Romance Elemental

Autora: Yakumo Kaiba

Fandom: Sherlock BBC

Raiting: K (Slash)

Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece. Algunos son propiedad originalmente de Sir Arthur Conan Doyle, y actualmente de la producción de Sherlock BBC. Solo me pertenece la trama y redacción de este fanfic.

Pareja: Johnlock platónico.

Notas: Participa en la actividad de Aniversario del foro I'm Sherlocked sobre Romance. Gracias a SmileInLove por imponerme temas, que no soy buena eligiendo xD


Sherlock es un Niño

2.- Tijeras

A pesar de lo que la gente solía decir de él y de Sherlock, John realmente creía que ellos funcionaban bien. No era una mentira que el detective podía ser odiosamente difícil de llevar y que en más de una ocasión no le trató todo lo justo que correspondía, pero en el fondo John sabía que Sherlock le apreciaba.

No necesitaba ser secuestrado por Moriarty y ver el dolor en la expresión de Sherlock para saber que el detective no era indiferente a él. Podía ver en sus ojos la determinación y también una pequeña disculpa por haberle puesto en un peligro inesperado. Por no haberse adelantado a los hechos. ¿Y John? No podía culparle realmente; después de todo hacía meses Sherlock había escrito «Podría ser Peligroso» y John había cruzado medio Londres sin importar la cojera de su maldita pierna. El peligro nunca se había ido de sus vidas, así que ¿de qué podría culparle?

John sabía que Sherlock le apreciaba y también sabía que de alguna manera confiaba en él. Ese disparo, ese mal taxista muerto a decenas de metros a través de un vidrio y de un edificio a otro, había conseguido impresionarle lo suficiente como para nunca dudar de su habilidad de tiro. Sus conclusiones médicas eran raramente cuestionadas y Sherlock le consultaba en todos aquellos temas demasiado banales para merecer un cuarto en su palacio mental, aceptando con firmeza la experticia del doctor en aquellos asuntos intranscendentales.

John, ¿cómo se llama el planeta más grande del sistema solar? Los romanos lo tenían como deidad ¡rápido, John!» «¿Estás hablando de Júpiter?» «Obviamente. Gracias»)

(John no debería sentirse halagado por saber algo que hasta un niño de siete años sabría, pero no puede evitarlo. Sherlock no suele dar las gracias.)

Tener la confianza de alguien tan extraordinario como Sherlock Holmes provoca que John se sienta grande. Se siente orgulloso de haberse negado a aceptar aquel dinero que Mycroft le hubiese ofrecido hacía tiempo para espiar al detective –a pesar de haber sido regañado por el mismo Sherlock por negarse–, porque de alguna manera sabe que ese había sido el paso definitivo para convertirse en lo que eran desde entonces. Compañeros. Mycroft se mostró sorprendido y puede que Sherlock no dijese nada, pero su confianza hacia su blogger decía mucho por él.

A John le gustaría creer que Sherlock confiaba ciegamente en él, pero no era tan idiota como al detective le gustaba presumir. Quizás Sherlock no confiase ciegamente en John Watson, pero muy seguramente era la persona en la que más confiaba en todo Londres en ámbito general. Y el detective tenía maneras muy simples de demostrarlo, formas que nadie más que John podría comprender.

—Hazlo tú.

—Sherlock, yo no… nunca he hecho esto antes.

—Estás mintiendo, en el Ejército les hacen hacerlo todo el tiempo. No puedes no haberlo hecho.

—Sí, pero… tú no quieres un corte militar, Sherlock —murmuró John mientras las tijeras se abrían y cerraban nerviosamente en su mano invadiendo el salón del piso con el sonido metálico.

Sentado en una silla con el cabello mojado y una toalla sobre los hombros, el detective miraba tranquilamente a John. Su cabello lucía húmedo y alborotado, haciendo destacar una zona ligeramente chamuscada producto del último caso que habían tenido. John tragaba saliva pero no podía decidirse a comenzar a intentar arreglar ese desastre. Era más de medianoche pero Sherlock no quería esperar para ir a un barbero al día siguiente. Quería que fuese John quien lo hiciera y seguramente nada podría detenerlo en su querer. Sus labios tenían lo que parecía un puchero y no parecía que fuese a cambiar de opinión.

Así que John se rindió y lo hizo, con cuidado y atención, acariciando los rizos y cortando lo chamuscado y lo sano en un intento de emparejar. Sus dedos de médico en sus manos de soldado rodaron por aquel cabello oscuro, y cuando terminó solo pudo suspirar de alivio frente al resultado.

—Sabía que podías —indicó Sherlock con ligera alegría, abriendo sus ojos por primera vez desde que el corte había empezado, y sin siquiera mirarse en un espejo. La confianza del hombre chocó contra John con profundidad, arrebatándole la respiración y enterneciéndole, obligándolo a sonreír. Ambos se miraron profundamente y después de unos momentos el detective sonrió, levantándose y sacudiéndose los cabellos sueltos del cuello y los hombros—, desde ahora en adelante solo tú me cortarás el cabello. Y si te niegas, simplemente no me lo cortaré más.

La imagen de un Sherlock con melena provocó un ataque de risa del médico, ganándose una mirada indignada de su amigo por un momento, mientras John guardaba las tijeras. El recuerdo infantil de cuanto le gustaba que su madre le cortara el cabello de niño le envolvió, sintiendo una suave calidez extenderse por su estómago mientras veía a Sherlock yendo a tomar su violín.

—Cuando quieras —murmuró con una sonrisa mientras una suave melodía comenzaba a llenar el hogar, cogiendo la escoba para limpiar el desastre, sintiendo como la música le invitaba a moverse a su ritmo.

Sus manos picaron rememorando la dulce sensación de los rizos negros en sus dedos y de pronto le invadió la felicidad de recordar el rostro sereno de su compañero con los ojos cerrados, totalmente entregado a él y a sus tijeras. Con confianza absoluta en él, con la inocencia de un infante.

John espero que esa inocente confianza jamás se desvaneciera. Cada día trabajaría para eso.

FIN


La confianza también es un rasgo de niño. Lamentablemente cuando vamos creciendo nos volvemos más y más desconfiados. Yo creo que Sherlock confía en John, así como confía en sus propios sentidos. En muchos aspectos a veces pienso que Sherlock considera a John como una extensión de sí mismo. Lo conoce tan bien que no le cabe en la cabeza que algo pueda romper el esquema. Sinceramente amo su cara de angustia cuando lo ve en la piscina en el 1x03. ¡Cuánto daría por saber realmente que pasa por su cabeza en ese momento!

Como siempre, agradezco cualquier comentario~ ¡espero que les haya agradado!