sonrisa, el chico le contestó. "Parece que no eres tan tonto como aparenta tu cara".
Davis simplemente miró. Cuando se había imaginado al emperador, se había imaginado a un enorme monstruo con armadura o un gigantesco caballero con capa y espada de aspecto intimidante. Nunca había pensado que se trataba de un niño. "Tú? Ere solo un niño! Eres casi de mi edad!". Gritó.
El emperador solo se rió. "No soy como tú. A diferencia tuya, yo soy un genio".
Davis solo apretó los dientes en frustración. "Para que me trajiste aquí?!". Resopló, mientras se retorcía en los grilletes.
"Pensé que los tres de nosotros podíamos tener una conversación".
Al oírlo, Davis se detuvo. "tres?".
"Vaya, que modales los míos". Se burló el emperador, antes de chasquear los dedos.
En el otro lado del acantilado, justo en frente de Davis, la pared de abrió para develar a Veemon en una posición similar a la de su compañero. "Hey Davis". Gritó el pequeño. "Te encuentras bien?".
"Veemon!". Gritó el chico, antes de mirar al emperador con una intensidad que era de sorprender que el otro niño no hubiera estallado en llamas. "Déjalo ir!".
"Hmm? Ho no, me temo que no puedo hacer eso. Verás, ayer tú liberaste a uno de mis sirvientes. En compensación, voy a tomar a tu amiguito para remplazarlo". Con un chasquido de sus dedos, un anillo oscuro apareció en medio del cañón, y comenzó a dirigirse lentamente hacia el lagarto azul.
"Mierda". Pensó Davis frenéticamente. "Rápido, Veemon, Digievoluciona!". Le gritó a su compañero.
La risa del emperador se sentía como un balde de agua fría al oírla. "Ho, pero no necesitas esto para hacer tu pequeño truquito?". Preguntó con un tono inocente, a pesar de que no ocultaba la malicia en su voz, mientras levantaba la mano y mostraba el digivice de Davis y el otro aparato que había recibido.
"Mierda!". Pensó nuevamente Davis.
Mientras el anillo se dirigía lentamente hacia Veemon, el emperador se quedó intrigado por el aparato en su mano. Era muy similar al suyo propio, Sanz los colores. Sin embargo, este se sentía cálido, donde el suyo siempre había estado frio.
Con una horrible sensación de impotencia, Davis solo podía ver como el anillo se acercaba más y más a su amiguito. Sin saber qué hacer, solo pudo gritar. "Haaa!".
En ese instante, el sonido del aire siendo cortado se escuchó, y un instante más tarde, el anillo negro se rompió de un lado y cayó al suelo.
"¿¡Qué!?". Mirando en todas direcciones, el emperador buscó al responsable. Sin embargo, Davis, quien había estado enfrente al anillo, vio con claridad lo que lo había roto.
Una espada. Una espada con forma de flecha.
La sonrisa que amenazaba con estallar estaba llena de confianza. "Parece ser que ya llegaron los refuerzos". Murmuró. Y como si fuera una palabra mágica, a un lado de Veemon, la pared estallo, develando a un enorme insecto con armadura dorada y taladros en lugar de manos y nariz.
"¿!Qué!? ¿Quién demonios eres?". Gritó el emperador, dando un paso hacia adelante. Al instante, retrocedió, casi cayéndose de culo por la sorpresa. Frente a él, clavado en el suelo se encontraba una espada clavada que había salido de la nada.
Mirando hacia arriba, finalmente vio al responsable o más bien dicho, los responsables de la destrucción de sus anillos.
Flotando desde lo alto, se encontraban Yolei y Shirou sobre Halsemon. El chico tenía el arco tenso y una espada flecha lista para disparar. No pensaba hacerle daño realmente, pero si llegaba a ser necesario, estaba dispuesto a tomar medidas drásticas, después de todo, su padre le había hablado un poco de lo que significaba salvar a alguien.
Frunciendo el seño, el emperador se puso de pie. "Así que tienen nuevos juguetes, ¿he?". Con otro chasquido de sus dedos aparecieron nuevamente los tres digimons que los habían emboscado en un principio. "Vamos a ver que tan buenos son".
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Mirando hacia arriba, Davis sintió una mescla de alivio y molestia. Por un lado, estaba feliz de que sus amigos lo habían rescatado. Por el otro lado, ya no tenía nada que restregarle a Yolei en la cara, ya que ella también tenía un digimon ahora.
En ese momento, sus cavilaciones se vieron interrumpidas por el sonido del metal rompiéndose. Mirando a uno de los grilletes, vio a Gatomon siendo sujetada por Patamon mientras esta rompía los grilletes que lo aprisionaban.
"¡Estás bien?". Preguntó una voz por encima suyo, mientras sentía un par de manos sujetarlo por los hombros y elevarlo.
Se dio cuenta de que se trataba del chico rubio, Matt. "Rápido, has que Veemon Digievolucione para ayudar en la pelea". Le ordenó.
"No puedo". Dijo mientras señalaba al niño que resultó ser el emperador. "El emperador tiene mi Digivice".
Mirando al chico de cabello azul, Gatomon sintió e bullir toda la ira que había estado acumulando hacia el tirano desde que había aparecido. "Voy a ir por él, quédense aquí". Ordenó, y salió corriendo, sin importar le que su niña le estaba llamando.
Al mismo tiempo, Shirou y Yolei se aferraban lo más fuerte que podían a la espalda de Halsemon mientras este esquivaba los ataques del Snimon.
"Tenemos que destruir el anillo en su vientre!". Gritó Shirou.
"¿Qué crees qué hemos estado intentando hacer?!". Gruñó Yolei. "Es demasiado rápido y siempre esquiva nuestros ataques". Se quejó.
Como si fuera a demostrar el punto de la niña, Halsemon disparó otro sol rojo hacia el insecto gigante, pero este simplemente se movió hacia un lado para esquivarlo.
Al ver esto, Shirou tuvo un plan. Y se lo susurró a Yolei en el oído. Afortunadamente, Yolei logró controlar su rubor lo suficiente como para entender el plan.
Dando la vuelta con Halsemon, se encontraron cara a cara con el insecto. Este no perdió tiempo y lanzó dos hoces de energía desde sus cuchillas, a lo que Yolei respondió cargando hacia adelante.
Cuando estaban a pocos metros del impacto, Yolei le ordenó a Halsemon que haga un rollo de barril. Dado a que el ataque del Snimon se había convertido en una X de energía, los niños lograron pasar sin problemas por la parte inferior.
Una vez que estuvieron nuevamente en posición vertical, Shirou aprovechó que el insecto se había quedado atónito, para disparar una de sus flechas.
Sin embargo, el Snimon era más rápido de lo que pensaban, y logró evitarlo. Pero la flecha había logrado rozar uno de los lados, causando que el digimon se detuviera y comenzara a actuar de manera errática, al igual que el Monochromon del día anterior.
Aprovechando la oportunidad, Halsemon atacó. "Impulso especial!". Rujió, y de sus alas metálicas, dos ondas de energía salieron disparadas y destruyeron el anillo.
Mientras la pelea aérea ocurría, otra pelea se había soltado en la tierra, y debajo de ella.
Digmon había rescatado a Veemon, pero poco después de llevarlo a la parte baja del cañón, fue atacado por el Drimogemon que lo forzó a una pelea subterránea. Mientras tanto, Veemon, siendo incapaz de digievolucionar, se vio forzado a esquivar el bumerán del Mojyamon.
Mirando cómo iban las peleas, el emperador se dio la vuelta, dispuesto a irse. Tenía que analizar el aparato del chico con googles. Pero cuando estaba por irse, vio al pequeño gato blanco que era inmune a sus anillos.
"Este será tu fin". Siseó el gato.
"Hm. No lo creo". Contestó el niño, sacando un látigo, y haciéndolo sonar contra el suelo.
Sin saberlo, Gatomon se congeló. Recuerdos que pensaba que había enterrado de su tiempo como uno de los hombres de Myotismon salieron a la superficie. Su pata delantera había comenzado a picar, recordándole la cicatriz que ocultaba bajo su guante. De repente, se sentía como si fuera otra vez un Salamon indefenso.
"Atrás Matones!". Rujió un pequeño gusano verde que había salido detrás del emperador.
La abrupta interrupción sacó a Gatomon de sus recuerdos, y le permitió centrarse en el presente nuevamente. Cuando el gusano se le abalanzó, lo despachó con un sencillo golpe a un lado, y se dirigió hacia el humano.
"Mierda". Perdiendo la compostura, el emperador retrocedió un paso y levantó la mano que tenía el digivice y el otro aparato, como si intentara mantenerlo fuera del alcance del felino.
Desde lo alto y ya que el Snimon no era más un problema, Shirou vio a Gatomon enfrentarse al emperador. Cuando vio que el niño había levantado la mano con el digivice de Davis, sacó otra flecha y la disparó. Tal vez podían solucionar esto sin herir demasiado a nadie.
Como era de esperarse de alguien con su habilidad, la flecha/espada de Shirou salió volando y rozó la mano del emperador.
"Gha!". Con un grito que era más de sorpresa que de dolor, el emperador dejó caer los objetos en su mano y la acuno contra su pecho. En el dorso, había aparecido un corte profundo. Mirando hacia abajo, vio otra de esas espadas extrañas que el chico pelirrojo había disparado como una flecha. Empezaba a ser una molestia.
Siendo el genio que era, reconoció una batalla perdida. Silbando fuertemente, un Airdramon apareció en el cielo. Dando un potente salto, se subió al lomo del dragón y despego a lo lejos junto con Wormon, quien había lanzado un hilo de seda desde su boca para pegarse a la cola del reptil volador.
Tomando los dispositivos del suelo, Gatomon miró al emperador e huida. El hueco de molestia, rabia e impotencia en su estomago creció ligeramente. No solo había perdido gran parte de su poder con la pérdida de su anillo, sino que incluso había demostrado mas debilidad al congelarse ante los recuerdos que el humano inadvertidamente había traído a la vanguardia de sus pensamientos.
Dándose la vuelta, vio por el borde del cañón a veemon haciendo todo lo posible por esquivar el boomerang de Mojyamon. "Yolei! Rápido". Le gritó a la chica en el cielo, y le lanzo los dispositivos de Davis.
Atrapándolos con facilidad, emprendieron vuelo al otro lado del cañón, y le entregaron los objetos al chico de Googles.
"Toma, Davis". Se los ofreció.
Con una sonrisa socarrona, tomó el digivice y el otro aparato. "Prepárate para ver esto novato". Se burló a la ligera. "Hey Veemon". Gritó para llamar la atención del pequeño azul. "Mostrémosle a este peludo como hacemos las cosas". Con una sonrisa, levantó su digivice y gritó. "Digiarmor Energice!".
Y en un destello de color naranja, el pequeño Veemon se había convertido en el poderoso Flamedramon.
Al ver que su enemigo había cambiado, Mojyamon cambió de táctica y soltando un aliento poderoso, formo en su mano un gran fragmento de hielo, que lanzó como una jabalina hacia el digimon con armadura.
Sin moverse ni un centímetro, Flamedramon atrapó el pedazo de hielo en sus garras y lo derritió con facilidad. "Cuando combates el fuego con hielo". Empezó, y se lanzó hacia el Yeti con una garra brillando con energía y calor. "El fuego siempre gana. Ariete de Fuego!". Lanzó barias bolas de fuego de sus garras, las cuales se estrellaron contra el digimon de hielo y destruyeron el anillo en su brazo.
Al mismo tiempo, Digmon emergía de la tierra cargando con un Drimogemon inconsciente y sin anillo en él.
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Momentos más tarde, los tres Digimons previamente controlados se habían reunido y se disculparon con los niños por todos los problemas que habían causado.
"Lo sentimos mucho, gracias por liberarnos". Dijeron al unísono.
"No tienen de que disculparse". Dijo Kari, hablando por el grupo.
Detrás de ella, los dos nuevos miembros del grupo, se estaba presentando a sí mismo a Veemon.
"Mucho gusto, soy Hawkmon". Se inclinó el ave.
"Yo soy Armadillomon". Dijo el armadillo, quien no se inclinó, ya que su forma no le permitía tal acción.
"Hola, yo soy Veemon, espero que seamos buenos amigos".
"Whow". Exclamó Yolei. "Este fue un día increíble. ¿No lo crees así, Cody?":
"Ciertamente fue muy excitante". Estuvo de acuerdo el niño".
Mirando desde un lado, los mayores del grupo observaron a los nuevos elegidos. "Creo que las cosas se pondrán interesantes de aquí en adelante". Comentó Izzy.
"Hey, no deberíamos estar volviendo?". Preguntó Matt, al ver como el cielo se estaba oscureciendo. Su padre trabajaba hasta tarde, pero él no quería qué su madre se preocupara por TK.
Al oír esto, Yolei se dio cuenta de algo. "Hey, como se supone que vamos a volver".
"Ya verás". Le contestó Davis con una sonrisa.
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"Tienes que estar bromeando". Dijo con incredulidad.
"Nop, tenemos que entrar en el televisor para regresar al mundo real". Respondió Davis, divertido por la expresión de la chica con gafas.
A un lado, Izzy se preguntó por qué había portales como estos. En su primera aventura no habían visto tales cosas. Tanto había cambiado el digimundo desde que se habían ido?
Antes de que pudiera pensar más en el asuntó. La pantalla del televisor se encendió y soltó una fuerte luz. Un segundo más tarde, se encontraba boca abajo en el suelo de la sala de computadoras, siendo aplastado por los demás. Estaba a punto de quejarse, cuando se dio cuenta de algo. "Davis, ¿Qué tienes en tu cabeza?".
Mirando hacia arriba, el niño se dio cuenta de que había algo parado sobre él. "¿Q-Que… Quien eres tú?". Preguntó, la cosa le parecía familiar.
"No me reconoces Davis?". Dijo con una voz linda. "Soy demi-veemon, la forma en entrenamiento de Veemon".
"Haaa!". Exclamó Yolei, quien parecía estarse abrazando a un peluche rozado con plumas. "Es tan tierno!".
"No soy tierno, soy Poromon, la forma en entrenamiento de Hawkmon". Contestó la cosa.
"Ciertamente parecen peculiares". Dijo Cody, quien también parecía tener a su compañero. "Me sorprende que algo tan pequeño como tu pueda transformarse en algo tan grande como Digmon. ¿Cómo te llamas?".
"Soy Upamon, la forma en entrenamiento de Armadillomon". Dijo una pequeña bola color crema con bigotes.
"Hey ¿Qué pasó?". Preguntó una voz que salía desde la pantalla de la computadora. Al parecer, ni Gatomon ni Patamon pudieron acompañarlos.
"¡Como es que ustedes pudieron ir y nosotros no?". Se quejó el cerdito naranja.
"Tal vez sea por los nuevos Digivices". Conjeturó Izzy.
"No importa, buscaremos información sobre el emperador mientras tanto". Dijo Gatomon.
Al mismo tiempo, la puerta se abría, por lo que todos se pusieron tensos, pero se relajaron cuando vieron que solo se trataba de Tai. "HA, ya regresaron? ¿Cómo les fue?".
"Fue genial Sempai, primero…". Empezó Davis.
"Ok, Ok, calma te Davis". Ordenó el chico mayor. "En estos momentos no creo tener fuerza suficiente para escuchar ninguna historia".
"Que pasó mientras no estuvimos?". Preguntó Matt a su amigo.
"No quieres saberlo". Dijo con voz muerta. Había sido la peor y más vergonzosa tarde de su vida, al recibir "La Charla" de uno de sus profesores.
"Deberíamos irnos a casa y hablar más tarde". Sugirió Sora.
"Si … creo que estoy más cansada de lo que creía". Comenzó Yolei, sintiéndose muy pesada de repente. A su lado, Cody asintió, ya que se sentía de la misma manera.
"Ho sí. Me olvidé de mencionar. Se siente muy agotador usar los digieggs". Dijo Davis, quien parecía estar bien, a pesar de que no se le veía tan enérgico como de costumbre.
Después de apagar la computadora, los niños salieron del aula, prometiendo reunirse al día siguiente.
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En una oscura habitación, iluminada únicamente por la luz de la pantalla de un ordenador, un niño contempló los acontecimientos que habían ocurrido ese día. Nuevamente, habían logrado burlar el poder de su digivice negro y lograron hacer que unos digimons digievolucionaran.
Mirando a su propio dispositivo, una sonrisa malvada apareció en su rostro. Pronto tendría que trabajar en algunos experimentos.
Apagando el ordenador, apenas si se dio cuenta de que había conservado la herida en su mano izquierda que le había hecho la espada del pelirrojo.
Fin del capítulo 4