Disclaimer: The Last of Us pertenece a Naughty Dog.

Notas de la autora: Cuando terminé el "The Last of Us" sentí una pequeña desazón en el pecho, un mal sabor de boca por ese final. Me explico: ni me gustó ni me dejó de gustar. Supongo que es el mejor final que pudieron darle al videojuego.

Aunque sentí que faltaba "algo", pero en fin. Que nunca llueve a gusto de todos.

De todas formas, quería escribir esta viñeta sobre lo que creo que pasó por la mente de Joel en esa escena crucial con Marlene en el hospital =D

Espero que os guste.


Quiralidad—


Quítate la ropa y sólo serás piel, polvo y huesos. Serás otro animal más deambulando por un mundo al que han conectado a un respirador artificial. Un mundo marchito que no es ni la sombra de lo que fue una vez; aunque ellos, Los Luciérnagas, se empeñen en seguir buscando esa sombra. Y tú estás atrapado en este vasto y pútrido mundo: eres otro animal más intentando sobrevivir. Inquieto. Nómada. Has hecho un dogma de esa cantinela infantil que Ellie descubrió leyendo esos cómics tan extraños: «Resistir y sobrevivir».

Ellie.

Tu cabeza es una bomba a punto de estallar. Y el nombre de la cría la mecha que la hará explotar. Aunque…no es el único nombre que ronda por tu mente.

Sarah.

Ellie. Sarah. Ellie. Sarah. Ellie.

Decías que no te interesaba. Que solamente era una entrega. El plan era sencillo: entregar a la chica, firmar e irse para no volver. Y ahora la tienes entre tus brazos, inconsciente, y su respiración te hace cosquillas. Ya no la ves como un paquete molesto del cual querías deshacerte lo más pronto posible. Ahora es Ellie, es parte de tu familia. Y alguien así es irremplazable, ¿no?

Marlene te insiste en que la mejor elección que podrías hacer es dejar a la chica en el hospital. Quiere que juegues al gato de Schrödinger: si la dejas con Marlene y los suyos, puede que encuentren la cura y salven al mundo, o puede que no. Un cincuenta por ciento de probabilidades de salvación y otro cincuenta de decepción. Sin embargo, el resultado no varía en esta decisión: Ellie morirá si la dejas en manos de Los Luciérnagas, sí o sí.

Y tal vez y sólo tal vez, Marlene tenga razón. La mejor opción sería que la dejaras en el hospital. Al fin y al cabo, los estratos de la-casi-extinta humanidad se agrupan en tres: los caníbales, los militares y los "Don Nadie". Y si perteneces a este último grupo debes hacerte a la idea de que puede que no tengas un buen final. Por eso, intentas convencerte a ti mismo de que lo mejor que podrías hacerle a esa niña es dejarla con Los Luciérnagas y concederle un final digno. Que la recuerden. Que sepan que fue ella la que salvó (o la que pudo haber salvado) a la humanidad. Y no morir siendo un nombre más en una eterna lista de inocentes que cayeron en las fauces del lobo feroz.

Pero, entonces, el nombre de Ellie resuena en tu cabeza junto al de Sarah. Tu pequeña Sarah. Murió entre tus brazos, los mismos brazos que sujetan en este momento el cuerpo de Ellie. Ante tus ojos, la escena que ocurrió hace veinte años con tu hija se repite ahora con Ellie: te apuntan con una pistola, tú la sujetas temblando, agotado. Pero Ellie no es Sarah…no son la misma persona. Puede que se parezcan en algunos aspectos, empero no es tu hija. No lo es. Y, no obstante, tú la ves como tal.

Tic, tac, Joel: decide.

Marlene tira el arma, levanta las manos y se acerca. Sigue pidiéndote que la entregues, que es lo mejor para ella.

Ellie no es Sarah. Pero esas palabras ya no guardan ningún sentido para ti. Quizá antes, cuando todavía no la conocías. Cuando sólo era la chica-paquete. Sin embargo, todo ha cambiado y no tendrías ninguna razón para seguir sobreviviendo si no está Ellie a tu lado. Tu pequeña Ellie.

Decides.

Y sólo entonces, disparas.