Ha pasado algún tiempo, pero ésta es otra historia encantadora de xoVanilla-Bean. Me ha dado permiso para traducirla, y yo (que soy perezosa), voy y la divido en dos partes.
There´s this thing (I)
Hecho: a Gale le gusta Madge.
No, eso no es correcto. Katniss borra el pensamiento de su mente y entorna los ojos, centrándose en la salida del sol.
Hecho: Gale quiere llevar a Madge a la escombrera.
Se estremece al visualizar la imagen y sacude la cabeza para desecharla. La idea es tan extravagante que tiene que dar marcha atrás y borrarla de nuevo.
Bien, tal vez lo mejor sea empezar por el principio: Gale, de repente, es mucho menos grosero con Madge de lo que solía ser.
Y esto es algo absolutamente fundamental. Gale no cambia su forma de pensar mediante la simple persuasión. Él necesita evidencias, y pruebas y algo que le demuestre que de verdad se equivoca. No empezó a confiar en Katniss hasta meses y meses y meses después de su primer encuentro.
Él odiaba a Madge desde los albores del tiempo. No hubo un solo momento en el que cambiase de parecer para ser más educado con ella. A Gale no le gustaban sus rizos rubios, ni sus mejillas sonrosadas, ni su aspecto de muñeca. No le gustaban, y punto.
Pero ahora, le gustan. De repente. De la nada. Wham, bam; gracias señorita, y le ofrece una sonrisa a Madge. En la puerta de la casa del alcalde. Como si lo hubiera hecho un millón de veces antes.
Era 23 de Junio cuando sucedió. Estaban en su ruta comercial habitual, haciendo acopio de lo que cada familia necesitaba. Katniss recuerda ese día porque le dieron a Madge una cesta llena de fresas frescas, gordas y hermosas. La temporada estaba siendo perfecta para ellos, y encontraron una docena de matorrales, maduros y llenos de fruta por todas partes. El padre de Madge pagó un dineral por ellas.
Katniss no sólo recuerda ese día porque Madge respondió con una miradita rápita a Gale. O porque Gale la observó a ella con menos desdén. O porque él le sonrió – asombrosamente, no de forma tan forzada o tensa como habitualmente hace con el resto de los habitantes de la zona rica del Distrito
Pero si tiene que ser honesta, Katniss en realidad no se preocupa por esas cosas. Ella y Gale se respetan mutuamente lo suficiente como para dar al otro un importante margen de amigos. Él puede hacer lo que quiera, siempre y cuando no interfiera en su capacidad para proveer a ambas familias, y viceversa para ella. Nunca ha habido ningún problema entre ellos en ese sentido. Nunca ha sido algo discutible. Además de por la sonrisa, ella recuerda ese día porque el dinero de las fresas sirvió para llenar toda la despensa de sus cocinas.
Lo único que le preocupa es no haber notado el cambio. Debe de haber sido gradual. Gale no empieza o deja de hacer algo de golpe. Cuando llega a una conclusión, él no la deja ir así como así. La mantiene. Es igual que cuando no le gusta algo. Decide que lo desprecia, y se necesita una cantidad ridícula de energía para poner la más mínima duda en su cabeza de que podría llegar a gustarle.
Así que Katniss se pregunta cómo es posible que esto se le haya pasado por alto. Últimamente, parece que Gale y ella estuvieran unidos por la cadera. Cuando no están en la escuela, casi siempre están juntos, excepto algún día ocasional, si Katniss tiene que hacer cosas en casa o cuando pasa un tiempo valioso con Prim.
¿Habrá sido tiempo suficiente para no darse cuenta del cambio en los sentimientos de Gale?
No es que ellos sean demasiado abiertos cuando se trata de sentimientos íntimos o pensamientos incómodos. ¿Gale los tiene? – de repente se pregunta si lo hace, y por qué nunca han abordado el tema, si de verdad son tan buenos amigos. Pero es que él nunca le ha dado indicios de tener ese tipo de sentimientos. Ellos nunca se tocan, a menos que él le esté ayudando a subir a un árbol, o le dé un codazo después de una broma o dos, y él siempre ha mantenido un silencio cerrado sobre lo que hace en privado con su tiempo.
Aunque, por supuesto, Katniss conoce la reputación de Gale. Hay algún que otro tipo como Gale, y todo el mundo lo sabe. Casi toda la población escolar femenina, llenas de hormonas alborotadas, quieren hacer cosas con ellos. La población femenina adulta también le mira de forma diferente; pero ambos, Gale y Katniss, siempre usan eso a su favor. Venderles a ellas es como garantizar el dinero suficiente para poder comprar algo especial para los hermanos de Gale y para Prim.
Katniss no necesita mencionar a nadie que sus hormonas no están desatadas. Siempre han estado un poco dormidas. Gale, desde luego, no tenía ningún reclamo para intentar persuadirla de que saltase sobre él y hacer lo que sea que esas chicas hacen con él en la escombrera. Y por alguna razón, Katniss tiene una idea bastante detallada de qué es. No es que se imagine más de lo necesario, pero siente una especie de curiosidad.
Ellos no hablan sobre lo que él hace o deja de hacer, como las otras muchachas de la escuela. Y Katniss no tiene amigas reales – excepto a Madge, que es lo más cercano a una amiga que Katniss va a llegar a tener del mismo sexo – para hablar de chicos, y sentimientos, y de todas esas cosas insulsas y sin importancia. ¿Por qué hablar de eso cuándo, de todos modos, no va a durar?. La vida en el Distrito tiene un matiz más profundo – más oscuro – como para perder el tiempo preguntándose si va a quedar con Joe Schimo mañana, o la próxima semana, o después de la Cosecha.
Sin embargo, esa visión de la vida, es la razón por la que es incapaz hacer amigos.
"Hey, Catnip"
Ella salta ante su voz, levantando la vista hacia él. Él está de pié, a su lado, mirando divertido y cruzando los brazos.
"Se podría pensar que has tenido el tiempo suficiente para acostumbrarte a mí y evitar esos sustos", le dice, sentándose junto a ella
Katniss se encoge de hombros y restriega la suela de la bota contra el suelo. Es temprano, justo después del alba, y el rocío de la hierba moja los bajos raídos de sus pantalones de caza.
"Has llegado muy pronto esta mañana"
Ella se encoge de hombros otra vez. Tiene que admitir que no se había adelantado a la puntualidad de Gale en el bosque desde hace quién sabe cuánto tiempo. Ella siempre culpó al hecho de vivir más alejada de su lugar de encuentro que él. Y no quiere hacer hincapié en el hecho de que no podía dormir bien porque estaba distraída por los sentimientos. Y la curiosidad. Y la confusión.
Después de un día o dos, seguramente habrán desaparecido. Sin duda.
"No podía dormir", se permite decir, sin la audacia para hablar de ninguno de sus razonamientos previos – aunque es una primera admisión, para empezar. Ella suele decirle lo que tiene en mente, si es algo lo bastante molesto. Pero, definitivamente, no va a dejar que esto la moleste hasta el punto de tener que hablar de ello.
Porque por más unida que esté a Gale, sería una conversación desesperadamente torpe.
"¿Te pasa algo?"
"Por supuesto que no", responde con rapidez. Luego se pone de pié y reclama el comienzo de su jornada de caza, antes de que él sea capaz de observarla desde demasiado cerca.
Katniss tarda unos días en darse cuenta de que está examinando a Madge de manera inconsciente cada vez que puede. Al principio, los pensamientos son inocentes.
Madge es bastante bonita.
Tiene los ojos muy, muy verdes
¿Cómo es que ha sacado un 10 en el último examen? Tal vez porque es la hija del alcalde.
Tal vez es inteligente.
¿A Gale le gusta que sus chicas sean listas?
¿Le gusta llevar chicas listas a la escombrera?
Tan pronto como el último pensamiento irrumpe en su cerebro, ella se estremece, se hace una mueca a sí misma por preguntarse algo así – y por no saberlo – y por el hecho de que le preocupe no saberlo, y se dice a sí misma que debe dejar de ser estúpida.
Pero un día pasa, y después otro, y otro, y se hace más y más difícil mantener sus estúpidos pensamientos a raya. Arrasan con toda su lógica, y se convierten en una comezón continua que no cesa de empeorar. Ella juraría que ha contraído urticaria.
El cabello de Madge hoy parece oro hilado.
Su ropa está planchada y limpia.
¿De dónde saca ese tipo de zapatos?
¿Eso es maquillaje?
¿Sus cejas tiene esa forma de manera natural?
Cuando Katniss comienza a sentirse acomplejada por su aspecto (ir al baño y observarse a sí misma en el espejo, no es algo que suela hacer, en un principio), detiene su marcha hacia el aula, se queda de pié en el pasillo y estira la espalda, abriendo mucho los ojos.
Esto no está sucediendo. Ella no se está convirtiendo en otra chica más de la ciudad. No pueden ser las hormonas. No son celos. Entonces, ¿qué diablos es?.
Todo lo que sabe, es que es algo que la importa, y ella realmente, verdaderamente no quiere que la importe.
Nada hace que Katniss se preocupe acerca de su aspecto. Nada.
… Excepto cuando algo hace que se preocupe.
La mañana antes de uno de esos días de caza que comparte con Gale, Katniss no puede evitarlo. En serio. No puede. Desprende su trenza y deja caer el pelo libremente, con algunos mechones cortos enmarcando su cara. Selecciona la ropa de caza que menos la cubre – la que reserva para el verano.
Y por mucho que ella lucha contra sus movimientos, y se dice a si misma que va a empezar a sudar, y a ensuciarse, y a estar mugrienta de todas formas, como cada vez que va a cazar, parece que no puede obligarse a dejar de querer parecer un poco más… bonita.
"Has necesitado mucho tiempo esta mañana", le dice Gale, cuando por fin aparece en su lugar de encuentro.
Ella siente una llamarada de calor no deseado ascender hasta su cuello. Lo mira furiosa.
"No he tardado tanto".
"Catnip, ha amanecido hace al menos una hora".
Eso suena a acusación. Alza la barbilla hacia él.
"Si deseabas tanto empezar a cazar, ¿por qué me has esperado?".
Gale frunce el ceño ante su tono de enojo. "Nunca empiezo sin ti".
"Bueno, tal vez deberías haberlo hecho", le grita, levantando las manos y, lo más probable, ahuyentando a la mayoría de los conejos. "Desde que necesito tanto tiempo".
Gale la mira extrañado, entes de cruzarse de brazos.
"¿Qué te pasa está mañana?".
Casi le dice que no es lo que la pasa, sino que lo ha mejorado en ella. De todas formas, la testaruda mirada de Gale no es capaz de darse cuenta del empeño que ella ha puesto esta mañana en estar mejor, y necesita suspirar por dentro.
No es que tenga idea de cómo arreglar su pelo, aparte de sujetarlo en una trenza, y ella no tiene ningún tipo de maquillaje para pintarse cara, ni puede permitirse el lujo de llevar ropa cara y bonita, cuando no hace más que preocuparse por el hambre que podría pasar su hermana.
Así que dice: "Nada. Se me han pegado las sábanas".
Gale no parece creerla, pero lo deja estar, comentando que deberían comenzar a ocuparse de la caza..
Ni una sola vez le dice que está bonita, o más guapa que de costumbre, aunque ella se odia a sí misma por tener la esperanza de que lo haga. ¿Por qué iba a hacerlo, de todos modos?. Es solo un día normal, como el resto.
Esperar que de pronto piense que ella es bonita es una idea descabellada y… extrañamente inquietante. E irracional. Y sumamente estúpida.
Katniss lo atribuye al hecho de que el repentino interés de Gale por Madge era sólo eso. Repentino. E ilógico. Y si es honesta, totalmente contrario a los valores de Gale.
Sea lo que sea. Ella va a superarlo.
Katniss sabe que Madge no es como el resto de chicas del 12. A pesar de ser hija del alcalde, ella no trata de llamar la atención, o habla en voz alta, o hace extraños gestos con los ojos a cada chico que pasa. Ella no critica a nadie, y casi habla menos que Katniss. Incluso se sienta junto a ella durante la hora del almuerzo, a veces, y a pesar de que no tienen muchas cosas que decirse – si es que se dirigen la palabra, siempre es Madge quien empieza las pequeñas charlas.
Ha pasado una semana desde el intento fallido del bosque cuando Madge se sienta con ella otra vez, en el almuerzo, y está a medio camino de terminar cuando ella empieza a hablar de un tema sorprendente.
"¿Conoces a Peeta?", le pregunta, mientras arranca la corteza de su sándwich.
Ante la mención, los ojos de Katniss encuentran automáticamente la rubia cabellera de Peeta Mellark, sentado en un banco con algunos otros chicos, de espaldas a ellas.
"Sé quién es".
Madge se mueve un poco inquieta, como si no supiera que decir a continuación.
"Sé que no te preocupas por esas cosas – yo apenas lo hago. Pero le gustas".
Lo dice sin rodeos. Katniss le echa otro vistazo.
"¿Le gusto?".
"Está enamorado de ti", aclara. Ante la mirada indiferente de Katniss, Madge continúa. "Sólo quería que lo supieras, en caso de que… bueno, por si acaso".
Katniss frunce el ceño. "¿Por si acaso, qué?".
"En el caso de que, ya sabes, antes de próxima Cosecha… siempre es bueno tener a alguien en ese lugar".
Con sus palabras, a Katniss se le cae el alma a los pies. Es instantáneo. Ella lo sabe. Sabe que Madge está hablando de Gale. Madge le tiene a él. Y está ofreciendo a Katniss tener a Peeta porque… ¿por qué? ¿Acaso siente lástima por ella?.
Pero Katniss no necesita tener a nadie. Y sobre todo, ella no quiere tener a nadie de esa forma; ¿es que Madge no sabe eso? A menos que se esté convirtiendo en otra de esas muchachas que susurran sobre Gale en clase. Quizá eso es lo que pasa, si es que Gale la está usando para… para lo que sea que él la esté usando.
Katniss se queda mirando a su escaso almuerzo durante unos minutos, antes de soltar impulsivamente (porque en realidad sólo era un pensamiento, antes de que la pregunta saliera sin pedir permiso): "¿Estás con Gale?".
A Madge le suben los colores. "¿Qué?".
"Gale. ¿Estás con él o no?"
"¿No lo sabes? Tú siempre estás pegada a él", responde Madge, con los ojos algo así como desafiantes.
"No hablamos de esas cosas", dice Katniss, que comienza a estar molesta. "Así que dímelo".
Madge la mira durante un rato antes de encogerse ligeramente de hombros. "No estoy con él. Sabes tan bien como yo que Gale nunca está con nadie".
Excepto conmigo, Katniss escucha a su mente farfullar. Él está conmigo.
Eso es posesivo (pero cierto, se dice a sí misma). Él cuida de ella. Ella cuida de él. Parece que siempre hubiera sido así.
Sin embargo, él nunca le ha preguntado nada acerca de los sentimientos, y ella nunca le ha preguntado a él acerca de todas esas chicas que actúan como si estuvieran locas de amor por él. No tiene claro si ese hecho es algo así como hacer trampa. ¿Es que su amistad sólo funciona en el ámbito de la supervivencia? ¿Acaso Gale no se preocupa por su vida y la de su familia cuando no están juntos?.
Katniss se muerde el labio. Nunca antes había pensado en ellos dos de esa forma. En que sólo fueran amigos por conveniencia. Si ella no fuera buena con el arco, Gale no se habría molestado en mirarla dos veces; y si ella no le hubiera visto ese día en el bosque, no se habría cruzado jamás con él. Sería uno de esos rumores en los pasillos, un nombre en un susurro, un sueño.
Cuando la campana anuncia el final del almuerzo, Katniss se levanta y se marcha sin volver a mirar a Madge.
Katniss no es tan despistada como para ser completamente ajena a las atenciones de Peeta, aunque tiene que admitir que él es sutil. Es cuidadoso en la forma en que lo oculta y la forma en que lo muestra. Es amable con ella, eso es cierto, lo cual es bastante extraño en sí mismo.
Ella no se obsesiona con ese hecho. Además, falta una semana para la Cosecha. Y el asunto de Peeta la ha confundido desde que él mostró compasión, y la tiro esas hogazas de pan quemado.
…no es que sea una ciencia exacta, pero aún así… los sentimientos de un chico hacia ella son más de lo que le gustaría tener que manejar.
Suspira, caminando a través del Quemador, y observando atentamente cada puesto. Pasa del escaparate habitual de baratijas, haciendo recuento de los artículos importantes que deben faltar en algún estante de su alacena. Todavía queda harina, aceite, Gale y Madge hablando, mantas, cuchillos sin punta…
Se frena en seco, luego se impulsa nerviosa a la entrada del edificio, tras una columna, dándose a sí misma una visión mínima de parte de la cara de Gale. Si estirase el cuello un poco más, vería a Madge, pero hay altas probabilidades de que los ojos de Madge desconfíen y adviertan su presencia, y no quiere arriesgarse a eso.
¿Por qué está espiando a su mejor amigo? No es exactamente algo que haya pensado hacer nunca. Pero de momento, ¿acaso importa?.
Piensa en ello mientras trata de discernir los sutiles movimientos de Gale para con Madge. Ella ve como lentamente esboza una sonrisa. En realidad, sólo llega a ver la mitad de una sonrisa, pero es una media sonrisa, aún así. Él entorna los ojos. Le brillan.
Y… no puede ser. Ahí va la razón de su todo su desconcierto
Porque él está dando a Madge su sonrisa. La suya. La de Katniss. La de: sólo-sonrío-así-en-el bosque. Contigo. Esa sonrisa.
¿Qué podría Madge haber dicho o hecho para hacerle sonreír de esa forma?
Será su maquillaje. Sus ojos. O los rizos que a Gale no le importan.
Ella echa un vistazo a través del extremo de la columna, sólo para poder ver a Madge en toda su gloria, sólo para ver su risa, su cabeza inclinada hacia atrás, y dios, podría estar más guapa –
"¡Katniss!".
Ella murmura entre dientes, dándose la vuelta sin orden ni concierto . Se alisa la camisa y se recoloca el pelo por instinto, mirando a Darius con los ojos muy abiertos.
"Oh. Darius. Hola".
Él se burla de ella. "¿He sobresaltado al mejor cazador del distrito 12?".
Es tan mala siendo espontánea. Y mintiendo. Pero no va a dejar de intentarlo. "No me hagas reír, Darius", trata de emitir una risita ligera, pero suena nerviosa y falsa, y está a punto de abofetearse a sí misma.
Darius levanta una ceja, desplazando la cabeza a un lado para ver que hay detrás de la columna. "Es divertido probar", dice él antes de: "¿Qué te ha llamado la atención de allí, de todas formas?. No es que nunca hayas estado aquí anterior…
"¡Nada!", dice ella, demasiado deprisa y demasiado alto. Estoy de paso. Por cierto, creo que Sae te necesita para algo. No recuerdo lo que era, pero te quería allí tan pronto como fuera posible".
Él le da una mirada aún más divertida. "¿Sae? ¿Qué podría querer esa vieja pájara de – ?".
"¡Sí!, Sae. Ya sabes cómo se pone cuando está molesta. Yo no correría ningún riesgo".
Darius se frota la barbilla durante un momento, mirándola con suspicacia. Katniss podría jurar que la está sudando la parte posterior del cuello. Darius no es muy perceptivo, pero es lo suficientemente inteligente, y si inclina la cabeza un centímetro más, verá a Gale y Madge, sumará dos más dos y atará cabos.
Todo el mundo en la ciudad piensa que Katniss y Gale tienen algo. Algo romántico. Y no lo tienen. Aunque Katniss sabe esa es la impresión que puede dar, y la gente no puede evitar sacar ese tipo de sugestivas conclusiones.
¿Por qué no podrán los chicos y las chicas ser sólo amigos?
"Supongo que tienes razón"; Darius termina con un suspiro, y Katniss se recuesta en la columna, aliviada. "Sae tiene un montón de cuchillos asquerosos tras el mostrador".
Katniss le da una sonrisa forzada cuando se despide y gira en dirección opuesta. Ella contempla su espalda mientras se aleja, y se frota la frente, volviendo los ojos en señal de gratitud extrema. Luego mira a su alrededor, asegurándose de que no hay más personas conocidas en las inmediaciones, antes de volver a dejar que sus ojos se desvíen un centímetro más allá de la columna –
Ella hace un ruido ahogado y está a punto de caer de espaldas. Gale la sostiene rápidamente, agarrando uno de sus brazos temblorosos.
"¿Catnip?", él se ríe, consiguiendo estabilizarla. Las mejillas de Katniss se encienden sin control al tiempo que evita su mirada. Ella echa un vistazo alrededor, pero Madge no está a la vista.
"Gale", se las arregla para pronunciar. "Hola".
"¿Estás bien?", él la mira atentamente, con ojos pícaros.
Katniss trata desesperada de soltar otra carcajada, antes de darse cuenta de que, oh, claro, es Gale, y si su comportamiento es ligeramente extraño, será observado al milímetro. Las mentiras no funcionan con él, o al menos nunca lo han hecho antes. Ella alcanza la columna de nuevo, impaciente por algo sobre lo que apoyarse.
"Estoy – estoy bien. Es que… no me di cuenta de que estabas aquí. Eso es todo".
Ugh – él está sonriendo de esa forma. La sonrisa que ya no será únicamente la de ella nunca jamás. Katniss hace un mohín.
"Yo estaba… echando un vistazo por aquí", Gale dice encogiéndose de hombros, con esos ojos reflexivos sobre ella. Ese tipo de ojos reflexivos que significan que ya conoce todos sus secretos. Ella traga saliva.
"¿Qué estabas haciendo tú?, dice de nuevo, apoyándose también contra la columna. ¿Por qué estás tan alterada?. Nunca te habías asustado así".
Katniss aparta los ojos de él, alejándose un paso de forma discreta. "Yo…um…", piensa desesperadamente, sabiendo que nada de lo que se la ocurra será creído por él de todas formas, así que, por qué se molesta en intentarlo si –
Sus ojos se topan con el rótulo de la tienda que hay a pocos metros, siguiendo la carretera. No lo piensa mucho antes de decir: "Iba a la panadería".
La sonrisa fácil de Gale se desvanece. "¿A la panadería?".
Por cómo reacciona, o ella ha dicho la mejor cosa posible para distraerle, o la peor. No sabría decirlo. A Katniss no le gusta cuando él tiene esa mirada.
"Sí… a la panadería", dice aclarándose la garganta.
"¿Por qué?".
Ella se pone un poco más recta. "¿Por qué no?".
Gale parpadea, adoptando su misma postura.
"Nunca vas allí a no ser que quieras vender a Mellark una ardilla o dos".
Ella se encoge de hombros, tratando de no parecer nerviosa en exceso. "Voy a veces".
Los ojos de Gale se encienden. "¿Cuándo?".
Y a ella de pronto le molesta que él de pronto esté molesto, porque él hace todo lo que quiere con todo tipo de chicas, y ella hace algo de lo cual él no sabe nada (hipotéticamente, claro) ¿y el reacciona poniéndose tenso y a la defensiva?.
Por supuesto que él es su amigo, pero nunca ha estado tan tirante anteriormente porque ella haya hecho algo sin contar con él.
"¡No lo sé, Gale!", dice ella. "¿Es importante? No es como si estuviera obligada a estar contigo cada vez que salgo de casa".
Gale se cruza de brazos, su mirada todavía es meticulosamente atenta, aunque acalorada por… algo. Es obvio que es ira, pero es un tipo de ira específica. No es su típica ira de 'Odio-el Capitolio', es algo sutilmente diferente.
Y no. Ella se niega a considerar que sea algo así como celos; eso es una barbaridad. Gale nunca ha sido celoso, o la ha dejado creer que sienta celos por cualquier cosa. De todo lo que han hablado desde que se conocen – y ha sido mucho – los celos son uno de esos temas incómodos que nunca tocan.
De todas maneras, su mirada es lo bastante inquisitiva como para hacerla sentir incómoda.
"Es importante para mí", dice él con aspereza.
Ella entrecierra los ojos, colocando las manos en las caderas. "¿Por qué?, ¿Por qué iba a ser importarte?".
Ella puede ver como aprieta la mandíbula, supone que él no está pensando con claridad cuando empieza a decir: "Me importa porque eres mi – ". Entonces se frena a sí mismo, con los ojos un poco más abiertos de lo normal. Aleja la mirada de ella, fijándola en algún lugar entre su espalda y la pared (Katniss lo sabe porque se siente igual), y luego suspira.
"Es importante porque eres mi amiga", le dice, sin dejar de mirar el suelo. "Mi mejor amiga. Y yo… puedes contármelo cuando…".
Gale se traba con las palabras, y se calla por un momento. Luego sacude la cabeza, con frustración.
"Da igual", dice entre dientes, pasando de largo de ella. "Haz lo que quieras".
"¡Gale!", se escucha a sí misma gritar, pero él no gira la cabeza hacia atrás. Y Katniss está demasiado perpleja para intentar detenerlo. Ni tampoco está segura de qué le diría si consiguiera hacerlo.
Se queda allí quieta el tiempo suficiente para verlo desaparecer. Una vez que no lo ve, sale pitando hacia casa, diciéndose que si Gale hubiera terminado de decir lo que realmente iba a decir… entonces tal vez todo tendría más sentido.
O no.
Refunfuña para sí misma. ¿Por qué todo parece una catástrofe cuando no lo es?.
El día de la Cosecha llega más rápido de lo normal. Y en el peor momento posible, porque no ha sido capaz de obtener el valor suficiente para abordar el tema de – bueno – los sentimientos hacia-para-con Gale. Aunque, siendo honestos, él tampoco ha mencionado la cuestión desde que ella le mintió acerca de ir a la panadería.
De hecho, ha estado más callado de lo que es habitual en él. Ellos no son las personas más habladoras, pero nunca hay tirantez. Y en los últimos días, parece que la hay. Katniss lo odia, y lo peor es que no sabe qué hacer para arreglarlo. Nunca han tenido ese problema antes. Y Gale actúa como si no hubiera un problema cuando obviamente lo hay.
No está todo en su cabeza; de eso está segura. Tiene la certeza. Él no estaría tan silenciosamente contemplativo si fuera así. Aunque Gale siempre ha sido muy bueno ignorando las cosas importantes, si es que las considera importantes. Es muy parecido a ella en ese sentido. Porque si es importante, puede desaparecer. Siempre desaparece.
Todos han oído lo que el Capitolio hace con las cosas importantes en la vida de las personas. Y quién sabe si ellos se han dado cuenta de que se saltan las normas, pasando por debajo de la alambrada todo el tiempo. Probablemente lo hayan hecho. Incluso podrían castigarles de alguna manera sádica. Gale siempre ha estado paranoico con ese tipo de cosas – Katniss no se preocupa por ellas, aunque es difícil no quedar contagiado. Pero ese lugar, el bosque, nunca les ha traicionado. Y la única cosa importante que están traicionando ahora es a ellos mismos.
Katniss no imaginaba la cantidad de valor que iba a necesitar para empezar una conversación sobre algo que de verdad le molestaba. Parece que cuanto más unidos están ella y Gale, más difícil es hablar.
Eso nunca ha sido más cierto que la mañana de la Cosecha, a la espera de que él aparezca con una flecha clavada a través de un espléndido trozo de pan, con el queso de cabra de Prim envuelto en una telita. Ellos comen su desayuno como campeones antes de hacer su típica parodia de los Juegos- burlándose de Effie primero, y después de Haymitch, e ignorando todos los miedos que los dos sienten por dentro, porque esos sentimientos son importantes, y molestos y se aferran inevitablemente a lo más profundo de sus corazones.
Katniss le pregunta cuantas veces estará su nombre en la urna, y él le dice un número desproporcionado, uno que a ella le habría gustado no saber. Ella estará allí menos veces que él, pero desearía no estarlo. Podría dejarla, y ella no quiere que él la deje; nunca.
El asunto con Madge parece algo obsoleto ahora, porque él está allí, con ella, no en ninguna otra parte. Y eso significa más que el hecho de que sonriera, o incluso que hiciera cosas con Madge que nunca consideraría hacer con ella.
"Ponte algo bonito", le dice de esa forma sarcástica, antes de alejarse, y ella no puede quedarse callada.
"Gale", le llama, deteniendo su avance. Él vuelve la cabeza y la mira. Y es igual que cuando estaban en la entrada del Quemador, viéndole irse y sin saber lo que en realidad quiere decirle.
Él le da una mirada curiosa cuando ella no dice nada, y lo único que Katniss consigue articular es "Te veré por ahí".
Gale debe de haber notado algo, porque gira completamente el cuerpo y una sonrisa adorna sus labios.
"Una vez que haya terminado la ceremonia", empieza a decirla, metiéndose las manos en los bolsillos. "Reúnete conmigo en el lago. Cuando puedas".
Las cejas de Katniss se elevan. "¿El lago? No hemos ido desde…".
"Lo sé", él asiente. "Pero me gustaría ir allí si…si los dos estamos bien".
"Va a haber un montón de agentes de paz, ya lo sabes".
Gale se encoge de hombros. "¿Y qué?. Eso nunca nos ha detenido".
Si Katniss es honesta, le gustaría recordar este momento para siempre – cómo es y cómo se siente. Gale siendo normal, en el peor día de todos los años de sus vidas, dándole algo en lo que creer a ciegas.
Piensa que esa podría ser la razón por la que quería estar guapa para él, una mañana, veintidós días atrás.
Incluso si él no se dio cuenta.
Fin de la primera parte. Si os portáis bien y me decís que os parece, seré ultra rápida en subir la segunda. Ya sabéis de quién son todos los méritos, yo sólo traduzco porque me encanta, y me encantan ellos dos.
Un abrazo