Epílogo: Un futuro muy nuestro

En alguna parte de Oriente Medio, tres años y cinco meses después:

La figura en bata caminaba por las cenizas del desastre, entre los cuerpos de los caídos cual flores crecen en el campo en primavera. Aquellas vidas estaban bailando con la muerte y era su deber como medimago salvarlos de un violento final.

Al principio, cuando había salido de la Academia, le había resultado difícil hacerse la idea de que aquellas personas buscasen la guerra voluntariamente, como sucedía en esos países de Oriente tan a menudo. Viviendo lo que había vivido, ciertamente no podía entenderlo. Pero había acabado por aceptarlo y punto.

Solo eran cuerpos. Los curaba, los sanaba y pasaba al siguiente. Pero a veces, como hoy, miraba sus rostros con más detenimiento, aunque Merlín sabía que el suyo jamás estaría allí. Hermione Granger.

Había pasado tantas lunas sin verla, que ya casi había comenzado a olvidar el tono exacto de sus ojos, la forma en que sus rizos caían en torno a su rostro, o la manera en que sus mejillas se teñían del color de la sangre cada vez que sus cuerpos se tocaban...

Cansado, el medimago se reclinó contra la arena que cubría el suelo de la carpa indiscriminadamente, mientras tomaba fuerza para iniciar otra cirugía que salvaría la vida de ese pobre diablo o la terminaría para siempre. Incluso con magia, las personas no vivían para siempre…

-Luces como si un troll de los alpes acabará de pasarte por encima.- una voz burlona exclamó por encima de su cabeza, obligandolo a alzar la mirada del suelo. Theodore Nott le sonreía amistosamente, unos metros más adelante.

Hacía tiempo que no hablaban cara a cara, pero había sido uno de los pocos con los que Draco no había perdido contacto en esos meses de ostracismo auto infligido.

Nott había madurado, eso estaba claro. Como él, ahora llevaba la sombra de una barba en su rostro, y las ojeras se marcaban más que en la adolescencia. Si sus fuentes eran confiables, Nott padre había muerto en Azkaban haría cosa ya de un año…

A la par del moreno, estaba Luna Lovegood, su prometida. Ambos habían estado viajando por el mundo esos últimos meses, catalogando especies que en opinión propia, y de otros muchos, en realidad no existían. Pero allá ellos. Luna había tenido un momento duro con el asesinato de su padre, poco antes de finalizar el colegio, a manos de la prima psicópata de Draco. Pero de eso hacía ya tiempo.

Y si Nott quería pasar sus días malgastando la fortuna de su difunto y maldito padre, allá él también. En tanto a él lo dejaran solo con sus asuntos y nadie saliese lastimado por ello, no tenía objeciones.

-¿Qué quieren?- preguntó entonces hastiado, al darse cuenta que la feliz pareja había viajado hasta allí solo por él. Y teniendo en cuenta que no se veían en meses, debía ser algo serio si habían cruzado medio continente solo para verlo.

-Es Granger.- Nott dijo sin rodeos. Típico de su amigo, a veces odiaba esa costumbre suya de ser tan directo. Fulminándolo con la mirada, se obligó a sí mismo a hacer en voz alta la pregunta que lo desvelaba por las noches, sin dejarle dormir en más de tres años.

- ¿Está herida?- susurró y él mismo oyó como su voz sonaba ronca y aterrada. Últimamente, las cosas se habían puesto bastante violentas en la sociedad mágica. Algunos magos habían decidido de repente tomar justicia por su cuenta con los mortífagos que aún estaban en busca y captura, y esa había sido otra de las razones por las que agradecía estar lejos del Londres Mágico y del mundo, en general. Eso y el hecho de que sus padres habían sido condenados por el asesinato de Lizabell (vaya ironía de vida la suya) y no soportaba el hecho de verlos a la cara en aquella casa/prisión.

Pero en el fondo su motivo más sólido era ella. Y aunque a veces lamentaba el haberla dejado sola para enfrentarse a todo aquello, no lamentaba un segundo su plan de quitarse del camino para que la castaña pudiera tener éxito en su liberación de los elfos domésticos o en lo que fuera que estuviese metida ahora.

El no deseaba volver junto a ella en absoluto, ni pensaba en ella las veinticuatro horas del día como un condenado masoquista auto aislado…

-No.- Nott replicó, mirándolo con lástima, no había otra forma de describirlo. Y por un momento Draco tuvo que recordar de que estaban hablando en la conversación anterior. Ah, sí, Hermione herida. Ciertamente sus habilidades sociales estaban algo oxidadas luego de aquellos meses en soledad.

Bufó exasperado, odiaba la lastima ajena que Nott y su novia le estaban dedicando en estos momentos. Incluso la había odiado en sus ojos…

- Entonces no me interesa.- declaró y dispuesto a ignorarlo, se giro sin más, fingiendo que estaba muy concentrado en el cuerpo de la victima 407.

-Esto es en serio, Malfoy.- Nott continuó, sin dejarse intimidar por su aparente falta de interés al respecto.- Ha pasado tiempo, ¿no crees que ya es hora de volver a casa?

Pero él ya no lo estaba escuchando, a pesar de que podía sentir la mirada gélida de Theodore a sus espaldas. Tenía una vida que salvar, no podía andarse distrayendo con estupideces como aquella.

-Luna, ayúdame aquí.- el hombre suplicó, llevándose las manos a la sien mientras la dulce rubia tomaba su lugar en el proceso de hacerlo entrar en razón.

- El hogar es donde esta el corazón, Draco.- la rubia dijo con esa familiaridad que siempre había tenido al dirigirse a él, aunque recordaba claramente haberle negado el permiso a ello. Pero era Luna, al fin y al cabo. Ni siquiera él podía estar disgustado mucho tiempo con ella, y Theodore había jugado bien sus cartas al llevarla consigo a aquel lugar decrépito para hacerle entrar en razón.

- Dime la verdad, Luna. Sé que no han venido aquí por eso.- dijo cansado, pasándose los delgados dedos por el largo cabello platinado que ahora le llegaba hasta los hombros. Seguía siendo bueno en Legeremancia, después de todo.

- Deberías tomártelo con calma.- Luna dijo, conjurando un periódico con magia, que incluso desde esa distancia Draco podía leer el título. El Profeta, hacía tiempo que no leía un ejemplar de aquellos. Pero la advertencia pudo contra Draco, quien sin mas miramientos arranco el periódico de las manos de la rubia y pasó las páginas frenético, buscando aquella nota digna de su atención.

Al fin, dio con ella, y el titular le cortó de tal manera la respiración, que las manos le sudaron y el papel cayó de sus manos, dispuesto a confundirse con la blanca arena.

No pensó, simplemente desapareció de aquel desierto sin mirar dos veces atrás. Porque aquello no podía ser verdad, él no iba a permitir que lo fuera. Tenía que regresar a Londres cuanto antes y buscar a Hermione donde quiera que esta se hallase y hacerla entrar en razón.

Atrás, muy atrás había quedado el papel de El Profeta, de ese mismo día, tirado a la suerte del sol.

Gran Boda: Los Héroes de la Guerra Mágica caminan al altar esta primavera.

Y a continuación varias imágenes de los Weasley, Potter y cómo no, ella también, posando para la revista corazón de bruja, que el profeta había acabado publicando a pesar de todo.

Se había tranquilizado al entender de aquella boda era solo de Potter con la Weasley, nada más. Pero la idea de Hermione en brazos de otro hombre, o bailando pegada con su pecoso amigo, era algo que a Draco continuaba causándole repelús sin importar el paso del tiempo.

Definitivamente era hora de regresar y cumplir la promesa que le había echo años atrás. Pero era más fácil pensarlo que hacerlo, luego de tanto tiempo aislado del mundo. Aunque los diarios ingleses calificaban la ceremonia como la boda del siglo. Y, ex mortífago o no, aquella ceremonia era lo que él necesitaba para volver a la vida pública con estilo y clase, como heredero del apellido que llevaba.

Estaba decidido, pensó, volvería a Londres esa misma tarde. Y sin más sacó un pergamino y se dispuso a escribir una nota. Mejor poner a Hermione sobre aviso antes de hacer nada. Con esmero, recopiló la información que Nott tan amablemente le había solicitado. Un lugar y una fecha.

Con un poco de suerte, ella recordaría el mensaje y lo estaría esperando.


Londres, Inglaterra, Ministerio de Magia, Cuarto piso, Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas(unas horas después):

Hermione se hallaba sentada a su escritorio como regularmente lo estaba, terminando de ordenar unos papeles mientras intentaba terminar a tiempo el trabajo que su Jefe le había pedido hace media hora, para hoy.

-Macy, cariño, ¿tienes un segundo para la correspondencia?- esa era Maggie, la asistenta de la planta en donde ella trabajaba, dejandole el correo del día de hoy. Desde luego, no sería nada importante, pues últimamente Hermione había conseguido mantener un perfil bajo utilizando el seudónimo de Macy Farrell. Además, se había cortado el cabello y ahora lo llevaba alisado, lo cual había sido un cambio útil y necesario después de lo de Draco. Y la gente ya no la reconocía tanto en publico como cuando era más joven.

Pero sin embargo tomo la correspondencia, por pura formalidad y dio a Maggie las gracias, a tiempo que la chica pelirroja se alejaba arrastrando el carrito mágico repleto de aviones viejos del Ministerio, cartas y demás cosas que habían ido acumulándose con el correr de los años. Por lo menos ella no era de las que generaban correo basura...,pensó mientras habría la primera carta, bastante abultada, que resultó ser una vociferadora de Ginny. Debería haber imaginado que la pelirroja haría algo como aquello el día del ensayo de su boda, como no.

Con un poco de nervios, Hermione se preparó para la que sabía sería la humillación pública de la semana, al menos en su cubículo.

¡Hermione Jean Granger! ¡¿Son las siete y media de la tarde y aún sigues trabajando?! ¡Mueve ya tu bonito trasero en dirección a la recepción AHORA!...

Su amiga gritó seguido de una larga retahíla de insultos en todas las lenguas posibles. Agotada de solo pensar en tener que vestirse de gala y acudir a aquel evento para fingir interés en temas como los busca y captura, y todas esas cosas sin sentido del profeta le provocaban dolor de cabeza. Pero era la dama de honor de Ginny y no podía faltar.

Con un suspiro de fastidio, rompió el otro sobre sin muchos miramientos, solo para encontrarse con una hoja en blanco en su interior. Anónimo. ¡¿Es que acaso la gente tenía pergaminos de sobra en su casa para tirar?

Entonces, una idea pasó por la mente de Hermione, y acercando la varita al papel, pronuncio un hechizo no verbal revelador. Y allí, ante sus asombrados ojos, se dibujaron unas letras y números que la castaña no tardó en reconocer.

Impresionada de ver aquella caligrafía estilizada de nuevo, luego de tantos años y precisamente ese día, Hermione soltó un chillido agudo y a continuación se tapó la boca con una mano, consciente de lo que acababa de hacer. Allí en el papel, estaban escritas una fecha y un lugar, a esta hora.

Con frustración con el mundo, y con Draco por escribir en un momento tan inoportuno, luego de cinco años, Hermione arrugó el papel en una bolita y lo arrojó a la chimenea, donde fue devorado por las hambrientas llamas.

Allá su encuentro con el rubio. ¡¿Pero quien se creía él que era, de todas maneras, invitándola a qué, una cita, así como así?! E inclusive si Hermione no hubiese tenido el compromiso con Ginny y Harry, no habría aceptado de modo alguno. Costaría más que una simple carta que ella y él volvieran a verse sin matarse en el proceso. Porque a lo largo de ese tiempo, todos esos meses, su corazón había seguido fiel y leal, imperturbable, aguardando por Draco Malfoy.

Pero había llegado a odiar el sentimiento que crecía en torno a su pecho. Y no volvería allí de nuevo. Ella no pensaba volver a enamorarse y punto.

Demasiado tenía ya con que el Ministerio no aprobase su solicitud a la revisión de la libertad de los elfos domésticos y la tuvieran en ascuas desde hace dos años, debido a su sangre. ¡¿Sociedad progresista, Progresista?! Tal vez ante el mundo, pero todo seguía tan elitista como siempre y Hermione Granger tenía una recepción de boda a la que asistir.


Un Futuro Muy Nuestro (secuela de Post Bellum Semper)

Summary (en edición por ser muy largo xD): Es la boda de Ginny y Harry, y Hermione tiene el papel de dama de honor. Con un cambio radical de look, la última persona que ella espera ver en esa boda es Draco Malfoy. El tiempo y la distancia crecen entre ambos, infinitos. Perdonar no será fácil, pero el rubio está dispuesto a cumplir con su promesa y ganarse su corazón. Otra vez.

Proximamente en FanFiction

Ah, sí, para las que quieran ir especulando en el primer capítulo aparece un personaje del pasado de Hermione, y no, no es Draco. ¿Alguna idea?

Se mencionó varias veces a los largo del fic. Jeje Saludos chicas, y hasta pronto. ¡Cuídense y suerte!