Noche. Noche oscura. Noche sombría. El viento arrulla el dormido cementerio. Cerca de ahí aúlla un lobo de madera. Niebla curvada. En un viejo campanario, un pequeño poni golpea, un poni mutilado golpea, golpea las teclas de una máquina de escribir...

"¿En qué sueñan los débiles?"

El poni flaco y débil prefiere empinarse la botella antes de levantarse a buscar un vaso. Siente cómo el alcohol quema su garganta. Pegaso con sus alas cortadas. Poeta, narrador y artesano de las letras. ¿Cómo podían negarle aquel vicio?

"¿En qué sueñan los débiles?"

Su máquina de escribir es vieja, pero escribe fielmente. Pensamientos... cochinas palabras imprecisas... mil veces habría preferido ser un pintor y así poder expresar bien aquellos horrores que llenan su mente cuando va a dormir. Poder retratar de buena manera los rostros y los detalles, los tonos y matices pues los colores tienen colmillos. Pero no, el destino lo obligaba a ser un narrador.

Un artesano de las palabras.

"¿En qué sueñan los débiles? Los débiles sueñan con destruir al fuerte".

Pero hubo un tiempo, hubo un tiempo perdido en que el esbelto trazado de su cuerpo era digno de una escultura. Por ese tiempo perdido no era aquel despojo de poni que es, un poni pequeño, enclenque, que dependía de una yegua —¡una yegua!— para poder escapar de una cárcel de pesadilla.

"Applejack. Te habré amado, en otra vida. Sí, habría sido capaz de amarte. Ahora no".

Tiene que admitir que es una yegua honesta, valerosa y hermosa. Pero las yeguas como Applejack están predestinadas a otros sementales, heroicos y fuertes. Síntesis del barro y la corrupción, como él, están destinados a mirar con desprecio y escupir.

"Applejack. No llenarás el vacío. Somos durazno y manzana".

Aunque las yeguas en él ejercen poderes místicos. Una más que todas. Una invencible que ya se fue.

Ahora, condenado a ser una cáscara, un décimo de lo que había sido.

Pero ahora recibe... capta. Sueña.

Recuerda las últimas palabras que le dirigió el que antes fuera su mejor amigo:

—¡Nunca has amado a nadie! ¡Y nunca nadie te ha amado! ¡Sólo nos acercábamos a ti porque nos dabas pena! ¡Eres una basura poni! —el tiempo de tres respiraciones pesadas—. No te mataré sólo porque la muerte sería una recompensa.

¡Y vaya que tuvo razón! ¡Cómo le habría gustado que su mejor amigo lo asesinara! La vida es sólo un tormento amargo para él.

El mutilado escribe, sus ojos sin brillo alguno. Le cortaron las alas y sin embargo siente el viento y las nubes.

"Me arrancaron las alas. Sentí el dolor. Saboreé la sangre. Pero aún así vuelo".

Wandering Wing no es un filósofo y sabe que sus escasas palabras no son sabias. Pero ahora sólo transcribe la epistemología de sus sueños. Cosas que ve... cuando cierra los ojos...

Su sombra tiene alas.