DESPUÉS DE LA LLUVIA…
PARTE 3: UN PASO A LA VEZ
Kate se quedó paralizada por un momento, indecisa. Pero entonces un sonido característico la hizo reaccionar. Era el sonido de la puerta de entrada al cerrarse.
No lo pensó dos veces. Dejó atrás todas sus dudas y simplemente se guio por lo que su corazón le dictaba. Abrió la puerta de par en par y se disponía a correr hacia la entrada— Pero allí fue cuando vio el camino de hojas esparcidas por el suelo y se frenó. Siguió el rastro con la vista, parecían dirigirse hacia la puerta. También estaban escritas pero en letras mayúsculas. Se acercó a la primera y la leyó sin tener que levantarla.
NO CORRAS. LEE UNA A UNA.
ESPERARÉ… 15 MINUTOS.
A pesar de toda la situación, en lo único que pudo pensar mientras caminaba a la hoja siguiente fue: '¿Solo 15 minutos? ¿Solo eso?' Se sentía indignada. Pero entonces leyó la siguiente.
Y LUEGO TE SEGUIRÉ ESPERANDO,
COMO LO HICE POR 4 AÑOS.
Y entonces se sintió culpable por su reacción.
Miró la puerta imaginándoselo afuera, esperándola. Tenía ganas de salir corriendo hasta la puerta… Pero él le había pedido que no lo hiciera así que juntó fuerzas y se contuvo. Siguió caminando.
PORQUE VALES CADA SEGUNDO.
No pudo evitar sonreír. A veces podía ser tan inmaduro pero otras veces no podía creer lo tierno que era, no solo con ella, sino también con su madre y por supuesto con Alexis. Y eso era algo que le encantaba de él.
La curiosidad era cada vez más fuerte así que empezó a apurar el paso y a leer tan rápido como pudo. Ya quería llegar.
ESPERO ALGÚN DÍA LOGRAR
ELIMINAR TUS DUDAS
- Para eso tienes que estar aquí. – dijo sorpresivamente en voz alta aunque casi en un susurro.
- Y aquí estoy. – dijo una voz en algún lugar, oculto entre las sombras. Castle había estado todo el tiempo dentro del apartamento y su idea realmente era hacerla llegar hasta la puerta, pero la ansiedad era demasiada. Y escucharla decir eso había sido suficiente.
- ¿Dónde estás? – preguntó ella mientras miraba a su alrededor. Nada.
- Eso no importa. Sigue leyendo. – le ordenó. Su tono de voz era firme y serio. Pero Kate se quedó quieta escudriñando la sala, tratando de seguir el sonido de su voz. – Sigue leyendo, Kate. – le repitió. Kate se resignó soltando un bufido, y siguió.
Y ESPERO AUN MÁS EL DÍA QUE
ME GANE POR COMPLETO TU CONFIANZA
- No entiendo. Confío en ti. Me haz salvado la vida—
- Confías en mí como compañero. – le aclaró, interrumpiéndola. – Pero no me confías tu corazón, Kate… Por lo menos, no completamente.
- No es fácil… - reconoció ella.
- Lo sé… por eso vale tanto. Sigue leyendo. – volvió a pedirle. Kate siguió caminando y se acercó a la siguiente.
ESPERO PODER VOLVER A DORMIR
PRONTO A TU LADO.
Kate rodó los ojos y sonrió.
- Ya me parecía raro que no lo mencionaras. – le reprochó ella.
- No seas mal pensada, no hablo de sexo… aunque no lo descarto. – dijo y por un momento, su tono de voz se hizo más risueño, pero luego volvió. – La siguiente.
Kate se sentía rara ante esa situación. No sabía donde estaba pero podía escucharlo. Su voz era seria, segura y cautivadora. Lo cual le pareció extrañamente estimulante. Se moría por saber donde estaba, pero si miraba más de la cuenta lo notaría. El sentirse observada por él también le hacía sentir como una especie de cosquilleo recorriéndole el cuerpo. Mientras caminaba, se le escapó una sonrisa.
Leyó la siguiente.
PERO ESPERO AUN MÁS ANSIOSAMENTE
VOLVER A DESPERTARME JUNTO A TI.
Y todo lo que venía sintiendo se intensificó y su pulso comenzó a acelerarse.
- Veo… - fue lo único que pudo decir.
- Si solo quisiera acostarme contigo no estaría aquí todavía, ¿no crees?
- Supon— Si, es cierto. – dijo finalmente.
- Bien. La siguiente.
DEPENDE DE TI.
- ¿Qué es lo que depende de mi?
- Lo que pase esta noche. Hoy depende de ti. Más adelante, de los dos y tal vez en algún momento, de mi. Pero hoy es tu turno.
- ¿O sea que si te digo que te vayas lo harás?
- Lo haré, aunque eso no significa que me guste. Y teniendo en cuenta tu reacción al leer la primer hoja, no creo que quieras eso. Pero lo haré si es lo que necesitas. - Kate no dijo nada, solo se quedó en silencio. – Ya solo queda una, léela. – Kate asintió con la cabeza y caminó.
¿QUIERES UN ABRAZO?
DI QUE SÍ Y CIERRA LOS OJOS.
Kate sintió el calor invadir su cuerpo y sintió como se colmaba de un sentimiento de alegría y alivio que pocas veces había sentido. ¿Cómo decirle que no? Se moría de ganas de abrazarlo.
- Si… - dijo sin disimular la sonrisa de su rostro. Pero no cerró lo ojos. Quería saber dónde estaba.
- Falta algo, cierra los ojos. – le recordó.
- Quiero ver donde estás.
- Cierra los ojos, Kate. – le repitió. Kate soltó un soplido y cerró los ojos, de mala gana. – Bien. – dijo, y luego solo siguió un profundo silencio.
Pasó un tiempo que a Kate le pareció eterno, no entendía por qué tardaba tanto. Se empezó a mover impaciente.
- Voy a abrir los ojos. – avisó ella.
- No… - dijo una voz a su espalda. Kate se volteó y tanteó con las manos... pero nada.
- Vamos Castle, ya hice lo que me pediste. Cumple tu parte.
- Ya casi… - se escuchó pasando por su costado. Kate estiró la mano pero tampoco lo encontró. Rezongó en su interior y decidió serenarse. Si se quedaba muy quieta tal vez lograría escucharlo. Aguantó solo unos segundos y perdió la paciencia.
- ¡Castle! ¿Por qué tanta intrig—
Pero no pudo terminar la frase… porque sintió los brazos de Castle rodeando su cuerpo, rozando sus brazos muy suavemente con las manos, bajando por ellos hasta entrelazar sus dedos con los de ella. Sintió su pecho apoyado contra su espalda y su cabeza hundirse en su pelo y luego apoyarse en uno de sus hombros.
- Porque te lo mereces. – le susurró al oído. – Camina conmigo… - le pidió mientras empezaba a dirigirla. Kate quiso abrir los ojos. – Déjalos cerrados. – le dijo.
- ¿A dónde vamos? – quiso saber.
- Ya verás. – fue lo único que dijo. Castle la condujo desde cerca de la puerta de entrada hasta al lado de la encimera de la cocina. – Bien, ábrelos. – le pidió, sin soltarla. Kate abrió los ojos sin saber muy bien qué mirar hasta que vio dos cosas sobre la mesa. Por un lado, una hoja boca abajo y por el otro, una llave. – Como te dije, depende de ti. Si escoges la llave, me voy. Si escoges la hoja, del otro lado tiene otro mensaje.
Kate quería vengarse por haberle hecho esperar así que le pagó con la misma moneda. Paseó su vista de un objeto a otro, como si le costara mucho decidir. Podía sentir a Castle removerse detrás de ella.
- ¿Decidiste?
- Paciencia… no es fácil. – le dijo ella muy pensativa.
- Ya veo por donde va esto. Quería dártelas después pero me estás obligando. – le advirtió como si estuviera haciendo algo que no quería. – No es gran cosa pero mi madre dice que nunca fallan. – le susurró al oído mientras metía la mano dentro del bolsillo y sacaba dos rosas hechas de papel y las ponía frente a ella. – Las hice para ti. - Kate sonrió y las agarró.
- Tiene razón. Me gustan mucho. Gracias. – le contestó y con la mano libre agarró la hoja y la dio vuelta. La hoja decía:
¡EL ÚLTIMO QUE LLEGA,
MAÑANA ARMA LA CAMA!
Castle salió disparado hacia la habitación con Kate pisándole los talones.
- ¡Ven acá! ¡Espera a que te agarre! – le gritó ella.
Él se volteó para mirarla y se enganchó con una de las hojas, que se le había pegado al zapato. Kate corrió rápido y se abalanzó sobre él haciendo que ambos cayeran al suelo, dentro de la habitación, con Kate encima de él.
- ¿Esto sería un empate? – preguntó Castle y ambos empezaron a reírse a carcajadas, estando en el suelo.
- Todavía podemos ver quien llega primero a la cama. – le susurró Kate al oído.