DISCLAIMER: LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, SON DE LA GRAN NAOKO TAKEUCHI YO SOLO LOS UTILIZO PARA DAR RIENDA SUELTA A MIS LOCURAS XD

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Quiero dedicar este Fic a mis queridas amigas y hermanas del Alma Bere y Martis, chicas se que me tarde pero aca esta el comienzo de esta historia que honestamente me costo… seran 4 caps a lo mucho. Muchas gracias por todo chicas, no hay palabras para decirles lo grande que es mi cariño por ustedes.

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Y muchas gracias a mi Querida Christy de Chiba por la ayuda que me brindaste en todo *abracho* no se que haria sin ti awww

Ahora si a leer!

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Hace mucho tiempo, existio alguna vez una pareja de enamorados, era un amor sincero que se vio truncado por intereses de terceros.

Ella no soporto lo que ocurrio aquella noche, el hizo una promesa que la encontraria …y la haria recordar

¿Podra? O Simplemente ¿Sera Demasiado Tarde?

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Hoy en dia esa historia se cuenta en un famoso museo… y asi comienza la historia de esta pareja que hasta el dia de hoy no se ha encontrado.

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Inglaterra 1565

Desde la pequeña colina miro la fortaleza que estaba ya cerca, espoleo al caballo para que avanzara a su destino. Al llegar se detuvo frente a una pared de alta piedra, detrás una casa de piedra de tres pisos. Un hombre se acercó de inmediato para sujetar las riendas del caballo. Endimion desmonto y miro con ilusión la estructura, su hogar le traía tantos recuerdos de su niñez cuando crecía dentro de esas murallas. La gente que salía a recibirlo, con entusiasmo le daba la bienvenida después de tanto tiempo fuera de las tierras de los Chiba. Sonrió con ilusión, con alegría.

¡Había regresado! Estaba en casa. Después de estar tan lejos de los suyos y su hogar se sentía reconfortado ante el cariño de su gente.

Camino hacia un sendero empedrado, saludo a las personas que se iba encontrando, los cuales se mostraban alegres ante su presencia. El correspondía al saludo también feliz, hacia tanto tiempo que no se sentía así.

Nuevamente estaba en la seguridad del castillo familiar, había peleado duras batallas por la Corona y ahora era momento de recibir esas recompensar por los años de servicio y lealtad a Inglaterra. Se detuvo ante a puerta que llevaba al salón principal, escuchaba los murmullos que se oían dentro, suspiro profundamente y la empujo para entrar.

_ ¡Miren! Ha regresado mi primogénito —sonrió con orgullo el hombre que se levantaba de su asiento para dirigirse hacia él y abrazarlo.

— Padre —dijo Endimion mientras correspondía al gesto de su progenitor que solo duro unos segundos. Este no era de mostrar mucho sus sentimientos, sabía que detrás de esto había algo más.

—Así es amigos míos —se dirigió a su pequeña audiencia cuando se separaron_ Uno de los más grandes caballeros de Inglaterra ha regresado para cumplir con sus deberes.

Endimion miro con sospecha a su padre, hacia años le había mencionado sobre un acuerdo que podría arreglar con el propietario de las tierras vecinas para formar una alianza. Él se negó rotundamente diciéndole que su vida el mismo la llevaría sin necesidad de su intervención, por lo mismo había aceptado estar al servicio de la Corona. Rechazo que su padre pagara para que el no tuviera que hacerlo cuando fue llamado a cumplir como un caballero más.

Debía demostrarle a él y así mismo que podía lograr su propio camino sin que su padre lo manipulara. Durante años combatió y represento a Inglaterra, toda la sangre derramada y su lealtad hacia la Corona le hicieron merecedor de ser uno de los pocos hombres de confianza de la Reina, además de que le fueron entregadas tierras y recompensas para pagar todo lo que hizo en nombre de ella cuando asumió el trono tras la muerte de sus medios hermanos.

— ¡Hermano! —entre los invitados surgió un joven de unos quince años.

El pelinegro sonrió y sin dudarlo fue hacia él, se detuvo y observo al pequeño que había dejado atrás cuando abandono su hogar. Estrecharon las manos, ya habría tiempo para darle un fuerte abrazo a su pequeño hermano.

—Te vez bien —le dijo — ¿Qué manejas?

—Soy bueno con la espada, pero se me da mejor el arco — sonrió emocionado

— Tendré que verlo —le dijo serio, causando que su hermano se irguiera para estar a su altura.

— ¡Vamos! —El padre de ambos los interrumpió —Ya tendrás tiempo de hablar con Seiya. Quiero que conozcas a alguien.

Endimion asintió y siguió a su padre entre los invitados que al pasar lo saludaban y felicitaban por sus victorias en batalla. Algunas mujeres le sonreían coquetas, las más atrevidas se acercaban un poco más para susurrarle que les gustaría probar sus dotes de guerrero, pero en otra área muy diferente al campo de batalla.

Seiya miraba atento todo eso, su rostro asombrado no lo podía disimular al ver como las doncellas del castillo también trataban de llamar la atención de su hermano. Él era también muy atractivo, pero tenía que reconocer que Endimion era un caballero de la Corona que le hacía más irresistible a las mujeres.

Puso atención a su padre, que en ese momento presentaba a su hermano con un hombre que le era por completo muy desagradable.

— Te presento a Lord Jedite —dijo con una amplia sonrisa —Su hija Beryl — presento a la dulce dama que se inclinó mostrando parte de su generoso busto. Un gesto que tardo bastante dejando ver por más tiempo sus atributos a Endimion.

—Mi Lady — saludo el pelinegro.

Era muy hermosa, de eso no había duda. Pero su mirada llena de deseo no provocaba ninguna reacción en él.

— Es un placer conocer al guerrero más notable de la Reina — dijo con una sonrisa coqueta.

—Dicho halago viniendo de sus labios es la mejor bienvenida para un hombre cansado de tanta batalla —tomo la mano que ella le ofrecía. Miro como los padres de ambos los dejaban solos — ¿Me concede este baile?

—Con gusto — elegantemente lo siguió, miro satisfecha como las demás mujeres la miraban llenas de envidia.

Y había muchas razones para sentir envidia de Beryl, muchas querían estar en su lugar Endimion era un hombre tremendamente apuestos, sus ojos azul oscuro y penetrantes eran unos de sus atributos. Su cuerpo era bien formado y deseado por muchas, su cabello negro azabache y su sonrisa lo hacían simplemente el hombre perfecto.

El festejo duro hasta casi el día siguiente, algunos de los invitados partirían temprano pero estaban seguros que de nuevo habría una invitación debido a que Mamoru dio a entender que su hijo Endimion había regresado para formar una familia. La nueva dinastía de los Chiba.

El pelinegro trataba de imaginar lo que su padre tramaba, sabía que tenía sus propias ideas y era un hombre que al sentirse dueño y señor de esas tierras podía manejar todo a su antojo, incluso a sus hijos. Pero esta vez el elegiría su destino, después de todo había derramado mucha sangre en batallas para tener ese derecho.

Pensando en esto se quedó dormido, la larga jornada y la bienvenida de su gente e invitados lo tenía fatigado.

Despertó un poco antes de lo previsto y el sol empezaba a penetrar por las ventanas, el castillo dormía y ese silencio le resulto placentero. Estuvo un rato más, pero tenía que ir a ver a su hermano y hablar con él.

Los criados empezaban las labores de limpieza cuando Endimion pasó por el patio para ir a ver a Seiya en su entrenamiento. Estaba por llegar cuando uno de los guardias le dijo que su padre lo buscaba. Resignado fue a verlo, sabia de lo que se trataría el asunto o al menos tenía una idea.

—Buen día, padre —lo saludo.

Mamoru solo le hizo un gesto con la cabeza y le señalo una silla para que se sentara. Lo miro un poco y camino por el salón sin saber que decir.

—Jedite está muy complacido contigo y su hija Beryl ha quedado prendada de ti— dijo.

—Beryl es una mujer que quedaría complacido con cualquiera — señalo. La había visto coqueteando con uno de los soldados en la madrugada cuando dijo que se retiraba a los aposentos que le habían asignado.

Mamoru miro a su hijo. Tenía una mirada que decía bastante…el sabia sobre las aventuras de esa mujer.

—Lady Beryl es una mujer hermosa, con una dote enorme…

—No me gustaría vivir una vida dudando si mis hijos serán míos o de cualquiera que ella le haya abierto las piernas —lo interrumpió con seriedad

—Debes entender que será una buena alianza y que ella aportara propiedades y relaciones a la familia Chiba. —ignoro sus comentarios, lo único que le importaba era lo que podía obtener de esa unión

Endimion sabía y entendía eso, pero ¿Era la vida que él quería? — Se cuestionó— No pedía demasiado, no le importaba que la mujer que compartiera su vida no tuviera ni linaje, ni propiedades, ni nada. Solo quería de ella fidelidad y que estuviera en las buenas y malas junto a él. Y dudaba que Lady Beryl fuera ese tipo de mujeres, era de las que al primer problema saldría huyendo.

—Piénsalo hijo, la familia Metallia tienen tierras y un buen nombre. Además de que prácticamente estarás emparentado con el trono —insinuó pretendiendo con ello que su hijo cambiara la opinión

El pelinegro se quedó pensando. Sabía muy bien que los Metallia eran parientes lejanos de la Reina, a pesar de que esta no tenía muy buena relación con ellos, gozaban de los beneficios de este simple hecho.

Podría casarse con ella y tener una vida más que tranquila, sin ninguna preocupación con referente a su posición y las de sus herederos ¿Pero a que costo? Bien podría mantenerla encerrada, después de todo no era una cosa que no hicieran algunos para asegurar que sus mujeres tuvieran a sus hijos y no criar luego el bastardo de otro.

Pero eso no le gustaba, quería un matrimonio por amor. Uno que le diera también esa paz interior al saberse amado y valorado.

Dio un largo suspiro, miro a su padre que atento lo miraba.

—Lo pensare, no puedo asegurarte nada y prefiero que no hagas nada sin consultarme antes — le previno, sabía que su padre ambicionaba colocar un Chiba en el trono y este matrimonio le daba una oportunidad para ello.

—Con eso estoy conforme —sonrió satisfecho.

Miro a su hijo salir y pensó que tendría que hacer que Endimion entendiera que ese matrimonio sería lo mejor. Aseguraba una buena posición y con el tiempo un Chiba podría ser Rey de Inglaterra. Sonriendo tomo su copa, solo tenía que esperar.

—Serenity— llamo la pelinegra— Debes de dejar de tontear y apurarte con esas gallinas.

— No estoy tonteando —sonrió la rubia.

—Ver a Lord Endimion es tontear —señalo molesta —Es el señor y amo de este lugar, no subas tan alto.

La rubia encogió los hombros, sabía que su amiga tenía razón. Pero desde que lo conoció diez años atrás cuando su padre la dejo ahí en el castillo se enamoró de él.

Ella iba llena de miedo e insegura, su madre había muerto unos meses atrás y su padre no podía hacerse cargo de ella. Así que simplemente la dejo ahí como parte del servicio del castillo. Endimion se había acercado y le dijo que no había que temer, que sería tratada con respeto y aquel que la molestara se las vería con él.

Desde ese momento supo que lo amaba. Sabía que para el señor del castillo ella simplemente era una más de las sirvientas del castillo. Una mujer que podría poseer cuando él quisiera, pero nunca tomaría como esposa.

— No lo hago, se cuál es mi lugar — le sonrió triste —Pero no tiene nada de malo soñar con lo que podría ser — se defendió

Rei la miro, estaba por decirle algo…pero algo en su mirada la hizo callar. Siguió con lo suyo pensando en lo que podría pasar si su amiga seguía con ese enamoramiento tonto.

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— ¿Y qué has pensado? — pregunto su amigo después de terminar con los ejercicios de espada.

—No lo sé — dijo agitado. Había tenido un fuerte entrenamiento, su padre insistía en lo de la boda con Lady Beryl — Es un matrimonio que traerá a los Chiba una posición envidiable para muchos —miro a su hermano que ahora tomaba el arco para practicar.

— Puedes mandarla a un convento después de que te de un hijo— le dijo—No es necesario que viva contigo.

—Podría hacerlo —estuvo de acuerdo con el —Pero deseo mucho más que un heredero o posición — miro a la mujer que se acercaba — Buen día Lady Michiru.

—Buenos días — sonrió feliz. Una de las siervas que iba con ella llamo su atención —Les traje unas bebidas, creo que después de tan duro entrenamiento es lo que desean los señores.

—Mi querida esposa— sonrió el rubio —No sé qué haría sin ti.

—Tal vez andar de fresco por ahí— lo miro desafiante, pero a la vez sonriendo.

—Mi señora, desde que la vi sabe que usted me ha dejado inútil para otras mujeres.

La peli azul sonrió divertida, se sentó en las piernas de su esposo y miro como Endimion seguía los movimientos de la chica que le servía más del vino que les había llevado. Noto como esta se sonrojaba y un poco nerviosa le sonreía.

— ¿Partiremos mañana? —pregunto. Habían llegado un par de días atrás cuando pasaban para ir al castillo de su esposo.

—Sí, el tiempo ha mejorado y podremos seguir mañana —le sonrió con ternura.

Endimion miro a la pareja y ahí es donde pudo ver que no podría conformarse con un matrimonio por propiedades o tierras. Quería más, mucho más que eso…algo tan simple y sencillo como lo que tenía su amigo Haruka.

Su vista se desvió hacia la mujer que lo miraba, ella de inmediato dejo de hacerlo y provoco una pequeña sonrisa en el pelinegro. Era muy hermosa ¿Estaría casada? En realidad no era de los que le gustaba tomar la mujer de otros, ni la de un Rey o un simple campesino. No merecía la pena morir por un hombre despechado por unos instantes de placer.

—Bueno, iré a ayudar en la cocina —la voz de Michiru lo saco de sus pensamientos — Serenity me ha dado una receta que te encantara —le dijo a su esposo.

—No puedo esperar para probarla —intervino Endimion, mirando directamente a la joven que de inmediato se sonrojo.

Michiru solo sonrió, ayudo con unas cosas y se retiraron. Haruka miro extrañado a su amigo.

— ¿Qué pasa? — le pregunto.

—Que deseo lo mismo que tu —sonrió sin dejar de mirar a las mujeres que se alejaban.

—Te mataría si la tocas —dijo con frialdad.

—Deseo un matrimonio por amor —miro a Haruka y empezó a reír al ver lo que su amigo había pensado —Michiru es una mujer hermosa, pero sé que te ama a ti y moriría por ti…y eso mismo es lo que yo deseo…una esposa que me ame de esa manera.

— ¿Entonces te negaras?

—Sí, tenía duda sobre muchas cosas —siguió mirando a una de las mujeres que se perdían de su vista.

Sin decir más se levantó, camino rumbo a las cocinas. Deseaba probar antes que nadie lo que se estaba preparando. No sabía lo que le pasaba, pero la mirada de esa muchacha lo hizo estremecerse. No recordaba cuantas veces se burló de sus amigos cuando le decían que el amor que sentían por sus mujeres fue algo a primera vista.

Pero ahora necesitaba saber si esto que sentía era amor…o simplemente un deseo por una hermosa mujer.

Miro detenidamente los movimientos de la joven, era delicada y hermosa. Las demás mujeres le ayudaban mientras ella le decía a Michiru a algunas cosas. Noto que la joven se sonrojaba ante un comentario de la peli azul, al hacerlo sus ojos miraban a todos lados…como si temiera que hubieran escuchado lo que Michiru le había dicho.

Sin pensarlo más se metió a la cocina, todos empezaron a callar y en el lugar solo se escuchaba el sonido de las cosas que se cocinaban y uno que otro murmullo.

—Perdón mi intromisión— sonrió apenado —Pero el aroma es fantástico, no creo poder esperar.

—De eso no cabe duda —Michiru lo miro divertida —Serenity te llevara una bandeja al jardín, he dispuesto una mesa ahí para comer al aire libre.

Endimion asintió y salió complacido. Como un niño pequeño espero nervioso que la joven se presentara ante él. Al verla venir de inmediato se levantó para ayudarle con las cosas que traía.

—No tiene que molestarse —se ruborizo de inmediato al ver su sonrisa. Era hermoso.

—No es ninguna molestia —puso las cosas en la mesa y de inmediato la ayudo a colocar todo en silencio.

Se sintió muy tonto al no saber que decirle. El gran Endimion Chiba, que hacía que una mujer prácticamente se desmayara con unas pocas palabras dulces no sabía que decir a una simple muchacha del servicio del castillo…Pero ella era diferente.

—Me gustaría que me acompañaras —le sostuvo la mano al ver que se retiraba.

— ¡Imposible! — lo miro con los ojos muy abiertos —Yo…no…usted el señor y amo del castillo.

—En realidad es mi padre —sonrió con ternura al verla tan nerviosa.

—Pero usted es su hijo, su heredero…no es correcto que una simple sierva comparta la mesa con alguien como usted —avergonzada agacho la mirada.

—Me harías un gran honor si lo hicieras — la tomo de la barbilla para que lo mirara a los ojos.

Serenity se perdió en la profundidad de su mirada ¿Por qué no? Tal vez sería la única oportunidad de que estuviera con él, donde podría disfrutar de tenerlo cerca y no siempre verlo de lejos sin ninguna esperanza de que la pudiera siquiera mirar.

—Sera un placer —respondió con timidez

La siguiente semana fue la más feliz de Endimion. Serenity lo hacía reír, lo escuchaba y le decía lo que pensaba. Pasaba cada minuto que podía con ella, causando que su padre poco a poco tomara más atención a este hecho. Algo que Mamoru pensó pasaría en cuanto la llevara a su cama y después él podría plantearle nuevamente el matrimonio con Lady Beryl.

Pero la realidad era otra muy distinta Endimion había encontrado a la mujer con la que deseaba pasar el resto de su vida, Serenity era esa mujer…se había enamorado de ella con cada detalle, cada sonrisa, cada gesto que ella le regalaba.

Unas semanas después Lady Beryl llego al castillo de los Chiba, alegando que su padre estaba un poco enfermo y con temor a contagiarla pedía que su querido amigo Mamoru le diera alojo en su casa en lo que él se recuperaba.

— ¿Por qué no la corre? —Pregunto molesta al ver a Endimion salir hacia las caballerizas —Es mucha atención para una simple criada del castillo.

—Mi hijo pronto perderá el interés — hizo un gesto restándole importancia a las palabras de ella — Es hermosa, pero no lo suficiente para que Endimion no vea las ventajas de este matrimonio.

—Eso espero — lo miro duramente —Le recuerdo que mi padre le ha dado ya un adelanto de mi dote.

Mamoru apretó la mandíbula y se levantó cuando ella lo hizo para salir. En cuanto salió, miro hacia la ventana y observo como su hijo sacaba junto a su caballo una yegua, no era ya un secreto que en las tardes daba paseos con esa mujer. Tenía que tomar cartas en el asunto, su palabra ya estaba dada para el matrimonio de Endimion y Beryl, además de que había usado ya parte de la dote de ella.

Esa noche mientras tomaban un poco de vino su padre decidió hablarle sobre ese asunto. No le diría sobre la dote, sabía que su hijo se molestaría.

—Lady Beryl está muy triste debido a que no le has puesto atención como la invitada que es —le dijo.

—En realidad es tu invitada — le sonrió inocentemente, sabia hacia donde quería llevar la conversación — He platicado con ella y comida un par de veces en su compañía.

—Pero no podrías tratar de hacer algo más — se quedó pensativo —Sacarla a pasear, en vez de a esa muchachita que no tiene nada que ofrecer…digo…para calentar tu cama no es necesario que le hagas tanto cortejo…

—Me casare con ella — le dijo con suavidad interrumpiéndolo.

— ¡No puedes! —Mamoru se levantó furioso de su asiento_ ¿Cómo se te ocurre?

—Lo es todo para mi padre —lo miro serio — Y no necesito de tu permiso.

—Ella no es nadie ¡No es nada! — dijo iracundo, ante las palabras de su hijo

—No me importa, para mi ella es más importante que el linaje y la propiedad…la amo.

— ¿Crees que es amor? —Pregunto — De joven pensé que amaba a una prima lejana y me negué a casarme con nadie más —negó con la cabeza, tratando de calmarse —Fue una tontería, al poco tiempo ella se casó.

—No es mi caso, me ama y yo la amo también —respondió muy seguro

—Lady Beryl te dará mucho más que amor— dijo con brusquedad — ¿Qué pasara cuando se pierda tu fortuna? ¿Cuándo tus hijos no cuenten con el apoyo de los nobles?

—No puedo casarme con una mujer cuando mi corazón pertenece a otra.

—Tómala como tu amante — se rio burlón —Conviértela en la doncella de tu esposa, no creo que a Lady Beryl le importe que la tengas.

— ¡Jamás podría hacerlo! —lo miro furioso.

— ¿Ella te ama? —Pregunto, al ver a Endimion asentir prosiguió — Entonces ella debe saber que esto es lo mejor para ti.

—Ella es lo mejor para mí — lo miro serio — Y si has hecho algún trato a mis espaldas es mejor que lo soluciones, no dejare que mi vida y destino lo decidas tú — se levantó para salir, no deseaba escuchar más.

Mamoru de inmediato pensó en hacer algo, tenía que ganar tiempo para poder planear algo.

—Lo siento hijo — se acercó a él y puso una mano en su hombro — Yo más que nadie deseo tu felicidad, por lo mismo me preocupo y siento que este matrimonio era lo mejor para ti.

—Sé que piensas en el futuro de los Chiba, pero esta vez te equivocas padre —trato de entenderlo —Serenity es la mujer que amo y sé que ella a mi…y eso me basta.

— Muy bien, si eso es lo que quieres lo respetare —le sirvió más vino —Brindemos entonces por tu felicidad —Endimion asintió y se sentó de nuevo —Por cierto ¿Cuándo iras a ver las tierras que te dio la Reina?

—Pensaba hacerlo en unos días —recordó que había hablado de ese asunto con Serenity, le había prometido que en cuanto regresara se casarían y la llevaría para que tomara las riendas de su hogar ya como la señora del castillo.

—Deberías ir pronto, podrías encontrarla toda saqueada por forajidos o por la misma gente del antiguo señor — le recordó las acciones que algunos conocidos habían sufrido ante el abandono o cuando pensaron que habían muerto en batalla.

—Tienes razón —estuvo de acuerdo —Solo dejare unas cosas arregladas y creo que podre partir pasado mañana.

Mamoru asintió y siguieron platicando de otras cosas. Al día siguiente Endimion busco a Serenity en la huerta de la que ella se encargaba. La invito a caminar y pudo notar la mirada seria de su amiga, la cual no dejaba de mostrar claramente que la relación de ellos no le agradaba.

Teme que me lastimes — le dijo un día cuando se lo comento— Cuando llegue aquí ella y yo nos volvimos inseparables, es como la hermana que nunca tuve.

Endimion trato de entenderlo y sabía que el actuaria igual. Seiya era su hermano menor y haría todo lo posible porque nadie lo lastimara.

—Mañana salgo para ver cómo están algunas cosas, iré a la Corte para hablar con la Reina— le dijo mientras caminaban por la aldea.

— ¿Sobre qué? —pregunto con miedo, ella sabía sobre Lady Beryl y las ventajas que habría en un matrimonio entre ambos.

—De ti— le sonrió con ternura — No temas, su majestad es una mujer bondadosa y más que nada justa —la reconforto al ver el miedo en su mirada — He luchado por ella y no pondrá objeción en mi decisión.

—Te quiero, siempre que he querido— le dio un ligero beso tímidamente. Le parecía parte de sus sueños ver a Endimion tan cerca de ella. Le tocó la cara con suavidad, apoyando el pulgar en su mentón para tocar la barba crecida.

El pelinegro le sujeto la mano y la puso en su mejilla, cerró los ojos deleitándose con el toque de su suave piel. La amaba, la deseaba…pero quería llevarla al altar primero antes de proclamarla completamente suya.

Sosteniendo su mano continuaron su camino, en eso Endimion vio a un joven que pintaba algo. Algunos aldeanos miraban con interés al artista, con curiosidad se acercó junto con Serenity que emocionada le señalaba los trabajos del muchacho.

Eran muy hermosos y llenos de detalles, miro el rostro de su amada que en ese momento era iluminado por un rayo de luz que atravesaba las nubes. La imagen era simplemente perfecta y de inmediato vio al joven que igual que él se quedó mirando fijamente a Serenity.

— ¿Puedo encargarte un trabajo? — lo interrumpió.

El artista se volvió a mirarlo, entendió a lo que se refería y asintió feliz. Para el sería un honor pintar a tan hermosa mujer.

Serenity se entretuvo con algunas personas, las cuales le pedían que le dijeran a Rei si podía ayudarlos con algunas cosas. Endimion también supo que la amiga de Serenity era un tipo de curandera y que algunos aldeanos que no tenían para pagar los servicios de un médico, lo cual era imposible para ellos.

Al día siguiente partió, se despidió de su hermano y le pidió que cuidara de su prometida.

—Lo hare con mi vida —con firmeza se lo aseguro.

Endimion sonrió, se despidió también de su padre y le dijo que tuviera todo preparado para cuando regresara. Quería que estuviera todo listo para poder casarse con Serenity. Mamoru le prometió que así seria y le deseo buen viaje.

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Lady Beryl se paseaba molesta por los jardines, miro al hombre que se acercaba con paso seguro. Era momento de poner en marcha el plan que tenían antes de que Endimion volviera.

— Ahora es cuestión de que le dejes ver a esa mujer que tú eres la prometida de Endimion — le dijo serio —Debes de convencerla de que se vaya del castillo.

—No hay problema— sonrió segura de sí misma —No creo que dude que nuestro matrimonio ya estaba arreglado desde hace tiempo.

—No, se ve que es un poco ingenua — tuvo que reconocer ese hecho.

—Que la pongan a mi servicio —dijo— Le dejare ver que Endimion solo la tomo como un juego.

—Debes ser discreta, muchos saben de las intenciones de mi hijo con ella— miro sobre su hombro —Debes de sembrar la duda en ella, después yo me encargare de lo demás.

—Muy bien —sonrió. Hizo una ligera inclinación y salió hacia sus aposentos —Recuerda enviarla, entre más pronto posible mejor.

Mamoru solo asintió, se dirigió hacia el salón principal y mando llamar a la muchacha.

—Buenos días, mi señor —hizo una reverencia.

—Lady Beryl desea que tu personalmente la atiendas, dejaras tu demás labores para ser la doncella personal de ella — la miro serio —No quiero ninguna queja, ella es una invitada mía y deseo que se cumplan sus órdenes al pie de la letra ¿Entendido?

—Así será mi señor — inclino la cabeza y salió de ahí algo nerviosa. No sabía que estaba pasando, Endimion no le había comentado nada. Al llegar a los aposentos de Lady Beryl toco a la puerta y espero hasta que le ordenaron entrar —Buen día, mi señora — saludo cortes.

—Has tardado demasiado — ignoro su saludo— Necesito que me arregles esos vestidos.

Lady Beryl estaba sentada en un banquillo, delante de un espejo, en una de las más grandes habitaciones del castillo. Con un simple movimiento de su mano le señalo un vestido, uno con enaguas de color rosado claro, con las mangas bordadas en trenzas doradas, era un vestido de terciopelo color carmesí que tenía aplicadas enormes flores silvestres de todos los colores conocidos…

—Es muy hermoso —sostuvo con delicadeza la prenda.

— Es horrible, esa costurera parece que trabaja con los pies —dijo molesta —Necesito que arregles unas cosas, otros vestidos deben estar listos para mi próxima boda.

— ¿Boda? — la miro de inmediato. Todos habrían sabido si la heredera de Metallia estaba comprometida o algo por el estilo, no era novedad que antes se enteraran los criados de muchos chismes o acontecimientos antes que los mismos involucrados.

—Así es, Endimion ha pedido mi mano ¿Por qué crees que estoy aquí? — Le sonrió con inocencia fingida —Nos hemos conocido poco a poco y ha tomado la decisión de primero ir a ver a mi padre para decírselo personalmente y después a la Reina para que asista al festejo matrimonial.

— Con…Endim... —se interrumpió al mirar que se ponía seria — Sir Endimion.

—Sí, así es —siguió peinándose el pelo —Se lo que ha pasado contigo y no puedo culparlo, Endimion es un hombre muy…ya sabes, necesita con quien quitarse las ganas — sonrió complacida al verla sonrojarse — O con quien distraerse para poder respetarme, dice que me ama demasiado para manchar mi virtud por un simple calentón.

Serenity palideció ante ese nuevo comentario ¿Acaso Endimion estuvo jugando con ella? ¡No era posible! Él no podría ser así, era un caballero…un hombre de palabra. Miro a la heredera y vio su belleza, su elegancia, su porte lleno de seguridad. Como si su presencia no fuera nada y que el tiempo que paso junto a Endimion no tuviera importancia para ella.

—Necesito eso pronto —la miro a través del espejo —Pero primero necesito que me ayudes a peinarme, hoy veré donde se realizara el banquete para poder anunciar el compromiso oficialmente en cuanto Endimion regrese.

—Yo…—contuvo las lágrimas —Como desee mi señora.

Esto no podía estar pasando, Endimion no podía haber jugado con ella de esa manera, ella lo amaba más que a su vida, habían compartido tantos momentos juntos…!No! el no podía estar jugando así, sin embargo Lady Beryl se veía tan segura de lo que decía… su corazón estaba sufriendo…

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Los días pasaron y con cada uno de ellos Beryl empezó a esparcir su veneno. Cada palabra, cada acción la hacía pensar que no era mentira. Incluso Lord Mamoru estaba feliz al ver los preparativos para el anuncio del compromiso.

Una noche lloraba en sus aposentos que compartía con Rei cuando esta entro de pronto, no le dio la oportunidad de limpiarse las lágrimas y fingir que todo estaba bien.

— Te dijo que no lo tomaras en serio —la miro seria —El señor del castillo solo podría casarse con una de su mismo nivel.

—Es mentira —le dijo entre lágrimas —Endimion me ama, me promet…

— ¡Solo palabras! — le grito interrumpiéndola. Odiaba verla así — ¡Entiende que solo te uso! ¿Te llevo a la cama? ¿Cuántas veces te dijo que te amaba cuando te montaba?

— ¡Basta! —Lloro desesperada — Pensé que eras mi amiga — la miro.

—Y lo soy— le dijo más calmada — Por lo mismo trato de hacerte ver la realidad.

—Nunca me ha tocado en ese sentido —susurro.

Rei la miro sorprendida. Tal vez Endimion si la quería, pero era imposible una unión entre ellos debido a que Lady Beryl proporcionaría mucho más beneficio a los Chiba que una simple sierva del castillo. Podría ser que Endimion la tomara luego como amante, por lo mismo la habían colocado como doncella personal de Beryl.

— No sé qué decirte —se sentó junto a ella y trato de confortarla— Pero debes entender que ese matrimonio es algo que le beneficia muchísimo a Sir Endimion.

—Lo sé, pero el mismo me ha dicho que tiene lo suficiente para vivir— se secó las lágrimas — No le interesa lo que una esposa le pueda brindar en cuestión de lo material, para él lo importante es mucho más que eso_ la miro con el alma destrozada ante la dura realidad que tal vez tendría que enfrentar_ Rei, yo lo amo y sé que el a mi

Justo en ese momento Rei tuvo un mal presentimiento al respecto, ella tenía el don de predecir el futuro.

—Serenity, Muéstrame tu mano —pidió

— ¿Qué pasa Rei?_ pregunto tensa. Sabia de la cualidad que poseía la pelinegra.

—Solo muéstrame tu mano —insistió de nuevo, Serenity lo hizo mirando atenta el rostro de su amiga. —Serenity deberías irte de aquí antes de que sea demasiado tarde_ lo que Rei vio, la asusto demasiado.

—No te entiendo Rei_ retiro su mano.

—Solo vete de aquí_ suplico.

—Pero es que no puedo hacerlo, Endimion vendrá por mí, solo debo esperar un poco

La pelinegra solo asintió, solo tendrían que esperar el regreso de Endimion y ver qué sucedería. Hacia un par de semanas que se había marchado y era cuestión de días para que regresara. Si lo que decía Lady Beryl sobre el anuncio del compromiso era cierto ella misma se encargaría de que esa celebración fuera la más amarga para los Chiba. Sin embargo lo que mostro la palma de Serenity la tenía asustada y quizás cuando Endimion llegara seria tarde muy tarde.

Miro a la rubia que se había acomodado en su regazo y ahora dormía. Acaricio su mejilla, notando su inocencia en todo esto. No era justo lo que le estaba pasando y no dejaría que nadie la lastimara. Miro hacia la ventana y la luna plateada en todo su esplendor se hizo presente cuando las nubes dieron paso a su intenso brillo.

_"Si no puedes ser feliz en esta vida Serenity, Lo serás en otra"… su amor va más allá de esta vida, y él te encontrara donde sea… sin importar el tiempo" —Dijo Rei viendo dormir a la rubia.

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DÍAS DESPUÉS.

— ¡No has logrado nada! — Impotente miro por la ventana a la joven que cortaba flores del jardín —Ella sigue aquí, pensé que se iría para no sentirse humillada cuando regresara mi hijo.

— Tal vez piense que puede calentar su cama cuando este salga de la mía — lo miro despreocupada.

— ¿No lo entiendes? Mi hijo se casara con ella, lo que estas preparando para tu supuesto anuncio matrimonial servirá para anunciar el de ellos dos —se acercó a ella — La ama y ni tu ni nadie podrá hacerlo cambiar de opinión.

— Tal vez podríamos hacer algo — lo miro detenidamente.

— ¿A qué te refieres?

—Podrías tomarla tu— sonrió al ver el rostro sorprendido de Mamoru —No me refiero a tomarla como tu esposa, si no como tu amante —noto como entendía sus palabras —Tu hijo no tomaría como esposa a la amante de su padre ¿O me equivoco?

Mamoru sonrió, era muy cierto. Su hijo jamás podría tomarla como su esposa, ni mucho menos como su querida. Sería una manera de alejarlos, además la muchacha al ver lo que él podría ofrecerle no se negaría a aceptarlo.

Se dejó caer en una silla, con la vista fija en los mosaicos del suelo una vez que Lady Beryl salió en todo su esplendor del salón dejándolo solo. Su hijo Endimion siempre lo veía con adoración, pero poco a poco fue cambiando. Negándose a cumplir sus deseos y tomando a una simple sierva como su futura esposa y señora de los Chiba ¡No podía permitirlo!

Empezó a beber, pensando en lo que tendría que hacer. No sería difícil convencerla, seguramente su hijo ya la habría tomado… ¿Quién no lo haría? Serenity era hermosa y pudiera ser que hasta de sus favores gozaran los hombres que vigilaban el castillo. El vino empezó a desaparecer de la botella, las razones por las cuales tenía que separar a Serenity de su hijo se hacían más reales.

Cuanto más bebía, más pensaba en todos los problemas que causaría una unión de esa clase. No podía permitir que los Chiba se vieran unidos a ese tipo de mujer.

— ¡Maldita sea! — juro mientras bebía de un trago lo que quedaba de una botella de vino.

Mamoru se levantó, tambaleante. Como señor de los Chiba tenía la obligación de hacerle ver a sus hijos que las mujeres de esa clase solo eran zorras mentirosas y manipuladoras. Salió a tropezones y empezó a recorrer el lugar, todos sus problemas eran culpa de esa mujer.

Abrió la puerta donde dormía Serenity, ahora como doncella de Beryl tenía el lugar para ella sola. Junto a la cama se consumía una vela.

— ¿Quién es? — susurro Serenity.

Mamoru se acercó a la cama y la tenue luz ilumino su rostro

— Lord Mamoru — dijo ella. En su voz se notaba el miedo — ¿Puedo ayudarlo en algo? — sonó su voz temblorosa.

— Si, puedes…ayudarme en algo — gruño Mamoru.

Serenity se levantó de la cama, su larga cabellera dorada estaba retorcida en una trenza. Sus ojos proyectaban miedo al notar la mirada del señor del castillo.

— ¿No me recibirás como lo haces con mi hijo? ¿O como cualquiera que te ha montado? —Sonrió mientras se quitaba la ropa —Puedo darte mucho más que Endimion…no seas tímida, no te queda ese papel muchacha. Vamos déjame ver con lo que has hecho perder la cabeza a mi hijo.

Mamoru arranco de un tirón la colcha que Serenity apretaba contra su cuerpo y se la arranco. Sus ojos vidriosos por el vino se quedaron contemplando al camisón de algodón. De un manotazo se la arranco, contemplo el cuerpo desnudo y sonrió complacido.

—Ahora entiendo por qué mi hijo esta desquiciado por ti

Sin decir más se lanzó sobre ella, se quitó lo necesario para poder poseerla.

Serenity trato de gritar pero la mano de Mamoru de inmediato le tapó la boca mientras lamia uno de sus senos. Apretó las piernas intentando inútilmente de apartarlo de su lado. Sintió como la obligaba con la fuerza a abrirse para él. Se puso toda rígida al sentir la invasión en su cuerpo.

Mamoru no disfrutaba del acto, estaba seca y tensa. Tuvo que empujar con más fuerza para poder penetrarla y al hacerlo en sus sentidos nublados pudo darse cuenta que era la primera vez de la muchacha. Tal vez podría conservarla para sí mismo una vez que su hijo se convenciera de que lo mejor era casarse con Lady Metallia.

Serenity permaneció inmóvil, mientras su verdugo se vestía. Se sentía invadida, impura y su primer pensamiento fue para Endimion ¿Cómo podría mirarlo? Su padre la había tomado como una prostituta. Ya no podría amarlo y darle lo único de valor que poseía.

—Cuando regrese mi hijo le dirás que has escogido a un protector más poderoso —le dijo Mamoru — Si haces lo que te digo podrás tener un nivel de vida más cómodo — miro a la joven que permanecía callada y hecha un ovillo en la cama.

Camino hacia la salida, antes de hacerlo se volvió para mirarla. No se arrepentía, después de todo lo hacía por el bien de los Chiba.

Serenity se levantó lentamente un tiempo después de que Mamoru saliera, sin darle importancia al dolor ni a la sangre que se deslizaba por sus muslos. Tomo uno de sus camisones, mientras se lo ponía miro la cama donde había perdido todo.

Salió al corredor, camino lentamente tratando de no llorar y gritar de desesperación, de dolor, de impotencia ante todo lo sucedido ¡Ya no podría estar con Endimion! Camino hacia una de las ventanas y el frio aire de la noche golpeo su rostro, aspiro profundamente y levanto los ojos al cielo…suplicando por perdón ante lo que iba a hacer.

—Adiós Endimion, quizás en otra vida pueda amarte libremente —susurro al viento una plegaria, se persigno y puso sus manos en el pecho. Una lagrima solitaria se deslizo por su mejilla y salto hacia el vacío.

Un silencio escalofriante inundo el castillo, los animales de alrededor percibieron algo que las personas tardarían poco tiempo en descubrir.

Los perros empezaron a ladrar y los caballos de los establos se movían inquietos. Seiya se levantó de entre la paja y miro a la joven que se acurrucaba contra él. Entre dormido sonrió, empezó a notar que su caballo se movía de un lado a otro.

—Shhh, tranquilo amigo — lo tranquilizo un poco. Tomo una manta y cubrió a la joven abrió un poco los ojos— Tengo que irme, pero fue una noche muy agradable — la muchacha sonrió y se estiro dejando ver sus senos— Nos veremos después —le dio un beso de despedida y salió al exterior — ¿Qué pasa? —pregunto a uno de los mozos que vigilaba en la madrugada que se veía alterado.

—Alguien se ha arrojado de una de las torres del castillo, mi señor — explico y siguió su camino mientras le gritaba sobre su hombro —Tengo que avisar a Lord Mamoru.

Seiya corrió hacia el lugar de donde venía el muchacho ¿Quién podría haber sido? Una sensación desconocida lo atravesó y corrió más rápido. Se abrió paso entre la gente que ya empezaba a rodear el cuerpo que yacía en el suelo.

— ¡Miren esa sangre! — Grito una mujer — ¡Ha sido violada!

El pelinegro de coleta se quedó pálido, paralizado al ver quien era ¡Serenity! ¡No ella no podía ser!

— ¡Aun lado todos! — Grito Seiya mientras con la capa que traía puesta tapaba por completo el cuerpo de la rubia — ¡Largo todos!

De inmediato empezaron a desaparecer, pero ocultándose a poca distancia al ver que Rei se acercaba al cuerpo inerte de la joven.

— ¡Malditos sean los Chiba! — Miro al muchacho que hacia el intento de levantar el cuerpo — ¡Déjala! No manches su cuerpo con tus sucias manos.

— ¡Calla, mujer! — le grito con rabia.

Rei, al ver las lágrimas y el dolor en su mirada le ayudo a levantar a su amiga y despacio entraron al castillo. Seiya pensaba las torturas que aplicaría al causante de esto, el culpable pagaría con su muerte pero no antes de recibir un castigo que lo haría suplicar que lo mataran.

— ¡No! — grito Rei cuando Seiya llevaba el cuerpo de Serenity al cuarto que ella ocupaba —Ese lugar está manchado.

El solo asintió y la siguió hacia las habitaciones de ella, despacio coloco el cuerpo de la rubia sobre la cama y miro como la pelinegra destapaba el rostro de la joven. No soporto más y salió de ahí rumbo a las habitaciones que ocupaba Serenity, al entrar miro la sangre que manchaba la cama, el camisón desgarrado de la joven y…un medallón.

¡El medallón de su padre! ¡No era posible! Él no podría, sabía lo que Serenity significaba para su hermano. Con rabia lo tomo, se dirigió hacia sus aposentos y los guardias quisieron impedirle la entrada pero dieron un paso atrás al ver su expresión, ellos habían visto a su señor llegar y por las noticias que ya corrían en el castillo sabían lo que había hecho Lord Mamoru.

Seiya empujo la puerta con fuerza, causando mucho ruido al hacerlo. Pero aun así su padre seguía profundamente dormido, miro a su alrededor y tomo una jarra de agua fría de una de las mesas y le lanzo el contenido en el rostro.

— ¿Qué demonios? — gruño y levanto la vista — ¿Qué te pasa, muchacho?

— ¡Levántate padre! —desfundo su espada.

— Sera mejor que guardes eso — le ordeno con voz fría.

— Mi hermano me pidió cuidarla — le dijo entre dientes — Le prometí hacerlo y he fallado a esa promesa.

— ¿Qué dices muchacho idiota? — hizo el intento de levantarse, pero aun sufría el efecto de la bebida.

— Violaste a la mujer de mi hermano y ahora está muerta.

— ¿De dónde sacas esa tontería? Yo he estado…

Seiya lo interrumpió lanzándole el medallón en la cara.

— No es como tú piensas…ella me provoco — trato de arreglar el problema— Dijo que…

— ¡No mientas! — le grito con rabia y dolor — Serenity amaba a mi hermano, él iba a casarse con ella…jamás le hubiera faltado ni por todo el oro del mundo ¡Lo amaba, maldita sea!

— Ustedes no conocen a las mujeres —le dijo.

— ¡Maldito seas! — grito impotente, deseaba poder matarlo…pero a pesar de todo era su padre. No podía hacerlo— ¡Maldita la sangre que corre por mis venas!

—Hijo, por favor — suplico — Tienes que escucharme.

— ¿Escucharte? ¿Acaso lo hiciste tú con la mujer de mi hermano? — sin decir más salió de la habitación. Sabía que si seguía ahí terminaría por acabar con la vida de su progenitor.

Seiya fue hacia los aposentos de Rei, noto como la joven había cambiado a Serenity y otras mujeres la preparaban para poder darle cristiana sepultura.

— El padre Nicolás se negara a enterrarla en tierra santa — dijo una de ellas.

—Lo hará —intervino Seiya — De eso me encargo yo.

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Mientras tanto…

Los dos jinetes avanzan lentamente, uno de ellos iba con una sonrisa llena de felicidad que no podía ocultar.

—Si sigues así, la asustaras —le dijo —Ya da miedo después de estas horas en el camino y no se te quita.

— Soy feliz — dijo sonriendo aún más — ¿Crees que le guste el vestido? — miro el paquete que llevaba al lado del caballo.

—No sé, Michiru dijo que era exquisito — Haruka rodo los ojos, no sabía cuántas veces le había preguntado lo mismo por todo el camino.

— Espero que le guste también lo demás — dijo feliz.

— Si te ama como dices, no le importara vestir como pordiosera o no portar las joyas más exquisitas con tal de ser tu mujer — miro a su amigo que asentía.

—Lo sé, pero quiero darle todo…que vea lo mucho que significa para mí —apuro su montura y Haruka sonrió ante las prisas de su amigo.

Al ir llegando Endimion noto que los aldeanos no se atrevían a mirarlo, las personas empezaron a meterse a sus casas y los pocos que estaban a fuera lo veían de manera extraña ¿Qué estaba pasando? Se preguntó mientras atravesaba las puertas del castillo.

En cuanto descendió del caballo uno de los mozos se acercó, pero en vez de darle la bienvenida permaneció callado. Miro a Haruka que se veía también confundido.

— ¿Sucede algo malo? — pregunto al muchacho que ya se retiraba con los caballos.

—N…no…yo… —no supo que decirle.

— ¡Tú! — se oyó la voz de una mujer — ¡Maldito seas Chiba! —lo encaro — ¡La dejaste entre víboras! — le dio una bofetada que lo hizo volver el rostro al tomarlo desprevenido.

— ¡Sera mejor que te calmes mujer! — intervino de inmediato Haruka.

— ¡No, espera! — lo detuvo al ver que forcejeaba con la pelinegra — ¿Qué sucede? —miro confundido a Rei.

— Yo te lo diré— Seiya se acercó.

Endimion miro con temor a su hermano, su rostro serio lo hizo ponerse tenso. Su mirada ya no era la del muchacho que había dejado atrás, era la de un hombre que había visto la muerte directamente a los ojos.

— Nuestro pad…

—Es Serenity — lo interrumpió.

El pelinegro empezó a verlo todo rojo cuando Rei empezó a gritarle todo lo que había sucedido, todo seguido maldiciendo a los Chiba y en especial a su padre por haber manchado la tierra fértil de ese lugar con la sangre de una inocente.

Sin pensarlo se encamino hacia el salón principal donde estaría su padre. Miro a los guardias que de inmediato intentaron detenerlo.

Ellos sabían a lo que iba Endimion, pero no podían dejarlo. Después de todo Lord Mamuro era su señor y le debían lealtad absoluta.

— ¡Déjenme pasar! — Rei les grito a Haruka y Seiya que la mantenían alejada de la pelea entre Endimion y dos de los guardias.

La pelinegra miro a otros tres que yacían mal heridos por el hombre que gritaba como una fiera herida por la muerte de su compañera. Miro como derribaba a los dos restantes y de una patada abría la puerta del salón.

Mamoru permanecía sentado, serio y con el porte de un rey.

— ¿Por qué? — grito agitado.

—Porque no iba a permitir que mi primogénito se casara con una sierva cualquiera — se levantó de su asiento —Tu matrimonio con Beryl estaba ya pactado.

— ¡Era la mujer que amaba! — lo miro con desprecio— ¡La única que amare!

— Hice lo necesario —dijo entre dientes —Mi sangre no se verá mezclada con gente sucia, sin linaje.

— ¡Maldito seas! — sin pensarlo levanto la espada contra él. Mamoru pudo evitar el golpe y saco su espada también.

Los dos hombres combatían duramente, pero la juventud y experiencia de Endimion empezó a disminuir la fuerza de Mamoru. En un golpe de suerte este golpeo el brazo izquierdo de Endimion provocando que retrocediera dándole la oportunidad de poder respirar. Aprovechando esa ventaja se fue de lleno contra su hijo. Endimion lo miro y de un solo golpe tiro la espada de su padre haciendo que a su vez cayera contra una mesa.

— ¡Endimion! — aulló Seiya. El pelinegro se volvió hacia su hermano, lo miro, viendo la angustia ante lo que estaba por presenciar. Sin pensarlo más dio un golpe mortal.

Mamoru miro atónito la espada que estaba a escasos centímetros de su cabeza, sin creerlo poco a poco fijo la mirada en su hijo que retrocedía. Endimion hecho la cabeza hacia atrás y dejo escapar un grito lleno de dolor e impotencia.

— No manchare mis manos con tu sangre — lo miro fríamente —Ella no desearía que yo cargara con ese pecado — miro al hombre que una vez llego a admirar— Pero tu sangre se perderá, no daré mi nombre, ni nada a ninguna mujer, la dinastía de los Chiba se perderá…eso por lo que tanto has luchado y matado sin piedad se perderá.

Se dio media vuelta y miro a las personas que se habían juntado mirando con desprecio al señor del castillo. Sin decir palabra alguna se fueron retirando, tomando sus pertenencias para alejarse de una tierra que estaría pérdida por lo que había sucedido.

—Tú lo has dicho y así se hará — dijo Rei mientras Endimion salía del salón — Ninguna podrá poseer lo que ya era y será siempre de ella.

—Quiero despedirme de ella— pidió Endimion

Seiya, Rei y Haruka lo acompañaron al lugar en donde descansaban sus restos, aquella escena estrujo el corazón de sus acompañantes.

—Perdóname por no protegerte como debía —susurro— Perdóname, jamás amare a nadie como a ti…

—Endimion —se acercó Rei a su lado— la vas a encontrar y quizás sean felices

— ¿Dónde? —el dolor se veía en su mirada

—En otra vida, tú sabrás reconocerla y tendrás que hacerla recordar

— ¿Cómo?

—Ya lo descubrirás —le sonrió

De ese día a los días que le siguieron Endimion solo espero el día que la vida le permitiera verla de nuevo…su padre murió solo y sin nada de riquezas ni lujos.

Mientras que el fue un hombre solitario, viviendo de un recuerdo…que algun dia se convertiria en una hermosa realidad, mientras tanto el tiempo seria su enemigo y los recuerdos una tortura.

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—Y esa es la historia de Serenity y Endimion —Explicaba la maestra a su grupo de alumnos mientras estaban en el museo

—¿Eso es cierto? —Pregunto una niña incredula ante aquello

—Claro que si—afirmo la mestra

—¿Cree que se encuentren?

—Probablemente, por que su amor era verdadero —dijo muy convencida aquella maestra que estaba encantada con esa historia—Sir Endimion espera encontrarla

—Pues yo lo esperaria —dijo una de las niñas— es un hombre muy guapo y valiente

Aquella historia cautivaba a propios y extraños… esperando que ellos en algun punto se encontraran y pudieran amarse para siempre y quizás con un poco de suerte ese dia estaba mas que cerca

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En una hermosa Mansion en las afueras de Tokio se encontraba un hombre que en su mirada reflejaba la soledad, su vista se desviaba hacia el hermoso jardin que tenia aquella mansion. Por fin la había encontrado… y estaba a nada de verla pero como una vez fue advertido ella no recordaba nada y eso lo desanimaba.

—Señor Shields aquí esta la invitación al evento de beneficencia de esta noche

—Gracias —respondio tomando aquella invitación en color crema, tan sobria y elegante, abrio el sobre y ahí estaba el nombre por el cual había vagado todo este tiempo…"

"Tenemos el Honor de Invitar al Señor Darién Shields a una cena de Gala a beneficio del Orfanato Cristal de Plata, esperamos contar con su asistencia"

Atentamente

Serena Tsukino

Darién sintio su corazon palpitar fuertemente … era ella su Serenity… solo que en esta vida se hacia llamar "Serena Tsukino" era una modelo muy famosa, estaba enterado de cada paso que ella había dado. Y hoy por fin la veria después de tanto tiempo…

Las dudas y el temor lo invadian tanto ¿Cómo haria para que lo recordara?, por ser modelo tenia pretendientes por donde quiera, sin embargo ella no había aceptado a ninguno

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Mientras tanto en otra parte de Tokio…

—¿Segura que enviaste la invitación? —Preguntaba la pelinegra

—Si, ya la envie —respondio la rubia—No entiendo ¿Cuál es la insistencia? —decía molesta—Ni siquiera lo conozco

—Pero lo conoceras hoy —sonrió—apuesto a que cambiara tu vida

—No te entiendo Rei, y me asustas cuando te pones asi —comento con seriedad—Mejor me voy a descansar un momento

La pelinegra asintio dejandola ir, sabia que el momento había llegado….Habia sentido la presencia de endimion unos días atrás y lo confirmo al verlo en una pagina web…el no había cambiado nada…Ninguno había cambiado, era hora de que ese amor pendiente se realizara.

El problema era realmente que ella no lo recordaba para nada, confiaba en Darién para hacerla recordar.

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Y asi estaban a punto de encontrarse dos Almas que tenian una oportunidad en esta vida de ser felices.

o.o.o

Si llegaron hasta aca de verdad se les agradece, Mis queridas Martis y Bere espero que les haya agradado las quieroooooooooo muchooooo *abracho en trio* Me faltan un par de caps pero los subire prontito.